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Vertbisky: Volver al futuro

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Estos fragmentos del libro La educación presidencial, escrito por Horacio Vertbisky en 1990, analizan algunos conceptos claves para comprender la crisis actual. El modelo de democracia viables que imaginó el Departamento de Estado nortemericano en 1975. Qué proponían los políticos argentinos para mitigar sus efectos. La deuda externa como herramienta política. La profética quiebra de Amalita Fortabat. Y hasta la confiscación compulsiva de los ahorros son algunos de los temas sobre los que creemos oportuno este replay.

Democracias viables

Hace ya quince años que los planificadores del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional de Washington comenzaron a imaginar cómo deberían ser las democracias viables. El modelo fue definido en un memorándum de 1975 por los especialistas del Departamento de Estado, Frank Devine y Henry Schlaudeman. Para prevenir una posible radicalización, requería asegurar una dirección política civil y estable a los gobiernos resultantes, a través de fuerzas políticas de clara definición anticomunista, que contaran con apoyo social e inserción en los sectores obreros, juveniles y campesinos, y preservar a las Fuerzas Armadas como control de la transición, mediante su repliegue institucional de las funciones políticas.

En cada país apostaban a un partido, salvo en el Río de la Plata, donde no existía una fuerza política individual capaz de asumir las tareas del relevo, por lo que los planificadores anhelaban un acuerdo entre radicales y peronistas en Buenos Aires, y entre blancos y colorados en Montevideo.

La capitalización de la deuda es defendida desde hace años como herramienta política por el ex secretario de Estado Henry Kissinger. En 1987 adujo que lo importante en América Latina era determinar ¡qué queremos que sean esos países dentro de 20 años, no cómo pueden hacer para pagar los intereses el año próximo». En 1988 estas posiciones fueron desarrolladas con más extensión en el segundo Documento de Santa Fe, que académicos y militares conservadores elaboraron para George Bush durante la campaña electoral que lo llevó a la presidencia.

Este documento propuso que el Tesoro norteamericano jugara un papel preponderante en formular soluciones para «la crisis estructural de la deuda, que nunca podrá pagarse en los términos actuales. Como medio de alentar el crecimiento del sector productivo privado debe estimularse agresivamente la capitalización de deuda, que se está demostrando como un vehículo eficaz para que las naciones latinoamericanas deudoras reduzcan la deuda externa depreciada. Los Estados Unidos deberían alentar, por medio de programas privados y públicos, el desarrollo de la empresa privada en Latinoamérica e intentar acelerar las privatizaciones de las empresas estatales».

Distinguía entre el gobierno temporario, elegido por los votantes y el permanente, integrado por «las estructuras institucionales y la burocracia que no cambian como resultado de las elecciones, por ejemplo, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y la burocracia civil». Según las categorías del marxista italiano Antonio Gramsci, recomendaba un cambio de cultura política, porque «ninguna elección democrática puede modificar el continuo giro hacia el sistema estatista, si la industria de la conciencia está en manos de intelectuales estatistas. Los medios de comunicación, las iglesias y las escuelas continuarán derivando las formas democráticas hacia el estatismo si los Estados Unidos y los inexpertos gobiernos democráticos no reconocen que «los responsables del comunismo con el nacionalismo en Latinoamérica constituyen todavía el mayor peligro para la región y los intereses de los Estados Unidos.»

Gallinas

El 10 de noviembre de 1990 el FMI aprobó el crédito contingente para la Argentina, pero no se alcanzaron similares acuerdos con los bancos acreedores, que han hecho sentir al negociador Carlos Carballo la extrema dureza de sus posiciones. En su edición del mismo día, el diario de negocios Wall Street Journal ofreció una visión de las relaciones de los bancos con los deudores latinoamericanos más ruda que la de los discursos protocolares. En un artículo firmado por el banquero neoyorkino Henry Breck, se describe una imaginaria reunión sobre la deuda, pobreza y ecología, en la cual el personaje de ficción Quickfix (que podría traducirse como «coima rápida») Kelly explica a un grupo de elegantes latinoamericanos que el previsionamiento o registro a pérdida de sus créditos realizado por los bancos preanuncia un nuevo trato más duro que nunca. «Los banqueros les están comiendo la comida. Los tratan como tontos», se mofa. «Por si no se dieron cuenta, la canilla está cerrada. No hay plata Pero aún. El año pasado ustedes pagaron 50.000 millones de dólares más de lo que recibieron. Ustedes lloriquean y gritan y pagan. Yo había oído hablar del orgullo latino. Pero ustedes más bien son gallinas.»

En medio de sonrisas de los ecologistas norteamericanos, Quickfix prosiguió: «ustedes fueron tan fáciles de manejar. ¿Se acuerdan del Plan Baker? Si esperaban nuevos créditos estaban en babia. ¿De verdad esperaban que los bancos aumentaran su exposición? El único dinero sin garantías que los bancos podían prestarles era el que rotaba de una cuenta norteamericana a otra, para que el banco pudiera asentar el ingreso de intereses. Y ahora al mandar a pérdidas el 10 por ciento de sus créditos a mediano y largo plazo con el Tercer Mundo, el Morgan les está diciendo que no esperen ni siquiera eso».

Kelly explica que Citicorp sólo mandó a pérdida el 29%, lo cual marca una diferente estrategia, y continúa con una descripción cuya lectura es recomendable para todos los argentinos, del sector público o privado, que viajan a los Estados Unidos por temas vinculados con la deuda y quieran saber cómo los ven sus interlocutores: «ustedes vienen aquí a limosnear. Abren grande la boca y chillan: aliméntennos. Se alojan en hoteles de lujo, salen de compras. Sus hombres de negocios deambulan por Nueva York, más gordos que nunca, comen con directivos de los bancos y concuerdan en que el problema es complicado y difícil de resolver. A la mañana siguiente, controlan sus cuentas privadas confidenciales. Sus políticos mendigan ayuda de los bancos y se enredan en negociaciones, en las que nunca ganan, y los bancos les hacen pagar los pasajes. Es cierto que en sus pueblos hay quienes no comen bien. Pero ustedes me parece todos muy saludables».

Por último Kelly pregunta: ¿»Pueden hacer algo por ustedes mismos? Ya hicimos nuestra parte. ¿Necesitan un plano para llegar al baño? El resto es cosa suya, no podemos hacerlo por ustedes».

Broma

Una antiquísima narración oriental cuenta que un hombre pidió un préstamo a su vecino. Al devolverlo, había en la bolsa más monedas que las originales. «Tuvieron cría» explicó. El prestamista disimuló su asombro y guardó la diferencia. La segunda vez, la bolsa retornó vacía.

-¿Dónde estás mis monedas?, reclamó.

-Se murieron, fue la respuesta que lo dejó mudo.

Tal vez sea eso, no hubo ni un cristal de banco trizado por las decenas de miles de personas que soportaron colas de hasta tres horas, bajo el sol de los mediodías de verano con 35 grados de temperatura . Eran los titulares de los plazos fijos s siete días, con tasas de interés de 700 por ciento mensual. Sus monedas, capaces de reproducirse a velocidad tan prodigiosa, murieron cuando el Estado dispuso su canje compulsivo por títulos de la deuda externa a diez años.

Según los cálculos de ADEBA entre los primeros veinte receptores de imposiciones a plazo, los bancos extranjeros agrupados en ABRA sólo concentraban el 15% de todos los fondos depositados, y en consecuencia de todos los préstamos al banco Central. Por eso, sufrieron menos que los estatales y los privados nacionales el impacto del canje compulsivo. Además, son los primeros interesados en la interrupción del ciclo de la valorización financiera vía préstamos al Estado, porque la supresión del déficit cuasifiscal libera los recursos de los que ellos anhelan apropiarse en cobro de los intereses de la deuda. De allí el apoyo de los Estados Unidos a la supresión de los subsidios al sistema financiero, que ahora deberá obtener beneficios prestando a clientes privados y no al Estado. En una carta a Menem, el presidente George Bush lo felicitó por eso nueva reducción del gasto público.

Cosméticos

Antonio Cafiero ratificó su coincidencia co
n la reforma del Estado, explicó que sus críticas eran al liberalismo pero no al plan económico y reclamó complementarlo con un acuerdo político, económico, social y una tregua. Aclaró que no estaba de acuerdo con huelgas y manifestaciones «porque el país quiere unidad». Carlos Grosso explicó por radio que «los mejores programas cercanos a las pautas liberales» las han aplicado los partidos democristianos o socialdemócratas, nunca los partidos liberales «porque su dogmatismo insensible y sin sentido social les impide obtener el fervor de la mayoría».

El diputado nacional Chacho Alvarez lamentó en el programa de Mariano Grondona por televisión que el rigor del ajuste no hubiera sido atenuado con asistencia social. Añadió que en otro países el ajuste había tenido un sesgo totalitario, que aquí podía evitarse por lo que llamó el valor agregado peronista. Eso sería lo que se votó en el 89 y Menem no lo estaría cumpliendo.

El jefe de asesores del ministerio de Trabajo, Enrique Rodríguez, explicó en un reportaje que el problema es la metodología del ajuste: o el modelo Thatcher sin consulta con los sindicatos o el de los socialdemócratas europeos, más consensuado.

Los cuatro reclaman acuerdo, consulta, consenso, concertación, asistencia o sensibilidad social. Suponer que la burguesía rapaz que mandó a matar a 30.000 personas y fugó del país -a cuentas que los acreedores externos protegen con el secreto bancario- 60.000 millones de dólares, está dispuesta a concertar otra cosa que el ajuste más brutal es, en el mejor de los casos, una ingenuidad.

Por eso, la propuesta de Cafiero, Grosso, Alvarez y Rodríguez sólo es mitigar los efectos de esa política que, en forma expresa o tácita, consideran inevitable. Menem les ganó por izquierda en la interna y les gana desde el gobierno por derecha, porque entonces y ahora planteó las cosas con mayor claridad. No es el único que se tiñe las canas. Pero no se molesta en disimularlo.

Uno por uno

Quien terminó de precisar la óptica de los acreedores fue el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michael Camdessus. En un reportaje concedido a O Estado de Sao Paulo, encomió los esfuerzos de Menem para recolocar el programa en los rieles, con la ayuda del Fondo. Agregó que no había ajuste indoloro, pero aclaró que «no hay ninguna razón particular para que su precio recaiga más sobre los pobres. El gobierno debe pedir más a los privilegiados de la sociedad, porque proteger a los más pobres es la clave del éxito».

Durante la última reunión conjunta con el FMI y el Banco Mundial, (Javier) González Fraga se sentó junto al subsecretario de Asuntos Internacionales del Tesoro de los Estados Unidos, David Mulford.

-¿Esa señora rubia que está allí, es la famosa coleccionista de cuadros?, preguntó Mulford como si no lo supiera.

-Si, asintió el entonces presidente del Banco Central. Es Amalita Fortabat, embajadora itinerante del presidente Menem.

-Hasta que ustedes no manden a esa señora a la quiebra yo no les voy a creer una palabra, concluyó Mulford, tiradores a la vista, gemelos de oro y cuello removible.

Las palabras de Camdessus y Mulford ayudan a colocar sobre los rieles, sino el programa económico, al menos el debate político. Los acreedores externos tienen ,más claro que nadie que sus posibilidades de cobrar dependen del cierre hermético de las mil canillas que gotean los subsidios al capitalismo prebendario. Con todos los números sobre la mesa, saben mejor que nadie que los 60.000 millones de dólares de la deuda externa argentina coinciden con los 60.000 millones de dólares de los depósitos argentinos en bancos del exterior. Por razones políticas y legales les resulta imposible imponer una conciliación forzosa de saldos: cobrarse de aquellos fondos y luego remitir toda la documentación a la Argentina, para que aquí se arreglen entre los sectores internos. Pero por medios más sutiles buscan resultados parecidos.

Pese al simpático consejo de Camdessus de proteger a los más débiles, los bancos extranjeros que hacen cola para canjear sus títulos de la deuda por empresas del Estado o sus despojos, están asociados con Grupos Económicos locales y no con organizaciones de trabajadores.

Por lo menos en sus primeros años, estas políticas se resuelven en recesión, liquidación de empresas medianas y pequeñas, concentración en una punta, informalización en la otra y agravamiento de la ya crítica situación del empleo y los salarios.

Mil obreros industriales despedidos y tres mil suspendidos cada día de marzo definían una catástrofe sin precedentes en la historia argentina contemporánea. Luego del acto del 6 de abril en su apoyo, Menem contestó el mayor interrogante que acucia a empresarios, sindicalistas, políticos, militares, eclesiásticos y demás interesados directos en las patologías sociales:

-«El pueblo argentino va a aguantar mucho más».

Fue su deducción a micrófonos abiertos en la euforia de aquella noche triunfal.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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