CABA
Pan, trabajo y otras lógicas que explican la Marcha Federal
Más de 300 mil personas llegaron de todo el país a Plaza de Mayo para exigir leyes de emergencia alimentaria, integración urbana, agricultura familiar, infraestructura social y adicciones. De las tarifas al kilo de pan, del incremento de los merenderos a las drogas de los barrios, los movimientos plantearon en la calle una agenda social invisibilizada tras los vetos del Gobierno. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.
El horario de la concentración era a las cuatro y media de la mañana del 29 de mayo, pero Nerina Rivera partió de la capital de Salta con tres micros de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) a las seis. Pasó por Tucumán, en Santiago del Estero pudo ir al baño y comer, luego Córdoba, el jueves en Rosario y hoy llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Es su primera marcha federal. “Estoy emocionada, feliz, porque sé y valoro muchísimo el esfuerzo que hicieron los compañeros que no pudieron venir porque no nos daba para pagar otro micro, pero que entendían que era necesario que Salta esté hoy acá, presente”, dice Nerina, ya en Plaza de Mayo, con su pañuelo color verde aborto atado al cuello. Ese acá es la Marcha Federal por Pan y Trabajo que la CCC, Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) llamaron en todo el país y reunió a 300 mil personas.
El objetivo era visibilizar cinco demandas que los movimientos consideran claves:
- Ley de Emergencia Alimentaria.
- Ley de Integración Urbana.
- Ley de Agricultura Familiar.
- Ley de Infraestructura Social.
- Ley de Adicciones.
La movilización inundó la Ciudad por tres puntos nodales: Liniers, Retiro y Puente Pueyrredón. Desde allí partieron las caravanas con trabajadoras y trabajadores del oeste del Gran Buenos Aires, de Chaco, de Córdoba, de Tucumán y de Corrientes, entre otros. La marcha tomó fuerza también por el apoyo del triunvirato de la CGT: dos de sus referentes, Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Héctor Daer (Sanidad), marcharon con importante columnas por Avenida de Mayo. “El paro general se va a hacer: la semana que viene lo vamos a discutir”, dijo a los medios Schmid, en referencia al permanente murmullo sobre una huelga general en consonancia con el veto del presidente Mauricio Macri a la ley de Emergencia Tarifaria.
Por los costados, mientras tanto, la marea los desbordaba.
Dimensión de una organización
Nerina cuenta que cada uno de los tres colectivos con los que llegaron desde Salta costó 100 mil pesos. “Hicimos un gran esfuerzo para sostenerlo: somos más de diez localidades del interior. Era una necesidad y un objetivo político traer una importante delegación, que refleje la realidad que estamos viviendo en la provincia por estas políticas neoliberales”.
¿Qué hicieron? “Hicimos venta de empanadas, de pan de casero, de todo lo que te imagines. También un baile a beneficio para fondos. Todo con 30 días de anticipación. Cada colectivo trajo a 60 compañeros, y no sólo se trabajó para pagar los pasajes sino para que haya algo de plata para los que vinieran. Como trabajamos en cooperativas o cobramos el Salario Social Complementario (4.700 pesos) a esta altura del mes aún no tenemos plata”.
Nerina es la responsable de juventud de la CCC en la provincia y suma otro ítem al del pan, trabajo, o muestra la otra cara de lo mismo: las adicciones. “Nuestra juventud es el sector más golpeado. Cada día se mueren pibes por las adicciones. Por eso tomamos esta marcha con un objetivo principal: tiene que ser el comienzo de un paro nacional activo y multisectorial. No hay otra forma”.
Raúl Roque Romano también es de la CCC pero vino desde Tafí Viejo, en Tucumán. Tiene 20 años y también marca las adicciones como problema central. “Toda la juventud se está perdiendo por culpa de la droga. Todos están por la pobreza, por la comida, pero también hay que saber que se están muriendo muchísimos jóvenes de 20 años, y que criaturas de 12 o 15 se meten y no pueden salir. Si no hay trabajo la gente no puede ayudar a sus hijos, y al no mandarlos a la escuela muchos terminan en adicciones. Y si trabajan son changuitas, que van para la droga, para darle cuerda a los transas”.
Andrea, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) del barrio Arguello, en Córdoba, tiene un merendero. “Aumentaron mucho los chicos. El año pasado teníamos entre 50 y 70 niños y hoy llegamos a 200. Es muchísimo. Eso es pobreza, y eso genera un combo que es más inseguridad, menos trabajo y más gente en la droga”.
La balanza
Sergio vive en Juan José Casteli, un pueblo del Chaco que se encuentra a 400 km de la capital de Resistencia. Alrededor están sus compañeras y compañeros que llevan una pancarta blanca y verde y muchas banderas con los mismo colores. Ayer, partieron todo juntos a las tres de la tarde, para llegar a Buenos Aires en la mañana de hoy, sobre las seis. Sergio: “En las provincias como Chaco, Corrientes, Formosa, la crisis económica que tenemos a nivel nacional está pegando muy fuerte. Sobre todo en los pueblo de donde venimos”.
Según el propio gobierno, el Chaco está entre las provincias más pobres de Argentina. Sergio: “La mayoría de las personas que vivimos ahí no contamos con un programa de trabajo. Casi nadie es empleado. Los que son empleados son unos pocos, trabajan en municipalidades o empresas privadas. No hay quien contrate gente. Después están los que tienen negocios, que ponen algún kiosquitos para subsistir el día a día. La gente que cobra algo, cobra pensiones no contributivas, becas del gobierno. Las máximas son 4600 pesos. Pero con eso no llegamos ni a mitad del mes. Imagínate, las facturas llegaron hasta 2500 pesos. Si ponemos en balanza lo que es la canasta familiar se complica todo porque no se llega al mes”.
El pan de cada día
Doris, Lidia y Mari son tres hermanas de Berazategui. “El país está cada vez peor. Un kilo de pan llegó a 100 pesos. Luz, agua y colectivos siguen subiendo. Hoy mismo aumentó otra vez el boleto. Mientras los sueldos nunca suben”. Dicen a la vez: “Todo esto es una vergüenza”. Lidia: “Vamos a ver cómo amanecemos el lunes que viene”. Mari explica: “A mí me llegaron 4 mil pesos de luz. Tengo un sueldo de 4600 pesos. En esta situación, si pagás la luz, no podés comer, ni comprar medicamentos. Así mismo me reduzco haciendo pan casero, bizcochitos, pizzas. Haciendo lo que puedo. Pero más de eso no hay. Y tengo problema de salud: desde fuera me ven así entera, pero dentro estoy hecha pelota. Y yo estoy a cargo de dos nietos y tengo una hija adolescente”.
Ángel Caballero es jubilado y vive en Ezeiza. Dice que en el barrio todo el mundo está mal. Cuenta que tiene una jubilación de poco más que 7 mil pesos, la jubilación mínima. “Lo que pasa es que las facturas más baratas son de 2 mil pesos. Con lo que sobra de ahí tengo que vivir yo, mi mujer y mi nieto. También tengo una hija. Y todos tenemos que luchar, porque si no, no alcanza la jornada”. Dice que no hay otra solución que “salir a la calle”.
Patricia es de La Matanza. Allá trabaja en un merendero para niños. Describe una situación muy difícil, para los trabajadores, pero sobre todo para los niños “Ya no tenemos mercadería suficiente para todos. Nosotros le damos de comer a los chicos de lunes a viernes, pero quizá ahora tenemos que bajar de 5 a 3 días. Y son criaturas que no tienen otro sitio donde ir a buscar comida. Lo mismo está pasando en el comedor, donde no van sólo niños, sino familias enteras”.
Definiciones
El coordinador general de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, fue uno de los dirigentes que partió de la columna que llegó desde Liniers. “Es una marcha federal que trasciende los límites de los movimientos para transformarse en una marcha ciudadana”, dice a lavaca. “Una marcha del conjunto de los sectores agredidos por la política económica que tienen miedo por la presencia del FMI, que están preocupados porque van a restringir sus gastos y derechos. Arrancamos el lunes en La Quiaca. En el medio nos encontramos con el veto a las tarifas como una expresión de desprecio por el diálogo en detrimento de sectores medios y populares. Quieren afectar el ingreso de millones de familia. Eso canaliza esta marcha”.
Menéndez subraya que esta marcha es por “pan” y por “trabajo”. ¿Qué pasó con la “paz”, consigna presente en las movilizaciones previas? “No queremos agregarle ´paz´ al pedido porque eso es una responsabilidad del Gobierno. Si no hay diálogo pero sí un violento ajuste, la paz social va a pender de un hilo porque hay un avance del esquema represivo”.
Otro de los dirigentes es Esteban Gringo Castro, dirigente de la CTEP, que avanza por Avenida Rivadavia llevando a la Virgen de Caacupé. “La marcha empezó planteando que no había una dieta con diversidad de alimentos y que la comida de nuestro pueblo más pobre estaba desarrollándose sobre la base de las harinas. Hoy no sólo no hay diversificación sino que la harina aumentó más del 50 por ciento, mientras el Gobierno negocia un acuerdo con el FMI. Pero el pueblo no está dispuesto a ir para atrás con ninguno de sus derechos”.
Juan Carlos Alderete, coordinador nacional de la CCC, es uno de los que lleva la bandera de la cabecera de marcha mientras suenan temas de Los Redondos con la caravana llegando a Plaza Flores. “Vengo encabezando la columna del NEA, y es sorprendente cómo distintos sectores que se han sumado en actos multitudinarios. Hay muchos trabajadores despedidos. Es algo que no veía hace mucho, desde el 2001, con la clase media en las veredas y balcones aplaudiendo cuando pasamos. El escenario no es el mismo, pero hemos aprendido de los golpes de esa época: los dirigentes, primero, tenemos que privilegiar la unidad y defender nuestros derechos por arriba de las apetencias personales. Esto es muy grande, y es una demostración de cómo se puede llegar a la unidad dentro de la diversidad”.
Cómo llevar las cuentas
Lo que describe Alderete sucede en cada esquina y en cada balcón. Sobre Rivadavia y Olivera, Angélica y Rosa son dos jóvenes de 77 y 80 años, respectivamente. No paran de aplaudir. Angélica dice por qué. “Estamos re mal. Tengo dos jubilaciones mínimas y no me alcanza para nada. No puedo ir más al supermercado: compro dos frutas, una verdura y un churrasco para pasar la semana. Y ya está. Así se va todo, súmale los servicios. Pero, ¿sabés qué? Acá vive mucha gente de clase media que no le importa. Del otro lado de la General Paz, como toda esta gente que está marchando, hay hambre.Yo laburé de los 15 a los 74 años. Ahora a los 77 tengo que trabajar de nuevo. Esto, así, no va”.
Teoría en movimiento
Umberto Juárez está al lado de la pancarta que abre la columna de la CTEP que acaba de llegar al Obelisco de Constitución. La pancarta dice: «Contra el gobierno del FMI. Otra Argentina es posible». Juárez tiene una bandera y, encima del blanco y del azul, escribió tres frases:
- «No al FMI».
- «Vamos Argentina».
- «No a los ajustes».
Umberto cuenta que es jubilado y que vive en Temperley. “Vine a la marcha para expresarme sobre este gobierno que nos está desgastando. Hay jubilados que ya se nos van, lamentablemente. Porque no aguantan este ajuste que nos están dando. Ajuste con tarifas, ajuste sobre medicamentos, que algunos ya no pueden comprar. La atención medica que está dando el Pami se rebajó un montón. Si pedís un turno, te lo dan en 7 meses. Si tenés que morir, te morís en ese lapso”.
¿Qué significa marchar hoy? “La forma de venir a expresarme contra este gobierno macrista, neoliberal, o no sé como llamarlo. Del Fondo Monetario, que es el que maneja toda esta situación acá en nuestra Argentina”. Recuerda que vivió tiempos similares, pero asegura: “Como éste, no hubo ningún ajuste”.
Y concluye: “Esta marcha tiene un significado grande para mí. Porque yo me vengo expresando en todas las marchas: marchas de los jubilados, marcha de los maestros, hoy en la marcha federal. Bueno, estoy siempre en las marchas. Pero hoy veo que toda esta gente de todo el país está manifestando por lo mismo. Porque ya hay gente con hambre”.
Changa para el puchereo
Una de las que viene del otro lado de General Paz es Claudia Reinaga. Es del barrio 24 de Febrero, en la localidad de Rafael Castillo, municipio de La Matanza. “Venimos porque la situación en la que vivimos ya no se puede más. Te suben la luz, te suben el gas: yo tengo dos garrafas cada 15 días. Cada una está 400 pesos. Soy madre soltera, tengo ocho hijos. Cobro una pensión de 6.000 pesos que no sé hasta cuándo va a durar. Con eso ayuda para llenar la olla. Uno de mis hijos está sin trabajo. Hace changuita para el puchereo. Trabajó en albañilería pero tampoco podés cobrar cara una mano de obra porque no te llaman más. Hay mucha bronca en mi barrio. Mucha necesidad. Por eso hoy sacamos dos micros llenos”.
Alejandro marcha sosteniendo con las dos manos una virgen sobre su cabeza. Milita en el Movimiento Evita y es trabajador municipal en Luján: hace 43 días que están de paro. “Tuvimos conciliación obligatoria pero no hay novedad de nada. Nos boludean el porcentaje: nos quieren dar un 17 por ciento cuando pedimos, como mínimo, el 27. Tenemos un sueldo muy desfasado: 12 mil pesos de básico».
-¿Para qué te alcanzan los 12 mil?
-En mi barrio el kilo de pan vale 70 mangos. ¡70! Y se repite en todo el país: lo vemos. No se puede con la luz, con la escuela, con el gas. Con 12 mil pesos no se puede nada. Hace un año quejábamos de las tarifas, que siguen estando: hoy ya no podemos comer.
-¿Y la virgencita?
-Es la de Luján. A todos lados. Es la fe de los trabajadores y la fe popular. Otra no queda: en algo hay que creer.







Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
- Revista MuHace 2 semanas
Mu 207: Crear lo que viene
- NotaHace 3 semanas
Julio López, 19 años desaparecido en democracia: sus testimonios contra la Bonaerense
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Triple narcofemicidio: la respuesta al horror
- AmbienteHace 4 semanas
Salvemos al Mari Menuco: campaña desde Neuquén para un lago acosado por el fracking
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios territoriales: las tramas de la violencia