Nota
Télam duele: nueva marcha para evitar el vaciamiento
Cientos de personas marcharon al CCK para exigir respuestas al titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, por los 354 despidos en Télam. Es el segundo día de un conflicto que continúa con paros y con la ocupación pacífica de los dos edificios de la agencia. Recibieron el apoyo de Madres de Plaza de Mayo y de sindicatos como CTA, CTERA y Metrodelagados, entre otros. En la calle, entre lágrimas y abrazos, trabajadoras y trabajadores afirman que las cesantías no corresponden a una “reestructuración” sino al vaciamiento del servicio estatal de noticias. Matrimonios con más de 20 años de trayectoria que quedaron sin trabajo. También pacientes oncológicos y con problemas cardíacos. El recuerdo del intento de cierre en el 2000 y cómo se ganó esa batalla. Voces y fotos desde una calle que a gritos y cantos exige la reincorporación.

Foto: Nacho Yuchark
Vanina Alfonso trabaja en el sector de administración en venta de la agencia oficial Télam desde hace 20 años. Su marido, Rodolfo Ávila, hace 25. Ambos están en la calle, de frente al edificio tomado en el que entran a trabajar todos los días, y observan que mientras sus compañeros están organizando la asamblea para comunicar cómo continuarán las medidas de fuerza luego que el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, anunciara que 354 familias se quedarían en la calle, sobre el cartel electrónico en el que desfilan los títulos de los cables informativos hay uno que despierta rabia:
- «9AM | La agencia Télam tiene futuro».
Es el nombre del comunicado que la empresa lanzó en la web para dar el marco a la ola de telegramas y cartas documento que cientos de trabajadoras y trabajadores recibieron a lo largo de un martes negro. Entre ellos, están Vanina y Alfonso. “Es un dolor inmenso”, dice ella. “Pero acá estamos, como en el 2000, cuando ocupamos la empresa luego que quisiera cerrar y recuperamos nuestras fuentes de trabajo. Luchamos y salimos. Y acá estamos, viendo que el comunicado que sacaron es una vergüenza. Estamos hablando del 40 por ciento de la agencia en la calle. Eso es vaciamiento. Y acá nos vamos a quedar. Así la vamos a seguir luchando. Tenemos tres hijos, uno discapacitado. Pero todavía no saben: todavía no tuve el coraje de decirles que a su papá y a su mamá los dejaron sin trabajo”.
Rodolfo entró en Télam en 1993. Tenía 21 años. Fue su primer trabajo. Hoy tiene 47, y el martes se despertó como todas las mañanas para ir al archivo administrativo cuando les llegó la notificación a su casa. “A mí me mataron. Pasaron muchos administradores pero nunca se vio algo así. Es un desguace, no hay criterio de nada: echaron a trabajadores con enfermedades, otros a punto de jubilarse, matrimonios como el nuestro. Yo tengo una hipoteca, me quedan ocho años: es para que mis hijos, por lo menos, tengan el techo que yo no tuve. ¿Y ahora? Mi mujer es fuerte como toda mujer. El hombre es más débil: yo estoy hecho mierda. Pero lucharemos. No vamos a bajar los brazos. Para nada”.

Foto: Nacho Yuchark
El desguace de punta a punta
Las trabajadoras y los trabajadores de Télam van hacia el segundo día de ocupación pacífica dentro de los dos edificios de las calles Bolívar y Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires, luego de la oleada de telegramas y cartas documentos. Por el micrófono que pasa de mano en mano en una mañana fría, anuncian que muchos de ellos eran pacientes oncológicos y con problemas cardíacos. Todes tienen en sus manos un cartel que exige «No a los despidos en Télam», y lo sostienen entre lágrimas que se secan con abrazos, mientras otro trabajador propone cambiar la consigna a «No al desguace de Télam» porque “los despidos ya fueron”.
Daniel Segal, secretario gremial del Sindicato de Trabajadores de Prensa (Sitrapren), uno de los gremios que nuclea a lxs trabajadorxs de Télam, explica a lavaca el panorama: “Es un plan de desguace del gobierno nacional, personificado en las figuras de Lombardi y Pousa (Rodolfo, presidente de la agencia). Buscan que los trabajadores no tengan derechos laborales, que el Estado controle la pauta oficial y que no haya una agencia estatal que pueda competir con los grandes medios monopólicos. Ellos dicen que es una reestructuración, pero en realidad se están ahorrando cuatro horas de intereses de Lebacs: son 250 millones de pesos”.

Foto: Nacho Yuchark
-¿Cómo se explica esta situación?
-Comenzó con persecución sindical. Los que nos oponíamos a que se incumplan los derechos, éramos perseguidos: a mí me hicieron un juicio que perdieron en primera instancia pagando abogados externos a Télam. Luego, vino el vaciamiento de áreas: sacaron publicidad y dejaron sin contralor de la pauta oficial al Estado argentino. Luego, el vaciamiento informativo: cerraron portales de idiomas como portugués e inglés, el portal de deportes en pleno mundial, el reporte nacional y le siguió el achicamiento de horarios de trabajo del sector audiovisual. Después, nos negaron la paritaria y echaron a dos personas. Allí comenzó el rumor de que serían muchos más, hasta este fin de semana. Echaron a la mitad del personal que trabaja acá. Hablan de una agencia nueva, pero nada nuevo pueden hacer. Vamos a tener menos caudal informativo, menos gente administrativa, secciones vacías: hoy en Infografía no hay nadie, y era la estrella de los medios gráficos. La vaciaron de punta a punta.
La vida en un telegrama
“Nuestro objetivo es profesionalizar la agencia. Hubo un núcleo duro que no se sumó a esto y decidió mantenerse con un perfil muy ideológico”, dijo el presidente de Télam, Rodolfo Pousá, eje de los insultos junto a Lombardi, en declaraciones a Radio Berlín.
354 despidos en Télam: del llanto a la lucha, en medio del Mundial
En la calle, sin embargo, lo que hay es rabia. “Y desconcierto total”, dice Anabella Luna, 26 años en Télam en el sector de Publicidad. “No me lo imaginaba. El atropello en estos dos años fue muy grande. Se te viene todo encima, y resumen tu vida a un telegrama. Nos entristece a todos, y por la cabeza se te pasa la plata, el FMI, el recorte, y el qué hacemos después”.
Vanina Sepúlveda, del área técnica audiovisual, entró en 2007. “Estoy muy shockeada. Todavía no entiendo lo que pasa, y lo terrible es lo que ponen en el portal, diciendo cosas que no son ciertas. Una de las áreas que más creció fue la audiovisual. Era lo más visible. Y acá estoy”.

Foto: Nacho Yuchark
El criterio precarizador
La asamblea votó en la calle una marcha hacia el Centro Cultural Kirchner (CCK) para exigir una respuesta de Lombardi. En la previa, recibieron la vista de la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y sumaron el apoyo de los dirigentes docentes Sonia Alesso, Roberto Baradel y Daniel López (CTERA, SUTEBA y UTE). También de Hugo Cachorro Godoy, secretario general de ATE Nacional, y Roberto Pianelli, de Metrodelegados. En la cabecera, además, estuvo Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, entre otros.
Mientras, sobre una Avenida Belgrano cortada, circulaban preguntas y respuestas sobre cómo distribuirían las guardias de cara a un fin de semana dentro de la agencia para continuar la permanencia pacífica. Un trabajador que tomó el micrófono propuso apelar a la experiencia de las trabajadoras y los trabajadores de Tiempo Argentino para realizar “una Agencia de lxs trabajadorxs”. También, de utilizar sus herramientas laborales para seguir haciendo periodismo y denunciar así a los responsables de los despidos.
Por el cartel electrónico que da a la calle, mientras tanto, siguen circulando los títulos de los cables y se repite otra vez el comunicado oficial.
A su lado, hay una gigantografía de Lombardi con una palabra: “Vaciador”.

Foto: Nacho Yuchark
Una de las que inicia la marcha hacia el CCK es Natalia Concina, 37 años, periodista de Sociedad. Ingresó a Télam hace 13 años, y se enteró que estaba despedida mientras hacía su trabajo. El martes entró a las 7 de la mañana y mandó dos cables: uno informaba sobre el estado de tránsito, otro sobre un tweet de Patricia Bullrich sobre su deseo de importar el Fan ID del Mundial de Rusia para controlar “a los violentos” en las canchas de Argentina. Al mediodía le llegó la carta documento: “La situación fue muy desprolija: algunos recibimos telegramas, otros recibieron un mail que les daba la bienvenida a la nueva Télam. Yo estoy oficialmente despedida, pero muchos no recibieron ni una cosa ni la otra”.
Concina apunta que no hubo ninguna respuesta oficial más allá del comunicado. “Nadie vino a dar la cara. Nuestros jefes directos no tienen idea, los jefes de redacción no están acá, los de recursos humanos no nos reciben. Así es la situación. Y hasta ayer hacían algo perverso: te decían que no te preocuparas si vos laburabas, porque no ibas a tener problemas. Es una locura, el criterio ´bueno´ o ´malo´ no corre: sabíamos que iba a ser una lista arbitraria y caprichosa. ¿Cuál es el criterio para dejar 354 personas en la calle en este contexto de país?”.
La pregunta, aún, no tiene respuesta.










Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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