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Memorias del futuro
A 40 años de la creación de Abuelas, y tras la recuperación de la nieta n° 127, Estela de Carlotto cuenta cómo lograr lo que parece imposible y resistir en tiempos difíciles. ▶ ANABELLA ARRASCAETA Y LUCAS PEDULLA

La Plaza de los Dos Congresos todavía late su diciembre.
A metros, en la mítica sede de la calle Virrey Cevallos, en la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo saben que la memoria y el futuro se construyen con los pies y en la calle.
Estela nos recibe con una sonrisa, que en medio gases lacrimógenos y balas de goma parece un oasis. Su voz combina la dulzura de una abuela y la fortaleza de presidir un cuerpo vivo que cumplió 40 años de historia y sembró en una sociedad vapuleada algunas de las noticias más hermosas de un 2017 en el que parecía no haber nada por festejar.
Desde su creación en 1977, Abuelas de Plaza de Mayo recuperó 127 nietos y nietas. El primero, Emiliano Damián Ginés Scotto, en 1978. La última en 2017. La búsqueda de los 500 hijos e hijas de desaparecidos no sólo llevó a una lucha que corrió los límites de la fuerza y del amor, sino también de la ciencia y de la justicia.
- La pregunta que transformó lo posible: ¿se puede usar sangre de los abuelos y otros familiares para reconocer a los nietos robados? Construyeron la respuesta visitando academias, investigadores, científicos y crearon así algo único: el “índice de abuelidad”, que garantizaba un 99,99 por ciento de eficacia en la determinación de parentesco. El Poder Judicial lo tomó como prueba y lo aplicó por primera vez en 1984.
- Por la lucha de Abuelas, los casos de robos de bebés quedaron fuera de la aplicación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y eso significaba el único resquicio para obtener algo de justicia. Entre 1986 y 2003 (año de la derogación de las leyes) hubo 18 condenas por 13 casos de robo de bebés. La causa más emblemática, conocida como “Plan sistemático de apropiación de menores”, finalizó en 2012: se investigaron 35 casos -25 de ellos eran nietos restituidos-, declararon 200 testigos y el genocida Jorge Rafael Videla fue sentenciado a 50 años de prisión.
Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo hicieron así posible lo que parecía imposible. Y siguen dándonos lecciones, en tiempos donde la historia y la memoria están en disputa.
¿Cómo evitar que esto que llamamos país se convierta en un desierto sin raíces ni memoria?
Las abuelas construyeron 127 respuestas a lo largo de 40 años.
Aún faltan 300 nietos y nietas por recuperar.
Y queda Estela
-¿Cómo funciona la máquina de recuperar nietos, que ya va porel 127?
–Ponemos un número para ir viendo cómo va creciendo esta lucha que es producto de un trayecto de 40 años que ha sido muy difícil. Éramos un grupo, sobre todo mujeres, que estábamos en la búsqueda de dos generaciones: la de los hijos y la de los desaparecidos vivos, como llamamos que son los nietos. En los primeros tiempos estaban los miedos, los peligros, la incertidumbre, el desconocimiento total de lo que teníamos que hacer. Pensábamos que iban a volver: lo pedíamos así. Con el correr del tiempo nace el Banco Nacional de Datos Genéticos, fundamental para la identificación. Hoy en día encontrar un nieto significa encontrarse con una persona que tiene 40 años, que ha formado familia, o que se ha ido del país para estudiar, para la aventura, por un nuevo trabajo. Nuestra tarea ha ido cambiando mucho en procedimientos, en actitudes, en modalidades, en formas. Desde que nuestros nietos tienen edad para ser autónomos en su pensamiento, empezamos a hacer mucha propaganda fuera de los lugares comunes -medios, películas, spots- para encontrar al resto. Cada vez intensificamos más, ahora abarcando espacios ya de tercera generación: los hijos de los nietos. En jardines de infantes, escuelas primarias, ahí están y hay que enseñarles delicadamente lo que pasó para que puedan transmitirle al padre que hay una abuelita que está buscando su nieto, y que el nieto tiene tu edad, papá. Todo lo que hacemos va a dos lugares: al que sabe algo y no lo dice y al que duda de su identidad y no se anima.
-¿Cómo son esos primeros encuentros?
-No todos son fáciles. Algunos están muy apropiados, muy metidos dentro de la mentira. Algunos de ellos con sincero sentimiento: quieren a sus padres, y nadie va a hacerles cambiar el afecto, pero sí que sepan que fueron víctimas de un robo y de un delito feroz, que tiene derechos y obligaciones. En general, primero nos acercamos al domicilio. A veces te cierran la puerta en la cara, a veces la segunda vez ya no quieren hablarte, y a veces aceptan. La tercera o cuarta vez que va el grupo de acercamiento ya el caso no puede quedar como si nada, y ahí nos presentamos a la justicia. La justicia llama y sí o sí hay que ir. Es el juez el que tiene que revelar la verdad y buscarlo a través de la sangre, para que se haga el examen en el Banco de Datos. Si da que sí, y está en situación de rechazo a la familia de sangre, comienza el proceso: hay nietos que tardaron años en llamarle “abuela” a la abuela. La recibían mal, o regular, o a distancia, no aceptaban un regalo, nada, y después fueron entrando y entrando. Y llega un momento en que se te devela la verdad. Entonces ya conocen más a la abuela, se integran, y es “la” abuela. Hay un resultado, pero hay que tener mucha paciencia.
-En el caso de la nieta 126, Adriana Garnier Ortolani, contó que desde el primer día le dijo “abu”.
–Se enteró que es hija de desaparecidos, quiénes son sus padres, y vino acá, a conocernos, abierta plenamente a esa historia desconocida para ella pero que necesitaba tener. Por eso participa de la conferencia de prensa, viaja a ver a la abuela, se saca fotos, le dice “abuela”. Es un caso excepcional.
-¿Cómo fue en su caso, con Ignacio Guido Montoya Carlotto?
–También: el día que me conoció me dijo “hola, abu”. Después quizá puede haber un momento que esa euforia entre en un plan sereno y quieran tener más “prudencia”, o no. Lo de mi nieto fue una explosión nacional e internacional. La calle se cortó. Fue muy impactante.
-¿Qué procedimientos se activan para la búsqueda?
-Cuando empezamos éramos las abuelas las que hacíamos todo: recursos de habeas corpus, cartas al Papa, a presidentes de Europa. También acá, al Ministerio del In – terior. Después mirar a los chiquitos a ver qué cara tenían, sacarles fotos a la salida del jardín o la escuela porque una maestra había dicho “miren este chico”, “coincide”, “véanlo”, “parece”. Se nos escapaban, muchos se nos fueron al Paraguay huyendo, después conseguimos que vuelvan, pero costó años. Fuimos incorporando gente solidaria. No teníamos un peso, no teníamos sede, no teníamos nada. ¿Qué sabíamos? Una era maestra, otra profesora, otra odontóloga, otra psicóloga, otra ama de casa. Era decir: ¿qué hacemos? Ahí las ideas las compartíamos. Por eso agruparse es bueno. Con el tiempo conseguimos una pequeña oficina alquilada, algunos abogados, psicólogos. Siempre fuimos sumando. Y después nos fuimos organizando económicamente con subsidios del exterior para rentar a la gente. La militancia y la solidaridad viene cuando puede, y nosotros no podíamos esperar a que viniera: la necesitábamos acá. Hoy hay equipos técnicos perfectamente armados de abogados, psicólogos, genética, investigación, de recepciones espontáneas, de acercase al domicilio, prensa y difusión. Todo un aparato que entre filiales suma 100 personas.
-De esas 100, muchas son jóvenes. ¿Qué sig – nifica esa participación?
–El trabajo lo vamos haciendo ahora con gente joven, ya preparada para el relevo, porque quedan muy poquitas abuelas activas: o están muy enfermas porque son muy mayores o se han muerto. Si ves la re – unión de Comisión Directiva, que el número formal es de 13 personas, somos 4 o 5 abuelas nomás las que estamos. ¿El resto quiénes son? Los nietos: ellos ya integran formalmente la Comisión: ya tienen experiencia. Son chicos recuperados, otros son hermanos de desaparecidos, otros son chicos voluntarios. Y ya forman parte de la institución. Estamos mirando al futuro también.
-¿En cuánto influye el Estado en los procesos de búsqueda?
-La actitud que hemos tenido es de diálogo con todos los gobiernos de turno constitu 4cionales. No nos interesa de qué gobierno sean sino que son gobierno: el presidente es un empleado que cobra para responder al pueblo y nosotras somos parte del pueblo. Siempre nos han recibido, algunos más y otros menos. El tiempo que rescato que más nos abrieron las puertas, atendieron y repararon fue durante la década de Néstor y Cristina. Ahora ha llegado otro gobierno que está en la vereda de enfrente: lamentablemente el presidente no nos quiso recibir. Le mandamos un pedido de todos los organismos para hablar. Ya había dicho en su campaña que éramos un curro, eso no gustó nada pero como dijo “pobreza cero, argentinos unidos” (y hoy está abriendo una grieta más grande que la del Cañón del Colorado) pedimos la reunión cuando recién tomó el cargo. Nos contestó que no tenía tiempo de recibirnos. Me mandó una carta a mí firmada por él, diciendo que nos dirijamos a la Secretaría de Derechos Humanos, que conocemos, for – mamos y en la que hoy hay un funcionario totalmente identificado con los linea – mientos del presidente, Avruj, que también nos ofende. Tratamos de llevarnos bien, ha venido a esta casa las veces que ha querido, lo tratamos respetuosamente, hemos hablado pero cuando está acá es un galante y cuando va a la prensa es un enemigo. El presidente a la larga nos atendió, porque venía Hollande (Francois, expresidente de Francia) y era una vergüenza. Un fracaso esa reunión, con su equipo de negadores, Marcos Peña entre ellos.
-¿Qué hacer con un Estado así?
–Después de todos los agravios, yo no quiero hablar. Si nos llaman vamos. Hay mucho por dialogar. Pero no le pedimos más.
-¿Cómo influye el resto de las políticas -eco – nómicas, sociales- en Abuelas?
-Nosotras somos parte de un pueblo, no somos una isla. Somos argentinas que tam – bién sufrimos todos los deterioros. Ejemplo: soy jubilada. ¿Qué me espera? No sé. Pero no pienso por mí, sino por todos: y lo que pasó el 13 y el 18 de diciembre deja en evidencia que el pueblo no quiere lo que están haciendo. Antes las cacerolas eran para repudiar a Néstor y Cristina, ahora para repudiar las decisiones de este hombre. Nosotros vamos a seguir horadando la piedra, y muchas veces conseguimos tor – cer el brazo. Y vamos a seguir buscando a los nietos, esas buenas noticias que para la Argentina de los derechos humanos eran prioridad, eran ejemplo que habíamos podido vencer muchas barreras, tener justicia, tribunales que están juzgando en juicios orales y públicos.
-¿Qué política pública ayudaría a instrumentar la búsqueda de los nietos que faltan?
-El Plan Nacional de Derechos Humanos que anunciaron en el Museo de la Casa Rosada está bueno, pero lo que pasó en diciembre en la Plaza va en camino totalmente contrario a eso. Dicen: “Vamos a erradicar la pobreza”. Y hay más pobres. Dicen: “Los derechos humanos hay que respetarlos sin violencia”. Y a tres le sacan un ojo. Es un discurso de locos.
-¿Qué otros elementos de la historia de Abuelas nos permiten entender cosas que están pasando hoy?
-Hoy la mujer se ha rebelado. Y quizás a partir de nuestra presencia cambió mucho. Nosotras inauguramos una actitud visible de búsqueda venciendo los miedos, inventando cómo dejar la casa, a los maridos, que nos esperaban, nos ayudaban, nos aguantaban. Y algo clave: desafiar. Nunca bajar los brazos. Desaparecieron Madres en diciembre del 77, pero eso no hizo que nos escondiéramos en casa: salimos más. Es algo que tienen las madres, de amor. Yo encontré mi nieto, enterré a Laura, sé dónde está, pero lo mío es secun – dario. Falta. Sigo viniendo para buscar lo que falta. Va más allá de lo personal. Acá hay algo de lo que se dice tanto que es “el otro soy yo”: ese es el ejemplo. Y el ejemplo acá es cuando las madres ven que sus hijos son asesinados por la policía y salen a defenderlos. Ven que sus hijos están en – venados por el paco, salen las madres. El movimiento femenino, con Ni Una Menos, ocupa un lugar que nos corresponde. Igualó a la par que el hombre y todavía falta, pero se va a conseguir.
-¿Cuál es el próximo paso de Abuelas?
-Vamos a empezar el 2018 y si preguntan qué proyecto tenemos, no sabemos. No tenemos acá un proyecto de “vamos a hacer tantas empanadas”, y con eso compramos una máquina nueva. Acá es: ¿Qué más? ¿Qué más inventamos? Bueno, esa es la forma de trabajar que tenemos. Lo que moviliza la institución es la creatividad. Así es que ocurren los hechos impensados
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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI
Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.
El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos.
El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

Exposiciones sin consenso
El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.
En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.
Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.
Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.
La evidencia del modelo
Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.
Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.
Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.
Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.
María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.
Antecedentes que enferman
Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós.
Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.
Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.
Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

Nota
Entrevista a Celeste Fierro, tras ser detenida en la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza
Al llegar al país luego de estar 8 días detenida (junto a otros tres argentinos, entre un total de 443 personas que conformaban la flotilla Global Sumud) la legisladora habló con lavaca.

Celeste Fierro durmió sólo algunas horas, y de manera intermitente, y apenas se levanta habla con lavaca. Llegó anoche de Jordania, donde fue trasladada desde la cárcel de Ktzi’ot. Allí estuvo presa del 3 al 7 de octubre, después de que el Estado israelí interceptara el barco en el que pretendía llegar a Gaza como parte de la flotilla Global Sumud. Del 1 al 2 tuvo dos días de traslados, y el día 7 la llevaron también a Jordania, desde donde partió el vuelo a Buenos Aires.
La historia es conocida: en aguas internacionales, el Estado de Israel interceptó todos los barcos de la flotilla, tomó su mando y los dirigió a tierra para detener a sus tripulantes. “Sabíamos que, lo más probable, era que pasara lo que pasó”, se sincera Fierro respecto a la misión humanitaria que buscaba 1) romper el bloqueo naval israelí sobre Gaza y 2) hacer visible la crisis humanitaria allí.
Lo primero no lo lograron. Lo segundo, sí.
Lavaca fue el único medio argentino presente en la masiva movilización en Roma que, tras conocerse la noticia de la detención de los tripulantes de esta flotilla, reunió a un millón de personas para pedir el fin del genocidio israelí en Gaza y, entre otras cosas, la liberación inmediata de los recientes detenidos. Ese mismo día, por la noche, llegaron a la capital 26 personas italianas que habían sido detenidas, las primeras que largó el Estado de Israel.
Los cuatro argentinos (Ezequiel Peressini, Carlos Bertola, Nicolás Calabrese, y Celeste) fueron de los últimos.
Finalmente ayer, después de 8 días, volvieron a pisar su tierra.
Desde aquel 1 de octubre hasta ahora, Celeste no había vuelto a tomar mate. Está en eso mientras conversa y revela que su mate, al igual que todas sus pertenencias (a excepción del pasaporte) le fueron sustraídas por el Estado de Israel.
La primera pregunta es obvia: ¿Cómo estás?
Entera, lo cual es un montón. Y muy contenta de estar de nuevo acá. Eso es lo primero, pero también muy preocupada porque entiendo que todavía hay compañeros detenidos de la Global Sumud y que, además, interceptaron a la Freedom Flotilla (145 detenidos). Así que poniéndome en contacto con compas de otros países para estar a disposición.
Durante dos días no se supo nada de vos; luego lo que llegaba era casi nada. ¿Qué pasó en esos primeros momentos?
Lo que nos pasó no se compara con lo que pasan los presos palestinos en las cárceles de Israel; no se compara con lo que viven las familias palestinas en la franja de Gaza. Pero, en ese momento, lo que más preocupaba era que no supieran que estábamos vivos. Desde que nos detuvieron estuvimos 48 horas hasta que logramos ver a un abogado. Y después, la visita de la cancillería fue recién el viernes o el sábado, 3 días después de la intercepción. Lo único que yo quería que avisaran era que estábamos vivos.
¿Les iban informando qué harían con ustedes?
Los primeros que salen son los italianos. En las intercepciones preguntaron por los italianos, ya veíamos claramente que iban a liberarlos más rápido. Los que quedamos detenidos fuimos los del sur global, no solo América, Sudáfrica, Nueva Zelanda.
¿Por qué Italia primero?
Lo de Italia fue por la presión social hacia el propio gobierno italiano de ultraderecha. Hubo una huelga general una semana antes de la intercepción; eso hizo que Meloni mandara un barco, que fue directamente para responder a la huelga; y también para que los italianos desistan de esas misiones. No lo lograron.
¿Cómo fueron los días previos a que los interceptaran?
Ya habíamos tenido una situación previa el día anterior, donde rodearon dos de los barcos de la flotilla. Con alguna cosa magnética cortaron los radares, los teléfonos, como que esos barcos perdieron la comunicación. Y luego se retiraron. Ahí tuvimos el primer intento, ya antes habíamos tenido los ataques con los drones.
¿Cómo es un ataque con drones?
Los primeros dos ataques fueron en puerto de Túnez. Nosotros no habíamos llegado ahí todavía. Pero también entendimos que eran para intimidar, para amedrentar. Es un ejército muy preparado: si hubieran querido hundir un barco lo hacían. Lo que hicieron en el puerto dos días distintos a dos embarcaciones distintas fue tirar como unos explosivos. Y se logró contener ese fuego rápidamente y no pasó a mayores y lograron seguir esas embarcaciones.
En altamar también siguieron las intimidaciones
Todas las noches teníamos drones arriba. Una vigilancia permanente 24×7, fundamentalmente a la noche. Dos días antes de llegar a Creta, entre Sicilia y Creta, ya no eran algunos sino que eran decenas de drones que pasaban por todos los barcos. Y a las 11 de la noche empezamos a tener interferencia en las radios. Empezó a sonar ABBA a todo volumen, nos mirábamos porque no sabíamos qué estaba pasando… Y a los 15 minutos escuchamos la primera detonación… Tiraban esos explosivos que explotan cuando tocan algo; a uno de los barcos les tiraron uno de los mástiles… a otro directamente le rompieron una vela. A otros era solamente el sonido y veías una luz muy fuerte. Era sistemático: cada 15 minutos sentíamos una detonación. A otro le cayeron líquidos, que no sabemos qué eran. No los escuchábamos, veíamos luces, era mucho el miedo.
¿En algún momento temiste por tu vida?
Creo que todo el tiempo. Desde ese momento, hasta que logramos salir (por anteayer). En el momento de los drones, al día siguiente hablábamos: siguen intentando que no continuemos. Y la fuerza estaba puesta en continuar. Y a la noche siguiente estaba en la guardia y no hubo drones. Fue una guardia muy tranquila. Fue el primer día que dije: y mirá si llegamos… Había crecido la presión internacional. Pero no pasó.
Y el día en que los interceptan, ¿cómo fue?
Cuando nos interceptan –no me acuerdo la hora pero era de día, habrán sido las 7PM- nos llega un mensaje de uno de los barcos que en un radar habían visto que se acercaban 10 o 12 barcos. Ahí nos preparamos con los protocolos que veníamos manejando, y en menos de una hora y media ya habían llegado. Empezaron a rodearnos lanchas rápidas, no las veías porque era de noche. Nos tiraron primero agua a todos los barcos. Luego por un altoparlante decían que no teníamos que seguir navegando, que si nos quedábamos ahí iba a estar todo bien… Todo eso duró como una hora. Hasta que se subieron alrededor de 10 o 12 marines israelíes, con armas largas, caras tapadas. Lo primero que hicieron fue desactivar todas las conexiones de Internet. Y ahí efectivamente nos detuvieron, agarraron el mando de nuestro barco. Nos cachean, nos piden los pasaportes. Revuelven todo. Y nos metieron en los camarotes, éramos muchos más de los que entran en los camarotes, estábamos todos amontonados. Estuvimos 24 horas metidos ahí, sin comer nada. Hasta que llegamos al puerto, 24 horas más, y después a la cárcel, donde nunca nos dieron agua potable, estuvimos hacinados, con precintos; a compañeros les vendaron los ojos. Sufrimos maltrato físico. Y la mayor preocupación era que se sepa dónde estábamos.
¿Cómo se siente en el cuerpo esa impunidad?
Nosotros sabíamos que el escenario más probable era lo que nos terminó sucediendo. También hay que decir que lo que significó la flotilla en cuanto al impulso, a multiplicar las acciones, es muy fuerte. Es fuerte saberse parte de una acción internacional que hace lo que los Estados no hacen, dando una respuesta solidaria, humanitaria, a una causa que es de toda la humanidad; fue muy importante. A mí me recordaba a las brigadas internacionalistas de la Guerra Civil Española, Nicaragua… Y creo que eso también fue lo que nos protegió, más allá de la violencia que se sufrió, que todos los ojos estén puestos en Gaza y en la flotilla hace que hoy estemos en casa. Esa firmeza de continuar a pesar de los ataques. Y repito: lo que a nosotros nos pasó, ni se comprara con lo que pasa Gaza. Eso es lo que nos daba más fuerza y firmeza para continuar y de estar juntos.
¿Qué pudiste compartir con los compañeros y compañeras de otras partes del mundo, respecto a lo que estaba pasando, a la situación de Gaza, a cómo articular el reclamo a nivel global?
Para mí fue muy importante. Como experiencia militante, como experiencia de vida. Quienes somos militantes, internacionalistas, lo vivimos de forma permanente, pero esto fue encontrarnos con gente que nunca habíamos tenido contacto, que hablamos distintos idiomas, que venimos de distintas historias. Había sindicalistas, periodistas, enfermeros, médicos, compañeras activistas, artistas. Eso es lo que fortaleció la misión y sobre todo el reclamo y le dio potencia. El internacionalismo, sabernos todos levantamos una misma causa logró potenciarlo y ver que en todos los rincones del mundo se esté denunciando el genocidio y levantando la causa palestina, porque la causa del pueblo palestino es hoy la causa de toda la humanidad. Ese fue el sentido de la flotilla.
¿En qué nivel ves que está el reclamo en Argentina?
En los últimos meses se ha multiplicado la participación. Nosotros lo venimos levantando desde hace décadas, pero creo que hubo un cambio grandísimo. Me acuerdo patente el domingo que fue el Día del Padre, que hubo una movilización gigante, había familias enteras. Desde ese día hasta ahora se ha multiplicado el acompañamiento, no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino en lugares inhóspitos del país. Se fue extendiendo y tenemos que ser cada vez más.
Ahora hay un supuesto nuevo “alto al fuego”. ¿Cómo lo interpretan?
No hay que conformarse hasta el alto el fuego que hay ahora, que no sea un nuevo invento. Lo que venga del imperialismo yanqui creo que es un nuevo acuerdo de ocupación colonial que no va a resolver de forma definitiva las necesidades del pueblo palestino. Acá una paz justa es una paz donde haya derecho al retorno, donde la Palestina sea única, del río al mar y no es lo que se está proponiendo. Hay que seguir multiplicando las acciones por eso, y en nuestro país seguir exigiendo: no en nuestro nombre. Tenemos que tomar lo que dicen nuestros compañeros judíos: que este Estado apoye a ese genocidio, a ese criminal de guerra como es Netanyahu, no es en nuestro nombre, cuando sabemos lo que significa un genocidio en nuestra historia. El genocidio de los pueblos originarios, el genocidio de la última dictadura: tenemos que decir no en nuestro nombre y seguir reclamando la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales. Hoy es un momento en el que Israel está aislado internacionalmente, así que hay que presionar.
El gobierno nacional también parece estar en ese mismo aislamiento…
Por eso, hay que seguir denunciando a este gobierno que no solo es cómplice de ese genocidio sino que viene llevando adelante un desastre en materia económica y social y que por eso está recibiendo fuertes golpes. Acá vamos a estar para plantear una alternativa.
¿Cómo se comportó el gobierno nacional con ustedes los detenidos?
Cancillería hizo… el trabajo administrativo para saber que estábamos ahí, y comunicarse con nuestra familia. Nos lo dijeron con claridad: estuvo el cónsul, pero no fue el embajador. Y esa es una decisión política. Hubo una decisión política de no exigir nuestra inmediata libertad y eso fue lo que sucedió. Estuvimos en Jordania con los diplomáticos de Uruguay, que fueron quienes nos buscaron y acompañaron en el proceso de volver a casa.
Llegaste. Y ahora, ¿qué vas a hacer?
Hoy pretendo quedarme un rato en mi casa. Ayer no me despegué de mi hija desde que llegué al aeropuerto… Y después que la logré dormir me fui a Aeroparque a recibir a Cascote, el compañero que llegó de madrugada. Volví, dormí unas horitas, y acá estoy.
¿Qué edad tiene tu hija?
9 años.
Nota
9 años sin Lucía Pérez

La familia de la joven realizó una marcha en Mar del Plata a nueve años del crimen. Lucia tenía 16 años al ser víctima de un narcofemicidio. El aniversario llega en el marco de un nuevo proceso que tiene a sus padres, Marta y Guillermo, otra vez en los laberintos de una justicia que no resuelve el caso y hasta descartó que se haya tratado de un femicidio. «Hoy es un día demoledor, pero lejos de estar tirados en la cama estamos luchando por todos», dijo Marta (en la foto de portada, rodeada por Guillermo y su hijo Matías). Recordó que hace nueve años habla de «narcofemicidio», figura que hoy se pone de relieve con los asesinatos de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi. Por eso, la familia pidió: «Despertemos. Esto que nos está pasando es un Estado narco y ausente en todos los derechos».
Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, agarró el micrófono durante la marcha en Mar del Plata y lo primero que hizo fue agradecer: “Gracias por estar juntos una vez más, por esta lucha que llevamos todos, por ustedes, nuestros padres y abuelos”. Después, mirando a la marcha de jubilados y jubiladas que había llegado hasta el monumento a San Martin en Mar del Plata, unió agendas y resistencias: «Hoy ustedes cumplen 2 años de su lucha”. Y, finalmente, abrazó: “Hoy se cumplen 9 años del femicidio de Lucía. Para nosotros es un día demoledor, pero lejos de estar tirados en la cama, estamos luchando por todos”.
Marta Montero pronunció estas palabras en un aniversario que tiene a la causa sumida en un laberinto que la justicia no resuelve hace nueve años. Primero, fue un juicio que absolvió a los acusados de femicidio: los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale dictaminaron que no hubo femicidio ni abuso sexual sino que condenaron a Matías Farías y Juan Pablo Offidani por comercialización de estupefacientes.

Imágenes del acto en las calles marplatenses. Foto: Florencia Ferioli.
La familia logró iniciar un jury político a los jueces Urso y Viñas (Carnevale consiguió la jubilación anticipada en tiempos de María Eugenia Vidal en la gobernación), pero resultaron absueltos. El proceso sentó un precedente sobre el control social y político a nivel judicial.
En 2023, la lucha de la familia, apoyada por todo una red de organizaciones nucleadas en la Campaña Somos Lucía, logró tirar abajo ese primer juicio y realizar otro que terminó condenando a perpetua a Farías por «abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar la muerte de la persona ofendida, por el suministro de estupefacientes y en el marco de un contexto de violencia de género, en concurso ideal con femicidio«. En el caso de Offidani, le dieron 8 años de condena como partícipe secundario del femicidio que, sumados a la condena previa por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”, le significan 15 años de prisión.

Foto: Florencia Ferioli.
Sin embargo, este año la Sala IV del Tribunal de Casación Penal, integrada por los jueces Víctor Violini y María Florencia Budiño, descartó que haya sido un femicidio y remitió las actuaciones al Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mar del Plata para que establezca una nueva pena para Farías, pero sólo por el delito abuso sexual con acceso carnal agravado, cuya pena máxima es de 15 años. La instancia judicial de «cesura», como es llamada, reveló las contradicciones de un sistema judicial que expone a la familia nuevamente ante el dolor de tener que explicarlo todo otra vez. Así, entre instancias de apelación a la Corte Suprema, en un país cuyo presidente y ministro de Justicia niegan la figura de femicidio, con la sociedad conmovida ante otro triple narcofemicidio bonaerense, llega el noveno aniversario de Lucía.

Foto: Florencia Ferioli.
En Mar del Plata, las columnas caminaron por las calles de la ciudad hasta llegar a la Municipalidad donde se gritó “Presente” cada vez que se nombró a Lucía y a larga lista de víctimas de femicidios que sacuden nuestro país: según el Observatorio Lucía Pérez son 203 los femicidios y travesticidios solamente en lo que va del año. La marcha fue una de las más de 170 que recorrió calles de todo el país exigiendo justicia durante el 2025.
“Hace 9 años cuando mataron a Lucia hablábamos del narco, del dealer, y hoy desgraciadamente lo vemos con el triple femicidio y con cada una de las mujeres que nos matan”, dijo Marta. Y se preguntó: “Lucía era la hija que cualquiera tiene, eso era Lucía. Nuestra lucha es por nuestras hijas, por nuestros hijos. ¿Qué país queremos construir? ¿Qué país queremos dejar? Despertemos. Esto que nos está pasando es un Estado narco y ausente en todos los derechos”.
En diálogo con lavaca Marta mandó un video que termina en una pregunta. Mirando a cámara interpeló: “Hoy se cumplen los 9 años del narcofemicidio. Esto era lo que nosotros hablábamos hace 9 años. Lo que estábamos viendo. Lo que hoy nos está pasando con nuestras pibas. El tríple femicidio, narcofemicidio quedó muy al descubierto. Esto nos pasa en los barrios. Esto es lo que nos está pasando hoy. ¿Qué hacemos?”

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.
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