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Foro Social Mundial 2005: Power point al poder

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Amnesty parece una agencia de publicidad global, y Greenpeace una caja recaudadora on line. Las ONGs pequeñas se comportan igual: sin ideas ni coraje. Lula y el PT convierten a Porto Alegre en un Davos con remeras rojas. Es 2005. Billetera mata moral, pero siguen emergiendo los espacios de resistencia y lucidez.
No es el padre, porque el Foro Social Mundial es hijo de su tiempo, pero sí su principal impulsor. El sociólogo brasileño Emir Sader fue el encargado de precisar las críticas a esta edición. Dijo:
» Este foro se concentra en temas secundarios y elude el debate sobre los grandes temas de la actualidad: la lucha contra la guerra y la hegemonía imperial en el mundo».
Sader resumió así el saldo que se perfila ya como ineludible. Naomi Klein había planteado en la edición 2003 (la última realizada en Porto Alegre, ya que el año pasado la reunión fue en la India) el secuestro del Foro. Pues bien: este año ya sabemos qué pasó con el rehén. Se convirtió en ciudadano de otro mundo, que no es otro que el todos los días vivimos hoy.
Bienvenidos entonces a Mátrix.
El Foro Mátrix
No usan anteojos negros, ni trajes con corbata. Pero están blindados y responden con códigos de androides. No hay en este Foro denuncias al respecto, pero como en muchos otros temas, seremos los encargados de dar la voz:
– Los CEO (gerentes y ejecutivos) de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) globales han sido víctimas de una grave trepanación. Les han robado los objetivos, además del cerebro y -por qué no decirlo con todas las letras- también los huevos.
El resultado es un vaciamiento de consignas, que han quedado reducidas a parpadeos de Power Point (Nota al margen: alguna vez alguien debería dedicarle un análisis a la cultura de este programa de hipnosis creado por Microsoft, sin el cual la especulación financiera internacional -esto es desde los bancos hasta las ONGs- no podrían existir). Dos ejemplos:
– Amnesty Internacional repite sin inmutarse que su tarea se concentra en «realizar campañas con un mismo eje en todo el mundo», informando con esta frase la decisión de convertirse en una agencia de publicidad global.
– Greenpace enarbola el mapa de saqueos con el correspondiente llamado a una colecta, reduciendo su tarea a una caja de ahorros on line.
Bush investiga a las fundaciones
Por supuesto que los casos de Amnesty y Geenpeace no revelan nada nuevo. La novedad es que todas las ONGs -desde la más grande a la más diminuta, desde la más combativa a la más tradicional- se comportan igual.
Detrás de esta actitud hay, además de una cuestión que para muchos es ideológica, un dato que enfrió hasta a los más entusiasmados: uno de los entretenimientos del segundo mandato de George Bush será promover investigaciones legislativas a las fundaciones que sostienen al 99% de estas ONGs. Una especie de comisión Mac Carthy se dedicará a sentar en el banquillo a los financistas, revisar públicamente sus apoyos internacionales y confrontarlos con la defensa de los valores del «estilo de vida americano» tal como lo entienden los conservadores.
Hasta saber quién será el Danny Rose que inmortalizó Woody Allen en su filme sobre la censura macarthista, dos cosas son seguras:
1) Las fundaciones se están jugando nada menos que la posibilidad de descargar millones de dólares de impuestos en estas filas (si no aprueban el examen, pueden perder las exenciones impositivas).
2) Ya sabemos cómo son las cosas: billetera mata moral.
¿Cuál Lula es real?
Seguramente, podemos imaginar que la perversa política de Bush implica asfixiar financieramente las resistencias locales (y cuando se leen estas palabras hay que pensar exclusivamente en Ikak, Palestina y Colombia, porque de lo contrario se perdería seriedad), pero por lo pronto su consecuencia concreta está exhibida en la gran vidriera del Foro Social Mundial. De allí lo señalado por Sader: ni debate sobre cómo enfrentar al Imperio ni (agregamos nosotros) a sus salvajes propietarios, las corporaciones globales.
Para distraer la atención de estas cuestiones centrales, la máquina virtual ha preparado para esta edición algunos fuegos artificiales. La estatuilla a la mejor puesta en escena es, sin duda, para los anfitriones. La presentación del presidente Lula en el estadio Gigantinho en la jornada del jueves fue espectacular.
El tema era inobjetable: una campaña global contra el hambre. El partido oficial, el PT, se preocupó de que las ubicaciones estratégicas para la transmisión televisiva estuvieran ocupadas por militantes que lucían una remera roja con la leyenda «100% Lula».
Afuera del estadio gigante, las voces opositoras cantaban con ritmo de zamba: -O Lula, cual es real: el del Foro Económico o el del Foro Social.
Un sorprendente discurso del presidente les respondió: su intención es convertirse en un puente entre Davos y el Foro. Es decir, entre victimarios y víctimas.
Dijo Lula: «Si nos quedamos charlando entre nosotros del hambre y no conversamos con aquellos que son los responsables de ella, va a ser mucho más difícil encontrar una respuesta a esta cuestión. En algún momento, tendrá que haber un encuentro entre Davos y el Foro Social para discutir formas concretas de distribución de la renta».
El lugar de la lucidez
Ahora, si desenchufamos la máquina que deforma la realidad, podemos apreciar otro Foro. En los hechos, en cada uno de los compartimentos en donde se cocinan la gente y los debates (es decir, las carpas sin ventilación, a 43 grados de temperatura) no se estuvo hablando de otra cosa que del ejercicio imperial de las multinacionales. El absurdo corte temático de esta edición permitió, al menos, reunir en las mismas mesas batallas locales contra las mismas corporaciones. Y esta no es una consecuencia menor: se trata, en realidad, de la única manera posible de enfrentarlas. También, posibilitó el diálogo entre prácticas similares que enfrentan idénticos desafíos.
Un ejemplo fue la conversación protagonizada entre los MTD (Movimientos de Trabajadores Desocupados) de Solano, Guernica y La Matanza y el público que colmó el espacio del Caracol Intergaláctico. Entre los testigos del rico intercambio de preguntas y respuestas estuvieron John Hollaway y Michael Hardt, pero también Cándido, de la cooperativa de trabajo argentina que recuperó la imprenta Chilavert y Kaí, de la neoyorkina agrupación Resistencia Crítica.
El panorama es el de un futuro que algunos no ven llegar, y un pasado que otros no se resignan a dejar morir. Se comprenden dos cosas: porqué ladran quienes quieren hacer callar a los que traen algo diferente, y porqué es necesario escucharlos. No se trata tan solo de una defensa de tal o cual escudería local, sino una conclusión práctica sobre lo que aquí se ha puesto en representación: escuchar lo nuevo, cualquiera sea su voz.
Porque lo viejo solo engaña.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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