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Lugar común la muerte

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Se inició en Bariloche una tardía búsqueda de diálogo con la comunidad mapuche que ocupa un sector del Parque Nacional Nahuel Huapi. Tardía, porque al mismo tiempo se estaba realizando la autopsia y luego el velatorio de Rafael Nahuel, 22 años, joven que acompañaba a familiares mapuche y resultó asesinado por un balazo de plomo disparado por personal de la Prefectura. Las voces, las operaciones, la militarización en la zona y una reflexión sobre la paz interior y la violencia estatal. 
Una masiva y pacífica marcha llegó este domingo desde El Alto hasta el Centro Cívico de Bariloche, haciendo una parada frente a la morgue en la que se estaba realizando la autopsia del cuerpo de Rafael Nahuel, 22 años, el joven asesinado por una bala de plomo durante la persecución desatada por fuerzas de seguridad, en el marco del desalojo de la comunidad Lafken Winkul Mapu producido esta semana.
“Veníamos alertando sobre esta situación”, cuenta a lavaca Luis Pilquiman, referente de la Zona Andina de la Coordinadora Mapuche. “Aunque nunca pensamos que esto podía terminar en la muerte de un hermano”. Detalle: “Aquí no hubo un enfrentamiento. Los hermanos usan hondas pero no armas de fuego. Los estaban persiguiendo y es por eso que el balazo que recibió Rafael fue de atrás y ascendente”.
Pilquiman informa sobre las novedades del domingo: “Estuvimos en la zona del conflicto, hay allí dos hermanos heridos de bala pero en buen estado, que junto a otros hermanos no aceptan salir del territorio. Hubo además una buena actitud del juez de abrir un diálogo para resolver la situación pacíficamente”, explica Pilquiman.
El juez federal Gustavo Villanueva y el obispo Juan José Chaparro, además de organismos de derechos humanos, la abogada de la comunidad Natalia Araya, el propio Pilquiman y representantes de otras comunidades mapuches estuvieron en la zona con quienes sobrevivieron a la razzia desatada por el grupo Albatros de la Prefectura, que terminó con la vida de Rafael Nahuel.
“Rafael era mapuche de origen, como el 80 por ciento de los chicos de El Alto, pero recién ahora estaba en un proceso de autoreconocimiento como mapuche”, cuenta Alejandro Palmas, Duke, del Colectivo Al Margen, organización social y medio de comunicación que trabaja en los sectores más vulnerables de Bariloche.
Paradojas crónicas: “Rafa participaba en el espacio de prevención y promoción de derechos de Al Margen, en la parte de educación no formal de la organización. Su tía es lonko y su prima también pertenece a la comunidad. Rafa fue allí como solidaridad con esos familiares. Hemos quedado todos muy golpeados por esa muerte de un chico carismático, trabajador y que participaba mucho en los talleres de formación sociolaboral”.
La muerte de Rafael ocurrió el día que se producía el velatorio de Santiago Maldonado en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires.
El hecho se sumó informativamente a la angustiosa búsqueda de los 44 desaparecidos del submarino ARA San Juan. Todas muertes que se acumulan como un signo de la época, y en las que la estrategia oficial ha oscilado entre el silencio, las operaciones de prensa, las falsedades y las incoherencias.
En el caso específico del asesinato de Rafael Nahuel, la realidad indica otro recrudecimiento de la violencia estatal hacia personas que reclaman sus derechos. Dice Alejandro: “Después de lo de Maldonado nunca nos hubiéramos esperado que pasara algo como lo de Rafa. No lo podemos creer”.

La secuencia

El 10 de noviembre último la comunidad Lafken Winkun Mapu comunicó por Facebook “la recuperación territorial en zona donde se encuentra ubicado el Reimu Lafken, más conocido como Lago Mascardi».
También a través de Facebook, de la página de la Red de Apoyo de Comunidades en Conflicto, ese mismo día se comunicó que recibió una notificación de una orden de desalojo que, según indicaban, se haría efectiva al día siguiente. Según el diario Río Negro, el 11 de noviembre uno de los integrantes del territorio dijo que la recuperación territorial, si bien se había hecho pública el 10, llevaba ya unos dos meses. Dos días después, el diputado nacional por Cambiemos Sergio Wisky calificó de “inadmisible” la recuperación, que se ubica en tierras de Parques Nacionales (el Nahuel Huapi), sobre el kilómetro 2006 de la Ruta 40.
El 14 de noviembre, informaron que “hubo dos intentos de desalojo por parte de la Policía Federal” y que la comunidad “los resistió”. Según informaron, había efectivos de civil y monitoreos de drones.
El desalojo se produjo el jueves 23 de noviembre. La comunidad denunció que fuerzas federales llegaron al territorio a las 5:30. Gendarmería Nacional cortaba la ruta, con un bloqueo a la altura de Los Baqueanos: según informaban diarios locales, no se podía circular desde Bariloche hacia El Bolsón. El sitio DeBariloche contabilizó 170 policías de la Policía Federal, 100 prefectos, que se suman a los gendarmes y un helicóptero.
Luis Pilquiman calcula que fueron 400 efectivos: “Y solo necesitaron cuatro para detener a cinco mujeres y sus pequeños que no se resistieron. Fue todo un montaje y algo lamentable: dicen que no hay recursos para hacer cosas beneficiosas para la gente, pero sí tienen recursos para venir a atacar a las comunidades”.
La presencia de diferentes grupos (Gendarmería, Prefectura, policías federal y provincial, grupo GEOP), armados como es costumbre y con el acompañamiento de drones, se mantuvo en la zona para buscar a quienes alcanzaron a escapar a la razzia del jueves. Los cortes de ruta y retenes impedían el acceso 12 kilómetros a la redonda de la zona del Mascardi.
El Ministerio de Seguridad encabezado por Patricia Bullrich publicó un curioso Informe sobre los hechos ocurridos en Villa Mascardi en el que describe erróneamente que los terrenos habían sido tomados por la RAM, que cuatro integrantes del grupo Albatros se cruzaron con 15 o 20 personas «encapuchadas, con máscaras antigases de tipo militar y banderas con lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos». Dice que ese grupo agredió a los Albatros con «piedras, boleadoras y lanzas» y que «avanzó utilizando movimientos militares y adoptando una formación de emboscada envolvente lo que demostraba la preparación militarizada del grupo que sumada a las máscaras de gas, daban la impresión de un grupo preparado para un evento violento». Con este tipo de argumentos el supuesto «Informe» intenta justificar el homicidio de Rafael Nahuel aunque «lamenta lo sucedido», todo lo cual puede incluirse en la categoría de mensajes que en los últimos años se ha dado en llamar posverdad.
Dice Luis Pilquiman: «Son todas mentiras, este domingo hemos visto elementos en el lugar que demuestran cómo fueron las cosas realmente, y ahora el juez Villanueva ha mostrado voluntad de investigar esos hechos en el lugar».
La doctora Natalia Araya, abogada de la comunidad: “Lo que nos cuentan los compañeros es que el sábado estaban en el territorio después de haber caminado dos días por la montaña. Que eran 3 ó 4 y que, de repente, se aparecen entre 6 y 8 efectivos de Prefectura. Los empiezan a correr, a disparar, para cazarlos. Ahí fue que subieron a la montaña y le pegaron el balazo a Rafael”.
Hubo otros dos heridos. Explica la doctora Araya: “El médico las revisó: no tienen heridas de gravedad, las balas tienen orificio de entrada y salida. Una de ellas, Johana, tiene la bala en el hombro. El otro es un varón. Ambos están vivos”.
El juez Villanueva había planteado que los dos heridos y otros mapuches en la zona serían detenidos y liberados este mismo lunes si se presentaban voluntariamente. Rechazaron el ofrecimiento, informó Luis Pilquiman a lavaca: “Y por suerte se abrió una instancia de diálogo en la que el juez parece mostrar muy buena voluntad de acercar a la comunidad con quienes hicieron la denuncia: Parques nacionales”.

Negocios y Constitución 

¿Puede haber influencia de especulaciones o negocios inmobiliarios privados sobre la zona? Pilquiman: “No lo puedo asegurar en este caso, pero en esta zona el problema de la especulación inmobiliaria está siempre latente y es enorme. Por otro lado se sabe que desde que entró en funciones el actual gobierno nacional, a través del decreto 820 se amplió la posibilidad de que se compren tierras de áreas públicas, y son todos temas inmobiliarios que no se pueden quitar del análisis en situaciones como ésta”.
Aclara Pilquiman: “El nivel represivo venía agitándose en los medios, que decían que la ocupación la había hecho la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche). Eso es falso, eso busca demonizar a las comunidades. La propia comunidad ha expresado que no tiene vínculo con esa organización, ni con cuestiones políticas. Es una comunidad volcada al trabajo espiritual. Como viven en un barrio de Bariloche, consideraron que ese tipo de cuestión espiritual y ceremonial debe realizarse en zonas rurales. Eso es lo que están buscando en la zona”.
Lejos de lo ceremonial y lo espiritual, explica Alejandro de Al Margen: “Bariloche está muy movilizada y las fuerzas de seguridad abarrotaron la ciudad. Ahora que mataron a Rafa no se los ve tanto. Pero sabemos que ahí están”.
Otra mirada sobre la cuestión fue aportada a lavaca por la abogada Cristina Hendrickse: «El Estado sigue siendo poco inteligente. En lugar de apaciguar, alimenta el conflicto. En lugar de escuchar, reconocer al otro, incluirlo, buscar alternativas, negociar, invitar a terceros a mediar, genera otro mártir. Realmente hay que ser muy primitivo para afrontar un conflicto tan delicado con balas de plomo. El Preámbulo de la Constitución ha sido tirado por el piso cuando dice: ‘Con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior’. A ver quién lo levanta».
Este lunes tal vez se conozcan los primeros resultados de un tipo de estudio que está teniendo creciente aplicación para interpretar el devenir de los conflictos sociales del presente: la autopsia.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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