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Cuatro años sin Lucía y sin justicia

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Mar del Plata y Buenos Aires quedaron unidas por las movilizaciones a cuatro años del femicidio de Lucía Pérez. La familia logró que se anule el patético juicio realizado en Mar del Plata, en el que se había convalidado  la impunidad con argumentos de un machismo vergonzoso, cargando culpas en la víctima. Lo que se dijo en las marchas para seguir buscando una palabra esquiva: justicia.   

Cuatro años sin Lucía y sin justicia
Marta Montero, la madre de Lucía, en la marcha marplatense. Fotos de Romina Elvira (Mar del Plata).

Marta, Guillermo y Matías Pérez levantan la foto de Lucía Pérez, hija y hermana, a cuatro años de su femicidio. Marta Montero es la mamá. Guillermo Pérez el padre y Matías el hermano de Lucía. Están en Mar del Plata, junto a otros familiares de víctimas y así, todas las remeras juntas con las fotos de cada una de sus hijas, hermanas, amigas, forman una radiografía de la violencia machista.

Un mapa del crimen y el dolor.  

Cuatro años sin Lucía y sin justicia

La radio abierta comenzó pasado el mediodía y fue la previa a la marcha marplatense, al ritmo de los tambores de las candomberas, que se hizo hasta los Tribunales que convalidaron, en primera instancia, la impunidad por el femicidio de Lucía. Pero la movilización y el trabajo incansable de Marta y muchas mujeres, permitieron llegar a la anulación de aquella injusticia el pasado agosto (https://www.lavaca.org/notas/fallo-historico-habra-nuevo-juicio-por-el-crimen-de-lucia-perez/#:~:text=La%20Sala%20IV%20de%20la,el%20femicidio%20de%20Luc%C3%ADa%20P%C3%A9rez.&text=Fragmentos%20de%20un%20fallo%20que,la%20estigmatizaci%C3%B3n%20de%20las%20mujeres.)

Es por eso que Marta, su mamá, exige que el nuevo juicio no sea en esa ciudad: “Porque Mar del Plata es un lugar tan plagado de muerte, corrupción, droga, sangre, que nunca podría haber un juez, un fiscal, acorde a lo que se está pidiendo. No hay. Por eso exigimos que acá no sea. Me dijeron que no se puede hacer en otro lado. Yo voy a ir hasta La Haya pero el juicio no se va a hacer en Mar del Plata. Esta ciudad tiene un antecedente pésimo. Ya hubo un juicio y fue anulado. Entonces, ¿por qué no se puede hacer acá? Porque Mar del Plata no me garantiza justicia”.

Cuando la marcha llegó a Tribunales un mural con la foto de Lucía miró de frente a la in-justicia.

“Estamos frente a Tribunales para decirle a la justicia: te estamos mirando. –dice Marta a lavaca– Esto hace cuatro años que empezó. Hoy estamos mucho más seguras, más grandes, más fuertes. No nos van a callar. Vamos por mucho más, de lo que se hizo, mucho más. No tenemos un final, tenemos un horizonte extenso. Y acá seguimos, accionando y caminando. Porque es Lucía y es por todas”.

Cambiar la mirada

Cuatro años sin Lucía y sin justicia

El 8 de octubre de 2016 cuando Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41 años, llevaron a Lucía a la sala de salud de Playa Serena y llegó muerta, llamaron desde la comisaria a Matías, su hermano, que hoy tiene 23 años. Matías pasó a buscar a su mamá, fueron a la comisaria. “Lo lamento señora, su hija ha fallecido”, les dijo el comisario. 

A Offidani y a Farías los apresaron en una camioneta Fiat Strada gris donde se encontraron 38 gramos de cocaína y 250 de marihuana. El tercer detenido fue Alejandro Maciel, 61 años, acusado de encubrimiento agravado por ayudar al lavado del cuerpo muerto.

Cuatro años sin Lucía y sin justicia

Dos años después comenzó el juicio oral en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata. Los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale hicieron un minucioso análisis de la vida de Lucía: qué le gustaba escuchar, qué profesión quería seguir, con quién y de qué chateaba, con quién se acostaba, qué le gustaba fumar. El tribunal condenó a Farías y Offidani a ocho años de prisión y multa de 135 mil pesos por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. A Maciel lo absolvió: el sitio marplatense 0223 informó que murió este año por un cáncer de pulmón.

Ninguno de los tres fue condenado por el femicidio ni por el abuso sexual. Por eso Matias, hermano de Lucía, mira de frente al edificio de Tribunales donde exige justicia, otra perspectiva, y herramientas que garanticen el derecho a acceder a la justicia.

“Hoy la marcha fue diferente –dice a lavaca– Nunca deja de doler pero antes era más reciente el dolor. Hoy lo pude ver desde otro lado, un poco más con alegría. La lucha sigue, no se va a terminar, pero lo viví con otra perspectiva, otra mirada. Seguimos, tienen que pagar lo que hicieron estos tipos. Y también seguimos para que queden otras herramientas, para las familias, las víctimas. Que no se te caguen de risa en la cara un par de giles con un poco de poder. Que se cumplan las condenas. Que los jueces y fiscales tengan una perspectiva diferente. Y que algún día a los que están en la justicia los pueda elegir el pueblo y no que se elijan entre ellos”.

Cuatro años sin Lucía y sin justicia

Mientras la familia de Lucía espera la fecha del nuevo juicio después de que la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires anulara el fallo que pretendía dejar impune el femicidio de Lucía, también se avanza en el pedido de destitución delos jueces que trabajaron para esa impunidad.

Matías confía en un futuro diferente, “las pibas y pibes más jóvenes, los más chiquitos, van a ser siempre la diferencia. El futuro son los pibitos”.

La acción en Ciudad de Buenos Aires

Cuatro años sin Lucía y sin justicia
En la escalinata de Tribunales, en Buenos Aires (fotos Nacho Yuchark)

Siete mujeres de pie frente al Palacio de Tribunales en la Ciudad de Buenos Aires gritan con rabia por la impunidad del femicidio que sacudió al país.

Gritan y exigen justicia, pero desde hace cuatro años la puerta no se abre y nadie responde. “¿Hay alguien ahí?”, se pregunta una de ellas.  

Están vestidas de negro sosteniendo una bandera con el rostro de Lucia y los días que lleva sin justicia. Llegaron caminando con esa misma bandera en sus manos. La calle era silencio, pero quienes miraron el rostro de Lucía pasar se detuvieron, sacaron fotografías, agradecieron, otros preguntaron. Absolutamente todos y todas sobre la calle Lavalle parecen darse cuenta que se necesita dar respuesta, excepto el propio palacio que debería hacerlo.

Frente al edificio de la in-justicia cuatro de ellas sostienen carteles con el rostro de la joven asesinada en Mar del Plata. Detrás, sobre las escalinatas de mármol, otras tres sostienen un alerta, que se expresa en grandes hojas sobre una tela negra y que representa qué significa la impunidad: «1461 días sin justicia».

Cuatro años sin Lucía y sin justicia

Una de ellas grita tres veces «Lucía Pérez». Las otras seis responden, también en tres ocasiones: «Presente». Luego, al unísono: «Ahora y siempre».

La foto de Lucía queda mirando de frente al Poder Judicial. La mirada como acto político.

Finalmente, un lazo une los cuatrocientos kilómetros que distancian ambos territorios.

Es un también grito: «Vivas nos queremos».

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Lucía Pérez: la trama de la injusticia

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“¿Por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles?” preguntó ayer el abogado Juan Pablo Gallego ante sucesivos cambios de carátulas, sospechosas reprogramaciones de fechas y maniobras que parecen revelar un entramado que busca la impunidad y la negación del femicidio de Lucía, que tenía 16 años. Ocurrió durante una audiencia en el que uno de los acusados pide salidas transitorias. El trasfondo de idas y venidas fue descripto por el abogado: “Lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad”.

Por Claudia Acuña

Hay que explicar lo inexplicable. Desde que el 8 de octubre de este año la Cámara de Casación modificó el segundo fallo por el crimen de Lucía Pérez para negar su femicidio se desató una catarata de maniobras –de alguna manera hay que llamarlas– para intentar liberar a sus femicidas.

El fallo de Casación confirmó la culpabilidad de Juan Pablo Offidani y Matías Farías y los condenó por los delitos de violación agravada por el uso de estupefacientes y por tratarse de una menor de edad, pero no por su crimen: Lucía simplemente se murió. Esta negación del femicidio tiene como consecuencia un disparate jurídico: por un lado, la familia apeló está decisión; pero al mismo tiempo esta apelación no puede avanzar hasta que no se determine el monto de la condena que le correspondería a Farías por esta nueva tipificación. Si es complicado de comprender, imagínense lo que significa para esta familia soportar lo que la obliga a padecer el Poder Judicial. A saber:

  1. Para poder determinar el monto de la pena que le correspondería a Farías –que en el segundo fallo y luego del juicio anulado había sido condenado por femicidio y por lo tanto a prisión perpetua– podría corresponderle entonces entre 8 y 20 años de prisión. Para establecer exactamente cuánto, de acuerdo a la evaluación de atenuantes y agravantes, se inventó un tribunal compuesto por tres jueces de diferentes juzgados. Serán los responsables de la audiencia de Cesura que, según dictaminó luego de una audiencia donde acordó con las partes –querella y defensa– cómo sería el procedimiento, se realizará el 29 de abril de 2026 y durante tres días.
Lucía Pérez: la trama de la injusticia
  1. Imagen de la audiencia. A la izquierda, el abogado Juan Pablo Gallego. Arriba, la foto principal, la movilización que acompañó a la familia.
  2. Unos días después la familia recibió una notificación que le comunicaba que esa audiencia se adelantaba a septiembre. Como su abogado, Juan Pablo Gallego, no estaba ni enterado de esta anticipación –y además se encontraba en España para la fecha pautada– se presentó un escrito denunciado esta irregularidad y solicitando se mantenga lo debidamente acordado: 29 de abril de 2026. Así será.
  3. Un mes después hubo otra novedad: el nuevo fiscal –cuyo rol se supone que es acusatorio– pidió el cese de la prisión de Farías, aun cuando las instancias de apelación y de establecimiento del nuevo monto de pena estaban pendientes de resolución.
  4. Unos días después llegó el turno de Offidani: solicitó salidas transitorias. La audiencia que se realizó este miércoles en los tribunales de Mar del Plata fue para decidir si las otorgaban o no.

En esa audiencia el doctor Gallego sintetizó lo que todo este proceder judicial despierta como duda “¿por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles? ¿Hay algo más detrás de esta causa que permite forzar tanto los procedimientos judiciales? Si nosotros, como parte querellante, no renunciamos a que se le aplique a ambos la figura de femicidio y eso está todavía en trámite, ¿qué se busca con esto? ¿Qué se fuguen antes de que se resuelva la cuestión central?”

Como respuesta la doctora Romina Merino, abogada defensora de Offidani, propuso: “Miremos para adelante”.

El doctor Gallego replicó:

“Nosotros no vamos a dejar de mirar lo que pasó porque lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad y eso implica una doble responsabilidad del Estado: por tratarse de una menor y por estar frente a una banda que vendía drogas en la puerta de un colegio, delito por el que cumplen una condena ratificada”.

El juez de garantías que debe evaluar el pedido de Offidani tiene ahora cinco días para determinar si cumple o no con los procedimientos necesarios para obtener los beneficios de la libertad transitoria.

En tanto la familia de Lucía sigue esperando justicia.

Lucía Pérez: la trama de la injusticia

Matías, el hermano de Lucía y sus padres Guillermo y Marta.

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Adiós a Claudia Rodríguez: la Trans andina que propuso politizar el amor

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Referente del movimiento trans latinoamericano, activista, poeta, escritora y tanto más, escribió sobre su infancia, la militancia trans, la vida sexual y se autoproclamó Miss Sida en 2007. Claudia Falleció este 29 de Noviembre. Su pelea incluyó al pueblo mapuche, la educación pública, los sin techo, y planteó siempre una filosa crítica al neoliberalismo, que quita posibilidades de vida y las transforma solo en posibilidad de consumo. En uno de sus viajes a la Argentina compartió con la revista MU sus ideas sobre el orgasmo, el feminismo sin resentimiento, la creación, y por qué hay que politizar el amor. Un modo de homenajearla, de recordarla, y a la vez de volver a estar en contacto con un pensamiento y una acción que dejan una sensible huella cultural, artística y política.  

Por María del Carmen Varela

Foto: Lina Etchesuri

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38º Encuentro Plurinacional: el regreso

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Por Claudia Acuña

Fotos Line Bankel

A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.

Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.

Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?

Consultar a una amiga.

Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.

Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.

El mío:

“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.

38º Encuentro Plurinacional: el regreso

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