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Emiliano Hueravilo: Una nueva generación de derechos humanos

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La desaparición de Julio López puso en evidencia la impotencia del Estado y la división de los organismos, pero también la presencia de nuevos actores que sostienen un viejo reclamo: aparición con vida. Esta conversación con Emiliano Hueravilo, un referente de HIJOS. La Plata, revela los alcances de este recambio.

Emiliano Hueravilo nació en donde se gestó la muerte. Fue un 11 de agosto de 1977 y en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (Esma), un ámbito de formación militar convertido por la dictadura en paradigma del terrorismo de Estado. Mucho tiempo después se enteró de que allí compartió diez días con su padre y su madre, Mirta Mónica Alonso, una militante comunista que había sido secuestrada en el velatorio de su abuelo. En medio del cautiverio, ella marcó la oreja de su hijo con una aguja caliente: presentía que los iban a separar, pero no renunció a la esperanza de que su hijo creciera en libertad. Cuatro meses después, el bebé apareció en el hospital Pedro Elizalde con una nota que informaba su fecha de nacimiento, peso, nombre y apellido. Ese bebé se transformó en el primer nieto recuperado. Y aquella huella indeleble se convirtió en un mandato irrenunciable para este joven de 29 años: exigir justicia para sus padres y el resto de los treinta mil desaparecidos. Ahora, sumó a ese reclamo de aparición con vida el nombre del 30.001: Jorge Julio López. Convertido en uno de los referentes de la agrupación HIJOS, de La Plata, Hueravilo encabeza marchas, acciones y gestiones que claman por Julio Jorge López, el jubilado albañil que desapareció después de haber dado un contundente testimonio en el juicio oral y público que condenó a prisión perpetua al torturador Miguel Ángel Etchecolatz.

Hueravilo junto a miembros de la Asociación Ex Detenidos-Desaparecidos comenzó a buscar a López en hospitales y comisarías el mismo día en que –como él dice, conjugando una especie de pasado continuo escalofriante- “empezó a desaparecer” por segunda vez. Nunca creyó que alguien que habia sido capaz de reconocer en público a sus ex represores, de describir con precisión escenas de asesinatos y de recorrer centros clandestinos de detención para señalarles a los jueces dónde y cómo se torturaba pudiera, de pronto, caer en un shock emocional. Enseguida, entonces, responsabilizó a la Policía Bonaerense del secuestro.

¿Por qué?
Primero, porque López denunció a mucha gente que participó en la dictadura y todavía está en actividad en la Bonaerense. Además, muchos de los denunciados viven en Los Hornos, el mismo lugar que él. Pero hay otra cosa: cuando nos reunimos con León Arslanián (el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) nos dijo que él creía que López estaba desaparecido y eso significaba un costo político muy grande para el gobierno de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación. Concretamente nos dijo que tiene 60.000 hombres en su fuerza, pero que hay 20.000 que no controla.
¿Y les dijo quién los maneja?
Se habló del grupo de los Sin Gorra, que son miembros de la Bonaerense depurados durante su gestión.

Estado y derechos humanos
El mismo día que h.i.j.o.s. se reunió con Arslanián apareció un cuerpo calcinado con un tiro en la frente. Hueravilo se enteró antes de que la noticia saliera en los medios y organizó junto a sus compañeros una marcha frente a la Gobernación bonaerense. “La versión que salió de la DDI (Dirección Departamental de Investigaciones de la Policía Bonaerense) de La Plata era que se trataba de López. En media hora reunimos 600 personas. No vamos a permitir estos manejos que quieren meter miedo”, dice. Rápidamente, la información oficial descartó que ese cuerpo fuera el del ex albañil y el hallazgo quedó en el olvido mediático y social. Pero Hueravilo no lo olvida: “Más allá de que no sea López queremos saber quién es. No puede ser que haya un tipo muerto y nadie se preocupe por saber qué pasó”, se fastidia.
En menos de dos meses, en La Plata hubo siete marchas reclamando aparición con vida. En una de ellas, el espacio Memoria, Verdad y Justicia, junto al Frente Darío Santillán, la Corriente Clasista y Combativa y el gremio de los astilleros navales cortaron todos los accesos a La Plata durante cinco horas. “Aprendimos de nuestros compañeros piqueteros”, subraya Hueravilo. Y agrega: “Los medios no lo difundieron porque hablar de López debilita al gobierno”.
Hueravilo habla con bronca, sentado en un bar frente a la Comisión de la Memoria bonaerense. A unas mesas de distancia está sentado Emilio Pérsico, vicejefe de Gabinete de la Provincia y líder del Movimiento Evita. Ambos se conocen, pero no cruzan miradas. En la primera marcha por López realizada en La Plata tuvieron duros cruces. “Vinieron a copar el espacio, como lo hicieron en la primera movilización a Plaza de Mayo y en el acto por los 30 años del golpe”, acusa Hueravilo.
¿Por qué cree que al gobierno le interesan esos espacios?
Me imagino que creen en el desgaste y en la posibilidad de diluir las distintas marchas. Pero esto va más allá de las peleas políticas: desapareció una persona por el aparato de el Estado. Eso es lo que pasa.
Algunos organismos de derechos humanos ubican al gobierno como víctima de la desaparición de Julio López. ¿Cuál es su posición al respecto?
Para mí el gobierno tiene responsabilidad porque no investiga como debería hacerlo. En la provincia nadie nos recibe para explicarnos cómo van las investigaciones. Hoy trabajan en el caso López la Bonaerense, la Policía Federal, la side, Gendarmería: son cuatro fuerzas estatales y no pueden encontrar a un tipo. López no fue chupado por la tierra. Queremos saber qué se está haciendo. No nos alcanza con un discurso político del Presidente en Misiones o una conferencia de prensa del gobernador en la Casa de la Provincia. Queremos información y aparición con vida ya. ¿Cómo no va a haber responsabilidad del gobierno? Etchecolatz fue a presenciar su sentencia con un chaleco antibala, provisto por el Estado. Cuidaron a un genocida, pero no a un testigo o a un querellante. Además, durante el juicio, ya habíamos sufrido intimidaciones. Y después también. Hubo un compañero de Capital, Ramiro González, a quien subieron a un auto –esta vez no un Falcón, sino un Polo-, le pegaron, le mostraron fotos para que reconozca gente, le tomaron las huellas, le mostraron armas y dos horas más tarde lo dejaron tirado en Liniers.
¿Cómo repercute la desaparición de López dentro de los organismos defensores de derechos humanos en un momento en que se cumple con el reclamo histórico del juicio y castigo a los represores?
¡Qué pregunta! Algunos organismos, en un primer momento, dijeron que López estaba perdido, que era un hombre mayor, que tenía nubes. Después tuvieron que reconocer que no era así, que estaba muy consciente de lo que hacía. Creo que Estela (Carlotto) y Hebe (Bonafini) fueron funcionales al gobierno nacional. Yo las respeto un montón y con Hebe muchas veces coincidimos en muchas cosas, pero ahora tenemos diferencias políticas. Los organismos de derechos humanos siempre tienen que tener por lo menos una calle de diferencia con el gobierno nacional. Porque, ¿a quién le vamos a exigir la aparición con vida de López? ¿Al policía de la esquina o al gobierno nacional? Los derechos humanos los viola siempre un Estado, y los viola también cuando hay chicos que se mueren de hambre o personas que no tienen trabajo. Nosotros lo denunciamos.
Pero este gobierno dice que los derechos humanos son su principal bandera, y argumenta que convirtió ala ESMA en un espacio para la memoria, anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, enjuició y condenó a represores.
Más allá de que este gobierno dice que es defensor de los derechos humanos, no lo será mientras haya torturas en las cárceles, mueran pibes en comisarías, continúe la misma política económica, falte educación, salud y trabajo. Que Kirchner se haya parado al lado nuestro en el acto de la esma no dice nada, más allá de la foto. Nosotros en ese momento dijimos lo nuestro y lo seguimos diciendo. Obviamente este gobierno fue hábil, no sólo en separar a los organismos de derechos humanos sino también a los movimientos sociales y los partidos de izquierda.
De alguna manera u otra, eso es algo que busca cualquier gobierno pero, ¿qué pasó hacia adentro de los organismos que hizo posible esta fractura?
En el tema de los desaparecidos no hay final feliz posible, pero que la figura del Presidente reconozca la lucha de treinta años de las Madres, que por primera vez puedan entrar a la Casa Rosada, es fuerte. Les abrió una esperanza. Aun así, las posiciones no son monolíticas: Nora Cortiñas estuvo en las marchas por López, se opuso al pago de la deuda, a la reforma de la Magistratura. Ella no acuerda con que Línea Fundadora de Madres se alinee con el gobierno.
Se podría decir, entonces, que las Madres recibieron un justo reconocimiento. ¿Los Hijos están en condiciones de tomar la posta?
Sí. Acá en La Plata fuimos los primeros que salimos a la calle, ese mismo miércoles que apareció el cuerpo calcinado. Nosotros vamos a seguir estando en la calle, en las rondas.
¿Los Hijos evitaron la seducción del gobierno?
Las banderas no claudican, uno sigue siendo hijo. Esa chapa nada ni nadie te la puede sacar, más allá de que pueda haber algunos que trabajen ahora en la Casa Rosada, en la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires o en el Ministerio de Defensa. Las banderas de lucha no se van a bajar, por convicción, por nuestros viejos y por toda la lucha que se generó durante treinta años. Queremos que esto no pase nunca más. Y no sólo los milicos fueron culpables de que sucediera, hubo muchos civiles cómplices, estuvo el poder económico que respaldó el genocidio para imponer un plan económico. No se termina el tema con Videla, Massera y Astiz.
Si no hay justicia
Para ser consecuente con sus palabras, Hueravilo organiza escraches no sólo a militares de la dictadura, sino también a sus colaboradores voluntarios. El 28 de diciembre pasado, por ejemplo, diseñó uno contra Néstor Siri, un médico acusado de asistir los partos en el centro de detención clandestino La Cacha. Actualmente, Siri trabaja en el Hospital de Niños de La Plata, el mismo lugar donde Hueravilo realiza tareas de enfermero en neonatología. En el último octubre, también escrachó a Néstor Beroch, un docente de la Universidad Nacional de La Plata que en los años del terrorismo de Estado se dedicaba a marcar alumnos militantes. Y el reciente 28 de noviembre le tocó el turno a Rodolfo González Conti, uno de los máximos jerarcas de la Bonaerense en tiempos del siniestro Ramón Camps. Pero esta vez los manifestantes no pudieron llegar a la casa: la policía los corrió a balazos de goma, gases y palazos. Era la tercera vez que escrachaban al mismo represor que, según Hueravilio, goza injustamente de prisión domiciliaria. Por esa razón, en las acciones anteriores le tapiaron la puerta y le colocaron alambres de púa en las ventanas de su domicilio.

El lema que acuñó H.I.J.O.S. siempre fue “si no hay justicia, hay escrache”. Comenzaron los primeros juicios y ya hay condenas, ¿por qué considera que hay que seguir con el escrache?
Por la condena social: queremos explicarles a los vecinos quién vive al lado. Van las dos cosas paralelas.
En Capital, sin embargo, hubo H.I.JO.S. que decidieron apostar a la justicia y dejar de lado los escraches.
Tiene que haber fuerza y voluntad política para sostener los dos caminos: escrache y justicia. Es mucho trabajo impulsar las causas judiciales, a veces hay que concentrar todos los recursos. Yo creo que hay que seguir en la calle para poder encontrar a nuestros hermanos y para que los milicos terminen todos en la cárcel efectiva, no alcanza con la prisión domiciliaria.
A pesar de las multitudinarias manifestaciones y conmemoraciones cuando este año se cumplieron los 30 años del golpe, en la última marcha a Plaza de Mayo que reclamó por la aparición de López prácticamente sólo había partidos de izquierda. ¿Qué pasó?
En marzo se puso todo el aparato y todos los medios a disposición de la memoria. Fue una puesta en escena. Esta vez estuvimos h.i.j.o.s.-La Plata, Ex Detenidos-Desaparecidos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Y también los partidos de izquierda. Eso es el espacio Memoria, Verdad y Justicia, que es el que organiza las marchas todos los 24, pero las rispideces que generó el acto por los 30 años hizo que las Madres se alejaran. Eso es una cagada.
¿Y qué pasó con la gente de a pie que se movilizó el 24 de marzo y está ausente en el reclamo por López?
Hoy la sociedad volvió a tener miedo. El secuestro de López fue para asustar. Creo, igual, que la sociedad sabe que esto no fue un mensaje sólo para las víctimas de la dictadura y que esto nos afecta a todos. Faltaría darle una vuelta de rosca para que el reclamo por la aparición de Julio se masifique.
¿El costo de lograr la prisión de Etchecolatz fue demasiado alto?
Fue un golpe durísimo, pero nosotros seguiremos reclamando la nulidad de los indultos. También, vamos a seguir trabajando para elevar a juicio la causa de la Comisaría 5ª de La Plata y la del represor Von Wernich, que era la que debía seguir después de Etchecolatz. Seguiremos reclamando la aparición con vida de López, pero no nos vamos a paralizar.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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