Nota
Rescatate: una perfomance repartió “kits de supervivencia” el día de la asunción de Milei

Ganadora de la Bienal de Performance 2023, la obra Equipamiento de rescate de la compañía lindalinda se presentó ayer a tono con la realidad: el día de la asunción del nuevo Presidente, realizó una acción en el microcentro para interpelar a los transeúntes sobre sus emociones, los rescató con fórmulas como abrazos y palabras de aliento, y repartió un mapa de coordenadas “para volver a los sentidos”. Cómo se pensó hace cinco años, por qué se estrenó hoy y cómo el arte puede ayudarnos a vivir sobre una realidad pesada.
- Por María del Carmen Varela. Fotos de Sol Tunni
¿Cuánto hace que necesitaste que alguien te rescate? Quizás meses, semanas, días. Quizás horas. O probablemente lo precises en este mismo instante. ¿Qué hacer en esos momentos críticos? Un rescate involucra al menos a dos personas y quien alguna vez fue rescatado tiene más herramientas para rescatar. La fórmula también funciona al revés. Quienes estuvimos el domingo 10 de diciembre a las 18.30 en Avenida Corrientes entre Callao y Rodriguez Peña podemos dar cuenta de distintas formas de rescate. Algunas personas fuimos con la intención de ser rescatadas, otras pasaron por ahí y, sin buscarlo, también fueron rescatadas. Curiosamente algunos ni siquiera sabían que lo necesitaban. Lo que allí sucedió puede clasificarse como performance, pero si cada cual pudiera definir la experiencia surgirían palabras como caricia, mimo, alivio. Rescate.

Romina Sak y Natalia Chami se conocieron estudiando Ciencias Políticas y teatro en el 2002, y desde entonces son amigas y cómplices. Integran una propuesta artística llamada lindalinda desde hace diez años y formaron la compañía teatral Usted está aquí, con la que realizan creaciones inmersivas y site specific. La performance estrenada ayer domingo fue pensada hace cinco años, aunque parece haber sido concebida especialmente para esta ocasión. Cuenta Romina: “Muchas veces la quisimos impulsar y no encontrábamos por dónde. El contexto polÍtico local y mundial terminó de darnos la pauta para que la performance encontrara su lugar. Uno de los principales disparadores fue el ascenso tan veloz de La Libertad Avanza, las consignas con las que vino, los discursos que volvió a habilitar, y también el contexto global de una nueva guerra tan mediatizada, milenaria: esos fueron los dos disparadores”.
Suma Natalia: “Habíamos escrito un borrador de proyecto con la intención de desarrollarlo más adelante. Lo retomamos ahora hace unos meses sin saber quién asumiría la presidencia, pero sabiendo que la sensación de incertidumbre y ansiedad sobre el futuro igual estaría presente. De a poco, se nos hizo cada vez más evidente que este proyecto tenía que suceder sí o sí este día como gesto iniciático para acompañarnos y sabernos juntxs en las emociones que sintamos”.


Equipamiento de rescate fue presentada a la convocatoria realizada por la Bienal de Performance 2023 y resultó ganadora. Romina: “Si bien veníamos pensándola hace años, pasó mucho tiempo entre el proceso de la idea a la concreción, pero logramos que se transforme en una realidad”. Para moldearla, realizaron entrevistas a distintos artistas como Manuel Hermelo, uno de los fundadores de la Organización Negra; la artista plástica Mariela Scafati; la investigadora Cecilia Gárgano; la directora audiovisual Nuria Becú; entre otras personalides ligadas al arte y a la investigación. “Fueron unas entrevistas muy ricas —continúa Romina— cuyo objetivo era básicamente poder tener esas miradas de cómo podemos rescatarnos hoy. A partir de esas entrevistas confeccionamos el manifiesto lúdico al cual pudimos llegar gracias a la supervisión de la dramaturga y directora teatral Mariana Mazover”.
Una performer se nos acerca, nos da una tarjeta con una pregunta y nos deja algunas lapiceras: “Siendo hoy 10 de diciembre ¿cuál es la emoción que predomina en su cuerpo?” A esa respuesta pide añadir una breve descripción del atuendo que lleves puesto. Tres performers vestidos de naranja —el color utilizado en situaciones de rescate gracias a su visibilidad— trasladan una escalera cada uno y se ubican en tres puntos estratégicos y distantes. Subidos a las escaleras realizan señas con sus brazos. Por el micrófono varias voces nos relatan emociones y señas personales identificatorias. “Atención. La señora de vestido blanco: distracción. Atención. El de camisa: hipersensibilidad. La de vestido azul: desolación. La chica de gorra: ensimismamiento. Un grupo de turistas está cansado pero tiene la ilusión de que algo maravilloso pueda pasar hoy. La señora de los brazos cruzados: incertidumbre. El chico arrodillado: ira”.

Una voz aclara que esto es un acto de prevención y a continuación muestran una serie de rescates standard: una chica se atora con un caramelo y no puede respirar, alguien se queda encerrado, otros dos son víctimas de un tornado, alguien sufre una crisis emocional. ¿De qué otras situaciones se puede ser rescatado? Cada cual tendrá su respuesta.
También a modo preventivo, otros tres performers se nos acercan y al azar eligen personas para abrazarlas. Fui una de ellas y en ese momento dimensioné cuánto necesitaba ese rescate.
Para cerrar la performance, desde lo alto de un viejo edificio de la avenida cayeron miniparacaídas, una lluvia blanca de pequeños tesoros. La bolsita transparente contenía una hoja escrita, similar a los prospectos que acompañan a los medicamentos. Y como estuvimos ahí y esta experiencia no volverá a repetirse, compartiremos algunas sugerencias del kit porque de qué serviría guardarlo solo para una. “Este prospecto ha llegado a sus manos porque sus emociones pueden estar en peligro. Consérvelo. Puede tener que volver a leerlo y/o también puede ser entegado a otras personas si presentan los mismos signos o síntomas”. Se explica allí qué es un kit de rescate: “un mapa de coordenadas”, “una serie de claves que juntas configuran un posible camino de regreso al sentido”. ¿Qué se necesita antes de utilizar sus elementos? “Creer. Una promesa es una expresión de voluntad que, de ser cumplida, crea algo nuevo en el mundo. Esa es la potencia de la fe. Todo rescate guarda la promesa de ser o sentirse salvado”.
El prospecto ofrece un material imprescindible: las claves de rescate. La primera desestructura: Habilitar la fantasía. “Ante el posible congelamiento de la desazón, recurra a la anti-norma. Es allí donde encontrará la frescura para recuperar energías. De ser posible, elija el camino más desfachatado, irreverente, impensado. No sea prudente. Una definición de libertad es la de traer algo nuevo al mundo, en conjunto, siempre, porque solxs no creamos nada”.



La segunda propone alianzas: “Estar con otras voces. La tercera es vital: Volver a pensarlo todo. Hasta aquí, el elemento A. Hay un elemento B que también forma parte del kit y se trata de una tarea manual”.
Si tomamos la tarjeta amarronada, cortamos y pegamos obtendremos un pequeño oso. De yapa, hay una historia: “Había una vez dos amigos que caminaban por el sendero de un bosque cuando de repente vieron aparecer un oso. Uno se trepó a un árbol, el otro se tiró al piso haciéndose el dormido. El oso de pelaje suave y brilloso se acercó al que estaba tumbado y empezó a olfatearlo. Luego se echó a andar. Al rato el amigo bajó del árbol, se acercó y preguntó: ¿Qué te dijo ese oso que tanto tiempo te estuvo hablando al oído?
-Que en momentos de peligro recuerde que, también, existe la ternura”.

Idea y dirección: lindalinda (Romi Sak y Natalia Chami)
Asistente de dirección: Ariel Sandez
Performers: Sara Córdoba, Laura Correa, Nicolás Deppetre, Nela Fortunato, Eric Miyashiki, Omar Possemato, Luz Román, Florencia Solís.
Banda sonora: Nicolás Boccanera y Damsel Talk
Vestuario: Bárbara Zago
Ilustración y diseño Elemento B: Tom Harris
KIT de Salvación
Supervisión dramatúrgica: Mariana Mazover
Diseño Gráfico: Leonardo Gómez
Realización: Triada Producciones
Entrevistadxs para confección de Kit: Romina Avila, Manuel Hermelo, Cecilia Gárgano, Julia Gentile, Nuria Becú, Mariela Scafati.
Nota
Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
Nota
Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»
La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.
Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.
«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.
La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Foto: Juan Valeiro para lavaca

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
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