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Madres de Plaza de Mayo: la Ronda, los hijos y los higos

Este jueves 28 se realizó la última Ronda 2023 de Madres de Plaza de Mayo. Los carteles, las ideas, los cimbronazos económicos y el concepto: “Hay que desear”. Nora Cortiñas y Elia Espén como símbolo del significado de apostar por la vida. Por Lucas Pedulla
Marianela abre bien grandes los ojos porque su hija Lorenza, de 5 años, acaba de leer su primera palabra en Plaza de Mayo: «Memoria».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Es la segunda vez que vienen en el año porque Lorenza es fan: «Vengo por las madres y las abuelitas», dice, mientras a su alrededor la ronda de cada jueves, la última de un 2023 cada día más enrarecido, comienza a poblarse.
Su madre tiene 43 años y es empleada pública en el Registro de la Propiedad del Inmueble. Depende de Nación, pero con la actual reforma pasará a depender de la Ciudad de Buenos Aires. No sabe cómo será el traspaso. Hoy busca disfrutar de una tarde calurosa, pero con algunas nubes que cubren el sol, con su hija. «Le explico dónde estamos como puedo, tratando de humanizar la lucha de las Madres y Abuelas –dice–. No quiero que sea de las personas que vote en contra de nuestros derechos en un futuro. Me eduqué en nuestra historia de grande, y por eso se la transmito desde chiquita, con mucha memoria».
Mientras la ronda empieza, se pregunta cómo será el próximo 24 de marzo, con el protocolo de Bullrich sobre la mesa: «El panorama es desolador, y era de las que decía que no había que salir, pero acá estoy. Espero que todos los que lo votaron se vayan despabilando».
Es una pregunta interesante: habrá que ver qué país es el que hay en marzo.
De fondo, se escuchan los primeros nombres de desaparecidos. La memoria.
Ponce Alfredo Tomás
Ponce Mercedes
Prado Gabriel
Pratt Jose Carlos
Prato Amanda Virginia
Presentes.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Registro de personas
Hay más personas que el jueves pasado, y también más carteles sobre las rejas de la Pirámide de Mayo:
- «La patria se defiende».
- «No a los despidos, la falta de trabajo es un crimen».
- «Milei odia nuestra tierra».
- «No queremos privatizaciones».
- «Milei odia al pueblo».
Hay muchos grupos de turistas conducidos por sus propios guías. Uno explica que la Pirámide de Mayo es el primer monumento patrio, y cuenta a personas muy blancas, con gorros y barbijos, qué son los símbolos pintados sobre el suelo: «Son los pañuelos de las Madres. Todos los jueves dan vuelta a la Pirámide. Acá hubo más de 30 mil desaparecidos. Muchas personas fueron asesinadas y sus bebés, entregados a otras familias».
Daira –27 años, de Avellaneda– también es empleada estatal, en el Registro Nacional de las Personas: «Hay mucha incertidumbre entre los compañeros. Mucha tristeza. Hasta hace poco no había director en el sector, aunque ahora tampoco hay muchas respuestas».
lavaca le pregunta por qué vino.
«Porque son un ejemplo de fuerza y lucha», dice.
Se tapa la boca, los ojos se llenan de lágrimas: «Las vamos a necesitar».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
El sargento, la cocinera y la CGT
Itatí Domínguez es docente y vino de Lincoln, provincia de Buenos Aires. Es la mamá de Eduardo Guerrero. El 15 de noviembre de 2020 su hijo fue atropellado por el sargento Juan Manuel Odermatt, que conducía su moto borracho. Eduardo murió semanas después por las heridas. El oficial fue condenado a 4 años y dos meses de prisión, pero sigue en libertad. «Se burla de nosotros. Nunca pidió perdón. Hasta lo ascendieron a la policía montada de Campana. En los alegatos se reía. Me siento una madre más, por eso vine. Y encima ahora no sé si ahora no seremos vigilados y controlados al querer visibilizar nuestros casos. Venir acá me da alivio y me acompaña en el dolor».
Silvina tiene 51 años, es cocinera, y vino con su hija Luci, de 6, desde Tanti, en Córdoba. Hoy se enteró que en el dispensario del pueblo, una salita de salud pública, iban a empezar a cobrar 2.500 pesos la consulta. “Pero la gente no hace nada, es todo un siga-siga. Se quejan, pero nadie hace”, dice. Viene para darse –y transmitir– esperanza.
Sonia tiene 80 y viene siempre. Tiene un pin con el rostro de su compañero, Francisco Tiseira, desaparecido el 19 de abril del 76. También lleva un cartel que dice: «Golpea el corazón del sistema jubilatorio al trasladar al Tesoro Nacional el Fondo de Garantía de Sustentabilidad y autorizar su liquidación».
Es una de las tantas reformas que propugna Milei en la llamada «ley ómnibus» a tratarse en el Congreso en enero en sesiones extraordinarias. «Este señor está haciendo mierda todo –dice sin vueltas–. ¿A vos te parece que a esta edad estoy para perder un peso más? Esto me hace acordar al 2001 pero también más atrás, a Martínez de Hoz (José Alfredo, ministro de Economía de la última dictadura militar). Ni habla de Bullrich: la misma cara para reprimir y quitarle a los jubilados”.
Hace minutos, y después de la marcha a Tribunales del miércoles, la CGT confirmó el paro con movilización a Congreso para el 24 de enero, un día antes de la sesión para tratar la ley. Sonia duda: “La movilización tendría que haber sido ayer y gigante. Vamos a ver”. Qué desea: “Que nos unamos todos. Esto es fruto de la desunión que hay en la Argentina”.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
“Hay que desear”
Al final de la ronda se produce la ceremonia habitual, alrededor de Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Del otro lado de la Pirámide está el otro grupo: la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
En Línea Fundadora le dan el micrófono a una mujer que comunica el estado de situación de las cuatro personas detenidas tras la movilización de la CGT a Tribunales. Dicen que a Facundo Robledo lo amenazaron con jugar a la pelota con su cabeza. A Martin Brunas –periodista y secretario de prensa de Unión Popular– lo pisaron contra el asfalto caliente para que le quedaran las marcas en la cara. Y a Agustín Riciardi tuvieron que llevarlo al hospital porque los policías le sacaron el hombro de lugar. Samuel Robledo fue el primero que liberaron, durante la madrugada: tiene 70 años.
Luego, recuerdan que el 24 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del escritor e historiador Osvaldo Bayer.
Que el sábado se cumplirán 19 años de la Masacre de Cromañón: habrá actividad en Plaza de Mayo y, a las 19, marcha hasta el santuario en Once.
El sábado, además, se cumplirán tres años de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El viernes a las 17 habrá actividad en Congreso.
A continuación, habla Elia Espen: “Los gobernantes de turno se creen dueños de todo. Pero tenemos pensamiento propio. No dejen de pelear. Nos quieren sacar de acá también. Por las madres, hijos y nietos que no están, tenemos que seguir. Pero con cuidado. Cuídense, pero no aflojen, que ustedes son nuestros herederos. Gritemos fuerte y que llegue hasta allá –dice, señalando a la Casa Rosada–: ¡que abran los archivos”.
Ahora es el turno de Nora, que recuerda, como siempre, que Milagros Sala sigue presa. “No podrán, no pasarán. Tenemos que hacer todos los esfuerzos para que no pasen. Y que Milei se caiga, como un higo podrido. Cada vez que venimos a la Plaza, desear y desear que se caiga. Solito. La Plaza tiene su magia. Hay que desear”.
El cierre es con la canción de La Cigarra, de María Elena Walsh, interpretada hoy por artistas mexicanas y colombianas. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando”.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.











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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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