Nota
Pepino libre, injusticia intacta
Después de seis días durmiendo en el piso de una Comisaría de Tartagal, fue liberado José «Pepino» Fernández, referente de la UTD Mosconi (Unión de Trabajadores Desocupados) aunque le queda un procesamiento por privación ilegítima de la libertad y amenazas, y aunque bajo la política del gobernador provincial Juan Carlos Urtubey de Tolerancia Cero frente a los reclamos sociales, hay decenas de causas iniciadas contra trabajadores y trabajadoras desocupadas, que en realidad fueron las víctimas de una represión entusiasta, como ha ocurrido durante toda la década en la provincia petrolera.
Sobre las acusaciones que le hicieron Pepino explicó a lavaca: «Toda una mentira. Dicen que le puse un cuchillo en el cogote a un chofer de la empresa Contreras, que le quité las llaves del vehículo, y le quise quemar la camioneta. Pero yo ni estaba en el lugar». Chiqui Peralta, también de la UTD Mosconi, agregó: «Lo único real es que hubo una represión tremenda, quedó gente golpeada y fracturada, y no se entregó ni un puesto de trabajo».
Pepino Fernández en todo caso sigue acumulando récords con este procesamiento, ya que tiene más de 80 causas en su contra. Viajaron especialmente a Salta los diputados Fernando Solanas y Virginia Donda, reclamando su libertad, que el juez Nelso Aramayo concretó, junto con la de otras cinco personas que habían sido detenidas tras la represión policial contra desocupados que reclamaban puestos de trabajo, y cooperativistas de vivienda que no han recibido paga alguna por sus trabajos desde agosto del año pasado, según relata Pepino.
Salta y pega
«Los fondos para las cooperativas de construcción vienen, pero se pierden en el camino. El municipio no nos quiere, no quiere que los desocupados hagan más casas ni nos den más obras. Nos atacan todo el tiempo, pero justamente porque nosotros trabajamos y hacemos las cosas en tiempo y forma y demostramos lo inútil que es el municipio». El intendente Isidro Ruarte ya ha tenido la delicadeza de calificar a los desocupados como «grupo de ratas», llamó al resto de la población de Mosconi a combatirlos, amenazó a Pepino en diversas ocasiones de modo personal, y casi lo atropella con su camioneta.
El otro problema que plantea Pepino Fernández es el de puestos de trabajo para el gasoducto Norte Centro: «Lo está haciendo la empresa Víctor Contreras, el gasoducto va hacia Buenos Aires. En este caso no se cumplió el convenio de dar trabajo a la gente de Mosconi en el tramo que nos toca. De estos reclamos empezó la represión. Pero en la provincia está ocurriendo todo el tiempo. Han reprimido a los ex ypefeanos (trabajadores de YPF), docentes, indígenas. Palos para todos porque el gobernador Urtubey dice que estamos en la Tolerancia Cero».
Los integrantes de la UTD tuvieron que organizar el traslado de alimento para Pepino y otros detenidos desde Mosconi a Tartagal. Entre los presos estaba el referente indígena Eduardo Paliza. «Así que compartíamos todo. En la cárcel, si no te traen comida, pasás hambre porque ellos no te dan nada», relata Pepino. El sistema de hacerlos dormir en el piso es otra curiosidad que tal vez forme parte de la doctrina Tolerancia Cero del oficialismo.
¿Por qué fue detenido si no estaba en el lugar? Pepino: «Porque aquí primero te meten preso, y después te preguntan».
En el juzgado le dijeron a Pepino que tiene múltiples pedidos de captura: «Pero yo andaba de acá para allá sin que nadie me dijera nada».
Sin trabajo
Los puestos de trabajo y los fondos por los que se inició el reclamo continúan sin aparecer. Mosconi es el segundo municipio que más fondos recibe por regalías e impuestos. «Recibe de la soja, del petróleo, del gas, pero a los trabajadores les viene cero plata» calcula Pepino. «Nos debe el municipio, nos debe la provincia y nos debe la Nación. Con quien tenemos mejor relación es con Desarrollo Social, porque Sergio Berni que trabaja con Alicia Kirchner, dijo: no piden nada y cumplen con todo. Aunque nos deban plata, seguimos trabajando».
El problema es que cuando reclaman los fondos, o puestos de trabajo acordados con petroleras o constructoras, como ocurrió esta vez, la falta de respuestas termina en violencia, pero sin que se arribe a una solución. «Además estamos peleando por los recursos naturales. Se llevan 3 millones de metros cúbicos de gas por mes, y aquí no hay gas. ¿Cómo me lo podés explicar?» consulta Pepino, sin que nadie atine a dar una respuesta.
Tolerancia Cero, contra los desocupados
La provincia gobernada por el conservador y kirchnerista Juan Manuel Urtubey había retomado el ingenioso eslogan «Tolerancia Cero» pero no para combatir al delito, sino a los trabajadores desocupados que corten rutas.
El origen del conflicto fue explicado a lavaca por Héctor Tomás Moreno, de la UTD: «El 19 de mayo estábamos reclamando puestos de trabajo en la zona de Los Mircos. El reclamo es por el gasoducto que construye la empresa Contreras, que se había comprometido a contratar gente de Mosconi, pero no tomó a nadie. El problema se agrava porque el trabajo de las petroleras que normalmente empieza en marzo, está totalmente parado. Muy cerca, sobre la ruta 34, también teníamos otro reclamo, por la construcción de viviendas que hicimos con el gobierno nacional e intervención del provincial. Nunca nos pagaron. La empresa no daba respuestas, la policía llegó para despejar la zona, empezaron a reprimir, los compañeros respondieron, y la policía terminó entrando al barrio 17 de Agosto, reprimiendo a mujeres, chicos, lo que provocó que toda la gente saliera a enfrentarlos». Muchas de esas personas, para colmo, ahora están empezando a ser procesadas.
Definiciones de Pepino
En una de sus últimas entrevistas a lavaca, Pepino había deslizado algunas definiciones que explican buena parte de los conflictos y la resistencia salteña.
- «Lo que yo hago al reclamar y conseguir trabajo para los compañeros, lotendrían que hacer los funcionarios. No lo hacen por los curros que tienen. Mirávos: Menem es senador. Romero es senador. Lo que tendría que hacer el gobiernoes sacarle aestos políticos y a los militares toda esa riqueza y las accionesen las petroleras. Esto es una cadena de empobrecimiento y de saqueo. Ningún funcionario va a pelear por cosas que están enriqueciéndolos a ellos y a suspartidos políticos».
- «Los políticos prometen todo, y nunca hacen nada. Con los recursos naturales y económicos lospueblos viven. Pero aquílos recursos desaparecen y en vez de trabajo lospolíticos dan planes trabajar»-
- «Nosotros seguimos reclamando trabajo, pero además hemos puesto en marcha todaclase de proyectos y emprendimientos. Y seguimos defendiendo los recursos naturales: el petróleo y los montes que están siendo devastados».
La entrevista tuvo como contexto, hace dos años, una detención anterior a Pepino, y el intento de atropellarlo (junto a otros siete manifestantes) por parte del intendente de Mosconi, Isidro Ruarte, que había llamado por radio a combatir a los desocupados, calificándolos como «grupo de ratas» y amenazando de muerte a Pepino ante decenas de personas.
«En 12 años como intendente no hizo nada, ni un barrio. Nosotros construimos 120 viviendas y tenemos otras 240 en ejecución. Eso lo pone furioso» agregó Pepino a lavaca.
UTD + Fortabat
Como contexto del trabajo de la UTD, que ha pasado los últimos 10 años enfrentándose a las petroleras, los gobiernos y la policía, Moreno menciona algo que puede sonar paradójico. El año pasado, la UTD propuso y logró financiación de la Fundación Fortabat para construir una Escuela Albergue en Trementinal. «El proyecto quedó hermoso. De la escuela rancho para 50 chicos se pasó a esta construcción para 400″. La realización quedó en manos de la UTD, medida prudente de la citada fundación ya que es dable imaginar qué hubiera pasado con el proyecto en manos de políticos de la zona.
Petróleo y pobreza
Mario Rearte es vocero de la Mesa Coordinadora de Desocupados del departamento de San Martín: «La crisis financiera afectó todo, no hay trabajo, la devaluación empeora la situación, y cuando se hacen obras como este tramo del gasoducto entre Tartagal y Mosconi, se militariza la zona, lo que provoca todavía más irritación». Rearte es de los ex trabajadores de YPF que se movilizan en la provincia, «pero si en estos años algo hubo de obra pública, nacional, provincial o municipal, ahora se paró todo. Es un síntoma. Cada vez hay menos trabajo, y menos expectativas de que la cosa mejore. La detención de Pepino a lo mejor es un mensaje, pero la gente, los muchachos, las mujeres, van a seguir saliendo a reclamar lo que es simplemente su derecho».
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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