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El Colectivo del Fin del Mundo nació un 12 de octubre y desde entonces organiza acciones poéticas que invaden el espacio público. Cómo se hace una performance colectiva abierta y autogestiva que interpela y conmueve a su paso.

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Quinientos veinte años después de la invasión a América, un grupo de inquietos salía a la calle. Sabían una sola cosa: no querían seguir en la inercia cotidiana. Para activar veían un solo camino: el movimiento. El 12 de octubre del 2012, una combi intervenida artísticamente recorrió la ciudad de Buenos Aires con personajes vestidos de negro que bailaban caracterizando el sufrimiento. Con esa performance nacía Fin de un Mundo, un colectivo parido por artistas y agrupaciones que se proponen interpelarnos en la calle con un lenguaje poético. “El colectivo fue fundado sobre una piedra simbólica, porque entendimos que sólo montándonos en las potencias simbólicas de la sociedad o en las necesidades urgentes de la época es donde encontramos nuestro motor, nuestro combustible de acción y creativo”

Un mundo en movimiento

Fin de un Mundo nació con el espíritu de ser muchos. Un grupo -nombrado por ellos como “sincro”- mantiene la llama y las ganas encendidas y a ese fuego se suma quien quiera. Las convocatorias son abiertas y se hacen por redes sociales. Los ensayos, con las puertas abiertas de par en par, esperan a quien quiera entrar. La diversidad es un pilar desde donde construir. “La variedad es nuestra definición y nuestra riqueza. Somos un colectivo que integra muchísimas formas de pensar y ver el mundo, pero todos concordamos en algo: no podemos seguir así”.

El plan: ponerse en movimiento. “Soñamos con un mundo mejor, más justo, un mundo que creemos que es sólo posible si lo convertimos en acción”.

¿Con qué herramientas se logra? “Nuestro lenguaje es simbólico y artístico, exclusivamente poético. Vamos a manifestarnos por causas sociales, en fechas que representan momentos de la política o de la sociedad, pero lo hacemos a través de la poesía en un sentido amplio, la poesía como montaje de los cuerpos, de la música, de la teatralidad, de la danza, de la sincronía de mucha gente accionando junta”.

Activar

Desde la primera acción que realizaron el colectivo se organizó dividiéndose en círculos para cubrir todos los frentes: montaje (puesta en escena), memoria (registro audiovisual), visuales, performers, comunicación y logística. Todos ellos son coordinados por un gran círculo: el “sincro”.

En un colectivo así, plural y diverso, entienden que lo que sobra son recursos humanos y para organizarlos tienen una premisa fundamental: ser prácticos. “Algunos estamos siempre en tareas concretas porque es a lo que nos dedicamos, lo que mejor hacemos, porque nos gusta”.

A veces, para algunas acciones se convoca especialmente a determinados círculos porque se necesita más fuerza, más atención, más gente. “Entendemos que esta forma de organización es la que que nos conviene para no perder tiempo, para ganar energía y para pasarla bien. Es un intento de construir una horizontalidad inteligente, que nos permita avanzar, crear, tomar decisiones. Creemos que eso es lo actual, lo que nos toca hoy”.

Desde su creación el colectivo llevó adelante diferentes intervenciones. Participó tres años consecutivos en la marcha del 24 de marzo con la performance bautizada Memoria y Canto para volver, una caravana de canto y baile sincronizados.

En el 2013 inaguró PROmbies: literalmente, zombies con insignias del PRO que deambulan por subtes o shoppings. En 2014 trabajó en Perras, escenas de violencia machista de la vida cotidiana, llevadas al extremo. Entre otras, todas estas intervenciones están atravesadas por dos ejes comunes: el lenguaje simbólico y la búsqueda de generar preguntas, abrir interrogantes.

“Hay algo muy práctico en rescatar lo simbólico y lo artístico para el acto social que el poder y los medios hegemónicos lo conocen a la perfección: la sociedad está montada sobre símbolos. Nuestra tarea es  reinventar la manera de manifestarse. A veces somos 100 personas accionando y si estuviéramos comportándonos de manera cotidiana, seguramente perderíamos muchísimo poder. Si logramos poder de impregnación en quien nos ve, poder de contagio, es porque lo hacemos de un modo poético. Eso nos identifica: el lenguaje que le permite al otro terminar de completar el mensaje. No buscamos cerrar sentidos. El lenguaje artístico siempre sostiene un sentido abierto y ese es nuestro objetivo”.

Deseo colectivo

Las acciones son financiadas por el propio colectivo, en los ensayos se pasan la gorra y colaboran voluntariamente: es la forma que encuentran de seguir siendo “realmente dueños de los proyectos”. Esa libertad artística les permite decidir colectivamente el sentido de cada acción. El cómo también se decide entre todos. Alguno lleva una idea y cada uno aporta, sin manual, desde el deseo colectivo.   

“Cuando hacemos las intervenciones tratamos de que sea una interpelación, a veces directa, a veces más velada. En el caso de los PROmbies es más directa, porque te aparece con una flecha clavada en la cabeza”. Los PROmbies nacieron de un delirio de tarde y mates. Desde lo lúdico, surgieron zombies de la gestión macrista para representar a los “muertos ideológicos”. ¿Qué significa este concepto? “Personas que prefieren moverse con la inercia de la masa, que eligen las rejas antes que la libertad, la exclusión a las escuelas públicas, la represión a la diversidad”. Los videos de la intervención se viralizaron y el impacto creció, y así aún después de bajarse de su escenario preferido -la ciudad- los PROmbies siguieron circulando.

“En Perras montamos escenas cotidianas exacerbadas para decir: ‘Esto es lo que pasa todo el tiempo, pero por el sentido común se toma como casual’. Por ejemplo,  representamos a una señora del estereotipo bien de Barrio Norte que llevaba a su empleada con una cadena de perros y un collar”. Lo que pasó: mucha gente se indignaba pensando que era verdad. Conclusión: “Implica que lo aceptaban como posible”. Cuentan detalles: “Un policía paró al personaje y le dijo: ‘Señora, no puede tener a una persona atada’. Con todo respeto le hablaba a la señora, no a la persona atada. Las intervenciones siempre son muy diferentes no solo por la especialidad que queremos poner en marcha, sino también lo que buscamos en cuanto a reacción”.

Más allá de la reacción que se genere, para Fin de un Mundo lo importante es convocar al movimiento. “Se propone que siempre sea la acción lo que nos enseñe, no tanto la discusión”.

Y cierran la charla con lo que aprendieron:  “Podemos estar mucho tiempo debatiendo algo, pero cuando ponés el cuerpo toda pasa por otro lado. Y algo cambia”.

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Primero, el doctor

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El neuropediatra Rodolfo Páramo fue el primero en difundir los efectos del modelo transgénico al denunciar cómo los casos de su consultorio quebraban las estadísticas y la salud pública. Cómo entre el consultorio y sus paseos en bicicleta detectó los efectos del modelo. Y cómo se ganó el calificativo de loco, que considera un título nobiliario.
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La salud no calla

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Mechi Méndez es enfermera especialista en cuidados paliativos y trabaja desde hace 20 años en el Hospital Garrahan. Sus pacientes son niñas y niños con cáncer. Ellos le enseñaron a relacionar la enfermedad con los agroquímicos. Y la convirtieron en un medio de comunicación. Las claves del amor y el humor, y por qué la silla es terapéutica.
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Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental

Los ejemplares del manual “Educación Ambiental”, publicado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, fueron censurados y guardados en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios. Acá lo podés descargar completo, en formato PDF.

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Como lo planteamos en la nota Mal educados publicado en el número de mayo de la revista Mu, difundimos aquí el PDF completo del censurado manual Educación Ambiental. Ideas y propuestas para docentes, realizado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, presentado a la prensa el ministro Alberto Sileoni y el secretario Juan Mussi. Se imprimieron 350.000 ejemplares que tuvieron que ser guardados desde entonces en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios (ministros y gobernadores).
Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental
Se trata de un trabajo de calidad inédita, en forma y contenidos, cuya libre divulgación es relevante en momentos en que el debate sobre los bienes comunes es crucial para gran cantidad de comunidades afectadas por el modelo extractivo, pero inexistente en la llamada agenda política, pese (o por) el año electoral. Desde el punto de vista estrictamente educativo, es una herramienta más para que docentes y estudiantes puedan conocer y debatir estos temas.

En este link podés descargar el manual en formato .pdf (33Mb)

Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental

El árbol de los problemas ambientales

La nota de Mu 88

Por primera vez en la historia el Estado Argentino elaboró, bajo la órbita del Ministerio de Educación, manuales de alta calidad de forma y contenidos referidos a lo ambiental, titulados Educación Ambiental – Ideas y propuestas para docentes. Hay tres versiones para los niveles Inicial, Primario y Secundarios, han sido considerados “extraordinarios” por especialistas en el tema, y fueron presentados en conferencia de prensa por el propio ministro Alberto Sileoni y por el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable Juan José Mussi el 18 de abril de 2011. Informaron entonces que se imprimieron 350.000 ejemplares en total.
Agregó el ministro Sileoni: “El desafío que tenemos por delante, no es sólo que estos materiales lleguen a todas las escuelas del país, además tenemos que garantizar que en cada una de sus aulas transcurra esta transmisión de saberes para mejorar la sociedad en la que vivimos”.
El desafío salió mal: los libros jamás llegaron a las escuelas ni hubo transmisión de saberes para mejorar la sociedad, como resultado de la presión ejercida por el lobby sojero liderado por AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa), que incluyó el trastornado título Los chicos, rehenes de guerra, para el artículo del activista transgénico Héctor Huergo (editor del diario Clarín, que nunca explica cuál es la guerra ni por qué los chicos serían rehenes), y llamadas densas a las zonas centrales del Ejecutivo por parte del secretario de Minería, Jorge Mayoral, el ministro de Ciencia y Técnica Lino Baranhao, y de los gobernadores de San Juan (José Luis Gioja), La Rioja (Luis Beder Herrera) y Catamarca (Eduardo Brizuela del Moral en aquel entonces).
Ese ejercicio de lobbistas estatales y privados del modelo extractivo frenó inmediatamente la distribución de los libros y del proyecto de capacitación que, según había informado el propio gobierno, involucró una inversión de 7.900.000 pesos (de 2011). Desde entonces los ejemplares para los tres ciclos, en papel ilustración y a todo color, reposan en un galpón posiblemente de la zona de Barracas, por el cual se paga un alquiler del que no se obtuvieron cifras pero que parece ser lo suficientemente oneroso como para haberse convertido en un karma inexplicable con el que nadie sabe qué hacer.
En aquella conferencia se repartieron algunos ejemplares al periodismo, incluso la versión en CD, y el ministro Sileoni brindó otras definiciones significativas:

  • “A los grandes nos cuesta mucho modificar conductas que tenemos arraigadas, mientras que si los chicos aprenden desde edades tempranas la importancia de cuidar el lugar donde vivimos, sin duda, van a incorporar mejores hábitos y una mayor conciencia”.
  • “Se trata de tomar conciencia de que formamos parte de un colectivo, y desde ahí ver cómo hacemos para transformar el mundo cuidándolo. Este es el mensaje que tenemos que transmitir, empezando en la mesa familiar, para continuar en las 45 mil escuelas, con los 900 mil docentes del país, que constituyen un extraordinario escenario para que estos temas se transmitan”.

El entonces secretario Juan José Mussi agregó a ese cúmulo de buenas intenciones:

  • “Los docentes y los alumnos son centrales para llevar adelante políticas de prevención. Así como para extender la idea de que es importante que haya desarrollo, pero es fundamental que éste se lleve adelante cuidando el medio ambiente. Y para ello es imprescindible brindarles a los chicos información seria y con propiedad, como la que proponen los nuevos materiales que preparamos”.

La información de prensa brindada por el propio gobierno aclaraba que los libros llegarían a 104.000 establecimientos de todos los niveles, como parte de un plan de capacitación para al menos 10.000 docentes de todo el país, con el objetivo de “facilitar e impulsar la inclusión de la Educación Ambiental en la currícula escolar”.

¿Qué dicen los libros?

El manual, cuyo PDF completo para el nivel Secundario (320 páginas) puede leerse, bajarse, copiarse y distribuirse desde www.lavaca.org, plantea que la Educación ambiental es política, social, multidisciplinaria, humanista y ética (destaca, por ejemplo, la ética del bien común, de la participación democrática, de la restauración y reconocimiento de la diversidad ecológica y cultural). En una lectura veloz puede verse “El árbol de los problemas ambientales”, en cuya raíz figuran la “alta producción industrial contaminante”, la “inequidad en la distribución de oportunidades y riqueza” y el “consumismo/ consumo irresponsable”.
Entre los problemas ambientalds globales menciona la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el adelgazamiento de la capa de ozono, la desertificación y la escasez de agua. Aclara a los docentes: “Es importante recordar que el sentido crítico del lector debe conducirle a seguir profundizando en los temas tratados. Las siguientes páginas actúan simplemente como disparador”.
En la página 79 comienza el capítulo Problemas ambientales en nuestro país. Informa por ejemplo, con datos del Sistema de Indicadores de Desarrollo Sostenible, que el 20% de la población no tiene acceso a agua segura. En la página 88 se mencionan los Impactos de las actividades extractivas del subsuelo mencionando primero la minería, actividad a la que califica como “doblemente destructiva por su gran escala y por la tecnología que ha acrecentado su capacidad productiva”. Señala que “actualmente se están desarrollando en el país una gran cantidad de proyectos mineros, generándose amplios debates y movimientos por parte de pobladores locales y organizaciones de la sociedad civil que cuestionan este tipo de emprendimientos”.
Menciona los impactos mineros.

  • Flora y fauna: “Deforestación de los suelos con la consiguiente eliminación de la vegetación (esto es más grave en los casos de mineras a cielo abierto y en las megaminerías)”.
  • Suelo: “Importantes modificacines del relieve por excavación, desgaste de la superficie por erosión, generación de montones de residuos de roca sin valor económico que suelen formar enormes montañas”.
  • Agua: “Alto consumo de agua que, generalmente, reduce la napa freática del lugar (agua subterránea), llegando a secar pozos de agua y manantiales. El agua suele terminar contaminada por el drenaje ácido de las minas”.
  • Aire “La contaminación del aire puede producirse por el polvo que genera la actividad minera, que constituye una causa grave de enfermedad, causante de trastornos respiratorios de las personas y de asfixia de plantas y árboles. También por emanaciones de gases y vapores tóxicos”.

Describe el uso de cianuro y derivados “que son muy tóxicos y perdurables en el tiempo”, de “productos químicos peligrosos” y se explica que la actividad genera “un vertido autoperpetuado de material tóxico ácido, que puede continuar durante cientos o incluso miles de años” (como lo sabe cualquier persona que haya visitado alguna vez minas abandonadas hace 100 años, que siguen drenando esos ácidos).

Sobre Transgénicos

El capítulo La transformación rural informa sobre el avance de la frontera agropecuaria. Este profundo proceso de cambio de uso de la tierra configura un verdadero reemplazo de ecosistemas naturales (pastizales, bosque y humedales) por agroecosistemas artificiales, simplificados y mantenidos por una intervención tecnológica intensiva y sostenida, con consecuencias para la estructura social de la población rural, cambios en la tenencia de la tierra y riesgos para la salud humana”. Agrega: “La soja transgénica, con una o dos siembras anuales, es en la actualida el cultivo predominante que impulsa el proceso de transformación agraria en Argentina”.
El manual describe qué es un organismo modificado genéticamente, comúnmente llamado transgénico, al que se le otorga la característica de “resistir al herbicida glifosato”.
Se explican las consecuencias sociales entre las cuales se señala la falta de compromiso de los pooles de siembra “con la planificación del uso de la tiera y su conservación”. También refiere “el endeudamiento y desaparición de amplios sectores de productores pequeños y medianos” con datos de los censos agropecuarios, y el éxodo de las poblaciones rurales, más evidente con el uso de las tecnologías intensivas “con la consecuente merma de la mano de obra necesaria”.
El manual plantea entre las consecuencias ambientales el “deterioro creciente del suelo y los acuíferos”, el “aumento poco controlado del consumo de pesticidas, herbicidas y otros agroquímicos que impactan en la fauna y la flora”, y los problemas y trastornos en la salud: “La absorción de pequeñas dosis de agroquímicos se traducen en afectaciones de la salud que van desde intoxicaciones a daños potenciales del material genético celular”.

Off the record

El trabajo es prologado por Mussi, Simeone, y Fernando Melillo, y figuran en la realización de contenidos la Secretaría de Ambiente, el Ministerio de Educación y la fundación Educambiente. Tan guardados como los libros parecen estarlo los funcionarios y funcionarias que podrían dar explicaciones sobre el tema, excepción hecha del clásico off the record que brindó a Mu una elevada y asombrada fuente oficial: “La verdad es que se hizo el trabajo, se mandó a todas las provincias para que las áreas de Educación estuvieran en cada caso al tanto de los contenidos, y nadie dijo nada. Para cuando se presentó yo creo que pasaron dos cosas: obviamente los altos funcionarios no lo habían leído, y de ahí para abajo todos los intermedios tampoco. O algunos lo leyeron, y nadie estuvo en desacuerdo, o no percibió el efecto que podían provocar”.
¿Qué pensar del universo de funcionarios que recibió el manual y no hizo ni una lectura superficial? Respuesta en off: “Chantas”. La pregunta sobre qué cosas más importantes habrán estado haciendo no recibe respuesta alguna. “No tengo dudas de que en algún momento esos ejemplares se rescatarán y finalmente se distribuirán” dice la fuente oficial, otra demostración de que entre los distintos funcionarios y niveles oficiales existen disputas, incompatibilidad de caracteres, o reacciones mutuamente alergénicas.

Pensamiento único

Pablo Sessano fue de los primeros que denunció la decisión de no distribuir los libros. Es educador ambiental, especialista en Planificación del Medio Ambiente y reúne la condición de trabajar en ese rol técnico tanto para el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, como para el programa Escuelas de Innovación de Conectar Igualdad (Anses), además de asesorar a la Comisión de Cambio Climático en la Legislatura Porteña. “Esos manuales constituían una política pública que se suspendió de hecho por presión de las corporaciones a través de los propios ministerios, que no quieren una mirada crítica frente a estos procesos. Son manuales de absoluta calidad, extraordinarios, es la primera vez en la historia del país que el Estado genera un material de educación ambiental de este nivel. Lo que llama la atención es cómo el Estado se subordina de inmediato a la presión de los intereses corporativos”.
Otra idea: “No hay que olvidar que es material para los docentes, y plantea dudas, preguntas, para motivar la investigación y el aprendizaje. Si no hay ese debate, en las escuelas caemos en un pensamiento único que plantea que el agronegocio o el modelo de minería a cielo abierto son sustentables o los únicos posibles. Y ese pensamiento único que oculta los problemas, más allá de lo que cada uno opine, no sirve para educar sino para adoctrinar”.
Otra duda que se genera: se dice que frente a estos modelos productivos el rol de control lo tiene el Estado. “¿Quién puede creerle a un ministerio que va a controlar a la minería o las fumigaciones, cuando el propio Estado suspende sus políticas públicas en educación por presión corporativa?” se pregunta Sessano sobre este caso que es difícil definir si se trata de censura, autocensura, o silencio por conveniencia mutua, del que ni medios oficiales ni hegemónicos volvieron a hacerse cargo luego de que los manuales desaparecieron del mapa.

Otro peligro

La vicepresidenta de AAPRESID, María Beatriz “Pilu” Giraudo habló en 2013 en el programa Hombres de campo, entrevista que puede escucharse en la propia página de AAPRESID. Allí relata que su entidad activó también a AEA (Asociación Empresas Argentinas, que reúne a las principales corporaciones). Y que antes de estos manuales oficiales, habían entrado en contacto con editoriales educativas privadas (gracias a la gestión de la ex ministra bonaerense Silvina Gvirtz) y con la Cámara Argentina de Publicaciones, cuestionando citas en los manuales escolares sobre el tema del modelo sojero. Mencionó especialmente el caso de Ediciones Santillana, por uno de sus manuales para 5º grado al que adjudica “un abordaje totalmente basado en el desconocimiento, se habla de fumigaciones cuando en el campo y en la agricultura se hacen pulverizaciones”. La declaración demuestra las maniobras de estos grupos para controlar no sólo la información, sino los procesos educativos.
Santillana, a través de su gerente editorial Mónica Pavicich, tuvo la gentileza de enviar a Mu las páginas cuestionadas de aquel manual de 5º grado que ya ha quedado relegado por versiones más actualizadas. Se muestra, por ejemplo, un dibujo de un avión fumigando un campo, y un corte terrestre del subsuelo: “El producto que utiliza se introduce en la capa subterránea de agua, Después, el agua contaminada llega a un río y afecta a los peces que viven allí, y luego esa misma agua sale al mar. Así es como una acción en un lugar determinado puede afectar a zonas muy alejadas de donde se originó el problema”. En la página 56 explica qué significa la degradación de los suelos: “El uso prolongado de pesticidas y fertilizantes químicos provoca la contaminación de los suelos y las capas de agua subterránea. A ese tipo de contaminación se la conoce como contaminación por agroquímicos”.
Pavicich reconoce que recibieron llamadas de organizaciones como ACSOJA (Asociación de la Cadena de la Soja Argentina) con la que no tienen ningún inconveniente en intercambiar materiales y posturas acerca de distintos temas. “Pero los libros son solo herramientas para la tarea que realiza el maestro/a; es el docente el que, con su trabajo en el aula, promueve en sus alumnos el desarrollo de su pensamiento crítico”. Santillana sigue editando lo suyo, mientras 350.000 ejemplares guardados en un galpón muestran cómo puede intentar congelarse tras la enfermedad del silencio a esa sana intención de que exista pensamiento crítico.

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