Actualidad
30 preguntas desde la comunidad travesti a nuestras disidencias: un llamado a la acción y la autocrítica

Por Marlene Wayar
1. ¿Cómo podemos construir una resistencia real frente al fascismo, más allá de la euforia y los slogans, que nos permita sobrevivir y generar cambios duraderos?
2. ¿Qué acciones concretas debemos tomar para evitar ser utilizadas como «chivos expiatorios» en los discursos de odio y violencia del poder?
3. ¿Cómo nos enfrentamos al uso político de nuestra existencia por parte de movimientos progresistas que nos dieron espacios sin poder real ni respaldo presupuestario?
4. ¿Por qué hemos permitido que nuestra representación en las instituciones sea simbólica y no estructural?
5. ¿Qué estrategias debemos adoptar para recuperar y fortalecer el estatus ciudadano que nos están arrebatando?
6. ¿Cómo respondemos a la narrativa que nos acusa de ser una «excentricidad caprichosa» sin interés en los problemas de la sociedad en general?
7. ¿Por qué no hemos priorizado construir una comunidad que proteja a nuestras viejas y las voces históricas que han clamado por dignidad y justicia?
8. ¿Cómo rompemos con la lógica binaria y superficial que se replica en nuestras propias redes sociales y espacios de visibilidad?
9. ¿Qué hemos aprendido del modelo brasileño, donde personas trans están ocupando espacios en el Congreso y visibilizando agendas inclusivas para todas las comunidades?
10. ¿De qué manera podemos reorientar nuestras luchas hacia un activismo que sea percibido como válido y necesario por toda la sociedad?
11. ¿Cómo reconstruimos el tejido comunitario, dañando por años de individualismo y desmovilización?
12. ¿Qué podemos aprender de las comunidades originarias, migrantes pobres, quienes también están siendo atacadas por los discursos de odio?
13. ¿Cómo podemos articularnos con otras luchas, como la de los pueblos originarios, las mujeres pobres, las trabajadoras sexuales y las comunidades afrodescendientes, para construir alianzas sólidas y efectivas?
14. ¿Por qué no hemos aprovechado la libertad conquistada para romper con el sistema establecido en lugar de replicarlo?
15. ¿Qué papel juega la cultura en nuestras luchas, y cómo podemos hacer que nuestras expresiones artísticas lleguen a tocar otras vidas más allá de nuestros propios nichos?
16. ¿Cómo enfrentamos la instrumentalización de nuestras identidades por parte de quienes buscan distraer al pueblo de los problemas estructurales del capitalismo, el patriarcado y el colonialismo?
17. ¿Estamos creando espacios seguros y significativos para nuestras infancias travestis y trans? Si no, ¿qué nos lo ha impedido?
18. ¿Cómo podemos construir un humor y una narrativa que no se burle de quienes ya están en el suelo?
19. ¿Qué nos falta para reconocer la importancia de proteger nuestra memoria colectiva y honrar nuestras historias sin convertirlas en herramientas frívolas de consumo?
20. ¿Qué lecciones podemos extraer de nuestra convivencia con burócratas que prometieron apoyarnos y nos traicionaron?
21. ¿Cómo nos preparamos para enfrentar la violencia estatal que se cierne sobre nosotras, especialmente en este contexto de fascismo explícito?
22. ¿De qué manera podemos recuperar el respeto hacia nuestras comunidades, evitando ser colonizadas por narrativas globales que borran nuestras especificidades locales?
23. ¿Qué hemos dejado de lado en nuestra lucha por derechos colectivos al concentrarnos en obtener visibilidad individual?
24. ¿Cómo enfrentamos las contradicciones entre el deseo de unidad y la desconfianza hacia quienes se suman solo en momentos de crisis?
25. ¿Qué estrategias podemos implementar para crear autonomía económica y social dentro de nuestras comunidades?
26. ¿Por qué hemos permitido que la lucha por la «libertad» sea cooptada por dinámicas de frivolidad y banalidad?
27. ¿Cómo enfrentamos la sensación de que llegamos tarde a este reclamo, y qué podemos hacer con el tiempo y los recursos que aún tenemos?
28. ¿Qué formas de autocrítica nos permitirán no caer en los mismos errores que nos han llevado a esta precariedad política y social?
29. ¿Cómo podemos canalizar el enojo y la indignación para construir un movimiento más fuerte y cohesionado?
30. ¿Qué mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, y qué estamos dispuestas a hacer hoy para lograrlo?
Reflexión, estrategia y contradicciones: un llamado urgente
No podemos seguir librando esta batalla como si fuéramos iguales a quienes nos atacan. Nuestra fuerza debe nacer de la decisión consciente y de un equilibrio entre firmeza y afabilidad. Firmeza para evitar el Yo que todo lo puede, y la afabilidad de escuchar otras ideas de manera receptiva y hacer crecer esas ideas. No podemos comprometernos con el odio ni embellecer nuestras propias fallas. La maldad debe quedar desacreditada bajo cualquier circunstancia.
Debemos abandonar la violencia directa como estrategia, pues al combatir golpe por golpe solo alimentamos al odio y nos enredamos en pasiones que nos desgastan. La verdadera resistencia comienza en casa: debemos observarnos, identificar y trabajar nuestras propias deficiencias sin enfrentarlas con violencia interna. Al hacerlo, las armas del odio pierden su filo, incapaces de encontrar adversario.
El progreso en el sentido del bien debe ser nuestra mayor herramienta. En lugar de dirigirnos únicamente contra quienes nos odian, nuestra tarea es interpelar al pueblo: a nuestras familias, vecinas, compañeros de trabajo y quienes nos conocen. Es su responsabilidad protegernos, comprender que el odio no es una herramienta de gobernanza y que no deben convertirse en las manos ejecutoras de un poder macabro. Un país que niega 30.000 desapariciones o que simplemente dice “yo no sabía” debe hoy ver que se están re-configurando nuevos campos clandestinos y que el objetivo somos nosotras.
Pero aquí me encuentro, habitando una contradicción profunda. No puedo dejar de sentirdesazónal ver cómo se nos exige seguir luchando, sin permitírsenos siquiera envejecer en paz. Me dicen que me despreocupe, que serán creativas e incluirán, pero me queda claro que debo ocuparme yo misma, aun cuando ya lo he dado todo. No es metiendo nuestra identidad en el armario que vamos a convocar a nadie contra el fascismo y el antirracismo, convocamos nosotras travestis, maricas, lesbianas, nobinaries … somos nosotras el blanco de tiro.
Les dimos un país transformado, con una Ley de Identidad desesperada y errónea, pero que reconoció finalmente un cupo laboral, sin antes haber reparado el genocidio travesti que era un imperativo colectivo. Nuevamente son los privilegios lo que mueve, mientras el hambre de alimento y abrazo de las viejas espera mejores tiempos ¿Para qué? Para ser payasas de un peronismo estúpido que ahora les suelta la mano mientras chupa cirios. Gritan «no tenemos miedo» y tiran frases vacías con los nombres de mis amigas muertas como si fueran una droga más. Dejen de drogarse con muestras muertas. Sus nombres no son amuletos ni mercancías para toda esta euforia vacía.
¿Y qué hicimos que no vemos los resultados de la Ley Micaela? ¿Por qué nadie, ni siquiera dentro de nuestra propia comunidad GLBTTI, conoce a las funcionarias que no funcionaron? ¿Convocaran a sumarse a la marchas las rectorías universitarias? ¿Un sábado no laboral irá la clase trabajadora? ¿Qué cuerpos tomarán la responsabilidad? Este reclamo llega tarde, no porque no sea necesario, sino porque ahora tenemos enfrente un Estado capaz de dispararnos a plena luz del día, matándonos en tacos altos y con brillos a las cuatro de la tarde.
Nuestra energía no debe perderse en redes sociales donde reina la irracionalidad y la mala fe. Es inútil discutir con quien ha decidido no escucharnos. Debemos centrar nuestra acción en despertar conciencia y solidaridad en el resto de la sociedad, interpelando a quienes aún pueden actuar desde la animalidad de proteger su prole, no desde el odio. Dejemos de emplear la palabra humanidad como un término con el presupuesto de bien: hasta las disputas por el territorio entre machos animales se dan sin producir un genocidio. El genocidio, sí es humano, lo ha sido y el que se cierne sobre nuestras cabezas lo será.
Hoy más que nunca, necesitamos construir una comunidad enérgica, honesta y solidaria, capaz de avanzar con convicción hacia un futuro donde el odio no sea la respuesta, sino el reconocimiento y la dignidad para todas las personas, incluso mientras discutimos las identidades. Entreguen lo hombre y lo mujer que nos resta identidad y tanto escozor les da. Que el buen sentir-pensar sea nuestra revolución, que la memoria sea nuestra guía y que el amor por nuestras muertas nos inspire a cuidar a las vivas.
Actualidad
Marcha de Jubilados: creatividad y dilemas a 10 días de las elecciones

La noticia es que esta vez no los reprimieron. Jubiladas y jubilados se plantaron cerca de Congreso, con nuevos carteles, nuevas ideas y nuevos dilemas frente a lo electoral, Trump, y todos los etcéteras del momento.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Teo Escobar/ lavaca.org
El cartel tiene los rostros en caricatura de José Luis Espert, de Milei y de su hermana.
Una frase: “Te paso mi alias”.
Y tres sustantivos: “narco.libra.coima”.

Señales de tránsito.
Pasó otro miércoles de jubilados y jubiladas y la calle volvió a exhibir el “marchódromo” que las represiones de las últimas semanas habían fraguado. Nuevamente el vallado del operativo de seguridad cruzó de punta a punta la Plaza de los Dos Congresos a la altura de Entre Ríos, desde Hipólito Yrigoyen hasta la esquina de Avenida Rivadavia. Por eso mismo, la marcha hoy comenzó más temprano, cuando un grupo caminó por la calle Solís, dobló por Alsina y luego desembocó en Entre Ríos, gambeteando el vallado y mirando de frente el tránsito de vehículos y colectivos, para cantar el hit de moda:
- “Son todos narcos”.

Un eslogan colorado, ahora en modo jubilado.
Al instante apareció un cordón de la Policía Federal. A los cinco minutos, un refuerzo de la Prefectura. “Nos vamos, muchachos, dejémoslos solos cortando”, propone un jubilado. La marcha volvió a entonar el estribillo –“son todos narcos”– por Alsina, dobló por Solís y regresó al Congreso, dando inicio a una primera ronda, que luego se acopló a la movilización de la Mesa de Organizaciones. Uno de los que marchó en esa tanda, despacito, secundado por dos muchachotes, fue Alberto Samid, el empresario llamado “Rey de la carne”, y candidato a diputado nacional por el Frente Patriota Federal: “Yo también soy jubilado. Hay una teoría en economía que es que sobra gente. Por eso, el loco que tenemos de presidente reprime todos los miércoles. También hay chantas que cobran 7 millones de pesos, como Diego Santilli, que le niegan a los jubilados aumentos que equivalen a dos kilos de milanesas”.
Algunos escucharon y lo aplaudieron: “Samid, poné el asado”.

Sobre transferencias.
Otros pasaron indiferentes.
Hubo quienes no dejaron a un lado la conferencia de Donald Trump frente a la delegación argentina y un séquito de periodistas en Estados Unidos, que ató la supuesta ayuda económica –“dependiente y colonial”, resume una jubilada– al resultado de Milei en las próximas elecciones del 26 de octubre. Una escena que aunó carteles: “Milei mulo de Trump. Mulo de los yanquis”.
Y otros se ríen de esta realidad, como Luis, que escuchó un llamativo spot de La Libertad Avanza. La Cámara Nacional Electoral rechazó la reimpresión de las boletas en la provincia de Buenos Aires –principal bastión electoral por su caudal de votos– y mantuvo en primer lugar la figura del Espert, quien renunció a su candidatura tras el escándalo por el cobro de al menos 200 mil dólares del empresario Federico “Fred” Machado, extraditado a Estados Unidos por su vinculación con el mundo narco. Por eso, el oficialismo lanzó un singular slogan: “Para votar al colorado (por Santilli), marcá al pelado”.
Pero Luis armó otro cartel:
- “Si votás al colorado, te gusta el pelado”.
Se ríe: “No hace falta explicar nada”.

Diálogos con la pared.
Clima electoral
Tito no quiere hablar. Está cansado. Dice que lo que tiene para decir está en el cartel: “Recomposición de las jubilaciones ya”. Pero antes de irse, se arrepiente y dice que quiere decir una sola cosa: “En mi juventud inventamos el término de vendepatria. Bueno, hoy están en el gobierno”. Tito se va caminando y se sumerge en la marcha, que palpita el factor electoral desde el pulso de los múltiples sectores que convergen en estos miércoles.
Las elecciones legislativas del 26 marcan la segmentación que se percibe esta tarde. La UTEP y Jubilados Insurgentes por un lado. La izquierda por otro. Y otro grupo de autoconvocados más allá. La unidad se da en la marcha que bordea la Plaza de los Dos Congresos y en la que esta vez (es noticia), no hay represión.

Andar pese a todo, con energías para Pablo Grillo.
Rubén, jubilado, analiza: “Con las elecciones tan cerca estamos viviendo un impasse en cuanto a nuestra propia coordinación como sector. Noto un proceso de desmovilización de cara a una cierta esperanza que se da a partir de lo que dicen las encuestas y es que este tipo (Milei) va a perder. Entonces muchos esperan a ver qué sucede, esperando una nueva constitución del Congreso. Si confiamos en que eso dará una solución, estamos liquidados. Por eso nuestra única alternativa es seguir en la calle”.
Agrega: “Todos los partidos repiten 100 veces en sus discursos la palabra unidad y coordinación y yo me pregunto ¿dónde está el espacio asambleario en el que estén todos los sectores golpeados? No existe, no hay nadie que se anime a hacerlo. Ese es el problema”.

Keiko integra la organización Jubilados Insurgentes. “La antesala a las elecciones viene a mostrar que los jubilados estamos prácticamente solos. No nos apoya nadie, ni en el Congreso donde ratificaron el veto a la suba jubilatoria que eran 7 pesos por mes, ni en la calle”. Keiko dice que las y los jubilados tienen dos misiones:
- Seguir, miércoles a miércoles, marchando.
- No confundir.
¿No confundir a quién? “Que la lucha no es contra un gobierno. No se trata del ‘afuera Milei’ y listo. Nuestra pelea es contra un sistema. ¿Qué ganamos con que se vaya Milei si viene otro (seguro que menos violento y menos loco) pero que tampoco nos representa? Si creemos que el eje es la lucha electoral, chau”.
Algunos terminan la ronda cantando la marcha peronista. Otros, flameando banderas por Gaza y llamando a votar diputados y diputadas de izquierda. Samid sigue sonriendo, como figura de su propio frente. Otros grupos, terminada la marcha, se reúnen a discutir en asamblea la pregunta del momento, la pregunta de tantas veces: ¿qué hacer?
Lo hacen mirando al 26 de octubre. Y mucho más allá también. Faltan 10 días.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Actualidad
Héctor Guerrero procesado: el gendarme que le disparó a Pablo Grillo

El fallo de la jueza María Servini confirma que el 12 de marzo el gendarme Héctor Guerrero disparó horizontal y directamente a la cabeza de Pablo Grillo, y que realizó otros cinco disparos antirreglamentarios, del mismo tipo. Luego lo nombraron instructor de tiro. La contundente descripción de lo sucedido, y de la responsabilidad del cabo. Lo que explican a lavaca el hermano y el padre de Pablo: Ahora que la Justicia comprobó al autor material, hay que ir por quienes dieron las órdenes.
Por Francisco Pandolfi
La jueza federal María Servini procesó este martes al cabo Héctor Jesús Guerrero por los delitos de lesiones gravísimas y abuso de armas reiterado en cinco oportunidades, agravado por integrar una fuerza de seguridad: Gendarmería Nacional.
La jueza además dio por probado que Guerrero disparó desde la intersección de las calles Hipólito Yrigoyen y Solís la granada de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza dal fotógrafo Pablo Grillo, dejándolo al borde de la muerte, el miércoles 12 de marzo en el marco de la movilización de jubiladas y jubilados en las inmediaciones del Congreso de la Nación.
“No revisten dudas razonables acerca de que ese fuera el agente que realizara los disparos en cuestión”, dice el fallo de 293 páginas.
El resultado que buscaba
El dictamen es contundente y explica que Guerrero hizo lo que se proponía (no hubo error o accidente): “La figura de las lesiones gravísimas puede ser cometida tanto por dolo directo como por eventual, del material probatorio incorporado a esta causa me permito afirmar que por este delito Guerrero actuó, respecto a ese resultado gravísimo, con este último. El aquí procesado se representó la posibilidad de producir las lesiones gravísimas, y con su actitud o predisposición psíquica, le resultó indiferente la eventualidad del resultado. Vale decir que procedió sin importar que ello suceda. Esta actitud de indiferencia o de asentimiento hacia la probable producción del resultado es lo que hace inclinarme a dictar su procesamiento por el delito de forma dolosa”.

Pablo Grillo, durante un momento de recuperación, tras el cual volvió a terapia intensiva y a múltiples operaciones.
Disparo horizontal
La jueza Servini, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires afirmó que el disparo de Guerrero fue de forma horizontal y antirreglamentaria “a sabiendas de que con su accionar podía poner en riesgo la integridad física de cualquiera de las personas que se hallaban frente a él, o incluso la vida”.
Servini se refirió a la prueba audiovisual con la que basó su decisión y desechó el argumento esgrimido por el gendarme en su declaración del pasado 17 de septiembre, sobre carecer de la visual de los manifestantes:
“De estas imágenes puede apreciarse sin ninguna duda que Guerrero efectuó el disparo de forma antirreglamentaria en dirección hacia la cual se hallaban los manifestantes, con una visibilidad más que clara, sin haber ni humo ni agua ni ninguna otra sustancia u obstáculo que pudiera haber evitado que el nombrado detectara la presencia de una gran cantidad de personas en la dirección hacia la que disparó”.

Guerrero en septiembre, al ir a declarar ante la jueza Servini.
El instructor de tiro
Servini resaltó en el procesamiento que el cabo estaba capacitado para disparar este tipo de armas. “Surge con claridad la experiencia con la que contaba Héctor Jesús Guerrero, no tratándose de una persona inexperta, todo lo contrario”.
Nueve días después de la ejecución criminal, el cabo fue reconocido. Dice Servini en su resolución: “Es dable destacar que el día 21 de marzo de 2025 ejerció funciones como instructor de tiro de la Sección de Empleo Inmediato, por lo que el nombrado resulta ser una persona capacitada en cuanto a ello”.
El 11 de agosto pasado y por orden del Juzgado, la División Balística de la Policía de la Ciudad junto con peritos de la querella y la defensa reconstruyeron la ejecución producida por Guerrero y descartaron que el disparo hubiera sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanzagases. Y dictaminaron que si Guerrero hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho no hubiera alcanzado a Pablo del modo en que sucedió.
El juzgado comprobó que Guerrero durante la represión disparó contra los manifestantes otras cinco veces de forma antirreglamentaria. El procesamiento es sin prisión preventiva, se le impuso un embargo de 203 millones de pesos y le mantuvo la prohibición de salir del país.
Pablo hoy, y lo que empieza
Pablo Grillo continúa en el hospital de rehabilitación neurológica Manuel Rocca, a casi siete meses del disparo que estuvo a punto de quitarle la vida, y que se la cambió para siempre. El 12 de marzo estaba cubriendo la manifestación hasta que a las 17.18 recibió el impacto de munición de gas lacrimógeno en la parte frontal de su cabeza, herida que le hizo perder masa encefálica y derivó en múltiples cirugías que lo mantuvieron internado en terapia intensiva durante meses.
Desde la organización de familiares y amigos de Pablo comunicaron hoy las novedades de su estado de salud: “Su evolución es positiva, está empezando a comer papilla con ayuda. Continúa con sonda como alimento principal. Se sienta y se levanta con asistencia. Le están administrando medicación para que esté más reactivo. Seguimos para adelante. Lento, pero a paso firme”.
Su hermano Emiliano le cuenta a lavaca lo que siente tras enterarse del dictamen judicial: “Con este procesamiento tengo un montón de sensaciones. Una mezcla de alegría, bronca, tristeza, porque mi hermano no tendría que estar así, todo esto no debería haber pasado. Yo me niego a naturalizar estas situaciones. Sabíamos que más tarde o más temprano este procesamiento iba a llegar porque El Mapa de la Policía hizo un trabajo extraordinario y demostró quién fue el que tiró. Estamos satisfechos con la decisión de la jueza. Ahora que la Justicia comprobó al autor material, hay que ir por quienes dieron las órdenes. Hasta el momento tenemos una justicia parcial, para que sea total hay que ir por la cadena de mandos”.
Agrega a lavaca Fabián, el padre de Pablo: “Es un paso importante, está dentro de lo que esperábamos. Hay que seguir, veremos lo que resuelve el juzgado de aquí en más. Las sensaciones son raras, porque no podría decir que es alegría ya que Pablo todavía no está bien. Mejorando mucho, pero no bien del todo. Lo importante es que se empiece a hacer justicia. Este es sólo el comienzo”.

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