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Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima

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La primera jornada marplatense del nuevo juicio por el crimen de Lucía Pérez (16 años) volvió a mostrar a las defensas de los acusados intentando hurgar en la vida y costumbres de la víctima (preguntaron hasta por sus sueños, su alimentación y si se llevaba materias en la escuela) como argumento para lograr la impunidad de Matías Farías y Juan Pablo Offidani. Ambos fueron excusados de participar de la audiencia, incluso a distancia desde la cárcel. “Pueden seguir su día normalmente” les dijeron desde el tribunal a ambos imputados por “abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”. Es llamativa la diferencia con el caso de los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, quienes tuvieron que presenciar la audiencias ya que los jueces señalaron la importancia sobre su futuro de lo que se estaba debatiendo.

La paradoja: el hecho de haber hecho foco en Lucía para exculpar a los victimarios (que solo habían sido acusados por vender drogas en la puerta de la escuela, y no por el femicidio) es lo que hizo que la Cámara de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires ordenara anular el fallo de 2018 y hacer este nuevo proceso. Marta Montero, la mamá de Lucía, dijo a lavaca a la salida: “Fue un calvario”. Detalles de las preguntas capciosas. Marta y sus argumentos, dentro y fuera de la sala, sobre la trama narco que se busca esconder en el caso. El atrapasueños como símbolo. Cómo fue la mañana del crimen. Cómo se enteraron. El acompañamiento conmovedor de otras familias víctimas de femicidios. La movilización de las mujeres en la calle buscando justicia, en un proceso que recién empieza.

Por Anabella Arrascaeta.   

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Matías, Guillermo y Marta: nuevamente el foco de las preguntas hacia ellos fue sobre la vida y hábitos de Lucía. Por hacer ese foco misógino y prejuicioso sobre la víctima, la Cámara de Casación anuló la sentencia anterior. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

“¿Quiénes mataron a Lucía? Eso vinimos a preguntar”, dice Marta Montero, mamá de Lucía, antes de entrar al Palacio de Tribunales marplatense. Minutos después lo vuelve a repetir en el sexto piso del edificio, cuando le toca declarar como la primera testigo del nuevo juicio que investiga el femicidio de su hija: ¿quiénes mataron a Lucía?

Con ese eje inició hoy un juicio crucial e histórico, que busca verdad y justicia después de 7 años del crimen, a 4 de un juicio que consagró la impunidad con un fallo misógino y machista, cuya reacción familiar y social motivó el primer Paro de Mujeres en la Argentina, entre otra serie de movilizaciones que continúan hoy.

Marta llegó a Tribunales junto a Guillermo Pérez, papá de Lucía, a las 8 de la mañana. Matías, el hermano mayor de la joven asesinada, los esperaba bajo la lluvia. Los alrededores del edificio de Tribunales ya estaban vallados desde el día anterior: cuatro uniformadas habilitaban quién podía pasar y quién no. Antes de pasar ese control Guillermo ayudó a acomodar el escenario que se terminaba de armar en la esquina de Tucumán y Falucho, desde donde organizaciones sociales, sindicales y políticas y otras familias de víctimas de femicidios, y funcionarias y funcionarios acompañaron toda la jornada del juicio. 

La familia de Lucía ingresó a los Tribunales finalmente a las 9 de la mañana. Fue directamente al 6to piso, donde se encuentra la sala del Tribunal en lo Criminal N° 2 de Mar del Plata, una sala pequeña que hizo que los únicos presentes fueran los siguientes: 

  • Los jueces a cargo del Tribunal Roberto Falcone, Gustavo Fissore y Alexis Semaz.
  • La familia de Lucía Pérez (su mamá, su papá, su hermano) junto a sus abogadas, Verónica Heredia y Florencia Piermarini. 
  • La abogada oficial María Laura Solari, que defiende a Matías Farias, junto a una asesora. 
  • El abogado particular César Sivo y la abogada particular Romina Merino que defienden a Juan Pablo Offidani.
  • El fiscal Leonardo Arévalo, junto a una asesora.
  • La perito Virginia Creimer, junto a asesora.
  • Y el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla. 
Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Los jueces. Permitieron que los acusados no participasen ni siquiera a distancia desde la cárcel. “Pueden seguir su día normalmente” les dijeron a los acusados de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal”. Notable diferencia con el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, en el que los acusados tuvieron que presenciar las audiencias, atento el Tribunal a la importancia sobre su futuro de lo que se estaba debatiendo. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

Los acusados Matías Farías (28 años) y Juan Pablo Offidani (47 años) no estuvieron en la sala: el Tribunal los habilitó a seguir la audiencia de manera virtual. Pero cuando se conectaron desde la Unidad Penal n° 44 de Batán y a la Unidad Penal n° 42 de Florencio Varela –donde cumplen condena por venta de estupefacientes– dijeron que no querían presenciar las testimoniales siquiera de forma remota. “Pueden seguir con su día normalmente”, les respondió uno de los jueces, con una liviandad sorprendente. Y ellos, acusados de abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio en este nuevo juicio, se desconectaron sin más de la audiencia.

En el segundo piso el Tribunal dispuso otra sala, también pequeña, para que algunos amicus (personas y organizaciones que piden participar del juicio), familias y periodistas puedan seguir mediante transmisión la audiencia completa. Desde allí la jornada estuvo acompañada además por el Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Guido Lorenzino; la Ministra de la Mujer bonaerense, Estela Díaz; Flavia Delmas, del mismo organismo; Carolina Varsky por parte del Ministerio de Mujeres de la Nación; y la diputada Romina Del Pla. 

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
En la calle, familiares de otras víctimas de femicidios que viajaron para acompañar la primera jornada del nuevo juicio. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

La mañana del crimen

La declaración de Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, duró casi dos horas. Todo ese tiempo Guillermo y Matías, que eran los testigos que seguían, tuvieron que esperar en otra sala, pequeña, sin ni siquiera baño. El Ministerio de Mujeres de Nación envió una psicóloga para que los acompañe.

Marta, 58 años, enfermera, con la foto de su hija sobre su pecho, comenzó contestando las preguntas de su abogada Verónica Heredia. Relató: “Lucía iba a la escuela todos los días, estudiaba; era muy buena alumna, se preocupaba mucho por la escuela. El día anterior me había dicho que le había ido mal en Física, le dije: tranquila, tendrás otra chance de darla, vas a poder. Mi función era ayudarlos, acompañarlos, estar con ella siempre. Con mi esposo lo mismo, siempre los acompañé en la escuela”.

Marta contó también que Lucía estaba haciendo un curso en la telefónica: “Ella tenía un promedio alto en la escuela, se le daba una capacitación para que cuando terminara la escuela pudiese tener ese trabajo”. Lucía cursaba el quinto año de la Escuela Secundaria N°3 de Mar del Plata, en la Avenida Juan B. Justo al 700. Siguió Marta: “Para mí era una gran promesa, hoy hubiese sido una joven de 23 años. Seguramente hubiese terminado la escuela, una carrera, era una persona que se ocupaba mucho de ella. Era muy compañera, una hija amorosa”. 

Relató también cómo fue el último día que vio con vida a Lucía: fue el 8 de octubre de 2016, antes de que se fuera a trabajar a las 5.15 de la mañana. “Cuando me fui la despedí, le di un beso y le dije te quiero mucho. Le di 100 pesos que me había pedido. Me dijo: yo también te quiero mucho. Es el último contacto de amor, de madre que tuve con ella”.

Fue entonces cuando por primera vez se puso a llorar, mientras recordaba que habían quedado en hacer un plan juntas cuando ese sábado Marta volviera de trabajar. “Me había pedido que le comprara un pantalón y un buzo, le dije: lo que me alcance te voy a dar, espera que venga de trabajar, vamos ahí a Juan B. Justo. Le dije: te voy a llevar, veo cuando cobre cuánto tengo, una de las dos cosas te voy a comprar. Eso era lo que íbamos a hacer ese sábado”. 

Marta tomó un sorbo de agua y respondió que no sabía si Lucía consumía drogas. “Yo nunca la vi consumir nada. No era un tema distante que no se pudiese hablar. Nunca la vi, nunca supe que ella había fumado algo”.

Levantó un atrapasueños que tenía en sus manos mostrándoselo a los jueces: “Lucía era esto, este trabajo hacia Lucía, eso era ella. Yo nunca vi nada que me llamara la atención, soy una persona abierta. Siempre que pasó algo los llevé al médico, nunca los descuidé. Así como trabajo de enfermera para lo demás, de la misma manera lo hacía con mis hijos. Si hubiese tenido sospecha de algo hubiese averiguado, hubiese hecho algo”. 

Aquel 8 de octubre Marta volvió a su casa después de trabajar, cerca de las 3 de la tarde; Lucía no estaba: “Yo me había comprado un celular usado, con las letras chiquitas, no era fácil mandar mensajes, entonces yo solamente llamaba. Antes de salir de trabajar la empecé a llamar, y no contestaba. Lucía siempre me contestó. Insistía, insistía. Cuando llegué a mi casa me llamó la atención que estaba en silencio, no había nada, la perra no había salido. Abro la persiana, la saco, la empiezo a llamar, no me contestaba. Recorro mi casa, digo: qué pasa. Estaba la computadora en la mesa, había quedado el Facebook abierto. Estaba la pava y el mate que había tomado con su padre antes de salir. Ella no era de salir, no era una persona que salía. Voy al garaje, veo el lavarropa prendido, yo nunca dejo el lavarropa prendido. Dije: no puede estar lejos. Me acuerdo que la llamé muchísimas veces”.

Después llegó Matias, su hijo mayor, a quien lo habían llamado de la comisaría para decirle que Lucía había tenido un accidente y le pedían que vaya con un mayor. Como Guillermo, su papá, tiene problemas de corazón, Matías fue a buscar a Marta. “Él se fija, y el celular de Lucía y había dejado de funcionar a las 10 de la mañana. Era raro, Lucía siempre estaba conectada con su celular. Le digo: bueno vamos, agarré la cartera, mi teléfono y nos fuimos. Cuando íbamos llegando le dijeron: tu hermana está muerta, tenés que venir con un mayor”. 

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Imágenes en la calle. La audiencia empezó con lluvia, pero luego salió el sol en Mar del Plata. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

Las uñas, el olor, la zapatilla 

Cuando llegaron los recibió el comisario del barrio Alfar, y una mujer policía. “Me dijeron que Lucía había muerto de sobredosis. Le dije: ¿cómo me dice eso? Me contesta que la trajo su novio. Le dije: Lucia no tenía novio, ¿dónde está mi hija?. Después me tomó una declaración. Me quedé ahí. No sabía, no podía entender lo que me estaba diciendo”. 

Marta se seca las lágrimas que le llenan la cara. “No podía entender que Lucía estaba muerta, yo la dejé viva a las 5.15 de la mañana, le di 100 pesos, le dije te quiero mucho, y fue lo último. No podía entender que ese tipo me dijera que estaba muerta”. En ese momento pidió ver el cuerpo. ¿Qué vio? “Ahí la vi con una ropa, con un buzo que a ella le encantaba, un pantaloncito. Sé que Lucia si hubiese ido a un encuentro con alguien, no se hubiese ido de esa manera. Siempre iba arregladita. No hubiese ido con el buzo que tenía de entrecasa. La miré, la acaricié, le di un beso. Le miré las manos, le noté las uñas cortitas, ella no usaba las uñas cortitas, usaba largas, le gustaba usar largas. Las tenía al ras, muy cortitas. Le miré los ojos, le abrí los ojos, tenía los ojos llenos de petequias, son células muertas cuando falta el oxígeno en la sangre. Tenía toda la parte blanca con esas petequias. Estaba vestida. No tenía olor a nada, tenía olor a limpio. Ella era de usar un perfume de 47 Street, siempre se perfumaba mucho, y se ponía desodorante con olor. Siempre tenía un olor lindo. La gente joven, los niños, tienen olor lindo, olor agradable, y no tenía olor a nada. Absolutamente a nada. Su cuerpo estaba limpio. Estaba vestida, y le faltaba una zapatilla”.

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
El acto de los otros familiares de víctimas que viajaron desde distintos lugares del país, a quienes no se permitió acompañar la audiencia. (Fotos: Lina para lavaca )

La trama narco

El fiscal Leandro Arévalo fue quien continuó con las preguntas: le preguntó por su relación con Lucía, si le contaba cosas. “A esa edad los adolescentes no le confían a los padres muchas cosas. Lo que sí estoy segura es que nunca se hubiese fijado, sin discriminar a nadie, en este tipo de gente. Nunca hubiese ido con estas personas con interés de tener una relación. Este tipo de personas pertenecen a bandas que venden drogas, que drogan a las jóvenes; esa es la única manera que pueden tener el cuerpo de esas jóvenes, drogándolas, sometiéndolas. Hablamos del sometimiento de una jovencita de 16 años, que captan en la escuela; ellos saben que es una menor, porque si fuera mayor iría a nocturna. Ahí hacen ese pasaje con otras personas que son los captadores. Hay uno que capta a la víctima, otro que la seduce, otro que pone la droga. Entre todos terminan abusando y haciendo lo que hicieron con Lucía”.

Acto seguido Marta hizo algunas preguntas retóricas, que espera puedan develarse durante el juicio: “¿Por qué el celular quedó apagado? ¿Alguien sabe si subió por su voluntad al vehículo? ¿Y si le secuestraron el celular? ¿Nadie se pregunta eso? ¿Todo es tan normal? Siempre me hice esas preguntas”. 

El fiscal indagó sobre la profesión de Marta, que explicó que es enfermera desde hace diez años aproximadamente. “Cuando era joven trabajaba en la remachadora, trabajé muchos años en costura, en tejido, me la ponía en la teta mientras hacía eso. Siempre estuvieron conmigo. En salud debe hacer más de 10 años que trabajo”. Preguntó el fiscal si cuando alguien fallece en una sala de salud se debe llevar registro. “Hay un certificado, con un número. Hay un médico que constata, firma. Pone los datos de la persona fallecida, la edad, si es varón o mujer y la firma del médico. No es solo un registro: es un documento”.

La pregunta del fiscal y la respuesta de Marta, apuntaban a contrastar la realidad del certificado defunción de Lucía, plagado de irregularidades que este juicio también deberá revisar.

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
La emoción y el abrazo, de mujeres que enfrentan una máquina de la muerte. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

Las preguntas de la defensa

A Matías Farías lo defiende la abogada oficial María Laura Solari, la misma que en 2018  defendió también al imputado Offidani en el proceso en el que se indagó de manera misógina y machista sobre la vida, intereses, deseos, de Lucía, sin tener en cuenta que era una menor de edad, entre otras cosas. Es por ello que el 12 de julio de 2020 la Sala IV de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires resolvió anular el fallo confirmando la condena que recibieron Farias y Offidani por la venta de drogas, pero ordenó que se haga este nuevo juicio por el femicidio. Los jueces de Casación apuntaron: “No olvidemos que en esta instancia no se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.

Sin embargo, en el inicio del nuevo juicio las recomendaciones que Casación hizo de no juzgar a la víctima parecieron no ser tenidas en cuenta. Como si fuera un mal chiste, la abogada Solari empezó preguntando justamente cómo era la personalidad de Lucía. “Compañera, buena, solidaria, buena persona, compañera mía, de sus amigas, buena persona, en el barrio siguen llorándola”, respondió con paciencia Marta. Pero Solari siguió preguntando por su carácter. Las abogadas de la familia de Lucía se opusieron: “No es relevante hablar sobre la vida personal”, recordaron, pero el Tribunal permitió la pregunta.

Tercera pregunta: “¿cuáles eran sus sueños?” La abogada Heredia se volvió a oponer.

“¿Qué tipo de relación tenía usted con Lucía?” le preguntaron. “Bellísima”, contestó Marta. 

Después Solari indagó a Marta cuánto ganaban ella y su marido. Sobre la rutina de Lucía, sobre sus amigos. Y siguió una pregunta tras otra: ¿se llevaba materias?, ¿faltaba a la escuela?, ¿era de estar mucho tiempo sola en su casa?, ¿tenía trastorno alimenticio?, ¿comía bien?, ¿respetaba las cuatro comidas?, ¿tenía buena salud? ¿nunca ingresó a su habitación y encontró algo de estupefacientes?, ¿restos de marihuana?, ¿olor? 


Todas estas preguntas fueron avaladas por los jueces Falcone, Fissore y Semaz.

El intercambio con la abogada Solari terminó así: 

-Cuando se entrevistó con la fiscal, ¿de qué le dijo la doctora Sanchez que había muerto Lucia? 

-¿Tengo que contestar eso?

-¿La fiscal dijo que había sido empalada? 

-No recuerdo

-¿Dijo que habían lavado el cuerpo? 

-No recuerdo

-¿Cómo piensa que murió? 

El Tribunal no permitió la última pregunta. Pero aún faltaban las preguntas del abogado defensor particular César Sivo, a cargo de la defensa de Juan Pablo Offidani.

Empezó así: “¿Usted hablaba de sexualidad con su hija?”

El Tribunal no le dio lugar. 

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Mujeres, música y bombos. Organizaciones sociales, sindicales, políticas, acompañaron un tema que involucra a toda la sociedad: la trama narco, los femicidios, las instituciones que no dan respuestas. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

Del taller a la comisaría

Las declaraciones de Guillermo y Matías Pérez fueron más breves. El papá de Lucía empezó respondiendo las preguntas de su abogada; al igual que su esposa ratificó que nunca había visto a Lucía consumir estupefacientes. Habló sobre las amigas y amigos de Lucía, sobre cómo era y cómo fue el último día que estuvo con ella. “Fue como siempre: nos levantamos temprano. La llevé a Marta a trabajar, vine, me recosté otro rato, me levanté, tomé unos mates con ella. Me fui a trabajar. Lucía estaba en la mesa, con su computadora abierta. ‘Hola pa’, tomamos unos mates, tomate la pastilla. Después me fui a trabajar, a las 9 y algo. Los sábados siempre me quedaba un cachito más”. 

Más tarde, cuando estaba en su taller (Guillermo es chapista), se enteró de la muerte de su hija: “Me vinieron a buscar mi señora y mi hijo. Me enteré ahí. Fuimos  a la comisaría. No se pudo solucionar nada. Ya la habían asesinado a mi hija”. 

El fiscal Leandro Arévalo no le hizo preguntas, tampoco el abogado César Sivo.

La que preguntó fue la abogada Solari. Insistió: ¿qué tipo de personalidad tenía Lucía?, ¿Cómo la veía?, ¿La llevaba siempre al colegio?, ¿Regresaba sola?, ¿Era de pasar tiempo sola en la casa?, ¿Tenía un buen vínculo con Lucía?, ¿Ttenía algún trastorno alimenticio o algún problema de salud?, ¿Nunca la había visto con estupefacientes?, ¿La salud era buena?, ¿notó en el último tiempo algún cambio de conducta?”.

Tanto Guillermo Pérez como Marta Montero dijeron que, previo al femicidio de su hija, nunca habían escuchado nombrar a Matias Farías ni a Juan Pablo Offidani. 

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Guillermo Pérez, Marta Montero, y el atrapasueños que la madre de Lucía mostró a los jueces, mientras la acosaban con preguntas que buscaban criminalizar a su hija. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

El interrogatorio a su hermano

Matías Pérez, hoy 26 años, 19 cuando murió su hermana menor, fue convocado a declarar por parte de la defensa.

La abogada Solari comenzó a interrogarlo sobre cómo veía a Lucía, cómo era su rutina, qué hacía, si compartía tiempo con ella, si eran confidentes, si tenía problemas de salud, si pasaba mucho tiempo sola en la casa. Le preguntó por el supuesto consumo de drogas de su hermana, en línea con esa idea de indagar y estigmatizar a la víctima.   

El abogado particular Sivo le preguntó a Matías por “el carácter de su hermana”, si gritaba. También cuánto ganaba él en ese momento. Y terminó con una pregunta insólita: si el propio Matías le vendió alguna vez drogas a su hermana. 

Al finalizar su declaración Matias pidió respetuosamente al Tribunal un certificado para poder justificar que había faltado al trabajo para asistir al juicio.  

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Estela Díaz, Ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)  

El resto de la audiencia

La jornada se completó con dos testigos amigas de Lucía: Sol Adura y Noelia Flores. Sol, que iba a la misma escuela que Lucía, en su relato nombró reiteradamente a Belén Mella. Belén era compañera de la escuela, una testigo clave sindicada como quien presentó a Lucía con Matías Farías y Juan Pablo Offidani. Ahora está viviendo en España. Dada la distancia, la Fiscalía pidió que sea incorporada su declaración del juicio anterior, pero las defensas se opusieron y pidieron que declarara de manera virtual. El Tribunal tendrá que determinar cómo se resuelve el tema en los próximos días. 

El juicio continúa este miércoles 8 de febrero y se estima que va a durar hasta los primeros días de marzo. Son 49 los testigos previstos, todos partícipes del juicio de 2018 dado que este nuevo proceso no tuvo una nueva instrucción: las pruebas son las mismas; lo que está en juego es si está vez serán analizadas con una perspectiva de derechos humanos.

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
La activista trans Maralene Wayar viajó a Mar del Plata a seguir la jornada junto a la familia.

¿El Poder Judicial es privado?

Durante toda la audiencia, cientos de personas acompañaron a la familia de Lucía Pérez desde la calle, en una jornada que pasó de la lluvia al sol. Entre tantas: Cintia Rodrigo de la CTA Autónoma de Mar del Plata, Rocío García del Plenario de Trabajadoras de la misma ciudad, Paloma Badillos del Movimiento Evita marplatense, además de la Campaña Somos Lucía en pleno. Hubo representantes del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, del Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo de la Nación y de organismos de la provincia de Buenos Aires como los Ministerios de Mujeres, Justicia y Salud, el Instituto Cultural, IOMA, Organismo Provincial de Integración Urbana, entre otros.

Las primeras personas llegaron a las 6 de la mañana, con lluvia, para empezar a montar el escenario en la esquina de Tucumán y Falucho, uno de los límites de los cuatro vallados que impuso la policía para evitar que la movilización se pegara a los Tribunales. Desde distintos puntos del país fueron llegando madres y padres que también buscan justicia por sus hijas, en una combi. Desde la ciudad de Buenos Aires llegó un micro con 60 personas que viajaron durante la madrugada para presenciar el inicio del juicio. 

A las ocho y media Marta y Guillermo subieron para agradecer el acompañamiento a decenas de organizaciones, sindicatos, partidos y, especialmente, a los familiares de víctimas, a quienes también les pidieron disculpas al no poder lograr que entrasen todos a los Tribunales, tal cual estaba previsto.

Dijo Marta: “Nos ponen en una sala de 2×2 a un montón de personas. Una familia vino de Jujuy, no le permiten pasar; a la mamá de Wanda Tadei, no la dejan pasar. ¿El Poder Judicial es privado? Esto es una audiencia oral y pública, todas las personas tenemos derecho a escuchar y ser parte y ver lo que está pasando en el proceso: ellos son nuestra garantía”.

Ante la imposibilidad de seguir lo que pasaba adentro –escaseaban mensajes de whatsapp sobre el tenor de la audiencia– las familias de víctimas que no pudieron ingresar a Tribunales tomaron el micrófono y se explayaron sobre cada caso, marcando las similitudes con el proceso que atraviesa la familia de Lucía. Luego, distintas mujeres entonaron la canción Creo de la banda Eruca Sativa (cuyo estribillo reza “no seamos invisibles nunca más”), tocó una cuerda de tambores, una murga, se transmitió una radio abierta con la palabra de distintas representantes de las organizaciones, mientras cada 15 minutos el evento se paraba para que, al revés, el afuera se oyera adentro con un lema:

-Lucía Pérez, ¡presente! 

Lucía Pérez: nuevo juicio, nueva tortura para la familia y otra vez el foco en la víctima
Sergio Maldonado cuestionó el destrato de la policía con respecto a los familiares. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)

La primera en salir de la audiencia, minutos antes de las 14 horas, fue la ministra de las Mujeres bonaerense, Estela Díaz. Contó a lavaca: “Cunando una está en el juicio se entiende el dolor, el sufrimiento y la revictimización que es cuando no se hace justicia, no se respeta la ley. Porque es como lo señala la Corte: no hubo perspectiva de género, no se ajustaron a derecho, y pusieron el centro en la víctima. Acá parece que ella se hubiera matado a sí misma”.  Otra percepción sobre la audiencia: “Todo el tiempo la defensa de los acusados trató de indagar nuevamente respecto a la conducta, el modo de ser, la alimentación de Lucía, como si esos fuesen factores que explican que una joven hoy esté muerta, revictimizándola. Fue muy tenso, y muy duro para la familia tener que volver otra vez a 7 años atrás”. La ministra agregó: “La defensa hace esta estrategia porque si analizan los hechos que hay que analizar, está clarísimo la responsabilidad de quien era proveedor de estupefacientes y el abusador sexual que se llevan la vida de Lucía. Ellos quieren volver a colocar en el tema de la audiencia aquellas cuestiones que hicieron que este juicio se anule. Pero es muy doloroso, y muestra cuanto sufrimiento se repite cuando no tenemos un poder judicial como el que tenemos que imparta justicia, sino que sigue revictimizando”.

Sergio Maldonado, hermano de Santiago, siguió la audiencia desde el 2º piso: “Fue chocante y provocador el destrato a la familia, todo el tiempo revictimizando y  estigmatizando a Lucía, una chica de16 años que no está para defenderse. Y que la familia deba defenderse del horror, mientras a los imputados se los cuida. Por eso apagaron la cámara, les dieron la posibilidad de continuar con su vida, pero ¿cómo continúan la vida los familiares de Lucía?”. “El Poder Judicial debe tener clases de derechos humanos. Valorar a las personas. Empezando por la policía de la entrada, que mostraron desprecio y destrato. Debe haber un personal capacitado, que entienda a víctimas y tenga otro tipo de trato con las familias de las víctimas”. Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de Nación: “La estrategia de la defensa es canalla, indigna, pero sabemos el objetivo. Lo que rompe con esa estrategia es estar acá. Y la Secretaría de Derechos Humanos acompaña porque creemos que Lucía fue víctima de un grupo de individuos que  sabemos en qué se transforma cuando creen que una mujer puede ser utilizada como objeto. Este juicio es troncal porque generó indignación al declararse la impunidad en el primer juicio”.

Luego salieron Guillermo, Matías y Marta, que se volvieron a subir al escenario como un desahogo: “Es una vergüenza. A nosotros vienen a investigarnos, a ver cuánto ganamos, de qué vivimos. Vivo de ser enfermera y antes era costurera. Eso hicimos toda la vida. No hemos hecho otra cosa. Pero a nosotros nos investigan. Quiénes somos, qué hacemos, qué comemos. ¿Por qué no investigan a los narcos, a quienes mataron a Lucía? ¿Qué nos quieren venir a mentir? Esto es lo que hace el poder judicial con las víctimas. Es terrible. No les puedo decir lo que pasé ahí adentro. Revictimizarnos de nuevo, con Lucía muerta. Todavía hoy dando detalles y explicaciones. Esta lucha entre todos se debe cambiar”.

Por eso sobre el final la familia de Lucía volvió a rodearse de los y las familias de víctimas, a quienes convocó a subirse al escenario especialmente y les volvió a dar la palabra una por una. Cerró Marta: “Agradezco a todos por acompañarnos. ¿Sin ustedes, cómo haríamos nosotros? Todo a pulmón lo hacemos. Esto es maravilloso, porque lo hacemos entre todos. Y entre todos lograremos una justicia feminista, integradora, con perspectiva de género, de derechos humanos. Vamos por ese cambio, vamos a cambiarla. Mañana continúa este calvario, y les pedimos que nos acompañen”.

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El secretario de Derechos Humanos de la Nación Horacio Pietragalla. La estrategia de la defensa es canalla, indigna, pero sabemos el objetivo. Lo que rompe con esa estrategia es estar acá. (Fotos: Lina Etchesuri para lavaca)
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El atrapasueños de Lucía, en manos de su madre que lo mostró al Tribunal. (Fotos Lina Etchesuri para lavaca).

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91 femicidios y ninguna respuesta

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“Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios nos dirigimos a usted para solicitar con respeto y esperanza una audiencia” dice la 2ª carta del colectivo que nuclea a familiares de todo el país, dirigida a Javier Milei. Este 8 de abril las Familias Sobrevivientes de Femicidios se reunieron en Plaza de Mayo, como todos los primeros lunes de cada mes, mientras el mundo seguía el eclipse de sol. Denunciaron en un documento –también presentado en la Casa Rosada– que hasta el domingo 7 se produjeron 91 femicidios en el año, que dejaron además 9 víctimas menores asesinadas y 52 huérfanos. Hay, en lo que va de 2024, 18 mujeres desaparecidas. Luego las Familias hablaron sobre las causas, el factor narco y la responsabilidad del Estado.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marta, madre de Lucía Pérez y Facundo, el papá de Luna Ortiz. La lectura del documento que exhibe el nivel de violencia contra las mujeres en el país.

En sintonía con el eclipse de sol de este lunes, la Plaza de Mayo presentó de pronto un clima desapacible, frío, ventoso, mientras las Familias Sobrevivientes de Femicidios volvieron a presentarse allí para visibilizar el reclamo sobre las mujeres asesinadas y para solicitar por carta (la 2ª en el año) que el presidente Javier Milei las reciba.

El grupo, alineado en sillas negras de espaldas a la Casa Rosada, aguantó la ventolera y leyó un documento del que se desprenden distintos datos:

  • º Hubo 91 femicidios en los 98 días del año hasta el domingo 7 de abril, registrados por el Observatorio Lucía Pérez.
  • º Además, 9 víctimas menores fueron asesinadas en el transcurso de esos femicidios.
  • º Otro saldo: 52 huérefanxs.
  • º Se contabilizaron otros 62 intentos de femicidios.
  • º Hay en el país 18 mujeres desaparecidas en lo que va de 2024.
91 femicidios y ninguna respuesta

Mariela, y el reclamo por su hija.

Genocidio por goteo

Sobre estas cifras –que revelan lo que Marta Montero (madre de Lucía Pérez) define como “genocidio por goteo”– no ha habido respuesta alguna por parte del Estado.

El texto de la misiva fue presentado por la propia Marta, su esposo Guillermo Pérez, Susana Reyes (madre de Cecilia Basaldúa), Mariela Quintanilla (madre de Iara Nardelli), Facundo Ortiz y Marisa Rodríguez (padres de Luna Ortiz) en nombre del colectivo.  

El texto: “Señor Presidente de la Nación Argentina. Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios nos dirigimos a usted para solicitar con respeto y esperanza una audiencia. Creemos necesario y urgente ser escuchados por usted. Desde ya, muchas gracias”. En marzo se había presentado la primera carta en la Casa Rosada y les dijeron que sería derivada a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia.

91 femicidios y ninguna respuesta

Susana con imágenes de su hija, Cecilia Basaldúa.

Asesinadas en democracia

Susana Reyes, con una foto de su hija y las palabras “Verdad y justicia”,   recordó que hace cuatro años desaparecía Cecilia Basaldúa en Córdoba, cuyo cuerpo apareció el 25 de abril de 2020. “Y todavía estamos luchando para tener un fiscal en la causa por el crimen de mi hija, porque hubo un primer juicio en el que metieron preso a un inocente. Hay muchas causas armadas en Córdoba. Ahora estamos esperando que nos nombren nuevo fiscal, porque el que nos habían designado se jubiló el año pasado en agosto. Y no salió el decreto del nuevo.  Nosotros vamos a seguir siempre. Estamos luchando no solo por Cecilia sino por todas y todos los asesinados en democracia”.

Susana agrega: “Queremos que nos reciban para ver si nos pueden escuchar, si pueden hacer algo. Cada vez son más muertes que se siguen sumando. Hay niños huérfanos y las madres también quedamos huérfanas por la muerte de nuestras hijas. Así que vamos a seguir peleando hasta las últimas consecuencias”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marisa y Facundo, los padres de Luna Ortiz. El caso de su hija (drogada y muerta por sus captores) fue calificado como “homicidio imprudente”. Las familias reclaman justicia.

Homicidios imprudentes

Facundo suma sobre la historia de su hija, Luna Ortiz (19 años cuando fue asesinada el 2 de junio de 2017): “Hace ya siete años que asesinaron a Luna y todavía no podemos llegar a conseguir justicia, es una lucha interminable. La causa está en Casación, la Sala I. Es algo muy importante. Necesitamos que estos jueces nos escuchen y tomen una buena decisión condenando a Villarreal por femicidio”.

Para comprender: Luna fue contactada por Isaías Villarreal el 2 de junio de 2017 mediante Facebook. Se encontraron y él la llevó a su casa, donde la esperaban otros dos hombres: ahí la drogaron, la alcoholizaron y la trasladaron en un raid en el que la intercambiaban como mercancía. Un día después, el 3 de junio de 2017, encontraron el cuerpo de Luna sin vida en la casa del propio Villarreal. Los jueces Ariel Introzzi Truglia y Sebastián Hipólito Urquijo y la jueza Verónica Mara Di Tommaso lo condenaron finalmente al máximo posible solicitado por un delito menor: 4 años y 11 meses por “suministro gratuito de estupefacientes destinado al consumo personal en concurso real con homicidio imprudente”.

Marisa, la madre de Luna, agrega: “El femicidio sigue impune, nos encontramos en la etapa de Casación otra vez planteando un femicidio. Apelando lo después de siete años de impunidad porque los jueces liberaron a uno de los femicidas de Luna. Vamos a seguir luchando porque queremos justicia por Luna y por todas nuestras hijas”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Lucía Pérez y Carla Soggiu. “Luchamos por justicia para todas”.

¿Cuál es la responsabilidad del Estado?

Guillermo (el padre de Lucía Pérez): “Hace 8 años que venimos buscando justicia por nuestra hija (el femicidio ocurrió el 8 de octubre de 2016 y provocó el Primer Paro Nacional de Mujeres). Ahora el 29 de abril tenemos el recurso de Casación”. En el caso de Lucía, en marzo de 2023 hubo sentencia a perpetua en un caso (Matías Farías), y el otro acusado (Juan Pablo Offidani) terminó con una condena menor, 15 años en total, como “partícipe secundario” del crimen, que incluye la condena a ambos por la venta de drogas en la puerta de una escuela secundaria, lo que desencadenó toda la tragedia. La familia apeló la sentencia a Offidani, y las defensas de los acusados apelaron sus condenas. Es lo que comenzará a debatirse en el tribunal de Casación bonaerense.

“Queremos justicia” dice Guillermo, “y que nuestras hijas puedan descansar”.

En el documento presentado el mes pasado al gobierno junto a la solicitud de audiencia, se planteaba una mirada amplia y a la vez profunda de lo que ocurre: “No podemos hablar de femicidios y travesticidios sin hablar de narcotráfico, como no podemos hablar, sin nombrarlo, de ningún otro tema de esta emergencia social que estamos padeciendo hoy: hambre, desocupación, destrucción de la educación y salud pública. Todos fuegos que alimentan el incendio de nuestro futuro y paz social”.

Marta Montero habla sobre el rol estatal: “El Estado es responsable, por eso hablamos de genocidio, con un Estado que no hizo ni hace nada por evitarlo. Y decimos que son narcofemicidios, porque muchísimas veces tienen que ver con esa cuestión de lo narco, donde el Estado no solo está ausente sino que muchas veces está presente, porque ¿quién es el que no hace nada cuando venden droga en la puerta de una escuela? La policía, que es parte del Estado. ¿Y quién deja impunes muchos de estos crímenes? El Poder Judicial, que es parte del Estado”.

¿Y en los casos en que el origen es la violencia dentro de una pareja? “El Estado también es responsable al no avanzar en las investigaciones, al ocultar pruebas muchas veces, al dejar impune al asesino, al no atender a las víctimas, a los huérfanos, a las familias. Pero además, muchas veces esa violencia se genera por lo que hablábamos antes: el tema de la droga, la violencia que se genera territorialmente y en la gente que está en eso, que termina golpeando y matando a las mujeres”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marta y Guillermo, los padres de Lucía.

El caso de Lucía implica una ruptura y un precedente, porque la familia logró que se anule el primer y vergonzoso juicio que absolvió a Farías y Offidani por el femicidio, acusándolos solamente de vender droga en vereda de la escuela marplatense a la que iba Lucía, que tenía 16 años cuando la mataron. Esa anulación permitió el segundo juicio (el que ahora irá a Casación por las respectivas apelaciones) y motivó además un jury: un juicio a los jueces de aquel primer proceso. “Estamos esperando que se concrete, porque ya está todo listo” explica Marta.

El rol de Marta Montero en Mar del Plata generó la invitación a participar con una ponencia en la 5º Asamblea Mundial por la Salud de los Pueblos que se está llevando a cabo en esa ciudad hasta el 11 de abril. Marta intervendrá este martes 9 en una sesión que tratará “Justicia de género en salud. Praxis feminists por la justicia en salud”. En el panel coordinado por Melanie Alperstein (Sudáfrica) intervendrá Marta (Femicidio, luchas por la justicia de género y rendición de cuentas), Julie Dale, de Brasil (Violencia y discriminación contra LGBTQI+), Zahira Bouhabra (en conexión desde Marruecos), y hablará sobre Resistencia a los sistemas violentos y respuesta a las crisis de violencia de género Rawia Mahmoud (en conexión desde Sudán).

Lo crucial del trabajo de la familia continúa en Mar del Plata con La Casa de Lucía, punto de encuentro, de conferencias, recitales, eventos culturales y lugar además de acompañamiento para otras familias víctimas de violencia o de femicidios.

O sea que allí se reúne lo académico con lo barrial y la solidaridad concreta, no discursiva. Sostiene Marta: “Para nosotros es una alegría, porque hay un enorme movimiento alrededor de las cosas que se hacen allí. Vienen mujeres, familias, también estudiantes, abogados, de todo. Estamos empezando un curso de huerta, pero también va a ser lugar para que terminen la secundaria quienes no pudieron hacerlo. Y el acompañamiento a otras familias es fundamental, porque a todos nos pasa que ante la justicia estamos desorientados, te hablan de modos que no entendés muchas veces. Con la experiencia que lamentablemente hemos tenido, ahora podeos ayudar a otra gente que pasa por lo mismo para que conozca y entienda sus derechos, y cómo llevar adelante las causas”.

Vuelve a hablar sobre la casa, y la cantidad y calidad de eventos que allí suceden: “Eso sorprendió incluso a los vecinos. Nos decían que era una casa que había estado siempre cerrada, oscura, abandonada (había pertenecido a un grupo narco, según puede verse en MU 190). Y la gente del barrio nos dice que hoy pudimos transformar esa oscuridad en una luz muy linda, que les da entusiasmo. Imaginate la alegría que es para nosotros” dice Marta, cuando se iban de Plaza de Mayo habiendo presentado la carta y el informe y –sorprendentemente- el lunes frío, ventoso, desapacible y eclipsado se transformaba en un día de otoño cálido y luminoso.

El próximo encuentro está previsto para el 6 de mayo.  

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#NiUnaMás

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

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Nuevo informe mensual del primer padrón autogestionado y público de violencia patriarcal.

En lo que va del año el Observatorio Lucía Pérez registró  85 femicidios y travesticidios en todo el país. Solo durante marzo ocurrieron 18, con el agregado de 3 infancias asesinadas: Alma, de 11 años; Mateo, de 2; y Zamir, de 9. El total en lo que va del año es de 9.

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

Otro dato que surge del relevamiento es que, como resultado de estos crímenes de mujeres, se registraron 47 huérfanxs.

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

En este 2024, se llevan registradas 53 tentativas de femicidios.

Hay 18 mujeres desaparecidas.

Y llevamos 1.144 días preguntándonos ¿dónde está Tehuel de la Torre?

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

Por otra parte, se realizaron 105 marchas y movilizaciones contra la violencia patriarcal que exigen justicia ante los crímenes que no cesan. 

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

El número de funcionarios denunciados que ha registrado el Observatorio asciende a 482.

En 91 días de 2024 se produjeron 85 femicidios y travesticidios y hay 18 mujeres desaparecidas: datos del Observatorio Lucía Pérez

Esos datos, esos crímenes, no son solamente cifras: por eso en nuestros padrones se visualiza cada nombre, la edad, el lugar donde vivían las víctimas y cómo sucedió cada femicidio, entre otros muchos datos que permiten dimensionar la violencia.

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca. Se elaboran una serie de padrones que compartimos en la web de manera libre, los cuales comenzaron a confeccionarse en talleres que realizamos con víctimas de violencia, familias sobrevivientes de femicidios, organizaciones sociales y activistas del movimiento trans. Los datos así reunidos, sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país, son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas.

Todo la información que producimos es de público y libre acceso en en www.observatorioluciaperez.org

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#NiUnaMás

8M: Estamos

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En otro Día Internacional de la Mujer el movimiento feminista volvió a llenar las calles de Buenos Aires, frente al Congreso, como supo hacer durante las movilizaciones a favor del aborto, en medio de algunas novedades: un gobierno que ataca al feminismo, que cree que lo puede contener con un protocolo antipiquetes y que enfrenta la agenda de derechos que las mujeres y disidencias volvieron a poner hoy en la calle. La desigualdad como eje. Las principales reinvindicaciones y palabras de hoy. Los testimonios que hablan de emergencias de hambre (con comedores sin comida y con el triple de gente), a la conexión con las banderas de derechos humanos. Les Nietes de personas desaparecidxs, y el lema de la bandera que salió hoy por primera vez a la calle: “Soy feminista porque tengo memoria”.

Texto: Anabella Arrascaeta

Fotos: Lina M. Etchesuri

“Soy feminista porque tengo memoria”, dice la bandera que Ana, nieta de detenidos desaparecidos en la última dictadura cívico militar, pintó para marchar junto a sus compañeres de Nietes. Es la primera vez que esta frase sale a la calle, en este 8M, a días del 24, el primer marzo de la era de Javier Milei. 

8M: Estamos
Les Nietes en la puerta de Mu Trinchera Boutique. Foto: Lina Etchesuri

Argentina, 2024. Sobre Callao la Policía Federal intenta mantener cortada la Avenida para la foto que da cumplimiento al protocolo de la ministra Patricia Bullrich. No pueden. Los autos circulan solo esa cuadra y doblan a la izquierda por Avenida Rivadavia. Hacia la plaza Congreso las calles están cortadas porque el músculo de los feminismos está entrenado y volvió a llenarla. Partidos políticos, organizaciones sociales, sindicales, culturales, asambleas, deportistas, músicas, periodistas, y miles de grupitos de amigas, madres, abuelas, hijas, vecinas, nietes, en un largo y cada vez más inabarcable etcétera.  

A las cuatro de la tarde el hit sacude el pasto: “El que no salta votó a Milei”. 

La Plaza, una vez más, está llena.

¿Por qué?  

Límites

Cristina, 80 años, abre los ojos grandes desde abajo de la gorra que la protege del sol y dirige la mirada hacia sus amigas (otra Cristina de 72 años, y dos Lilianas, 67 y 70 años). Dice: “Peleamos mucho por este momento, y lo tenemos que defender”. Llegaron temprano, con sus remeras del grupo de teatro comunitario al que pertenecen y con el que en el último tiempo hicieron una obra sobre la Semana Trágica, y otra que es un homenaje a Azucena Villaflor, Madre de Plaza de Mayo desaparecida. “Tenemos una edad donde vivimos a full el patriarcado, y vemos en nuestras hijas ese cambio de paradigma: no son las mismas mujeres y yo me alegro profundamente por eso. Y aprendo todos los días de las generaciones nuevas, necesitamos acompañarlas porque debemos lograr ese cambio que de a poco se va modificando. No es que se haya logrado todo, nos falta, pero tenemos que estar unidas”. 

“Estar” y “juntas” son de las palabras que más se repiten hoy en Congreso. Y que se sienten: todas las generaciones, de los centros a los bordes. Dice una de las Cristinas: “Te voy a decir una frase peronista: unidos o dominados. En este momento, con este gobierno estamos en un retroceso, y nosotras tenemos que poner un límite: hoy, todas en las calles, estamos poniendo ese límite concreto en la calle”. 

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca

Comedores

Claudia, 54 años, vino de San Miguel y señala a una compañera: “Ella trae una papa”, y después apunta a otra: “Ella trae una cebolla”. Después mira a otra: “Ella trae fideos”. Así explica cómo están sosteniendo en los barrios las ollas desde que no reciben alimentos tras la asunción del nuevo gobierno.

Dice que lo hacen porque, cuando hay una emergencia, “el pueblo es solidario”. Y porque saben cómo hacerlo. “Nosotras echamos a los ingleses: las mujeres. Hicimos la bandera para Belgrano, organizamos la campaña para San Martín, y ahora tenemos que organizar la campaña para sacar a este loco. Las compañeras muchas son de programas sociales, todas trabajan, sirvieron cuando estaba la pandemia pero ahora las quieren descartar”. 

Según su termómetro, la gente que asiste a los comedores se triplicó. No son solo niñes: ahora son familias enteras. 

8M: Estamos

Fotos: Lina Etchesuri

“El barrio ahora se está dando cuenta que la casta somos nosotros” dice a lavaca. “La gente estaba cansada de los políticos comunes corrientes, pero ahora las mujeres del barrio están preocupadas porque no les alcanza para comer. Muchas no pudieron comprar útiles de sus hijos, y en los comedores no hay mercadería”. 

Claudia, que es militante del Movimiento Evita, dice que la organización está haciendo una autocrítica interna, pero ella ya tiene clara una posición: “Aunque sea un gobierno nuestro, si hay que hacer un reclamo, hay que hacerlo. No hay que esperar. Aprendimos que si un funcionario o compañero no está haciendo las cosas como corresponde, hay que protestar”. 

8M: Estamos

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca

En los comedores de La Boca que tiene el MST también se triplicó la demanda. “Muchos vecinos que no iban, ahora van. En diciembre ya teníamos escasez de variedad pero ahora la situación está cada vez peor. No tenemos alimentos, hace varios meses no llegan”, dice Susana. Para sostener la olla organizan actividades: rifas, hay quienes arreglan cosas, otras que hacen las uñas: “Nos la rebuscamos”. Ese es el reclamo que llegó hoy hasta el Congreso. 

Susana explica: “Los comedores están compuestos por mujeres: somos las que los mantenemos. Pero hoy hay muchas compañeras grandes que no pudieron venir; son mayores y hace mucho calor; otras tienen muchos chicos. Antes podíamos venir, pero ahora no, porque se reprime. Es una decisión que muchas compañeras que tienen muchos hijos se quedan cuidando los comedores y las demás que podemos venir, venimos”.

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca

Aguante

Paula está con un cartel que clama: “Nuestros derechos no se negocian”. Del otro lado sentencia: “Milei nunca”. Llegó sola a Plaza Congreso, pero se encontró con amigas en el camino. Tiene 52 años, y dice: “Viví muchas crisis, pero hoy veo que estamos cada vez peor, tenemos un gobierno que no tiene idea de lo que es la empatía, de cómo se lleva adelante un país con todos los sufrimientos que hemos tenido, con una dictadura todavía reciente, con cosas nefastas que nos han pasado. Y en ese contexto, las mujeres somos las que hemos luchado”. 

Paula afirma que así como hubo y hay crisis, hay salidas: “Salimos primero organizándonos; somos las que podemos sacar este país adelante, porque somos empáticas. Hoy tenía miedo que no haya gente pero para sorpresa y alegría veo que todavía hay mucho aguante. Seguimos acá”.

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca

Tensión

Cuando los bombos de ATE dejan de tocar, Marina, a quien llaman “La capitana”, descansa. Están al frente de la masiva columna de trabajadoras del Estado, aún cuando se anunció que se les iba a descontar el día a quienes pararan. El efecto fue el contrario: “Estamos acá justamente por eso, a pesar que nos quieren guardadas en nuestros lugares y casas, aunque estén avasallándonos con que nos van a descontar el paro, con tomar represalia, venimos a poner el cuerpo más que nunca porque no vamos a permitir que se retroceda en ninguno de los derechos que hemos conquistado y están tratando de poner en riesgo”. 

¿Cómo los resguardamos? “Con esto”, dice y mira alrededor una marea de gente. “Animándonos entre nosotras a salir a la calle, fortaleciéndonos entre nosotras en los lugares que ya habíamos conquistado, perdiendo el miedo, entendiendo que si estamos juntas vamos conseguir la fuerza para defendernos, que ninguna se va a salvar sola, que es muy necesario que los feminismos puedan poner una voz en lo que está sucediendo y poder decir cómo impacta sobre nosotras el hambre que está generando este gobierno. Las voces están, las compañeras estamos: hay que animarse a levantarlas porque los lugares están todavía en tensión”. 

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa, joven asesinada en Capilla del Monte. Foto: Lina Etchesuri

Transversal

Las integrantes de Nietes posan con su bandera que lleva la insignia con la que comienza esta nota. Ana cuenta que escribió esa frase para recuperar “las luchas que hacen a las libertades que tenemos hoy y la memoria de los derechos que tenemos: esa es la conciencia que hoy reivindicamos”. 

¿Cómo se conectan el movimiento feminista y el de derechos humanos?

Lucía: No lo hemos charlado con tal profundidad en el organismo, podemos darte nuestras perspectivas; yo considero que empezaron a tener puntos de conciliación a partir del 2017-2018, con todo el movimiento que generamos las feministas jóvenes junto con las feministas históricas, contra la violencia hacia las mujeres que después se pudo darle muchísima fuerza a lo que fue la legalización del aborto. Solemos tener mucho vínculo con sobrevivientes, construcción política fraternal y compañerismo; hablando con una compañera de la Asociación de Detenidos Desaparecidos, de Tucumán, nos contaba cómo le influyó el movimiento desde el 2017 en adelante, para tener el valor de poner en palabras la violencia sexual como parte de las torturas. A partir del 2017 se pudo retomar de otra manera porque también había más herramientas para problematizar un montón de cosas y para que también las nuevas generaciones acompañen procesos de históricas luchadoras.

8M: Estamos

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca

¿Por qué les parece que esas dos banderas, la de feminismos y derechos humanos, son las más atacadas hoy? 

Ana: Creo que son los dos movimientos que han tenido la masividad, que han logrado interpelar al conjunto de la sociedad; tanto el movimiento de derechos humanos como el movimiento feminista ha logrado ser transversal a todas las tendencias. Y esa fuerza constituye una amenaza muy fuerte y ellos lo saben. Yo creo que los esfuerzos en desarmar todo esto es por la potencia que tiene en términos de transformación social, económica, subjetiva; por la fuerza y la potencia que tiene de interpelar al conjunto de sociedad, que se involucren personas que por ahí en la política no se meten tanto y en temas como derechos humanos y feminismos, sí. Eso es una fuerza muy grande. 

Después de marchar, les Nietes tocan en el piano de nuestra trinchera “Los dinosaurios” de Charly García. Y cuando terminan, aplauden y brindan por lo que están haciendo juntes. Historia, futuro, y presente.

Fotos: Lina Etchesuri

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