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Ronda de pensamiento autónomo: la cooptación de los movimientos sociales y el fantasma del dogma autonomista

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La cita de agosto del pensamiento autónomo giró en torno a la teoría y la práctica de la horizontalidad en los movimientos. El punto de partida fue la crónica de lavaca que resumió la reunión anterior y la respuesta que originó por parte del MTD de Lanús. A partir de allí, se expresaron puntos de vista sobre temas diversos: el poder, Kirchner, Tony Negri, el acceso al conocimiento y la formación, el autonomismo y las chicanas.

Agencia www.lavaca.org

La Ronda de Pensamiento Autónomo fue rara, clarificadora y enigmática.
Como siempre.
Esta octava versión (sábado 2 de agosto de 2003, a 11 de la mañana) no se hizo al sol y al aire libre como las últimas. La amenaza de lluvia llevó a que más de 50 asistentes se reunieran en un salón cerrado de uno de los edificios abandonados del predio de Roca Negra, en Camino General Belgrano y Méndez, de Lanús. Los participantes se ubicaron en círculos más o menos concéntricos: asambleístas de Capital y Gran Buenos Aires, integrantes de movimientos sociales, personas interesadas; la convocatoria -cabe recordarlo- es absolutamente abierta, y se concreta el primer sábado de cada mes. Había tres jóvenes norteamericanos grabando y escuchando, un integrante del Colectivo Situaciones, y una joven sentada en el piso frente a su mochila, sobre la que había colocado un billete de 5 pesos, y una moneda de un peso.
Esta vez hubo un debate entrecortado sobre la autonomía, la teoría, la acción, la práctica horizontal y las diferencias entre diversos Movimientos de Trabajadores Desocupados, que no parecía terminar de tomar forma aunque, como corresponde a una Ronda, ha comenzado a circular. (El encuentro del mes pasado había iniciado una discusión al respecto, que fue respondida en una «carta abierta» por el MTD de Lanús).
Este sábado, hacia el final de la ronda, alguien definió la cuestión de un modo técnico: «Me parece que le estamos sacando el culo a la jeringa».
Esto es: no se estaba encarando a fondo el debate sobre las distintas formas de pensar y vivir esas ideas (autonomía, horizontalidad, teoría, acción, construcción política) que podría permitir criticarlas, debatirlas y potenciarlas.
En esa línea, lavaca consultó a Pablo, del MTD de Lanús, dos cosas: primero, si la respuesta a la crónica de la Séptima Ronda de Pensamiento, firmada por el MTD de Lanús, había surgido de una asamblea, y segundo, qué se quería decir y a quién se dirigía al hablar en esa carta del «dogma autonomista».
Pablo contó que la carta no había sido debatida en asamblea de Lanús, aunque sí leída con los compañeros del barrio. Y explicó lo siguiente: «Integramos unas 400 personas organizadas en cuatro barrios distintos. El MTD resuelve colectivamente en sus espacios desde cómo laburamos, cómo usamos el tiempo, de qué vivimos, cómo organizamos la alimentación que no alcanza, y cómo generamos nuestros espacios de debate y reflexión. El trabajo, las relaciones, las luchas con el gobierno, los espacios de formación, etcétera. No hay forma de que un movimiento que se expande geográficamente, que contempla tal nivel de cosas, discuta cada cuestión en una asamblea. Lo aprendimos. Tratamos, pero no hay forma. Los compañeros pierden una pala. ¿Cómo se repone? ¿Se evalúa en una asamblea?»
«La pregunta iba a si lo discutimos (la carta) democráticamente. Sí: se leyó con los compañeros, se leyó en los barrios, saben los compañeros lo que es la polémica. Y también decimos que es una falsa democracia la que plebiscita opiniones, la que somete determinado nivel de análisis que no está al alcance de una base social que está en las condiciones en que estamos hoy, de falta de acceso al conocimiento, de formación». Luego desarrolló un ejemplo: «Digamos que tenemos un delegado que va a cada asamblea, lee la polémica, lee la respuesta y quiere aprobación. No se entiende mucho de lo que se está hablando y se vota. Bueno: no creemos que eso sea democrático».
Pablo dijo que pretende «una horizontalidad de acceso al conocimiento, donde no haya compañeros que deban preocuparse por los debates mientras otros tienen que garantizar la alimentación de los pibes. Ahí no hay horizontalidad ni igualdad que valga».
Dijo que en algún momento quisieron discutir todo en asambleas semanales: «Pero cuando se hace más complejo el movimiento, buscamos la forma de no paralizarnos en la gestión administrativa, los grupos de trabajo, el área de emprendimientos productivos».
«Creemos que sin organización no vamos a lograr ninguno de los objetivos, ni vamos a lograr la resolución de la vida material en forma autónoma, ni vamos a ningún lado. Estamos construyendo organización. No somos hipócritas: estamos construyendo organización.
«Valoramos que todos tengamos nuestros lugares organizados donde caigan estos debates, si no tampoco es muy horizontal, participativo ni democrático que estemos sin ningún correlato con la práctica».
Pablo cerró su intervención reprochando el nivel de desconfianza que atribuyó a la ronda anterior, por el silencio ante supuestas desinformaciones, y dijo que esas cuestiones responderían a la pregunta sobre por qué no van los otros MTD a la Ronda de Pensamiento.
La consulta sobre qué se quiso decir con las palabras «dogma autonomista» no fue respondida.
Luego habló Vasco, del MTD de Allen (Río Negro), con una mezcla precisa de serenidad y vehemencia. Algunos conceptos:
«Nosotros sí creemos que hay otras formas de concebir la horizontalidad. Y no es que estamos hablando de lo mismo. Somos distintos, somos diferentes. El problema es si nos pensamos en función de un colectivo y actuamos, hacemos y trabajamos desde distintas perspectivas, pero con un horizonte en función del colectivo. Eso es horizontalidad».
«Somos distintos. En nuestro MTD tenemos un 70 por ciento de compañeros que no han cumplido la escuela primaria. Y casi 10 por ciento de analfabetos. Y recién hemos llegado a resolver el problema del analfabetismo en un 4 por ciento.»
«Pero lo más importante del caso, y lo señalamos siempre con mucha vehemencia, es que los compañeros que más nos enseñan sobre autonomía, son los de un proyecto de costura que solos, por su cuenta, se organizaron. Que solos buscaron los medios. Que solos resolvieron los problemas que tuvieron, que cualquier excedente que produce el taller de costura lo hacen ir a parar al conjunto de movimiento, y así sucesivamente.»
«El punto de referencia de la horizontalidad no es ni Toni Negri ni (John) Holloway (teóricos europeos). Son esas compañeras del proyecto de costura. Y de esto nosotros presumimos. Porque nos pensamos desde ahí. Nos-pensamos-desde-ahí. Desde esa autonomía que se entrega con el cuerpo. Por eso pegamos un cartel que dice más o menos: no sabe más el que más habla sino el que sabe hacer y resolver con el cuerpo muchas cosas que los eruditos por ahí no sabemos comprender. Eso es horizontalidad. Es uno de los componentes de la relación social.»
«Lo digo porque estamos recansados y repodridos de las chicanas sobre la horizontalidad. Es cierto. Cualquier pensamiento teñido del poder cree que la horizontalidad es una línea sucesiva de puntos. Una raya. Horizontalidad presupone que hay un colectivo que se piensa como tal. En el que los egoísmos, los individualismos, el hacer, se piensa en función del otro, del conjunto. Entre otras cosas más que podríamos debatir toda la tarde, pero no es el motivo de la reunión.»
Anunció luego que se tomaría una libertad: «Yo no soy el MTD de Allen, yo soy el Vasco, y voy a hablar desde ahí». Fue la formulación de un modo distinto de hacer las cosas:
«Nosotros tenemos cinco compañeros del MTD que tienen capacidad de escribir con soltura y desenvolvimiento. El problema es si lo que escribimos -y nosotros escribimos mucho- no está consentido, no tiene el sentimiento colectivo del conjunto. Miren. En una de las últimas reuniones, unánimemente se resolvió y se acordó, no se votó, que había una cuestión que no queríamos: no queremos construir en función del poder. Así de sencillito y de claro.»
«Y somos capaces de hacerles leer a todos los compañeros lo que escribimos y nos llama la atención cómo muchas veces nos corrigen los términos que utilizamos, las palabras que usamos, las cosas que no son consentidas por el conjunto. Y muchas veces se vota por mayoría. Pero muchos compañeros perciben muy finamente que se está votando sin consentimiento, y hemos hecho la práctica de volver todo para atrás y discutir todo aunque haya una mayoría. Y nos parece una práctica hermosa de horizontalidad.»
Luego señaló otra diferencia entre los MTD, referida a la historia reciente, y al futuro:
«Por ejemplo, el 19 y 20 de diciembre para nosotros no es un hecho más desde la perspectiva de la destrucción del poder. Porque acá hay un principio. Nosotros no queremos construir poder, queremos destruir el poder, como invento de la humanidad hasta acá, no sólo del sistema capitalista. Queremos destruir todas las valoraciones que hasta aquí ha construido el pensamiento de la modernidad. Todas. Y gestar una nueva subjetividad y nuevos valores. Por eso el que diga que no tenemos horizonte, se equivoca. Queremos destruir el poder y destruir el Estado, hacerlos mierda».
«Ni encuadrarlo, ni como dice Hollloway, ni sé qué pindonga de Mahoma. Nada. Ni mierda de encuadre: los queremos destruir. Y concebimos el poder no como una superstructura que está allá arriba (señalando al techo) sino casualmente como una relación social (señalando la ronda) dentro de la cual nosotros también estamos. Queremos nuevas relaciones sociales.»
Caracterizó al 19 y 20 de diciembre del 2001 no como un acontecimiento pasajero, sino como «un torrente de potencialidad social, una expresión de insurgencia social que arremete contra los valores del poder y del Estado». Luego, despotricó contra el concepto de multitud de Toni Negri: «¿Qué multitud ni las pelotas? El 19 y 20 no es producto del espontaneísmo de la multitud, todo venía de antes, de las asambleas del Comahue, de Cutral Có. Que haya un reventón como ese tiene que ver con que hay muertos, gente que ha venido poniendo el cuerpo desde la radicalidad y la ruptura. Sería muy hipócrita decir que no estamos trabajando para otro 19 y 20. Pero no desde la orgánica o tratando de formar un estado mayor que dirija el próximo 19 y 20».
«¿Si queremos hacerlo sin conducciones? Miren, hasta eso le discutimos al Toni Negri. No seamos boludos. Creemos que hay un momento dado en el que hay sujetos sociales que expresan la potencialidad del conjunto y se lanzan a ello. Lo que no queremos es eso de la vanguardia permanente. Ahora, si nos dicen «negristas» ni nos importa. Un mérito le reconocemos al Negri y al Holloway: habernos hecho pensar en un montón de cosas».
Alguien le hizo un gesto, y Vasco anunció: «Ya termino».
Por suerte, no se hizo caso a sí mismo. «Si hay una cuestión que rompimos desde la autonomía, es la fuente puntual, teórica, bíblica, eso de recitar de nuevo a dios. No queremos más».
Habló entonces de los más flamantes recientes debates sobre teoría política: «Tenemos también diferencias en la teoría. Si hay alguien que lo expresa cortito y directo como viaje de laucha es Marcos (el subcomandante zapatista) y no voy a hacer de Marcos un dios. Pero ¿cómo refleja él la cuestión de la teoría? Desde la negación del poder y de la centralidad. La niega de pé a pá. Por eso dice «dejen que la academia, los autores ajenos, sigan escribiendo. Lo valioso es cómo escribimos y hacemos teoría desde los movimientos, desde una práctica que presupone rectificaciones constantes. Entonces, tomar a Marcos desde lo teórico sin negar la cuestión del poder, nos parece un oportunismo. O-por-tu-nis-mo y lo decimos con todas las letras porque ahí también tenemos discrepancias muy fuertes.»
Alguien volvió a hacer un gesto, y Vasco repitió: «Ya termino».
Pero siguió: «También tenemos discrepancias en esto: no se puede ser autonomista y, al mismo tiempo, pretender la construcción del poder popular: son dos cosas que chocan de plano. Y si están buscando una tercera posición, nunca nos gustaron. Vean a este muchacho de Inglaterra que asume por izquierda y termina haciendo la guerra para el imperio por derecha. No nos gusta las terceras posiciones. O nos definimos por la radicalidad, por la ruptura permanente, por la negación de todos los valores que hasta aquí esta civilización nos ha metido en la cabeza, o no somos consecuentes».
Finalmente hizo un análisis sobre el actual gobierno, muy diferente de los que suelen estar a la moda:
«Hay quienes dicen que Kirchner es emergente de toda la lucha social que se viene dando. Nosotros tenemos otra caracterización. Es un tapón. Viene a frenar y a taponar la insurgencia social abierta en la Argentina, y lo hace nada menos que reconstituyendo el poder y la institucionalidad. Y toda búsqueda de consenso presupone siempre represión. Ese es el tema. Consenso -para la burguesía y el Estado- es represión. No represión abierta, persiguiendo a los piquetes, matando gente en la calle. No. Éste sabe que eso no lo puede hacer, que tiene que actuar de otra manera. Para destruir al movimiento social hace falta referenciarlo, institucionalizarlo, que se verticalice, hace falta comprarlo también con dinero, y además instrumentar una política represiva.»
«Textuales palabras de Kirchner: ‘Tenemos que copiar del movimiento social que desde la nada, desde la pobreza, hizo lo que hizo’. Es decir: todos los proyectos que estábamos construyendo, ahora los va a hacer el Estado. Salud, educación, talleres productivos. Y los va a sembrar alrededor nuestro. Y cuanto más cerca estén de los movimientos sociales que están haciendo esto, más va a reprimir todavía. Y va a sembrar cooperativas ofreciendo salarios buenos para que los compañeros vayan allí. Es una política represiva. Pero también es un desafío para nosotros, si somos capaces de tomarlo y darlo vuelta a ese proceso y seguir construyendo con las herramientas que tenemos para gestar nuevas relaciones.»
«Ya termino» dijo Vasco nuevamente, y redondeó:
«Si sólo ponemos comedores para que los compañeros coman, estamos jodidos. Si creemos que producir una huerta es simplemente sacar verduras para que los compañeros coman, estamos rejodidos. Si no sabemos hacer desde la huerta y de todo lo que nos tire el Estado, ser constructores de una nueva relación social, de nuevos valores, de nueva subjetividad, no estaríamos apostando a otro 19 y 20».
La ronda había comenzado con unos silencios densos. Alguien había propuesto: «Hablemos sobre lo que publicó lavaca«, aunque velozmente se pasó a centrar la charla en el contenido de ese debate, más que en quien tuvo ocasión de darle difusión. Pancho, de gorro de lana y bigotes, propuso evitar la vieja estrategia de matar al mensajero, y no eludir el asunto de fondo en una ronda a la que definió como «una manera insólita de construir» para alguien que -como muchos allí- viene de experiencias en las que las palabras «partido», «militante», «poder» y demás tenían un peso central. Propuso avanzar hacia lo desconocido. «No sabemos dónde se salda lo que produce este organismo». Es todo un dilema: la Ronda no genera comunicados, declaraciones ni odas. Julio, que suele coordinar las charlas, dijo hace tiempo que tal vez el principal registro de cada ronda se produzca que en cada uno de los que asiste ese día. Nada más. Nada menos.
Alberto, del MTD de Solano-quien había tomado la palabra en la reunión anterior- ratificó el rechazo a los que soberbiamente se ponen por encima de los movimientos para decirles qué tienen que hacer, el rechazo a las «orgas» (organizaciones políticas centralizadas y verticalistas), y a los que se pretenden vanguardias.
Carla, la joven que tenía los 6 pesos sobre su mochila, criticó las imprecisiones del artículo de lavaca (mencionar a un MTD como firmante de un documento que no había firmado, y equivocar a qué barrio corresponde Juan Cruz D’Affuncio), dijo que de todos modos lo central del debate estaba reflejado en la crónica, y que el problema supera ampliamente a los MTD, ya que involucra a todos los que se interesan por la construcción de la autonomía: «Nos cuesta llevar adelante discusiones medianamente adultas. Y me parece bastante infantil lo de la carta esa. En los discursos no veo tantas diferencias, más bien en las prácticas. Todos somos fantásticos para decir ‘autonomía’ pero lo distinto es la práctica».
Tanto Vasco como Neka, de Solano, señalaron diversas imprecisiones en la carta abierta del MTD de Lanús (tal vez los errores provengan de la complejidad de estos movimientos que, según parece, abarca algunas veces a quienes los conforman). Más en el centro de la cuestión, Neka comentó que había visto muy agresiva la carta abierta realizada por Lanús, y que la clave, para ella, es qué se quiso decir con ‘dogma autonomista’. «Ese es el centro de toda la discusión, todo lo demás son adornos. Están los compañeros de Lanús, podrán explicar cómo lo interpretan».
Pablo repitió fundamentalmente lo expresado en la carta abierta, criticó la desconfianza que había percibido en la ronda anterior, y dijo que la autonomía es un dogma si no se admite que hay posiciones diferentes (las mayores precisiones pueden leerse en la propia carta abierta).
Vicky, del MTD Maximiliano Kosteki de Guernica, dijo que lo de Lanús le había parecido una manipulación mediática. Pablo dijo que simplemente habían querido responder en los mismos medios «donde se habla de nosotros».
Neka volvió a intervenir: «A veces el debate se vuelve tan fino que esconde otras cosas. A mí me preocupa en serio eso del dogma autonomista. Porque si acá intentáramos darle uniformidad al pensamiento sería un dogma. Si intentamos sacar definiciones todos por igual, sería un dogma. Para mí los compañeros de Lanús usan el dogma para responder a eso. Intentan purificar o purificarse de un montón de cosas del debate».
«También tenemos que decir, sin pegarle a ningún movimiento, a ninguna práctica, que venimos sufriendo el tema de la cooptación, la institucionalización que hay, las internas que hay en el campo popular, y eso no significa ponernos en contra del MTD de Lanús ni de nadie, sino expresar lo que estamos viviendo hoy».
Como suele ocurrir, hubo algunas intervenciones hacia otros temas: la escolaridad infantil, por ejemplo, o si la propia discusión no significa alejarse de la práctica que hace que a veces el problema de un movimiento sea, por ejemplo, la falta de electricistas. La ronda, en realidad, es una práctica de pensamiento, que además funciona entre gente que suele tener prácticas políticas y sociales; la solución del problema del electricista difícilmente se encuentre ahí, aunque Graciela (que no pertenece a ningún movimiento) aclaró: «Aquí estamos discutiendo cómo hacer que existan los movimientos sociales, para que les haga falta tener un electricista. Mientras tanto, pido que no se boicotee la discusión central».
Carla volvió a hablar para decir que, habiendo militado en el MTD de San Telmo, había visto problemas de rechazo a la discusión, y a las críticas internas. «Pero se ofendían los compañeros porque no se hablaba de lo maravilloso de los MTD sino de lo malo. Me siento parte de todo este movimiento, así que no estoy de acuerdo con eso de que no podemos hablar de los demás. Los de Lanús dicen ‘por qué hablan de prácticas que son ajenas’. Yo creo que todos podemos hablar, ¿por qué no? Y eso es parte de abrir las discusiones y hacerlas transparentes y públicas, como casi nunca sucede. Y creo que la división es entre las lógicas jerárquicas y las no jerárquicas, que pueden vivir en un mismo espacio. Por ejemplo, no estoy de acuerdo con el MST de Brasil que forma cuadros universitarios que saben mucho más que las bases. No es que esté en contra de las luchas, sino de las lógicas, y no sé por qué hay que tener miedo de decir si hacemos algo que es una porquería, y debatirlo en el conjunto».
Una asambleísta tomó la palabra para decir que el debate a partir de la anterior Ronda de Pensamiento «es inédito, y se dejó de toda esa paparrucha que ya la hemos padecido demasiado de todos los fundamentalismos de izquierda. Se empieza a hablar de un terreno resbaloso, que es la construcción de un espacio autónomo. Y en esa construcción va a haber diferencias enormes. Bienvenidas sean esas diferencias.»
Fue entonces cuando se produjo el debate entre Pablo y Vasco, que se reproduce al comienzo de esta crónica, que así comienza a redondearse.
Al finalizar esas intervenciones, Carla agitó los 6 pesos y anunció que era el sobrante de lo gastado en los actos del 21 de junio. Le avisaron que había quedado carbón sin pagar: cuenta saldada. Todos ayudaron a bajar los bancos de madera.
El destino de todas estas discusiones es incierto. La ronda se abrió y ahora fluye, aunque para esta crónica tal vez no quede más remedio que conservar cierta circularidad que permita anunciar:
La Ronda de Pensamiento Autónomo fue rara, clarificadora y enigmática.
Como siempre.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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