CABA
Tortas y política: la generación que pone el dedo en la llaga
Una nueva generación nos muestra en el espacio público otra forma de relacionarse y con eso provoca una serie de reacciones sociales, institucionales y judiciales. Están organizadas, saben lo que quieren y cómo. Toman su identidad lésbica como una cuestión política y no sólo sexual. ¿Qué nos están proponiendo pensar?
1. “Y ahora que estamos juntas y ahora que sí nos ven”, canta una ronda bajo una gran bandera color verde que dice: Libertad para Higui. Asamblea Lésbica Permanente. Y la palabra “permanente”, flamea en el aire y rompe con una época en la que nada lo es.
¿Cuándo cantan? El 7 de marzo. Día de la Visibilidad Lésbica en homenaje y reclamo al asesinato lesbofóbico de la “Pepa” Gaitán.
¿Dónde cantan? En un festival en la Plaza de Retiro frente a la estación de tren. Y en horario pico: las siete de la tarde de un martes.
¿Para qué cantan? “Para que nos vean”, va a decir Ana Carolina artista, lesbiana y una de las participantes de la Asamblea desde el día cero.
La Asamblea Lésbica tiene solamente alrededor de diez encuentros en su historia. Y tiene más acciones y movilizaciones en esa historia que encuentros de debate. Es un espacio que surge de la urgencia y lleva como una de sus banderas la furia. Furia que las chicas reconocen heredera de la “Furia Trava”. Furia que surge de una violación de diez hombres a una lesbiana. Y de la injusticia de que la que está presa es ella.
La Asamblea Lésbica es un reflejo de la frase de María Galindo “juntas, revueltas y hermanadas”. Hay lesbianas sindicalistas, peronistas y de izquierda. Lesbianas artistas, médicas y docentes. Hay lesbianas chongas y femeninas. Lesbianas bisexuales y transtortas.
¿Qué une la diversidad? La mayoría de las integrantes son subtreinta. Todas juntas se animan a ganar las calles, ponerse en tetas, hacer pintadas, realizar performances y gritar en contra los abusos y femicidios, y a favor del aborto legal.
“La mayoría somos militantes del lesbianismo. Somos feministas pero creo que primero somos lesbianas como identidad política más allá de lo que decidamos hacer con nuestra vida sexual afectiva”, dice Cammila Gómez Grandolli, actriz de 28 años y una de las detenidas por las pintadas para convocar al #8M.
“Hoy nos dispara tomar la calle, generar comunidad de los diversos movimientos feministas, de mujeres, y llevar todos estos reclamos. Estamos en estado de alerta y frente a cualquier ofensiva contra personas del colectivo se sale a la calle. Hay una necesidad”, va a arriesgar Marina médica generalista de 29 años cuyas tetas, junto con las de su pareja y amigas, originaron la primer reacción grupal de la Asamblea: el #Tetazo.

Ana Carolina por Lina Etchesuri
2. Un par de tetas revolucionaron las playas, las redes sociales y el Obelisco unas semanas antes del 8M. No era la primera vez que Marina tomaba sol en la playa. Es nacida y criada en Necochea y es la forma que elige para tomar sol. “Yo elijo no decirle topless porque significa falta de top y yo estaba como estoy siempre”, dice Marina y señala que en esa playa a ella no le faltaba nada. No opinaron lo mismo los seis patrulleros y veinte policías que quisieron llevarlas detenidas por exhibicionistas. La escena terminó bien gracias a un acto de valentía extrema de su mamá que a los 59 años se sacó el corpiño por primera vez frente a los veinte policías para que no se lleven a su hija. Las chicas filmaron la injusticia. El video se viralizó en las redes bajo el título “Tetas sin sol” y una semana después había una generación de jóvenes cortando la Avenida 9 de julio para enseñarle a las fuerzas policiales a respetar el cuerpo de las mujeres.
Si lo hacen siempre, ¿Por qué esta vez las vieron? Marina arriesga que eran cinco minas en tetas, que algunas se estaban besando públicamente entre ellas y que estaban preparando carteles para la marcha del orgullo que decían cosas como: chucha con chucha esa es la lucha. “No sé si fueron los carteles pero estoy segura de que nuestra presencia incomodaba. Seguramente no tuvo que ver solamente con las tetas.”
Marina es médica. Logró formarse de la forma más contra hegemónica posible dentro de la medicina conservadora y feliz cuenta que trabaja en un centro de salud al lado de la Villa 1-11-14, que lo hace desde el enfoque de derechos humanos y con perspectiva de género y que eso le permite realizar prevención en salud sexual y practicar abortos legales.
Con esa mirada joven y profesional, Marina piensa el movimiento lésbico que estuvo junto a ellas en su reclamo: “Me sentí acompañada. Entiendo que parte de esa militancia también es por el placer. No someterte a las formas hegemónicas o normatizadas de tener relaciones sexuales y llevar nuestros cuerpos que muchas veces no son placenteras. Con más o menos visibilidad, las lesbianas siempre estuvimos en los movimientos feministas. Siempre hicimos un aporte y crítica al propio movimiento de la homogeneidad de las mujeres, como si todas fuéramos lo mismo. La crítica al heterosexismo obligatorio. Las lesbianas en general no somos indiferentes al mundo ni a los sistemas de opresión, sobre todo al sistema sexo genérico y creo que por eso la mayoría participamos de todos los frentes posibles de la lucha feminista. Lamentablemente no siempre ocurre lo contrario.” En el Tetazo sì ocurrió. Fueron trescientas, cuatrocientas, quinientas, muchas y muy jóvenes mujeres, dispuestas a cambiar lo establecido como cuerpo normal.

Julieta Laso por Lina Etchesuri
3. No fue la última vez que la policía exageró sus medidas de fuerza hacia las mujeres. A las pocas semanas, volvieron a rodear con seis patrulleros y dos motos a seis chicas de veintitantos por un motivo que no era delito. Esta vez la geografía fue Almagro y la excusa, pintadas. Las chicas son militantes feministas y ejercían su derecho a manifestarse y convocar al Paro Internacional de Mujeres. Cinco hombres de alrededor de 50 años comenzaron a seguirlas, dieron la voz de alto y las zamarrearon hasta que llegó la policía. “La situación que tenía la policía enfrente eran ellos diciendo que nosotras pintamos una pared y nosotras diciendo que ellos nos venían gritando y acosando por la calle. ¿A quién escucharon?”, dice Cammila que deja esa pregunta en el aire sin respuesta porque la sabemos todas y agrega: “El policía que llamó al Fiscal se indginó cuando los hombres le dijeron que habíamos escrito: lesbianizate. Y nos hizo saber que estaba indignado. Ni siquiera le importaba saber si era verdad o mentira, por eso, denunciamos lesboodio”
Allí se pudo ver en acción la fortaleza que esta red tejida en forma de Asamblea. Se dio lugar una estrategia tan política como humana y tan histórica como nueva: las chicas se convocaron por redes sociales y no se movieron de enfrente de la comisaría ni de la fiscalía hasta que no vieron salir a las pibas sanas y salvas. Afuera fue una fiesta: canciones, gritos, platillos. No dejaron de gritar hasta que abrazaron a sus compañeras. No es esta la única muestra de que las lesbianas están organizadas y plantean críticas fuertes y nuevas prácticas al interior de los sindicatos y espacios políticos a los que pertenecen. Laura Safo es parte de SITRAJU (Sindicato de Trabajadores Judiciales) y desde ese espacio intenta articular su activismo lésbico con el sindical. Desde que se sumó a la Asamblea Laura plantea en los plenarios trabajar temas como: Libertad para Higui e ir a apoyar el tetazo. Y siente que es escuchada porque es un espacio nuevo con mayoría de militantes jóvenes. “Para mí esa confianza que logramos en la Asamblea en tan poco tiempo tiene que ver con cierto continuum lésbico entre las lesbianas que circulamos por los mismos espacios de militancia feminista y LGBT. Llega un momento que ya nos conocemos todas con todas y aunque discutamos podemos construir juntas. Hay algo que es más fuerte”
Cammila milita en espacio kirchnerista como su espacio orgánico y Marina fue militante de izquierda. Ambas plantean que hay una práctica y una forma de organizarse en la Asamblea que trasciende esos espacios. Todas las entrevistadas entienden que la identidad lésbica no sólo desarma estructuras adentro del propio feminismo sino en sus propios espacios políticos convencionales.
Gelda Abramovich de Sipreba (Sindicato de prensa) plantea que “la torta hincha pelotas” es un lugar empoderante y genera muchas cosas adentro de los sindicatos y arriesga una mirada de por qué pueden poner más en cuestión las convenciones: “Siempre hay una cuestión cuando sos mujer que trae debilidad que es que dicen: podés discutir todo lo que quieras pero después vas a garchar con ellos. Como lesbiana, en el ámbito público puedo discutir un montón de cosas justamente porque no busco agradarles. Esa es la mentalidad horrible de chongo heterosexual que aunque sea super progre, es a la que más le hacemos ruido con nuestra identidad”.

Cammila Grandoli por Lina Etchesuri
4. El 9 de mazo Laura Arnés presentó su tercer libro “Ficciones lesbianas. Literatura y afectos en la cultura argentina” editado por Madreselva. Estaba reventada, se recuerda. No había dormido ni salido del todo del estado de shock. La noche anterior, luego de la histórica movilización por el Paro Internacional de Mujeres, fue una de las diecinueve personas detenidas por efectivos de la Policía de la Ciudad y policías de civil. Después de ser liberada participó de la conferencia de prensa en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Desde ahí fue directo al Auditorio-Bar de La Tribu. Es Doctora en Letras, investigadora del instituto interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET y docente –también en la UBA- del seminario de sexualidades disidentes y literatura pero aclara que nunca se inscribió solamente en la teoría. El activismo y el trabajo académico siempre convivieron turnándose las intensidades uno con el otro: “este último año había estado poco en la calle y más en los libros”.
En su libro Laura escribe: “La literatura es un dispositivo político donde se modulan múltiples distribuciones de lo que afecta a nuestros mundos sensibles, un espacio privilegiado en el cual se ensayan formas posibles (probables o improbables) de la vida en común y en donde, como consecuencia, se estrenan nuevas relaciones entre los cuerpos”. Decide entonces recorrer la literatura argentina de los últimos 100 años en búsqueda de lo que llama ficciones lesbianas: “afectividades disidentes que aparecen en nuestra literatura sin mostrarse necesariamente como lesbianas”. ¿Por qué? Porque sabe que desde la ficción se pueden construir trincheras. ¿Cómo se vincula el libro y la cacería post movilización? Laura propone pensar cómo funcionan las ficciones de nuestra cultura, aquellas que describe como “las ficciones que nos construyen y que le dan forma a nuestros cuerpos” Analiza: “por ejemplo: ¿qué pasó el otro día con la razzia? Hay hipótesis que dicen que parecíamos lesbianas. Yo no soy lesbiana, soy bisexual, y las dos chicas que estaban conmigo también. Teníamos remeras que lo decían además. La pregunta es: ¿Efectivamente hay una fisonomía que se corresponde con una identidad o con un deseo?”, y sigue: “La representación tiene sus límites y va generando constantemente ficciones sobre los cuerpos y sobre los usos de los cuerpos. Es lo interesante: todo el tiempo las que activamos, y las que procuramos visibilizar como hecho político, lo que tenemos que hacer es crear una imagen y después romper con esa imagen y crear otra. Yo trabajo con lesbiana como catacrecis, una palabra que siempre tiene el significado desplazado, vos nunca sabes del todo que estás diciendo. ¿Cómo definimos lesbiana? Cargar de significado la palabra es muy complejo y sin embargo parece que el afuera tiene muy claro qué somos. Ahí entra la ficción, la ficción lesbiana de los otros sobre nosotras”.
5. Cómo pensamos la visibilidad para pensar la época. Algunas ideas:
La mirada de Ana Carolina: “Si sos invisible tenés la ventaja de que sos menos asible, sobre todo si te quieren asir para violentarte pero al mismo tiempo las lesbianas somos invisibles pero no tanto, somos invisibles cuando se trata de incluirnos, reconocernos, reparar, pero no somos invisibles cuando se trata de señalarnos y decir ‘ahí va la torta, caguémosla a trompadas’. Una lesbiana se hace invisible para los ojos que decodifican los cuerpos o las existencias. Si tu expresión de género o cómo llevas tu ser no se condice con lo que generalmente se decodifica como lesbiana, ahí te invisibilizas también”
Cammila Gómez Grandolli aporta: “La sociedad siempre tiende a etiquetarte. Si vos no te llamas, te llaman de alguna manera y siempre van a elegir leerte como heterosexual. Si vos no te plantas y decís yo siento otra cosa, siempre te van a leer de la forma binaria hombre-mujer heterosexual. Creo que tiene que ver con eso la lucha de visibilizar. La idea es romper con los estereotipos. Para una lesbiana más femenina esa visibilización se hace más complicada porque no te leen de esa manera. Te encara alguien, le decís me gustan las mujeres, y te tiran: no te creo. Lo que estás diciendo no tiene validez porque no tenés la apariencia estereotipada de una lesbiana”
Laura Arnés suma: “Siempre me perturbó mucho la idea de salida del closet. Por qué yo tengo que visibilizarme saliendo del closet, sentando a alguien y confesándole que yo tengo una sexualidad diferente. Veo que mis alumnos no hacen eso. Los de este último año, fueron 40, se mueven en las arenas de la sexualidad con mucha más libertad. La identidad no puede ser explicativa, no puede ser que te digo: soy tal cosa y eso ya te de un saber sobre mí”.
6. “No existe otro territorio posible donde vivir las experiencias que no sea el cuerpo”. Ana Carolina es guionista, actriz y comediante. En el Instituto Vocacional de Arte Manuel José de Labardén, a sus 15 años, empezó todo. Después: escuela de circo, escuela de títeres, cursos de clown. En el 2001 tenía un pasaje para Nueva York, iba a ver stand up, quería saber cómo se hacía, se quedó ocho años haciéndolo ella misma. Desde entonces no paró. “Es una herramienta muy poderosa el humor, la risa, la persona que se ríe le pasa en el cuerpo. Si bien podes bajar línea con el humor, la persona que lo recibe, como se está riendo ese cuerpo que le pertenece, no lo siente como una bajada de línea. Sentís que te reís porque se te ocurrió a vos y eso es poderoso porque puede llegar a transformar”.
En un momento Ana Carolina hablaba mucho en sus shows de ser lesbiana, “lo sentía como una obligación, ahora ya no tanto”. Advierte un buen cambio: “Acá cada vez hay más lesbianas haciendo stand up. Antes había personas homosexuales haciendo stand up pero el chiste era homofóbico, me horrorizaba eso, no entendía qué estaba pasando. Y mujeres haciendo chistes machistas. Ahora creo que eso sucede menos. A mí no me costó hablarlo en el escenario, coincidió con que empecé a decir: soy re lesbiana, me fui a Nueva York a ser lesbiana en paz. Antes de irme yo ya sabía que era lesbiana, pero no lo decía, me hacía la boluda, allá hasta lo empecé a usar para hacer los chistes”.
¿Tiene límite el humor? “El límite para el humor es la falta de risa porque yo puedo decir lo que quiera decir pero si vos no te reís, no es un chiste, es un comentario, una poesía. El limite es la falta de risa y no lo pongo yo”

Marina por Lina Etchesuri
7. La Orquesta Típica Fernández Fierro tiene desde hace años voz de mujer: Julieta Laso. Desde ese género musical, muchas veces machista, reflexiona optimista: “Si bien hay muchos tangos maltratadores, hay muchas mujeres cantantes de tango. Es cierto que no es un espacio donde hayan habido muchas compositoras, ni muchas instrumentistas. Donde yo canto, los tangos no son machistas. La cosa está cambiando”. La tarea de pensar nuevos escenarios de realidad posibles le da al arte un papel protagónico, “todo hecho artístico es político indefectiblemente. Así me subo al escenario. El arte tiene que cuestionar siempre, nunca tiene que trabajar para el poder, sea cual sea” El poder patriarcal se enfrenta con un enemigo dispuesto a derrotarlo. ¿Cómo? Julieta dice que no hay recetas. Todo está siempre por crearse. Quizás algún tango retome lo que la calle canta: “Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer”.

Gala y Laura por Lina Ethcesuri
8. Agustina se la conoce como Cumbio, icono de una generación que repensó las formas de comunicarse. Hoy trabaja en Storylab, la productora de Nacho Viale, el nieto de Mirtha Legrand, por lo cual también es parte del equipo que pone al aire lo que la conductora define como mesazas. En la productora lleva adelante los contenidos digitales y está participando de otros pilotos y proyectos. En ese contexto propuso una nota: el caso de Higui. ¿Por qué? “Me hace sentir muy representada y me sorprendía que a la gente le sorprenda que todavía pasen esas cosas”, sigue: “son cosas que personalmente me afectan. Creo que yo tuve mucha suerte, que Cumbio en algún punto me salvó la vida”. Desde ahí insiste en sus ganas de que la pantalla amplíe los posibles que muestra, “muchas cosas que pasan con las lesbianas no son visibles en la televisión, de hecho el caso de Higui se está manejando por las redes sociales y así miles nacionales e internacionales”.
Otras potencias aparecen: las redes sociales, motor exitoso de las últimas convocatorias para salir a la calle, junto a la tecnología que llevamos en la mano: los celulares, crean nuevas formas de comunicación. Cumbio mete en la charla el término influencers y analiza: “hay muchas lesbianas influencers, llegan a un público que muchos no llegan”. Propone un ejercicio: chequear perfil de una chica heterosexual y una lesbiana con muchos más seguidores. Pregunta: ¿Cuál tiene más pauta publicitaria? Contesta: la heterosexual. ¿Por qué? “Porque las pautas no las manejan adolescentes, no las manejan chicos de mi generación, las grandes marcas las manejan personas que están acostumbradas a publicidad más conservadora: la chica linda, rubia, de dientes blancos casada con el príncipe azul hermoso y teniendo muchos hijos. No se adaptan todavía. Prefieren poner su publicidad en esa chica aunque tenga 20 mil y no en una chica que llega a 500mil chicos pero es lesbiana, tiene novia y no tienen hijo”
Y cuenta una experiencia propia reciente: la llamaron para ofrecerle hacer un canal de YouTube. Contesto que sí, que lo haría con su novia, también influencer. “Una de las primeras cosas que me dijo el productor: tantos videos con novia no porque eso después hay que venderlo, para que sirva no puede ser todo el tiempo videos con novia. No porque me discriminara, sino que tiene presente lo que las marcas buscan. Creo que eso va a ser así por mucho tiempo, va a ir cambiando de a poco pero va a llevar tiempo. Lo bueno es que internet es un poco más flexible y tenés una apertura para elegir tremenda”.
9. Los medios hegemónicos y las marcas son insensibles para identificar cómo habla la época. ¿Y el mercado? Ana Carolina propone su mirada: el mercado de todo se apropia: “Antes la sexualidad diversa era una disidencia que implicaba un sesgo anticapitalista, antipatriarcal. El capitalismo todo lo fagocita: de todo se apropia, por eso todo el tiempo hay que cambiar no en el sentido de ‘Cambiemos’, sino de mutar. El mercado se apropió de las sexualidades diversas, ya somos parte, antes éramos excluidos, parias. Al empezar a visibilizarnos, el mercado dijo pará, apropiémonos de esto, es marketing para nosotros, turismo. No vas a poder jamás esconderte del mercado, lamentablemente, incluso si sos quien se va a vivir al bosque, una loca que vive ahí y se deja crecer todos los pelos, el mercado va a encontrar la forma de apropiarse o te va a excluir al plano de lo imposible y te va a invisibilizar. Entonces me parece que esta ebullición: ahora somos más o más visibles, estamos más aceptadas, o todas tenemos una amiga lesbiana, para mí está muy ligado a que el capitalismo se está apropiando de nosotras”
Un mercado que de todo se apropia no garantiza que el sistema permita que ese todo se vea. “Muchas veces me dicen ‘¿para cuándo una lesbiana en la televisión?’, y cuando la haya va a ser un estereotipo nefasto. ¿Para cuándo una travesti en la televisión? Si, Flor de la V, que su anhelo es casarse con vestido blanco y tener hijos. Reivindico que ella pueda hacer lo que quiera y por otro lado me entristece que quien está ahí siendo para el público sea alguien que quiere casarse y tener hijos. Que oportunidad que se diluyó, el sistema no va a permitir que llegue ahí alguien disidente”.

Ana Carolina, desde el entusiasmo que le genera la Asamblea Lésbica Permanente propone que deberían ser bailables, con masajes incluídos, “sindicato social sensible que no puede esperar. Todo lo raro suma, porque te obliga a detenerte y pensar. Eso es un montón, sino lo das por sentado y ahí se genera la norma. Lo normal es sospechoso”.
Lo sensible es político, también lo es el placer.
Y aunque planteen no sólo a través de la sexualidad diversa se va a cambiar el mundo, todas sostienen que ejercer el lesbianismo tiene ciertas características que son disruptivas del heteropatriarcado capitalista:
No van a tener hijos a menos que realmente eso quieran.
Prescinden de la categoría hombre.
Su sexo no tiene nada que ver con la reproducción.
Esta generación plantea que son prácticas que podrían compartir otros sectores de la población. Son jóvenes que sostienen que se puede lesbianizar la vida disfrutando del sexo no para reproducirte, prescindir del hombre en cuanto proveedor de la mujer, jefe de familia, quien toma las decisiones, quien sale a la calle y enfrenta el mundo.
¿Qué pasaría si todes lesbianizamos un poco nuestro devenir? Podría ser transformador, arriesgan.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


Artes
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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