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Una película de terror: Sayak Valencia, teórica feminista

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La autora de Capitalismo Gore repasa en esta entrevista la actualización del impacto de la necropolítica a diez años de aquel libro, pandemia mediante y comparando a México con los territorios latinoamericanos. La complicidad estatal, la geopolítica mundial y las series de Netflix como una forma de moldear subjetividades. El trabajo de las víctimas y el transfeminismo para proponer proyectos de vida en medio de un modelo de muerte. Por Inés Hayes y Melissa Zenobi.

Una película de terror: Sayak Valencia, teórica feminista
Foto: Liliana Falcón

Capitalismo Gore cumple diez años: después de una década y pandemia mundial mediante, ¿cómo se actualiza el impacto del necrocapitalismo en la vida de los pueblos?

Capitalismo Gore se publicó hace diez años, pero lo escribí entre 2006 y 2009, entonces ya tiene prácticamente 15 años. “Capitalismo Gore” era una definición que yo hacía sobre un problema muy específico como era el narcotráfico en México, como un problema de género vinculado con la colonialidad y con la espectacularización de la violencia y una serie de cuestiones más amplias. Pero diez años después, el necrocapitalismo -el capitalismo que se alimenta de las industrias de la muerte- se actualiza constantemente, y el impacto en la vida de los pueblos se va acrecentando de una manera muy tangible a partir de las crisis económicas, como la de 2008. 

De alguna manera el capitalismo gore se sigue alimentando de sangre pero ha ampliado, o más bien, ha vuelto a la explotación de material de los bienes comunes; en términos de Silvia Federici, tierra, agua, recursos naturales. Y ya no es una cosa que únicamente tiene que ver con criminalidad armada o el narcotráfico, sino también con una explotación neocolonial de los territorios, de las personas y de las potencias incluso afectivas de las personas. Entonces las economías de la muerte, como podríamos traducir el capitalismo gore en nuestros días, se han ensanchado y con la pandemia ha sido más evidente porque se ha dejado muy claro quiénes merecen vivir y quiénes se dejan de lado. Quiénes son trabajadores esenciales, qué significa ser trabajadores sacrificables que van a poner el cuerpo, que van a poner la vida para salvar a otros, en una pandemia que tiene un tinte geopolítico higienista, pero que en el fondo sustenta un modo de producción que se alimenta de sangre y de la destrucción del cuerpo de otras personas que le dan sentido y plusvalía a ese capitalismo sangriento. Yo creo que la pandemia nos actualiza las lógicas del capitalismo gore porque las amplía, amplía esta vulnerabilidad a los sectores, clases y a toda la geopolítica mundial, y no queda únicamente en los sectores marginalizados económicamente, por raza y por género. 

Aquí, con la pandemia, nos damos cuenta de quién sostiene el mundo y cómo se sostiene: desde el cuidado y no desde la economía formal, sino desde una economía de los afectos, de las solidaridades que están en contraofensiva ante este capitalismo de muerte.

¿Cómo se relaciona la necropolítica con los femicidios?

El capitalismo sangriento y espectacular que yo estudio está muy vinculado con el femicidio y con la máquina feminicida porque de alguna manera la masculinidad de la necropolítica es aquella masculinidad que ejerce violencia de baja y alta intensidad. Pero que también ejerce violencia como un modo de restitución simbólica del orden masculino: utiliza el cuerpo de las mujeres para explotarlo a través de la reproducción del trabajo no pago -que la pandemia dejó exponencialmente visible, porque incluso hablamos de triple jornada- para muchas mujeres y poblaciones femeninas que son las que se hacen cargo del cuidado de los y las niñas, las personas mayores, las casas y todo lo que ya sabemos. 

Lo vinculo con este orden de masculinidad necropolítica o violenta que puede y tiene el poder de matar a otros, y en este caso a mujeres, para poder alimentarse del control sobre estos cuerpos y para dar una lección y una pedagogía a otros cuerpos femeninos que buscan también autonomía, libertad, derechos. El capitalismo gore utiliza la máquina feminicida para agenciarse derechos sobre el cuerpo de las mujeres, y el feminicidio tiene todas las variables para pensar que es un crimen de género, por el hecho de ser mujeres, pero también es un crimen que trabaja a nivel simbólico restituyendo las potencialidades y las potencias que tiene el género masculino de vida y muerte sobre las mujeres. De alguna manera el capitalismo gore y la máquina feminicida hacen que el pacto patriarcal siga siendo posible a través de un aleccionamiento atroz, con una pedagogía de la crueldad -en términos de Rita Segato-, para conseguir que las cosas se queden donde están, porque no se está buscando la justicia social. Y esto está muy alimentado también por el Estado y su incapacidad de garantizar derechos a las mujeres de vivir una vida libre de violencia. 

¿Qué rol cumple el Estado, pensando fundamentalmente en la policía y el Poder Judicial, en la trama que define a la necrocapolítica?

En el Estado Mexicano tenemos un problema de feminicidios desde hace varias décadas, al menos tres, y sabemos que fue en Ciudad Juárez donde empezó a denunciarse, pero la impunidad estatal y el machismo institucionalizado ha hecho que las cifras de feminicidio en pandemia se hayan acrecentado más de lo que estaban antes de la pandemia. Estamos hablando de 12 feminicidios al día, cuando el año pasado eran entre 9 y 10. De alguna forma el capitalismo gore se alimenta de sangre, pero también de dividendos de género, de raza y de geopolítica para poder seguir manteniendo en el poder este tipo de distopía de género y en contra de las mujeres y las personas vulnerables. El feminicidio sería la parte más visible de este entrecruce entre colonialismo, machismo, Estado impune o corrupto y economías de la muerte. 

¿Las mujeres en México pueden denunciar la violencia ante los poderes del Estado? Porque en Argentina muchas veces no toman las denuncias, las desestiman y cuando las toman las medidas de protección no se cumplen o no son suficientes. 

 En México también es así, y hay muchas que ni siquiera denuncian porque el caos que hay en los ministerios públicos para denunciar, incluso el robo de un celular, es kafkiano. A las víctimas o a las sobrevivientes de intentos de feminicidios, o a los familiares que van a denunciar, con pruebas incluso, se las revictimiza, se cuestiona a las víctima, de hecho las autoridades del Estado en México han tenido una actitud muy torpe de desoír las recomendaciones de las abogadas feministas y grupos de Derechos Humanos y de negar la importancia de procuración de derechos a las mujeres. La verdad es que vivimos en un Estado machista, y sus bases están en una cultura machista que hace que la noción de Estado y la idea de nación en México estén basadas en fundamentos culturales sobre la superioridad masculina y guerrera, y en detrimento de las mujeres: las personas racializadas, los gays, y todas las personas que no detentan el pacto patriarcal y masculino, son consideradas menos valiosas. 

Ahora estás estudiando puntualmente el efecto de la espectacularización de la violencia en las series de moda, así como en Capitalismo Gore ya hablabas de Los Soprano, ¿cómo ves que se actualiza la idea de la necropolítica respecto a la industria cultural de moda, de Netflix a Hollywood, pasando por las variantes locales?

Esto es bien importante. El análisis de series y películas que yo hacía de los primeros 2000 (2006, 2007, 2008) indicaban que había una influencia que de alguna forma se podía contrarrestar porque había muchos insumos culturales que no pertenecían a la inmediación de la serie, pero ahora, en la última década, las series y las plataformas de distribución de contenido y de entretenimiento como Netflix y otras, se han vuelto el único espacio de ocio y además, acelerado por la pandemia, la gente consume muchísimas series. No digo que ver una serie te va a transformar en alguien específicamente, sino que lo que se está haciendo con trabajo de producción de subjetividad y sensibilidad es normalizar desde hace muchísimo tiempo la violencia, y sobre todo normalizar la violencia contra ciertas poblaciones. Esto hace que el shock que debería ocasionar que una persona sea asesinada por su condición de género, o de clase, o de raza, ya no cause ningún tipo de shock, porque hay un anestesiamiento social donde ver a mujeres destrozadas en las películas o en los programas forenses -que han tenido mucho auge desde principio de los 2000- ya sea normal. Cada caso policíaco es una mujer asesinada, y a veces el caso se resuelve y a veces no, pero la cuestión es anecdótica, porque el femicidio está construyendo una mirada patriarcal necropolítica normalizada. 

Películas como Match Point, que es una película de Woody Allen de 2005, no se trata de feminicidio y sin embargo es una película de feminicidio porque matan a una mujer y no pasa nada, porque eso ocurre en una situación normal, y se considera una obra de arte, y nadie da cuenta de que hay un feminicidio. El Guasón, que salió el año pasado, es una película que muestra la historia de un hombre con problemas de salud mental. Si bien es muy buena y podemos decir muchas cosas de ella, a mí me llamó la atención la violencia contra las mujeres que se ve allí: el asesinato de la madre por parte de este hombre, sin ningún juicio moral; hay una mujer asesinada, violentada sexualmente que luego ya no aparece. Hay una ruptura de todos los logros que se han hecho por parte de las gramáticas feministas donde se toman como importante el dolor de la masculinidad fragilizada y precarizada, pero las mujeres seguimos siendo un botín de guerra que puede aparecer de manera anecdótica en cualquier tipo de narrativa, y donde si hay un asesinato de mujeres o de personas afro, no sucede absolutamente nada. Esto es lo que yo denomino necroscopía, que es la normalización y glamourización de la muerte de ciertas poblaciones o del placer que se encuentra en el consumo de estas imágenes, pero se borran las responsabilidades de quienes cometen los asesinatos y sobre todo se espectraliza a las víctimas y se las revictimiza. Creo que en la cultura contemporánea de las series y otros productos culturales hay una especie de necropop o de normalización de la muerte de ciertas poblaciones que constituyen una atmósfera visual que neutraliza cualquier consecuencia y normaliza la violencia contra las mujeres y diferentes poblaciones fragilizadas. En ese sentido, la necroscopía causa un anestesiamiento social que impide las alianzas para la búsqueda de justicia social para las mujeres y de los derechos humanos para la población en general. No digo que sea lineal, pero sí digo que los insumos y productos culturales constituyen y apoyan a una subjetividad capitalista basada en la normalización de la violencia, en la espectacularización de las muertes y en la desresponsabilización de los agresores. 

¿Cómo trabajan ustedes, o cómo has visto que trabajan las víctimas, para romper con esta política de la muerte y plantear proyectos de vida? ¿Cuánto tienen para aportar los movimientos feministas en este sentido?

El movimiento feminista es un movimiento social de larga data pero también es un movimiento epistemológico, es decir, que construye una forma de conocimiento, una teoría y una forma de práctica política y social desde hace muchísimo tiempo, pero de manera muy intensiva en América Latina el último siglo, nos ha dado gramáticas por la justicia social donde se hable de la consecución de derechos a través de una conceptualización muy específica de ponerles nombre a las violencias, de ponerles datos a estas vulneraciones y modos de entender el mundo y que además sirven no solamente para las personas que se identifican con el feminismo, sino para la gente en general. Es decir, el feminismo y los feminismos han armado una gramática de resistencia junto con otros movimientos antirracistas, antifascistas, movimientos por la tierra, movimientos politizados por la justicia social, para hablar de la posibilidad de una igualdad de derechos para la mayor parte de las poblaciones y también de una autonomía del cuerpo. Lo que han hecho los distintos feminismos es una contraofensiva discursiva y social que ha tenido frutos, por ejemplo en Argentina con la legalización del aborto, que ha sido una victoria y una inspiración para toda Latinoamérica. Pero también ha logrado crear una sensibilidad feminista, y en las gramáticas por los derechos sociales es imposible no pensar ya en las demandas de los feminismos para las mujeres y personas feminizadas en una agenda que presume la búsqueda de derechos humanos. Ese tipo de calado ha tenido la gramática feminista y la práctica feminista. Y también nos han enseñado que se puede luchar sin armas, que las armas conceptuales, las redes de afectos y las solidaridades y todo aquello que mantiene al mundo funcionando, son las redes afectivas, las redes de comunidad, y eso el feminismo lo ha estado poniendo sobre la mesa una y otra vez, incluso el feminismo marxista de los ‘70, cuando Federici habla del trabajo doméstico y de cuidados no pagado, y que ahora se ha visto que es lo que sostuvo al mundo durante la pandemia, con una crisis de salud y económica muy importante y una crisis psicológica que va a venir muy pronto. 

El feminismo ha dado esa red de afecto, pero también de comunicación de una idea de igualdad sustantiva para las mayorías de las poblaciones de Latinoamérica, con unos tintes muy específicos que no son aplicables en todos los contextos, pero hay una sensibilidad feminista que compartimos en la mayor parte del mundo desde diferentes lugares. Por otro lado, también hay una contraofensiva que yo denomino una sensibilidad regresiva que tiene que ver con el conservadurismo, pero también con ciertas ramas de las izquierdas, de los movimientos antirracistas que se niegan a soltar los privilegios que se tienen sobre las mujeres. Los feminismos son el sujeto político del momento contemporáneo, por eso en la agenda conservadora se ha comprendido como el enemigo público número uno. Pero hemos logrado modificar un montón de cosas, y también están inspirando a las poblaciones más jóvenes a través de la memoria histórica para decir que las cosas para que puedan existir más allá de su materialidad, hay que saber nombrarlas de manera específica para que tengamos una forma de comunicación específica y que podamos crear una especie de nueva forma de vida, que sea con justicia por las mayorías y que esté atravesada por las gramáticas feministas. Lo que ahora mismo el feminismo con sus alianzas transfeministas está haciendo es demostrar que podemos romper muchas de las alianzas que habíamos suscrito sin haber sido consultadas. Los feminismos son parte del movimiento de resistencia pacífica organizada.

La pandemia nos está llevando a ver que los feminismos son fundamentales si queremos que el mundo futuro sea posible para las mayorías, sin discriminación y sin violencia para las poblaciones.

Nota

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

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El jurado popular y el Tribunal Técnico de la Cámara 3ª del Crimen de la Ciudad de Córdoba condenaron este martes por la tarde a Diego Gustavo Concha, ex titular de Defensa Civil de la provincia (en la foto, durante la audiencia). La pena: prisión perpetua por el delito de abuso sexual seguido de homicidio en perjuicio de Luana Ludueña, una bombera voluntaria que se quitó la vida en enero de 2022, nueve semanas después del ataque. En el fallo se consideró que el hecho fue un caso de violencia institucional ya que Concha “abusó de su poder como jefe de un área clave del gobierno de Córdoba”. Tanto él como la provincia de Córdoba deberán indemnizar solidariamente a los padres de Luana por daños y pérdida de chance de ayuda futura.

Desde Córdoba por Bernardina Rosini

Finalmente hubo justicia.

El ex titular de Defensa Civil de Córdoba, Diego Concha, fue condenado a prisión perpetua por el abuso sexual seguido de homicidio en perjuicio de Luana Ludueña. Luana era bombera voluntaria y se suicidó en enero de 2022, como efecto del ataque que había sufrido.

El Tribunal rechazó el pedido del fiscal Fernando López Villagra, quien había solicitado que se declarara inconstitucional la pena máxima en este caso y que Concha fuera sancionado con 20 años de cárcel.

En su fallo, el Tribunal reconoció el caso como un hecho de violencia institucional, señalando que Concha “abusó de su poder como jefe de un área clave del gobierno de Córdoba” para perpetrar el abuso contra la joven. Además de la pena de prisión, Concha fue inhabilitado de forma perpetua para ocupar cargos públicos. El Tribunal ordenó que Concha, en forma solidaria con la provincia de Córdoba, pague una indemnización a los padres de Luana, Cristina Caminos y Sergio Ludueña, por daños y pérdida de chance de ayuda futura.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

Luana y su perro Ciro.

Hallado culpable en todos los cargos en su contra, el ex funcionario también fue sentenciado por los hechos de violencia de género cometidos contra su ex pareja. Los fundamentos de la sentencia se darán a conocer el 17 de septiembre.

Un arma en la cabeza

Diego Concha, de 53 años, llegó a juicio acusado de homicidio por abuso sexual contra Luana Ludueña, de 25 años. Ludueña, tras ser atacada por quien era entonces el Director de Defensa Civil de la provincia, intentó suicidarse en tres ocasiones. Durante su internación en una clínica de la ciudad capital, se enteró de que Concha había renunciado a su cargo y había sido detenido por otro caso en su contra. El funcionario fue arrestado el 27 de noviembre de 2021, luego de que su ex esposa, también bombera, lo denunciara por agresiones y amenazas. Según su testimonio, Concha la habría amenazado de muerte apuntándole con un arma en la cabeza, además de perseguirla en la carretera y cruzarle la camioneta, sumando estos incidentes a una serie de agresiones sufridas desde su separación.

El homo sapiens y la tarjeta de crédito

La jornada comenzó en el Palacio de Tribunales II con las palabras de Sergio Ludueña, padre de la joven bombera, quien se dirigió al jurado popular: “Tienen en sus manos la posibilidad de hacer una diferencia y que la muerte de Luana no quede impune, y que Diego Concha sea condenado para que esto sirva y no haya ninguna víctima más de abuso de poder”. Visiblemente conmovido, recordó los esfuerzos de su hija por superarse profesionalmente: “La vi nacer y me tocó verla morir. Pido justicia por Luana y por quienes no se animaron a hablar”.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

Diego Concha, en el centro, durante una de las audiencias. Foto: Natalia Roca para lavaca.org.

Inmediatamente después, fue el turno del ex funcionario. Llamó la atención la omisión de la palabra “inocencia” durante los 17 minutos de su exposición. Al dirigirse al tribunal, compuesto por los jueces Juan Manuel Ugarte, Eugenio Pérez Moreno y Marcelo Jaime, y al jurado popular, Concha declaró: “En el encuentro con Luana no pasó nada malo ni nada bueno, sencillamente no pasó absolutamente nada”.

Luego, hizo una referencia a tiempos prehistóricos: “El homo sapiens no conocía la palabra, entonces se comunicaban por señas o dibujos. Luego el hombre evolucionó y logró conseguir la palabra, y con la palabra se puede hacer el bien o el mal”, afirmó.

Continuó: “Muchas veces el hombre usa la palabra para hacer mucho daño, para tergiversar y sacarlas de contexto, y en muchos casos, mentir”. Posteriormente, mencionó su labor como Director de Defensa Civil, destacando sus años de servicio como bombero y apoyando su defensa en su ejercicio profesional. En cuanto a las denuncias de su ex pareja, mencionó que “tenía un adicional de mi tarjeta de crédito y gastaba libremente, así también con mi tarjeta de débito”.

Después de tal argumento bancario pidió perdón a sus hijos por “tal vez no estar en momentos importantes como eventos escolares” y prosiguió: “Disculpas también a mi ex pareja. Ningún hombre, bajo ningún concepto, debe discutir con su pareja, fuese el motivo que fuese. Lo tengo re claro, lo he hablado muchísimo con las psicólogas que me han ayudado en el penal de Bouwer”. Y para concluir, afirmó: “Quiero que quede bien en claro que quien les está hablando sabe perfectamente qué es la violencia de género”.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña
El colectivo Fuegas, brigadistas forestales, sostuvo el reclamo de justicia.

El poder en el banquillo

Después de las palabras de Concha hubo un cuarto intermedio de varias horas hasta conocerse la sentencia. Profundamente conmovida al saber que finalmente fue hallado culpable, la madre de Luana expresó:Ninguna condena es suficiente porque Luana no nos la devuelven. No puedo decir que estoy feliz pero Luana puede descansar en paz y nosotros como familia cumplimos con su pedido de justicia”.

Agradeció a los presentes, sobre todo a las Fuegas, brigadistas forestales de Sierras Chicas que acompañaron fuertemente a la familia a lo largo del proceso. Sobre Concha dijo: “No me interesa él. No escuché en el recinto lo que dijo. Yo solo rezaba. A lo largo del juicio y de las audiencias llevadas a cabo, no hubo ocasión en la que él mostrara arrepentimiento, empatía, ni reflexión alguna sobre lo que significó su conducta”.

El abogado de la familia Ludueña, Dr Carlos Nayi dijo sentirse “ampliamente conforme” con la condena. Se le ha devuelto la paz a una familia, y el honor a una joven que supo decir que prefería dar la vida que claudicar. Valió la pena”. Y dijo que este caso marca un precedente: “Se trata del poder sentado en el banquillo de acusados”.

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Femicidio de Luana Ludueña: concluyeron los alegatos en el juicio a Diego Concha

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Concluyó la jornada de alegatos finales en el juicio contra el ex Director de Defensa Civil de la provincia de Córdoba, Diego Gustavo Concha, que lleva casi tres años preso, imputado por “homicidio con motivo de abuso sexual agravado en ocasión de sus funciones y violencia de género”. La querella de la familia de la joven bombera pidió prisión perpetua por la muerte de Luana. El fiscal Fernando López Villagra pidió 20 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. También alegó la representante de la ex pareja de Concha. Y la defensa del imputado. El próximo martes 27 de septiembre se conocerá la sentencia. 

Por Bernardina Rosini, desde Córdoba

La Cámara 3ª del Crimen de Córdoba, compuesta por un jurado popular y un tribunal técnico, se encamina a determinar la responsabilidad del ex Director de Defensa Civil de la provincia de Córdoba, Diego Gustavo Concha, en los cargos de “homicidio calificado con motivo de abuso sexual con acceso carnal en ocasión de sus funciones y violencia de género” contra Luana Ludueña. Hoy concluyeron los alegatos.

Bombera voluntaria y enfermera, Luana pudo hacer la denuncia de abuso sexual luego de que Concha fuera detenido por otro caso en su contra: el entonces funcionario fue apresado el 27 de noviembre de 2021, después de que su ex esposa –también bombera– lo denunciara por agresiones y amenazas. Según su testimonio, Concha le habría apuntado con un arma en la cabeza y amenazado con matarla, además de perseguirla en ruta y cruzarle la camioneta dentro del reguero de agresiones sufridas desde su separación. Esta persecución se dio en la misma jornada que Diego Concha se encontró con Luana y la llevó a un hotel para allí abusar de la joven. Ubicar esos dos eventos en el mismo día permite comprender el raid de violencia por parte del ex funcionario, amenazas, persecución, agresiones con su ex pareja en horario del mediodía y horas más tarde el encuentro con Luana.

A raíz de la denuncia de su ex esposa y la consecuente detención, Luana pudo denunciar la agresión que ella misma había sufrido. Con botón antipánico, con medicamentos, fue internada en terapia intensiva tras un tercer intento de quitarse la vida y el pedido a la familia que “la deje ir”. El 21 de enero de 2022 finalmente murió habiendo transcurrido sólo nueve semanas desde el ataque.

Los pedidos 

En la jornada de alegatos la exposición del Carlos Nayi, representante de la familia de Luana, fue extensa. El abogado tomó el caso cuando la joven se acercó con la denuncia por abuso sexual y, según detalló, no hay dudas de la concomitancia entre el abuso sexual y la decisión de Luana de quitarse la vida: “Se trató de una larga agonía, el abuso sexual arrasó con su personalidad. El universo de Luana estaba regido por su profesión y a partir del abuso no pudo entrenar más a su perro, renunció al cuartel de Bomberos, explicitó que le había arruinado la vida”.

El abogado Nayi sostuvo así el pedido de prisión perpetua.

El fiscal Fernando López Villagra pidió 20 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para Diego Concha. López Villagra afirmó en su exposición que “hay que condenarlo por el homicidio de la joven Ludueña”, pero descartó la imputación por el cargo de femicidio. Según su valoración en relación a la muerte no hubo dolo y es anticonstitucional por principios de proporcionalidad frente a casos análogos. Solicitó 20 años, más agravantes.

López Villagra solicitó además que el hecho, siendo perpetrado por un entonces funcionario público en uso de sus funciones, sea reconocido como un acto de violencia institucional y los padres de Luana como víctimas directos, citando el caso de Blas Correa como un antecedente relevante. Y accesoriamente, solicitó se abra una investigación por supuesto peculado por el uso que Concha hizo de bienes del Estado: oficina, teléfono y la camioneta en la que trasladó a la víctima al lugar donde perpetró el abuso.

Luego del Fiscal de Cámara, fue el turno de la representante de la ex pareja de Diego Concha. La ex pareja de Concha  fue la primera en denunciarlo por amenazas y agresiones en contexto de violencia de género. Por estas denuncias realizadas en noviembre del 2021, fue originalmente detenido Concha, y su situación rápidamente se vio agravada al sumarse la denuncia de Luana Ludueña por abuso sexual. La representante acompañó el pedido del fiscal López Villagra que en relación a estos hechos, solicitó 9 años de prisión. Sumó el pedido de que Concha realice una formación en cuestiones de género.

En representación de la defensa del ex funcionario público, el Sebastián Becerra Ferrer sostuvo la declaración de inocencia por parte de su cliente y solicitó la absolución de todos los cargos en su contra. El argumento de Becerra Ferrer es que el material probatorio no fue el suficiente para afirmar que haya ocurrido el abuso sexual, tampoco el homicidio producto de la violación ni los episodios violentos contra la expareja. Posición difícil de sostener, ya que contra Diego Concha hay mensajes de textos, audios, registros de movimientos del vehículo; testimonios; la denuncia del abuso sexual realizada por Luana cuando se encontraba aún con vida, material que registra cada instancia analizada con contundencia.

Atento a ello, la defensa ofreció alternativas al jurado popular si esta solicitud de absolución no es acompañada. De condenarlo por abuso sexual, los abogados pidieron que no se apliquen los agravantes de la muerte ni de la pertenencia a una fuerza de seguridad porque su cargo como Director de Protección Civil era ejecutivo y en dependencia de un Ministerio. Si este es el caso, “podría caberle una sanción de ocho años de prisión como máximo” expresó la defensa.

La sentencia se conocerá el próximo martes 27. Ese día se define si Diego Concha continuará sus días en el penal. Eso, para él. Para la familia de Luana Ludueña, es la instancia en la que se define si podrán cumplir el pedido que dejó expresado la joven bombera en las cartas que dejó escritas antes de morir: “Acompañen a la fiscal Jorgelina Gómez, ayuden todo lo que puedan al doctor Carlos Nayi. Y que sea justicia”.

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Mar del Plata sale a la calle: 4 femicidios en 3 meses, el rol narco, y otra desaparecida

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La violencia contra las mujeres provocó una manifestación en Mar del Plata reclamando por 4 femicidios en tres meses. Marta Montero, la madre de Lucía Pérez, recalcó que dos de esos crímenes (el de Rocío Fernández y el de Betiana Moreira) “son casos de narcofemicidios”. Detalles de la marcha y de los casos que conmueven a la comunidad, mientras la policía vigila a las manifestantes y llega la noticia de otra mujer desaparecida: Florencia Villarino, 24 años.

Por Anabella Arrascaeta

Talia, 

Verónica, 

Rocío, 

Bettiana. 

Desde mayo de este año hasta hoy hubo cuatro femicidios en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, una ciudad signada por la violencia contra las mujeres desde hace décadas. En este caso, la cruel seguidilla de violencia que exhibió dos muertes en la última semana, desató este viernes una marcha que desde el Monumento a San Martín se desplegó por el centro de la ciudad costera, pasando por la puerta de la Municipalidad. 

“¿Por qué no van a los bunker narcos?”

Frente al municipio, con gran presencia policial, Marta Montero, mamá de Lucía Pérez (víctima de 2016 que provocó el Primer Paro Nacional de Mujeres en el país) tomó el megáfono y dijo: “¿Por qué en lugar de cuidar vienen a hostigarnos con la policía, por qué no van a ver los bunkers narcos que hay? ¿Por qué no se fijan en quienes nos matan a nuestras hijas?”.

Mar del Plata sale a la calle: 4 femicidios en 3 meses, el rol narco, y otra desaparecida

Marta con megáfono: “Dos de los crímenes fueron narcofemicidios”.

Más tarde explicará a lavaca: “Hubo cuatro mujeres muertas en tres meses, dos de esos crímenes fueron narco femicidios, están relacionados con drogas: el de Rocío y el de Bettiana”. 

La marcha se había empezado a convocar mientras Rocío Belén Fernández, 27 años, aún estaba desaparecida. Lo estuvo durante 5 días. El último miércoles encontraron su cuerpo sin vida, dentro de una heladera, asesinada a golpes. “Hubo que velarla a cajón cerrado”, dice Marta, que acompañó a la familia de Rocío durante la búsqueda. 

La encontraron por un mensaje que Rocío le mandó a un amigo mencionándole dónde estaba. En ese lugar encontraron su cuerpo. Por el crimen la policía detuvo a Juan Carlos Galarregui, 56 años, dueño de esa casa, que había escapado. Lo capturaron en Santa Clara del Mar, cuando estaba por tomar un micro con destino a la ciudad de Buenos Aires. Vecinos dijeron a medios locales que de esa casa no paraba de entrar y salir gente y lo relacionaron con venta de drogas.

De la terapia al crimen

Un día antes, mientras aún se buscaba a Rocío, y se difundía su foto en una conferencia de prensa, llegó la noticia de que Betiana Soledad Moreira, 39 años, había muerto. Estaba internada en el Hospital Interzonal General de Agudos desde hacía casi un mes producto de haber sido atacada a puñaladas en el pecho, espalda y piernas por su pareja, Roberto Daniel Martirena de 45 años. 

Mar del Plata sale a la calle: 4 femicidios en 3 meses, el rol narco, y otra desaparecida

Las manifestantes y una imagen que trata de expresar lo que se vive (y lo que se muere) en Mar del Plata.

Betiana era de Santa Fe, había llegado a Mar del Plata para estar en un establecimiento que la ayudase a recuperarse de su adicción. Se fue de ese lugar, y conoció a quien terminó matándola. Betiana tenía 8 hijos. Su hermana, María, declaró al medio Power Max: “Sus chicos esperaban que ella se recupere, que se cure allá, que vuelva sana y se vaya a vivir con ellos, y eso no sucedió”. 

Mar del Plata sale a la calle: 4 femicidios en 3 meses, el rol narco, y otra desaparecida

Verónica Ercilia Martínez, de 55 años, había sido asesinada a puñaladas el 21 de julio en su casa. Tenía un hijo. Su ex pareja, Sebastián Gayoso de 75 años, fue detenido en Pilar e imputado por femicidio. 

Dos meses antes, el 29 de mayo, había sido asesinada también a puñaladas Talía Abigail Aragón, de 27 años. Tenía 2 hijos. Su pareja, Lucas Emanuel Giménez, de 43 años, está detenido e imputado por femicidio. El fiscal Fernando Berlingeri investiga el caso, también el de Rocío. 

“La marcha de hoy fue gigante y yo me pregunto: ¿cómo no va a ser gigante? La gente está harta de que te maten, lo hacen como si no existieras, te borran del mapa”, dice Marta Montero.

Mientras habla le llega un mensaje: hay otra chica desaparecida. Marta y la Campaña Somos Lucía se han transformado en una referencia crucial en estos casos para familias desesperadas que buscan ayuda. El mensaje que recibe es sobre Florencia Milagros Villarino, de 24 años, de quien no se sabe nada desde hace dos días. “Ya mismo nos ponemos a difundir, hay que encontrarla”, dice, y no para. 

Posdata

Tres días después de la publicación de esta nota, el lunes 12 en lavaca, Florencia apareció viva. Es la principal noticia que dar.

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