Nota
#MUEnChile: Volar hacia la revuelta
(Desde Santiago de Chile) En Chile hoy no hay metáforas, y la Cordillera no representa otra cosa que lo que es: montañas para cruzar y ver qué hay del otro lado. Algunos lo titulan el fin del neoliberalismo. Otros, el fin de la democracia y otros, la revuelta de los jóvenes que vienen a reivindicar a varias generaciones, mientras se multiplican los pedidos de renuncia al presidente Sebastián Piñera. Y junto a los videos de la brutalidad policial llegan también las cifras ocultas de una represión sangrienta: hay al menos 18 muertos reconocidos oficialmente y el Instituto Nacional de Derechos Humanos contabilizó 2.138 personas detenidas, entre ellas 234 niños, niñas y adolescentes, y 407 mujeres, además de las denuncias por abusos sexuales contra la policía. Chile hoy es todo eso y más: un espejo torcido de lo que somos, fuimos o pudimos haber sido. Seguí la cobertura en agencia lavaca.org.
En el vuelo Buenos Aires – Santiago viajan 70 personas. No parece que sean tiempos de turismo para el país de los malls y el free tax. Y mientras el avión espera para levantar más de 10 mil metros y así gambetear la cordillera, la realidad llega desde ese otro lado a través de videos cada vez más violentos.
No es amarillismo: es un salto desesperado a un cerco mediático que se propone blindar a Chile de la mirada internacional, acaso como sucedió en nuestro país durante la dictadura. Junto a los videos de la brutalidad policial llegan también las cifras ocultas de una represión sangrienta: hay al menos 18 muertos reconocidos oficialmente (aunque se estima son muchos más) y el Instituto Nacional de Derechos Humanos contabilizó 2.138 personas detenidas, entre ellas 234 niños, niñas y adolescentes, y 407 mujeres.
Se habla de ejecuciones, de saqueos armados por los propios Carabineros, se habla de desaparecidos y de violaciones y abusos a mujeres en contextos de represión. Los rumores tienen fuerza de verdad, desesperada por salir a flote. En los últimos días emergió otra postal del horror: la existencia de un centro ilegal de detención debajo de una de las estaciones del subte. Todo indica que, en la práctica, a la democracia chilena actual la timonea un cogobierno civil-militar.
Ahora, en el horario de la marcha mundial por #Chile, asi se vive desde Plaza Italia, Santiago.#PiñeraRenuncia pic.twitter.com/LFU5lAROno
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) October 24, 2019
Los jóvenes, las mujeres, los sindicatos (que plantearon hoy un segundo día de huelga) y numerosos actores dispersos y no institucionalizados tomaron las calles con demandas diversas: educación, salud, previsión social, luchas socioambientales, la causa mapuche, el repudio a la corrupción estatal y fundamentalmente contra el enclaustramiento de la clase política. La brecha ya insuperable entre esas minorías y quienes se manifiestan ha provocado un desborde que tuvo en la tarifa del boleto la gota que rebalsó un vaso colmado. “No fueron 30 pesos, fueron 30 años”, sintetizaron los jóvenes estudiantes que desde hace meses llevan a cabo movilizaciones desde los liceos más emblemáticos de Santiago. Así lograron viralizar las protestas en las comunas de Maipú, Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Talca, Concepción, Valvidia, Temuco, Puerto Monnt y Punta Arenas.
En Chile hoy no hay metáforas. Algunos lo titulan el fin del neoliberalismo; otros, el fin de la democracia; otros, la revuelta de los jóvenes que vienen a reivindicar a varias generaciones, mientras muchos piden que renuncie el presidente Sebastian Piñera. Chile hoy es todo eso y más; un espejo torcido de lo que somos, fuimos o pudimos haber sido. De lo que no queremos y de lo que queremos ser: lo muestra la represión, pero también del fin de la resignación y la recuperación de la alegría de estar en la calle para decir «basta».
No hay metáforas y la Cordillera no representa otra cosa que lo que es: montañas para cruzar y ver qué hay del otro lado.
De allá para acá y de acá para allá los satélites siguen haciendo llegar videos con una certeza: si la revolución no se televisa, será viralizada.
El terrorismo de Estado, también.
En este link se puede acceder al material reunido sobre la evidencia del terror estatal que medios y gobiernos ocultan: https://drive.google.com/drive/u/0/folders/1MKVLAcpnNoKzs5msTQmAbxT8S-wSCQYT
Nos vemos en las calles.
Seguí la cobertura en www.lavaca.org. Cada día subiremos una crónica y fotorreportaje, y reuniremos material para la revista MU de noviembre. La mejor forma de apoyar el viaje es suscribiéndote a la revista desde 100 pesos por mes: www.lavaca.org/suscripcion

Foto: Nacho Yuchark.
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De la idea al audio: taller de creación de podcast
Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]
Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.
¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.
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Contenidos:
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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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