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Lobo está

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El documental La hora del lobo revela la furia que agitó a un coqueto barrio estudiantil de la ciudad de Córdoba la noche de la huelga policial. Jóvenes con bates de béisbol atacaron a chicos con gorrita, mientras desde los balcones los alentaban a más. Qué hay detrás de esa violencia.

Lobo está

Todo sucede en el barrio Nueva Córdoba, de Córdoba Capital. Son 37.200 personas las que viven en esas veinticinco cuadras. La mayoría son estudiantes de entre 18 y 30 años.

Todo sucede el 3 de diciembre del 2013.  La policía anuncia huelga. Esa noche no va a ejercer el superpoder que le da el Código de Faltas cordobés para encerrar pibes con gorrita.

Cae la noche.

Se interrumpe la señal de cable de la televisión. La radio y las redes sociales anuncian saqueos.

Se escuchan  ruidos de motos.

Varios jóvenes imaginaron que el barrio estaba amenazado.

Y decidieron hacer algo.

Esa madrugada una enorme cantidad de estudiantes se armaron con palos de golf y bates de béisbol y salieron a la calle. Hicieron barricadas con tachos de basura y se dispusieron a golpear en patota y fuerte a todo el que pareciera sospechoso de cometer un saqueo.

Al día siguiente no hubo una investigación sobre esa violencia. Los linchamientos de esa madrugada se transformaron para Córdoba en un tema tabú. Natalia Ferreyra, licenciada en comunicación, decidió romper ese silencio.

Violencia sin explicación

Natalia eligió como argumento para su documental de tesis de posgrado una pregunta que le comía la cabeza desde esa noche: ¿Qué llevó a los estudiantes de Nueva Córdoba a salir a la calle a interceptar y herir gravemente a supuestos asaltantes?

El primer freno con el que se encontró para la realización fueron sus propios compañeros de curso. Le dijeron que no era viable, que nadie le iba a responder y que estigmatizaba a los chicos de  la clase media-alta. Por suerte la escuchó Ana Lucía Frau, quien se transformó en la productora del documental. Otros dos compañeros también coincidieron: Facundo Moyano y Gisela Hirschfeld. Así se formó el equipo que se animó a enfocar los reflectores sobre esa gran oscuridad.

El segundo palo en la rueda fueron las críticas al corto ya realizado. Ciertos ambientes académico y  periodístico les cuestionaron por qué no eligieron filmar también a un saqueador o a un policía. Natalia contesta segura: “Hay brutalidad que no hace falta y no se puede explicar. El hecho es muy complejo, pero yo no quería explicarlo, quería mostrarlo. Quería lograr que esos pibes se sienten, miren a la cámara y  cuenten por qué hicieron lo que hicieron”.

Entre el público también encontraron gente que justificó las acciones que revelaba el corto con las frases “Pobres chicos”, “Tenían miedo”, “Hay que entenderlos”. Les contestaron con la misma calma y seguridad: sólo querían mostrar algo que pasó. ¿Cómo lo hicieron? Primero realizaron una investigación en YouTube para tener un registro de los videos que se subieron en esos días. De ahí llegaron a sus entrevistados. Tomaron la decisión de usar esos videos tal cual como están subidos a la web. “Trabajamos con la naturalidad. Subimos los videos de celulares sin editar para tratar de recrear  la atmósfera real, sin artificios”, cuenta Natalia.

Hay treinta y pico de videos subidos a YouTube en los que se escuchan alaridos, gritos y golpes. Lo que revelan:

Las frases más reiteradas: ‘mátenlo’, ‘cágalo a palos’ y ‘negros de mierda’.

Se ve como escupen y patean a un chico con gorra, que está inconciente.

Hay gente que aplaude desde los balcones cuando finalmente alguien queda tirado y ya no se mueve.

Natalia logró su objetivo: la brutalidad queda expuesta.

Sin culpa

La hora del lobo también se mete de lleno en cómo vivieron esa noche cinco de los muchos protagonistas: 

Chico 1: “Quería hacerles lo mismo que a un perro cuando mea la alfombra. Tenía ganas de agarrarlos del cogote, hacérsela oler y pegarles en el hocico. Me arrepiento de no haberles pegado más y de no haber agarrado más saqueadores”.

Chico 2: “Pedíamos que se bajen de la moto, nos muestren el documento y sigan caminando con casco y documentación en mano. Si no paraban, les dábamos”.

Chico 3: “Nosotros tratábamos de disfrutar desde el balcón porque era como un show”.

Chico 4: “Lo que había esa noche no era miedo. Alguien que tiene miedo se resguarda. Alguien que tiene bronca quiere agarrar un palo y sacarse la ira. Eso pasó esa noche para mí.” (Y se sonríe cuando lo dice).

Chico 5: “No podía convivir con la conciencia de haber visto que estaban reventando a un tipo de una clase baja  y no haber intervenido. Era una caza de brujas. Me sentí en la Inquisición”.

El jóven número cinco fue el único que esa noche viajó en patrullero. Lo tuvo que sacar un comisario de guardia junto al chico que protegió y llevarlos al hospital. Alrededor, unas 150 personas lo insultaban a los gritos y lo increpaban: ‘Entregá al chorro’. Natalia me dice: “Ese chico que defendió a otro nos sirvió para mostrar que había opciones. Se podía  reaccionar de otro modo. Detrás de cada tipo de reacción hay un tipo de ideología, de mirada social y un modo de vida”.

Natalia y Ana Lucía relatan otros comentarios de chicos que no figuran en la película.  Varios les dijeron que sintieron mucha adrenalina. Otros compararon esa noche con el rugby. Dos jóvenes en una pre-entrevista les mencionaron que “había mucha sed de sangre”. Otros tres les dijeron que se habían sentido en La Purga.

La Purga es una película estadounidense de suspenso que fantasea con un sistema social autoritario que permite, un día al año, cometer todos los crímenes.

Le ley de la calle

Las realizadoras analizan el contexto de esta violencia: en los últimos diez años cambió mucho la clase social que se radica en Nueva Córdoba para estudiar. Ana Lucía me explica: “En mi época comíamos siempre lo mismo y no comprábamos ropa nunca. Hoy en el barrio estudiantil hay vinotecas y marcas carísimas. Los estudiantes de Nueva Córdoba tienen otro nivel de vida que, creemos,  está asociado al cambio económico que implica el modelo sojero”.

A ninguno de los chicos golpeados se los había encontrado rompiendo o intentando robar algo. El delito: estar en la calle en moto.

Aquella madrugada, los estudiantes no se defendieron de agresiones hacia su persona, sino que salieron a proteger el barrio en general, tal como habitualmente lo hace la policía. Una actitud que para las realizadoras se vincula con el Código de Faltas que rige en Córdoba desde hace diez años. Es un código de convivencia urbana que contempla la figura del merodeo. En criollo: te pueden detener por el simple hecho de estar en la calle. Las marcas comunes en las detenciones son: juventud, portación de cara, gorra y moto.

En Nueva Córdoba es el lugar donde se producen más detenciones arbitrarias. Hay dos policías por cuadra.

La seguridad allí se demuestra con la cantidad de gente que se detiene por día. Dato actual para dimensionar este fenómeno de control social: en la primera semana de este mayo, en Córdoba Capital se realizaron 500 detenciones. En su gran mayoría, jóvenes.

“Cuando viajé a Río de Janeiro me sorprendí de que el espacio público fuera habitado por todos por igual. Ahí me di cuenta que eso en Córdoba no pasa hace rato. Los pibes de barrios humildes se cansaron de que los detengan”, comenta Natalia

Da un ejemplo concreto: el día que comenzaron el rodaje de La hora del Lobo la policía detuvo a Facundo Moyano, que estaba a cargo de la cámara. ¿El motivo? Natalia resume: “Facundo tiene 22 años, se viste como rollinga y estaba en moto. Lo digo así de gráfico porque es así como piensa la policía”.

Las realizadoras también vinculan aquella huelga policial con La Marcha de la Gorra, una movilización que se realiza todos los años en contra del Código de Faltas y de la voluntad política de estigmatizar a los jóvenes. No es para ellas una coincidencia que la marcha que tuvo lugar unas semanas previas a la huelga policial haya sido la más masiva. Es fácil pensar que semejante cantidad de gente en la calle exigiendo el fin del Código que otorga impunidad policial desatara una respuesta uniformada: la huelga.

La herida

Natalia no se resigna y me dice que nunca va a aceptar lo que pasó esa noche. Las dos están contentas por haber logrado abrir una puerta para que se vuelva a hablar del tema.

El documental se estrenó en el Fesival de Cine Independiente de Buenos Aires y ahora comenzará su gira, con la intención y la esperanza de abrir un debate. Por eso sacan la violencia de abajo de la alfombra y la exhiben: para que drene esa herida. Sin embargo, algo las angustia: saben que se cruzan cotidianamente en la calle con esos estudiantes que muestran en su documental, capaces de semejante ferocidad.

Mirar La Hora del lobo es sentir un nudo en la garganta y reconocer una herida abierta que nos interroga:

¿Quién es el lobo?

¿Cuál es su hora?

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Primero, el doctor

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El neuropediatra Rodolfo Páramo fue el primero en difundir los efectos del modelo transgénico al denunciar cómo los casos de su consultorio quebraban las estadísticas y la salud pública. Cómo entre el consultorio y sus paseos en bicicleta detectó los efectos del modelo. Y cómo se ganó el calificativo de loco, que considera un título nobiliario.
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Mechi Méndez es enfermera especialista en cuidados paliativos y trabaja desde hace 20 años en el Hospital Garrahan. Sus pacientes son niñas y niños con cáncer. Ellos le enseñaron a relacionar la enfermedad con los agroquímicos. Y la convirtieron en un medio de comunicación. Las claves del amor y el humor, y por qué la silla es terapéutica.
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Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental

Los ejemplares del manual “Educación Ambiental”, publicado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, fueron censurados y guardados en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios. Acá lo podés descargar completo, en formato PDF.

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Como lo planteamos en la nota Mal educados publicado en el número de mayo de la revista Mu, difundimos aquí el PDF completo del censurado manual Educación Ambiental. Ideas y propuestas para docentes, realizado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, presentado a la prensa el ministro Alberto Sileoni y el secretario Juan Mussi. Se imprimieron 350.000 ejemplares que tuvieron que ser guardados desde entonces en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios (ministros y gobernadores).
Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental
Se trata de un trabajo de calidad inédita, en forma y contenidos, cuya libre divulgación es relevante en momentos en que el debate sobre los bienes comunes es crucial para gran cantidad de comunidades afectadas por el modelo extractivo, pero inexistente en la llamada agenda política, pese (o por) el año electoral. Desde el punto de vista estrictamente educativo, es una herramienta más para que docentes y estudiantes puedan conocer y debatir estos temas.

En este link podés descargar el manual en formato .pdf (33Mb)

Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental

El árbol de los problemas ambientales

La nota de Mu 88

Por primera vez en la historia el Estado Argentino elaboró, bajo la órbita del Ministerio de Educación, manuales de alta calidad de forma y contenidos referidos a lo ambiental, titulados Educación Ambiental – Ideas y propuestas para docentes. Hay tres versiones para los niveles Inicial, Primario y Secundarios, han sido considerados “extraordinarios” por especialistas en el tema, y fueron presentados en conferencia de prensa por el propio ministro Alberto Sileoni y por el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable Juan José Mussi el 18 de abril de 2011. Informaron entonces que se imprimieron 350.000 ejemplares en total.
Agregó el ministro Sileoni: “El desafío que tenemos por delante, no es sólo que estos materiales lleguen a todas las escuelas del país, además tenemos que garantizar que en cada una de sus aulas transcurra esta transmisión de saberes para mejorar la sociedad en la que vivimos”.
El desafío salió mal: los libros jamás llegaron a las escuelas ni hubo transmisión de saberes para mejorar la sociedad, como resultado de la presión ejercida por el lobby sojero liderado por AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa), que incluyó el trastornado título Los chicos, rehenes de guerra, para el artículo del activista transgénico Héctor Huergo (editor del diario Clarín, que nunca explica cuál es la guerra ni por qué los chicos serían rehenes), y llamadas densas a las zonas centrales del Ejecutivo por parte del secretario de Minería, Jorge Mayoral, el ministro de Ciencia y Técnica Lino Baranhao, y de los gobernadores de San Juan (José Luis Gioja), La Rioja (Luis Beder Herrera) y Catamarca (Eduardo Brizuela del Moral en aquel entonces).
Ese ejercicio de lobbistas estatales y privados del modelo extractivo frenó inmediatamente la distribución de los libros y del proyecto de capacitación que, según había informado el propio gobierno, involucró una inversión de 7.900.000 pesos (de 2011). Desde entonces los ejemplares para los tres ciclos, en papel ilustración y a todo color, reposan en un galpón posiblemente de la zona de Barracas, por el cual se paga un alquiler del que no se obtuvieron cifras pero que parece ser lo suficientemente oneroso como para haberse convertido en un karma inexplicable con el que nadie sabe qué hacer.
En aquella conferencia se repartieron algunos ejemplares al periodismo, incluso la versión en CD, y el ministro Sileoni brindó otras definiciones significativas:

  • “A los grandes nos cuesta mucho modificar conductas que tenemos arraigadas, mientras que si los chicos aprenden desde edades tempranas la importancia de cuidar el lugar donde vivimos, sin duda, van a incorporar mejores hábitos y una mayor conciencia”.
  • “Se trata de tomar conciencia de que formamos parte de un colectivo, y desde ahí ver cómo hacemos para transformar el mundo cuidándolo. Este es el mensaje que tenemos que transmitir, empezando en la mesa familiar, para continuar en las 45 mil escuelas, con los 900 mil docentes del país, que constituyen un extraordinario escenario para que estos temas se transmitan”.

El entonces secretario Juan José Mussi agregó a ese cúmulo de buenas intenciones:

  • “Los docentes y los alumnos son centrales para llevar adelante políticas de prevención. Así como para extender la idea de que es importante que haya desarrollo, pero es fundamental que éste se lleve adelante cuidando el medio ambiente. Y para ello es imprescindible brindarles a los chicos información seria y con propiedad, como la que proponen los nuevos materiales que preparamos”.

La información de prensa brindada por el propio gobierno aclaraba que los libros llegarían a 104.000 establecimientos de todos los niveles, como parte de un plan de capacitación para al menos 10.000 docentes de todo el país, con el objetivo de “facilitar e impulsar la inclusión de la Educación Ambiental en la currícula escolar”.

¿Qué dicen los libros?

El manual, cuyo PDF completo para el nivel Secundario (320 páginas) puede leerse, bajarse, copiarse y distribuirse desde www.lavaca.org, plantea que la Educación ambiental es política, social, multidisciplinaria, humanista y ética (destaca, por ejemplo, la ética del bien común, de la participación democrática, de la restauración y reconocimiento de la diversidad ecológica y cultural). En una lectura veloz puede verse “El árbol de los problemas ambientales”, en cuya raíz figuran la “alta producción industrial contaminante”, la “inequidad en la distribución de oportunidades y riqueza” y el “consumismo/ consumo irresponsable”.
Entre los problemas ambientalds globales menciona la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el adelgazamiento de la capa de ozono, la desertificación y la escasez de agua. Aclara a los docentes: “Es importante recordar que el sentido crítico del lector debe conducirle a seguir profundizando en los temas tratados. Las siguientes páginas actúan simplemente como disparador”.
En la página 79 comienza el capítulo Problemas ambientales en nuestro país. Informa por ejemplo, con datos del Sistema de Indicadores de Desarrollo Sostenible, que el 20% de la población no tiene acceso a agua segura. En la página 88 se mencionan los Impactos de las actividades extractivas del subsuelo mencionando primero la minería, actividad a la que califica como “doblemente destructiva por su gran escala y por la tecnología que ha acrecentado su capacidad productiva”. Señala que “actualmente se están desarrollando en el país una gran cantidad de proyectos mineros, generándose amplios debates y movimientos por parte de pobladores locales y organizaciones de la sociedad civil que cuestionan este tipo de emprendimientos”.
Menciona los impactos mineros.

  • Flora y fauna: “Deforestación de los suelos con la consiguiente eliminación de la vegetación (esto es más grave en los casos de mineras a cielo abierto y en las megaminerías)”.
  • Suelo: “Importantes modificacines del relieve por excavación, desgaste de la superficie por erosión, generación de montones de residuos de roca sin valor económico que suelen formar enormes montañas”.
  • Agua: “Alto consumo de agua que, generalmente, reduce la napa freática del lugar (agua subterránea), llegando a secar pozos de agua y manantiales. El agua suele terminar contaminada por el drenaje ácido de las minas”.
  • Aire “La contaminación del aire puede producirse por el polvo que genera la actividad minera, que constituye una causa grave de enfermedad, causante de trastornos respiratorios de las personas y de asfixia de plantas y árboles. También por emanaciones de gases y vapores tóxicos”.

Describe el uso de cianuro y derivados “que son muy tóxicos y perdurables en el tiempo”, de “productos químicos peligrosos” y se explica que la actividad genera “un vertido autoperpetuado de material tóxico ácido, que puede continuar durante cientos o incluso miles de años” (como lo sabe cualquier persona que haya visitado alguna vez minas abandonadas hace 100 años, que siguen drenando esos ácidos).

Sobre Transgénicos

El capítulo La transformación rural informa sobre el avance de la frontera agropecuaria. Este profundo proceso de cambio de uso de la tierra configura un verdadero reemplazo de ecosistemas naturales (pastizales, bosque y humedales) por agroecosistemas artificiales, simplificados y mantenidos por una intervención tecnológica intensiva y sostenida, con consecuencias para la estructura social de la población rural, cambios en la tenencia de la tierra y riesgos para la salud humana”. Agrega: “La soja transgénica, con una o dos siembras anuales, es en la actualida el cultivo predominante que impulsa el proceso de transformación agraria en Argentina”.
El manual describe qué es un organismo modificado genéticamente, comúnmente llamado transgénico, al que se le otorga la característica de “resistir al herbicida glifosato”.
Se explican las consecuencias sociales entre las cuales se señala la falta de compromiso de los pooles de siembra “con la planificación del uso de la tiera y su conservación”. También refiere “el endeudamiento y desaparición de amplios sectores de productores pequeños y medianos” con datos de los censos agropecuarios, y el éxodo de las poblaciones rurales, más evidente con el uso de las tecnologías intensivas “con la consecuente merma de la mano de obra necesaria”.
El manual plantea entre las consecuencias ambientales el “deterioro creciente del suelo y los acuíferos”, el “aumento poco controlado del consumo de pesticidas, herbicidas y otros agroquímicos que impactan en la fauna y la flora”, y los problemas y trastornos en la salud: “La absorción de pequeñas dosis de agroquímicos se traducen en afectaciones de la salud que van desde intoxicaciones a daños potenciales del material genético celular”.

Off the record

El trabajo es prologado por Mussi, Simeone, y Fernando Melillo, y figuran en la realización de contenidos la Secretaría de Ambiente, el Ministerio de Educación y la fundación Educambiente. Tan guardados como los libros parecen estarlo los funcionarios y funcionarias que podrían dar explicaciones sobre el tema, excepción hecha del clásico off the record que brindó a Mu una elevada y asombrada fuente oficial: “La verdad es que se hizo el trabajo, se mandó a todas las provincias para que las áreas de Educación estuvieran en cada caso al tanto de los contenidos, y nadie dijo nada. Para cuando se presentó yo creo que pasaron dos cosas: obviamente los altos funcionarios no lo habían leído, y de ahí para abajo todos los intermedios tampoco. O algunos lo leyeron, y nadie estuvo en desacuerdo, o no percibió el efecto que podían provocar”.
¿Qué pensar del universo de funcionarios que recibió el manual y no hizo ni una lectura superficial? Respuesta en off: “Chantas”. La pregunta sobre qué cosas más importantes habrán estado haciendo no recibe respuesta alguna. “No tengo dudas de que en algún momento esos ejemplares se rescatarán y finalmente se distribuirán” dice la fuente oficial, otra demostración de que entre los distintos funcionarios y niveles oficiales existen disputas, incompatibilidad de caracteres, o reacciones mutuamente alergénicas.

Pensamiento único

Pablo Sessano fue de los primeros que denunció la decisión de no distribuir los libros. Es educador ambiental, especialista en Planificación del Medio Ambiente y reúne la condición de trabajar en ese rol técnico tanto para el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, como para el programa Escuelas de Innovación de Conectar Igualdad (Anses), además de asesorar a la Comisión de Cambio Climático en la Legislatura Porteña. “Esos manuales constituían una política pública que se suspendió de hecho por presión de las corporaciones a través de los propios ministerios, que no quieren una mirada crítica frente a estos procesos. Son manuales de absoluta calidad, extraordinarios, es la primera vez en la historia del país que el Estado genera un material de educación ambiental de este nivel. Lo que llama la atención es cómo el Estado se subordina de inmediato a la presión de los intereses corporativos”.
Otra idea: “No hay que olvidar que es material para los docentes, y plantea dudas, preguntas, para motivar la investigación y el aprendizaje. Si no hay ese debate, en las escuelas caemos en un pensamiento único que plantea que el agronegocio o el modelo de minería a cielo abierto son sustentables o los únicos posibles. Y ese pensamiento único que oculta los problemas, más allá de lo que cada uno opine, no sirve para educar sino para adoctrinar”.
Otra duda que se genera: se dice que frente a estos modelos productivos el rol de control lo tiene el Estado. “¿Quién puede creerle a un ministerio que va a controlar a la minería o las fumigaciones, cuando el propio Estado suspende sus políticas públicas en educación por presión corporativa?” se pregunta Sessano sobre este caso que es difícil definir si se trata de censura, autocensura, o silencio por conveniencia mutua, del que ni medios oficiales ni hegemónicos volvieron a hacerse cargo luego de que los manuales desaparecieron del mapa.

Otro peligro

La vicepresidenta de AAPRESID, María Beatriz “Pilu” Giraudo habló en 2013 en el programa Hombres de campo, entrevista que puede escucharse en la propia página de AAPRESID. Allí relata que su entidad activó también a AEA (Asociación Empresas Argentinas, que reúne a las principales corporaciones). Y que antes de estos manuales oficiales, habían entrado en contacto con editoriales educativas privadas (gracias a la gestión de la ex ministra bonaerense Silvina Gvirtz) y con la Cámara Argentina de Publicaciones, cuestionando citas en los manuales escolares sobre el tema del modelo sojero. Mencionó especialmente el caso de Ediciones Santillana, por uno de sus manuales para 5º grado al que adjudica “un abordaje totalmente basado en el desconocimiento, se habla de fumigaciones cuando en el campo y en la agricultura se hacen pulverizaciones”. La declaración demuestra las maniobras de estos grupos para controlar no sólo la información, sino los procesos educativos.
Santillana, a través de su gerente editorial Mónica Pavicich, tuvo la gentileza de enviar a Mu las páginas cuestionadas de aquel manual de 5º grado que ya ha quedado relegado por versiones más actualizadas. Se muestra, por ejemplo, un dibujo de un avión fumigando un campo, y un corte terrestre del subsuelo: “El producto que utiliza se introduce en la capa subterránea de agua, Después, el agua contaminada llega a un río y afecta a los peces que viven allí, y luego esa misma agua sale al mar. Así es como una acción en un lugar determinado puede afectar a zonas muy alejadas de donde se originó el problema”. En la página 56 explica qué significa la degradación de los suelos: “El uso prolongado de pesticidas y fertilizantes químicos provoca la contaminación de los suelos y las capas de agua subterránea. A ese tipo de contaminación se la conoce como contaminación por agroquímicos”.
Pavicich reconoce que recibieron llamadas de organizaciones como ACSOJA (Asociación de la Cadena de la Soja Argentina) con la que no tienen ningún inconveniente en intercambiar materiales y posturas acerca de distintos temas. “Pero los libros son solo herramientas para la tarea que realiza el maestro/a; es el docente el que, con su trabajo en el aula, promueve en sus alumnos el desarrollo de su pensamiento crítico”. Santillana sigue editando lo suyo, mientras 350.000 ejemplares guardados en un galpón muestran cómo puede intentar congelarse tras la enfermedad del silencio a esa sana intención de que exista pensamiento crítico.

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