#NiUnaMás
Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
La primera jornada marplatense del nuevo juicio por el crimen de Lucía Pérez (16 años) volvió a mostrar a las defensas de los acusados intentando hurgar en la vida y costumbres de la víctima (preguntaron hasta por sus sueños, su alimentación y si se llevaba materias en la escuela) como argumento para lograr la impunidad de Matías Farías y Juan Pablo Offidani. Ambos fueron excusados de participar de la audiencia, incluso a distancia desde la cárcel. “Pueden seguir su día normalmente” les dijeron desde el tribunal a ambos imputados por “abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”. Es llamativa la diferencia con el caso de los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, quienes tuvieron que presenciar la audiencias ya que los jueces señalaron la importancia sobre su futuro de lo que se estaba debatiendo.
La paradoja: el hecho de haber hecho foco en Lucía para exculpar a los victimarios (que solo habían sido acusados por vender drogas en la puerta de la escuela, y no por el femicidio) es lo que hizo que la Cámara de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires ordenara anular el fallo de 2018 y hacer este nuevo proceso. Marta Montero, la mamá de Lucía, dijo a lavaca a la salida: “Fue un calvario”. Detalles de las preguntas capciosas. Marta y sus argumentos, dentro y fuera de la sala, sobre la trama narco que se busca esconder en el caso. El atrapasueños como símbolo. Cómo fue la mañana del crimen. Cómo se enteraron. El acompañamiento conmovedor de otras familias víctimas de femicidios. La movilización de las mujeres en la calle buscando justicia, en un proceso que recién empieza.
Por Anabella Arrascaeta.
“¿Quiénes mataron a Lucía? Eso vinimos a preguntar”, dice Marta Montero, mamá de Lucía, antes de entrar al Palacio de Tribunales marplatense. Minutos después lo vuelve a repetir en el sexto piso del edificio, cuando le toca declarar como la primera testigo del nuevo juicio que investiga el femicidio de su hija: ¿quiénes mataron a Lucía?
Con ese eje inició hoy un juicio crucial e histórico, que busca verdad y justicia después de 7 años del crimen, a 4 de un juicio que consagró la impunidad con un fallo misógino y machista, cuya reacción familiar y social motivó el primer Paro de Mujeres en la Argentina, entre otra serie de movilizaciones que continúan hoy.
Marta llegó a Tribunales junto a Guillermo Pérez, papá de Lucía, a las 8 de la mañana. Matías, el hermano mayor de la joven asesinada, los esperaba bajo la lluvia. Los alrededores del edificio de Tribunales ya estaban vallados desde el día anterior: cuatro uniformadas habilitaban quién podía pasar y quién no. Antes de pasar ese control Guillermo ayudó a acomodar el escenario que se terminaba de armar en la esquina de Tucumán y Falucho, desde donde organizaciones sociales, sindicales y políticas y otras familias de víctimas de femicidios, y funcionarias y funcionarios acompañaron toda la jornada del juicio.
La familia de Lucía ingresó a los Tribunales finalmente a las 9 de la mañana. Fue directamente al 6to piso, donde se encuentra la sala del Tribunal en lo Criminal N° 2 de Mar del Plata, una sala pequeña que hizo que los únicos presentes fueran los siguientes:
- Los jueces a cargo del Tribunal Roberto Falcone, Gustavo Fissore y Alexis Semaz.
- La familia de Lucía Pérez (su mamá, su papá, su hermano) junto a sus abogadas, Verónica Heredia y Florencia Piermarini.
- La abogada oficial María Laura Solari, que defiende a Matías Farias, junto a una asesora.
- El abogado particular César Sivo y la abogada particular Romina Merino que defienden a Juan Pablo Offidani.
- El fiscal Leonardo Arévalo, junto a una asesora.
- La perito Virginia Creimer, junto a asesora.
- Y el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla.
Los acusados Matías Farías (28 años) y Juan Pablo Offidani (47 años) no estuvieron en la sala: el Tribunal los habilitó a seguir la audiencia de manera virtual. Pero cuando se conectaron desde la Unidad Penal n° 44 de Batán y a la Unidad Penal n° 42 de Florencio Varela –donde cumplen condena por venta de estupefacientes– dijeron que no querían presenciar las testimoniales siquiera de forma remota. “Pueden seguir con su día normalmente”, les respondió uno de los jueces, con una liviandad sorprendente. Y ellos, acusados de abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio en este nuevo juicio, se desconectaron sin más de la audiencia.
En el segundo piso el Tribunal dispuso otra sala, también pequeña, para que algunos amicus (personas y organizaciones que piden participar del juicio), familias y periodistas puedan seguir mediante transmisión la audiencia completa. Desde allí la jornada estuvo acompañada además por el Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Guido Lorenzino; la Ministra de la Mujer bonaerense, Estela Díaz; Flavia Delmas, del mismo organismo; Carolina Varsky por parte del Ministerio de Mujeres de la Nación; y la diputada Romina Del Pla.
La mañana del crimen
La declaración de Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, duró casi dos horas. Todo ese tiempo Guillermo y Matías, que eran los testigos que seguían, tuvieron que esperar en otra sala, pequeña, sin ni siquiera baño. El Ministerio de Mujeres de Nación envió una psicóloga para que los acompañe.
Marta, 58 años, enfermera, con la foto de su hija sobre su pecho, comenzó contestando las preguntas de su abogada Verónica Heredia. Relató: “Lucía iba a la escuela todos los días, estudiaba; era muy buena alumna, se preocupaba mucho por la escuela. El día anterior me había dicho que le había ido mal en Física, le dije: tranquila, tendrás otra chance de darla, vas a poder. Mi función era ayudarlos, acompañarlos, estar con ella siempre. Con mi esposo lo mismo, siempre los acompañé en la escuela”.
Marta contó también que Lucía estaba haciendo un curso en la telefónica: “Ella tenía un promedio alto en la escuela, se le daba una capacitación para que cuando terminara la escuela pudiese tener ese trabajo”. Lucía cursaba el quinto año de la Escuela Secundaria N°3 de Mar del Plata, en la Avenida Juan B. Justo al 700. Siguió Marta: “Para mí era una gran promesa, hoy hubiese sido una joven de 23 años. Seguramente hubiese terminado la escuela, una carrera, era una persona que se ocupaba mucho de ella. Era muy compañera, una hija amorosa”.
Relató también cómo fue el último día que vio con vida a Lucía: fue el 8 de octubre de 2016, antes de que se fuera a trabajar a las 5.15 de la mañana. “Cuando me fui la despedí, le di un beso y le dije te quiero mucho. Le di 100 pesos que me había pedido. Me dijo: yo también te quiero mucho. Es el último contacto de amor, de madre que tuve con ella”.
Fue entonces cuando por primera vez se puso a llorar, mientras recordaba que habían quedado en hacer un plan juntas cuando ese sábado Marta volviera de trabajar. “Me había pedido que le comprara un pantalón y un buzo, le dije: lo que me alcance te voy a dar, espera que venga de trabajar, vamos ahí a Juan B. Justo. Le dije: te voy a llevar, veo cuando cobre cuánto tengo, una de las dos cosas te voy a comprar. Eso era lo que íbamos a hacer ese sábado”.
Marta tomó un sorbo de agua y respondió que no sabía si Lucía consumía drogas. “Yo nunca la vi consumir nada. No era un tema distante que no se pudiese hablar. Nunca la vi, nunca supe que ella había fumado algo”.
Levantó un atrapasueños que tenía en sus manos mostrándoselo a los jueces: “Lucía era esto, este trabajo hacia Lucía, eso era ella. Yo nunca vi nada que me llamara la atención, soy una persona abierta. Siempre que pasó algo los llevé al médico, nunca los descuidé. Así como trabajo de enfermera para lo demás, de la misma manera lo hacía con mis hijos. Si hubiese tenido sospecha de algo hubiese averiguado, hubiese hecho algo”.
Aquel 8 de octubre Marta volvió a su casa después de trabajar, cerca de las 3 de la tarde; Lucía no estaba: “Yo me había comprado un celular usado, con las letras chiquitas, no era fácil mandar mensajes, entonces yo solamente llamaba. Antes de salir de trabajar la empecé a llamar, y no contestaba. Lucía siempre me contestó. Insistía, insistía. Cuando llegué a mi casa me llamó la atención que estaba en silencio, no había nada, la perra no había salido. Abro la persiana, la saco, la empiezo a llamar, no me contestaba. Recorro mi casa, digo: qué pasa. Estaba la computadora en la mesa, había quedado el Facebook abierto. Estaba la pava y el mate que había tomado con su padre antes de salir. Ella no era de salir, no era una persona que salía. Voy al garaje, veo el lavarropa prendido, yo nunca dejo el lavarropa prendido. Dije: no puede estar lejos. Me acuerdo que la llamé muchísimas veces”.
Después llegó Matias, su hijo mayor, a quien lo habían llamado de la comisaría para decirle que Lucía había tenido un accidente y le pedían que vaya con un mayor. Como Guillermo, su papá, tiene problemas de corazón, Matías fue a buscar a Marta. “Él se fija, y el celular de Lucía y había dejado de funcionar a las 10 de la mañana. Era raro, Lucía siempre estaba conectada con su celular. Le digo: bueno vamos, agarré la cartera, mi teléfono y nos fuimos. Cuando íbamos llegando le dijeron: tu hermana está muerta, tenés que venir con un mayor”.
Las uñas, el olor, la zapatilla
Cuando llegaron los recibió el comisario del barrio Alfar, y una mujer policía. “Me dijeron que Lucía había muerto de sobredosis. Le dije: ¿cómo me dice eso? Me contesta que la trajo su novio. Le dije: Lucia no tenía novio, ¿dónde está mi hija?. Después me tomó una declaración. Me quedé ahí. No sabía, no podía entender lo que me estaba diciendo”.
Marta se seca las lágrimas que le llenan la cara. “No podía entender que Lucía estaba muerta, yo la dejé viva a las 5.15 de la mañana, le di 100 pesos, le dije te quiero mucho, y fue lo último. No podía entender que ese tipo me dijera que estaba muerta”. En ese momento pidió ver el cuerpo. ¿Qué vio? “Ahí la vi con una ropa, con un buzo que a ella le encantaba, un pantaloncito. Sé que Lucia si hubiese ido a un encuentro con alguien, no se hubiese ido de esa manera. Siempre iba arregladita. No hubiese ido con el buzo que tenía de entrecasa. La miré, la acaricié, le di un beso. Le miré las manos, le noté las uñas cortitas, ella no usaba las uñas cortitas, usaba largas, le gustaba usar largas. Las tenía al ras, muy cortitas. Le miré los ojos, le abrí los ojos, tenía los ojos llenos de petequias, son células muertas cuando falta el oxígeno en la sangre. Tenía toda la parte blanca con esas petequias. Estaba vestida. No tenía olor a nada, tenía olor a limpio. Ella era de usar un perfume de 47 Street, siempre se perfumaba mucho, y se ponía desodorante con olor. Siempre tenía un olor lindo. La gente joven, los niños, tienen olor lindo, olor agradable, y no tenía olor a nada. Absolutamente a nada. Su cuerpo estaba limpio. Estaba vestida, y le faltaba una zapatilla”.
La trama narco
El fiscal Leandro Arévalo fue quien continuó con las preguntas: le preguntó por su relación con Lucía, si le contaba cosas. “A esa edad los adolescentes no le confían a los padres muchas cosas. Lo que sí estoy segura es que nunca se hubiese fijado, sin discriminar a nadie, en este tipo de gente. Nunca hubiese ido con estas personas con interés de tener una relación. Este tipo de personas pertenecen a bandas que venden drogas, que drogan a las jóvenes; esa es la única manera que pueden tener el cuerpo de esas jóvenes, drogándolas, sometiéndolas. Hablamos del sometimiento de una jovencita de 16 años, que captan en la escuela; ellos saben que es una menor, porque si fuera mayor iría a nocturna. Ahí hacen ese pasaje con otras personas que son los captadores. Hay uno que capta a la víctima, otro que la seduce, otro que pone la droga. Entre todos terminan abusando y haciendo lo que hicieron con Lucía”.
Acto seguido Marta hizo algunas preguntas retóricas, que espera puedan develarse durante el juicio: “¿Por qué el celular quedó apagado? ¿Alguien sabe si subió por su voluntad al vehículo? ¿Y si le secuestraron el celular? ¿Nadie se pregunta eso? ¿Todo es tan normal? Siempre me hice esas preguntas”.
El fiscal indagó sobre la profesión de Marta, que explicó que es enfermera desde hace diez años aproximadamente. “Cuando era joven trabajaba en la remachadora, trabajé muchos años en costura, en tejido, me la ponía en la teta mientras hacía eso. Siempre estuvieron conmigo. En salud debe hacer más de 10 años que trabajo”. Preguntó el fiscal si cuando alguien fallece en una sala de salud se debe llevar registro. “Hay un certificado, con un número. Hay un médico que constata, firma. Pone los datos de la persona fallecida, la edad, si es varón o mujer y la firma del médico. No es solo un registro: es un documento”.
La pregunta del fiscal y la respuesta de Marta, apuntaban a contrastar la realidad del certificado defunción de Lucía, plagado de irregularidades que este juicio también deberá revisar.
Las preguntas de la defensa
A Matías Farías lo defiende la abogada oficial María Laura Solari, la misma que en 2018 defendió también al imputado Offidani en el proceso en el que se indagó de manera misógina y machista sobre la vida, intereses, deseos, de Lucía, sin tener en cuenta que era una menor de edad, entre otras cosas. Es por ello que el 12 de julio de 2020 la Sala IV de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires resolvió anular el fallo confirmando la condena que recibieron Farias y Offidani por la venta de drogas, pero ordenó que se haga este nuevo juicio por el femicidio. Los jueces de Casación apuntaron: “No olvidemos que en esta instancia no se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.
Sin embargo, en el inicio del nuevo juicio las recomendaciones que Casación hizo de no juzgar a la víctima parecieron no ser tenidas en cuenta. Como si fuera un mal chiste, la abogada Solari empezó preguntando justamente cómo era la personalidad de Lucía. “Compañera, buena, solidaria, buena persona, compañera mía, de sus amigas, buena persona, en el barrio siguen llorándola”, respondió con paciencia Marta. Pero Solari siguió preguntando por su carácter. Las abogadas de la familia de Lucía se opusieron: “No es relevante hablar sobre la vida personal”, recordaron, pero el Tribunal permitió la pregunta.
Tercera pregunta: “¿cuáles eran sus sueños?” La abogada Heredia se volvió a oponer.
“¿Qué tipo de relación tenía usted con Lucía?” le preguntaron. “Bellísima”, contestó Marta.
Después Solari indagó a Marta cuánto ganaban ella y su marido. Sobre la rutina de Lucía, sobre sus amigos. Y siguió una pregunta tras otra: ¿se llevaba materias?, ¿faltaba a la escuela?, ¿era de estar mucho tiempo sola en su casa?, ¿tenía trastorno alimenticio?, ¿comía bien?, ¿respetaba las cuatro comidas?, ¿tenía buena salud? ¿nunca ingresó a su habitación y encontró algo de estupefacientes?, ¿restos de marihuana?, ¿olor?
Todas estas preguntas fueron avaladas por los jueces Falcone, Fissore y Semaz.
El intercambio con la abogada Solari terminó así:
-Cuando se entrevistó con la fiscal, ¿de qué le dijo la doctora Sanchez que había muerto Lucia?
-¿Tengo que contestar eso?
-¿La fiscal dijo que había sido empalada?
-No recuerdo
-¿Dijo que habían lavado el cuerpo?
-No recuerdo
-¿Cómo piensa que murió?
El Tribunal no permitió la última pregunta. Pero aún faltaban las preguntas del abogado defensor particular César Sivo, a cargo de la defensa de Juan Pablo Offidani.
Empezó así: “¿Usted hablaba de sexualidad con su hija?”
El Tribunal no le dio lugar.
Del taller a la comisaría
Las declaraciones de Guillermo y Matías Pérez fueron más breves. El papá de Lucía empezó respondiendo las preguntas de su abogada; al igual que su esposa ratificó que nunca había visto a Lucía consumir estupefacientes. Habló sobre las amigas y amigos de Lucía, sobre cómo era y cómo fue el último día que estuvo con ella. “Fue como siempre: nos levantamos temprano. La llevé a Marta a trabajar, vine, me recosté otro rato, me levanté, tomé unos mates con ella. Me fui a trabajar. Lucía estaba en la mesa, con su computadora abierta. ‘Hola pa’, tomamos unos mates, tomate la pastilla. Después me fui a trabajar, a las 9 y algo. Los sábados siempre me quedaba un cachito más”.
Más tarde, cuando estaba en su taller (Guillermo es chapista), se enteró de la muerte de su hija: “Me vinieron a buscar mi señora y mi hijo. Me enteré ahí. Fuimos a la comisaría. No se pudo solucionar nada. Ya la habían asesinado a mi hija”.
El fiscal Leandro Arévalo no le hizo preguntas, tampoco el abogado César Sivo.
La que preguntó fue la abogada Solari. Insistió: ¿qué tipo de personalidad tenía Lucía?, ¿Cómo la veía?, ¿La llevaba siempre al colegio?, ¿Regresaba sola?, ¿Era de pasar tiempo sola en la casa?, ¿Tenía un buen vínculo con Lucía?, ¿Ttenía algún trastorno alimenticio o algún problema de salud?, ¿Nunca la había visto con estupefacientes?, ¿La salud era buena?, ¿notó en el último tiempo algún cambio de conducta?”.
Tanto Guillermo Pérez como Marta Montero dijeron que, previo al femicidio de su hija, nunca habían escuchado nombrar a Matias Farías ni a Juan Pablo Offidani.
El interrogatorio a su hermano
Matías Pérez, hoy 26 años, 19 cuando murió su hermana menor, fue convocado a declarar por parte de la defensa.
La abogada Solari comenzó a interrogarlo sobre cómo veía a Lucía, cómo era su rutina, qué hacía, si compartía tiempo con ella, si eran confidentes, si tenía problemas de salud, si pasaba mucho tiempo sola en la casa. Le preguntó por el supuesto consumo de drogas de su hermana, en línea con esa idea de indagar y estigmatizar a la víctima.
El abogado particular Sivo le preguntó a Matías por “el carácter de su hermana”, si gritaba. También cuánto ganaba él en ese momento. Y terminó con una pregunta insólita: si el propio Matías le vendió alguna vez drogas a su hermana.
Al finalizar su declaración Matias pidió respetuosamente al Tribunal un certificado para poder justificar que había faltado al trabajo para asistir al juicio.
El resto de la audiencia
La jornada se completó con dos testigos amigas de Lucía: Sol Adura y Noelia Flores. Sol, que iba a la misma escuela que Lucía, en su relato nombró reiteradamente a Belén Mella. Belén era compañera de la escuela, una testigo clave sindicada como quien presentó a Lucía con Matías Farías y Juan Pablo Offidani. Ahora está viviendo en España. Dada la distancia, la Fiscalía pidió que sea incorporada su declaración del juicio anterior, pero las defensas se opusieron y pidieron que declarara de manera virtual. El Tribunal tendrá que determinar cómo se resuelve el tema en los próximos días.
El juicio continúa este miércoles 8 de febrero y se estima que va a durar hasta los primeros días de marzo. Son 49 los testigos previstos, todos partícipes del juicio de 2018 dado que este nuevo proceso no tuvo una nueva instrucción: las pruebas son las mismas; lo que está en juego es si está vez serán analizadas con una perspectiva de derechos humanos.
¿El Poder Judicial es privado?
Durante toda la audiencia, cientos de personas acompañaron a la familia de Lucía Pérez desde la calle, en una jornada que pasó de la lluvia al sol. Entre tantas: Cintia Rodrigo de la CTA Autónoma de Mar del Plata, Rocío García del Plenario de Trabajadoras de la misma ciudad, Paloma Badillos del Movimiento Evita marplatense, además de la Campaña Somos Lucía en pleno. Hubo representantes del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, del Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo de la Nación y de organismos de la provincia de Buenos Aires como los Ministerios de Mujeres, Justicia y Salud, el Instituto Cultural, IOMA, Organismo Provincial de Integración Urbana, entre otros.
Las primeras personas llegaron a las 6 de la mañana, con lluvia, para empezar a montar el escenario en la esquina de Tucumán y Falucho, uno de los límites de los cuatro vallados que impuso la policía para evitar que la movilización se pegara a los Tribunales. Desde distintos puntos del país fueron llegando madres y padres que también buscan justicia por sus hijas, en una combi. Desde la ciudad de Buenos Aires llegó un micro con 60 personas que viajaron durante la madrugada para presenciar el inicio del juicio.
A las ocho y media Marta y Guillermo subieron para agradecer el acompañamiento a decenas de organizaciones, sindicatos, partidos y, especialmente, a los familiares de víctimas, a quienes también les pidieron disculpas al no poder lograr que entrasen todos a los Tribunales, tal cual estaba previsto.
Dijo Marta: “Nos ponen en una sala de 2×2 a un montón de personas. Una familia vino de Jujuy, no le permiten pasar; a la mamá de Wanda Tadei, no la dejan pasar. ¿El Poder Judicial es privado? Esto es una audiencia oral y pública, todas las personas tenemos derecho a escuchar y ser parte y ver lo que está pasando en el proceso: ellos son nuestra garantía”.
Ante la imposibilidad de seguir lo que pasaba adentro –escaseaban mensajes de whatsapp sobre el tenor de la audiencia– las familias de víctimas que no pudieron ingresar a Tribunales tomaron el micrófono y se explayaron sobre cada caso, marcando las similitudes con el proceso que atraviesa la familia de Lucía. Luego, distintas mujeres entonaron la canción Creo de la banda Eruca Sativa (cuyo estribillo reza “no seamos invisibles nunca más”), tocó una cuerda de tambores, una murga, se transmitió una radio abierta con la palabra de distintas representantes de las organizaciones, mientras cada 15 minutos el evento se paraba para que, al revés, el afuera se oyera adentro con un lema:
-Lucía Pérez, ¡presente!
La primera en salir de la audiencia, minutos antes de las 14 horas, fue la ministra de las Mujeres bonaerense, Estela Díaz. Contó a lavaca: “Cunando una está en el juicio se entiende el dolor, el sufrimiento y la revictimización que es cuando no se hace justicia, no se respeta la ley. Porque es como lo señala la Corte: no hubo perspectiva de género, no se ajustaron a derecho, y pusieron el centro en la víctima. Acá parece que ella se hubiera matado a sí misma”. Otra percepción sobre la audiencia: “Todo el tiempo la defensa de los acusados trató de indagar nuevamente respecto a la conducta, el modo de ser, la alimentación de Lucía, como si esos fuesen factores que explican que una joven hoy esté muerta, revictimizándola. Fue muy tenso, y muy duro para la familia tener que volver otra vez a 7 años atrás”. La ministra agregó: “La defensa hace esta estrategia porque si analizan los hechos que hay que analizar, está clarísimo la responsabilidad de quien era proveedor de estupefacientes y el abusador sexual que se llevan la vida de Lucía. Ellos quieren volver a colocar en el tema de la audiencia aquellas cuestiones que hicieron que este juicio se anule. Pero es muy doloroso, y muestra cuanto sufrimiento se repite cuando no tenemos un poder judicial como el que tenemos que imparta justicia, sino que sigue revictimizando”.
Sergio Maldonado, hermano de Santiago, siguió la audiencia desde el 2º piso: “Fue chocante y provocador el destrato a la familia, todo el tiempo revictimizando y estigmatizando a Lucía, una chica de16 años que no está para defenderse. Y que la familia deba defenderse del horror, mientras a los imputados se los cuida. Por eso apagaron la cámara, les dieron la posibilidad de continuar con su vida, pero ¿cómo continúan la vida los familiares de Lucía?”. “El Poder Judicial debe tener clases de derechos humanos. Valorar a las personas. Empezando por la policía de la entrada, que mostraron desprecio y destrato. Debe haber un personal capacitado, que entienda a víctimas y tenga otro tipo de trato con las familias de las víctimas”. Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de Nación: “La estrategia de la defensa es canalla, indigna, pero sabemos el objetivo. Lo que rompe con esa estrategia es estar acá. Y la Secretaría de Derechos Humanos acompaña porque creemos que Lucía fue víctima de un grupo de individuos que sabemos en qué se transforma cuando creen que una mujer puede ser utilizada como objeto. Este juicio es troncal porque generó indignación al declararse la impunidad en el primer juicio”.
Luego salieron Guillermo, Matías y Marta, que se volvieron a subir al escenario como un desahogo: “Es una vergüenza. A nosotros vienen a investigarnos, a ver cuánto ganamos, de qué vivimos. Vivo de ser enfermera y antes era costurera. Eso hicimos toda la vida. No hemos hecho otra cosa. Pero a nosotros nos investigan. Quiénes somos, qué hacemos, qué comemos. ¿Por qué no investigan a los narcos, a quienes mataron a Lucía? ¿Qué nos quieren venir a mentir? Esto es lo que hace el poder judicial con las víctimas. Es terrible. No les puedo decir lo que pasé ahí adentro. Revictimizarnos de nuevo, con Lucía muerta. Todavía hoy dando detalles y explicaciones. Esta lucha entre todos se debe cambiar”.
Por eso sobre el final la familia de Lucía volvió a rodearse de los y las familias de víctimas, a quienes convocó a subirse al escenario especialmente y les volvió a dar la palabra una por una. Cerró Marta: “Agradezco a todos por acompañarnos. ¿Sin ustedes, cómo haríamos nosotros? Todo a pulmón lo hacemos. Esto es maravilloso, porque lo hacemos entre todos. Y entre todos lograremos una justicia feminista, integradora, con perspectiva de género, de derechos humanos. Vamos por ese cambio, vamos a cambiarla. Mañana continúa este calvario, y les pedimos que nos acompañen”.
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Conmovedora acción contra los femicidios en el estadio Maradona
Todas las luces del Estadio Diego Armando Maradona se apagaron. Minutos antes del partido de Argentinos Juniors contra Barracas Central, solo se encendió un reflector: el que iluminaba las butacas de la platea Francis Cornejo. Cada una de las butacas con un nombre.
Tamara
Vanesa
Sheila
Abril
Rocio
Elena
Ana
Los nombres en las butacas del estadio de Argentinos Juniors. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Aquí se puede ver la imagen de cómo fue ese momento.
Fue el modo que se utilizó para mostrar los 277 nombres de víctimas de femicidios y travesticidios en lo que va de este año hasta hoy: 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.
En la oscuridad absoluta la voz del estadio dijo desde todos los parlantes: “Esas butacas vacías, cada una con el nombre de una víctima de femicidio, son un recordatorio doloroso: en lo que va del año 277 mujeres han sido asesinadas por el solo hecho de ser mujer. No son solo cifras, son historias, son ausencias”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Y un aplauso conmovedor y sincero inundó todo el estadio.
La acción fue impulsada por Secretaría de Género de Argentinos Juniors junto al Observatorio Lucía Pérez para visibilizar la violencia machista en nuestro país.
Las integrantes de la Secretaría de Géneros de Argentinos Juniors y del Observatorio Lucía Pérez. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“La idea fue dejar un espacio vacío de la tribuna con los nombres de las mujeres asesinadas durante este año, y mostrar así la falta, que ellas hoy no están pudiendo venir a la cancha. Tomamos el mensaje del Observatorio: no son solo cifras, sino que detrás de cada uno de estos nombres , hay una historia”, dice a lavaca Mariel Alonso en la previa al partido mientras se repartían volantes con la invitación a visitar la web de la Secretaría del club y conocer la acción que se estaba por llevar a cabo.
Las camisetas de los jugadores adaptadas para el evento programado por la Secretaría de Géneros del club. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Las butacas vacías se iluminaron luego de la entrada en calor de los jugadores, que minutos después salieron a la cancha con un parche en la camiseta oficial que dice 25N, en homenaje a este día. Los suplentes salieron al campo con una remera especialmente diseñada para hoy que en la espalda tenía un dibujo que entre mujeres y banderas dejaba ver dos mensajes: “25N” y “Rompamos el silencio”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“Hacer estas acciones en un club es fundamental”, explica Vanina Sánchez, secretaria de Géneros de la Asociación Atlética Argentinos Juniors. “Los clubes de fútbol no son solamente de fútbol, son también espacios donde las mujeres y los hombres venimos a pasarla bien, a alentar por nuestros colores, y son lugares donde estas batallas hay que darlas. Es súper importante que como institución deportiva podamos dar un mensaje: el de que es importante involucrarnos, defender nuestros derechos, y pedir también justicia por todas las mujeres que ya no están”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina. Toda la información está disponible y es de libre acceso con el objetivo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Toda la info se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
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No son cifras
La cifra de violencia contra las mujeres registró un nuevo salto: 277 femicidios y travesticidios se produjeron hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, según la información del Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestionado sobre violencia patriarcal. Por esa razón la Secretaría de Género de la Asociación Atlética Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche Argentinos juega a las 21.15 en su estadio Diego Armando Maradona contra Barracas Central.
Se dejarán 277 butacas vacías de una de las tribunas para poner el foco así en todas las mujeres que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
La investigación cotidiana del Observatorio Lucía Pérez elevó el registro de femicidios y travesticidios en lo que va del año a 277 hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer. Además, a raíz de esos crímenes, quedaron 161 huérfanxs. Como respuesta hubo 288 marchas y movilizaciones en búsqueda de justicia.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata en 2016, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina.
Mediante una docena de padrones que se actualizan diaria y mensualmente se construye una cartografía de la violencia y la descripción de cómo opera el Poder Judicial, la policía y las pocas medidas de protección con la que cuentan las víctimas antes de ser asesinadas.
De los 277 femicidios y travesticidios:
- 25 habían realizado denuncias previamente.
- 70 de ellas tenían hijxs, lo que provoca la cifra de 161 huérfanxs. En muchos casos sus hijxs presenciaron el crimen, como en el femicidio de Rosa Vanesa Mamani Vargas, asesinada el primer día del año; o el de Ramona Isabel Morínigo, asesinada en febrero frente a su hijo de 15 años; o el de Analía Celeste Oliva, cuyos hijos de 11 y 15 años fueron quienes encontraron el cuerpo.
- Tres de ellas estaban embarazadas.
- 30 estuvieron desaparecidas antes de confirmarse que habían sido asesinadas.
- 24 eran menores de edad.
Cada una de ellas no es una cifra, son madres, hijas, hermanas, vecinas, amigas, compañeras, hinchas por las que pedir justicia.
Por eso que en este día la Secretaría de Género de Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio Lucía Pérez una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche, en el partido contra Barracas Central, se dejarán 277 butacas vacías de una de las plateas para poner el foco así en todas las que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
Toda la información generada por el Observatorio Lucía Pérez está disponible y es de libre acceso con el deseo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
#NiUnaMás
Jury a los jueces Gómez Urso y Viñas: sin culpa y con cargo
Absolvieron a los jueces responsables del fallo del primer juicio (2018) por el femicidio de Lucía Pérez, que fue luego anulado por el Tribunal de Casación por la falta de perspectiva de género y la re victimización de Lucía (16 años) y obligó a un segundo juicio realizado en 2023. Ese nuevo proceso, con otros magistrados, sí condenó por el femicidio ocurrido en octubre de 2016 a Matías Farías y Juan Pablo Offidani, quienes además vendían droga en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Detalles de lo ocurrido hoy y la voz de Guillermo Pérez, el padre de la víctima: “Mensaje más mafioso que este no se me ocurre”.
Por Anabella Arrascaeta
Terminó hoy el juicio político a los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas quienes fueron absueltos de la acusación de “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta” por su actuación en el primer juicio por el femicidio de Lucía Pérez. En esa oportunidad ambos –junto al juez Aldo Carnevale que evitó el proceso al jubilarse anticipadamente– firmaron un fallo vergonzoso en 2018 que, en resumen, victimizó a Lucía de su propio femicidio, y absolvió a los acusados. Esa sentencia fue anulada por el Tribunal de Casación, que ordenó un nuevo juicio realizado en 2023 en el que finalmente se condenó a los autores del femicidio.
La llegada a este jury (más allá de su resultado) sienta un precedente histórico sobre el control social y político al Poder Judicial.
El Tribunal que analizó el caso fue encabezado por el presidente de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Soria, y conformado por integrantes del Poder Legislativo.
No hubo audiencia sino un comunicado leído por el secretario del jury Ulises Giménez de modo virtual, y en contacto con las partes.
La familia de Lucía Pérez tuvo que ver la lectura de la sentencia por YouTube, al igual que los abogados de la querella. No se difundieron tampoco los fundamentos, que se darán a conocer mañana y se enviarán por mail a las partes.
Solo se informó la decisión unánime de absolver a los jueces y de solicitar a su vez a la Suprema Corte “la posibilidad de optimizar la capacitación en materia de género”.
El voto de absolución incluye al propio Daniel Soria y a los legisladores:
- Senador Gustavo Soos (Unión por la Patria).
- Senadora Gabriela Demaría (Unión por la Patria).
- Diputada Maite Milagros Alvado (Unión por la Patria).
- Senador Ariel Martínez Bordaisco (UCR).
- Diputada Susana Haydee González (Unión por la Patria).
Hacia el final, antes de que desconectaran la transmisión, la ex diputada Araceli Ferreyra, una de las impulsoras del juicio político, hizo oír su voz de repudio: “Lucía Pérez, presente, ahora y siempre”.
La familia: “Mensaje mafioso”
Guillermo Pérez, el padre de Lucía, habló desde Mar del Plata con lavaca:
Su primera reflexión: “Estamos asumiendo el cachetazo. Esto no es un mensaje para nosotros, es para la sociedad. Lo veo así. Ahora vamos a aclarar la cabeza, apagar los celulares, intentar dormir un poco. Todavía no hablamos con nuestro abogado”.
Sobre la absolución: “Pienso que los legisladores tienen que pagar el precio político. Los legisladores tanto como el presidente de la Corte estuvieron cuando a los jueces se los suspendió, ahí también fue por unanimidad, y ahora dicen otra cosa. Todavía no sabemos los fundamentos. Pero mensaje más mafioso que este, no se me ocurre”.
La contradicción: “Los legisladores tienen que pagar un costo. ¿Qué tengo que hacer, ir a verlo a Milei? ¿Qué tenemos que hacer? Es una contradicción este fallo, dice que tienen que hacer capacitación sobre violencia y los absuelven. Todavía no alcanzo a entender, quisiera saber los fundamentos de la sentencia”.
Otra reflexión: “Podemos tomar la sentencia, pero políticamente todo tiene un costo porque traicionaron a una sociedad. No nos traicionaron solo a nosotros. Ahora ¿quién les va a creer?”
El fallo
El fallo se dictó de manera virtual –dado que hoy se conmemora aniversario de la ciudad de La Plata y se dispuso asueto administrativo– y se siguió colectivamente en distintos puntos de Mar del Plata, La Plata, y CABA.
La familia de Lucía escuchó la sentencia rodeada de quienes la acompañan en la búsqueda de justicia en La Casa de Lucía, un espacio de encuentro y aprendizaje destinado a prevenir las violencias.
El fallo se dio a conocer un día antes de que se cumplan 35 años de la Convención sobre los Derechos de los Niños, y a menos de una semana del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
“Narcofemicidio“
El jury había comenzado el pasado lunes 11 de noviembre (https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/).
Durante dos días hubo audiencias presenciales en el salón “Nunca Más” del Senado bonaerense donde desfilaron testigos convocados tanto por la acusación como por la defensa.
Los primeros argumentaron sobre el mal desempeño de los jueces Gómez Urso y Viñas, detallando momentos del juicio en los que atacaron a la familia y a sus testigos, así como los extractos del fallo que, según el representante del Ministerio Público Fiscal, Marcelo Lapargo, “desobedecieron leyes y normativas nacional e internacionales”.
Expusieron también Guillermo Pérez y Marta Montero, los padres de Lucía, quienes describieron el calvario en el que convirtió su vida tras la muerte de su hija y también tras la primera sentencia: “El primer juicio fue una tortura”, resumió Guillermo. Luego declaró Matías Pérez, hermano de Lucía, quien dijo con lágrimas en los ojos: “Lo único que sigo viendo es como se nos sigue pasando la vida pidiendo justicia”.
Luego fue el turno de Gustavo Melmann, papá de Natalia, asesinada, violada y torturada cuando era una niña de 14 años; María Elena Naddeo, ex presidenta del Consejo de los Derechos de lxs Niñxs; Laureana Malacalza que en el momento del juicio era Coordinadora del Observatorio de Género de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires; Natalia Gauna que en el momento del juicio trabajaba en la Defensoría y fue veedora de todas las audiencias; Fernando Fernández y Alejandro Agote, ambos trabajadores judiciales de Mar del Plata.
En esta crónica, la descripción de sus aportes e intervenciones en el jury: https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/
Flavia Delmas, ex Secretaria de Políticas contra las Violencias por Razones de Género de la Provincia de Buenos Aires, sintetizó en una nota su responsabilidad en el proceso: “Estos jueces, Viñas y Gómez Urso, tuvieron que discernir qué había sucedido entre una niña adolescente de 16 años, estudiante secundaria, y dos personas mayores –uno de 23 años y otro de 41 años– que vendían estupefacientes en la puerta de su escuela. Es decir, dos hombres pertenecientes a una banda criminal que buscaba captar niñas adolescentes para el consumo. La invisibilidad de lo evidente, el afán de extirpar las jerarquías y los estatus que se desplegaron en esas apenas 24 horas previas al femicidio, es una de las principales operaciones de poder que se han producido en el juicio acontecido en Mar del Plata en 2018. Sin lugar a dudas este caso es paradigmático ya que devela un tipo de femicidios que nada tienen que ver con los más extendidos en nuestro país: los de violencia doméstica. Esto implicaba un desafío para los jueces: producir la distinción de un fenómeno creciente, que es el NARCO FEMICIDIO”. Y concluyó: “Ante este desafío, los jueces acusados en el jury tomaron el atajo corto: culpar a la víctima”.
Por su parte, la defensa convocó a tres abogados: al ex abogado de la familia de Lucía, al abogado Esteban Viñas, primo de uno de los jueces imputados e integrante de la Red de Jueces Penales; y a la abogada de Matías Farías, condenado por el femicidio de Lucía Pérez.
El proceso
El jury político que culminó hoy representa un hito de cómo luchar frente a las injusticias. La familia de Lucía Pérez, tras su femicidio, logró la anulación del primer juicio (2018) y realizar un nuevo proceso a cargo de otro Tribunal, en el que Matías Farías fue condenado a cadena perpetua por el femicidio y Juan Pablo Offidani a 15 años de prisión, considerado “partícipe secundario”. Este fallo contrastaba con el primero, que los había condenado solo a 8 años de prisión por la venta de drogas en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía.
En el segundo juicio, llevado a cabo en 2023, los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone determinaron por unanimidad que estaba acreditado el abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes del que fue víctima Lucía Pérez. Y en el fallo ponderaron a su vez su doble rol de víctima mujer y niña amparado por normativa internacional y nacional y por los parámetros de perspectiva de género.
Nada de esto había sido considerado en el primer juicio. Por eso, el 22 de mayo de 2019 en la Cámara de Diputados de la Nación se anunció la presentación del pedido de destitución a los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata: Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, quien finalmente pidió la jubilación anticipada.
Dos años más tarde, en abril de 2021, la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerenses resolvió acusar a los jueces Viñas y Gómez Urso por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta”. Desde ese momento fueron preventivamente destituidos y dejaron de cobrar el 40% de sus honorarios.
En paralelo, la Corte Suprema bonaerense aprobó este mismo año una Guía Práctica para que jueces y juezas apliquen la perspectiva de género que justamente cita ese fallo. La guía señala: “La estereotipación debe ser desarticulada” porque “trae como consecuencia la negación de un derecho, la imposición de una carga mayor o degradación, provocando de ese modo la perpetuación de prácticas que entrañan violencia y discriminación desde el Poder Judicial, pudiendo caer en violencia institucional”.
Los argumentos para la destitución de los jueces eran varios. Por parte del Ministerio Público Fiscal, el fiscal Marcelo Lapargo sostuvo en su pedido de destitución: “Si en vez de discriminar por la conducta sexual previa de Lucía, lo hubieran hecho porque Lucía era negra, judía o evangélica, estaría clarísimo, no estaríamos ni discutiendo. El tema es que la conducta sexual parece algo en lo que estamos autorizados a meternos (…) Discriminar no es un hecho menor. Discriminar a una niña, a una menor de edad, no es un hecho menor. Tratar de entender que su valía se ser amparada por las leyes se define por los hallazgos de una autopsia, no es un hecho menor”. Y dijo después a modo de conclusión: “En definitiva los magistrados causaron una grave ofensa a la familia y un grave desprestigio al poder judicial”.
Nada de esto fue tenido en cuenta para la absolución de hoy, que además reintegra a ambos jueces a sus cargos y les restituye la totalidad de sus salarios.
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