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Clases callejeras y marchas por la educación pública: el pueblo no cambia de idea

Una nueva marcha por la educación pública llegó hasta el ex Ministerio de Educación, devenido en Secretaría, donde se plantó una bandera con el lema: “Unidad por la educación pública”. Una expresión de deseos y una intención que se está construyendo en las calles al calor del espanto frente a las políticas del gobierno, unidad cuyos máximos referentes son las y los estudiantes universitarios que deciden a mano alzada y en asamblea las medidas a seguir. La marcha logró ser multitudinaria, recorrió las calles del centro porteño y confluyó en el Palacio Pizzurno, donde los cánticos expusieron algunas diferencias.
La imagen más significativa del día se produjo horas antes, cuando todavía el sol regaba las escalinatas de la Facultad de Ciencias Médicas: los escalones oficiaban de asientos para las y los jóvenes estudiantes que miraban serios y con una atención muy detallada a las docentes (todas mujeres) que impartían clase paradas en la vereda.
Fotos: Lucía Prieto/lavaca.org

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
Las dos marchas
A las 18 puntualmente, decenas de estudiantes comenzaron el corte sobre la Avenida Córdoba. Durante casi una hora lo mantuvieron sobre dos carriles, mientras comenzaba a sumarse cada vez más gente. Era uno de los distintos cortes simultáneos en distintas calles cercanas a todas las facultades, ideado así –según las y los organizadores– para burlar el protocolo de Patricia Bullrich concebido para una sola manifestación.
Lo lograron: toda la ciudad quedó impregnada por el reclamo, mientras se cantaba el tema que dominó esta jornada:
“Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea: pelea y pelea por la educación».
Este cántico fue el mismo en las dos concentraciones: una, sobre la calle Paraguay, reunió a sectores del peronismo convocados por la Marcha de las Antorchas. La de la Avenida Córdoba, sin nombre, estaba integrada en su mayoría por agrupaciones de izquierda de estudiantes y docentes, y también estudiantes sueltos.

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
Sobre Córdoba algunos de los carteles señalaban inspiraciones (“Luche como jubiladx”), recordaban a Macri y Vidal (“No caemos en la educación pública: la elegimos”), hacían lecturas políticas (con una imagen de Lali Espósito pegándole en la cola Milei, bajo la leyenda: “Acá tenés tu veto”) y mencionaba a los –tal vez– últimos en la fila de esta marcha educativa, aquellos que ya trabajan gratis (“apoyemos a los ad honorem”). Otro mensaje: «Milei, la UBA también tiene las facultades alteradas».

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
De lado a lado
La Plaza Houssay, entre Córdoba y Paraguay, fue el punto de convergencia de las dos convocatorias y funcionó como síntesis, rodeada por las dos marchas. Otro símbolo del día: de un lado a otro pasan una decena de estudiantes de remera naranja con una inscripción sin metáforas -“Nuevo espacio”, que estaban en la marcha de Córdoba, pero querían estar en la de Paraguay. “Nos confundimos”, acepta Nahuel, estudiante de Administración de Empresas de 23 años, apurando el paso para no quedar atrás. Mientras cruza la Plaza Houssay explica la diferencia de postura de su espacio político: “Estamos en contra de las tomas, pero a favor de la educación pública”.
“Lo ideal sería que no se exprese como una toma, porque esa medida no apoya lo que uno quiere representar. Quien quiera dar clase tiene que poder hacerlo, sino le estás dando la razón a quienes quieren cerrar la Universidad”.
¿No son suficientes las clases públicas?
Esa es una forma de visibilizar, pero no deberían ponerse en contra de nadie, sino mostrar la situación que está sucediendo y que aquel que quiera cursar, pueda.
¿Qué acciones lleva adelante su agrupación para visibilizar el reclamo?
Tratamos de comunicar la realidad que se vive, el día a día.
¿Cómo es ese día a día?
Primero que nada, si hablamos de las tomas…
Me refiero al desfinanciamiento de la educación publica.
Si los docentes que nos están formando dejan de dar clases se pierde un montón de calidad.
¿Es la primera vez que participás?
Sí.
Cuando llegás a tu casa, ¿qué comentás con tu familia?
Que es triste. Y es triste no solo por nosotros, sino que afecta las futuras generaciones. Mis papás no tuvieron la oportunidad de ir a la Universidad. Si sacás la universidad pública le estás cortando la llave del futuro a muchas generaciones.

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
(Des)Esperanzas
Otro que cruza de un lado a otro, apurado, es Emiliano Yacobbiti, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, de origen radical. Su charla con lavaca:
¿Qué simboliza este plan de lucha que parece recién comenzar?
Bueno: viene desde principio de año.
Me refiero a este contagio de tomas, la radicalización que está habiendo en las medidas…
Creo que tiene que ver con que había una solución planteada en la Cámara de Diputados, y muchos tenían la esperanza de que se resuelva de esa manera, y no se pudo hacer. Con lo cual, hay mucha preocupación por si el cuatrimestre va a terminar o no. Nosotros vamos a hacer lo imposible para que eso no pase.

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
Cuando dicen que “con estos números no se llega” ¿se trata de una posibilidad real?
El presupuesto del año que el Ejecutivo mandó al Congreso es la mitad de lo necesario. Con ese presupuesto es imposible garantizar el funcionamiento anual de las universidades. Creo que es momento de reflexión, momento para analizar y que el Ejecutivo tiene que entender que la sociedad va a defender las universidades porque funcionan, porque son la garantía de una sociedad igualitaria. Así va a ser.
¿Y los espacios políticos como el que usted integra están a la altura de estas circunstancias? Porque esta situación que usted está describiendo no la desconoce el gobierno: si no manda la plata es porque quiere cerrarlas.
Bueno: esperamos juntar la mayoría de diputados que haga falta para modificar la ley.
¿Cómo está esa negociación?
No tengo idea. La verdad que todavía no me metí.
¿Tiene esperanza en el Congreso?
Sí, claro que sí.

Fotos: Lucía Prieto para lavaca.
Cantos encontrados
A las 18.30 se corta toda la Avenida Córdoba. Una de las canciones que la agitan convoca a un “Paro general”. Los autos hacen sonar las bocinas en apoyo.
Por la calle Paraguay avanza, en paralelo, la Marcha de las Antorchas, y las dos confluyen a las 19:15 en el Palacio Pizzurno.
La Marcha de las Antorchas toma la delantera desplegando una bandera que dice: «Unidad por la educación».
Una flaca hilera de policías la mira de frente.
La marcha de agrupaciones de izquierda desborda el frente de la bandera y se pone al lado para iniciar una guerra de canciones: cantan “paro general”, “adónde está la CGT” y proclaman que “con los huesos de Caputo” van a construir una escalera “para que entre a la universidad la clase obrera”. En la otra se entona el himno y el hit es “la patria no se vende”.
Como antes, la canción de unidad es contra “el gorila de Milei” y acuerda que el pueblo no cambia de idea: pelea y pelea por la educación.
¿Quién decide?
Sobre el final de la marcha llegan tarde los dos únicos diputados presentes, Nicolás del Caño y Cristian Castillo. Este último responde a lavaca:
¿Cómo trabajan estas evidentes posturas distintas con la intención de unidad?
La fuerza es mantener la masividad. Las tomas y las asambleas de estudiantes están decidiendo cuáles son los mejores caminos. En mi caso la Facultad de Sociales: voy y participo.
Se ponen atrás de los estudiantes
Claro, apoyamos lo que el movimiento estudiantil hace, que es el sector dinámico.
Los centros de estudiantes peronistas o de izquierda tomaron medidas similares, pero arriba, en los partidos, no parece pasar lo mismo…
Todas las corrientes pueden tener distintas propuestas, pero en las facultades las que deciden son las asambleas. Lo más importante de todo es que hay que mantener la lucha hasta lograr la recomposición salarial. Milei la negó mediante el veto, pero no hay que permitirlo porque es una medida antidemocrática. Y nosotros ganando las calles tenemos que revertir esa medida. Eso es lo que está pasando.
Usted, desde el Congreso, ¿puede hacer algo?
No: este tema ha salido del Congreso. Porque el tema que está en debate –el veto– es de este año y ahora lo que se debate en el Congreso con el Ejecutivo es el aumento del presupuesto para el próximo. Al haber vetado una ley no tenemos forma de hacer algo por exigir un aumento para este.
O sea: es la calle contra el Ejecutivo
Y, es lo que hay ahora. La lucha quedó planteada así. Hay que conseguir esta reivindicación y decirle al gobierno que ponga la plata, porque plata hay.
Ustedes en el parlamento, ¿hablan de esto con los llamados dialoguistas, con los peronistas, con quienes se necesita para lograr los votos en el Congreso?
Nosotros no hemos votado nada con este gobierno. Milei compró las voluntades suficientes para lograr el veto. Eso es lo que pasó. Ahora, el aumento de este año para los docentes no es posible conseguirlo por vía parlamentaria. La única vía que queda es una paritaria. Por eso la importancia de construirla mediante la movilización.
¿Es optimista?
Yo creo que sí. Milei ya tuvo que retroceder con la idea de arancelar, así que yo creo que cuando vea que la gente está en la calle y protesta, va a reflexionar.
Romper el molde
Por fuera de estas lógicas transcurren las tomas, las asambleas, las clases públicas y los cortes en distintos puntos del país, desde Ushuaia hasta Salta, organizados por los propios estudiantes: los verdaderos latidos de esta rebelión incontrolable.

También La Plata fue protagonista de una histórica marcha universitaria.
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Jubilados: el triunfo es seguir

El Congreso de la Nación convirtió en ley el primer triunfo social que se logró al sostener en la calle, todos los miércoles y durante casi dos años, un reclamo que ni los gases ni los palos ni las detenciones arbitrarias pudieron desalentar.
Lo que deriva, ahora, es también el primer gran desafío político para un gobierno agobiado por la debilidad de su plan económico –debilidad que ahora quiere atribuir a esta decisión legislativa– y desgastado por una retórica abusiva que lo está dejando sin aliados y rodeado únicamente por aduladores, odiadores y especuladores.
La aprobación de un aumento de las jubilaciones del 7,2%, un incremento del bono de 70.000 a 110.000 y la extensión de la moratoria extinguida por decreto fue suficiente para que, además, comenzaran los reproches públicos de la interna oficialista, que tuvieron a la gran perdedora de esta pulseada –la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– como vocera.
La estrategia de la ministra de sofocar con palos y criminalización el reclamo social dejó ayer en evidencia su fracaso, tal como había sucedido en su anterior gestión al frente de esa cartera en tiempos de Mauricio Macri presidente.
Lejos de aprender la lección, la repitió cosechando idéntico resultado. Lo sintetiza Beatriz Blanco, 81 años, la jubilada golpeada, tumbada y gaseada durante una la jornada de protesta del 12 de marzo (en la que también fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo que continúa su arduo proceso de rehabilitación): “Si no aflojamos, lo logramos: esa es la lección de hoy”.
Beatriz no está confiada ni esperanzada: “Estoy decidida”, dice para definir qué espera en los próximos días, cuando se defina si el Congreso apoya o desactiva el anunciado veto del presidente Milei.
Esa decisión que define el estado de ánimo de Beatriz tiene un por qué: “ya no estamos tan solos y eso nos permite creer en nosotros. Nuestra fuerza es seguir”.
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La independencia de los jubilados

Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: lavaca.org
“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria».
209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.
Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

Un dolor en el pecho
Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”.
Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

Lo que quiere Milei
Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.
Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:
¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?
¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?
¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

Señalando la corrupción
Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,
“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:
A ver, señor diputado,
¿qué le ha pasado que se olvidó
del bendito pueblo obrero
que usted en campaña siempre nombró?
Tengo mis hijos pidiendo,
que por la calle siempre se ven
y usted se aumentó la dieta,
y yo a la dieta la hago muy bien.
Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”.

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.
Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.
A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.
Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.
Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.
El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.
Por Francisco Pandolfi
Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.
¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico.
¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.
Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.
Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron:
- Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
- Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
- Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200.
- En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
- En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales.
- En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización.
- Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.
Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”.
Abrazo y marcha federal
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.
Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…
¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:
- Una recomposición salarial del 100%.
- Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos.
- El aumento del presupuesto del hospital.
- Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.
¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.
Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.
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