CABA
Reciclado. Entrevista a Juan Cabandié
Es el primer ministro argentino que reconoce que el glifosato es un veneno. Reivindica las investigaciones de Andrés Carrasco. Sobre megaminería, plantea que no se puede llevar adelante sin licencia social, y cuestiona la contaminación que genera el fracking. Los hechos, las palabras y el componente ambiental de la pandemia. Por Sergio Ciancaglini.

Por Sergio Ciancaglini
La cadena genética de esta historia podría comenzar en la ESMA, donde nació Juan en 1978, hijo de Damián Cabandié que tenía 19 años y de Alicia Alfonsín, que lo parió allí, secuestrada, a los 17 años, pero Alicia y Damián desaparecieron a manos del terrorismo de Estado y el bebé fue apropiado por Luis Falco, un policía de Inteligencia (palabra que debería usarse para otras cosas), quien le cambió el nombre y lo crió matratándolo física y psicológicamente, hasta que ese niño creció y ya joven sintió que la violencia de quien creía su padre podría esconder otra cosa, dudó sobre quién era él mismo y en qué creer, pero en 2003 buscó en Abuelas de Plaza de Mayo donde pudo recuperar la identidad robada por el Estado, pudo conocer su historia y volvió a ser Juan Cabandié, nieto recuperado 77, quien poco después se abrazó con el matrimonio Kirchner en la ESMA, fue cofundador de la agrupación La Cámpora, legislador porteño, diputado nacional, se fue de La Cámpora, hizo una huerta agroecológica en la terraza de su casa, funcionó como uno de los eslabones en el reseteo de la relación entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández y ahora, a los 42 años, es el inesperado Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable.
La designación generó horror en determinados sectores, como siempre. Algarabía en oficialistas. Indiferencia en personas que creen que el medio ambiente con un departamento demasiado pequeño. Y una mezcla de expectativa y desconfianza en un cuarto grupo, en dosis que cada quien prepara a su gusto (o disgusto).
La expectativa es comprensible tras haber tenido en el área a Sergio Bergman, de quien nunca se reveló si su disfraz como hombre planta fue una ocurrencia fallida o una crisis psicótica. La desconfianza es un sentimiento que se incuba con muchas incertidumbres, y se cura con hechos. Explica Cabandié: “Cuando hablamos con Alberto sobre esta posibilidad, él me dijo: ‘Yo quiero que con tu experiencia política hagas cosas por el medio ambiente’”.
¿Por ejemplo?
Los temas que están en discusión, sin especificar. Esa es la razón por la cual uno entiende por qué una persona que no venía de lo ambiental está acá. Para eso que pide Alberto se necesita diálogo, habilidad política, experiencia, cintura, conocer el Estado, táctica, ser sistemático, bueno: esas cosas.
Esas cosas.
La amenaza instagrámica
Juan Cabandié recibió a MU según los codazos de época, en su despacho con decoración básicamente política: dos pequeñas esculturas grises del Nestornauta, una dorada de Evita, una foto en blanco y negro de sus padres, una de su abrazo con Alberto Fernández con la banda presidencial, otra de Cristina con el bebé Ciro (segundo hijo de Cabandié, hoy de 7 años; el mayor es Pedro que ya está lidiando para entrar a la secundaria). Hay un muñequito de Evo Morales y una foto de Juan Riquelme gritando un gol.
Campera verde, pulóver negro, teléfono demandante, televisor encendido y una descripción sobre la huerta agroecológica que armó en la terraza de su casa en La Paternal: “La hice hace dos años. Tengo tomate, radicheta, rúcula, zanahoria, habas, acelga frutilla y kale. Empecé con el compostaje, y eso te deja a la vuelta de hacer la huerta. Carlos Briganti fue una gran inspiración”. Briganti, el ”reciclador urbano” (nota en la MU de mayo), es un uruguayo trasplantado a Villa Crespo que en 60 metros cuadrados de su terraza cultiva agroecológicamente verduras y frutas y enseña que se puede comer sin dependencia de la industria alimentaria.
“Hacer la huerta te cambia. Empezás a tener una mirada holística. También en la terraza descubrí el tema de los fuegos artificiales, el estruendo que molesta a mucha gente, incluso a los pichichos; yo tenía a mi gata dando vueltas y escondiéndose, y de ahí sacamos el decreto prohibiendo la pirotecnia sonora en los actos oficiales. La terraza me abrió la cabeza”, informa.
Hace poco protagonizó un episodio que fue más que pirotecnia sonora, durante un encuentro virtual con la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado Nacional. Dijo a senadorxs que lo miraban en sus pantallas: “Ustedes saben lo que significa el glifosato y el paquete tecnológico en la Pampa Húmeda y más… ese glifosato o veneno, según como quieran llamarlo, contamina las napas freáticas, se fumiga en la cara de los niños en las escuelas rurales, en los centros urbanos, hay muertes producto del glifosato”.
Agregó: “Si nos hiciésemos un estudio de glifosato en sangre nos alarmaría. Si hiciésemos un estudio de glifosato en nuestro plato de comida nos alarmaríamos, pero eso no tiene geografía. Esto llega a todos lados”,
Allí estaba la descripción: el paquete tecnológico que obliga a fumigar principalmente a las producciones transgénicas con casi 500 millones de litros de agrotóxicos anuales, la contaminación masiva, el ataque directo que significa sobre las escuelas rurales, el modo en que los pesticidas enferman territorios, producciones, comunidades.
Nunca un ministro había dicho lo obvio: que el glifosato es un veneno. Sin embargo la frase de Cabandié sonó como bomba de estruendo en orejas transgénicas y la respuesta le llegó vía Instagram: “Negro hijo de mil puta. Me la paso todo el año arriba de un tractor. Siempre en la función pública vos parásito. Morfate un libro antes de hablar del campo. Si algún día andas por Zárate te vacío el cargador en la cabeza”.
La amenaza no define a Cabandié y sí a quien se la propinó desde el anonimato en modo-troll. “En estas funciones uno tiene que saber que cuando quiere que las cosas se modifiquen para bien, se tocan intereses. No se pueden hacer transformaciones desde la indignación individualista de las redes sociales. No alcanza. Y tocar intereses implica a veces situaciones desagradables como esta” dice sobre el hecho que denunció penalmente. “Lo peor que se puede hacer es ocultar las cosas”.

De Perón a Carrasco
Sorprende Cabandié: “Dejame decirte que no soy el primer funcionario que plantea lo del glifosato. Hubo alguien que lo hizo antes, y fue el doctor Andrés Carrasco”.
Carrasco, efectivamente, era subsecretario de Ciencia y Tecnología en el ministerio de Defensa en tiempos de Nilda Garré cuando, en 2009, reveló públicamente sus hallazgos sobre el glifosato, aunque lo hizo como responsable del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires más que como funcionario del gobierno, al cual renunció poco después.
En su investigación en embriones anfibios Carrasco detectó malformaciones cerebrales, intestinales, cardíacas, pérdida de células neuronales, alteraciones en la formación de cartílagos y huesos del cráneo e incremento de la muerte celular programada, en dosis de glifosato entre 1.500 y 300.000 veces menores a las de las fumigaciones.
Su denuncia provocó un estallido neuronal corporativo, mediático y político, que convierte en una rareza que desde un ministerio se rescate su figura once años después.
“Carrasco había presidido el Coniciet, estuvo en Ituzaingó Anexo, Córdoba, por las fumigaciones. Lo que yo dije ahora sobre el glifosato él ya lo denunció él hace años como producto de la investigación científica. Y está lo que dice la Organización Mundial de la Salud, y las condenas en los Estados Unidos como en el caso Johnson (2018) que prueban el efecto cancerígeno del glifosato. Pero con esto no quiero entrar en un Boca-River, ni retrotraernos a la125. No tengo nada que ver con eso. Simplemente me parece que hay métodos del siglo 20 que en el siglo 21 no tenemos que usar más”.
¿Por qué?
Porque hay una modificación del paradigma de lo productivo. Nosotros pensábamos que era ilimitado el uso de los recursos del planeta, pero la ciencia hace mucho que está diciendo lo contrario.
Carrasco cuestionaba al glifosato, pero fundamentalmente al modelo extractivo. ¿En tu caso?
Las dos cosas van de la mano. Pero no soy yo el que lo dice: es la ciencia.
Cuando Carrasco reveló sus investigaciones tapó la grieta: salieron todos a defenestrarlo, desde el gobierno kirchnerista, los medios transgénicos y las corporaciones sojeras.
Sí, también Lino (Baranhao, Ministro de Ciencia mutante, kirchnerista primero y macrista después). La verdad es que no escuchamos a Carrasco. Es un debe que tiene el peronismo.
Carrasco era peronista.
Pero es un debe que el peronismo tiene con el propio Perón, y su Mensaje a los pueblos y gobiernos del mundo de 1972, en la que ya hablaba de esas cosas.
En ese mensaje sometido a la amnesia justicialista, Juan Domingo Perón planteaba, por ejemplo:
“Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología”.
“Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica”.
“Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado. Cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana”.
“Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente exhausto por el hambre y la sed, y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro”.
¿Por qué el peronismo no registra a Perón?
Mirá, incluso la Encíclica Laudato Si de Francisco entra en eso. A veces en el peronismo estamos atrás de los grandes hechos y nos olvidamos de las pequeñas grandes cosas que son sustantivas. Lo que comemos, el hábitat, el buen vivir, el ambiente.
No son cosas pequeñas, sino cruciales.
(Toma su celular y lee) Acá en mi perfil puse: “Adhiero al espíritu crítico y transgresor, Los grandes proyectos se construyen desde las pequeñas grandes cosas”. Es el valor de lo cotidiano. Pienso en Néstor que andaba con su libreta por Rio Gallegos anotando qué lamparita había que cambiar o qué pozo había que tapar. Pienso en la municipalización de la política para recuperar capacidad de acción sobre las pequeñas grandes cosas. Para mí en el peronismo hay que hacer un revisionismo.
Revisionismo: Cristina anunció en 2012 la instalación de la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas, provocando la movilización de la comunidad que logró frenar el proyecto.
Nadie nació siendo ambientalista, uno va construyendo y conceptualizando. Creo que todos estamos entrando en esa. Si ella (señalando el cuadro de Cristina) fue capaz de ponerse como vicepresidenta y tiene capacidad de revisar sus posturas, yo lo veo como algo muy positivo. Creo que pasa en lo ambiental como le pasa en el tema del aborto, por ejemplo.
¿Y Alberto Fernández? Apenas asumió anunció que caerían las leyes antimineras en Mendoza y en Chubut, pero Mendoza concretó una movilización histórica durante semanas que frenó ese proyecto del oficialismo nacional y el provincial.
Es que venimos de 200 años con un método, con modelos que ahora están cuestionados. Es un aprendizaje. Yo mismo hace unos años pensaba que la salida era quizás una actividad extractiva, pero hoy te digo que la situación es tan compleja, tan al límite en lo ambiental, que hay que revisar todo. Mendoza es un caso. Porque encima te corre la situación económica que nos dejaron y en medio del estrés hídrico las fuerzas políticas pretendían hacer minería. Pero es muy claro que sin licencia social no se puede llevar a cabo ningún proyecto productivo. Sería de obcecado no darse cuenta y no revisar conceptos que uno tiene arraigados.
¿Lo hablaron con el Presidente?
Lo tiene muy claro. Él tiene la capacidad de decir que si no hay licencia social, no se puede hacer. Muchos pensaban que quizás la minería era factible para el desarrollo y hoy piensan distinto. Y eso para mí es positivo, como saber que todo se puede discutir porque estamos en la era de la diversidad. Debatir, proponer, y no esconder los problemas.
Detalle: los lobbies mineros trabajan en cuarentena a tiempo completo intentando revitalizar los proyectos que chocan con la resistencia de las comunidades, tanto en Mendoza como en Chubut. Sobre la actitud de la cabeza del Ejecutivo respecto a la licencia social, tal vez valga una antigua sabiduría: ver para creer.
Fracking y pandemia
¿Hay relación entre pandemia y medio ambiente?
Es una completa relación, por muchas cosas que todos sabemos. La ciencia ha determinado que el origen de distintas pandemias tiene un vínculo estrecho con lo ambiental. Las enfermedades zoonóticas son efecto de la destrucción del medio ambiente y los virus pasan o mutan a los humanos. Alteramos a la natural3za con la expansión de las fronteras agropecuarias y de las ciudades. La torpeza es buscar la ganancia inmediata, la voracidad del sector económico. El planeta no da más, y el Covid 19 es una metáfora de las cosas que pueden pasar si seguimos aumentando la destrucción ambiental, la contaminación, o el calentamiento global. Y otro tema es que tendremos que cuestionar nuestros propios modos de vida, porque generamos daño ambiental con los vehículos, el consumismo, cuando comemos determinados alimentos o compramos ciertas cosas. El consumismo es algo que también necesita otras prácticas ciudadanas. Si no, vivimos bajo la dictadura de las emociones, donde a partir del engaño y la manipulación te convencen de cualquier cosa. Pasa con la publicidad que te vende de todo, y pasa también con el marketing político cuando te decían ”pobreza cero” o “sí, se puede”.
Cree Cabandié que el modelo transgénico va a tener que cambiar: “Hasta por una cuestión comercial va a ser necesario, porque Europa está prohibiendo todos los productos que tengan glifosato, entonces es una necesidad discutir métodos productivos, incluso en beneficio del sector agropecuario”.
El gobierno nombró en Vicentín a Gabriel Delgado, un defensor explícito de los agrotóxicos. Y Felipe Solá, además de haber aprobado el glifosato en 1996, ahora está facilitando la importación de insumos para fabricar los venenos. ¿Cuál es la política?
Podemos disentir en el gobierno. La diversidad de opiniones es un valor, no un disvalor. Entonces hay que seguir caminando, debatiendo, y en todo caso habrá que ganar lugar entre los que piensan distinto, o convencer a otros de la mirada que tenemos.
La idea de las dos visiones en disputa ha terminado en general con buenas intenciones convertidas solo en eso: intenciones.
Pero esa contradicción es un reflejo de la sociedad. ¿O no sucede eso? El Estado también es un reflejo de la sociedad. Tiene lo mejor y lo peor.
En la reunión de Cabandié con la comisión del Senado surgió también el tema del fracking. La senadora neuquina Silvia Sapag dijo que “es atroz lo que lastima la industria petrolera a nuestra flora, a nuestra fauna y a nuestros recursos hídricos” (podría agregarse: pueblos originarios) además de mencionar los sismos producidos por la fractura hidráulica. Cabandié describió la situación como “alarmante” a partir la inspección que el ministerio realizó en Vaca Muerta: “Es increíble que se manejan con impunidad. Con el grado de utilidades que tienen, son capaces de dejar piletas de restos de hidrocarburos, pasivos ambientales sin tratamiento, maquinarias en desuso contaminando napas freáticas, contaminando el ambiente, el aire”. Agregó: “Es inconcebible lo que está pasando. Esperamos puedan tomar cartas en el asunto, nosotros vamos a seguir esta política de marcar lo que está mal”.
Símbolos + economicismo
Sea en el tema del fracking, o en el de agrotóxicos: ¿qué cosas concretas son las que el ministerio puede llevar adelante?
Tenemos que poner sobre la mesa una cuestión global, no cada situación solamente sino la idea de entrar en un nuevo orden socio-productivo ecológico. Porque nuestra visión es productivista, pero lo productivo tiene que ser sostenible. Si no, vamos a repetir los mismos errores del pasado y del presente.
¿Pero qué acciones se pueden plantear?
Para mí, los cambios paradigmáticos se producen cuando hay conciencia y acompañamiento de la población. A veces querer cambiar desde lo normativo algo muy arraigado puede ser un problema. Entonces hay que trabajar con ahínco para ir generando modificaciones culturales o concientización para producir la masa crítica suficiente como para que el sector productivo se sienta obligado a repensar su método. Hay una tendencia mundial a comprender mejor estos temas, son los nuevos debates, y cuando existe la preocupación en la sociedad, el cambio es inevitable. La salida es colectiva, social. Por ejemplo, hay una discusión sobre qué comemos. Pero los sectores de la producción, cuando tienen que ir por su propia comida, van a lo orgánico, a lo sano. Producen de un modo, comen de otro. Detesto la hipocresía. Es como el ex presidente que se preocupa por lo institucional, y mandaba a espiar ilegalmente a medio mundo.
¿Percibís que tu rol es más el de poner en agenda y propagandizar estos temas?
En lo concreto estamos viendo con los gobernadores de Entre Ríos y de Santa Fe la creación de una reserva nacional para solucionar los incendios en el Delta. Y si podemos modificar la Ley de Bosques para impedir los desmontes, sería muy importante. O el trabajo en los basurales a cielo abierto y el manejo de los residuos. Pero en el tema de agrotóxicos, por ejemplo, estamos en un país federal, donde la aplicación de muchas medidas que estamos discutiendo corresponde a las provincias y a los municipios: a cuánto puede fumigarse del ejido urbano, o de las escuelas, o incluso si hay que prohibir directamente las fumigaciones como hizo Gualeguaychú, que además prohibió el glifosato en una actitud muy valiente impulsando la producción agroecológica. Entonces la tarea es utilizar nuestra arma más poderosa que es la palabra, con un respaldo en el sistema científico para avanzar en la discusión.
¿No podría plantearse una ley que limite o prohíba los agrotóxicos, en base al principio precautorio de no utilizar algo que genera los daños que en este caso ya se conocen?
No es nuestra idea. Yo creo que tenemos que ir en busca de la transición ecológica, promover, convencer, demostrar. Y a la vez te digo: muy bien con la transición, pero ojo que no hay mucho tiempo.
Habla de una aspiración: “En lo simbólico, lo abstracto, me gustaría terminar la gestión y que la sociedad haya elevado el nivel de conciencia ambiental. Y que se eleve la conciencia ambiental de la política. Porque si no tenemos una mirada holística desde la política, estamos en serios riesgos ambientales. Y en esa mirada creo que hay que incluir lo economicista, pero una mirada economicista en armonía con lo ambiental”, dice Cabandié, quien a su vez tiene el trabajo de armonizar las palabras con las acciones.
El futuro de toda esta complejidad es un enigma que dependerá de lo que las comunidades, como siempre, sean capaces de decir y de hacer.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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