Nota
Política tóxica: Macri respaldó las fumigaciones cercanas a las escuelas
El presidente calificó como “irresponsable” al fallo judicial que prohibió fumigar alrededor de las escuelas rurales en Entre Ríos. Luego no lo citó como fallo sino como “una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico”. No habló de agrotóxicos ni de agroquímicos sino de “fertilizantes”. La contaminación de la división de poderes y el lobby en favor de un modelo de envenenamiento ambiental que afecta a la niñez y a toda la población: su conferencia de prensa fue en la Sociedad Rural de Gualeguaychú, ciudad que ha prohibido el uso del glifosato en su territorio. El Foro Ecologista de Paraná difundió un comunicado bajo el título: “Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que Antonia”.
El presidente Mauricio Macri visitó Entre Ríos, y en Gualeguaychú se reunió con productores agropecuarios (varios de ellos políticos de su propio partido). Luego brindó una conferencia de prensa en la que definió como “irresponsable” al fallo judicial que aceptó un amparo contra el decreto 4407 que autorizaba las fumigaciones alrededor de las escuelas rurales.
Luego enredó todo y dijo que se trataba de “una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico”. Y sostuvo que todo esto haría perder puestos de trabajo en la provincia. Su intervención incluyó una presión al gobierno de Entre Ríos para que no acepte el fallo, nueva demostración de la contaminación que sufre la supuesta división de poderes.
Ese amparo dictado por el juez Andrés Marfil el 28 de marzo último, y tachado como “irresponsable” y “absurdo” por el actual presidente, prohíbe las fumigaciones terrestres a menos de 1.000 metros y las aéreas a menos de 3.000 metros de las escuelas. Había sido presentado por el Foro Ecologista de Paraná y la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER). El amparo dejó sin efecto el decreto 4407 del gobernador Bordet que aceptaba disminuir la distancia de las fumigaciones a 100 metros de las escuelas.
¿Fertilizar?
La conferencia de prensa de Macri ocurrió en la Sociedad Rural, en Gualeguaychú, tras la reunión que mantuvo con productores que, según La Nación –diario del sector-, se quejaron principalmente por la suba de retenciones y las tarifas eléctricas. Las restricciones a los agrotóxicos quedaron en un lejano tercer puesto de reclamos, pero fue lo que Macri salió a agitar en su conferencia.
Su intervención incluyó una presión al gobierno de Entre Ríos para que no acepte el fallo, nueva demostración de la contaminación que sufre la supuesta división de poderes. Macri dijo que los productores “me plantearon algo que pone en riesgo más del 20 por ciento de la capacidad agroindustrial y productiva de la provincia que es este fallo irresponsable acerca de las distancias alrededor de las escuelas en las cuales se puede no aplicar fertilizantes”, como queriendo rebajar la magnitud del problema que, en el fondo, presenta la situación por las fumigaciones masivas con agrotóxicos como el glifosato.
Todo este debate se da en el marco de las dos condenas a Monsanto y Bayer en un país del primer mundo llamado Estados Unidos, por causar cáncer y haber ocultado maliciosamente los riesgos que implicaba su uso. Está en marcha el tercer juicio, y hay 11.200 más iniciados también por enfermos, principalmente de cáncer.
El contexto más cercano a donde estaba Macri: el propio municipio de Gualeguaychú a través de su intendente Martín Esteban Piaggio como consecuencia de las movilizaciones sociales que incluyeron el Stop Cáncer, prohibió el año pasado la aplicación y cualquier uso del glifosato en todo su territorio.
Daniel Verzeñassi, bioquímico, uno de los principales inspiradores del Foro Ecologista y de la movilización social Basta es Basta contra el uso de agrotóxicos, dijo a lavaca:
“No puedo decir que me asombre lo que dijo el presidente. Ya no asombran estas declaraciones respecto a su adhesión a los que manifiestan estar afectados porque queremos cuidar la salud de nuestros gurises en las escuelas rurales de Entre Ríos por un amparo presentado y ganado ante la justicia por segunda vez ante un decreto que el gobernador había presentado para disminuir las distancias de protección que ya habíamos logrado. Se ratificaron las distancias de 1000 metros alrededor de las escuelas rurales y 3000 para las aéreas”.
Sostiene Verzeñassi: “Seguramente ha leído poco el presidente, como nos tiene acostumbrados poniendo en evidencia su escasa o nula información sobre lo que está hablando. Ha mencionado que no se les permite fertilizar, cuando en realidad se prohíbe la fumigación con el cóctel químico que se arroja en Entre Ríos. O dice que se va a perder trabajo si se deja de fumigar alrededor de las escuelas. No sabemos si habla de los que venden, que no dejarán de vender sus productos porque tengan esa restricción, o si se refiere a los que por enfermar no pueden seguir trabajando. No sabemos a qué trabajos alude el presidente al mencionar esto”.
La huerta y la obscenidad
Verzeñassi reflexiona: “No entiendo con qué parámetro de medida se manifiesta el presidente de todos los argentinos cuando en su casa, en su quinta de Olivos, tiene una producción de la cual se vanaglorian porque es orgánica, agroecológica, o sin venenos. Y muestran a la familia del presidente comiendo sano, que tiene el derecho, pero negándonos el derecho al resto de los argentinos a que podamos hacerlo evitando fumigaciones ya ni siquiera para la producción de alimentos, sino para que no fumiguen a las escuelas donde están concurriendo nuestros niños. Eso pone en evidencia el perfil miserable de alquien que habla en esos términos”.
Antonia Macri y Juliana Awada en la huerta orgánica de Olivos, mientras el presidente fomenta que se siga fumigando alrededor de las escuelas rurales.
Las fotos de tal huerta muestran a la esposa de Macri, Juliana Awada, con la hija de ambos, Antonia, a quien acaso sus padrs evitarían enviar a una escuela con fumigaciones cercanas. Verzeñassi: “Pero si lo hicieran, nosotros le protegeríamos la vida y la salud también a su niña porque no hacemos discriminación ni diferencias. Es evidente que este señor si la hace, y lamentamos que no salga nadie de los que estaban sentados junto a él a reclamar un poco de decencia y de no obscenidad política de no decir cosas como esta. Es evidente que más de uno convalida con su silencio el decir de este hombre que hoy todavía tiene la condición de presidente de los argentinos”.
Modelo de agricultura agotado
El Foro Ecologista de Paraná difundió un comunicado sobre los dichos de Macri.
Título: Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que Antonia
El texto:
“Mientras en Gualeguaychú están presentes los máximos expertos internacionales en agroecología, el presidente se aferra a un modelo de agricultura que está agotado, mata y arruina el suelo fértil, el bolsillo de cada productor endeudado en dólares, las demás actividades productivas, los alimentos y la salud de cada uno de los entrerrianos, ý especialmente a nuestros niños y niñas rurales, además de provocar el éxodo del campo.
Justamente habla en la Sociedad Rural, en Gualeguaychú, mientras sus productores se capacitan en una Diplomatura en Agricultura orgánica y Ganadería Regenerativa con tres figuras de probado éxito en miles de hectáreas agroecológicas que producen toneladas de alimentos saludables y emplean cada vez más personas, se le ocurre al Gobierno Nacional demostrar su brutal ignorancia de saberes técnicos al decir que se “pone en riesgo más del 20 % de la capacidad agroindustrial productiva de la provincia que es este fallo irresponsable alrededor de las escuelas en los no se puede aplicar fertilizantes. El gobierno de la provincia tiene que tener una posición muy activa y clara para no destruir empleo por una ley absurda que no se basa en ningún rigor científico»
Confunde un fallo con una ley y presiona a la justicia
UN FALLO NO ES UNA LEY SEÑOR PRESIDENTE. LEA NUESTRA CONSTITUCION, ahí entenderá cosas como que los jueces dictan sentencias y no leyes, y otros hallazgos aún mayores como la “división de poderes”.
Se atreve a opinar sobre la irresponsabilidad de poderes provinciales que no han legislado al respecto. El fallo prohíbe la utilización de sustancias químicas de síntesis (agrotóxicos) en las producciones agrícolas. La agroindustria no utiliza solamente FERTILIZANTES en una provincia cuyo suelo está destrozado por el uso indiscriminado de agroquímicos”.
Los que demuestra la ciencia
Continúa planteando el Foro de Paraná: “Dijo que el fallo no tenía rigor científico. Que alguien le pase las fojas en las que figuran más de 700 estudios científicos provenientes de Universidades nacionales argentinas y extranjeras que refieren el daño genético asociado a la problemática del uso de plaguicidas.
1) Monitoreo integral, ambiental y genotóxico en estudiantes bajo condición de ruralidad, asociado a la problemática del uso de plaguicidas” Santillán J.M., Aiassa D., Mañas F., Marino D VII Congreso Argentino de la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental (SETAC) , Octubre de 2018, ciudad de San Luis, Argentina. (CO24):Pag. 60. Se estudió a 48 niños rurales del Departamento de Uruguay, Provincia de Entre Ríos, se detectó Daño Génetico en el 100 % de ellos (en todas las muestras se detectó glifosato y AMPA). Y se realizó un estudio comparativo de niños de edades similares pero que viven en la ciudad, no registrándose daño alguno.
2) Santovito Alfredo, Ruberto Stefano, Gendusa Claudio, Cervella Piero, denominado: “Evaluación in vitro del daño genómico inducido por el glifosato en linfocitos humanos. Environmental Science and Pollution Research, 15 October 2018”,
Este estudio concluye que el glifosato provoca genotoxicidad.
Demuestra que no entiende del sector agrícola.
¿Cuál es la capacidad agroindustrial de la Provincia? Señor presidente, cuéntenos porque no existe información oficial.
¿Qué actividades se desarrollan alrededor de las escuelas? ¿Quiénes son los productores que se han quedado sin trabajo? No existe ningún registro de la producción en Entre Ríos.
¿Por qué no habla del éxodo rural y de la desaparición de los pequeños y medianos productores??
Defiende al sector corporativo de la agroindustria contra los derechos humanos de niños, niñas y docentes.
Oculta que se puede producir de manera agroecológica. Oculta que ya se está haciendo. Oculta que la agroecología genera más empleo que el agronegocio.
Pero, fuera de esto, prefiere que sigamos muriendo asesinados por agrotóxicos. Y, más precisamente, que nuestra gurisada muera. Porque privilegia las ganancias antes que la vida. Porque la producción con agrotóxicos no alimenta nuestros pueblos, sino que se exporta.
El agronegocio no produce alimentos, por eso mientras dicen que producimos para 40 veces nuestra población, acá sigue habiendo desnutridos”.
El mensaje en el teléfono
El último tramo del mensaje del Foro Ecologista de Paraná: “Que el presidente sepa que los pueblos le arrancamos ese amparo a un Estado Nacional y Provincial que nos quiere acostumbrar a vivir fumigados. Al presidente no le llegan al teléfono los mensajes de las muertes de lxs niñxs en las escuelas, ni se comunican para ver cómo denunciar que un avión pasó por arriba de la casa de una familia y terminaron todxs en el hospital. Macri come alimentos orgánicos y accede a la clínica que desea, mientras nuestrxs compañerxs se mueren en el hospital público por el desguace de un Estado que muestra lo poco que le importa la salud cuando la reduce de Ministerio a Secretaría y no previene cortes de luz en hospitales de niñxs.
Pronto va a llegar ese día que en vez de contar muertes, contemos pueblos nutridos con alimentos sanos. Pronto, porque estamos ganando. Pronto, porque estamos organizadxs y cada vez más multiplicadxs. Pronto, porque sabemos que luchando por la soberanía alimentaria vamos a poder volver a correr en los campos, a tener infancias libres. Pronto, porque persistimos. Pronto, porque ellos ladran y ya no lo pueden detener.
Señor Presidente. Si sus propios hijos fueran a las escuelas rurales en Entre Ríos, el amparo sería un decreto presidencial.
#AgroecologíaYA
#NoalosAgrotóxicos
#BastaEsBasta
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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