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Un proyecto para terminar con las mafias de la venta callejera porteña

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Este miércoles a las 12 del mediodía más de 150 trabajadores callejeros marcharon a la Legislatura y a la sede de Espacio Público porteño para denunciar la complicidad entre punteros, policías y fiscales alrededor del negocio ilegal de la venta callejera (coimas, básicamente) y clamar por una ley que regularice su situación. Las consignas “No a las mafias”, “No a las coimas” y “Sí al trabajo digno” se vienen haciendo sentir en este 2013 desde la agrupación Vendedores Libres, un grupo de manteros que fue reprimido y echado por la Metropolitana de la calle Florida y se reubicó en Acoyte y Rivadavia para organizarse y reclamar sus derechos. “Al principio éramos solo tres personas, y la primera marcha que hicimos fuimos veintinueve. Hoy mirá cuántos somos”, dice Julio Pereyra, referente de la organización. Entre los bombos y las banderas están dispersos unos quince senegaleses y senegalesas, que levantan el puño con decisión, aplauden. Alguno hasta se anima a cantar. Cuenta Julio: “Vienen con muchas ganas de participar. Le dijimos que ellos eran una comunidad, que quizás le convenía organizarse aparte, pero no quisieron: si ya existe esta asociación, hagámosla fuerte, dijeron. Vienen a defender sus derechos laborales con mucha convicción. Tienen los mismos problemas que nosotros: les sacan la mercadería, les quieren cobrar coimas, tienen los mismos problemas que nosotros pero con el agregado de en la mayoría de los casos no entienden bien el idioma y no conocen sus derechos”. Uno de ellos: que en caso de confiscación de mercadería debe haber un intérprete que explique las razones del procedimiento.
Un proyecto para terminar con las mafias de la venta callejera porteña

La ley de la calle

El 8 de diciembre de 2011, en la última sesión ordinaria de aquel año, los legisladores porteños aprobaron una regulación de los vendedores callejeros o “manteros” impulsada desde el Gobierno de la Ciudad. Entre otras cosas, la norma contemplaba “‘multas  para las personas que utilicen en forma indebida el espacio público con actividades lucrativas no autorizadas, y a quienes organizan esa actividad’. Como supo rastrear lavaca en la nota La ruta de los limones (https://www.lavaca.org/notas/%C2%BFde-quien-es-el-espacio-publico-la-ruta-de-los-limones/) desde hace años el Código Contravencional está en manos de la policía: “Son los agentes de calle quienes actúan de oficio, recorriendo la ciudad y determinando qué situaciones consideran punibles. En los procedimientos, consultan por teléfono al fiscal y reciben su aval desde un despacho. Ningún funcionario judicial presencia los procedimientos. Los policías son los ojos del fiscal, los que tienen el poder de decir “acá tengo un ilícito” o de hacer la vista gorda. Su mirada es el primer gran criterio de aplicación del Código”, decía la nota de 2007, que describe un sistema intacto hasta hoy.
En este mismo sentido, según el último informe de la Comisión de Fortalecimiento Institucional, Planificación Estratégica y Política Judicial – que depende del Poder Judicial- durante 2011 los delitos contravencionales más castigados fueron, por lejos, la “oferta y demanda de sexo en espacios públicos” y “usar indebidamente el espacio público con fines lucrativos”:
https://www.jusbaires.gob.ar/sites/default/files/anuario_del_fuero_penal_contravencional_y_de_faltas._ano_2011_0.pdf
Es decir, el Código Contravencional es utilizado para criminalizar a los sectores más vulnerables por la misma policía que maneja la red mafiosa de coimas para que esos trabajadores se sometan a su negocio.
Desde la normativa de fines de 2011, cuenta Julio, los trabajadores callejeros comenzaron a sufrir de manera reiterada episodios de violencia, aprietes y secuestro de mercadería. La última: “Hace poco nos llamaron unos compañeros de Primera Junta diciendo que había pasado Omar (Omar es el nombre de uno de los referentes de Vendedores Libres) junto a un comisario pelado y de ojos claros. Les dijeron que si no les pagaban no podían seguir vendiendo. Yo fui entonces con Omar (el verdadero) que se tuvo que presentar y aclarar que esto se trataba de una jugada sucia. Es decir: el que se presentaba como Omar era un señor de nacionalidad peruana que se hace llamar con ese nombre para confundirlos. Lo conocemos y se llama Hernán. Al policía calvo y de ojos claros también lo conocemos: es Andreani, jefe de la brigada y efectivo de la Comisaría 12. Luego de ese episodio tuvimos un encuentro con un grupo de 20 ó 30 personas que nos vinieron a atacar con piedras y botellas”, explica Julio y concluye: “Lo que quiero decir es que desde el 8 de diciembre de 2011, la regulación del Gobierno de la ciudad lo único que hizo fue fortalecer las mafias, y beneficiar a los policías corruptos, que abusan de los trabajadores genuinos”.

La propuesta

Este viernes a partir de las 12:30 del mediodía los Vendedores Libres realizarán una jornada en el salón Presidente Perón de la Legislatura porteña donde presentarán un proyecto de ley propuesto por el diputado Alejandro Bodart y rodarán un documental sobre la situación de los trabajadores callejeros, entre otras actividades.

El proyecto, aquí (descargar en formato doc)

Los trabajadores agrupados en Vendedores Libres apoyan la iniciativa de Bodart como modo de visibilizar el problema, pero están elaborando una ley de regularización propia, basada en consignas bien claras:

  • “Por el derecho al trabajo digno”.
  • “No a las coimas ni a las mafias”.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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