Nota
Reiniciando el periodismo. HacksHackers, día 1
Cómo mejorar el periodismo. Cómo convertir en rentables los nuevos emprendimientos. Cómo mostrar grandes cantidades de información. Cómo hacer que las noticias estén bien presentadas estéticamente. Ésas (entre muchas otras) son las preguntas que se formularon durante la primera jornada del Media Party del HacksHackers Buenos Aires. En pocas palabras, cómo contar historias. Y las respuestas no son simples.A las 9 de la mañana la cola para acreditarse ya llegaba hasta la esquina. Es que la convocatoria fue inédita para esta iniciativa: más de 1500 inscriptos para los tres días del evento, que continuará este viernes y sábado en Ciudad Cultural Konex y que también puede seguirse online: https://mediaparty.hhba.info
El puntapié inicial estuvo a cargo del equipo de The Guardian, un periódico inglés identificado con las innovaciones en diseño. Alastair Dant, responsable tecnológico del área de noticias interactivas del diario, comenzó explicando que el diseño editorial ha sido una preocupación por siglos, desde las primeras publicaciones que se conocen. Y lo sigue siendo hoy, quizás más que nunca.
Alastair y su equipo es gente que viene del primer mundo en todo sentido: The Guardian tiene una circulación de 250.000 ejemplares diarios, tienen presupuesto para investigar, para buscar innovación sin temor a equivocarse. Evidentemente, se dieron cuenta hace rato de que la suerte estaba echada y por eso experimentan para buscarle la salida a un modelo agotado. Y éso es los que vinieron a contarnos en este encuentro.
La fórmula que plantean estos expertos es la siguiente: el diseño puede ayudar al editor a contar historias complicadas de forma simple. Agregándole animaciones y gráficos se resuelve cómo mostrar datos, nombres, cifras, fechas, que serían aburridas y engorrosas de incluir en el texto o en una locución.
“Durante la época del periodismo gráfico se trabajó con información. Ahora, en la era digital, se trabaja con data y el periodista básicamente debe seleccionar y curar lo que recibe”, cuenta Nicola Hughes, también del equipo interactivo del Guardian. “No tenemos hechos para reportar, sino flujos de información que explicar”.
Alex Graul, desarrollador en The Guardian y especialista en visualización de datos y narraciones interactivas, completó: “lo primero que hace el nuevo lector a la mañana cuando se despierta es mirar su móvil. Ya no se habla de télefono celular, porque en realidad es una computadora de bolsillo. Esta experiencia con móviles nos lleva a los comienzos de internet, cuando las conexiones no eran lo que son ahora y todo se centralizaba en la información. Hoy sucede la misma tendencia: las aplicaciones priorizan cómo mostrar información y no el diseño, porque lo que escasea ahora no es la conectividad, sino el tiempo para consumir esa data”.
Una de las grandes dificultades que enfrentan es la diversidad de dispositivos en los cuales se leerán sus contenidos. “El diseño se adapta al tamaño de pantalla de cada dispositivo y por eso es más difícil mostrar información porque no sabemos cómo la van a ver”. La solución ofrece dos caminos: pensar en factores comunes o desarrollar relatos para cada dispositivo disponible, algo cada vez más complejo.
Además de la capacidad para convertir la información en gráficos atractivos y clarificadores, la otra mitad del trabajo es la de recopilar esa data. Alex comenta que el gobierno británico libera mucha información casi como política de estado, pero no siempre está disponible en forma ordenada. Por otro lado, en muchos casos ellos requieren información no liberada. “Hacemos pedidos específicos y no siempre nos entregan lo que necesitamos”. La referencia a Wikileaks es inevitable: “el caso abrió un interesante debate sobre la posesión de esa información. De quién es esa data. Particularmente, considero bastante razonable el accionar de Assange y su gente por el bien de distribuir esa informacíon tan secretamente guardada. Al fin y al cabo, llegamos a la conversación entre el periodista y su fuente, sea ésta cual fuere. Algo básico del periodismo. Porque acá de lo que estamos hablando es de la forma de mostrar data, no de cómo obtenerla”.
En la ronda de preguntas, alguien lo consultó sobre cómo encararían ellos un relevamiento sobre la inflación en un país en el cual coexisten varios índices que son manipulados en uno u otro sentido de acuerdo a diferentes intereses políticos. Para Alex la respuesta fue espontánea: socializando la recolección de datos, algo que llamó crowdsourcing. “Si muchos usuarios te reportan el precio de determinados productos, incluso te envían fotografías desde los comercios, y vos podés analizar esa data, tendrás el problema resuelto. Por supuesto, cuando lo publiques tu repercusión dependerá de la credibilidad que hayas sabido construir como medio”.
Que haya tanta gente interesada en estos eventos no es un dato para ignorar. Todos están de acuerdo en que un cambio radical es necesario en el periodismo. Por suerte, todavía nadie descubrió la fórmula, por lo que en el recorrido de ésa investigación surgen proyectos interesantes. Alastair Dant resumió el desafío en una frase: “la gente hoy en día no quiere información, sino que pretende entender rápidamente de qué se está hablando”.
A la tarde, workshops
Pasadas las dos de la tarde, los convocados comenzaron a hacer cola para ingresar a los talleres de trabajo. En el salón principal comenzó la exposición de los Knight Fellows, en donde se dieron a conocer tres experiencias de periodismo de datos. La primera fue Investigative Dashboard, una herramienta para el intercambio de datos entre periodistas de todo el mundo, que permite seguir pistas de dinero y activos de compañías a través de fronteras internacionales, a cargo del sudafricano Justin Arenstein. La segunda, una charla sobre la creación de una base de datos en Argentina, a cargo de Sandra Crucianelli del diario La Nación. Finalmente, el brasilero Gustavo Faleiros presentó su proyecto Infoamazonía, una plataforma de datos y mapas enfocada en la selva más grande del Planeta. A partir del concepto de geolocalización, Faleiros creó un mapa interactivo para combinar el poder descriptivo de la cartografía con noticias sobre amenazas ambientales.
Luego, llegó el turno del segmento dedicado al Cryptoperiodismo. Karen Reilly es Directora de Desarrollo del proyecto Tor, una red de software que permite mantener la privacidad de los usuarios. Según Karen, el usuario cree que la web es un lugar de anonimato, pero todo lo que hacemos puede ser fácilmente monitoreado. «Hay gente que no sabe que cuando está chateando, está revelando su identidad», advierte Karen. ¿A dónde van los mails que mandamos? ¿Quién guarda la información que subimos a las redes sociales? ¿Qué hacen con esa información? ¿Y si algún día Google o Facebook decide vender datos personales?». Buscar respuestas para estos interrogantes puede resultar inútil y desalentador, por eso existe Tor: si es imposible saber qué ocurre con esa información, entonces el software la encubre para que no pueda ser identificada. Pero Tor también es una herramienta de protección para aquellos que su vida puede depender de la información que comparten. «Trabajamos con gente que puede ser abusada, agredida o asesinada», dirá Karen, poniendo como ejemplo a los cirujanos que trabajan en Siria y se dedican a enviar informes y fotos de niños y mujeres heridos.
En la antesala, mientras tanto, se presentaron diversos proyectos, que van desde la extracción automática de datos hasta la construcción colaborativa de documentos abiertos.
James Burns llegó desde Inglaterra para presentar la flamante Zeega, una plataforma que permite desarrollar nuevas maneras de narración interactiva. Zeega es un proyecto de código abierto, hecho en HTLM5, un tipo de programación que permite editar y manipular archivos de manera novedosa. A fin de cuentas, Zeega puede entenderse como un editor online, pero que incluye mapas, visualizaciones y formatos maleables. Pensada para periodistas, la aplicación permite contar historias y generar contenidos de manera interactiva, abriendo una gama de posibilidades creativas que sólo pueden ser abordadas a partir dos conceptos que Burns repite una y otra vez: jugar y experimentar. Quizás sea esa la única manera de acercarse a una herramienta innovadora, que por ahora permanece en período de prueba, pero pronto será abierta al público. Zeega se propone como el comienzo de un desafío: reinventar la web.
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De la idea al audio: taller de creación de podcast
Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]
Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.
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Contenidos:
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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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