Nota
Preso por tuitear

El ingeniero ambiental Marcelo Morandini está preso en la Unidad Penal Nº1 del barrio Gorriti, de San Salvador de Jujuy, por un tuit. Le dictaron “prisión preventiva” durante 60 días, adjudicándole figuras que deben utilizarse para delitos de lesa humanidad. Por un flyer sobre el mismo tema fue apresado Humberto Roque Villegas, trabajador independiente, en una provincia en la que la dinámica judicial parece funcionar subordinada al poder político. ¿Qué decía el tuit y a quién molestó?
Por Francisco Pandolfi

Marcelo Nahuel Morandini tiene en su cuenta de X (otrora Twitter) un tweet fijado del 6 de julio de 2022 que dice “en #Jujuy están encarcelando dirigentes sociales. No importa cuando leas esto”.
No es un dirigente social, sino un ingeniero ambiental, docente de Ecología, papá de dos hijos. Acaba de ser encarcelado porque el pasado 26 de diciembre escribió:
“Hace ya varios años que en Jujuy se hace el carnaval de los tekis (una estafa en la que caen los turistas). Pero este año no se hace. Y todo parece que es porque uno de los tekis le enseña a tocar la quena a la mujer del ex gobernador. Imposible aburrirse en kukuy”.
Por ese tuit le dictaron prisión preventiva por 60 días.
El mismo procedimiento lo sufrió Humberto Roque Villegas, trabajador independiente, apresado por difundir un flyer. Ambos están acusados por delitos de daños y de “supresión y suposición del estado civil y de la identidad civil”.

El proceso
Las familias Morandini y Villegas compartieron un comunicado al que titulan “Demencial, 60 días presos por tuitear en Jujuy” y en el que denuncian que fueron detenidos “en procedimientos irregulares realizados por policías de civil, en vehículos sin patente y en la vía pública” . Sigue el comunicado:
“Las pruebas de la imputación son únicamente un tuit en el caso de Morandini y la difusión de un flyer en redes sociales por parte de Villegas, haciéndose eco de versiones que circulaban masivamente en las redes y hasta en diarios digitales en términos jocosos sobre la situación marital del ex gobernador. En ambos casos les atribuyen delitos graves, habitualmente imputados en casos de apropiación de bebés y en delitos de lesa humanidad”.
Completan: “En la audiencia, el fiscal Walter Rondón solicitó 60 días de prisión preventiva para ambos detenidos invocando una posible obstaculización de la investigación, sin dar más fundamentos. La defensa solicitó detención domiciliaria, pero el juez actuante Roberto Darío Assef rechazó el pedido, pese a que ambos, desde un primer momento, se pusieron a disposición de la justicia y entregaron sus teléfonos celulares, demostrando permanentemente que no existe intención de entorpecimiento”.

Marcelo Morandini, el detenido.
¿Un tuit es delito?
Lucía Castro es la pareja de Nahuel Morandini y le dice a lavaca: “Esto debió tratarse en el ámbito civil y no en el penal, que es el último recurso, el sistema más violento que tenemos a disposición. Meterse en la vida íntima de las personas puede provocar un daño, pero de ninguna manera para tratarse en el fuero penal, que es el garrote del sistema democrático para juzgar a las personas que cometen hechos muy graves y un tuit irónico no es una conducta severa para ser perseguido”.
Agrega: “El tuit tiene una intención de burlarse, pero lo toman como dolo, con la intención determinada de cometer un determinado delito. Los tipos penales que eligen son la de lesión leve por el daño psíquico, o sea que alegan que un tuit le provoca un daño psíquico a la mujer del ex gobernador y la hija”.
Para argumentar esto: “Estiran las figuras de los artículos 138 y 139 del Código Penal, surgidas por la apropiación de niños durante la última dictadura militar. Acá se nota la banalización de la figura y su utilización arbitraria para que algo que es irónico se transforme en un crimen”.
Lucía cuenta lo que siente más allá de lo jurídico: “Hoy es un día donde baja un poco la adrenalina después de las primeras horas y cae la ficha de la gravedad. Hace nueve años exactamente estamos en una provincia donde puede pasar cualquier cosa con tu integridad física, con tu libertad. Tenemos miedo de no saber si cuando volvés a tu casa te puede caer en un auto sin patente, gente que no se identifica, que de un momento al otro pueden librar una orden de detención. Por otro lado, también estamos muy contenidos. En todos estos años de persecución hemos sido parte de una red de acompañamiento. Nos han intentado quebrar y no han podido. Si bien parece que nada sirve por el nivel de impunidad con que se manejan, esa red de solidaridad es lo que más te reconforta”.
“Acá todo es delito”
A fines de junio pasado, en medio de las protestas masivas por la reforma constitucional inconsulta y exprés que llevó a cabo Gerardo Morales, un joven fue denunciado por la esposa del ahora ex gobernador, Tulia Snopek, por grabar y difundir cuando efectivos policiales iban a custodiar la casa de Gerardo Morales.
Mariana Vargas es la abogada que asistió jurídicamente al joven que fue preso por eso filmaciòn y durante diez días. Le dice a lavaca: “Hay una utilización del sistema judicial y penal, una forma absolutamente excesiva, violatoria de los derechos constitucionales. A veces hay situaciones en las que puede existir algún tipo de daño y perjuicio, y cuando es así se debe ir por la vía civil. Lo que no puede ser es que la detención, la prisión, la cárcel, sea la moneda común. La persona que sigo defendiendo fue encarcelada por filmar a los guardias de Morales caminando por la vereda. No tiene nada que ver con instigar a la violencia colectiva, pero adaptan figuras penales a cualquier mamarracho, que después obviamente no lo pueden justificar en una requisitoria; no fundamentan e igual son capaces de llevarte a juicio”.
Sobre su caso concreto, analiza: “Logramos que se resuelva la inadmisibilidad de la requisitoria de elevación a juicio por parte del juez de control. Se planteaba que había instado a la violencia colectiva, pero no existía ninguna descripción de cómo lo había hecho, ya que las únicas pruebas eran la grabación y que se la había enviado a un contacto de WhatsApp. Eso justificó que fuera preso diez días”.
“No existió delito en ese entonces y tampoco existe ahora con los tuits, pero acá todo es delito porque es muy fácil meter miedo, intimidar, encarcelar gente, violando los derechos constitucionales con operadores adeptos”.
Concluye la abogada: “La justicia jujeña siempre deja a esta provincia en el margen de la galaxia. Quieren un pueblo sin tuitear, sin filmar, pero no lo van a lograr”.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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