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Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

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Dos actos del 30 de diciembre quedaron enlazados. La masacre de Cromañón ocurrida hace 20 años con la muerte de 194 personas que en promedio tenían 22 años. Y la movilización de Familiares de Víctimas de Femicidios con una bandera de 50 metros que ocupó casi todo el frente de la Casa Rosada con los nombres de una masacre por goteo: 312 asesinadas hasta ayer en 2024, para desmentir la propaganda oficial. Reflexiones sobre la violencia, el mercado, el Estado, lo narco, el pasado y el futuro (y compartimos el link para ver un documental imprescindible).

Por Francisco Pandolfi   Fotos: Cecilia Béthencourt y Juan Valeiro/lavaca.org

312 femicidios y travesticidios en lo que va del año. 

32 femicidios en diciembre. Y todavía falta un día para que termine el mes. Y el año. 

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Cecilia Béthencourt / «Todos estos femicidios son de este año, eh», gritaban las familias.

194 personas asesinadas en la masacre de Cromañón, el 30 de diciembre de 2004. Más de 1.400 personas heridas. 19 sobrevivientes al horror, que se suicidaron en el pesado transcurso de estas dos décadas. Y miles y miles de personas afectadas en ambos casos.

El Estado es responsable. 

Esa fue la consigna que enlazó esta tarde y en la Plaza de Mayo, a las Familias de Víctimas de Femicidios, con el Movimiento Cromañón. 

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Juan Valeiro / La marcha de Cromañón, con el doble de gente que años anteriores.

La bandera inconcebible

Las Familias de Víctimas de Femicidios salieron a las 16 desde el Congreso de la Nación. No hay fin de año que amaine el dolor, entonces están ahí, visibilizando cada uno de los crímenes de 2024.

Sostienen una bandera negra, de 50 metros de largo, con hojas blancas A4 que llevan los nombres (letras rojas) y las edades (letras negras) de quienes fueron asesinadas durante este año. 50 metros de largo que denuncian 312 femicidios y travesticidios, según las cifras recogidas por el Observatorio Lucía Pérez de Violencia Patriarcal. Las familias están vestidas de negro. 

Caminan primero por avenida Rivadavia, luego por avenida de Mayo, hasta la Plaza. La gente las ve. Se acerca. Saca fotos. Pregunta. Hay viento, y la bandera flamea y con ella se mueven todos los crímenes de enero (33) febrero (35), marzo (21), abril (18), mayo (28), junio (23), julio (19), agosto (25), septiembre (33), octubre (21), noviembre (24), diciembre (32). 

Una vez en Plaza de Mayo se ubican junto a la reja que da a la Casa Rosada, de espaldas al edificio. Extienden el telón que parece tristemente no tener fin y ocupa casi todo el frente de la sede gubernamenal.  Abren delante otra bandera, negra con letras grandes y blancas, en la que se lee: Familias víctimas de femicidios, transfemicidios y desaparecidas. 

Gritan “por todas las asesinadas este año” y enumeran nombres y apellidos y el “presente” y el “ahora y siempre”, que aunque pase el tiempo y los años y las veces que se repite, no deja de emocionar.

De Alcorta a Adorni

Delante de la Casa de Gobierno, algunos familiares hablan con lavaca.

Marta Montero y Guillermo Pérez son la mamá y el papá de Lucía Pérez, joven de 16 años asesinada el 9 de octubre de 2016 en Mar del Plata, desde donde viajaron anoche para participar en esta actividad. “Todas las familias que estamos acá, creemos fervientemente que vamos a generar un cambio. Estamos en el peor momento de todos, pero seguiremos luchando. Por más que hayamos tenido un revés, que no es hacia Lucía, sino contra todas las mujeres, no bajaremos los brazos. La lucha no terminó”. 

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Foto: Cecilia Béthencourt / Marta, Marisa y Susana, las madres de Lucía Pérez, Luna Ortiz y Cecilia Basaldúa, frente a la Casa Rosada.

Guillermo hace referencia a la absolución en noviembre pasado en el juicio político a los jueces –Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas– responsables del fallo del primer juicio (2018) por el femicidio de Lucía Pérez, que fue luego anulado por el Tribunal de Casación por la falta de perspectiva de género y la re victimización de Lucía, ordenando un segundo juicio realizado en 2023. Vale aclarar que en ese nuevo proceso, con otros magistrados, sí se condenó por el femicidio a Matías Farías y Juan Pablo Offidani.

Marta, la mamá de Lucía, dice: “Es importantísimo estar juntas y visibilizar lo que nos está pasando. Adorni (Manuel, vocero presidencial) acaba de decir que los femicidios bajaron y es mentira. Fijate las coincidencias, que lo mismo dijo en su momento la ministra Elizabeth Gómez Alcorta. Acá estamos para defendernos, para decir que mienten, que solo en la última semana hubo seis femicidios, que dos eran criaturas y la más chiquita de dos meses. Es tremendo el negacionismo que se está generando. El feminegacionismo. Niegan cómo nos matan todos los días. Pero las familias somos tenaces y cuando queremos algo, no paramos hasta conseguirlo. Y tenemos una ventaja: no nos vendemos ante nadie, que lo tengan claro, que lo sepan todos”. 

Antes del acto en Plaza de Mayo, Marta y Guillermo Pérez presentaron en el Instituto Patria un pedido formal dirigido a Cristina Fernández de Kirchner para que sancione a los diputados y senadores de su partido que con su voto unánime salvaron del jury a los jueces Gómez Urso y Viñas, responsables del fallo que quiso dejar impune el femicidio de Lucía Pérez.

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Foto: Cecilia Béthencourt / Daniel Basaldúa y Guillermo Pérez, papás de Cecilia y Lucía.

Narcotráfico y fotitos

Pasa un contingente de turistas. Les muestran el balcón donde se asomaba Perón ante la multitud, y últimamente Milei ante el vacío. A los turistas les muestran el balcón equivocado.
Una señora se desprende del grupo y se acerca a familiares de víctimas de femicidios que están realizando su acción en Plaza de Mayo. Recorre la bandera que ocupa todo el frente de la Rosada diciéndole a cada manifestante: «God bless you» (Dios los bendiga).

Marisa Rodríguez es la mamá de Luna Ortiz, asesinada en junio de 2017: “Juegan con la vida de nuestras pibas, y en todos los gobiernos pasa lo mismo. Por eso no nos quedamos en casa, como quieren desde el poder político, siempre ligado al narcotráfico, algo que todo el mundo sabe. Los distintos gobiernos nos invitan a participar de charlas, dicen que quieren escuchar nuestras voces, pero cuando le planteamos caminos a seguir, posibles soluciones, las minimizan, nos cambian de tema. Nos usan para la fotito y nada más”. 

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Cecilia Béthencourt / Susana Reyes, la mamá de Cecilia Basaldúa.

Susana y Daniel son la mamá y el papá de Cecilia Basaldúa, asesinada en Capilla del Monte, Córdoba, el 20 de abril de 2020. Resume Susana: “Lo que va a cambiar esto es que deje de haber complicidad policial, judicial y política”. Agrega Daniel: “Vinimos a demostrarle en la cara al gobierno sus mentiras. Se lo mostramos acá, en esta bandera. Todos estos nombres son de 2024. Los gobiernos tuvieron y tienen muchas oportunidades para ayudar a las familias de víctimas y siempre las patean a la basura, una tras otra. La última gran oportunidad fue el jury a los jueces por el caso de Lucía, donde legisladores peronistas votaron a favor de los jueces. Fue un caso que podía haber sentado un precedente. Yo me considero peronista, pero nos traicionaron. Ahora nos sumamos a marchar por Cromañón. Otra causa en la que queda claro que el Estado es responsable y no se hace cargo de nada”.

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

El trayecto a pie desde Congreso a Plaza de Mayo. Se ve apenas una parte de la bandera de 50 metros de largo, con los nombres de las víctimas de femicidios perpetrados hasta el 30 de diciembre.

Trampa mortal

Termina la actividad de Familiares y comienza la otra. Los lazos son muchos. De dolor y de lucha. De denuncia y de evitar que se repita. En el medio de la Plaza, a metros de la Pirámide de Mayo, se monta un gazebo, algunas sillas y se empiezan a pegar zapatillas de papel, por todos lados. El símbolo de la masacre de 2004, el símbolo del no olvido. El símbolo de 20 años de sobrevivientes y familiares de víctimas que batallaron por justicia y contra esa corrupción dispersada por cada uno de los sectores que posibilitaron el desastre absoluto. 

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Juan Valeiro / La cita tiene como eje central la lectura del documento consensuado por sobrevivientes y familiares de víctimas del Movimiento Cromañón.

En el primer párrafo se denuncia esto:

“Tenía que ser una fiesta. Miles de jóvenes fueron el 30 de diciembre de 2004 a un recital de Callejeros en el boliche República Cromañón. Tenía que ser una fiesta. Pero apenas comenzado el recital, una candela impactó contra la media sombra del techo del lugar, Omar Chabán (organizador) cortó la electricidad y se desató el caos. En un instante, se pusieron en evidencia todas las irregularidades que tenía el lugar: enorme sobreventa de entradas (dado que la habilitación, que estaba vencida, era para 1.031 personas, y allí había entre 4 mil y 5 mil), puertas de salida cerradas con candado (para que nadie se pueda colar), falta de agua (para que el público consuma más), matafuegos vencidos, una media sombra inflamable para insonorizar y que el ruido no se filtrara al hotel lindero, propiedad de Rafael Levy, etcétera. Todas estas irregularidades se debían a la búsqueda de ganancia empresarial (los organizadores, el dueño del local) y a la corrupción estatal que lo permitió. El lucro por sobre todas las cosas, incluso sobre la vida.

Tenía que ser una fiesta, pero fue una trampa mortal”.

El documento visibiliza un abanico de horrores y criminalidades, así como de una lucha incansable. Podés leerlo completo acá:

Algunos ejes del texto, que repasa la historia de estos veinte años: 

“Cromañón fue un crimen con responsables: el gerenciador del lugar y los músicos, organizadores del recital, y el dueño del boliche, que priorizaron el lucro por sobre la vida; los funcionarios públicos, que primero otorgaron una habilitación trucha, y luego dejaron funcionar el local a pesar de haberse vencido. De ambos lados, la corrupción fue el punto de encuentro: para dar el certificado, para sobrevender entradas, para violar las reglas de seguridad. Aníbal Ibarra (jefe de Gobierno en aquel entonces) había desarmado el cuerpo de inspectores para pasar a controlarlo con gente de su máxima confianza. La coima, se sabe, es mejor manejarla directamente con los propios. De esa combinación criminal nacieron la puerta con candado, la media sombra ilegal, toda esa muerte joven. También existió responsabilidad por el pésimo operativo de emergencia, que atestó ambulancias y hospitales, y que no aportó elementos indispensables como los tubos de oxígeno, el triage o camas en cuidados intensivos, todo lo cual hizo crecer la cantidad de muertos por la negligencia y corrupción. Por eso no le llamamos ‘tragedia’ sino ‘masacre’: un crimen”.

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Foto: Juan Valeiro / Las zapatillas, como símbolo de la masacre y la lucha para que no se repita.

“En relación a la causa penal, y a pesar de las decepciones recurrentes que nos trae este Poder Judicial, decidimos impulsar la investigación. Se obtuvieron insuficientes pero importantes condenas, que sirvieron incluso para otros casos, que se hubieran ahogado en el mar de la impunidad. Lo mismo ocurrió con el impulso al Juicio Político contra Aníbal Ibarra, Jefe de gobierno de la Ciudad y principal responsable político, donde se logró, aplicando la normativa de la Constitución de la Ciudad, su destitución por mal desempeño en sus funciones”. 

Macristas y Milei

Agrega el documento:

“Hay en Argentina muchas huellas por la Memoria: murales, zapatillas, árboles plantados, una estación de subte. Pero esas huellas deben confluir en un Espacio de Memoria: por eso luchamos por la expropiación del local que fue Cromañón, rescatarlo del horror y reconvertir en vida y memoria. Eso se hizo mucho más urgente cuando supimos que, inexplicablemente, los jueces le devolvieron las llaves de Cromañón a Rafel Levy, y este empresario condenado comenzó a destruir las cosas de nuestras víctimas, a tirar todo lo que había quedado dentro del boliche. Levy, el dueño oculto detrás de empresas off shore, seguía siendo un protegido del poder. Fueron 2 los proyectos de ley de expropiación presentados en la Legislatura Porteña, ambos desoídos por el macrismo. Después de 4 años volvimos a empezar en el Congreso Nacional, hasta que finalmente en 2023 se sancionó casi por unanimidad la Ley de Expropiación de Cromañón para que sea un Espacio para la Memoria. El diputado Milei, oh sorpresa, se ausentó de esa sesión. La gran demora del Poder Ejecutivo para reglamentar la ley hizo que hoy, dos años después, sigamos esperando que la expropiación se concrete”. 

“Cromañón tiene que ser un espacio para la memoria colectiva con ofertas culturales abiertas a la comunidad, porque de esta manera podremos seguir construyendo otros mundos posibles. Desde hace 20 años denunciamos los peligros de que el Estado se ausente de sus funciones y se ponga al servicio del lucro empresario, pues eso llevó a la muerte a nuestras víctimas. Vemos con enorme preocupación que hoy existan fuerzas políticas con enorme poder que busquen desde el mismo Estado, destruirlo. Nos dejan cada vez con menos cuidado, a merced del sector empresario que sólo busca la ganancia fácil, protegido por las fuerzas represivas que impiden la protesta. Hoy parece que gana la codicia, amparada por la violencia estatal. Otra vez ganan el lucro y las trampas, igual que el 30 de diciembre de 2004”. 

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Juan Valeiro / 20 años después, y la necesidad de que siga brotando la memoria.

El documento cerró así: “A 20 años de la Masacre de Cromañón, seguimos de pie. Continuaremos exigiendo memoria, verdad y justicia. Daremos las discusiones que sean necesarias, abriremos todas las puertas que el Estado se niegue a abrir o quiera cerrar con cualquiera de las formas en que sus candados se presenten. Los derechos no se negocian. La memoria tampoco”.

Y se unieron retazos de gritos colectivos: “Por quienes no están”. “Por quienes estamos”.

“Por quienes vendrán”. “Nunca más un Cromañón”. “Justicia es que no se repita”.

El pasado, el presente y el futuro

Tras la lectura del documento, se marchó desde la Plaza de Mayo hasta el santuario de Once, en la puerta del boliche República Cromañón, donde continúa la jornada de memoria hasta la medianoche. Entre lágrimas y una fuerza inconmensurable, se canta una y otra vez: “Ni una bengala ni el rock and roll, a nuestros pibes los mató la corrupción”. 

Las caras de las pibas y los pibes que fueron víctimas están por todos lados. En carteles, en banderas, en bombos, en remeras. Varios familiares llevan puesta una en la que se luce un diseño y tres líneas escritas: 

El sistema envenena

La corrupción mata

La impunidad enloquece

Esta nota, llegando al santuario del barrio porteño de Once, la cierra Santiago Morales, que se presenta como sociólogo, educador popular, papá, sobreviviente y hermano de una víctima de Cromañón.

Santiago tiene 34 años, dos hijos, una compañera de vida (que hizo este documental imprescindible sobre Cromañón que se ve acá: https://youtu.be/LR9SOHc3e3E?si=qpTCfeqCLfUpKqWG).

Santi fue a ver a Callejeros aquel 30 de diciembre con su hermana Sofía y su hermano Martín. Sofía falleció. Martín y él son sobrevivientes de la masacre. Martín, el hermano mayor, entró una y otra vez al lugar a salvar vidas. Santi, que tenía 14 años, se despertó varios días después en la cama de un hospital. A 20 años Santi dice, para comprender el pasado, analizar el presente y presagiar el futuro:

Femicidios hoy, Cromañón ayer: el Estado es responsable

Foto: Juan Valeiro / Las pibas y los pibes, en banderas, en carteles, en los gritos, en todos lados.

“Hay tres cuestiones que me interesa especialmente destacar en este aniversario número 20.

“La primera tiene que ver con la Justicia, expresada en lo que hace el Poder Judicial de nuestro país, y que no es el resultado espontáneo que se produce como consecuencia de un hecho criminal delictivo, de una masacre como esta. La justicia es el resultado de la pelea de los pueblos que nos movilizamos, que exigimos verdad, que exigimos castigo a los responsables, nunca desde la lógica de la venganza, siempre en la búsqueda por hacer memoria y generar condiciones para que no se repita. Fue la lucha de estos 20 años ininterrumpida de lo que podríamos llamar el Movimiento Cromañón en un sentido amplio, la que logró conquistas importantes como la destitución del jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, en un hecho inédito para la Ciudad de Buenos Aires; el juicio y condena en un tiempo récord –a cuatro años de la masacre– a funcionarios públicos y la visibilización de la responsabilidad empresarial expresada en la figura de Rafael Levy, el dueño de Cromañón y personaje siniestro que se mantenía escondido en empresas offshore, que tenía un taller textil clandestino en el subsuelo del boliche y que fue quien mandó a cerrar la puerta con candado, a tapear las ventanas, a eliminar los extractores y a poner la media sombra que contenía la guata, los dos elementos que a partir del fuego generaron la combustión mortal, similar a la de un campo de concentración nazi. El ácido cianhídrico y monóxido de carbono, en un lugar completamente cerrado, fueron letales. La posibilidad de conocer la verdad de los hechos y por lo tanto luchar para que la memoria no desaparezca fue el resultado de la movilización de familiares, sobrevivientes, amigos y amigas de las víctimas y de un pueblo solidario que se acercó y abrazó la causa”.

“Un segundo punto es que a 20 años de la masacre se están reeditando las condiciones sociales y culturales para que los cromañones se sigan repitiendo de manera exacerbada. Diciembre de 2004 es una fecha muy cercana no solo al 2001, sino a toda la década del 90, que tuvo que ver con la instalación de un modelo de cultura de la precarización absoluta de la vida, de los cuidados y de la desprotección como política de Estado. Eso hoy ha vuelto de manera recargada, por eso para mí esto que llaman batalla cultural –que paradójicamente quienes la levantan lo que quieren es el silenciamiento y la censura masiva de aquellas personas que no reproduzcan sus valores o que no se silencian– es en realidad una lucha ética, en el sentido de que hay dos paradigmas en disputa. Por un lado la ética del mercado, que se expresa de manera cabal en el gobierno de Milei en sus políticas y en su ideología. Por otro lado, la ética de la vida. La ética del mercado es hiper individualista y hace un culto de la desigualdad amparándose en la idea de meritocracia. Es esencialmente egoísta y genera condiciones permanentes de desprotección, porque lo importante es el aumento de la ganancia y el beneficio propio. En cambio, la ética de la vida es solidaria, es generosa. Se afirma en el cuidado, tiene que ver con lo comunitario, con la cooperación, con la certeza de que nadie se salva solo y de que es en la movilización de los pueblos donde es posible encontrar la esperanza y la conquista de las vidas que merecemos”.

Sigue su razonamiento Santiago: “Lo tercero que me interesa destacar es la necesidad de dejar de mirar a las juventudes como todo lo malo de una sociedad. El adultocentrismo exacerbado que llevó a culpabilizar a los jóvenes que murieron en Cromañón, o a los y las sobrevivientes, y que hoy en día también subestima, desprecia, estigmatiza los usos culturales, la mirada de las nuevas generaciones, a quienes en buena medida las han hecho responsables del ascenso de Milei. Esa mirada tiene que ser problematizada y para mí en ese sentido Cromañón es una oportunidad porque nos permite conversar con esas nuevas generaciones, afirmando que el modelo Milei es el modelo Cromañón, justamente porque se afirma en la ética del mercado. Esto nos debe acercar al encuentro con esa juventud no desde un lugar de la sospecha, la estigmatización y la subestimación, sino más bien desde la búsqueda por encontrarnos, por aprender juntos, por valorar los aportes que pueden hacer. Y por pensar que si no reforzamos esos lazos intergeneracionales que están tan deteriorados, no vamos a poder abrazarnos todo lo que necesitamos para soportar la penuria de este tiempo, que nuevamente se expresa en precariedad, en el abandono como política de Estado, en la crueldad exacerbada”. 

Finalmente Santiago plantea: “El colofón de estos tres puntos es la necesidad de contar con Cromañón como espacio de memoria porque para muchos sobrevivientes, muchos amigos de víctimas, familiares, ir a ese lugar será una manera de encontrarse con sus seres queridos, de dar con cierta forma de paz, una fuente de salud mental para mucha gente. Será necesario mantenerlo, alimentarlo y desplegar allí aquello que el propio movimiento Cromañón entienda necesario”.

Santiago camina en la marcha junto a sus dos hijos, que llevan un cartel colgado, con un orgullo que no entra en este texto ni en ningún texto.

Llevan en el pecho la foto de Sofía y una inscripción:

“No pude conocer a mi tía, pero la amo”. 

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Ian Moche: la revolución de la empatía

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En tiempos de elecciones, elegimos a Ian. Fue atacado por el Presidente y todo el aparato estatal como supuesto símbolo del “curro” en discapacidad, cuando ni siquiera cobra la pensión que le correspondería. El curro era otro: el director de la ANDIS, Diego Spagnuolo, quien también chicaneó a Ian, está involucrado en la alta trama de corrupción que salpica a todo el entorno presidencial, droguerías, laboratorios. Esta misma semana hubo una movilización de las personas con discapacidad reclamando la aplicación de la Ley de Emergencia votada por el Congreso por amplísimas mayorías, que el gobierno se niega poner en marcha. Esto es: corrupción, mientras se le niegan derechos y recursos a las familias. En el caso de Ian, niño activista sobre la neurodivergencia, esta es una historia que habla de manera simple de cosas complejas: de empatía, de humor, de amor, de familia, de apoyos y de futuro. De la vida de un niño por ser feliz, en un país hostil. Compartimos la nota publicada en la MU 206.

Por Franco Ciancaglini. Fotos: Lina Etchesuri.

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Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

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Desde el Congreso hasta el ministerio de Salud, una enorme marcha encabezada por personas con discapacidad atravesó el centro de la ciudad de Buenos Aires este miércoles bajo la vigilancia de la policía antidisturbios debidamente pertrechada, y entre los bocinazos de adhesión de los automovilistas. El gobierno promulgó pero no aplica la ley de Emergencia en Discapacidad aprobada por el Congreso, reduce o elimina el apoyo a las familias, y maneja el ANDIS bajo la sospecha/certeza de corrupción que le puso la música de “Alta Coimera” al mediodía porteño. Imágenes y palabras desde una movilización asombrosa que describe mucho sobre el presente.

Por Sergio Ciancaglini. Fotos Juan Valeiro/lavaca.org

El adolescente gigantesco va con un muñeco de peluche y una sonrisa a toda prueba. Ve a Luis, un jubilado, choca puños con él, le pasa la mano por el hombro, le dice gracias y se pierde en la manifestación, con el muñeco en la mano y su mamá atrás.

Luis, un tipo duro, ex gastronómico que ha bancado represiones de gendarmería, policía, prefectura & afines en las marchas de los miércoles, se queda mirando al chico, y se larga a llorar. Le pregunto por qué llora: “Me emocionó. A los 75 años ver a un pibe con discapacidad, un disca como dicen ellos, que te haga esa caricia… no es joda”. Se pasa las manos por los ojos, sonríe y dice: “El día que dejás de emocionarte es que sos un tronco seco”. Plantea una teoría de salud pública: “Acá hay pasión, en las marchas de jubilados también. Pasión mata remedio”. Se recompone y sigue marchando con el cartel que preparó para esta semana: “El 26 sacá la basura”.

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Luis, el jubilado con su cartel, y el chico que lo emocionó.

Bailando en la silla

La marcha arrancó en Congreso. Detrás de un camión que funcionó como escenario y guía, iban juntándose personas en sillas de ruedas, víctimas de distintas cosas que pasan cuando la carambola de la vida sale torcida. O personas con síndrome de Down caminando, y en muchos casos bailando al ritmo de los redoblantes, o ciegos y ciegas, y los familiares en cada caso, todo el mundo cuidando a los otros. Una chica con síndrome me señala los cordones desatados de la zapatilla y dice: “No te caigas”. Sonríe, y entiendo lo que le pasó a Luis.

Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

El paisaje está plagado de gendarmes cerca del Congreso, y policías armados, escudados y ataviados como para la guerra, incluyendo a otros con cámaras filmando a personas con autismo, antiguas víctimas de polio, y todo lo indescriptible de este movimiento que sale a defender lo suyo. Y que, al hacerlo, desnuda el grado de corrupción y descomposición que impregna estos tiempos políticos.

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¿Con financiamiento del INCAA?

La situación: la Ley de Emergencia en Discapacidad fue votada dos veces en Diputados y dos en el Senado. La segunda aprobación fue para rechazar el veto del Poder Ejecutivo. El gobierno entonces se vio obligado a promulgar la Ley pero no la aplica, bajo la excusa de que el Congreso tiene que definir las fuentes de financiación. Resultado: una tasa objetiva de crueldad y/o perversión, contra la gente y las familias que están este miércoles en la calle.

Otro detalle: la ANDIS, desde el señor Diego Spagnuolo cortó beneficios, redujo prestaciones, congeló los pagos a prestadores pero aumentó el presupuesto destinado a compra de remedios. De ese presupuesto aumentado es que se alimentan las maniobras reveladas en los audios de Spagnuolo, incluida la indexación de las coimas.

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Caminar, hacerse ver y meter ruido.

José Enrique Montenegro va en su silla de ruedas. Tiene asistencia perfecta a las marchas de jubilados. “Allí empezó toda esta resistencia. En los que creían que estaba lo más golpeado, lo más jodido, está lo más poderoso. Y esto me hace acordar a cuando yo era más chico, que apareció una agrupación que se llamaba Los Rengos de Perón”. Lleva sobre sus piernas una bandera que dice “la patria no se vende” y una gorra en la que se lee “Cristina libre”. Cada vez que puede en estas manifestaciones y en las de jubilados, baila con su silla, las manos aferradas a las ruedas, siguiendo el ritmo, sacudiéndola, siempre con una sonrisa contagiosa. Tiene en los brazos y manos una fuerza de otro tipo, apenas inferior a la de esa sonrisa.

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Se marcha como se puede.

No somos pobrecitos

Acompaña la movida Jony de la silla, como conocen todos a Jonathan Yeferley, muchacho de rastas recogidas, tres rulos como tirabuzón sobre la frente, que cuenta a lavaca: “Yo hace tres años me reconozco como sujeto de derecho, como persona con discapacidad, que siempre trataba de esconder para sentirme integrado a la sociedad. Pero bueno, el mundo disca, como nos gusta decir, se está despertando. Este gobierno fue muy cruel y vamos a aprovechar esta volada para generar conciencia de que somos personas. No somos pobrecitos ni inválidos mentales ni discapacitados: somos personas con discapacidad y tenemos derechos”.

Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

Sobre la calle Lima, llegando al Ministerio de Salud.

Plantea Jony: “Creo que vamos a lograr un cambio cultural, como lo consiguieron las mujeres. Y si hay un orgullo disca, no es por ser disca, es por pelear, ser solidarios, tener corazón”.

Lo perverso

Presentan en el camión al diputado autor de la ley, Daniel Arroyo, de lo que se llamó en su momento Unión por la Patria y ex ministro de Desarrollo Social. “Sé de la angustia y desesperación que todos tenemos. Sigue sin resolverse la atención a las personas con discapacidad y sus familias. El sistema está colapsado, las personas no acceden a los medicamentos, a las terapias, a los tratamientos. Los hogares y centros de día hacen lo que pueden pero n pueden funcionar, las escuelas están recontra complicadas. Las personas en los talleres siguen cobrando 28.000 pesos por mes, y los acompañantes terapéuticos cobrando 3.000 pesos la hora, pero a 180 días: si empiezan a trabajar hoy lo van a cobrar en marzo del año que viene. Y el transportista sigue cobrando 541 pesos el litro de nafta”.         

“Dos cosas tienen que pasar. Una es poner en marcha la ley. Dos, la Agencia de Discapacidad tiene los recursos ya. Son fondos de afectación específica, el presupuesto dice que tienen esa plata. Lo otro es que actúe la justicia, pero además está el camino del Congreso, donde hemos pedido la interpelación al Jefe de Gabinete porque lo único que tiene que hacer es transferir los recursos que ya están, para poner en marcha la ley”.

Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

Luego explica a lavaca: “El gobierno transfirió fondos al ANDIS, no para cumplir la ley pero sí para actualizar los precios, pero tampoco lo hizo. Claramente lo que hace el gobierno es perverso. No quiere dar el brazo a torcer. Esto no tiene impacto fiscal. Es como alguien que se pone obtuso y dice ‘no, no, no’ y no quiere salir de eso.

El gobierno responde que hay que decirle de dónde sacar los recursos.

-Hace dos años que el gobierno no tiene presupuesto. Lo que hace es transferir recursos de un lado a otro. Lo hace directamente todo el tiempo. Acá es lo mismo.

Las retenciones no cobradas les hicieron ganar a las grandes cerealeras 1.500 millones de dólares. Están los gastos en servicios llamados de inteligencia.

-¿Y lo que gastaron en boletas para las elecciones? Plata hay, pero el gobierno decide lastimar a toda esta gente.

Después de haber hecho esta Ley, de las más importantes de los últimos tiempos, Arroyo termina su mandato y no fue incluido en las listas del peronismo. Elije la elegancia: “Vuelvo a la actividad académica, hay que construir otras ideas, me viene bien tomar distancia y pensar, abrir la cabeza. Por ejemplo, el cuidado de personas es probable que se convierta en una de las mayores fuentes de trabajo en el país. ¿Cómo hay que trabajar con eso? Y en lo general hay que redefinir todas las políticas, incluidas las sociales. Así que me dedicaré a eso”.    

En un bar consulto a un señor que se llama Leonardo qué opina sobre lo que está viendo por la ventana. “Es muy triste. Una señora chilena me decía que habría que hacer la Teletón, que son colectas benéficas”. Ninguna colecta podría recaudar ni remotamente el funcionamiento permanente que requieren esas familias. “Ah, puede ser”. ¿Alguna idea sobre la corrupción en el área de discapacidad, justamente? “Bueno, habría que estudiarlo”. Así razona parte de la sociedad. Según una de las frase más reiterada de esta época, es lo que hay.

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Abrazos.

Tres madres

La marcha fue una esforzada travesía y a la vez una fiesta que llegó hasta el edificio de 9 de Julio y Belgrano (donde funciona ministerio de Salud) en cuya parte superior puede verse todavía la imagen de Eva Perón. Por la 9 de Julio pasaban cantidad de automovilistas tocando bocina como forma de apoyo.

Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

José y Jony.

Hablaron Jony, Gustavo (ciego que clamó “vamos el pueblo todavía”), y el sacerdote Pablo Molero (Coordinador del foro permanente para la promoción y defensa de los derechos de las personas con discapacidad). Se agradeció que hubiera varios diputados que acompañaron la marcha sin pedir que los nombren o les den micrófono. Habló también un joven a través de un traductor de voz, acompañando con gestos las palabras que él había pensado y escrito, y el robot reproducía: “El famoso 3 por ciento no es una cifra, es un símbolo. El símbolo de un gobierno que se enriquece mientras miles de familias hacen malabares para pagar una sesión de terapia o ir hasta el hospital. Eso no es error. Eso es crueldad planificada. No se puede vivir a pulmón, haciendo rifas para pagar un acompañante. Este domingo cuando vayas a votar acordate de quiénes somos. De los que no gritan porque no pueden pero sienten igual…” el robot seguía hablando en medio de una ovación que solo se detuvo al final cuando se escuchó a ese joven diciendo, a través de lo que había grabado: “La dignidad no se ajusta. Se defiende”.

Marcha por la Emergencia en Discapacidad: “Sabemos no bajar los brazos”

Hablaron también madres de personas con trastorno autista.

Lola: “Sabemos que tenemos una lucha diaria por nuestros hijos, siempre, y esa fuerza de lucha se transmite acá. Se metieron con el colectivo más vulnerable. Despertaron a un monstruo. Porque no tienen idea de la lucha que tenemos día a día. Hasta que salga la Ley de Emergencia en Discapacidad, vamos a seguir en la calle. Queremos agradecerle al periodismo que acompañó, a toda la gente que vino, al Congreso que acompañó con su voto. Y gracias por tanto, tanto amor”. 

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Valentina, mamá de un adolescente con trastorno del espectro autista, y un admirador que se ganó con sus palabras.

Eugenia: ”Hagamos que este colectivo, que muchos creen que es vulnerable, muestre su fuerza, que es la fuerza que entregamos día a día”.

Valentina: “Se metieron con gente que no sabe bajar los brazos. Las personas con discapacidad, sus cuidadores y sus familias sabemos no bajar los brazos. Sabemos de obstáculos y dificultades para toda la vida, y no bajamos los brazos. A veces nos tomamos un tiempito para tomar carrera, y volvemos a insistir. Porque así es nuestra vida. Vamos a seguir insistiendo hasta que aumenten los aranceles a los prestadores, para que todas las pensiones por discapacidad sean restablecidas y hasta que se cumpla cada artículo de la ley. Vamos a seguir acá”. Luego se cantó el Himno.

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El proyecto de destrucción de esta y tantas otras realidades sigue funcionando. Al salir, un chiquito con síndrome de Down y comiendo un helado de frutilla saludaba a la gente y sonreía. Volví a sentirme como Luis. Los próximos tiempos dirán cómo se sigue escribiendo la historia emocionante de la gente que sabe cómo no bajar los brazos.

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CEPA: La naranja mecánica

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Son las personas de chaleco naranja que todos los miércoles asisten a jubilados, jubiladas, reporteros y manifestantes heridos por las fuerzas federales. El CEPA, Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios nació en 2001 y se convirtió en un emblema de acción voluntaria. De Haití, Ucrania y Sudán del Sur al Congreso como zona de guerra. Las armas traumáticas y el spray pimienta y el kit que armaron para enfrentar las represiones de los miércoles. La doctrina Manaos. En tiempos de la tiranía del individualismo, un ejemplo de cómo mover la solidaridad para ayudar a curar esta época. Por Lucas Pedulla.

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