CABA
Brigada Eva
Eva Giberti. Sus febriles 78 años la encuentran dando un salto: de referente feminista a funcionaria del Ministerio del Interior. Aquí comparte los misterios de ese trayecto.“¿Eva Giberti?… ¡Me acuerdo cuando enseñaba a masturbarse por televisión!”. El comentario aparece y no sé si es un recuerdo riguroso, cierto, pero, ¿cuánto importa? En todo caso lo que marca es otra cosa: cómo Eva Giberti es un nombre asociado al gusto por desacomodar las cosas; la figura de una señora que corrió los muebles de lugar, un poco a lo kamikaze, y se convirtió por eso en un mito al uso argentino (y femenino): Giberti es desde “la que planteó que Freud no había acertado una sobre las mujeres” hasta “la primera que defendió el derecho de los homosexuales a adoptar”.
Ahora tiene 78 años y está haciendo algo extraño para su edad y su historia: es funcionaria.
Cuando vamos al Ministerio del Interior para verla, resulta que ocupa la oficina 700 (el número puede dar una pista de lo que son ciertas reparticiones públicas). El despacho tiene un escritorio, una computadora de pantalla chata como un papel, una biblioteca con sus libros y nada más. Las paredes están lisas y peladas, sin cuadros, tan despojadas que parecen más blancas. Me pregunto por qué.
Eva nos prometió una hora de entrevista, pero va a hablar mucho más. La ventaja con ella es que hablar no le cuesta (“cuando empecé a hacer televisión, en Canal 7, prendían la cámara y me decían: hablá 15 minutos”); la desventaja es que resulta difícil adaptar la oreja a los nuevos tonos de su discurso. Así, elogia durante unos minutos interminables a Aníbal Fernández, cuenta cosas reveladoras sobre la prostitución infantil, dice que acá está “en el riñón del poder”, repasa tramos clave de su vida: la fama temprana, el encarcelamiento de su hijo, la soledad. Cuando no se acuerda de un nombre después de una hora de entrevista, se impacienta:
–Falta de memoria: es la tercera edad.
Así pasa otra hora, y media más. Habla, y en la antesala un comisario espera ser recibido. Ella sale a disculparse dos veces por la demora. Cuando la entrevista termina se cumplieron casi tres horas y el comisario ya no está.
El periodismo
Eva nació en Buenos Aires el 21 de mayo de 1929. Su primer título fue el de maestra normal, pero se hizo conocida como periodista a principios del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu. Estaba recién divorciada, (“Hernán tenía tres años”, recuerda), todavía no se había recibido de psicóloga pero ya era asistente social y para mantener al hijo había empezado a trabajar en la revista Mundo Argentino.
Una denuncia sobre malos tratos a los adolescentes detenidos en la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez la llevó a ofrecerse para investigar el caso. Aprovechando su condición de asistente social, entró a la Colonia y la recorrió con dos fotógrafos: “Fuimos un domingo porque sabíamos que el director no iba a estar”. Durante la visita, con la guía de los internos, se las ingeniaron para llegar a las celdas de castigo. Los fotógrafos tomaron imágenes de los chicos golpeados. “Hicieron fotos de las espaldas marcadas y además, encontraron los chicotes que los celadores usaban para azotarlos, unas lonjas de cuero crudo manchadas con sangre”. Las robaron: uno de los fotógrafos las sacó ocultas en la caja de su cámara.
Esa noche la revista publicó la primera de una serie de notas con el título “Operación Desamparo”. “Nos llaman de la Casa Militar, nos dicen que no iban a tolerar ese tipo de prensa amarilla y que el Presidente quería vernos. Aramburu había asumido hacía poco y éramos bastante inconscientes, no hacíamos una lectura política de la situación. Vamos a la Casa de Gobierno y Aramburu nos dice que lo que habíamos hecho era poco serio. Entonces el fotógrafo abre su caja y pone los cueros con sangre sobre la mesa. Aramburu se quería morir”.
Al año siguiente fundó la sede argentina de Escuela para Padres, que introdujo el psicoanálisis en los medios. La Escuela empezó como una columna en el diario La Razón –que en esa época tenía una tirada masiva de 500 mil ejemplares–, y reuniones con los padres a nivel privado; tenía un enfoque crítico del autoritarismo en los colegios y en las familias.
Eva seguía con las investigaciones sobre la violencia. Por ejemplo, mientras trabajaba en los consultorios externos de la Cátedra de Pediatría del Hospital de Niños armó una encuesta sobre si las madres les pegaban a sus chicos. Para abarcar a todos los sectores sociales, extendió el estudio a consultorios privados. Había supuesto que ninguna encuestada reconocería el castigo, o que lo disimularían. Pero sorprendentemente no fue así: las madres admitían los maltratos e incluso describían de qué manera los llevaban a cabo. “Vimos cómo los castigos formaban parte de una pauta cultural transmitida de padres a hijos, respaldada por la necesidad adulta de expresar agresividad y aceptada como una forma de educación”.
Los mitos
La Escuela existió desde 1957 hasta 1973. En el medio, Eva hizo televisión (Buenas tardes, mucho gusto; Sábados circulares de Mancera), formó pareja con el pediatra Florencio Escardó –25 años mayor que ella– y tuvo a Vita. Su segunda hija nació de parto vertical, en cuclillas, para pujar mejor. Giberti había cuestionado lo artificial del parto horizontal, cómodo para el médico pero no para la madre ni para el niño. Fue unos de los primeros nacimientos de este tipo realizados en las clínicas argentinas.
Las fotos de la época la muestran con una belleza altiva. Ya era reconocida por su pelea por la igualdad de género y los derechos de los niños y acumulaba premios por su labor periodística y televisiva. Le pregunto por aquello de enseñar por televisión a masturbarse “Que enseñara no; eso es algo que la gente tiene que aprender por su cuenta –contesta–. ¡También dicen que yo decía que estaba bien que los chicos saltaran sobre los sillones!”.
¿Y no es verdad?
¡Nooo!, jamás lo dije en la vida. Es que cuando entrás al mito te hacen decir cualquier cosa.
¿Qué significaba, entonces, en aquellos años trabajar cuestiones de género?
En la década del 60 los artículos sobre la mujer eran agitativos, no había estudios desarrollados, así que escribía desde la indignación. Por ejemplo, a principios de los 70 hice una nota en Damas y Damitas, que dirigía Julia Constela, diciendo “la virginidad es un estado del alma”, con una descripción de lo que es el himen. Y secuestraron el número. Después creamos el primer movimiento de psicoanálisis y género, éramos jugadas porque en esa época el psicoanálisis era sagrado. Metimos una cuña fuerte contra el trabajo psicoanalítico ortodoxo, ese de la inferioridad de la mujer y otros disparates freudianos.
La cárcel
En 1973, su hijo Hernán Invernizzi fue detenido cuando estaba haciendo el servicio militar, acusado de abrir las puertas a un grupo del Ejército Revolucionario del Pueblo que intentó copar el Comando de Sanidad del Ejército. Lo condenaron a cadena perpetua. En la casa de Eva el teléfono dejó de sonar. “Me quedé con cinco amigos. Toda la gente de radio y televisión, el periodismo, nunca me volvieron a llamar, ni siquiera para preguntar si estaba resfriada”.
Empezó otra época, de visitas a la cárcel. “Íbamos con Vita a Magdalena. Como el penal quedaba más cerca de La Plata, nos instalábamos en un hotel los viernes para poder visitarlo el fin de semana, hasta que el propio Hernán nos avisó que se estaban llevando mucha gente en La Plata”.
De las visitas y las requisas a los familiares (Hernán pasaría también por Caseros y Devoto) Eva escribió Mujeres carceleras, un grupo en las fronteras del poder. “Fue una de las mejores cosas que escribí en mi vida, un folleto totalmente psicoanalítico, pero en el que pude describir las requisas y el modo de funcionar de las guardiacárceles. Lo editó la apdh”.
Cuando volvió la democracia, Hernán cumpliría un récord como preso político, al pasar 12 años y nueve meses privado de su libertad. Eva, que había acompañado a Madres y Abuelas desde los tiempos difíciles, eligió como nuevo abogado defensor a Florencio Varela, un ex funcionario de la dictadura. “Yo había tenido como primer defensor al coronel Luis Perlinger que patrocinó a Hernán como soldado y él mismo después fue preso; después hubo un par de abogados de derechos humanos que se acercaron, pero era un caso de justicia militar, era muy complicado y en esa época no era fácil representar a un preso político, no era que estuvieran todos locos por hacerlo. Entonces mi abogado personal me propuso consultar a Florencio Varela. A esa altura iba a ver a quien fuera. Me valió, por supuesto la hostilidad de la gente de los organismos de derechos humanos, cosa que yo puedo entender, pero había que sacarlo a Hernán de la cárcel”.
El programa
En el programa Las víctimas contra la violencia que hoy coordina, una de las medidas que implementó fue la creación de una Brigada Niños y Niñas, un patrullero camuflado que sale a recorrer las calles.
¿Hay más prostitución infantil?
Sí, hay más.
¿Por qué?
Porque son los clientes los que están en crecimiento. O sea, la convicción de los sujetos de que pueden disponer de las nenas es una convicción en aumento. No sólo acá, sino en el mundo.
¿Cómo son los prosituyentes?
No hay un perfil, quiero decir que puede ser cualquier padre de familia o cualquier muchacho que crea que así le es más fácil. Cuando un sujeto se interesa por una niña de 12 años en realidad lo que busca es eliminar a una testigo de su sexualidad, porque si vos le pagás a una mujer que ejerce la prostitución, la mujer es una testigo inteligente de lo que vos hacés. Se trata de una sexualidad que tiene más que ver con el goce del abuso del poder que con la sexualidad en sí.
La brigada está integrada por una psicóloga, una asistente social y dos policías que salen de recorrida con una camioneta camuflada. Cuando encuentran un auto que trata de acercarse a una nena o cuando la nena ya subió y está teniendo sexo, la camioneta se acerca, bajan dos oficiales de policía, golpean la ventanilla y detienen al prostituyente. Lo más difícil, cuenta Giberti, es la reacción de las niñas. “Son víctimas que no saben que son víctimas, ni se dejan tratar como víctimas. Forman parte de un problema grave porque lo que hacen es pedirnos que nos vayamos y las dejemos ‘trabajar’ tranquilas”.
¿Entonces?
Lo único exitoso es que detenemos al tipo, y es relativamente exitoso porque los jueces tienden a liberarlo.
Al problema con los jueces lo vieron desde la primera intervención. “Fue a una cuatro por cuatro en la que iba un señor. Las colegas ven que sube una niña, los policías bajan, golpean el vidro, ‘identificación, Policía Federal’. Ahí descubren que la niña, que debía tener 14 ó 15 años, era travesti. Ella salta por la puerta de atrás, pierde un zapato y se va corriendo. El señor estaba in fraganti, porque la evidencia de su pantalón era indiscutible, así que lo llevamos detenido por corrupción de menores, pero el juez lo liberó”.
Poco después se toparon con lo mismo al detener a una cafishia. “Las colegas ven el movimiento de las chicas en la esquina, miran en los alrededores, localizan a una señora en la cuadra que les parece sospechosa. La detienen y la señora tiene una lista con los nombres de todas las chicas, ésta cien, ésta debe tanto, etc. Y al juez no le pareció que esto fuera algo digno de ser investigado, aunque la señora era evidentemente una rufiana. Y lo que finalmente pasó fue que los rufianes se dieron cuenta de que es un peligro tenerlas en la calle porque nosotras llegamos, entonces, ¿qué han hecho? No están más en la calle. Las nenas están en un boliche con un celular. Las llaman y hacen la cita en un departamento que está metido dentro de un consorcio. Las han sacado de la calle”.
El poder
Misterios del poder: Giberti dice que le dan todo lo que pide, pero al final de la entrevista, mientras hacemos las fotos, le pregunto por las paredes sin cuadros. Qué raro que no tenga ninguno. “Traje una reproducción de Pettoruti. ¡Pero no consigo que lo cuelguen!”, confiesa. Hago la cuenta: asumió en marzo de 2006.
¿No pasa lo mismo cuando pide algo más arriba?
No, no. Me dan todo. Esto es estar en el riñón del poder. (Acá siguen cinco minutos de elogios para el ministro Fernández)
Así que no encontró ninguna…
No, no: acá la única complicación que encuentro es que no conozco de Derecho Administrativo. A veces hay cosas que quiero hacer rápido y los tiempos administrativos son lerdos.
No da más detalles; rechaza toda posibilidad de meterse en el tema: “Yo entré a este Ministerio ya siendo Eva Giberti, por lo cual fue muy fácil para mí levantar el teléfono, llamar a determinada gente, a jueces, toda gente amiga o que si no es amiga me atiende. Así hice la gestión, llamando por teléfono”. Le comento que en la página oficial del Ministerio aparece como “socióloga”. “Ya lo vi (se pone de evidente mal humor) Pero no lo escribió el Ministerio, sino un periodista para un diario de la provincia de Buenos Aires”.
Las denuncias
El programa tiene tres brigadas: además de la Brigada Niños y Niñas, hay otra contra la violencia familiar que asiste a la gente en el momento mismo de la violencia, en la calle o en el domicilio, y la tercera interviene en comisarías, cuando llega la víctima de violación. Acompañan a las mujeres para que mantengan la denuncia y el violador sea identificado; se aseguran de que reciban la píldora del día después y el kit contra infecciones. “Trabajamos en la calle. Por ejemplo, cuando nos llaman para denunciar un hecho violento –puede llamar la víctima, una escuela, los vecinos–, llega primero el patrullero porque si el sujeto está armado hay que desarmarlo y pegadito llegamos nosotros, y ahí hacemos un acta, vemos si hay que serenar, si hay que llamar al same, nos subimos a la ambulancia con ella, le buscamos un refugio si es necesario. Trabajamos en la urgencia, no somos una oficina de asistencia a la víctima.
¿Por qué?
Porque el Gobierno de la Ciudad ya las tiene, ¿por qué vamos a repetir? Ponemos toda nuestra energía en lo que no existe.
Las estadísticas mostraron que el 56 por ciento de las víctimas de violencia son mujeres, más un 15 por ciento de niñas y un 15 por ciento de niños. Hay un 9 por ciento de hombres y en el 5 por ciento de los casos restantes no hay una distinción clara entre el agresor y la víctima. “Es decir que se da lo que se denomina violencia cruzada”. Los datos corresponden al período entre noviembre de 2006 y marzo de 2007, en el que atendieron 453 casos. Como el programa es nuevo, no se ha medido todavía si hay una tendencia a denunciar más los hechos de violencia que antes.
Al armar las brigadas, Giberti encontró que lo más difícil era conseguir gente preparada para trabajar en la calle. “Necesitaba cien personas de base, entonces colgué en Internet el pedido que decía ´psicólogos y trabajadores sociales, con matrícula´. A la primera llamada hubo 5 mil currículums. Bueno: a mí me costó llegar a rescatar cien”.
¿Cuál fue el problema?
Que las universidades no forman gente para trabajar en terreno, mucho menos para trabajar con víctimas. Las niñas prostituidas no existen en el plan de estudios, como no existe la trata de personas. Hacíamos entrevistas a gente con currículums maravillosos, pero cuando empezábamos el diálogo veíamos que tenían la cabeza llena de escuela francesa y ni idea de su país. Las facultades son guetos en los que la gente se forma para trabajar exclusivamente en el consultorio.
La entrevista ya está terminando. Antes de irnos, pedimos ver el centro de atención telefónica del programa. Una secretaria nos acompaña por el interior del edificio. El Ministerio tiene una arquitectura desconcertante: un ascensor moderno, pasillos con olor a hospital, una escalera de mármol que no conduce a ningun lado (sería más exacto decir que desemboca en un pedazo de cielorraso agujereado). Finalmente, llegamos a la sala donde dos psicólogos esperan los llamados. No es nuestro día de suerte. En el rato que estamos el teléfono no suena. Me pregunto cuánto podrá hacer Giberti en este lugar. ¿Hacía más antes? ¿Cómo miraría aquella Giberti de 30 años a la actual? Ella dice que en el cargo aprendió a esperar. “Yo siempre he sido una persona de presionar, pero ahora, acá, la necesidad me está enseñando a ir con ciertas estrategias”.
¿Por ejemplo?
Si quiero allanar un prostíbulo donde hay chiquitas, puedo allanar ya, pero si le pido a inteligencia de Gendarmería que siga a la red, es posible que cuando finalmente allane, allane en firme..
¿Qué le dio más poder, este lugar o…?
(Giberti no deja terminar la pregunta y anticipa su respuesta) Esto me dio un ejercicio del poder protegido. Éste es un tipo de poder que yo desconocía.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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