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Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

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“Queremos que este 1º de agosto sea el punto de partida para la unidad en defensa de los derechos humanos por encima de cualquier diferencia partidaria», dijo Sergio Maldonado frente a una Plaza de Mayo colmada a un año de la desaparición de su hermano Santiago. Una transversalidad de partidos políticos, movimientos y organismos de derechos humanos abrazó a la familia en el pedido de Verdad y Justicia. El cruce con el debate por el aborto y la sentencia de Daniel Solano. Qué significa este aniversario con la causa impune. Apuntes y testimonios para pensar la democracia en la calle. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.
Los aplausos de una Plaza de Mayo colmada abrazan a Sergio Maldonado que, otra vez de pie frente a una multitud, recuerda que hace un año desaparecía su hermano Santiago. «Sin la perseverancia y la exigencia de los familiares en la calle, ninguna causa puede llegar a la verdad», dice de frente a banderas y pañuelos verdes que potenciarán su discurso. “Queremos que este 1º de agosto sea el punto de partida para la unidad en defensa de los derechos humanos, por encima de cualquier diferencia partidaria», sintetizó.

Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


La respuesta es una ovación cerrada que demuestra que la condena social hacia el Estado argentino luego de la desaparición y muerte del joven de 28 años no cesó tras la aparición del cuerpo el 17 de octubre, sino que penetró en la sociedad bajo un reclamo de Verdad y Justicia que no se expresa sólo en palabras, sino en cuerpos en la calle.
Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


Y eso, Sergio, también lo expresa: «Debemos soltar a Santiago, como ese ser libre que era. Debemos entender que Santiago no es sólo de nuestra familia. Santiago trascendió y atravesó corazones de todas y todos aquellos que lo sienten propio. Santiago, vos sos al único al que le voy a jurar lealtad y compromiso de lucha, hasta ver que los responsables sean juzgados. Mientras tanto tratá de descansar como puedas y como te dejen. Te respeto. Te quiero mucho. Y si este gobierno es indiferente, nosotros decimos: “Santiago es solidaridad”.
Abajo, en la plaza, miles de personas sintieron a Santiago como propio.
Una vez más.
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Foto: Nacho Yuchark

La generación verde

A la Plaza ingresan banderas de La Poderosa, MST, PTS, Patria Grande, Poder Popular, Correpi, La Cámpora, MTR, Corriente Federal de los Trabajadores, Frente Milago Sala. Etcétera. No paran de llegar. Por Diagonal Sur. Por Rivadavia. Por Diagonal Norte. Por todos lados.
La Plaza se inunda de banderas de todos los colores y de jóvenes con pañuelos verdes color aborto legal, que no sólo comentan en la calle por el debate en el Senado que se vendrá el 8 de agosto sino, también, por los siete policías condenados a prisión perpetua por el homicidio de Daniel Solano, otro joven desaparecido en democracia. Sobre Hipólito Yrigoyen, y mientras empieza a sonar Las Manos de Filippi, hablan Karen (15), Carla (19) y María Ángeles (15). “Las nuevas generaciones toman muy en serio lo que pasó con Santiago. Sabemos que el Estado es responsable. Y que no puede pasar en democracia. Pero ahora vemos por primera vez todo lo que pasa con los militares. Ya sabemos que eso terminó mal”.

Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


Por Rivadavia, Azul lleva en la mano una hamburguesa vegana y, en el cuello, el pañuelo verde. Lo espera a Octavio, que se perdió unos pasos más atrás entre las banderas de partidos y movimientos que no dejan de llenar la Plaza. Tienen 18 años. Dicen que vinieron porque es importante recordar. Porque hay que conmemorar a Santiago. Porque hay que salir. Y Azul encuentra las palabras justas: “Santiago representa lo que el Estado es capaz de hacer sobre las personas que luchan por sus derechos”.
Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark

La conciencia y la unidad

Verónica -49 años, psicóloga- y Diana -68 años, jubilada- caminan juntas por Diagonal sur. Verónica tiene una receta para los males de época: “La única forma de salir de esto es unirnos. Lo de Santiago fue el Estado, que tiene que hacerse cargo. Los culpables tienen que caer. Santiago no fue el primero, pero por él el pueblo tomó conciencia”.
Diana: “No creí que en nuestro país pudiera volver a pasar algo así. Y si no salimos a decir nada, si no nos mostramos y exigimos Justicia somos un pueblo vencido”.
Verónica aclara: “Veníamos de una recuperación de derechos, y hay nueva generaciones que pensaban que eso era natural. No, fue una conquista que llevó mucho tiempo, desde la vuelta de la democracia. A mi papá lo mató la Triple A en el ´74, en democracia. Tenemos que contextualizar siempre dónde estamos. E historizar, para no olvidar, y así poder seguir realmente diciendo Nunca Más”.

Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark

Lecciones de democracia en la calle

Sofía, Mailén y Rocío llegan a la Plaza cuando suenan los primeros acordes de la banda Los Espíritus sobre el escenario. Las tres llevan el pañuelo verde en la mochila. “Vine por es un escándalo que las fuerzas de seguridad por las que tiene que responder el Estado hayan actuado con ese nivel de violencia y hayan terminado con la vida de un pibe que militaba”, dice Rocío, 27 años, empleada admnistrativa. “Un año sin respuestas”, cierra.
Mailén, 27 años, docente de primaria, subraya que tienen casi la misma edad que Santiago. “Siento que nos podría haber pasado a cualquiera de nosotras. Siento que la impunidad judicial está muy presente. Siento que no puede ser que haya aparecido en el río y nadie haya dado respuestas. Es muy grave. Sabemos que son muchos los pibes que mueren en los barrios pobres, en las provincias. Y siento, también, que no podemos permitir que esto siga pasando porque se nos están riendo en la cara”.

Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


Sofía, de 24, estudiante de trabajo social, menciona a los medios. “Es terrible cómo se protegió a la Gendarmería. Cómo ocultaron pruebas de todo. Cómo tratan a la víctima como victimaria, tal como hace el Estado. Y por eso estamos acá, para que se den cuenta que no nos relajamos. Que Santiago nos importa. Y que queremos justicia”.
Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


-Desde sus pañuelos verdes que llegan de Congreso y a una semana de la masiva movilización contra los militares en seguridad interior, ¿cómo llega este año?
Rocío: Estamos en un momento complicado con lo que tiene que ver libertad de derechos. Hay una clara resistencia del Gobierno nacional sobre todo lo que tenga que ver con libertades individuales y en decidir de una manera distinta a los funcionarios de turno. Por eso es importante, más que nunca, salir a la calle. Encontrarse con gente que opina como uno, milites o no, pero para poder expresarte. No tener miedo. Pelear por lo que a uno le parece justo. Y el lugar para hacerlo es la calle. Si lo pensamos desde lo que está pasando en el Congreso, con los argumentos bochornosos que escuchamos todos los días, decimos: “Ya que tenemos estos mamarrachos como representantes, por lo menos vengamos nosotres y plantémonos. Digamos que esto es importante. Que nos importa. Que es para nuestra generación y, también, para la que viene”.
Un año sin Santiago, sin respuestas y con la sociedad en la calle

Foto: Nacho Yuchark


Mailén: La historia de nuestro país nos demuestra que la única forma de lograr cambios es saliendo a la calle y estar todos juntos y juntas. Si lo pensamos desde el feminismo, hoy estamos más juntas y organizadas que nunca, y dejamos un sello claro: nuestro lugar es acá, en la calle, y no tenemos que resignarnos por más que el Gobierno nos ponga trabas económicas, sociales y políticas. Nos están atacando de todos lados, pero nosotros somos más. Y tenemos que estar todos juntos, ahora más que nunca.
Sofía: Ya no nos callamos más. Decían: “Algo habrá hecho”. Lo volvimos a escuchar con Maldonado. Pero estamos unidos. Vamos a pelear. Ahora no nos calla nadie.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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