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Madres de Plaza de Mayo: la Ronda, los hijos y los higos

Este jueves 28 se realizó la última Ronda 2023 de Madres de Plaza de Mayo. Los carteles, las ideas, los cimbronazos económicos y el concepto: “Hay que desear”. Nora Cortiñas y Elia Espén como símbolo del significado de apostar por la vida. Por Lucas Pedulla
Marianela abre bien grandes los ojos porque su hija Lorenza, de 5 años, acaba de leer su primera palabra en Plaza de Mayo: «Memoria».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Es la segunda vez que vienen en el año porque Lorenza es fan: «Vengo por las madres y las abuelitas», dice, mientras a su alrededor la ronda de cada jueves, la última de un 2023 cada día más enrarecido, comienza a poblarse.
Su madre tiene 43 años y es empleada pública en el Registro de la Propiedad del Inmueble. Depende de Nación, pero con la actual reforma pasará a depender de la Ciudad de Buenos Aires. No sabe cómo será el traspaso. Hoy busca disfrutar de una tarde calurosa, pero con algunas nubes que cubren el sol, con su hija. «Le explico dónde estamos como puedo, tratando de humanizar la lucha de las Madres y Abuelas –dice–. No quiero que sea de las personas que vote en contra de nuestros derechos en un futuro. Me eduqué en nuestra historia de grande, y por eso se la transmito desde chiquita, con mucha memoria».
Mientras la ronda empieza, se pregunta cómo será el próximo 24 de marzo, con el protocolo de Bullrich sobre la mesa: «El panorama es desolador, y era de las que decía que no había que salir, pero acá estoy. Espero que todos los que lo votaron se vayan despabilando».
Es una pregunta interesante: habrá que ver qué país es el que hay en marzo.
De fondo, se escuchan los primeros nombres de desaparecidos. La memoria.
Ponce Alfredo Tomás
Ponce Mercedes
Prado Gabriel
Pratt Jose Carlos
Prato Amanda Virginia
Presentes.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Registro de personas
Hay más personas que el jueves pasado, y también más carteles sobre las rejas de la Pirámide de Mayo:
- «La patria se defiende».
- «No a los despidos, la falta de trabajo es un crimen».
- «Milei odia nuestra tierra».
- «No queremos privatizaciones».
- «Milei odia al pueblo».
Hay muchos grupos de turistas conducidos por sus propios guías. Uno explica que la Pirámide de Mayo es el primer monumento patrio, y cuenta a personas muy blancas, con gorros y barbijos, qué son los símbolos pintados sobre el suelo: «Son los pañuelos de las Madres. Todos los jueves dan vuelta a la Pirámide. Acá hubo más de 30 mil desaparecidos. Muchas personas fueron asesinadas y sus bebés, entregados a otras familias».
Daira –27 años, de Avellaneda– también es empleada estatal, en el Registro Nacional de las Personas: «Hay mucha incertidumbre entre los compañeros. Mucha tristeza. Hasta hace poco no había director en el sector, aunque ahora tampoco hay muchas respuestas».
lavaca le pregunta por qué vino.
«Porque son un ejemplo de fuerza y lucha», dice.
Se tapa la boca, los ojos se llenan de lágrimas: «Las vamos a necesitar».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
El sargento, la cocinera y la CGT
Itatí Domínguez es docente y vino de Lincoln, provincia de Buenos Aires. Es la mamá de Eduardo Guerrero. El 15 de noviembre de 2020 su hijo fue atropellado por el sargento Juan Manuel Odermatt, que conducía su moto borracho. Eduardo murió semanas después por las heridas. El oficial fue condenado a 4 años y dos meses de prisión, pero sigue en libertad. «Se burla de nosotros. Nunca pidió perdón. Hasta lo ascendieron a la policía montada de Campana. En los alegatos se reía. Me siento una madre más, por eso vine. Y encima ahora no sé si ahora no seremos vigilados y controlados al querer visibilizar nuestros casos. Venir acá me da alivio y me acompaña en el dolor».
Silvina tiene 51 años, es cocinera, y vino con su hija Luci, de 6, desde Tanti, en Córdoba. Hoy se enteró que en el dispensario del pueblo, una salita de salud pública, iban a empezar a cobrar 2.500 pesos la consulta. “Pero la gente no hace nada, es todo un siga-siga. Se quejan, pero nadie hace”, dice. Viene para darse –y transmitir– esperanza.
Sonia tiene 80 y viene siempre. Tiene un pin con el rostro de su compañero, Francisco Tiseira, desaparecido el 19 de abril del 76. También lleva un cartel que dice: «Golpea el corazón del sistema jubilatorio al trasladar al Tesoro Nacional el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y autorizar su liquidación».
Es una de las tantas reformas que propugna Milei en la llamada «ley ómnibus» a tratarse en el Congreso en enero en sesiones extraordinarias. «Este señor está haciendo mierda todo –dice sin vueltas–. ¿A vos te parece que a esta edad estoy para perder un peso más? Esto me hace acordar al 2001 pero también más atrás, a Martínez de Hoz (José Alfredo, ministro de Economía de la última dictadura militar). Ni habla de Bullrich: la misma cara para reprimir y quitarle a los jubilados”.
Hace minutos, y después de la marcha a Tribunales del miércoles, la CGT confirmó el paro con movilización a Congreso para el 24 de enero, un día antes de la sesión para tratar la ley. Sonia duda: “La movilización tendría que haber sido ayer y gigante. Vamos a ver”. Qué desea: “Que nos unamos todos. Esto es fruto de la desunión que hay en la Argentina”.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
“Hay que desear”
Al final de la ronda se produce la ceremonia habitual, alrededor de Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Del otro lado de la Pirámide está el otro grupo: la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
En Línea Fundadora le dan el micrófono a una mujer que comunica el estado de situación de las cuatro personas detenidas tras la movilización de la CGT a Tribunales. Dicen que a Facundo Robledo lo amenazaron con jugar a la pelota con su cabeza. A Martin Brunas –periodista y secretario de prensa de Unión Popular– lo pisaron contra el asfalto caliente para que le quedaran las marcas en la cara. Y a Agustín Riciardi tuvieron que llevarlo al hospital porque los policías le sacaron el hombro de lugar. Samuel Robledo fue el primero que liberaron, durante la madrugada: tiene 70 años.
Luego, recuerdan que el 24 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del escritor e historiador Osvaldo Bayer.
Que el sábado se cumplirán 19 años de la Masacre de Cromañón: habrá actividad en Plaza de Mayo y, a las 19, marcha hasta el santuario en Once.
El sábado, además, se cumplirán tres años de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El viernes a las 17 habrá actividad en Congreso.
A continuación, habla Elia Espen: “Los gobernantes de turno se creen dueños de todo. Pero tenemos pensamiento propio. No dejen de pelear. Nos quieren sacar de acá también. Por las madres, hijos y nietos que no están, tenemos que seguir. Pero con cuidado. Cuídense, pero no aflojen, que ustedes son nuestros herederos. Gritemos fuerte y que llegue hasta allá –dice, señalando a la Casa Rosada–: ¡que abran los archivos”.
Ahora es el turno de Nora, que recuerda, como siempre, que Milagros Sala sigue presa. “No podrán, no pasarán. Tenemos que hacer todos los esfuerzos para que no pasen. Y que Milei se caiga, como un higo podrido. Cada vez que venimos a la Plaza, desear y desear que se caiga. Solito. La Plaza tiene su magia. Hay que desear”.
El cierre es con la canción de La Cigarra, de María Elena Walsh, interpretada hoy por artistas mexicanas y colombianas. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando”.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI
Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.
El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos.
El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

Exposiciones sin consenso
El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.
En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.
Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.
Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.
La evidencia del modelo
Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.
Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.
Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.
Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.
María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.
Antecedentes que enferman
Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós.
Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.
Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.
Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.


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