Nota
Memorias del futuro
A 40 años de la creación de Abuelas, y tras la recuperación de la nieta n° 127, Estela de Carlotto cuenta cómo lograr lo que parece imposible y resistir en tiempos difíciles. ▶ ANABELLA ARRASCAETA Y LUCAS PEDULLA

La Plaza de los Dos Congresos todavía late su diciembre.
A metros, en la mítica sede de la calle Virrey Cevallos, en la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo saben que la memoria y el futuro se construyen con los pies y en la calle.
Estela nos recibe con una sonrisa, que en medio gases lacrimógenos y balas de goma parece un oasis. Su voz combina la dulzura de una abuela y la fortaleza de presidir un cuerpo vivo que cumplió 40 años de historia y sembró en una sociedad vapuleada algunas de las noticias más hermosas de un 2017 en el que parecía no haber nada por festejar.
Desde su creación en 1977, Abuelas de Plaza de Mayo recuperó 127 nietos y nietas. El primero, Emiliano Damián Ginés Scotto, en 1978. La última en 2017. La búsqueda de los 500 hijos e hijas de desaparecidos no sólo llevó a una lucha que corrió los límites de la fuerza y del amor, sino también de la ciencia y de la justicia.
- La pregunta que transformó lo posible: ¿se puede usar sangre de los abuelos y otros familiares para reconocer a los nietos robados? Construyeron la respuesta visitando academias, investigadores, científicos y crearon así algo único: el “índice de abuelidad”, que garantizaba un 99,99 por ciento de eficacia en la determinación de parentesco. El Poder Judicial lo tomó como prueba y lo aplicó por primera vez en 1984.
- Por la lucha de Abuelas, los casos de robos de bebés quedaron fuera de la aplicación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y eso significaba el único resquicio para obtener algo de justicia. Entre 1986 y 2003 (año de la derogación de las leyes) hubo 18 condenas por 13 casos de robo de bebés. La causa más emblemática, conocida como “Plan sistemático de apropiación de menores”, finalizó en 2012: se investigaron 35 casos -25 de ellos eran nietos restituidos-, declararon 200 testigos y el genocida Jorge Rafael Videla fue sentenciado a 50 años de prisión.
Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo hicieron así posible lo que parecía imposible. Y siguen dándonos lecciones, en tiempos donde la historia y la memoria están en disputa.
¿Cómo evitar que esto que llamamos país se convierta en un desierto sin raíces ni memoria?
Las abuelas construyeron 127 respuestas a lo largo de 40 años.
Aún faltan 300 nietos y nietas por recuperar.
Y queda Estela
-¿Cómo funciona la máquina de recuperar nietos, que ya va porel 127?
–Ponemos un número para ir viendo cómo va creciendo esta lucha que es producto de un trayecto de 40 años que ha sido muy difícil. Éramos un grupo, sobre todo mujeres, que estábamos en la búsqueda de dos generaciones: la de los hijos y la de los desaparecidos vivos, como llamamos que son los nietos. En los primeros tiempos estaban los miedos, los peligros, la incertidumbre, el desconocimiento total de lo que teníamos que hacer. Pensábamos que iban a volver: lo pedíamos así. Con el correr del tiempo nace el Banco Nacional de Datos Genéticos, fundamental para la identificación. Hoy en día encontrar un nieto significa encontrarse con una persona que tiene 40 años, que ha formado familia, o que se ha ido del país para estudiar, para la aventura, por un nuevo trabajo. Nuestra tarea ha ido cambiando mucho en procedimientos, en actitudes, en modalidades, en formas. Desde que nuestros nietos tienen edad para ser autónomos en su pensamiento, empezamos a hacer mucha propaganda fuera de los lugares comunes -medios, películas, spots- para encontrar al resto. Cada vez intensificamos más, ahora abarcando espacios ya de tercera generación: los hijos de los nietos. En jardines de infantes, escuelas primarias, ahí están y hay que enseñarles delicadamente lo que pasó para que puedan transmitirle al padre que hay una abuelita que está buscando su nieto, y que el nieto tiene tu edad, papá. Todo lo que hacemos va a dos lugares: al que sabe algo y no lo dice y al que duda de su identidad y no se anima.
-¿Cómo son esos primeros encuentros?
-No todos son fáciles. Algunos están muy apropiados, muy metidos dentro de la mentira. Algunos de ellos con sincero sentimiento: quieren a sus padres, y nadie va a hacerles cambiar el afecto, pero sí que sepan que fueron víctimas de un robo y de un delito feroz, que tiene derechos y obligaciones. En general, primero nos acercamos al domicilio. A veces te cierran la puerta en la cara, a veces la segunda vez ya no quieren hablarte, y a veces aceptan. La tercera o cuarta vez que va el grupo de acercamiento ya el caso no puede quedar como si nada, y ahí nos presentamos a la justicia. La justicia llama y sí o sí hay que ir. Es el juez el que tiene que revelar la verdad y buscarlo a través de la sangre, para que se haga el examen en el Banco de Datos. Si da que sí, y está en situación de rechazo a la familia de sangre, comienza el proceso: hay nietos que tardaron años en llamarle “abuela” a la abuela. La recibían mal, o regular, o a distancia, no aceptaban un regalo, nada, y después fueron entrando y entrando. Y llega un momento en que se te devela la verdad. Entonces ya conocen más a la abuela, se integran, y es “la” abuela. Hay un resultado, pero hay que tener mucha paciencia.
-En el caso de la nieta 126, Adriana Garnier Ortolani, contó que desde el primer día le dijo “abu”.
–Se enteró que es hija de desaparecidos, quiénes son sus padres, y vino acá, a conocernos, abierta plenamente a esa historia desconocida para ella pero que necesitaba tener. Por eso participa de la conferencia de prensa, viaja a ver a la abuela, se saca fotos, le dice “abuela”. Es un caso excepcional.
-¿Cómo fue en su caso, con Ignacio Guido Montoya Carlotto?
–También: el día que me conoció me dijo “hola, abu”. Después quizá puede haber un momento que esa euforia entre en un plan sereno y quieran tener más “prudencia”, o no. Lo de mi nieto fue una explosión nacional e internacional. La calle se cortó. Fue muy impactante.
-¿Qué procedimientos se activan para la búsqueda?
-Cuando empezamos éramos las abuelas las que hacíamos todo: recursos de habeas corpus, cartas al Papa, a presidentes de Europa. También acá, al Ministerio del In – terior. Después mirar a los chiquitos a ver qué cara tenían, sacarles fotos a la salida del jardín o la escuela porque una maestra había dicho “miren este chico”, “coincide”, “véanlo”, “parece”. Se nos escapaban, muchos se nos fueron al Paraguay huyendo, después conseguimos que vuelvan, pero costó años. Fuimos incorporando gente solidaria. No teníamos un peso, no teníamos sede, no teníamos nada. ¿Qué sabíamos? Una era maestra, otra profesora, otra odontóloga, otra psicóloga, otra ama de casa. Era decir: ¿qué hacemos? Ahí las ideas las compartíamos. Por eso agruparse es bueno. Con el tiempo conseguimos una pequeña oficina alquilada, algunos abogados, psicólogos. Siempre fuimos sumando. Y después nos fuimos organizando económicamente con subsidios del exterior para rentar a la gente. La militancia y la solidaridad viene cuando puede, y nosotros no podíamos esperar a que viniera: la necesitábamos acá. Hoy hay equipos técnicos perfectamente armados de abogados, psicólogos, genética, investigación, de recepciones espontáneas, de acercase al domicilio, prensa y difusión. Todo un aparato que entre filiales suma 100 personas.
-De esas 100, muchas son jóvenes. ¿Qué sig – nifica esa participación?
–El trabajo lo vamos haciendo ahora con gente joven, ya preparada para el relevo, porque quedan muy poquitas abuelas activas: o están muy enfermas porque son muy mayores o se han muerto. Si ves la re – unión de Comisión Directiva, que el número formal es de 13 personas, somos 4 o 5 abuelas nomás las que estamos. ¿El resto quiénes son? Los nietos: ellos ya integran formalmente la Comisión: ya tienen experiencia. Son chicos recuperados, otros son hermanos de desaparecidos, otros son chicos voluntarios. Y ya forman parte de la institución. Estamos mirando al futuro también.
-¿En cuánto influye el Estado en los procesos de búsqueda?
-La actitud que hemos tenido es de diálogo con todos los gobiernos de turno constitu 4cionales. No nos interesa de qué gobierno sean sino que son gobierno: el presidente es un empleado que cobra para responder al pueblo y nosotras somos parte del pueblo. Siempre nos han recibido, algunos más y otros menos. El tiempo que rescato que más nos abrieron las puertas, atendieron y repararon fue durante la década de Néstor y Cristina. Ahora ha llegado otro gobierno que está en la vereda de enfrente: lamentablemente el presidente no nos quiso recibir. Le mandamos un pedido de todos los organismos para hablar. Ya había dicho en su campaña que éramos un curro, eso no gustó nada pero como dijo “pobreza cero, argentinos unidos” (y hoy está abriendo una grieta más grande que la del Cañón del Colorado) pedimos la reunión cuando recién tomó el cargo. Nos contestó que no tenía tiempo de recibirnos. Me mandó una carta a mí firmada por él, diciendo que nos dirijamos a la Secretaría de Derechos Humanos, que conocemos, for – mamos y en la que hoy hay un funcionario totalmente identificado con los linea – mientos del presidente, Avruj, que también nos ofende. Tratamos de llevarnos bien, ha venido a esta casa las veces que ha querido, lo tratamos respetuosamente, hemos hablado pero cuando está acá es un galante y cuando va a la prensa es un enemigo. El presidente a la larga nos atendió, porque venía Hollande (Francois, expresidente de Francia) y era una vergüenza. Un fracaso esa reunión, con su equipo de negadores, Marcos Peña entre ellos.
-¿Qué hacer con un Estado así?
–Después de todos los agravios, yo no quiero hablar. Si nos llaman vamos. Hay mucho por dialogar. Pero no le pedimos más.
-¿Cómo influye el resto de las políticas -eco – nómicas, sociales- en Abuelas?
-Nosotras somos parte de un pueblo, no somos una isla. Somos argentinas que tam – bién sufrimos todos los deterioros. Ejemplo: soy jubilada. ¿Qué me espera? No sé. Pero no pienso por mí, sino por todos: y lo que pasó el 13 y el 18 de diciembre deja en evidencia que el pueblo no quiere lo que están haciendo. Antes las cacerolas eran para repudiar a Néstor y Cristina, ahora para repudiar las decisiones de este hombre. Nosotros vamos a seguir horadando la piedra, y muchas veces conseguimos tor – cer el brazo. Y vamos a seguir buscando a los nietos, esas buenas noticias que para la Argentina de los derechos humanos eran prioridad, eran ejemplo que habíamos podido vencer muchas barreras, tener justicia, tribunales que están juzgando en juicios orales y públicos.
-¿Qué política pública ayudaría a instrumentar la búsqueda de los nietos que faltan?
-El Plan Nacional de Derechos Humanos que anunciaron en el Museo de la Casa Rosada está bueno, pero lo que pasó en diciembre en la Plaza va en camino totalmente contrario a eso. Dicen: “Vamos a erradicar la pobreza”. Y hay más pobres. Dicen: “Los derechos humanos hay que respetarlos sin violencia”. Y a tres le sacan un ojo. Es un discurso de locos.
-¿Qué otros elementos de la historia de Abuelas nos permiten entender cosas que están pasando hoy?
-Hoy la mujer se ha rebelado. Y quizás a partir de nuestra presencia cambió mucho. Nosotras inauguramos una actitud visible de búsqueda venciendo los miedos, inventando cómo dejar la casa, a los maridos, que nos esperaban, nos ayudaban, nos aguantaban. Y algo clave: desafiar. Nunca bajar los brazos. Desaparecieron Madres en diciembre del 77, pero eso no hizo que nos escondiéramos en casa: salimos más. Es algo que tienen las madres, de amor. Yo encontré mi nieto, enterré a Laura, sé dónde está, pero lo mío es secun – dario. Falta. Sigo viniendo para buscar lo que falta. Va más allá de lo personal. Acá hay algo de lo que se dice tanto que es “el otro soy yo”: ese es el ejemplo. Y el ejemplo acá es cuando las madres ven que sus hijos son asesinados por la policía y salen a defenderlos. Ven que sus hijos están en – venados por el paco, salen las madres. El movimiento femenino, con Ni Una Menos, ocupa un lugar que nos corresponde. Igualó a la par que el hombre y todavía falta, pero se va a conseguir.
-¿Cuál es el próximo paso de Abuelas?
-Vamos a empezar el 2018 y si preguntan qué proyecto tenemos, no sabemos. No tenemos acá un proyecto de “vamos a hacer tantas empanadas”, y con eso compramos una máquina nueva. Acá es: ¿Qué más? ¿Qué más inventamos? Bueno, esa es la forma de trabajar que tenemos. Lo que moviliza la institución es la creatividad. Así es que ocurren los hechos impensados
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


- Revista MuHace 1 semana
Mu 206: La revolución de la empatía
- ActualidadHace 3 semanas
Intoxicados
- ActualidadHace 4 semanas
Marcha de jubilados: lo que une el espanto
- Derechos HumanosHace 2 semanas
La justicia en el cuerpo
- ActualidadHace 3 semanas
Coimas: los próximos pasos de la investigación que acorrala a los Milei