CABA
Genocidas en el barrio
Juan Miguel Wolk, procesado por torturas y robo de bebés, ya vive en Peralta Ramos. A pocas cuadras puede instalarse Miguel Etchecolatz. Madres, Hijos y vecinos explican por qué la calle sigue siendo clave para defender los derechos humanos. ▶ LUCAS PEDULLALa referente de la filial Mar del Plata de Abuelas de Plaza de Mayo, Ledda Barreiro, se enteró por teléfono de que el juez federal Ernesto Kreplak había concedido la prisión domiciliaria a Juan Miguel Wolk, responsable del centro clandestino Pozo de Banfield, procesado por más de 300 torturas y por el robo de bebés durante la dictadura. Y dice:
“Este hombre sabe dónde está mi nieto: él nació en Pozo de Banfield”.
El dato estremece.
“Es demasiada impunidad como para que no te vuelvas loca”.
Fue en febrero.
En marzo Abuelas, Madres, Hijos y vecinos organizaron un escrache. “Él está tranquilo, porque es un asesino frío y despiadado, pero lo hicimos para que por lo menos piense: ‘Otra vez estas viejas acá’. Fastidiarlo”.
¿Qué hacemos cuando el vecino del barrio es un genocida?
La respuesta, dice Ledda, es social.
Esta nota parte de una pregunta: cómo se construye.
Recuerdos de la muerte
Leda es mamá de Silvia Muñoz, militante de la Juventud Universitaria Peronista desaparecida el 22 de diciembre de 1976, pero su persecución se había desatado en democracia. “Comenzó con la CNU (Concentración Nacional Universitaria, organización parapolicial vinculada a la Triple A). Es más: la primera vez que fueron a mi casa el Presidente todavía era Perón. Había familias marcadas. Nosotros éramos una”. Esa primera vez que entraron a su casa fue en 1975. “Ahí supimos lo que era el terror. Y todavía no había llegado lo peor: la dictadura”.
Silvia y Alberto, su otro hijo militante, entraron en la clandestinidad antes del golpe. Ledda y su marido, junto a su hijo menor, Fabián, tuvieron que irse. “De día estábamos en casa y a las 6 de la tarde en punto, Fabián agarraba la bicicleta, salía y nos avisaba si habían llegado. Eran tres coches. Cuando avisaba, yo tenía la comida preparada, mi marido se sentaba al volante, poníamos todo en la olla y salíamos volando. Los tres coches nos seguían atrás a ver dónde dormíamos”. Al otro día, cuando regresaban, se encontraban con la casa desordenada. “Entraban todas las noches. Nosotros, todos los días a las 6, salíamos. ¿Sabés cuánto tiempo hicimos esa vida? Ocho meses”.
En el 75 lo llevaron preso a Alberto. Silvia, clandestina, le dice a Ledda que está en Mendoza. Viajan a verlo y cuando llegan Fabián grita: “¡Beto! ¡Beto!”. Señalaba un puesto de diarios: en la tapa de Los Andes la noticia era la captura de un “subversivo”. En primera plana, estaba la foto de uno de los detenidos, torturado. Era Alberto. Lo encuentran tras varias recorridas y amenazas. Lo pasan a disposición del Ejecutivo: estuvo preso durante siete años en distintas cárceles del país. Quedólibre en 1981.
Volvamos a la Navidad de 1976: Ledda se preparó para pasarla junto a su hija y su compañero Gastón. “Nos dijo que tenía que darnos un regalo. La última vez que la habíamos visto tenía un dedo fuera del mocasín. Pensamos: ‘¿qué regalo nos puede hacer?’. Pero en navidad llegó Gastón solo. A Silvia la habían secuestrado. Él nos contó que el regalo era el nieto. Estaba embarazada”.
“Mar del Plata tiene casi 600 desaparecidos, 10 centros clandestinos, aunque yo les digo lisa y llanamente campos de exterminio: yo estuve en uno. Para una ciudad de poco más de 200 mil habitantes, es mucho”.
Infierno
A Ledda la secuestran en el 78. “Hacía tres años que mi hijo estaba en la cárcel y dos años que mi hija estaba desaparecida. Decidimos volver, si ya nos habían destruido. A los diez días nos secuestran. La pregunta del millón es por qué, si ya tenían a nuestros hijos. Y también por qué nos sueltan. En eso consiste el terrorismo de Estado. Crea miedo. Eso circula. Después no se te arrima nadie. Y te largan, deshecho, roto”.
Estuvieron en La Cueva, el centro clandestino que funcionó en la Base Aérea de Mar del Plata. “Cinco metros bajo tierra. Ahí estábamos. No voy a hablar de eso”.
¿Cuánto tiempo estuvieron?
Casi cuatro meses. Pero Einstein dijo que el tiempo es relativo: no es lo mismo esta charla de dos horas que dos horas ahí adentro. Lo peor de todo fue saber dónde estuvo mi hija, cómo era el lugar. Es el infierno.
Piedra
A menos de 24 horas de la marcha número 2.000 de las Madres de Plaza de Mayo, con la expectativa sobre si el Tribunal Oral Federal de La Plata otorgaba la domiciliaria al genocida Miguel Etchecolatz en el Bosque Peralta Ramos y a días de las declaraciones a BuzzFeed en las que dijo “no tengo idea” si los desaparecidos “son 30 mil ó 9 mil”, el presidente Mauricio Macri arribó a Mar del Plata y los medios titularon que había sido apedreado, responsabilizando a la organización HIJOS.
La desmentida fue inmediata.
Tres hijas cuentan ese día.
Ana: “Hicimos una acción de fuerte contenido simbólico, pero se quiso instalar la victimización”. ¿Cuál fue la acción? En medio del breve discurso de Macri, se desplegó una enorme bandera de 60 metros con los rostros y nombres de los desaparecidos. Yamila: “Era muy impactante el silencio. Mucho silencio. No dijimos nada. No había nada más que decir tampoco. Solo la bandera. Después, sí: terminamos gritando 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, presentes, ahora y siempre”.
La noticia fue otra.
Rosana: “La idea fue instalar un enemigo externo para la gente”.
Paula Píriz, hija del periodista desaparecido Luis Píriz, subraya la verdadera acción: “La única piedra que recibió fue la bandera con los 30 mil. No tenían dónde esconderse”.
La mesa vacía
Una es hija de Enrique Pecoraro, desaparecido en 1979, militante de Montoneros. Su mamá, socióloga, también fue secuestrada: “La vinieron a buscar. Se robaron joyas, plata. La llevan a la ESMA. Estuvo cuatro meses. Después la liberan. De mi papá sabemos que lo matan, porque encontramos un expediente que dice que lo tenían fichado”.
Rosana Cassataro, hija de Daniel Cassataro y Alicia Ramírez Abella, vivía en La Plata con su familia. En febrero de 1977 secuestran al hermano de su papá y a su mujer. No militaban. “A partir de ahí mi viejo piensa que lo están buscando y pasamos a la clandestinidad”. Rosana tenía casi 2 años, su hermana tenía 3. En abril secuestran a la hermana de su mamá y al marido: a él lo agarran en la calle, lo llevan a la casa y lo matan delante de sus hijos. “Cuando vienen a secuestrar a mis viejos, el 6 de diciembre del 77, hacen un operativo con 15 autos, camión del ejército, bloquean toda la manzana. Los sacan encapuchados. A mi hermana y a mí nos sedan y nos sacan envueltas en sábanas. Los vecinos pensaban que nos habían matado”. Se roban todo. A la semana secuestran a la prima de su mamá, al marido y a su bebé de 5 meses. A Rosana y a su hermana las llevan a un hogar de niños por orden el Juzgado de San Martín. “Son 8 desaparecidos en la familia. No encontraron ningún cuerpo. Al bebé lo pudieron encontrar: lo tenía un comisario. Todos nosotros terminamos criados por nuestros abuelos. Era una mesa grandota, vacía: todos primos, sin ningún padre”.
Daniel y Alicia militaban en Montoneros.
Yamila Zavala Rodríguez es hija de Olga Irma Cañueto -militante de la Juventud Peronista y profesora de Ciencias de la Educación- y del diputado peronista Miguel Zavala Rodríguez. “Sucedió en la calle, el 22 de diciembre de 1976. Justo era Navidad: llegábamos con mi mamá y mi hermana con unas bolsas y vimos que enfrente venía mi papá. Cuando estábamos por encontrarnos, llega un auto y lo matan delante de nosotros. Lo matan ahí. A mi vieja se la llevan. Nosotras nos quedamos en la calle. Nos llevan a la Comisaría 10 y de ahí al Instituto Riglos, en Moreno. Estuvimos desaparecidas tres meses, hasta el 15 o el 20 de marzo del 77”.
Olga sigue desaparecida.
¿Y ahora?
Después de la marcha número 2003 frente a la Catedral, con los pañuelos blancos tatuados en el cemento marplatense, las tres Madres de Plaza de Mayo ayudan a pensar a MU.
Ellas:
Ángela Barili de Tasca, o Angelita, mamá de Adriana Leonor Tasca, militante de Montoneros junto a su compañero Gaspar Onofre Casado. Vivían en La Plata. Fueron secuestrados entre el 10 y el 15 de diciembre de 1977. Adriana fue llevada a la Comisaría 8° y a La Cacha. Gaspar fue visto en la ESMA. Adriana estaba embarazada de 5 meses. El 9 de febrero de 2006 Angelita se reencontró con Sebastián José Casado Tasca: es el nieto recuperado N° 82.
Herminia Soledad de Bernini, la Chiqui, mamá de Guillermo, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) desaparecido el 8 de noviembre de 1976.
Irene Molinari de Chueque es una de las Madres más jóvenes de la Asociación y una de las pocas que no tiene hijos desaparecidos: desde el 27 de junio de 1978 busca a su compañero, Marcos Daniel Chueque, con quien militaba en Vanguardia Comunista. Los secuestraron y los llevaron a la Base Naval. Los torturan. A Irene la liberan. Marcos sigue desaparecido.
Irene: “Lo más tremendo de Wolk es que al lado de su casa, cuando hicimos la marcha silenciosa, vivía una vecina que estaba embarazada. Cuando se entera, se desespera por tener a esa bestia ahí. Pero todo esto forma parte de una política: Macri ya había dicho, había dado señales, de que los derechos humanos para él son un curro. Hay una política de liberar a los genocidas. No es una casualidad”.
¿Cómo debe leerse esta época?
Irene: “Habilita a que se piense que un hombre de 70 años pueda estar en su domicilio aunque haya asesinado y violado a miles de personas. Habilita a seguir profundizando el odio como hicieron desde los medios y para crear miedos. Porque después de saber que un genocida anda suelto por la calle, caminando con impunidad total, ¿qué queda para nosotros?”.
¿Cómo se actúa frente a esto?
Irene: “Nosotras pasamos por una dictadura donde el silencio era salud. No teníamos medios de comunicación, nos manejábamos muy precariamente, las conexiones eran mucho más difíciles. Entonces, lo que hacíamos era hablar. Por eso las Madres decidimos estar en la calle para comunicarnos con el otro, con el ciudadano común, que no sabía o no quería saber lo que estaba pasando. Hoy tenemos otros medios que son las redes, pero lo importante es estar en la calle. No puede ser que esto ocurra tan livianamente: hay que reaccionar, discutir. Las Madres entendimos que juntándonos era la única forma de revertir una dictadura. Veníamos de experiencias e ideas diferentes, pero nos unía algo muy importante que era el amor a nuestros hijos. Fue el motor de nuestra lucha. Volcarnos a la solidaridad y al compromiso es la única manera de no tener que volver a empezar de cero, porque este gobierno está destruyendo todo”.
Ledda: “Tenemos el precedente que marcamos nosotras. Mujeres que no sabíamos de política, donde el hombre era culturalmente el amo y el señor. No es una metáfora cuando lo decimos: literalmente nos sacamos el delantal de la cocina y nos fuimos a la calle. Y cuando estaba prohibido, nosotras gritamos. Teníamos una consigna que empezaba diciendo: ‘Milicos, hijos de puta’, y en casa no puteábamos. Creo que hemos demostrado que se puede resistir, que nos podemos organizar, que es natural tener diferencias ideológicas, pero hay que ponerlas en pausa y decir: juntémonos”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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