Libros
Los arroyos cuando bajan: los desafíos del zapatismo
Raúl Zibechi
Editorial: Nordan Comunidad
1996
Libros
Lecciones de resistencia, solidaridad y rocanrol: Generación Cromañón, a 19 años de la masacre
Compartimos para bajar libremente el libro Generación Cromañón-Lecciones de resistencia, solidaridad y rocanrol, al cumplirse hoy 19 años de la masacre que marcó una generación. El incendio durante un show de rock en el local República Cromañón, de Once, dejó 194 muertes, más de 1.400 heridos y afectados de distintos modos, y de por vida, y una herida imborrable en la sociedad. Se la cataloga, a nivel mundial, como la peor tragedia en la historia del rock: fue una tragedia, pero fue también un crimen.
La respuesta desde lavaca –que en 2004 era una de las primeras agencias de notas y noticias del país– fue escuchar. De allí surgió Generación Cromañón-Lecciones de resistencia, solidaridad y rocanrol. Comenzamos a producirlo esa misma semana: desde los primeros encuentros de los familiares, el desgarro infinito, la angustia, y la primera movilización para reclamar justicia. “Ni la bengala ni el rocanrol, a nuestros pibes los mató la corrupción” se cantaba en las calles pese, incluso, a la represión policial. Acompañamos las asambleas, los debates, las acciones, los dilemas. Escuchamos especialmente a los chicos y chicas, los llamados “sobrevivientes”, que también fueron víctimas. La voz habitual en los medios era la de padres y madres. En nuestro libro, son los jóvenes: la generación que contó un mundo. La que participó en una batalla contra la impunidad, la resignación y la muerte.
Generación Cromañón es una historia, una crónica a corazón abierto, un enorme ensayo fotográfico (de la entonces cooperativa Sub) y también un mensaje al futuro.
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teatro
Michel Nieva, arte y barbarie
Fue reconocido en Estados Unidos como una de las mejores y nuevas voces de la ciencia ficción, pero su mirada se sitúa en el sur: en su última novela, La infancia del mundo, retrata un futuro distópico en el Caribe Pampeano, protagonizado por niños dengue en un territorio dominado por la violencia de las virofinanzas… El grotesco, con guiños desde Mansilla y Sarmiento a Philip Dick y los videojuegos: ideas sobre cómo parar el fin del mundo hoy, con la literatura como forma de crear otros imaginarios.
Texto: Franco Ciancaglini
Fotos: Sol Tumi
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“La lucha social y la calle son los lugares de producción de pensamiento”: María Galindo presentó Feminismo Bastardo en la Manzana de las Luces
Ayer por la tarde la activista feminista boliviana María Galindo presentó su nuevo libro “Feminismo bastardo” en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces. Antes, grafiteó en el monumento a Roca, saludó y abrazó a cada una de las personas que se acercaron a verla y firmó y dedicó todos los libros que aguardaba por sus lectores sobre una mesa en el patio de la Manzana. “Este es un libro escrito por fuera de la academia. La bibliografía es tu mirada llena de ilusión. La bibliografía es tu entrepierna. La bibliografía son tus tetas”, dijo María ante más de un centenar de personas que se acercaron a la presentación.
“Vengo a lo de la María”, dice una mujer de larga cabellera negra que llega cuarenta minutos antes de que arranque la presentación del libro Feminismo bastardo, el nuevo libro de María Galindo editado por lavaca, en la histórica Manzana de las Luces. “La María”, le dice con confianza y familiaridad no sólo ella sino más de un centenar de personas que irán llenando la sala para verla y oírla.
Un rato antes de la hora pautada para la presentación, María se acercó a la gente que se había juntado a hojear y comprar ejemplares del libro exhibido sobre una mesa en uno de los patios de la Manzana de las Luces. Con un impactante vestido largo negro, con apliques multicolores en el cuello y al final de la falda, se dedicó a saludar, abrazar, sacarse fotos y firmar los libros de cada una de las personas que la rodeaban. Les preguntaba sus nombres y a qué se dedicaban. “Marica y costurero”, dijo uno. “Ama de casa, y tengo tres niños”, dijo otra. “Estudiante”, dijo una adolescente. “Estoy acá por mi hija, por ella te conocí. Vive en Francia, le voy a mandar el libro: no lo va a poder creer”, dice una señora que no para de sonreír mientras le acerca el libro para que María se lo dedique a su hija. La gran mayoría de les asistentes a la presentación pertenece a la colectividad boliviana.
“Soy costurero y te traje esto, te la puedes poner” le dice mientras le entrega una campera con los colores de la whipala. María se la quiere comprar, el le dice que se la quiere regalar. “No, hermano. Yo traigo aquí mis libros para vender porque de esto vivo y tú tienes que hacer lo mismo. Tú me sacas los costos, porque esta campera yo me la voy a poner. El que me la tiene que firmas eres tú”.
Una costurera le acerca otro regalo y María se maravilla. Es una “Muñeca María”, de grandes ojos celestes, de cabellera de lana negra, con la imitación de su costado rapado y el cabello más cortito adelante, de vestido y botas rojo fuego, tal cual estaba vestida en la filmación de un videoclip hace poco más de tres semanas en La Paz, en el que baila una cumbia que compuso la banda Los Brothers.
A las seis y cuarto María interrumpió la firma de libros y anunció: “ Ahora acompáñenme hasta el monumento; luego volvemos y más tarde seguimos firmando libros”. Con el ruido de sus botas plateadas inaugurando la procesión hasta el monumento a Roca que está emplazado a pocos metros de la Manzana, María encabezó la caminata agitando una de sus herramientas de comunicación más habituales: un aerosol. Sobre las rejas, se extendía una friselina negrasobre la que María escribió:
“No son redes sociales, son redes empresariales que lucran con relaciones humanas”
“No se puede descolonizar sin despatriarcalizar”
“Todo femicida acaba con dos vidas, con la de la mujer que asesina y la suya”.
Todo, con su característica letra cursiva redonda y estampó la firma colectiva “Mujeres Creando”.
Cerca de las seis y media arrancó la ceremonia en la Sala de Representantes. Allí la actriz y cantante Sofía Dieguez leyó un fragmento del libro de María (“Bibliografía feminista imprescindible”) y la artista Pauli Garnier presentó a María a través de su prontuario de detenciones: por pintar penes de colores en la plaza pública, por atentado contra la riqueza nacional por un grafiti que decía “fiscalía rima con porquería”, por instalar un altar blasfemo destruido por fanáticos católicos, censura por una obra sobre el aborto, expulsión por denunciar que la universidad católica boliviana fue la sede principal de las deliberaciones golpistas. “Y faltan muchas”, cerró Pauli: “Y faltan las que vendrán”.
Después de ver en la pantalla el videoclip filmado en La Paz, María agradeció la presencia de todes quienes se acercaron a la Manzana: “Esta es una invitación para soñar, por lo que he compartido con ustedes, para la mayor parte de la gente que está acá pensar está prohibido, preguntar está prohibido por eso es doblemente importante que estén aquí, porque estamos para pensar, para debatir y para soñar. Este es un libro que tiene un peso propio, una originalidad propia y quiero compartir con ustedes varios de estos elementos que lo constituyen. El primero y central es que este libro está escrito desde donde está prohibido escribir, por lo tanto el solo hecho de escribirlo es un acto de desobediencia”.
María habló, cuestionó, se paró sobre la mesa, se sentó, caminó, argumentó y se emocionó . “Es un libro escrito fuera de la academia. Está escrito desde la lucha social y desde la calle. Y por eso el acto de hoy ha empezado escribiendo en la calle. Pero eso no significa que no sea un libro profundo. Eso no significa que no sea un libro de teoría, eso es teoría feminista. ¿Pero cómo se atreve? ¿Pero dónde está la bibliografía? La bibliografía es tu mirada llena de ilusión. La bibliografía es tu entrepierna. La bibliografía son tus tetas. La bibliografía son tus cabellos. La bibliografía es la chamarra que me acaban de regalar, cosida con la whipala. No, estás haciendo demagogia, María, eso no es bibliografía, ahí no hay pensamiento: eso es lo que hay que desobedecer, por favor entendámoslo y entendámoslo en serio, hay que desobedecer el mandato de que seamos idiotas. No somos idiotas y nuestras luchas sociales son luchas que no solo producen una frase y una reivindicación, sino que hay pensamiento que sacar, que escribir, que escuchar. La lucha y la calle son lugares de producción de pensamiento”.
Una vez finalizada su exposición, María respondió cuatro preguntas del público y en el patio continuó firmando libros, charlando con la gente, filmando videos con tiernas dedicatorias, hasta que finalizó la fila que cada une de les asistentes hizo con paciencia y entusiasmo.
Una mujer se despidió: “Vuelve pronto, María”.
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