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Represión en el comedor de Lanús: testimonios de una noche de terror
La Policía Local de Lanús reprimió un comedor del Movimiento de Trabajadores Excluidos en el que comen 100 chicos y 200 adultos por día. Hubo dos jóvenes detenidos de los que no se supo su paradero durante tres horas: los tuvieron esposados en patrulleros, golpeados y amenazados. Los efectivos también dispararon balas de goma y tiraron gas pimienta a mujeres embarazadas y niños. “Con un poco de agua sale”, dijo el secretario de Seguridad local, Diego Kravetz, quien reconoció que estuvo en persona en el lugar. La policía también tiró gas en las ollas con comida. El MTE convoca a una movilización el 4 de abril a la Municipalidad de Lanús para exigir justicia.
Los videos, comunicados y audios comenzaron a circular por WhatsApp durante la noche del jueves y a la medianoche la noticia ya era viral: un grupo de efectivos de la Policía Local de Lanús, bajo la coordinación del secretario de Seguridad y Movilidad Sustentable municipal, Diego Kravetz, reprimió el comedor “Cartonerito”, en Villa Caraza, perteneciente al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). El saldo fueron varias personas heridas (entre ellas, mujeres embarazadas), dos jóvenes detenidos y mucha comida desperdiciada. “¡Le descargaron gas pimienta a nuestra comida!”, dijo la cocinera del merendero, María Saracho, en un video que difundió el MTE. La policía tiró gas pimienta también sobre mujeres y niños. Consultado al respecto, Kravetz minimizó el hecho y dijo que “con un poco de agua sale”.
La presencia de Kravetz en el lugar fue confirmada por el propio funcionario en entrevistas radiales, en las que justificó el accionar policial en la persecución de un supuesto delincuente con pedido de captura que, para resguardarse, se había metido en el comedor. Los vecinos lo desmienten. “No es verdad que ingresó un prófugo al comedor”, dice a lavaca Juan Martín Carpenco, militante del MTE, que junto a vecinos y vecinas del lugar se movilizaron en la madrugada a la Comisaría 5° para exigir la liberación de los detenidos. “No le encontramos sentido, esto no tuvo nada que ver con un procedimiento legal”, dice Alejandro Valiente, otro integrante del movimiento.
El MTE convoca a una movilización el 4 de abril frente a la Municipalidad de Lanús para exigir justicia.
Vecinos nos mandan este video: el momento de la represión de la Policía Local de Lanús al comedor del MTE. Hay personas detenidas y heridas. pic.twitter.com/uGqt2khfnO
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) March 31, 2017
Qué pasó
Carpenco cuenta a lavaca lo que ocurrió:
“Fue alrededor de las 7:30, 8, porque era el momento donde estaban sirviendo la comida. Había 70 chicos dentro y otra fila de 70 afuera porque no entran todos en el comedor. Desde hace mucho tiempo andan por la zona operativos grandes del Municipio con todos los policías locales levantando motos. En un momento, paran un auto a 10 metros del comedor. Empezó una trifulca. La policía le tira gas pimienta al hombre y la gente se asusta y entran todos corriendo al comedor. Ahí estos tipos se vienen con todo el operativo al lugar, rompen la puerta, entran y empiezan a tirar balas de goma, gas pimienta a los chicos y tiran hasta dentro de la olla de comida. Fue terrible”.
Sigue: “Hay mujeres embarazadas con pérdidas, internadas todavía. Y se llevaron detenidos dos compañeros: uno tenía 17 años. Por suerte reaccionamos rápido y fuimos a la Comisaría 5°, el destacamento más cercano que tenemos y empezamos a pedir por la libertad. La conseguimos a la 1:30 de la mañana. Pero en todo ese tiempo no sabíamos dónde estaban: ni el comisario sabía. Cuando aparecieron, estaban muy golpeados. Cuentan que los tuvieron dos horas secuestrados y esposados dentro de un patrullero en un lugar oscuro, cerca de la vía, mientras les pegaban y amenazaban. Luego los llevaron a la Comisaría 9°, a cuarenta cuadras de donde estábamos”.
“No había ningún chico”
lavaca se comunicó con la secretaría de Seguridad y Movilidad Sustentable de Lanús para pedir el testimonio de Kravetz, pero aún no tuvo respuesta. El relato del funcionario pudo conocerse a través de tres entrevistas radiales en los programas Siempre es hoy (Radio Del Plata) Novaresio 910 (La Red), El Destape (Radio 10). Kravetz enmarcó lo hechos en un operativo conjunto con Lomas de Zamora en la que estaba interviniendo la Policía Bonaerense. “A unos 50 metros del límite Lanús y Lomas había un auto con tres ocupantes, un Ford Falcon rojo, que junto a un Fora gris se había tiroteado una semana atrás con la policía que venía en persecución de un motochorro. La Policía Local trata de identificar a los ocupantes del auto, uno de ellos se baja a las trompadas, tira un cuchillazo a otro policía y acto seguido se tira por la ventana de lo que resultó ser un merendero”.
Aclara: “No es que se hizo un operativo en el merendero: el delincuente entra y la policía se mete atrás. Nadie fue a reprimir un merendero, nadie fue a reprimir a nadie. Si alguien cometió un error, será sancionado”.
Le preguntan por los chicos que estaban adentro. Kravetz: “No había ningún chico”.
Sobre el gas pimienta: «A la salida hubo gas pimienta, no gas lacrimógeno. Con un poco de agua se sale».
Le preguntan si cree que la policía cometió excesos: “Lo tengo que mirar. La parte que uno ve es difícil. Agradecí mucho a Dios que no haya habido un herido, porque fue una situación muy violenta”. La violencia que describe Kravetz no es la de la policía, sino la de los vecinos: “Gente en los techos tirando piedras. Empezaron a sonar tiros: el auto que me llevaba a mí tiene un impacto de bala en la ventanilla y otro impacto en la cuneta. Yo creo que la gente en los barrios humildes recibe así a las fuerzas de seguridad por la mala relación con la que se han portado con los vecinos”.
Kravetz dice que se detuvieron tres personas: dos de ellas por resistencia a la autoridad.
¿Y el delincuente? “El delincuente se escapó de la policía”.
Si se tratara efectivamente de una persecución, el caso se agrava al sumarse al de la semana pasada en que la Policía Bonaerense persiguió a un auto hasta La Boca y terminó disparando a mansalva hiriendo de muerte a una mujer.
El relato de la cocinera
Uno de los videos que el MTE difundió es el que registra el testimonio de María Saracho, cocinera del merendero. Habla con las dos manos extendidas: muestra los perdigones de la policía.
Dice: “Yo soy la cocinera de 70 chicos. El menor es de 7 u 8 años, y después hay personas grandes, como 100, haciendo cola en la calle para llevar una olla de vianda para comer en su casa. ¿Te parece a vos que tenía que entrar así la policía, sin traer una orden y yo resguardando a mis criaturas ahí? Me tiraron todo el gas pimiento adentro de la comida”.
Señala los desperdicios tirados al suelo: “No es justo que los chicos se queden sin comer. Hay muchos chicos en la calle. Necesitan. ¿Por qué tenía que ir el intendente? ¿Por qué tenían que ir esos pitufos a tirar con pistolas 9 mm? Nos tiraron con escopetas”. Aclaración: en la provincia de Buenos Aires se conocen como pitufos a los efectivos de las policías locales por sus trajes azules.
“Yo a mi hija la mandé a la clínica porque tuvo una pérdida: está embarazada de dos meses. Está mal”. No es la única. “Había otras compañeras embarazadas. Una, enferma, tuvo que irse a su casa: embarazada de 5 meses. ¿Te parece a vos que la policía llegue a empujar, a patear, a derramarle gas pimienta? Hay heridos, más de 40. A uno le pegaron un culatazo con el revolver”.
Una marcha por justicia
Valiente cuenta que “Cartonerito” es uno de los 30 comedores que tienen por la zona de Fiorito y Villa Caraza. “Este lo abrimos hace aproximadamente un año y medio, lo cual habla de que se siente una presión en los vecinos de que la plata no alcanza. Allí van a comer 100 chicos. La matoría son hijos de cartoneros. También vienen muchos grandes, pero a ellos les da vergüenza y se preparan viandas. Por ejemplo: la mamá va a comer con su hijo pero se lleva comida para su marido. En total, por el comedor pasan unas 300 personas”.
Carpenco llama a movilizar el martes frente a la Municipalidad de Lanús. “Kravetz miente. Está atravesando una política represiva y de legitimación. Saben que allí funciona un merendero y es parte del mismo problema: la gente necesita del lugar para comer un plato de comida. Creemos que esto fue totalmente premeditado para que la gente reaccione. Por eso, como no queremos caer en provocaciones, convocamos a marchar el martes. Pedimos el procesamiento de los policías y, también, de los responsables políticos. Acá tiene que haber justicia”.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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