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Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas

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(lavaca en Guatemala) No’j significa razón y pensamiento, la raíz de la sabiduría y de los conocimientos.
Hoy es No´j
Eso nos indica el calendario maya y así lo explica la compañera que nos precisa qué energía tiene No´j esta jornada: 5, en una escala en donde el máximo es 13. Así que estamos en la medianía, preparadas para compartir lo que hacemos, lo que sabemos y lo que soñamos. Nos dirá entonces la compañera: “Desde que nacemos traemos esa inteligencia que produjeron otras antes que nosotras. Somos seres muy sabios entonces y este día es especial – todos lo son-, pero este muy apropiado para dar a conocer nuestra sabiduría como mujeres, para poder seguir con nuestras luchas y para poder tener un granito de poder algún día, sabiendo que otras  seguirán nuestros pasos y tendrán que tomar el reto que estamos iniciando juntas hoy”.
Luego, prende la vela que nos acompañará durante toda la jornada, para tener presenta con esa titilante luz que estamos acompañadas por el espíritu de nuestras ancestras.
La guatemalteca Ana Patricia Castillo nos despliega entonces la propuesta de trabajo:
“Ayer estuvimos compartiendo cómo estamos viviendo las consecuencias del capitalismo, el racismo, el patriarcado. Pusimos en común tres enfoques:
El feminista: que es una manera de analizar la problemática. Hay poderes que nos explotan, nos discriminan y nos han empobrecido. Hay una relación de producción que enriquece a otros y nos empobrece a nosotras. Y esa relación de dominación es de clase, género, raza. Miramos esas relaciones de poder con anteojos feministas.
El territorio: que es la interlocución del feminismo con los pueblos originarios. Más allá del espacio geográfico, la propiedad, analizamos el territorio como poder, relaciones sociales, económicas, dinámicas históricas. Haciendo memoria y reconstruyendo visiones y enfoques que fueron objeto de invasión, privatización y saqueo.
La red: No basta estar en el mismo territorio sino estamos organizadas y articuladas. No a partir de esa vieja idea de unidad, de pensar parejo con orientación única. Es más complejo que eso. Es la percepción de que tenemos el mismo problema y la misma necesidad de articular. El territorio tiene que ver con eso: el poder desde abajo, la articulación, la organización, la red. Ya nos dimos cuenta que el monstruo no es pequeño si nos agarra solitas y desprevenidas, pero tampoco es tan grande si estamos juntas y organizadas.
Hoy vamos a compartir nuestras experiencias, qué estamos haciendo en los territorios, cómo estamos organizando la resistencia. Y la propuesta es hacerlo respondiendo a tres preguntas:
¿Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos?
¿Qué cosas de nuestras prácticas reproducen el sistema de opresión?
¿Qué podríamos hacer juntas?”.
Luego, es la costarricense Tita Torres, de Mujeres Mesoamericanas, quien nos guía sobre cómo producir esas respuestas: organizándonos por territorio. Pero no de acuerdo al mapa trazado por la burocracia estatal, sino como a nosotras nos ayude a pensar. ¿Qué significa? Tita nos explica:
Todo territorio tiene:

  • Cuerpo
  • Madre Tierra: “La tierra no está solo en zonas rurales, ni en las uñas. Nadie está suspendido en el aire. Se trata de reconocer, entonces, las raíces que sostienen nuestras luchas, y desde dónde las estamos librando.
  • Memoria
  • Historia: “Ningún territorio fue creado por el último alcalde”.

Advierte luego Ana Patricia: “Nuestras luchas apenas nos dan tiempo para comprender qué nos está pasando. Hay poco tiempo para la reflexión colectiva. Al proponerles reunirse en grupo a partir de definir territorios sobre los cuales identificar qué tenemos que enfrentar y cómo nos estamos organizando para hacerlo, no pretendemos que de este ejercicio surja ni un plan, ni una alianza ni un programa, sino simplemente un espacio para reflexionar comunitariamente. Y que luego compartan con el resto lo que pensaron juntas. Y va a salir de aquí lo que quieran que salga”.
Lo que sale, entonces, son siete grupos que reúnen alrededor de papeles y marcadores a docenas de mujeres que charlan, dibujan y pintan sus territorios de batalla cotidiana. Tras dos horas de intercambio, el resultado son láminas que trazan las cartografías más variadas con siluetas, viñetas, palabras. Luego, las voceras de cada grupo comparten con el resto las respuestas que bordaron juntas alrededor de aquellas tres preguntas que provocaron esa reflexión colectiva.
Estas son algunas de las frases que brotaron en cada grupo:
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
Territorio Agua y Madre Tierra
Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos:
La unión.
Las alianzas.
Luchar contra el machismo en las organizaciones mixtas.
La formación en seguridad y comunicación.
Las resistencias que hacemos en los territorios nos fortalecen: vivimos con el cuerpo entero inmerso en ese sistema de despojo, absorbiendo: desde la contaminación hasta la violencia a la Madre Tierra y eso lo convertimos en reto constante para entender qué tenemos que enfrentar.
¿Qué cosas de nuestras prácticas nos someten?
Asumir los roles del Estado.
El uso de agroquímicos.
Trabajar para las empresas que nos contaminan y roban el agua.
¿Qué podemos hacer juntas?
A veces creemos que no podemos más o que nuestras luchas nunca van a triunfan. Decaemos. Entonces en esos momentos necesitamos que nos acompañen, que nos ayuden a fortalecer nuestras organizaciones. Nos mataron a una líder hace 40 días. Tenía 35 años y le dispararon. Al lado estaba su hijo de 12 años.  No es fácil que no nos duela. No es fácil no tener miedo. Vamos a seguir luchando, siempre, pero en momentos así necesitamos de otras. Fortalecer la comunicación entre nosotras nos ayuda a tener ese apoyo mutuo que necesitamos. Muchas veces nos sentimos solas en los territorios frente a situaciones muy complejas. Acosadas, criminalizadas, amenazadas. Nos fortalecen los intercambios: compartir experiencias y fuerzas de lucha. También la información: con tantos problemas que enfrentamos hemos perdido la noción de qué derechos nos corresponden.
Mejorar la participación en la toma de decisiones.
Atrevernos.
Hacemos también un llamado a la academia para que retomen los estudios de casos como forma de visibilizar nuestras luchas y para que se valoricen esas experiencias de resistencia como conocimiento.
 
Territorio Generación de ingresos desde la resistencia
Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos:
Poner un valor a lo que hacemos, no solo monetario
Saber que nuestros productos tienen valor histórico, de memoria: llevan mucho cariño cuando los compran.
Juntarnos desde la inter generacionalidad.
Saber que nadie es más que la otra.
El interaprendizaje.
La colectividad: si no es colectivo no es de resistencia.
Construir territorio de afectividades: cuando nos juntamos no solo estamos tejiendo o bordando telas, sino también compartiendo cómo están nuestras vidas. Nadie nos pregunta eso en ningún otro lado: cómo estamos por dentro. Nos es un espacio maquila, es un espacio sin tiempo.
Poner en el cuerpo, sentimiento.
Poner el alma a los números.
Las alianzas.
Generar ingresos desde la resistencia.
Disfrutar haciendo lo que hacemos.
Poner nosotras las condiciones en las que queremos estar.
Saber qué me da vida y qué me la quita: colocar la vida en el centro de las decisiones.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
¿Qué cosas de nuestras prácticas nos someten?
Que el conocimiento que generamos sea devuelto y no expropiado.
La doble jornada.
El agotamiento físico.
No delegar responsabilidades.
Las posiciones de las organizaciones mixtas y oenegés.
Que el cuidado de la biodiversidad esté asignado a las mujeres es hoy una carga muy pesada.
Imponernos a las compañeras.
 
¿Qué podemos hacer juntas?
Ayudarnos a profundizar y sistematizar.
 
Territorio Cuerpo
Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos:
Organizarse con otros y otras. Relacionar los cuerpos. La colectividad.
La emancipación pasa por tener una apuesta. La nuestra es tener libertad
Reconocernos como seres con contradicciones. Somos parte del problema y de la solución.
Saber que se llega de poco, y que no se trata de llegar a un solo punto. La autonomía es una propuesta política múltiple.
Sabernos diversas, diferentes, plurales.
Dialogar. Intercambiar conocimientos y experiencias.
La solidaridad.
La complicidad desde la pluralidad.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
Qué cosas de nuestras prácticas nos someten:
En nuestros cuerpos muchas veces internalizamos el sistema de opresión. No es fácil romper con los fundamentalismos que cargamos.
Decidir no es un acto sencillo: hay que tener información, posición política, soporte.
A veces damos cabida a la presión cuando no cuestionamos o no nos cuestionamos.
Negar lo que los cuerpos sienten.
Negar las diferencias: hay formas distintas de ser y estar.
La división sexual, racial y mercantil del trabajo.
Naturalizar o invisibilizar el entramado de poderes.
No identificar qué tipo de poder o qué potencia tiene el modelo hegemónico en nosotras.
Los juicios, los prejuicios, la manipulación, la descalificación.
 
¿Qué podemos hacer juntas?
Juntar visiones para ver cómo ser articulan y pensar qué es estar juntas: ¿es una propuesta política, es una apuesta, es un pacto?
Capacitación.
Autodefensa.
Formación.
Producción
 
Territorio  Defendemos y recuperamos territorios
Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos:
La defensa de la colectividad, el trabajo organizativo, la memoria histórica, la tenencia colectiva de la tierra.
Nuestras múltiples estrategias de lucha: resistencia, infidencia, plantones, pronunciamientos, marchas, comunicación hacia afuera y hacia adentro, denuncias, etc., etc.
 
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
Que cosas de nuestras prácticas nos someten:
Fragmentación de luchas.
División de las mujeres.
Burocratización.
Dependencia del mercado.
Cuando nos colocamos subordinadas.
Cuando no tejemos redes.
Cuando hay competencia.
Cuando reproducimos discriminaciones racistas, de edad, de identidad.
Cuando excluimos a otras compañeras.
Cuando perdemos el sentido crítico feminista ante los gobiernos progresistas.
Cuando nos incorporamos a dinámicas patriarcales de poder.
La dificultad para unirnos y respetar diferencias e ideológicas.
 
¿Qué podemos hacer juntas?
Analizar críticamente las condiciones en las que vivimos.
Encontrar lo común.
Organizarnos y formarnos colectivamente.
Tener claro los objetivos: emancipación, autonomía y dignidad de cuerpos, territorios y Madre Tierra.
Construir nuevas formas de vidas y nuevas narrativas que fortalezcan nuestras luchas.
Defender colectivamente nuestros derechos.
Valorar el sentido político de la lucha de las mujeres.
Cuidarnos, apoyarnos, entendernos y respetarnos en esta diversidad.
Encontrarnos.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
Territorio Mesoamérica
Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos:
Nuestra historia, memoria y raíces.
Reconocernos parte de la red de la vida.
Fomentar el respeto.
 
¿Qué cosas de nuestras prácticas nos someten?
No hablar de nuestros saberes y memoria.
Cuando el trabajo de cuidado recae sobre nosotras.
La división sexual del trabajo.
No recordar que ninguna violencia forma parte de nuestra tradición cultural.
Los hombres antes ayudaban cuando las mujeres tenían muchos hijos, ahora hay que concientizarlos para que retomen esa tarea.
Buscar la coherencia entre conocimiento y práctica.
Hay prácticas ancestrales, como la dote, que son costumbre que no ayudan a liberar a las mujeres: las venden.
 
¿Qué podemos hacer juntas?
Intercambios de experiencias.
Colectivización de prácticas.
Compartir.
Escuchar.
Aprender nuevas prácticas.
Difundir a los hijos valores de responsabilidad compartida.
Fortalecer nuestras organizaciones.
Alianzas.
 
Territorio Madre Tierra y cuerpo
 
¿Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos?
El empoderamiento colectivo.
El autocuidado y cuidado colectivo.
Las alianzas.
La sensibilización.
La información.
El fortalecimiento de la identidad.
El derecho a decidir.
La defensa de derechos.
Producir sistemas agroforestales sostenibles.
La diversidad de cultivos.
 
¿Qué cosas de nuestras prácticas nos someten?
La desvaloración.
El desconocimiento de nuestros derechos.
El cansancio de nosotras y de las otras.
La recarga de trabajo.
Las enfermedades.
La doble jornada.
El consumismo.
La religión.
El liderazgo autoritario.
La división de roles.
La reproducción de la educación tradicional.
El machismo, la violencia.
La autolimitación de nuestros derechos.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
 
¿Qué  podemos hacer juntas?
Una plataforma de economía feminista.
Redes de la vida.
Denuncias, alertas.
Promoción de productos y saberes.
Alianzas y redes de apoyo.
Reconocimiento de liderazgos.
Campañas regionales.
Promover la agroecología como alternativa económica.
Denunciar los desplazamientos forzosos.
 
Territorio Archipiélagos Académicos
 
¿Qué prácticas nos ayudan a emanciparnos?
Trabajar juntas.
Compartir espacios como este, que nos enriquecen, nos complotan y nos hacen felices.
Trabajar con otras mujeres de las que aprendemos y nos ayudan a aterrizar.
El diálogo de saberes.
Estudiar.
Sentipensar.
Desconectarnos con las lógicas de la Academia.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
¿Qué  cosas de nuestras prácticas nos someten?
Resignarnos y renunciar.
Aceptar las reglas de juego del sistema.
Olvidar que la Academia es un sistema.
Crear indicadores para medir sentimientos y padeceres.
Las miradas unilaterales, sin diálogo.
Aseverar “asi son las cosas” y “así es el conocimiento” cuando sabemos que el mundo está hecho de muchos mundos y de muchos saberes.
Homogenizar la diversidad.
La competencia.
La adopción de modelos de explotación y acumulación académica.
El copy page.
Aceptar la maquila del conocimiento.
El discurso saber-poder.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
¿Qué podemos hacer juntas?
Romper las reglas, las prácticas y las disciplinas.
Construir saberes y  nuevas fronteras.
Promover diálogos intergeneracionales.
Fortalecer los encuentros y el trabajo conjunto.
Descolonizarnos y despatriarcalizarnos: reconocer que es complejo hasta pronunciar estas palabras
Una red de apoyo.
Cultivar vínculos afectivos.
Ayudarnos a armonizar los roles y la vida académica. Esa armonía no la podemos alcanzar solas: comprometerse con roles del cuidado es tarea común.
Compromiso político: América Latina está ardiendo y nuestro posicionamiento es urgente y necesario.
La producción de conocimiento situado.
Las interdisciplinas.
Defender la educación pública como un derecho humano es central: es la defensa de un territorio colectivo.
 
Leer la vida
Nos dirá Tita Torres, finalmente, como cierre y también como horizonte:
“Aquí no hay palabras ni de Dios ni definitivas. La propuesta de agruparnos por territorios no geográficos ni administrativos nos desorganizó la estantería porque no sabíamos dónde poner las cosas, pero tenemos ahora un resultado robusto, diverso y provocador. Es muy desalentador reunirnos para hablar sólo sobre las desgracias, también hay que hablar sobre las gracias y por eso es bueno reconocerlas colectivamente. El resultado deja ideas muy claras sobre qué nos ayuda de nuestras prácticas. La mirada sobre lo que estamos haciendo mal: de ahí nos llevamos mucho también. Y sobre qué podemos hacer juntas, incluso con otras que nos están acá.
No hay conclusiones porque las pusimos en cada cosa que hicimos juntas.
Nos vamos con algo más de lo que trajimos.
A  bailar, porque lo logramos.”
Bailamos, entonces, con la música que nos trajo la cantautora guatemalteca Devorah Rahel y al ritmo de la alegría que generan los logros colectivos y los abrazos.
Tres preguntas claves sobre nuestras prácticas
 

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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