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Ollas vacías

Esta mañana una delegación de Barrios de Pie dejó un petitorio en el Hotel donde se aloja el Presidente. El reclamo es concreto: no hay comida en las ollas de los movimientos sociales. Qué exigen y cómo piensan seguir para solucionar un problema urgente: el hambre
El Hotel Libertador, ubicado en la microcéntrica Avenida Córdoba al 600, está vallado. En esta esquina, desde el 22 de octubre, el presidente Javier Milei se aloja en una habitación que tiene un costo de 450 dólares por día, y si bien aún no hay información oficial sobre el origen de los fondos para pagarlo, una mujer pega sobre el suelo porteño, mientras la filma un oficial de la Policía de la Ciudad, un afiche que plantea otra aritmética: “Con la estadía de Milei en este hotel le damos de comer a todas las infancias de los barrios populares”. Al menos podrían comprar -a valor oficial- unas 39 garrafas para su comedor Pancita Llena, en el conurbano Hurlingham, que pasaron de $3500 a $9500 en los últimos 20 días.
Lo que expresa esta esquina -que motivó el vallado del hotel cuyo propietario, Eduardo Elsztain, dueño de IRSA, controlará la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE)- es una “ronda de ollas vacías” de la organización social Barrios de Pie, integrante de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que trajeron un pedido de audiencia para abordar estrategias frente a una urgencia en los barrios: el hambre.
No tuvieron respuesta, por lo que el próximo viernes, si la situación no se modifica, la ronda será en la propia Quinta de Olivos, donde el presidente ya estará instalado, luego de las modificaciones que realizó para acondicionar el lugar para sus cinco mastines ingleses. El vocero presidencial, Javier Adorni, dijo en conferencia de prensa que, cuando las obras terminen, informarán “de donde salieron las partidas, si son personales o públicas”.



Mientras tanto, los carteles de esta calle expresan otras partidas, personales y públicas:
- “Por una Argentina sin hambre”.
- “Pettovello, con el hambre del pueblo no se negocia”.
- “No al ajuste en las mesas”.
- “Lo esencial es invisible a la casta”.
- “70 mil cocineras comunitarias trabajan. 10 millones de argentinxs comen. ¿Dónde están los alimentos para los comedores?”.
El reclamo a Pettovello, el pedido a Milei
Karen -28 años-, Micaela -29-, Victoria -28-, Barbi -37- y Andrea -31- son cinco de esas mujeres. El merendero en Hurlingham, oeste del conurbano bonaerense, recibe a 50 infancias los lunes, miércoles y viernes de cada semana. “Hoy la gente no tiene para comer -dice Karen-. Estamos muy complicadas en eso. No estamos pidiendo mercadería para nosotros, sino para todo el pueblo. Hay mucha carencia, mucha necesidad. Todo aumenta, la plata no alcanza y tenemos que salir. Si la gente no sale, vamos a dar la cara”.
Barbi: “Antes teníamos solo nenes, pero ahora viene el papá, la mamá y el hermanito. No es un niño, sino la familia entera. ¿Qué buscan? Pan, leche, factura, galletita, lo que sea”.
Victoria: “Siempre hay una familia que se suma y pregunta si pueden venir. A veces los adultos no vienen, pero mandan a los chicos. Piden harina, fideos. ¿Y cómo hacemos para decirle a un chico que no hay comida?”.

Micaela y otra urgencia: “Se sumó mucha gente mayor. Un jubilado está teniendo que pagar sus medicamentos para la diabetes, porque no todas las salitas proveen lo que necesitan, y no podés pretender que vaya a hacer una cola a las 5 de la mañana sólo para recibir una insulina. Lamentablemente, tienen que comprarla, y si compran el medicamento, no come. La tercera edad está acostumbrada a pagar su cuenta, a sus nietos, a los hijos, pero viene al merendero a llevarse su comida, porque no le alcanza. No estamos pidiendo plata, sino que liberen los depósitos de Nación y entreguen la mercadería antes de que se les pudra”.
Cuándo fue la última vez que recibieron: “Octubre. Frenaron todo después de las elecciones. La semana pasada hicimos una olla popular y repartimos 272 porciones. Tuvimos que hacer un rejunte de todo y cada una puso lo suyo: una la garrafa, otra las hornalla, otra las ollas, otros el cajón de pollo, otro las verduras”.
Andrea plantea algo básico: “Es humanidad. No podemos decirle a un pibe que no le hago la copa de leche, una criatura no se puede dormir sin un plato de comida”. Hay muchos carteles referidos a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, de quien depende la ayuda y asistencia social: “No nos recibieron, sólo terceras líneas”. ¿Por qué piensa? “Creo que ni ellos están organizados, porque no hay nombramientos, y esto sólo muestra un gobierno inhumano e insensible, además de improvisado e ineficiente, que busca favorecer el capital económico concentrado,”.
Barbi: “Eso sí: se toman el tiempo para hacerte un vallado especulando que los vamos a agredir. Solo vinimos a traer un petitorio”.
Micaela dice que en el barrio están notando, como termómetro, la falta de trabajo: “Es más fácil meterle una patada a alguien que blanquearlo y darle así la posibilidad de salir adelante. Tengo 29 años y no tengo trabajo en blanco. Ojo: también están viniendo al merendero pobres con recibo de sueldo. Capaz piden verduras, pero aportan un paquete de fideo. Pero vienen. Ese es el problema y nadie lo ve. Los polis cobran 400 lucas, ¿tu vida realmente vale eso? Acá no es de rico contra pobres, sino que la verdadera grieta es de pobres contra pobres. Ese es el odio que buscan generar entre nosotros”.


Algo, perciben, está cambiando: “Hay mucha gente que se está dando cuenta que la pifió en el voto. No tenemos bronca ni odio. Los invitamos a que estén de nuestro lado. ¿Te equivocaste? Te respetamos. Salí y vení, que acá vas a tener una contención”.
Son las 12:30 del mediodía y la ronda concluye con una asamblea. Si no hay respuesta, como prevén, el viernes que viene harán la ronda en la Quinta de Olivos.
La organización desconcentra.
Por las dudas, la Policía de la Ciudad continúa filmando.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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