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Los muertos vivos de «Corina mutante»

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Este viernes 23 de septiembre, desde las 19, los protagonistas y realizadores de Corina Mutante – un corto de terror que narra con ficción y humor lo que los vecinos viven cotidianamente a la vera del arroyo Sarandí-  presentarán en Mu, Punto de Encuentro una muestra fotográfica del backstage y darán una charla acerca de cómo se hizo el cortometraje. Los actores son los propios chicos del barrio y otros vecinos que llevan adelante protestas ambientalistas en el sur del conurbano bonaerense; el corto narra la historia de chicos-zombies del barrio a quienes se les ocurre una idea para interpelar al intendente y a los propios adultos sobre la contaminación del arroyo. Sangre y risas es la combinación propia de la productora de cine Cosa Mostra, que ganó los dos últimos festivales Rojo Sangre por voto del público, para el cual se reserva el estreno de la filmación. Pero, ojo, este viernes en Mu habrá sorpresa…
Los muertos vivos de «Corina mutante»El cronograma:

  • 19 horas: muestra fotográfica sobre el backstage de Corina Mutante y diferentes stencils con consignas de lucha ambientalista. La muestra se mantendrá hasta el final de la jornada.
  • 20 horas: breve exposición de cinco de los protagonistas o «pequeño encuentro de luchas urbano-industriales». Estarán presentes el Foro del Río de La Plata, los asambleístas del Río de Bernal, quienes se oponen a un proyecto de Techint en la ribera de Quilmes, la organización que reclama contra la planta del CEAMSE en Wilde y la de Sarandí contra la contaminación del arroyo del lugar.
  • 21 horas: Cómo se hizo Corina Mutante: charla a cargo de los realizadores y los chicos que participaron en la filmación.

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Los muertos vivos

(Nota publicada en Mu sobre esta experiencia cinematográfica y de denuncia).
En Sarandí, Avellaneda, hay muertos vivos, líquidos radioactivos y olores pestilentes. El Río de la Plata tiene un arroyo hijo que nace en Claypole y llega hasta Avellaneda contaminando todo a su paso. El arroyo Sarandí atraviesa casas y calles llevando los residuos que casi veinte empresas arrojan sin cuidado ni control. Los niños sufren distintas enfermedades respiratorias y en la piel. Los adultos también. Esto y más han reclamado los vecinos que desde 2009 buscan dar vuelta la historia, sin resultados. Todo es una gran película de terror. Y asimismo lo han encarnado, junto a la productora de cine independiente Cosa Mostra, en un cortometraje donde la ficción no logra superar esa realidad, pero sí vomitarla: con ustedes, Corina mutante.
En marzo de 2010, la Asociación Civil Vecinos de Villa Corina por un futuro mejor ya había llamado a otro original reclamo. Fue entonces que los vecinos eligieron a Miss Contaminación, pescaron residuos del Sarandí y pusieron música y letras a sus reclamos junto a bandas de la zona. El Arroyofest fue un éxito, aunque simbólico. Ahora los vecinos fueron por más. La idea del cortometraje nació de la amistad con los Cosa Mostra, una productora de cine de terror y especialistas del género. Aunque de terror, mejor hablar con los vecinos…
Los protagonistas son los niños. La historia imagina que son los únicos capaces de llevar adelante el reclamo, ante la indiferencia de los zombies adultos.  «El corto va a marcar un antes y un después en la lucha social de este barrio, porque interpela a aquellos que no hacen nada para cambiar todo esto», asegura Néstor Saracho, integrante de la Asociación Civil. En la escena final, serán más de veinte los chicos que rondan los 10 años pero tienen bien claro qué está pasando y de qué están actuando. Se divierten en las escenas que incluyen bombitas de agua podrida – que arrojaron sin piedad a este cronista-actor- y excitan cuando Cristián les grita «¡acción!». Pero Tadeo, 10 años, se pone serio cuando se menciona al Sarandí: a sus ocho años sufrió serias deformaciones en las orejas, nuca y rodillas que alarmaron a padres y médicos. «¿Vive cerca del Sarandí?», preguntaron los especialistas. «A 50 metros», respondió su padre Andrés, vecino y potencial actor de Hollywood: ahora las cámaras lo filman tirado, escupiendo sangre (o agua con colorante) y manchándose la camisa que lo viste de empresario amigo del intendente. Tadeo ríe a carcajadas.
Así como esta escena, el guión fue escrito en conjunto por los vecinos y otros amigos que se sumaron a la propuesta. Así llegó, por ejemplo, Leopoldo, vecino de Quilmes y conocido por los sarandienses en otra lucha de la zona sur: la que denuncia la fraudulenta apropiación de la costa de Avellaneda-Quilmes por parte de Techint, y va en contra de un proyecto inmobiliario que atenta contra una reserva natural. Leopoldo encarna el personaje del jefe comunal Forroresi – cambiose la «o» por una «e», en honor al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y a todo político que promueve iniciativas empresariales en desmedro de la salud- que niega acusaciones y termina linchado por los propios niños zombies.
Sandro y Andrea, y sus tres hijos, demuestran que la metáfora de los zombies lejos está de ser ficticia. Ahora están maquillados y también se asimilan físicamente. Pero se levantan cada día entre el arroyo y una fábrica de plásticos que arroja sus residuos a las puertas de su rancho, literalmente. Viven en el barrio Villa Luján hace un año, donde el arroyo está a cielo abierto, y fueron más de veinte veces a tocar la puerta de la Intendencia. Jorge Ferraresi les dijo dos cosas: «Ustedes están ahí porque quieren» y «Si siguen hinchando no van a vivir al lado del arroyo, van a ir adentro». Sandro muestra las piernas de uno de sus hijos, con sarpullidos por corretear en la puerta de la casa, que es la ribera del arroyo. «A veces me despierto por el olor», dice todavía maquillado, ya terminada la filmación y devuelta en su hogar. Cuando las cámaras no los muestran, también viven muriéndose.
La escenografía es la realidad misma. Las primeras escenas del corto se rodaron en la propia casa de Sandro. Las finales, en cambio, se trasladaron a una plaza recientemente inaugurada por la gestión Ferraresi. El pasto es verde y prolijo, hay juegos, una cancha de fútbol. Lo que no saben los niños que allí juegan es que estudiantes de la Licenciatura de Biotecnología de la Universidad de Quilmes comprobaron que los suelos están cargados de metales pesados, potencialmente tóxicos. La plaza, efectivamente, está edificada sobre el lecho del arroyo Sarandí. Una de las paredes reza: «La ciudad es de todos… Cuidémosla».
Todo esto lo usaron los vecinos para hilvanar la historia de la lucha por el saneamiento del Sarandí. Lo único que se ha intentado hasta la fecha es un entubamiento a medias, que no corta las conexiones clandestinas de las descargas fabriles. Tampoco hay control de esas emanaciones ni de las fábricas a la vera del arroyo. Por expreso pedido de los vecinos, la Secretaría de Producción, Política ambiental y Empleo, registró en la ribera veinte fábricas que manipulan desde metales y productos químicos, hasta alimentos y curtiembres. El informe data del 12 de mayo de 2010, y sobre el final dice: «Asimismo, no hay registro de las firmas XXX. Y que los organismos públicos tales como AySA, el ADA y el OPDS de la Provincia de Buenos Aires que controlan el vertido de los efluentes líquidos de las empresas, no informan de sus actuaciones (inspecciones, toma de muestras, sanaciones, etc.) a la Municipalidad». También la basura domiciliaria alimenta la suciedad. A la altura de Almirante Brown, donde el arroyo se llama Las Perdices, la experiencia de un entubado mal hecho enseña que sólo es un parche estético. Dice Saracho: «En las condiciones actuales de degradación ambiental y social, creemos que el entubamiento no ayuda a la bioremediación del arroyo. Antes hay problemas de vivienda, de descargas ilegales de residuos industriales…». Mientras tanto, los vecinos continúan recolectando diagnósticos de hinchazón de piel, casos de polineuritis, cromo y mercurio en sangre y otras enfermedades respiratorias que causa la contaminación del arroyo. Estas y otras serán las pruebas que desde la Asociación Civil Vecinos de Villa Corina quieren presentar a mediados de año en los Tribunales Federales de Quilmes, reclamando el cese de la contaminación y la instalación de plantas de tratamiento de residuos.
Los Cosa Mostra harán de esta historia un recorrido por la delgada línea entre el terror y el humor. Sus producciones cuelan la risa entre escenas descabelladas de zombies y sangre. Su aporte completa la idea de ponerle imaginación a una protesta que agotó recursos, y ahora interpela la indiferencia en el barrio. En palabras de Saracho: «Para entrarle a la gente hay que salirse un poco de las recetas convencionales al organizar una protesta. Por eso el Arroyofest. Por eso el cortometraje». Mientras se cocina la edición de las tomas filmadas, auguran una presentación en Mu.Punto de Encuentro a mitad de año, tras presentarlo en el festival de cine Rojo Sangre que se celebra todos los años y en los que Cosa Mostra viene de ganar los últimos dos por voto del público.  La presentación oficial será en la Plaza Ismael Moreno de Sarandí, fecha a convenir, donde se filmó parte del cortometraje. También irá girando por escuelas y organizaciones barriales, acaso para que los zombies despierten.

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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

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Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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