CABA
Estar System: cambiame la música
El Laboratorio de Experimentación de Comunicación y Artes Escénicas de MU presentó una nueva obra que aborda la violencia machista, haciendo foco en el ámbito de la música. Se hace eco de casos que resonaron mediáticamente unos años atrás, con guion elaborado a través de discursos reales. ¿Qué hacer más acá del escrache? Reflexiones y desafíos para construir otro juego, otras relaciones, “hasta que el amor no duela”. Por María del Carmen Varela.

lavaca viene trabajando desde hace tiempo en lo que concierne a violencias patriarcales, desde los distintos espacios que la conforman, como el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez, acompañando a Familias Sobrevivientes de Femicidios y en sus habituales prácticas periodísticas. Así llegó también a la problemática planteada por víctimas abusadas por músicos y luego, a aquellos varones que habían sido denunciados y/o escrachados. Y la famosa pregunta: ¿Qué hacemos?
La psicóloga clínica y terapeuta gestáltica Susana García recogió el guante desde sus inicios: “Durante la movida de escraches en 2018, algunos de esos hombres se acercaron a las terapias con la idea de hacer un cambio profundo, pidiendo ayuda y otros con la intención de lavar su imagen. En estos casos, poco duró: fue un paso fugaz. Las terapias los ubicaban en un lugar que les resultaba incómodo, inconveniente, y evidentemente no era el lugar en el que querían estar. Sin embargo muchos varones sí apostaron a un cambio. Debo aclarar que solo atendí a varones que abusaron de sus privilegios machistas, nunca atiendo violadores en el consultorio. Solo atendería varones violadores en la cárcel. Sí, en cambio, acompaño a mujeres que deciden hacer escraches cuando no existe la posibilidad de acudir a la justicia y acompaño a mujeres a acudir a la justicia cuando eso es posible y apropiado”.
Pasado ese primer momento y tras tres años de trabajo terapéutico, el Laboratorio de Experimentación de Comunicación y Artes Escénicas de lavaca consideró que el tema, complejo y con muchas aristas para observar, podía ser material para analizar, trabajar y llevar a escena. “Armamos un primer borrador de posible narración —relata la periodista Claudia Acuña, socia fundadora de lavaca e integrante del Laboratorio—y nos pareció además que era muy paradigmática la relación entre el líder de banda y la groupie. Sintetizaba muchas de las relaciones de poder que están presentes en muchas situaciones de violencia que notamos en el día a día. Nos parecía que ahí podíamos encontrar un paradigma, que en realidad representa uno de los esquemas básicos desde el cual se establece la relación de poder y subordinación. Para complejizar esta hipótesis analizamos los discursos, tanto los de justificación como de arrepentimiento, de aceptación y de negación. Los clasificamos a partir de una serie de parámetros para ver qué tenían en común. Ese fue el material básico, analizamos casos y nos concentramos en particular en aquellos que representaban lo sistémico: buscamos qué tenían en común para comprender de qué están construidos esos estereotipos”. El material le fue entregado a la actriz, directora y dramaturga Elisa Carricajo —fundadora e integrante del colectivo teatral Piel de lava y la sala Planta Inclán, entre otros tantos proyectos— junto con la propuesta de intérpretes: la actriz y cantante Sofía Diéguez, quien trabajó en Pequeña Victoria y El Marginal, fue protagonista del musical Crianzas y autora y protagonista de Magenta– y el actor Guido Veneroni, formado con Lito Cruz, Norman Briski, Guillermo Cacace y Juan Onofri Barbato, entre otrxs. Además del material recolectado y procesado durante cuatro años por el Laboratorio, Elisa, Sofía y Guido investigaron lo que había sido publicado en distintos medios sobre casos con estas características. “Fue un encuentro amoroso y productivo con Elisa —afirma Claudia—; ella entendió el punto de partida que teníamos: la relación entre comunicación y artes escénicas, que es el propósito del Laboratorio. Todes estamos expuestxs a esos discursos, palabras, imágenes por todo tipo de pantallas, sean redes, medios, y esos discursos componen los sentidos que se van formando. Con esta puesta queremos ponerlo en el debate social, comunitario. Es un procedimiento que nos interesa promover. No es una obra de teatro que se cierra con el aplauso sino que abre a las reflexiones. En ese sentido Elisa comprendió que con esta propuesta escénica no buscábamos espectadores y aplausos sino interlocutores y palabras”. En la búsqueda de esta dinámica, el ciclo en el que está incluida la obra se llama “Escena y Asamblea”.

La piel del arte
El método de trabajo de Elisa apunta a que les intérpretes hagan propuestas y construir juntes el material. Con la lectura y visualización de entrevistas de músicos que hicieron declaraciones polémicas, surgió “la sensación de que lo que estaba dicho era mucho mejor que cualquier cosa que pudiéramos escribir y apareció esta idea de que la obra estuviera casi en su totalidad compuesta por materiales que son cosas que se dijeron en los medios por personas que tuvieron situaciones de denuncia”, aclara Elisa. Con tacos altos y cuidada elegancia, Sofía le pone el cuerpo a una conductora televisiva que entrevista al músico famoso, interpretado por Guido, que tuvo sus años de gloria, compuso infinidad de hits, hasta caer del pedestal. “Me interpela desde el lugar del varón —afirma Guido—, me atrae ponerme en esa piel, esa postura del banana, del rockero, del rosckstar, el seductor. ¿Por qué la idea del éxito es consumir la sexualidad? Es un tema que está ahí y todavía no pasa nada”. Sofía suma: “Tiene el tono justo para tratar esto sin solemnizar. Estos hechos son muy tristes. Las declaraciones muy patéticas. Y buscamos llegar al público de una manera que te puedas reír, tomar conciencia, podés detenerte y decir: ¿realmente dijo esto? Son declaraciones verídicas, parece ficción pero no lo es”.
El pico de denuncias y escraches se produjo en 2018, año en el que se trató la Ley de Aborto Legal en el Congreso. Luego sobrevino la pandemia y eso colaboró con el silencio. Desde su experiencia en el consultorio, Susana García establece algunas diferencias entre los varones involucrados: “No podemos hablar de las mismas situaciones calcadas. Hubo varones que fueron escrachados por cosas que habían ocurrido hacía mucho tiempo y otros que fueron escrachados por hechos del presente. En el caso de aquellos varones donde la distancia separaba al escrache del hecho, algunos eran muy jóvenes en el momento de haber actuado desde un lugar absolutamente machista y violento. Muchos en el tiempo habían reflexionado y cambiado acerca de sus conductas y el escrache llegaba en un momento que los encontraba distintos. Fueron muy reflexivos y respetuosos y pidieron disculpas. ¿Alcanza ese gesto como reparación? ¿Hace falta algo más? Por otro lado, está la situación de los varones que fueron denunciados en tiempo presente, en el momento en que ese abuso de privilegios estaba ocurriendo, algunos intentaron lavar su imagen y otros tratan de realizar un cambio. ¿Cómo hacerlo? Desde mi punto de vista todos esos varones que creen que tuvieron mala suerte por ser denunciados deberían darse cuenta de que tuvieron una oportunidad de cambio que aquellos que siguen en la misma no tienen”.
Estar System—el nombre elegido colectivamente para la obra— no ofrece una respuesta a la problemática sino que pone la mirada en los interrogantes, en empezar a pensar juntes cuáles son los senderos que pueden conducirnos a desarmar las violencias que, claro está, no son exclusivas del mundo de la música. Susana: “Me interesa que el arte tome este tema, lo muestre. En el caso de esta obra, toma el tema con coraje y es una escena simbólica porque de algún modo elige a un hombre de un ambiente determinado cuando en realidad todos los ambientes se vieron afectados por la presencia de varones que abusaron de sus privilegios machistas. Dentro de la música, todos los estilos musicales fueron habitados por estos hombres y también lo mismo digo de la política, y de la vida corporativa y más y más y más”.
El arte también es instrumento de curación, las heridas son profundas y la risa puede ser un buen ungüento. Claudia enfatiza que a la comunicación le falta humor. “Elisa nos aporta algo de su tesoro, característico de su talento: del espanto se sale no con ironía, no con acidez, sino con verdadera risa, porque si aprendemos a desarmar las situaciones de miedo, de violencia y de terror a partir de esa herramienta tan hermosa que es poder reírnos juntes, me parece que nos está marcando un camino posible. Y no es una risa adormecedora sino una que nos despierta. La solemnidad y la moral impregnan la comunicación y la llevan a un lugar tan soberbio que Elisa, con esta obra, nos indica una forma de salir de esa encerrona que lleva la comunicación al fascismo, y destraba tanta impotencia que nos provoca esta justicia que no da respuesta, con un sistema judicial que consagra la impunidad. Nos parece que el arte nos está permitiendo curar heridas sociales especialmente en aquellas personas que las protagonizaron, las sufrieron, y las sobrevivieron, pero también a nosotres que de alguna manera estamos recibiendo todo eso y nos preguntamos dónde ponerlo: es acá, en esta obra, donde hay mucho dolor exorcizado”.

Lo groupie
Inmersxs en el universo donde la estrella de rock es el sol que ilumina, volvemos a hacer referencia a quien desea recibir al menos un poco de su luz: la groupie. La investigación se deslizó por esta figura imprescindible que en los ´60 adquirió entidad y hasta tuvo algunas celebridades, pero siempre a la sombra de la masculinidad todopoderosa. Elisa: “Hay algo clave de la figura de la groupie, porque lo que genera es básicamente una asimetría total. Para los varones, una fantasía es ser una estrella de rock y para las mujeres, ser una groupie. El sistema del rock configuró eso. Si vos querés ingresar al mundo del rock, el rol que te toca es este, es ser, como leímos un momento, ‘las esposas de viaje’. Son figuras mucho más complejas, son parte de la industria, no pretenden ser las famosas sino que están acompañando como una especie de figura pasiva”. Con un destino casi ineludible de amas de casa, en los ´60 ser una groupie representaba para muchas huir de los mandatos sociales. “La industria es muy rápida en apropiarse de los gestos de liberación”, sostiene Elisa.
La estrella y la groupie representan un modelo de vínculo que no se circunscribe al ámbito musical. Guido cuestiona: “¿Por qué erotiza, por qué calienta, por qué te dan ganas de ir al camarín del tipo, por qué generan tanta entrega? El sistema funciona para eso, solo porque alguien se suba a un escenario o tenga una mínima situación de poder, desde un recital o una clase. ¿Cómo hacemos para desarmar eso, para desarticularlo, como interrogante, no porque haya una respuesta, sino como práctica. Pareciera que lo de la música fue el chivo expiatorio, fue tan público, con tantas cosas tan graves, pero después en lo micro se sigue reproduciendo ese mismo sistema que ni siquiera te hace replantearte por qué te excita”.
Agrega Susana: “El patriarcado, que es lo que verdaderamente necesitamos deconstruir, lo vamos a deconstruir hombres, mujeres y diversidades. Nosotras también colaboramos a confundir esos egos bastante frágiles, que por nuestra admiración desmesurada se convierten en peligrosos. Esperar tanto de ellos, realmente no solo no colabora sino que es la cara oculta de este monstruo que llamamos patriarcado y del que queremos alejarnos, Lo que buscamos es construir relaciones de equidad, de responsabilidad afectiva y esto solo es posible donde no hay asimetrías, donde no hay relaciones de poder”.
Después del revuelo mediático de denuncias y escraches, hubo condenas a prisión, causas judiciales y condena social renombrada como “cancelación”. Alguno que otro ya asoma la cabeza nuevamente en entrevistas y declaraciones donde maniobran inocencia e incomprensión. Otros no volvieron a ser vistos públicamente. Sofía se pregunta: “¿Qué hacemos con estas personas? ¿Dónde quedan, dónde las ponemos? Porque terminaron convirtiéndose en zombies, en muertos vivientes, que empiezan a dar manotazos de ahogado para ver de qué manera pueden salir de esa frase poco feliz que dijeron y todo se vuelve inverosímil. Pero, ¿qué se hace con esta gente? Yo creo que no se puede volver para atrás, lo genial es que se comprenda el mecanismo de por qué suceden estas cosas y que dejen de suceder, eso sería lo ideal, que entendamos que no está bien”.
Elisa repara también en el después y en la escasez de reflexión: “Quedó muy cómodo para todo el mundo, encontrar víctimas y victimarios. En realidad hubo poca reflexión sobre los sistemas que producen estas cosas, la sensación es que nos sacamos el problema de encima construyendo monstruos cuando hasta hacía tres días todas las personas veíamos eso mismo que pasaba y no nos llamaba la atención. Se acomodó todo muy fácilmente para que todo siga funcionando igual, para que no tengamos que hacernos preguntas. Esto pasó en la música pero pasó también en el interior de la comunidad teatral de la que yo formo parte, en todos los ámbitos y la sensación que tengo es que no hubo un proceso profundo de hacerse preguntas, de modificar estructuras. Simplemente hubo quien cayó y quien se salvó y fue un poco aleatorio”.
¿Cómo se sale de esto? Estar System se propone sembrar interrogantes desde el arte como espejo, motor y estallido. Susana: “Es muy importante que nosotras dejemos de iluminar a los hombres con los reflectores; esa parte es nuestra tarea y creo que estamos en ella y que de ningún modo queremos seguir jugando el mismo juego. Cambiar de juego es posible. Solo siendo muy sinceras, muy sinceros, muy sinceres, nos vamos a encaminar hacia un lugar donde el amor no duela”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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