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Pan, trabajo y otras lógicas que explican la Marcha Federal

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Más de 300 mil personas llegaron de todo el país a Plaza de Mayo para exigir leyes de emergencia alimentaria, integración urbana, agricultura familiar, infraestructura social y adicciones. De las tarifas al kilo de pan, del incremento de los merenderos a las drogas de los barrios, los movimientos plantearon en la calle una agenda social invisibilizada tras los vetos del Gobierno. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.

Pan, trabajo y otras lógicas que explican la Marcha Federal

Foto: Nacho Yuchark


El horario de la concentración era a las cuatro y media de la mañana del 29 de mayo, pero Nerina Rivera partió de la capital de Salta con tres micros de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) a las seis. Pasó por Tucumán, en Santiago del Estero pudo ir al baño y comer, luego Córdoba, el jueves en Rosario y hoy llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Es su primera marcha federal. “Estoy emocionada, feliz, porque sé y valoro muchísimo el esfuerzo que hicieron los compañeros que no pudieron venir porque no nos daba para pagar otro micro, pero que entendían que era necesario que Salta esté hoy acá, presente”, dice Nerina, ya en Plaza de Mayo, con su pañuelo color verde aborto atado al cuello. Ese acá es la Marcha Federal por Pan y Trabajo que la CCC, Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) llamaron en todo el país y reunió a 300 mil personas.
El objetivo era visibilizar cinco demandas que los movimientos consideran claves:

  • Ley de Emergencia Alimentaria.
  • Ley de Integración Urbana.
  • Ley de Agricultura Familiar.
  • Ley de Infraestructura Social.
  • Ley de Adicciones.

La movilización inundó la Ciudad por tres puntos nodales: Liniers, Retiro y Puente Pueyrredón. Desde allí partieron las caravanas con trabajadoras y trabajadores del oeste del Gran Buenos Aires, de Chaco, de Córdoba, de Tucumán y de Corrientes, entre otros. La marcha tomó fuerza también por el apoyo del triunvirato de la CGT: dos de sus referentes, Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Héctor Daer (Sanidad), marcharon con importante columnas por Avenida de Mayo. “El paro general se va a hacer: la semana que viene lo vamos a discutir”, dijo a los medios Schmid, en referencia al permanente murmullo sobre una huelga general en consonancia con el veto del presidente Mauricio Macri a la ley de Emergencia Tarifaria.
Por los costados, mientras tanto, la marea los desbordaba.

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Foto: Nacho Yuchark

Dimensión de una organización

Nerina cuenta que cada uno de los tres colectivos con los que llegaron desde Salta costó 100 mil pesos. “Hicimos un gran esfuerzo para sostenerlo: somos más de diez localidades del interior. Era una necesidad y un objetivo político traer una importante delegación, que refleje la realidad que estamos viviendo en la provincia por estas políticas neoliberales”.
¿Qué hicieron? “Hicimos venta de empanadas, de pan de casero, de todo lo que te imagines. También un baile a beneficio para fondos. Todo con 30 días de anticipación. Cada colectivo trajo a 60 compañeros, y no sólo se trabajó para pagar los pasajes sino para que haya algo de plata para los que vinieran. Como trabajamos en cooperativas o cobramos el Salario Social Complementario (4.700 pesos) a esta altura del mes aún no tenemos plata”.
Nerina es la responsable de juventud de la CCC en la provincia y suma otro ítem al del pan, trabajo, o muestra la otra cara de lo mismo: las adicciones. “Nuestra juventud es el sector más golpeado. Cada día se mueren pibes por las adicciones. Por eso tomamos esta marcha con un objetivo principal: tiene que ser el comienzo de un paro nacional activo y multisectorial. No hay otra forma”.

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Foto: Nacho Yuchark


Raúl Roque Romano también es de la CCC pero vino desde Tafí Viejo, en Tucumán. Tiene 20 años y también marca las adicciones como problema central. “Toda la juventud se está perdiendo por culpa de la droga. Todos están por la pobreza, por la comida, pero también hay que saber que se están muriendo muchísimos jóvenes de 20 años, y que criaturas de 12 o 15 se meten y no pueden salir. Si no hay trabajo la gente no puede ayudar a sus hijos, y al no mandarlos a la escuela  muchos terminan en adicciones. Y si trabajan son changuitas, que van para la droga, para darle cuerda a los transas”.
Andrea, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) del barrio Arguello, en Córdoba, tiene un merendero. “Aumentaron mucho los chicos. El año pasado teníamos entre 50 y 70 niños y hoy llegamos a 200. Es muchísimo. Eso es pobreza, y eso genera un combo que es más inseguridad, menos trabajo y más gente en la droga”.
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Foto: Nacho Yuchark

La balanza

Sergio vive en Juan José Casteli, un pueblo del Chaco que se encuentra a 400 km de la capital de Resistencia. Alrededor están sus compañeras y compañeros que llevan una pancarta blanca y verde y muchas banderas con los mismo colores. Ayer, partieron todo juntos a las tres de la tarde, para llegar a Buenos Aires en la mañana de hoy, sobre las seis. Sergio: “En las provincias como Chaco, Corrientes, Formosa, la crisis económica que tenemos a nivel nacional está pegando muy fuerte. Sobre todo en los pueblo de donde venimos”.
Según el propio gobierno, el Chaco está entre las provincias más pobres de Argentina. Sergio: “La mayoría de las personas que vivimos ahí no contamos con un programa de trabajo. Casi nadie es empleado. Los que son empleados son unos pocos, trabajan en municipalidades o empresas privadas. No hay quien contrate gente. Después están los que tienen negocios, que ponen algún kiosquitos para subsistir el día a día. La gente que cobra algo, cobra pensiones no contributivas, becas del gobierno. Las máximas son 4600 pesos. Pero con eso no llegamos ni a mitad del mes. Imagínate, las facturas llegaron hasta 2500 pesos. Si ponemos en balanza lo que es la canasta familiar se complica todo porque no se llega al mes”.

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Foto: Nacho Yuchark

El pan de cada día

Doris, Lidia y Mari son tres hermanas de Berazategui. “El país está cada vez peor. Un kilo de pan llegó a 100 pesos. Luz, agua y colectivos siguen subiendo. Hoy mismo aumentó otra vez el boleto. Mientras los sueldos nunca suben”. Dicen a la vez: “Todo esto es una vergüenza”. Lidia: “Vamos a ver cómo amanecemos el lunes que viene”. Mari explica: “A mí me llegaron 4 mil pesos de luz. Tengo un sueldo de 4600 pesos. En esta situación, si pagás la luz, no podés comer, ni comprar medicamentos. Así mismo me reduzco haciendo pan casero, bizcochitos, pizzas. Haciendo lo que puedo. Pero más de eso no hay. Y tengo problema de salud: desde fuera me ven así entera, pero dentro estoy hecha pelota. Y yo estoy a cargo de dos nietos y tengo una hija adolescente”.
Ángel Caballero es jubilado y vive en Ezeiza. Dice que en el barrio todo el mundo está mal. Cuenta que tiene una jubilación de poco más que 7 mil pesos, la jubilación mínima. “Lo que pasa es que las facturas más baratas son de 2 mil pesos. Con lo que sobra de ahí tengo que vivir yo, mi mujer y mi nieto. También tengo una hija. Y todos tenemos que luchar, porque si no, no alcanza la jornada”. Dice que no hay otra solución que “salir a la calle”.

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Foto: Nacho Yuchark


Patricia es de La Matanza. Allá trabaja en un merendero para niños. Describe una situación muy difícil, para los trabajadores, pero sobre todo para los niños “Ya no tenemos mercadería suficiente para todos. Nosotros le damos de comer a los chicos de lunes a viernes, pero quizá ahora tenemos que bajar de 5 a 3 días. Y son criaturas que no tienen otro sitio donde ir a buscar comida. Lo mismo está pasando en el comedor, donde no van sólo niños, sino familias enteras”.

Definiciones

El coordinador general de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, fue uno de los dirigentes que partió de la columna que llegó desde Liniers. “Es una marcha federal que trasciende los límites de los movimientos para transformarse en una marcha ciudadana”, dice a lavaca. “Una marcha del conjunto de los sectores agredidos por la política económica que tienen miedo por la presencia del FMI, que están preocupados porque van a restringir sus gastos y derechos. Arrancamos el lunes en La Quiaca. En el medio nos encontramos con el veto a las tarifas como una expresión de desprecio por el diálogo en detrimento de sectores medios y populares. Quieren afectar el ingreso de millones de familia. Eso canaliza esta marcha”.

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Foto: Nacho Yuchark


Menéndez subraya que esta marcha es por “pan” y por “trabajo”. ¿Qué pasó con la “paz”, consigna presente en las movilizaciones previas? “No queremos agregarle ´paz´ al pedido porque eso es una responsabilidad del Gobierno. Si no hay diálogo pero sí un violento ajuste, la paz social va a pender de un hilo porque hay un avance del esquema represivo”.
Otro de los dirigentes es Esteban Gringo Castro, dirigente de la CTEP, que avanza por Avenida Rivadavia llevando a la Virgen de Caacupé. “La marcha empezó planteando que no había una dieta con diversidad de alimentos y que la comida de nuestro pueblo más pobre estaba desarrollándose sobre la base de las harinas. Hoy no sólo no hay diversificación sino que la harina aumentó más del 50 por ciento, mientras el Gobierno negocia un acuerdo con el FMI. Pero el pueblo no está dispuesto a ir para atrás con ninguno de sus derechos”.
Juan Carlos Alderete, coordinador nacional de la CCC, es uno de los que lleva la bandera de la cabecera de marcha mientras suenan temas de Los Redondos con la caravana llegando a Plaza Flores. “Vengo encabezando la columna del NEA, y es sorprendente cómo distintos sectores que se han sumado en actos multitudinarios. Hay muchos trabajadores despedidos. Es algo que no veía hace mucho, desde el 2001, con la clase media en las veredas y balcones aplaudiendo cuando pasamos. El escenario no es el mismo, pero hemos aprendido de los golpes de esa época: los dirigentes, primero, tenemos que privilegiar la unidad y defender nuestros derechos por arriba de las apetencias personales. Esto es muy grande, y es una demostración de cómo se puede llegar a la unidad dentro de la diversidad”.
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Cómo llevar las cuentas

Lo que describe Alderete sucede en cada esquina y en cada balcón. Sobre Rivadavia y Olivera, Angélica y Rosa son dos jóvenes de 77 y 80 años, respectivamente. No paran de aplaudir. Angélica dice por qué. “Estamos re mal. Tengo dos jubilaciones mínimas y no me alcanza para nada. No puedo ir más al supermercado: compro dos frutas, una verdura y un churrasco para pasar la semana. Y ya está. Así se va todo, súmale los servicios. Pero, ¿sabés qué? Acá vive mucha gente de clase media que no le importa. Del otro lado de la General Paz, como toda esta gente que está marchando, hay hambre.Yo laburé de los 15 a los 74 años. Ahora a los 77 tengo que trabajar de nuevo. Esto, así, no va”.

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Teoría en movimiento

Umberto Juárez está al lado de la pancarta que abre la columna de la CTEP que acaba de llegar al Obelisco de Constitución. La pancarta dice: «Contra el gobierno del FMI. Otra Argentina es posible». Juárez tiene una bandera y, encima del blanco y del azul, escribió tres frases:

  • «No al FMI».
  • «Vamos Argentina».
  • «No a los ajustes».

Umberto cuenta que es jubilado y que vive en Temperley. “Vine a la marcha para expresarme sobre este gobierno que nos está desgastando. Hay jubilados que ya se nos van, lamentablemente. Porque no aguantan este ajuste que nos están dando. Ajuste con tarifas, ajuste sobre medicamentos, que algunos ya no pueden comprar. La atención medica que está dando el Pami se rebajó un montón. Si pedís un turno, te lo dan en 7 meses. Si tenés que morir, te morís en ese lapso”.
¿Qué significa marchar hoy? “La forma de venir a expresarme contra este gobierno macrista, neoliberal, o no sé como llamarlo. Del Fondo Monetario, que es el que maneja toda esta situación acá en nuestra Argentina”. Recuerda que vivió tiempos similares, pero asegura: “Como éste, no hubo ningún ajuste”.
Y concluye: “Esta marcha tiene un significado grande para mí. Porque yo me vengo expresando en todas las marchas: marchas de los jubilados, marcha de los maestros, hoy en la marcha federal. Bueno, estoy siempre en las marchas. Pero hoy veo que toda esta gente de todo el país está manifestando por lo mismo. Porque ya hay gente con hambre”.

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Changa para el puchereo

Una de las que viene del otro lado de General Paz es Claudia Reinaga. Es del barrio 24 de Febrero, en la localidad de Rafael Castillo, municipio de La Matanza. “Venimos porque la situación en la que vivimos ya no se puede más. Te suben la luz, te suben el gas: yo tengo dos garrafas cada 15 días. Cada una está 400 pesos. Soy madre soltera, tengo ocho hijos. Cobro una pensión de 6.000 pesos que no sé hasta cuándo va a durar. Con eso ayuda para llenar la olla. Uno de mis hijos está sin trabajo. Hace changuita para el puchereo. Trabajó en albañilería pero tampoco podés cobrar cara una mano de obra porque no te llaman más. Hay mucha bronca en mi barrio. Mucha necesidad. Por eso hoy sacamos dos micros llenos”.
Alejandro marcha sosteniendo con las dos manos una virgen sobre su cabeza. Milita en el Movimiento Evita y es trabajador municipal en Luján: hace 43 días que están de paro. “Tuvimos conciliación obligatoria pero no hay novedad de nada. Nos boludean el porcentaje: nos quieren dar un 17 por ciento cuando pedimos, como mínimo, el 27. Tenemos un sueldo muy desfasado: 12 mil pesos de básico».

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-¿Para qué te alcanzan los 12 mil?
-En mi barrio el kilo de pan vale 70 mangos. ¡70! Y se repite en todo el país: lo vemos. No se puede con la luz, con la escuela, con el gas. Con 12 mil pesos no se puede nada. Hace un año quejábamos de las tarifas, que siguen estando: hoy ya no podemos comer.
-¿Y la virgencita?
-Es la de Luján. A todos lados. Es la fe de los trabajadores y la fe popular. Otra no queda: en algo hay que creer.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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