Nota
Política tóxica: Macri respaldó las fumigaciones cercanas a las escuelas
El presidente calificó como “irresponsable” al fallo judicial que prohibió fumigar alrededor de las escuelas rurales en Entre Ríos. Luego no lo citó como fallo sino como “una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico”. No habló de agrotóxicos ni de agroquímicos sino de “fertilizantes”. La contaminación de la división de poderes y el lobby en favor de un modelo de envenenamiento ambiental que afecta a la niñez y a toda la población: su conferencia de prensa fue en la Sociedad Rural de Gualeguaychú, ciudad que ha prohibido el uso del glifosato en su territorio. El Foro Ecologista de Paraná difundió un comunicado bajo el título: “Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que Antonia”.
El presidente Mauricio Macri visitó Entre Ríos, y en Gualeguaychú se reunió con productores agropecuarios (varios de ellos políticos de su propio partido). Luego brindó una conferencia de prensa en la que definió como “irresponsable” al fallo judicial que aceptó un amparo contra el decreto 4407 que autorizaba las fumigaciones alrededor de las escuelas rurales.
Luego enredó todo y dijo que se trataba de “una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico”. Y sostuvo que todo esto haría perder puestos de trabajo en la provincia. Su intervención incluyó una presión al gobierno de Entre Ríos para que no acepte el fallo, nueva demostración de la contaminación que sufre la supuesta división de poderes.
Ese amparo dictado por el juez Andrés Marfil el 28 de marzo último, y tachado como “irresponsable” y “absurdo” por el actual presidente, prohíbe las fumigaciones terrestres a menos de 1.000 metros y las aéreas a menos de 3.000 metros de las escuelas. Había sido presentado por el Foro Ecologista de Paraná y la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER). El amparo dejó sin efecto el decreto 4407 del gobernador Bordet que aceptaba disminuir la distancia de las fumigaciones a 100 metros de las escuelas.
¿Fertilizar?
La conferencia de prensa de Macri ocurrió en la Sociedad Rural, en Gualeguaychú, tras la reunión que mantuvo con productores que, según La Nación –diario del sector-, se quejaron principalmente por la suba de retenciones y las tarifas eléctricas. Las restricciones a los agrotóxicos quedaron en un lejano tercer puesto de reclamos, pero fue lo que Macri salió a agitar en su conferencia.
Su intervención incluyó una presión al gobierno de Entre Ríos para que no acepte el fallo, nueva demostración de la contaminación que sufre la supuesta división de poderes. Macri dijo que los productores “me plantearon algo que pone en riesgo más del 20 por ciento de la capacidad agroindustrial y productiva de la provincia que es este fallo irresponsable acerca de las distancias alrededor de las escuelas en las cuales se puede no aplicar fertilizantes”, como queriendo rebajar la magnitud del problema que, en el fondo, presenta la situación por las fumigaciones masivas con agrotóxicos como el glifosato.
Todo este debate se da en el marco de las dos condenas a Monsanto y Bayer en un país del primer mundo llamado Estados Unidos, por causar cáncer y haber ocultado maliciosamente los riesgos que implicaba su uso. Está en marcha el tercer juicio, y hay 11.200 más iniciados también por enfermos, principalmente de cáncer.
El contexto más cercano a donde estaba Macri: el propio municipio de Gualeguaychú a través de su intendente Martín Esteban Piaggio como consecuencia de las movilizaciones sociales que incluyeron el Stop Cáncer, prohibió el año pasado la aplicación y cualquier uso del glifosato en todo su territorio.
Daniel Verzeñassi, bioquímico, uno de los principales inspiradores del Foro Ecologista y de la movilización social Basta es Basta contra el uso de agrotóxicos, dijo a lavaca:
“No puedo decir que me asombre lo que dijo el presidente. Ya no asombran estas declaraciones respecto a su adhesión a los que manifiestan estar afectados porque queremos cuidar la salud de nuestros gurises en las escuelas rurales de Entre Ríos por un amparo presentado y ganado ante la justicia por segunda vez ante un decreto que el gobernador había presentado para disminuir las distancias de protección que ya habíamos logrado. Se ratificaron las distancias de 1000 metros alrededor de las escuelas rurales y 3000 para las aéreas”.
Sostiene Verzeñassi: “Seguramente ha leído poco el presidente, como nos tiene acostumbrados poniendo en evidencia su escasa o nula información sobre lo que está hablando. Ha mencionado que no se les permite fertilizar, cuando en realidad se prohíbe la fumigación con el cóctel químico que se arroja en Entre Ríos. O dice que se va a perder trabajo si se deja de fumigar alrededor de las escuelas. No sabemos si habla de los que venden, que no dejarán de vender sus productos porque tengan esa restricción, o si se refiere a los que por enfermar no pueden seguir trabajando. No sabemos a qué trabajos alude el presidente al mencionar esto”.
La huerta y la obscenidad
Verzeñassi reflexiona: “No entiendo con qué parámetro de medida se manifiesta el presidente de todos los argentinos cuando en su casa, en su quinta de Olivos, tiene una producción de la cual se vanaglorian porque es orgánica, agroecológica, o sin venenos. Y muestran a la familia del presidente comiendo sano, que tiene el derecho, pero negándonos el derecho al resto de los argentinos a que podamos hacerlo evitando fumigaciones ya ni siquiera para la producción de alimentos, sino para que no fumiguen a las escuelas donde están concurriendo nuestros niños. Eso pone en evidencia el perfil miserable de alquien que habla en esos términos”.
Antonia Macri y Juliana Awada en la huerta orgánica de Olivos, mientras el presidente fomenta que se siga fumigando alrededor de las escuelas rurales.
Las fotos de tal huerta muestran a la esposa de Macri, Juliana Awada, con la hija de ambos, Antonia, a quien acaso sus padrs evitarían enviar a una escuela con fumigaciones cercanas. Verzeñassi: “Pero si lo hicieran, nosotros le protegeríamos la vida y la salud también a su niña porque no hacemos discriminación ni diferencias. Es evidente que este señor si la hace, y lamentamos que no salga nadie de los que estaban sentados junto a él a reclamar un poco de decencia y de no obscenidad política de no decir cosas como esta. Es evidente que más de uno convalida con su silencio el decir de este hombre que hoy todavía tiene la condición de presidente de los argentinos”.
Modelo de agricultura agotado
El Foro Ecologista de Paraná difundió un comunicado sobre los dichos de Macri.
Título: Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que Antonia
El texto:
“Mientras en Gualeguaychú están presentes los máximos expertos internacionales en agroecología, el presidente se aferra a un modelo de agricultura que está agotado, mata y arruina el suelo fértil, el bolsillo de cada productor endeudado en dólares, las demás actividades productivas, los alimentos y la salud de cada uno de los entrerrianos, ý especialmente a nuestros niños y niñas rurales, además de provocar el éxodo del campo.
Justamente habla en la Sociedad Rural, en Gualeguaychú, mientras sus productores se capacitan en una Diplomatura en Agricultura orgánica y Ganadería Regenerativa con tres figuras de probado éxito en miles de hectáreas agroecológicas que producen toneladas de alimentos saludables y emplean cada vez más personas, se le ocurre al Gobierno Nacional demostrar su brutal ignorancia de saberes técnicos al decir que se “pone en riesgo más del 20 % de la capacidad agroindustrial productiva de la provincia que es este fallo irresponsable alrededor de las escuelas en los no se puede aplicar fertilizantes. El gobierno de la provincia tiene que tener una posición muy activa y clara para no destruir empleo por una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico»
Confunde un fallo con una ley y presiona a la justicia
UN FALLO NO ES UNA LEY SEÑOR PRESIDENTE. LEA NUESTRA CONSTITUCION, ahí entenderá cosas como que los jueces dictan sentencias y no leyes, y otros hallazgos aún mayores como la “división de poderes”.
Se atreve a opinar sobre la irresponsabilidad de poderes provinciales que no han legislado al respecto. El fallo prohíbe la utilización de sustancias químicas de síntesis (agrotóxicos) en las producciones agrícolas. La agroindustria no utiliza solamente FERTILIZANTES en una provincia cuyo suelo está destrozado por el uso indiscriminado de agroquímicos”.
Los que demuestra la ciencia
Continúa planteando el Foro de Paraná: “Dijo que el fallo no tenía rigor científico. Que alguien le pase las fojas en las que figuran más de 700 estudios científicos provenientes de Universidades nacionales argentinas y extranjeras que refieren el daño genético asociado a la problemática del uso de plaguicidas.
1) Monitoreo integral, ambiental y genotóxico en estudiantes bajo condición de ruralidad, asociado a la problemática del uso de plaguicidas” Santillán J.M., Aiassa D., Mañas F., Marino D VII Congreso Argentino de la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental (SETAC) , Octubre de 2018, ciudad de San Luis, Argentina. (CO24):Pag. 60. Se estudió a 48 niños rurales del Departamento de Uruguay, Provincia de Entre Ríos, se detectó Daño Génetico en el 100 % de ellos (en todas las muestras se detectó glifosato y AMPA). Y se realizó un estudio comparativo de niños de edades similares pero que viven en la ciudad, no registrándose daño alguno.
2) Santovito Alfredo, Ruberto Stefano, Gendusa Claudio, Cervella Piero, denominado: “Evaluación in vitro del daño genómico inducido por el glifosato en linfocitos humanos. Environmental Science and Pollution Research, 15 October 2018”,
Este estudio concluye que el glifosato provoca genotoxicidad.
Demuestra que no entiende del sector agrícola.
¿Cuál es la capacidad agroindustrial de la Provincia? Señor presidente, cuéntenos porque no existe información oficial.
¿Qué actividades se desarrollan alrededor de las escuelas? ¿Quiénes son los productores que se han quedado sin trabajo? No existe ningún registro de la producción en Entre Ríos.
¿Por qué no habla del éxodo rural y de la desaparición de los pequeños y medianos productores??
Defiende al sector corporativo de la agroindustria contra los derechos humanos de niños, niñas y docentes.
Oculta que se puede producir de manera agroecológica. Oculta que ya se está haciendo. Oculta que la agroecología genera más empleo que el agronegocio.
Pero, fuera de esto, prefiere que sigamos muriendo asesinados por agrotóxicos. Y, más precisamente, que nuestra gurisada muera. Porque privilegia las ganancias antes que la vida. Porque la producción con agrotóxicos no alimenta nuestros pueblos, sino que se exporta.
El agronegocio no produce alimentos, por eso mientras dicen que producimos para 40 veces nuestra población, acá sigue habiendo desnutridos”.
El mensaje en el teléfono
El último tramo del mensaje del Foro Ecologista de Paraná: “Que el presidente sepa que los pueblos le arrancamos ese amparo a un Estado Nacional y Provincial que nos quiere acostumbrar a vivir fumigados. Al presidente no le llegan al teléfono los mensajes de las muertes de lxs niñxs en las escuelas, ni se comunican para ver cómo denunciar que un avión pasó por arriba de la casa de una familia y terminaron todxs en el hospital. Macri come alimentos orgánicos y accede a la clínica que desea, mientras nuestrxs compañerxs se mueren en el hospital público por el desguace de un Estado que muestra lo poco que le importa la salud cuando la reduce de Ministerio a Secretaría y no previene cortes de luz en hospitales de niñxs.
Pronto va a llegar ese día que en vez de contar muertes, contemos pueblos nutridos con alimentos sanos. Pronto, porque estamos ganando. Pronto, porque estamos organizadxs y cada vez más multiplicadxs. Pronto, porque sabemos que luchando por la soberanía alimentaria vamos a poder volver a correr en los campos, a tener infancias libres. Pronto, porque persistimos. Pronto, porque ellos ladran y ya no lo pueden detener.
Señor Presidente. Si sus propios hijos fueran a las escuelas rurales en Entre Ríos, el amparo sería un decreto presidencial.
#AgroecologíaYA
#NoalosAgrotóxicos
#BastaEsBasta
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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