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Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga

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Una nueva generación nos muestra en el espacio público otra forma de relacionarse y con eso provoca una serie de reacciones sociales, institucionales y judiciales. Están organizadas, saben lo que quieren y cómo. Toman su identidad lésbica como una cuestión política y no sólo sexual. ¿Qué nos están proponiendo pensar? 
1. “Y ahora que estamos juntas y ahora que sí nos ven”, canta una ronda bajo una gran bandera color verde que dice: Libertad para Higui. Asamblea Lésbica Permanente. Y la palabra “permanente”, flamea en el aire y rompe con una época en la que nada lo es.
¿Cuándo cantan? El 7 de marzo. Día de la Visibilidad Lésbica en homenaje y reclamo al asesinato lesbofóbico de la “Pepa” Gaitán.
¿Dónde cantan? En un festival en la Plaza de Retiro frente a la estación de tren. Y en horario pico: las siete de la tarde de un martes.
¿Para qué cantan?  “Para que nos vean”, va a decir Ana Carolina artista, lesbiana y una de las participantes de la Asamblea desde el día cero.
La Asamblea Lésbica tiene solamente alrededor de diez encuentros en su historia. Y tiene más acciones y movilizaciones en esa historia que encuentros de debate. Es un espacio que surge de la urgencia y lleva como una de sus banderas la furia. Furia que las chicas reconocen heredera de la “Furia Trava”. Furia que surge de una violación de diez hombres a una lesbiana. Y de la injusticia de que la que está presa es ella.
La Asamblea Lésbica es un reflejo de la frase de María Galindo “juntas, revueltas y hermanadas”. Hay lesbianas sindicalistas, peronistas y de izquierda. Lesbianas artistas, médicas y docentes. Hay lesbianas chongas y femeninas. Lesbianas bisexuales y transtortas.
¿Qué une la diversidad?  La mayoría de las integrantes son subtreinta. Todas juntas se animan a ganar las calles, ponerse en tetas, hacer pintadas, realizar performances  y  gritar en contra los abusos y femicidios, y a favor del aborto legal.
“La mayoría somos militantes del lesbianismo. Somos feministas pero creo que primero somos lesbianas como  identidad política más allá de lo que decidamos hacer con nuestra vida sexual afectiva”, dice Cammila Gómez Grandolli, actriz de 28 años y una de las detenidas por las pintadas para convocar al #8M.  
“Hoy nos dispara tomar la calle, generar comunidad de los diversos movimientos feministas, de mujeres, y llevar todos estos reclamos. Estamos en estado de alerta y frente a cualquier ofensiva contra personas del colectivo se sale a la calle. Hay una necesidad”, va a arriesgar Marina médica generalista de 29 años cuyas tetas, junto con las de su pareja y amigas, originaron la primer reacción grupal de la Asamblea: el #Tetazo. 

Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga

Ana Carolina por Lina Etchesuri


2. Un par de tetas revolucionaron las playas, las redes sociales y el Obelisco unas semanas antes del 8M.  No era la primera vez que Marina tomaba sol en la playa. Es nacida y criada en Necochea y es la forma que elige para tomar sol. “Yo elijo no decirle topless porque significa falta de top y yo estaba como estoy siempre”, dice Marina y señala que en esa playa a ella no le faltaba nada.  No opinaron lo mismo los seis patrulleros y veinte policías que quisieron llevarlas detenidas por exhibicionistas. La escena terminó bien gracias a un acto de valentía extrema de su mamá que a los 59 años se sacó el corpiño por primera vez frente a los veinte policías para que no se lleven a su hija. Las chicas filmaron la injusticia.  El video se viralizó en las redes bajo el título “Tetas sin sol” y una semana después había una generación de jóvenes cortando la Avenida 9 de julio para enseñarle a las fuerzas policiales a respetar el cuerpo de las mujeres.  
Si lo hacen siempre, ¿Por qué esta vez las vieron? Marina arriesga que eran cinco minas en tetas, que algunas se estaban besando públicamente entre ellas y que estaban preparando carteles para la marcha del orgullo que decían cosas como: chucha con chucha esa es la lucha. “No sé si fueron los carteles pero estoy segura de que nuestra presencia incomodaba. Seguramente no tuvo que ver solamente con las tetas.”
Marina es médica. Logró formarse de la forma más contra hegemónica posible dentro de la medicina conservadora y feliz cuenta que trabaja en un centro de salud al lado de la Villa 1-11-14, que lo hace desde el enfoque de derechos humanos y con perspectiva de género y que eso le permite realizar prevención en salud sexual y practicar abortos legales.
Con esa mirada joven y profesional, Marina piensa el movimiento lésbico que estuvo junto a ellas en su reclamo: “Me sentí acompañada. Entiendo que parte de esa militancia también es por el placer. No someterte a las formas hegemónicas o normatizadas de tener relaciones sexuales y llevar nuestros cuerpos que muchas veces no son placenteras. Con más o menos visibilidad, las lesbianas siempre estuvimos en los movimientos feministas. Siempre hicimos un aporte y crítica al propio movimiento de la homogeneidad de las mujeres, como si todas fuéramos lo mismo. La crítica al heterosexismo obligatorio. Las lesbianas en general no somos indiferentes al mundo ni a los sistemas de opresión, sobre todo al sistema sexo genérico y creo que por eso la mayoría participamos de todos los frentes posibles de la lucha feminista. Lamentablemente no siempre ocurre lo contrario.” En el Tetazo sì ocurrió. Fueron trescientas, cuatrocientas, quinientas, muchas y muy jóvenes mujeres,  dispuestas  a cambiar lo establecido como cuerpo normal.
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Julieta Laso por Lina Etchesuri


3. No fue la última vez que la policía exageró sus medidas de fuerza hacia las mujeres. A las pocas semanas, volvieron a rodear con seis patrulleros y dos motos a seis chicas de veintitantos por un motivo que no era delito. Esta vez la geografía fue Almagro y la excusa, pintadas. Las chicas son militantes feministas y  ejercían su derecho a manifestarse y convocar al Paro Internacional de Mujeres.  Cinco hombres de alrededor de 50 años comenzaron a seguirlas, dieron la voz de alto y las zamarrearon  hasta que llegó la policía. “La situación que tenía la policía enfrente eran ellos diciendo que nosotras pintamos una pared y nosotras diciendo que ellos nos venían gritando y acosando por la calle. ¿A quién escucharon?”, dice Cammila que deja esa pregunta en el aire sin respuesta porque la sabemos todas y agrega: “El policía que llamó al Fiscal se indginó cuando los hombres le dijeron que habíamos escrito: lesbianizate.  Y nos hizo saber que estaba indignado. Ni siquiera le importaba saber si era verdad o mentira, por eso, denunciamos lesboodio”
Allí se pudo ver en acción la fortaleza que esta red tejida en forma de Asamblea. Se dio lugar  una estrategia tan política como humana y tan histórica como nueva: las chicas se convocaron por redes sociales y no se movieron de enfrente de la comisaría ni de la fiscalía hasta que no vieron salir a las pibas sanas y salvas. Afuera fue una fiesta: canciones, gritos, platillos. No dejaron de gritar hasta que abrazaron a sus compañeras. No es esta la única muestra de que las lesbianas están organizadas y plantean críticas fuertes y nuevas  prácticas al interior de los sindicatos y espacios políticos a los que pertenecen. Laura Safo es parte de SITRAJU (Sindicato de Trabajadores Judiciales) y desde ese espacio intenta articular su activismo lésbico con el sindical. Desde que se sumó a la Asamblea Laura plantea en los plenarios trabajar temas como: Libertad para Higui e ir a apoyar el tetazo. Y siente que es escuchada porque es un espacio nuevo con mayoría de militantes jóvenes. “Para mí esa confianza que logramos en la Asamblea en tan poco tiempo tiene que ver con cierto continuum lésbico entre las lesbianas que circulamos por los mismos espacios de militancia feminista y LGBT. Llega un momento que ya nos conocemos todas con todas y aunque discutamos podemos construir juntas. Hay algo que es más fuerte”
Cammila milita en espacio kirchnerista como su espacio orgánico y Marina fue militante de izquierda. Ambas plantean que hay una práctica y una forma de organizarse en la Asamblea que trasciende esos espacios. Todas las entrevistadas entienden que la identidad lésbica no sólo desarma estructuras adentro del propio feminismo sino en sus propios espacios políticos convencionales.
Gelda Abramovich de Sipreba (Sindicato de prensa) plantea que “la torta hincha pelotas”  es un lugar empoderante y genera muchas cosas adentro de los sindicatos y arriesga una mirada de por qué pueden poner más en cuestión las convenciones: “Siempre hay una cuestión cuando sos mujer que trae debilidad que es que dicen: podés discutir todo lo que quieras pero después vas a garchar con ellos. Como lesbiana, en el ámbito público puedo discutir un montón de cosas justamente porque  no busco agradarles.  Esa es la mentalidad horrible de chongo heterosexual que aunque sea super progre, es a la que más le hacemos ruido con nuestra identidad”.
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Cammila Grandoli por Lina Etchesuri


4. El 9 de mazo Laura Arnés presentó su tercer libro “Ficciones lesbianas. Literatura y afectos en la cultura argentina” editado por Madreselva. Estaba reventada, se recuerda. No había dormido ni salido del todo del estado de shock. La noche anterior, luego de la histórica movilización por el Paro Internacional de Mujeres, fue una de las diecinueve personas detenidas por efectivos de la Policía de la Ciudad y policías de civil. Después de ser liberada participó de la conferencia de prensa en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Desde ahí fue directo al Auditorio-Bar de La Tribu. Es Doctora en Letras, investigadora del instituto interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET y docente –también en la UBA- del seminario de sexualidades disidentes y literatura pero aclara que nunca se inscribió solamente en la teoría. El activismo y el trabajo académico siempre convivieron turnándose las intensidades uno con el otro: “este último año había estado poco en la calle y más en los libros”.
En su libro Laura escribe: “La literatura es un dispositivo político donde se modulan múltiples distribuciones de lo que afecta a nuestros mundos sensibles, un espacio privilegiado en el cual se ensayan formas posibles (probables o improbables) de la vida en común y en donde, como consecuencia, se estrenan nuevas relaciones entre los cuerpos”. Decide entonces recorrer la literatura argentina de los últimos 100 años en búsqueda de lo que llama ficciones lesbianas: “afectividades disidentes que aparecen en nuestra literatura sin mostrarse necesariamente como lesbianas”. ¿Por qué? Porque sabe que desde la ficción se pueden construir trincheras. ¿Cómo se vincula el libro y la cacería post movilización? Laura propone pensar cómo funcionan las ficciones de nuestra cultura, aquellas que describe como “las ficciones que nos construyen y que le dan forma a nuestros cuerpos” Analiza: “por ejemplo: ¿qué pasó el otro día con la razzia? Hay hipótesis que dicen que parecíamos lesbianas. Yo no soy lesbiana, soy bisexual, y las dos chicas que estaban conmigo también. Teníamos remeras que lo decían además. La pregunta es: ¿Efectivamente hay una fisonomía que se corresponde con una identidad o con un deseo?”, y sigue: “La representación tiene sus límites y va generando constantemente ficciones sobre los cuerpos y sobre los usos de los cuerpos. Es lo interesante: todo el tiempo las que activamos, y las que procuramos visibilizar como hecho político, lo que tenemos que hacer es crear una imagen y después romper con esa imagen y crear otra. Yo trabajo con lesbiana como catacrecis, una palabra que siempre tiene el significado desplazado, vos nunca sabes del todo que estás diciendo. ¿Cómo definimos lesbiana? Cargar de significado la palabra es muy complejo y sin embargo parece que el afuera tiene muy claro qué somos. Ahí entra la ficción, la ficción lesbiana de los otros sobre nosotras”.
5. Cómo pensamos la visibilidad para pensar la época. Algunas ideas:
La mirada de Ana Carolina: “Si sos invisible tenés la ventaja de que sos menos asible, sobre todo si te quieren asir para violentarte pero al mismo tiempo las lesbianas somos invisibles pero no tanto, somos invisibles cuando se trata de incluirnos, reconocernos, reparar, pero no somos invisibles cuando se trata de señalarnos y decir ‘ahí va la torta, caguémosla a trompadas’. Una lesbiana se hace invisible para los ojos que decodifican los cuerpos o las existencias. Si tu expresión de género o cómo llevas tu ser no se condice con lo que generalmente se decodifica como lesbiana, ahí te invisibilizas también”
Cammila Gómez Grandolli aporta: “La sociedad siempre tiende a etiquetarte. Si vos no te llamas, te llaman de alguna manera y siempre van a elegir leerte como heterosexual. Si vos no te plantas y decís yo siento otra cosa, siempre te van a leer de la forma binaria hombre-mujer heterosexual. Creo que tiene que ver con eso la lucha de visibilizar. La idea es romper con los estereotipos. Para una lesbiana más femenina esa visibilización se hace más complicada porque no te leen de esa manera. Te encara alguien, le decís me gustan las mujeres, y te tiran: no te creo. Lo que estás diciendo no tiene validez porque no tenés la apariencia estereotipada de una lesbiana”
Laura Arnés suma: “Siempre me perturbó mucho la idea de salida del closet. Por qué yo tengo que visibilizarme saliendo del closet, sentando a alguien y confesándole que yo tengo una sexualidad diferente. Veo que mis alumnos no hacen eso. Los de este último año, fueron 40, se mueven en las arenas de la sexualidad con mucha más libertad. La identidad no puede ser explicativa, no puede ser que te digo: soy tal cosa y eso ya te de un saber sobre mí”.
6. “No existe otro territorio posible donde vivir las experiencias que no sea el cuerpo”. Ana Carolina es guionista, actriz y comediante. En el Instituto Vocacional de Arte Manuel José de Labardén, a sus 15 años, empezó todo. Después: escuela de circo, escuela de títeres, cursos de clown. En el 2001 tenía un pasaje para Nueva York, iba a ver stand up, quería saber cómo se hacía, se quedó ocho años haciéndolo ella misma. Desde entonces no paró. “Es una herramienta muy poderosa el humor, la risa, la persona que se ríe le pasa en el cuerpo. Si bien podes bajar línea con el humor, la persona que lo recibe, como se está riendo ese cuerpo que le pertenece, no lo siente como una bajada de línea. Sentís que te reís porque se te ocurrió a vos y eso es poderoso porque puede llegar a transformar”.
En un momento Ana Carolina hablaba mucho en sus shows de ser lesbiana, “lo sentía como una obligación, ahora ya no tanto”. Advierte un buen cambio: “Acá cada vez hay más lesbianas haciendo stand up. Antes había personas homosexuales haciendo stand up pero el chiste era homofóbico, me horrorizaba eso, no entendía qué estaba pasando. Y mujeres haciendo chistes machistas. Ahora creo que eso sucede menos. A mí no me costó hablarlo en el escenario, coincidió con que empecé a decir: soy re lesbiana, me fui a Nueva York a ser lesbiana en paz. Antes de irme yo ya sabía que era lesbiana, pero no lo decía, me hacía la boluda, allá hasta lo empecé a usar para hacer los chistes”.
¿Tiene límite el humor? “El límite para el humor es la falta de risa porque yo puedo decir lo que quiera decir pero si vos no te reís, no es un chiste, es un comentario, una poesía. El limite es la falta de risa y no lo pongo yo”
Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga

Marina por Lina Etchesuri


7. La Orquesta Típica Fernández Fierro tiene desde hace años voz de mujer: Julieta Laso. Desde ese género musical, muchas veces machista, reflexiona optimista: “Si bien hay muchos tangos maltratadores, hay muchas mujeres cantantes de tango. Es cierto que no es un espacio donde hayan habido muchas compositoras, ni muchas instrumentistas. Donde yo canto, los tangos no son machistas. La cosa está cambiando”. La tarea de pensar nuevos escenarios de realidad posibles le da al arte un papel protagónico, “todo hecho artístico es político indefectiblemente. Así me subo al escenario. El arte tiene que cuestionar siempre, nunca tiene que trabajar para el poder, sea cual sea” El poder patriarcal se enfrenta con un enemigo dispuesto a derrotarlo. ¿Cómo? Julieta dice que no hay recetas. Todo está siempre por crearse. Quizás algún tango retome lo que la calle canta: “Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer”.
Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga

Gala y Laura por Lina Ethcesuri


8. Agustina se la conoce como Cumbio, icono de una generación que repensó las formas de comunicarse. Hoy trabaja en Storylab, la productora de Nacho Viale, el nieto de Mirtha Legrand, por lo cual también es parte del equipo que pone al aire lo que la conductora define como mesazas. En la productora lleva adelante los contenidos digitales y está participando de otros pilotos y proyectos. En ese contexto propuso una nota: el caso de Higui. ¿Por qué? “Me hace sentir muy representada y me sorprendía que a la gente le sorprenda que todavía pasen esas cosas”, sigue: “son cosas que personalmente me afectan. Creo que yo tuve mucha suerte, que Cumbio en algún punto me salvó la vida”. Desde ahí insiste en sus ganas de que la pantalla amplíe los posibles que muestra, “muchas cosas que pasan con las lesbianas no son visibles en la televisión, de hecho el caso de Higui se está manejando por las redes sociales y así miles nacionales e internacionales”.
Otras potencias aparecen: las redes sociales, motor exitoso de las últimas convocatorias para salir a la calle, junto a la tecnología que llevamos en la mano: los celulares, crean nuevas formas de comunicación. Cumbio mete en la charla el término influencers y analiza: “hay muchas lesbianas influencers, llegan a un público que muchos no llegan”. Propone un ejercicio: chequear perfil de una chica heterosexual y una lesbiana con muchos más seguidores. Pregunta: ¿Cuál tiene más pauta publicitaria? Contesta: la heterosexual.  ¿Por qué? “Porque las pautas no las manejan adolescentes, no las manejan chicos de mi generación, las grandes marcas las manejan personas que están acostumbradas a publicidad más conservadora: la chica linda, rubia, de dientes blancos casada con el príncipe azul hermoso y teniendo muchos hijos. No se adaptan todavía. Prefieren poner su publicidad en esa chica aunque tenga 20 mil y no en una chica que llega a 500mil chicos pero es lesbiana, tiene novia y no tienen hijo”
Y cuenta una experiencia propia reciente: la llamaron para ofrecerle hacer un canal de YouTube. Contesto que sí, que lo haría con su novia, también influencer. “Una de las primeras cosas que me dijo el productor: tantos videos con novia no porque eso después hay que venderlo, para que sirva no puede ser todo el tiempo videos con novia. No porque me discriminara, sino que tiene presente lo que las marcas buscan. Creo que eso va a ser así por mucho tiempo, va a ir cambiando de a poco pero va a llevar tiempo. Lo bueno es que internet es un poco más flexible y tenés una apertura para elegir tremenda”.
9. Los medios hegemónicos y las marcas son insensibles para identificar cómo habla la época. ¿Y el mercado? Ana Carolina propone su mirada: el mercado de todo se apropia: “Antes la sexualidad diversa era una disidencia que implicaba un sesgo anticapitalista, antipatriarcal. El capitalismo todo lo fagocita: de todo se apropia, por eso todo el tiempo hay que cambiar no en el sentido de ‘Cambiemos’, sino de mutar. El mercado se apropió de las sexualidades diversas, ya somos parte, antes éramos excluidos, parias. Al empezar a visibilizarnos, el mercado dijo pará, apropiémonos de esto, es marketing para nosotros, turismo. No vas a poder jamás esconderte del mercado, lamentablemente, incluso si sos quien se va a vivir al bosque, una loca que vive ahí y se deja crecer todos los pelos, el mercado va a encontrar la forma de apropiarse o te va a excluir al plano de lo imposible y te va a invisibilizar. Entonces me parece que esta ebullición: ahora somos más o más visibles, estamos más aceptadas, o todas tenemos una amiga lesbiana, para mí está muy ligado a que el capitalismo se está apropiando de nosotras”
Un mercado que de todo se apropia no garantiza que el sistema permita que ese todo se vea. “Muchas veces me dicen ‘¿para cuándo una lesbiana en la televisión?’, y cuando la haya va a ser un estereotipo nefasto. ¿Para cuándo una travesti en la televisión? Si, Flor de la V, que su anhelo es casarse con vestido blanco y tener hijos. Reivindico que ella pueda hacer lo que quiera y por otro lado me entristece que quien está ahí siendo  para el público sea alguien que quiere casarse y tener hijos. Que oportunidad que se diluyó, el sistema no va a permitir que llegue ahí alguien disidente”.
Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga10. Algo es real: en las calles se están creando nuevos mundos. Los protagonistas son los cuerpos proponiendo repensar todo, porque este todo en el que vivimos está anacrónico y caduco.
Ana Carolina, desde el entusiasmo que le genera la Asamblea Lésbica Permanente propone que deberían ser bailables, con masajes incluídos, “sindicato social sensible que no puede esperar. Todo lo raro suma, porque te obliga a detenerte y pensar. Eso es un montón, sino lo das por sentado y ahí se genera la norma. Lo normal es sospechoso”.
Lo sensible es político, también lo es el placer.
Y aunque planteen no sólo a través de la sexualidad diversa se va a cambiar el mundo, todas sostienen que ejercer el lesbianismo tiene ciertas características que son disruptivas del heteropatriarcado capitalista:
No van a tener hijos a menos que realmente eso quieran.
Prescinden  de la categoría hombre.
Su sexo no tiene nada que ver con la reproducción.
Esta generación plantea que son prácticas que podrían compartir otros sectores de la población. Son jóvenes que sostienen que se puede lesbianizar la vida disfrutando del sexo no para reproducirte, prescindir del hombre en cuanto proveedor de la mujer, jefe de familia, quien toma las decisiones, quien sale a la calle y enfrenta el mundo.
¿Qué pasaría si todes lesbianizamos un poco nuestro devenir? Podría ser transformador, arriesgan.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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