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Pan, trabajo y otras lógicas que explican la Marcha Federal

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Más de 300 mil personas llegaron de todo el país a Plaza de Mayo para exigir leyes de emergencia alimentaria, integración urbana, agricultura familiar, infraestructura social y adicciones. De las tarifas al kilo de pan, del incremento de los merenderos a las drogas de los barrios, los movimientos plantearon en la calle una agenda social invisibilizada tras los vetos del Gobierno. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.

Pan, trabajo y otras lógicas que explican la Marcha Federal

Foto: Nacho Yuchark


El horario de la concentración era a las cuatro y media de la mañana del 29 de mayo, pero Nerina Rivera partió de la capital de Salta con tres micros de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) a las seis. Pasó por Tucumán, en Santiago del Estero pudo ir al baño y comer, luego Córdoba, el jueves en Rosario y hoy llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Es su primera marcha federal. “Estoy emocionada, feliz, porque sé y valoro muchísimo el esfuerzo que hicieron los compañeros que no pudieron venir porque no nos daba para pagar otro micro, pero que entendían que era necesario que Salta esté hoy acá, presente”, dice Nerina, ya en Plaza de Mayo, con su pañuelo color verde aborto atado al cuello. Ese acá es la Marcha Federal por Pan y Trabajo que la CCC, Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) llamaron en todo el país y reunió a 300 mil personas.
El objetivo era visibilizar cinco demandas que los movimientos consideran claves:

  • Ley de Emergencia Alimentaria.
  • Ley de Integración Urbana.
  • Ley de Agricultura Familiar.
  • Ley de Infraestructura Social.
  • Ley de Adicciones.

La movilización inundó la Ciudad por tres puntos nodales: Liniers, Retiro y Puente Pueyrredón. Desde allí partieron las caravanas con trabajadoras y trabajadores del oeste del Gran Buenos Aires, de Chaco, de Córdoba, de Tucumán y de Corrientes, entre otros. La marcha tomó fuerza también por el apoyo del triunvirato de la CGT: dos de sus referentes, Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Héctor Daer (Sanidad), marcharon con importante columnas por Avenida de Mayo. “El paro general se va a hacer: la semana que viene lo vamos a discutir”, dijo a los medios Schmid, en referencia al permanente murmullo sobre una huelga general en consonancia con el veto del presidente Mauricio Macri a la ley de Emergencia Tarifaria.
Por los costados, mientras tanto, la marea los desbordaba.

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Foto: Nacho Yuchark

Dimensión de una organización

Nerina cuenta que cada uno de los tres colectivos con los que llegaron desde Salta costó 100 mil pesos. “Hicimos un gran esfuerzo para sostenerlo: somos más de diez localidades del interior. Era una necesidad y un objetivo político traer una importante delegación, que refleje la realidad que estamos viviendo en la provincia por estas políticas neoliberales”.
¿Qué hicieron? “Hicimos venta de empanadas, de pan de casero, de todo lo que te imagines. También un baile a beneficio para fondos. Todo con 30 días de anticipación. Cada colectivo trajo a 60 compañeros, y no sólo se trabajó para pagar los pasajes sino para que haya algo de plata para los que vinieran. Como trabajamos en cooperativas o cobramos el Salario Social Complementario (4.700 pesos) a esta altura del mes aún no tenemos plata”.
Nerina es la responsable de juventud de la CCC en la provincia y suma otro ítem al del pan, trabajo, o muestra la otra cara de lo mismo: las adicciones. “Nuestra juventud es el sector más golpeado. Cada día se mueren pibes por las adicciones. Por eso tomamos esta marcha con un objetivo principal: tiene que ser el comienzo de un paro nacional activo y multisectorial. No hay otra forma”.

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Foto: Nacho Yuchark


Raúl Roque Romano también es de la CCC pero vino desde Tafí Viejo, en Tucumán. Tiene 20 años y también marca las adicciones como problema central. “Toda la juventud se está perdiendo por culpa de la droga. Todos están por la pobreza, por la comida, pero también hay que saber que se están muriendo muchísimos jóvenes de 20 años, y que criaturas de 12 o 15 se meten y no pueden salir. Si no hay trabajo la gente no puede ayudar a sus hijos, y al no mandarlos a la escuela  muchos terminan en adicciones. Y si trabajan son changuitas, que van para la droga, para darle cuerda a los transas”.
Andrea, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) del barrio Arguello, en Córdoba, tiene un merendero. “Aumentaron mucho los chicos. El año pasado teníamos entre 50 y 70 niños y hoy llegamos a 200. Es muchísimo. Eso es pobreza, y eso genera un combo que es más inseguridad, menos trabajo y más gente en la droga”.
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Foto: Nacho Yuchark

La balanza

Sergio vive en Juan José Casteli, un pueblo del Chaco que se encuentra a 400 km de la capital de Resistencia. Alrededor están sus compañeras y compañeros que llevan una pancarta blanca y verde y muchas banderas con los mismo colores. Ayer, partieron todo juntos a las tres de la tarde, para llegar a Buenos Aires en la mañana de hoy, sobre las seis. Sergio: “En las provincias como Chaco, Corrientes, Formosa, la crisis económica que tenemos a nivel nacional está pegando muy fuerte. Sobre todo en los pueblo de donde venimos”.
Según el propio gobierno, el Chaco está entre las provincias más pobres de Argentina. Sergio: “La mayoría de las personas que vivimos ahí no contamos con un programa de trabajo. Casi nadie es empleado. Los que son empleados son unos pocos, trabajan en municipalidades o empresas privadas. No hay quien contrate gente. Después están los que tienen negocios, que ponen algún kiosquitos para subsistir el día a día. La gente que cobra algo, cobra pensiones no contributivas, becas del gobierno. Las máximas son 4600 pesos. Pero con eso no llegamos ni a mitad del mes. Imagínate, las facturas llegaron hasta 2500 pesos. Si ponemos en balanza lo que es la canasta familiar se complica todo porque no se llega al mes”.

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Foto: Nacho Yuchark

El pan de cada día

Doris, Lidia y Mari son tres hermanas de Berazategui. “El país está cada vez peor. Un kilo de pan llegó a 100 pesos. Luz, agua y colectivos siguen subiendo. Hoy mismo aumentó otra vez el boleto. Mientras los sueldos nunca suben”. Dicen a la vez: “Todo esto es una vergüenza”. Lidia: “Vamos a ver cómo amanecemos el lunes que viene”. Mari explica: “A mí me llegaron 4 mil pesos de luz. Tengo un sueldo de 4600 pesos. En esta situación, si pagás la luz, no podés comer, ni comprar medicamentos. Así mismo me reduzco haciendo pan casero, bizcochitos, pizzas. Haciendo lo que puedo. Pero más de eso no hay. Y tengo problema de salud: desde fuera me ven así entera, pero dentro estoy hecha pelota. Y yo estoy a cargo de dos nietos y tengo una hija adolescente”.
Ángel Caballero es jubilado y vive en Ezeiza. Dice que en el barrio todo el mundo está mal. Cuenta que tiene una jubilación de poco más que 7 mil pesos, la jubilación mínima. “Lo que pasa es que las facturas más baratas son de 2 mil pesos. Con lo que sobra de ahí tengo que vivir yo, mi mujer y mi nieto. También tengo una hija. Y todos tenemos que luchar, porque si no, no alcanza la jornada”. Dice que no hay otra solución que “salir a la calle”.

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Patricia es de La Matanza. Allá trabaja en un merendero para niños. Describe una situación muy difícil, para los trabajadores, pero sobre todo para los niños “Ya no tenemos mercadería suficiente para todos. Nosotros le damos de comer a los chicos de lunes a viernes, pero quizá ahora tenemos que bajar de 5 a 3 días. Y son criaturas que no tienen otro sitio donde ir a buscar comida. Lo mismo está pasando en el comedor, donde no van sólo niños, sino familias enteras”.

Definiciones

El coordinador general de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, fue uno de los dirigentes que partió de la columna que llegó desde Liniers. “Es una marcha federal que trasciende los límites de los movimientos para transformarse en una marcha ciudadana”, dice a lavaca. “Una marcha del conjunto de los sectores agredidos por la política económica que tienen miedo por la presencia del FMI, que están preocupados porque van a restringir sus gastos y derechos. Arrancamos el lunes en La Quiaca. En el medio nos encontramos con el veto a las tarifas como una expresión de desprecio por el diálogo en detrimento de sectores medios y populares. Quieren afectar el ingreso de millones de familia. Eso canaliza esta marcha”.

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Foto: Nacho Yuchark


Menéndez subraya que esta marcha es por “pan” y por “trabajo”. ¿Qué pasó con la “paz”, consigna presente en las movilizaciones previas? “No queremos agregarle ´paz´ al pedido porque eso es una responsabilidad del Gobierno. Si no hay diálogo pero sí un violento ajuste, la paz social va a pender de un hilo porque hay un avance del esquema represivo”.
Otro de los dirigentes es Esteban Gringo Castro, dirigente de la CTEP, que avanza por Avenida Rivadavia llevando a la Virgen de Caacupé. “La marcha empezó planteando que no había una dieta con diversidad de alimentos y que la comida de nuestro pueblo más pobre estaba desarrollándose sobre la base de las harinas. Hoy no sólo no hay diversificación sino que la harina aumentó más del 50 por ciento, mientras el Gobierno negocia un acuerdo con el FMI. Pero el pueblo no está dispuesto a ir para atrás con ninguno de sus derechos”.
Juan Carlos Alderete, coordinador nacional de la CCC, es uno de los que lleva la bandera de la cabecera de marcha mientras suenan temas de Los Redondos con la caravana llegando a Plaza Flores. “Vengo encabezando la columna del NEA, y es sorprendente cómo distintos sectores que se han sumado en actos multitudinarios. Hay muchos trabajadores despedidos. Es algo que no veía hace mucho, desde el 2001, con la clase media en las veredas y balcones aplaudiendo cuando pasamos. El escenario no es el mismo, pero hemos aprendido de los golpes de esa época: los dirigentes, primero, tenemos que privilegiar la unidad y defender nuestros derechos por arriba de las apetencias personales. Esto es muy grande, y es una demostración de cómo se puede llegar a la unidad dentro de la diversidad”.
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Cómo llevar las cuentas

Lo que describe Alderete sucede en cada esquina y en cada balcón. Sobre Rivadavia y Olivera, Angélica y Rosa son dos jóvenes de 77 y 80 años, respectivamente. No paran de aplaudir. Angélica dice por qué. “Estamos re mal. Tengo dos jubilaciones mínimas y no me alcanza para nada. No puedo ir más al supermercado: compro dos frutas, una verdura y un churrasco para pasar la semana. Y ya está. Así se va todo, súmale los servicios. Pero, ¿sabés qué? Acá vive mucha gente de clase media que no le importa. Del otro lado de la General Paz, como toda esta gente que está marchando, hay hambre.Yo laburé de los 15 a los 74 años. Ahora a los 77 tengo que trabajar de nuevo. Esto, así, no va”.

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Teoría en movimiento

Umberto Juárez está al lado de la pancarta que abre la columna de la CTEP que acaba de llegar al Obelisco de Constitución. La pancarta dice: «Contra el gobierno del FMI. Otra Argentina es posible». Juárez tiene una bandera y, encima del blanco y del azul, escribió tres frases:

  • «No al FMI».
  • «Vamos Argentina».
  • «No a los ajustes».

Umberto cuenta que es jubilado y que vive en Temperley. “Vine a la marcha para expresarme sobre este gobierno que nos está desgastando. Hay jubilados que ya se nos van, lamentablemente. Porque no aguantan este ajuste que nos están dando. Ajuste con tarifas, ajuste sobre medicamentos, que algunos ya no pueden comprar. La atención medica que está dando el Pami se rebajó un montón. Si pedís un turno, te lo dan en 7 meses. Si tenés que morir, te morís en ese lapso”.
¿Qué significa marchar hoy? “La forma de venir a expresarme contra este gobierno macrista, neoliberal, o no sé como llamarlo. Del Fondo Monetario, que es el que maneja toda esta situación acá en nuestra Argentina”. Recuerda que vivió tiempos similares, pero asegura: “Como éste, no hubo ningún ajuste”.
Y concluye: “Esta marcha tiene un significado grande para mí. Porque yo me vengo expresando en todas las marchas: marchas de los jubilados, marcha de los maestros, hoy en la marcha federal. Bueno, estoy siempre en las marchas. Pero hoy veo que toda esta gente de todo el país está manifestando por lo mismo. Porque ya hay gente con hambre”.

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Foto: Nacho Yuchark

Changa para el puchereo

Una de las que viene del otro lado de General Paz es Claudia Reinaga. Es del barrio 24 de Febrero, en la localidad de Rafael Castillo, municipio de La Matanza. “Venimos porque la situación en la que vivimos ya no se puede más. Te suben la luz, te suben el gas: yo tengo dos garrafas cada 15 días. Cada una está 400 pesos. Soy madre soltera, tengo ocho hijos. Cobro una pensión de 6.000 pesos que no sé hasta cuándo va a durar. Con eso ayuda para llenar la olla. Uno de mis hijos está sin trabajo. Hace changuita para el puchereo. Trabajó en albañilería pero tampoco podés cobrar cara una mano de obra porque no te llaman más. Hay mucha bronca en mi barrio. Mucha necesidad. Por eso hoy sacamos dos micros llenos”.
Alejandro marcha sosteniendo con las dos manos una virgen sobre su cabeza. Milita en el Movimiento Evita y es trabajador municipal en Luján: hace 43 días que están de paro. “Tuvimos conciliación obligatoria pero no hay novedad de nada. Nos boludean el porcentaje: nos quieren dar un 17 por ciento cuando pedimos, como mínimo, el 27. Tenemos un sueldo muy desfasado: 12 mil pesos de básico».

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-¿Para qué te alcanzan los 12 mil?
-En mi barrio el kilo de pan vale 70 mangos. ¡70! Y se repite en todo el país: lo vemos. No se puede con la luz, con la escuela, con el gas. Con 12 mil pesos no se puede nada. Hace un año quejábamos de las tarifas, que siguen estando: hoy ya no podemos comer.
-¿Y la virgencita?
-Es la de Luján. A todos lados. Es la fe de los trabajadores y la fe popular. Otra no queda: en algo hay que creer.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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