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Hasta el jueves, Nora

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Nora como copilota de auto. Nora y su agenda infinita. Nora, el clítoris, y su número de DNI. Nora y la pelopincho. Nora y la justicia. Nora y la inteligencia. El feminismo, el cannabis, la sensibilidad, y su teoría de las endorfinas. Su propuesta sobre qué hacer frente a la crisis actual. Y su respuesta a una consulta: ¿qué pasará con Madres el día que no haya más Madres?

Nora.

Los relojes sostienen con una precisión insoportable que todo ocurrió –o dejó de ocurrir– a las 18.41 de este jueves 30 de mayo, un rato después de la ronda de Madres de cada jueves a la que esta vez obviamente ella no había podido ir, internada. Tenía 94 años, cumplidos el 22 de marzo.

Es una de las figuras más importantes en la historia argentina, una mujer gigante que nunca quiso revelar cuánto medía, partidaria de los abrazos y de todas las luchas, y abanderada de la sonrisa y la cordialidad, oficios que se ejercen con el corazón. Se despidió para instalarse en el infinito. Estos son algunos retazos, algunas semblanzas, algunas palabras, para intentar desobedecer a la muerte.

Para recordar a una persona maravillosa, y para no decirle adiós.  

Por Sergio Ciancaglini

Hace unos meses, ante acontecimientos electorales a)narco capitalistas que son de público conocimiento, alguien le comentó a Nora Cortiñas: “Qué desastre lo que está pasando, ¿qué vamos a hacer frente a todo esto?”.

En lugar de hablar de lucha, resistencia, desobediencia civil, coraje y otras cosas que podían esperarse que salieran de sus labios ante semejante desafío, ella contestó, desde su silla de ruedas: “Una fiesta”.

Dio detalles: “En un barco, bailando y cantándole al río”.

Y se rio. Todo lo demás estaba sobreentendido. Nora sabía, tal vez desde siempre, que las cosas hay que concretarlas más que anunciarlas, y que la rebeldía debe aprender a alimentarse también de la celebración, el encuentro. La fiesta.

Es lo primero que se me ocurre recordar sobre Nora. Ante la muerte, la memoria fragmenta las imágenes, como cuando se mira a través de unas ventanas o de unos ojos empapados. Perdón entonces por el estado de mis ventanas: estos son algunos fragmentos de lo que alcanzo a ver en la memoria, y que quisiera contar desordenadamente antes de olvidarlo.

El DNI

Una tarde en la sede de Madres Línea Fundadora. Nora revisa su cartera en la que lleva el pañuelo blanco, el verde por el aborto, crema de cannabis medicinal para su rodilla, una lata de sardinas y la agenda en la que anota sus hiperactividades cotidianas, entre otros secretos. Su agenda fue siempre el mejor mapa para comprender la conflictividad social argentina. Las luchas por la vida.

En la cartera está también su DNI: 0.019.538. “Fui de las primeras en la cola para sacarlo. El otro día, por un trámite, los empleados de un banco me dijeron que la máquina no podía interpretar un número tan bajo”.

La ayudé a cerrar la sede de Madres ese día mientras me apuraba: “Dale, dale, que tengo mucho que hacer”. Se puso el ponchito de barracán, agarró la cartera, el bastón, apagó la luz y cerró con llave. Al cerrar esa puerta, da media vuelta y abre un mundo. Nora se transforma en Norita, que en lugar de ser un diminutivo resulta un aumentativo, una clave, un código de acción.
Sale Nora de Madres y entra Norita a la calle, las plazas, las ciudades, los pueblos, las rutas, las fábricas, la naturaleza, los conflictos.
Entra a sus verdaderos lugares de acción: lo público, los espacios donde ocurren las cosas, o donde las cosas se manifiestan escapando de los encierros y del silencio. 

Hasta el jueves, Nora

La foto de portada: Martín Acosta. La que se ve sobre estas líneas, Alejandro Carmona. Ambas para la cobertura colaborativa. Enero 2024

Los sí y los no

Vi su DNI por primera vez en 2012, en Tribunales, cuando presentó un hábeas corpus por su hijo Carlos Gustavo Cortiñas, desaparecido el 15 de abril de 1977 a las 8.45 en la estación Castelar, cuando iba hacia su trabajo en el INDEC.

Aquel 10 de diciembre de 2012 fue también la primera y única vez, en décadas, que la vi llorar. Como cronista de lavaca, me tocó ser el único periodista presente en ese momento. Acompañaba a Nora Ana Careaga, desaparecida durante la dictadura, embarazada, a los 16 años, hija de Esther Careaga, una de las tres madres desaparecidas en diciembre de 1977. También estaba con Nora Adolfo Mango, del equipo de Derechos Humanos de la Iglesia de la Santa Cruz, epicentro de la desaparición de la propia Esther, Mary Ponce de Bianco y Azucena Villaflor de Devincenti, además de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, tras la infiltración realizada por el marino genocida Alfredo Astiz.

Nora me explicó que su idea con el hábeas corpus era lograr que se abran los archivos sobre qué pasó con cada persona desaparecida, incluso su hijo: “Claro: nosotros no torturamos a los militares para que hablen. Depende de ellos. Y no hablan porque es parte de su culpabilidad y la demostración del crimen que cometieron. Lo mío es una pregunta sencilla y de madre. No tiene ninguna otra intención que saber dónde está mi hijo”. Como siempre, tenía la foto de Gustavo colgada del cuello, junto al corazón.

Durante la espera repasaba algunos no y algunos sí que plantearía ese mismo día al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA: “No a la Ley Antiterrorista. No a Clarín ni a ningún tipo de monopolio. No a la megaminería a cielo abierto. No al glifosato, no a Monsanto. No a la discriminación a los pueblos indígenas. No al pago de la deuda externa inmoral, impagable y odiosa. Sí a la Justicia. Sí a la verdad. Sí a la memoria. Sí al apoyo a los juicios hasta que se condene al último genocida. Sí a la recuperación de la identidad para todos los jóvenes que fueron niños apropiados por el terrorismo de Estado. Sí a la reivindicación de la lucha de nuestras hijas, hijos, y del pueblo”.

La llamaron del despacho del juez Ricardo Warley y la secretaria Miriam Halata. Me pidió que fuese con ella. Le preguntaron la causa del hábeas corpus: “Es que sigo sin saber qué le pasó a mi hijo. Y yo quisiera que él, de algún modo…” La emoción la hizo callar. Me miró con los ojos inundados haciendo un gesto con su mano, tipo “no puedo”. Hubo unos segundos de silencio. Se repuso: “Quisiera que él sepa que siempre lo buscamos”.

El cine, la onda verde y los pelotudos

Una de nuestras salidas en los últimos años fue al cine, en 2022, para ver Argentina 1985. La pasé a buscar por el Congreso, el mismo en el que hoy se decide –o no– el posible remate del país, sobre el que ella tanto advirtió. Bajó con una persona que la acompañaba, plegamos en el baúl del auto la silla de ruedas que ya le resultaba inevitable y allí fuimos hacia el infierno de Puerto Madero. En el cine no pidió nada en especial, ubicaron su silla un pasillo, y vio conmovida la película. Saludó al director Santiago Mitre y a Dolores Fonzi con afecto y me dijo: “Vamos a comer algo”. Salió del cine, impermeable a los flashes y las celebridades. No sabía qué pensar de la película, que la había sacudido. La emocionaron muchas cosas, le pareció que faltaban otras: esta historia es tan infinita que siempre falta algo o mucho por contar.

Comimos con Marisa, su asistente, y con Claudia Acuña. Nora saludaba y conversaba con la gente de las mesas cercanas en ese restaurante de Avenida de Mayo. La llevamos a su casa de Castelar. Iba como mi copilota, era la una de la madrugada: “Mirá, ya lo tengo estudiado. Si agarramos la onda verde, no nos para nadie hasta la General Paz. ¿Sabés cuál puede ser el único problema?”.

La miré de reojo y replicó: “Los pelotudos”.

Arrancamos. Cuando algún auto o colectivo hacía una maniobra indescifrable, Nora saltaba: “¿Ves lo que te digo? Lo que hay que hacer es esquivar a los pelotudos, y así se llega bien a donde uno quiere”.   

Empezar a romper

La primera vez de las Madres en Plaza de Mayo fue el sábado 30 de abril de 1977. El 15 había desaparecido Gustavo. Militaba en la Juventud Peronista. Flaco, sonriente, bigote setentista, pelo largo.
En la casa de Nora hay una foto en la que se lo ve mirando a los chicos de la Villa 31, en la que militó con el padre Carlos Mugica. “Tiene un gesto que me parece dolorido y comprometido con lo que está viendo. Pero fijate los chiquitos: son iguales a los que ves hoy en las villas”. Se queda pensando: “Nuestros hijos luchaban por la justicia social. Pero hoy la brecha entre ricos y pobres es todavía mayor que cuando se tomó esta foto”. Para esa mujer que había tenido que amoldarse al rol de ama de casa y profesora de alta costura, la desaparición del hijo representó el fin de muchas cosas. “Fue dejar la casa y salir a buscarlo. Y fue para todas igual. Mujeres comunes que no éramos de la academia, ni de los grupos de pensamiento. Pero hoy entiendo que ahí ya fuimos feministas. Ahí empezamos a romper”.

Relata Nora que los varones y esposos no intervenían en las rondas porque el horario de las 15.30 era de trabajo. “Pasaba otra cosa. Al ver a los milicos algunos padres decían ‘yo le dije a mi hijo que no se metiera’ y cosas así. Entonces eso no servía. Las madres no hacíamos esas cosas”. Confrontaban. El lugar común indica que el dolor enceguece, pero Nora piensa distinto: “El dolor nos hizo ver. Nos fortaleció, y nos ayudó a ser claras”.
Empezó a entender algunas charlas que había tenido con su hijo: “Una vez me dijo: ‘¿Sabés que te pasa, mamá? Te falta calle’. Aprendí. Ahora me pasé de calle. Más que en los libros, la concientización está en la calle. Esto significa moverse siempre. Y no pensar dos veces ”.

Mínima, vital y móvil


Más fragmentos.

Desde que cumplió 82 años se definió como mínima, vital y móvil.Mínima: Nunca escondió la edad, pero ocultaba su estatura.
“Ni a mis nietos se los digo”. En el jardín de su casa hay una pequeña piscina
de dos metros de largo y uno de profundidad. Me la mostró y me guiñó un ojo: “Me
meto con salvavidas”.

Vital: Parece inagotable, aunque no lo es. Hace años sufrió
un ínfimo ACV. “Hablé dos horas después de eso en un acto, y parada. Ni yo lo
puedo creer. Pero es un compromiso con nuestros hijos y nuestras hijas. No es
un sacrificio para nada. Cada día es estar donde hay una injusticia”.

Móvil: Sus idas y vueltas a Castelar en micros, trenes
y subtes fueron durante décadas una especie de gesta cotidiana en medio de la
multitud. Un día me contó: “El otro día bajaba del tren. En el medio del gentío,
un chico que iba a subir me vio, tenía un chocolate, me dijo ‘gracias por todo
lo que hacés’, me lo dio y subió. Me quedé en el andén con el chocolate
llorando de emoción. Ni sé el nombre. Solo sé que era un chico del oeste”.

Cómo posar en una foto

Nora estuvo en la inauguración de la anterior y de la actual sede de lavaca: nuestra madrina. Siempre llegaba con flores. Allí, y en todas partes, la gente siempre le pidió fotos. Cuando le reclamaban sonrisas con el clásico “digan whisky”, Nora replicaba: “Digan clítoris”.

Un día me dijo: “La magia no nace porque sí. La tenés que crear con tu espíritu. El espíritu de ver el lado bueno de la vida. Si no hacés magia con lo que te pasa, es imposible sentir que lo que hacés está bien, que te genere alegría porque no estás entre los mafiosos”.

Me contó también que su biznieta Camila, a los 9 años, le dijo que los besos y los abrazos contagian gérmenes. “Pero el abrazo y las caricias estimulan las endorfinas que son lo que dan ganas de vivir. Cuando alguien está enfermo, lo acariciás, le das la mano y eso es terapéutico por las endorfinas. Así que en eso sí que tengo partido: soy partidaria de los besos y los abrazos”.Defendió siempre la democracia, por eso desconfiaba de los políticos. Varias veces votó metiendo un papel en el sobre, con estas palabras: “30.000 detenidos desaparecidos. No al extractivismo. No a la persecución a las comunidades indígenas. No a la deuda externa impagable, inmoral y odiosa. Me lo habrán anulado. No importa, saben que estuve ahí”. 

En la Plaza, antes y hoy

Plaza de Mayo, jueves, 15.30.
Las Madres están partidas desde 1986, pero allí están. Girando siempre en sentido inverso al de las agujas del reloj, como para recuperar el tiempo detenido por el terror. Cada uno de los dos grupos (Asociación y Línea Fundadora) en el extremo opuesto de ese círculo alrededor de la Pirámide de Mayo que culmina con una estatua que representa a la Libertad. La libertad está inmóvil, mientras la memoria, la verdad y la justicia rondan alrededor. Esa vez ocurre en tiempos de Mauricio Macri. Al final de la marcha circular Nora toma un micrófono, presenta a gremialistas, a asambleístas anti mineros, a maestras de escuela, a familiares víctimas de femicidios, denuncia la deuda externa y eterna, y anticipa lo que vino desde entonces hasta hoy, “porque hay gente que se queja en la verdulería, pero no entiende que lo que le pasa es consecuencia de que se están llevando los dólares y las riquezas, y cada dólar se paga con hambre en nuestro país”. 

Repaso lo que dijo aquel día, como si lo estuviese diciendo hoy. Dice que el gobierno (¿aquel gobierno?) es “negacionista, inmoral y ladrón”, y cuenta lo que está sintiendo. “Hoy no hay buenas noticias para dar, la buena noticia fueron esos chiquitos que vinieron de Lugano”.
Agrega: “No nos volvamos locos. Cada día me acuesto pensando ¿qué mal van a hacernos mañana? Es como que con cada acción, con cada decisión, quieren humillar. No lo logran, porque nos tienen que resbalar las cosas que dicen y hacen”.
Mira a la gente: “Siento que esta Plaza es mágica. Me siento feliz aquí. Me da pudor decirlo, con tantos desastres que pasan, pero es lo que siento viendo que tantas personas vienen, se encuentran, se abrazan, se reconocen”.

Salto a este 2024, en el que mis compañeras y compañeros de lavaca resolvieron reforzar el acompañamiento a cada marcha, cada vez con menos Madres, que sienten que lo que está en juego es seguir. Les debemos eso: acompañarlas en un momento así. Nora fue varias veces este año. Otros jueves empezó a no poder. Se organizó una cobertura fotográfica colaborativa de cada una de esas rondas. En esos giros vimos el nacimiento de Hermanxs (hermanos y hermanas de personas desaparecidas) y lo más nuevo: Nietes. Norita alcanzó a fotografiarse con esos grupos que fermentan el futuro.

Hasta el jueves, Nora

Nora puño en alto, Elia Espén, y Nietes. Foto: Lucía Prieto para la cobertura colaborativa. Abril 2024.

Me llegan mensajes de hoy. Lina y Francisco están en Misiones, cubriendo el conflicto provincial. «Le dimos la noticia a la asamblea y acampe docente, le brindaron un aplauso. Fue muy emotivo». Claudia: «Fue muy fuerte estar en la ronda hoy, y verla a Elia Espén, y que transmitía tan claro y con el cuerpo que sabía, y nos miraba a los pocos que éramos, y decía ‘griten más fuerte’, y temblaba. Pedía que no dejemos de ir. Le agarré las manos y le dije que se quede tranquila, que íbamos a seguir». Lucas: «Por cada lágrima se me vienen mil sonrisas porque así iluminabas todo. No sólo por tu Gustavo, que llevabas siempre a la altura de tu corazón, sino en una calle conurbana que pedía a gritos la aparición de un pibe desaparecido por la Bonaerense, en una asamblea de algún pueblo fumigado, en cualquier marcha feminista, en cada fábrica recuperada. Decías: todo daño que nos hacen transformémoslo en amor». Franco: «Norita era magia subidora, sonrisa y puño en alto, se fue para no aguantar más a este gobierno, y estará más que viva que nunca».

Se me ocurrió hace tiempo preguntarle a Nora: ¿Cómo imaginar esa ronda cuando ya no queden Madres?

“Yo no me imagino nada. Nunca digo que esto va a ser así o asá. Lo que creo es que siempre hubo etapas con determinadas personas que vivieron y luego murieron. Es la ley de la historia, y de la vida. Ojalá nunca más tenga que haber Madres porque hay genocidios y represiones. Pero en nuestro caso, de algún modo estaremos en la Plaza. Y entonces habrá que ver qué es lo que nace”.

Me lo dijo sin miedo y sin nostalgia, haciendo bailar esa sonrisa alimentada en la calle con abrazos y resistencia, besos y valentía, magia y endorfinas.

Su última salida pública fue para ver el show de Susy Shock: una noche de alegría.

Hay tanto para contar, y tan poco para decir en esta noche triste, que tal vez solo alcance con repetir la palabra que le dijo aquel chico del Oeste que le regaló un chocolate en un andén, y que la emocionó: gracias. Mientras la imagino ahora mismo en un barco, bailando y cantándole al río.

Hasta el jueves, Nora

Nora en la Cooperativa Lavaca, en la inauguración de nuestra trinchera. Año 2016.

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Neuquén: represión en modo Milei-Bullrich a la Confederación Mapuche 

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La Confederación Mapuche de Neuquén denuncia una feroz represión con detenidos (ya liberados) y varias personas lastimadas, incluso dos adolescentes –uno con las costillas fisuradas–. Describen que, como ocurre en Buenos Aires, también en Neuquén atacaron primero a la prensa que cubría la situación: desde el martes pasado integrantes de comunidades estaban encadenados a la Casa de Gobierno exigiendo el otorgamiento de las personerías jurídicas que el gobierno al mando de Rolando Figueroa, prometió y les niega sistemáticamente incumpliendo la ley y un fallo de la Corte Suprema. La violencia política en la provincia, la actitud de los CEOS y la petroleras, el peso de Vaca Muerta y las claves para comprender el conflicto en una provincia que no es un emblema de «progreso petrolero», sino una de las más endeudadas, empobrecidas y contaminadas del país.

Por Francisco Pandolfi

“Feroz represión”, “golpiza brutal” y “cacería al estilo Milei y Bullrich”.

Así definió Lefxaru Nahuel, werken (vocero) de la Confederación Mapuche de Neuquén, a lavaca lo ocurrido en la provincia. 

Fue una de las 19 personas detenidas –horas después liberadas– por el gobierno provincial luego de la violencia que desató ayer la policía local contra cuatro comunidades mapuche que desde el martes pasado se habían encadenado frente a la Casa de Gobierno para exigir que el Poder Ejecutivo, al mando del gobernador Rolando Figueroa, cumpla una promesa: otorgarles las personerías jurídicas. “Estuvimos cinco días manifestándonos pacíficamente hasta que vino la policía provincial a golpearnos de manera brutal, a hombres, mujeres, niños. Hay seis personas lastimadas” explica Lef.  

Muestra un paralelismo con las manifestaciones en Buenos Aires: “Se usó la misma estrategia: atacar primero a quienes registraban la represión. Los redujeron y detuvieron para que dejaran de filmar. Después siguió la cacería, inclusive contra personas que pasaban por ahí y grabaron la situación. Vamos a presentar una medida judicial contra el abuso policial en el operativo”. La policía también se llevó a dos adolescentes de 15 y 13 años –a uno le fisuraron las costillas al patearlo en el piso–. “Hubo un especial ensañamiento con los adolescentes que estaban ahí; a ellos dos les pegaron muchísimo, cosa que también vamos a denunciar ante la fiscalía”.

Neuquén: represión en modo Milei-Bullrich a la Confederación Mapuche 

Foto publicada por la Confederación tras la liberación de las 19 personas detenidas. La imagen de portada, gentileza de Tiempo Argentino.

Promesas incumplidas, amenazas cumplidas

El pedido de reconocimiento de personería jurídica es de cuatro comunidades mapuche: Newen Kura (Rincón de los Sauces), Fvta Xayen (paraje Tratayén, Añelo), Kelv Kura (Portezuelo) y Ragilew Cárdenas (Picún Leufú). La protesta tiene un sustento que data del 2013, cuando la Corte Suprema de Justicia ordenó a la provincia de Neuquén regularizar el reconocimiento a las personerías jurídicas. “Fue un fallo importante, pero los gobiernos se negaron sistemáticamente a aplicarlo y sólo buscaron entorpecer la aplicación de este derecho” relata Lef.  

Las promesas continuaron: “En 2023 se aprobó la ley provincial de consulta previa, libre e informada a las comunidades indígenas con personería jurídica y se puso un plazo para el nuevo registro que no cumplieron, por lo que en 2024 empezamos acciones directas. En septiembre de ese año, el gobierno firmó un acta de compromiso de reconocimiento legal a las comunidades en un plazo de dos semanas. Tampoco lo cumplieron. Semanas atrás, se comprometieron en un acta a dar una respuesta en cinco días. Y otra vez lo mismo: esa nueva mentira no fue admitida por las comunidades que definimos encadenarnos a la Casa de Gobierno”. 

Insiste: “Tenemos todos los requisitos cumplidos, no tenemos más nada que discutir. Lo que falta es que el gobernador firme el decreto, pero no quiere hacerlo. Nos resulta inadmisible que Figueroa no cumpla la ley ni el fallo de la Corte y es lo que está haciendo de manera autoritaria, subiéndose a la ola de Milei del ‘acá las leyes son las que yo digo y a quien no le gusta lo voy a reprimir’. Eso amenaza desde hace hace tiempo, y lo cumplió ayer”. 

Los CEOS y la contaminación

Ni bien liberado de la Comisaría Segunda, Lef dijo megáfono en mano: “Figueroa es responsable de haber reinaugurado la etapa de la violencia política en la provincia de Neuquén rememorando lo peor del sobischismo, lo peor de la dictadura militar”. Y amplió: “No hay derechos, no hay garantías. Hacemos responsable al gobernador y a los CEO de las petroleras que son las que realmente gobiernan la provincia de Neuquén”.

Neuquén: represión en modo Milei-Bullrich a la Confederación Mapuche 

Imágenes y explicaciones tomadas del Facebook de la Confederación Mapuche de Neuquén.

El 17 de julio la Confederación Mapuche de Neuquén denunció a Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) por residuos peligrosos que dejó en la comunidad Kaxi Payiñ, al norte de la capital neuquina y se movilizó a las puertas de YPF bajo la consigna “Sin agua potable no hay salud”, exigiendo derogar el decreto que habilita la extracción de petróleo a través del fracking (fracturación hidraúlica). 

Relaciona la represión con esa marcha: “Sabíamos que el vuelto iba a ser fuerte, porque así se maneja la mafia petrolera neuquina”.

¿Cómo es el mapa de la situación?

El mega proyecto Vaca Muerta (segunda reserva de gas natural más grande del mundo y la cuarta de petróleo) no lo dirigen los gobiernos, sino las petroleras. Y en el gobierno de Milei eso se ha profundizado, tanto así que directamente las empresas Tecpetrol, Techint, Tenaris tienen los gasoductos, los oleoductos, todo lo que es la dirección de YPF; manejan también la Autoridad Interjurisdiccional de Cuenca, que son quienes regulan los ríos y el uso del agua; manejan también la Secretaría de Trabajo y la Secretaría de Energía de la Nación. Son los CEOS gobernando el país, en beneficio de ellos y perjudicando al pueblo. La máxima muestra de esto es el RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones), que también lo escribieron ellos. Esa situación es la que nosotros repudiamos, porque si no parece que es decisión de un político y basta con cambiar el color partidario cuando en realidad hay un pacto extractivista en nuestro país que está decidido a beneficiar a las corporaciones con tal de que financien ciertas campañas. Hoy Neuquén es la provincia más endeudada per cápita de Argentina, cuando supuestamente desde afuera se ve acá estamos tirando manteca al techo. Es una muestra de que el extractivismo genera grandes riquezas para las empresas pero genera deuda, pobreza y contaminación para quienes viven en los territorios que son zona de sacrificio.

¿Cómo se relaciona el contexto neuquino con el hecho de que no se cumpla con la entrega de las personerías jurídicas?

La clave es que a partir de que las comunidades tienen las personerías, pueden acceder a la regularización de los territorios, a la defensa judicial en cada uno de los juicios que tienen por supuesta usurpación y también se puede acceder al derecho a la consulta libre, previa e informada frente a cualquier proyecto en sus territorios; eso es lo que las empresas se niegan a que suceda. No es el gobierno, sino las empresas las que imponen estas condiciones y que no quieren saber nada con que haya gente en los territorios. Con esto no me refiero solo al pueblo mapuche. El gobierno provincial hizo un trabajo detallado y muy dedicado de limpiar los territorios de población criolla y mapuche de una manera injusta y arbitraria. Con medios espurios desalojaron a familias campesinas y criollas que vivían desde hacía 80, 100 años antes de que Neuquén fuera una provincia. Esta es la situación de Vaca Muerta y por eso las petroleras no quieren que las comunidades accedan a la personería jurídica.

¿Cómo sigue esta historia?

En las próximas horas nos reuniremos y definiremos los pasos a seguir, que lo comunicaremos en un pronunciamiento, pero después de la represión de ayer el diálogo está completamente roto con el gobierno. El pueblo mapuche está de pie y dignamente va a seguir firme con la fortaleza mostrada desde hace siglos, manteniendo su proyección cultural y defendiendo sus derechos fundamentales.

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Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

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Una conmovedora y masiva marcha acompañó el reclamo del Hospital Garrahan, en crisis por decisión del gobierno de Milei que, al mismo tiempo, ataca a la salud pública, hiper endeuda al país, subsidia y financia todas las bicicletas financieras y fomenta la especulación con el dólar. La movilización partió del Garrahan, llegó a Congreso y de ahí a Plaza de Mayo, con el apoyo explícito de transeúntes, automovilistas y comerciantes a cada paso. Lo que dicen médicos, profesionales y pacientes de un hospital emblemático que atiende a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas. La teoría sobre el odio a los trabajadores públicos, los reclamos que apuntan a una canasta básica como mínimo, ante un gobierno que en lugar de intentar solucionar el problema tiende a empeorarlo, y sigue con la política de la motosierra, que por definición solo es capaz de amputar al sistema de salud, mientras en el hospital una señora era intervenida para donar parte de su hígado a un bebé de 5 meses. ¿Quién gana y quién pierde con lo que pasa en el Garrahan? El documento completo que se leyó durante el acto.

Por Francisco Pandolfi

Fotos Juan Valeiro

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Dentro del Hospital Garrahan, en la puerta del área de radiología hay un cartel que no debería estar ahí, pegado. O no debería estarlo en condiciones normales. “Buscado por vaciar al Garrahan”. Debajo se ve la foto de Mario Lugones, ministro de Salud, con una inscripción: “Quiere robarle la salud a las infancias para beneficiar su propio negocio”.

Esa imagen se repite por todo el establecimiento, junto a otros que informan sobre el paro de actividades que arrancó a las 7 de la mañana de este jueves y se extenderá hasta las 7 de mañana del viernes (se mantuvieron el servicio de guardia y la atención a pacientes internados) y convocan a la movilización que está empezando ahora mismo, cuando médicos y enfermeros y personal administrativo se alistan en la puerta para movilizar primero al Congreso, y desde ahí hacia Plaza de Mayo.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Otra de las cartulinas pegadas en los pasillos hace foco en los trabajadores: “Defendamos al Garrahan y a sus laburantes”. Uno de ellos es un médico anestesista que está de guardia y prefiere no dar su nombre. No va a marchar, pero baja a la puerta del hospital para bancar la resistencia colectiva. Trabaja aquí hace más de treinta años. Sintetiza la gravedad del problema: hay un equipo de seis perfusionistas que se encargan, en las operaciones y trasplantes de corazón (se hacen promedio dos por día) de mantener al corazón latiendo mientras se realiza la intervención. En los últimos meses tres de los seis profesionales, con más de quince años de trayectoria, renunciaron por los bajos salarios. “Si se va un perfusionista más, hay que cerrar el programa, porque es imposible se sostener”.

Esto (y tanto más) es lo que está en juego hoy en el Hospital Garrahan.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El odio al trabajador público

Arranca una movilización que cuadra a cuadra se volverá más masiva. Se canta “el hospi no se toca, el hospi no se toca”.

Se pregunta si el hospital está y la masa contesta que sí.

Se pregunta si los laburantes están y se contesta que sí.

Se pregunta si las familias de los pacientes están y se contesta que sí.

Y se pregunta si el sueldo está, y la respuesta es unánime: “Nooooo”, con esa o que se extiende en el aire y que da más fuerza a seguir cantando.

Mercedes Méndez, Meche, es licenciada en enfermería y trabaja en el hospital hace 31 años: “El desfinanciamiento viene desde hace un año y medio y las consecuencias son evidentes: muchos profesionales ya abandonaron el hospital. El gobierno es consciente de lo que está generando, porque para ellos la salud es un gasto y no una inversión. Va en la misma línea del ataque a los jubilados y a las personas con discapacidad”.

Agrega: “La salud y la educación pública siempre estuvieron al límite con todos los gobiernos, nunca estuvimos cómodos y siempre tuvimos que salir a luchar por nuestros derechos. Pero esta gestión vino a endurecer todo, con un odio de clase al extremo, que viene a decirnos que nos odia por ser trabajadores públicos. O sea no tiene lógica lo que hacen. Vienen por todo lo que quedaba y no se lo vamos a permitir, porque la salud pública debe seguir siendo un bastión a preservar”.

¿Qué está en riesgo hoy? Enumeran trabajadoras y trabajadoras del hospital:

  • “Una red integral de atención que asiste a todos los niños, niñas y adolescentes del país con patologías complejas”.
  • “La formación de profesionales que se capacitan en el Garrahan para asistir a pacientes pediátricos en todo el país, desde La Quiaca a Tierra del Fuego”.
  • “Los avances tecnológicos en ciencias médicas que ayudan a disminuir la mortalidad y mejoran la calidad de vida de pacientes pediátricos con enfermedades graves”
  • “Los avances científicos en medicina pediátrica que se realizan en la institución y se replican en numerosos centros de atención”.

Otro de los afiches muestra un corazón abrazado por dos manitos, y el lema “El pueblo abraza al Garrahan”. La frase parece haber presagiado lo correcto, lo que sucede, lo que está pasando en el camino que arranca en la puerta del Garrahan, sigue en avenida Entre Ríos hasta llegar al Congreso de la Nación. Y luego a Plaza de Mayo.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

La pelea de Morena

Morena es una de los miles y miles de pacientes de todo el país que se atiende en el Garrahan. Tiene 11 años de edad. Vino a la marcha con su mamá Rosario y su abuela Noemí. Cuentan que en pandemia a Morena le dieron la vacuna Moderna contra el Covid y le provocó una enfermedad en la sangre: Púrpura Trombocitopénica Inmune (PTI). Dice Noemí: “La internaron en el Garrahan cuando tenía 3 mil plaquetas, y lo normal es 150 mil. Corrió peligro su vida”. Morena estuvo más de un mes internada y se sigue tratando actualmente. Dice Rosario: “Mucho tiempo debimos venir todos los días a control, ahora cada seis meses porque está mejorando”.

Completa su abuela Noemí: “Este gobierno busca matarnos en vida. No se entiende que se metan con quienes salvan la vida de bebés, niños y adolescentes, que son nuestros hijos, nietos y sobrinos. Siento asco, bronca y sobre todo impotencia, porque sólo pueden tomar estas decisiones quienes tienen una mentalidad asesina y el gobierno esto lo demuestra todos los días”.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El reclamo y las promesas falsas

Se va sumando gente al andar. Hay trabajadores que en la caminata entregan volantes a la gente que mira, que aplaude, que está atendiendo en sus negocios mientras la marea humana cada vez es más numerosa y ahora llega al Congreso de la Nación. Allí, a principios de julio, la Cámara de Diputados trató la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque de La Libertad Avanza y el peronismo. Y la emergencia quedó sin tratar.

¿La emergencia? La recomposición salarial del 100%; que el sueldo base para cualquier ingresante sea el que determina la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos; y el aumento presupuestario del hospital.

Las y los trabajadores del Garrahan comenzaron con el reclamo por la recomposición salarial hace más de un año. Le prometieron un bono y tampoco lo cumplieron. Llevan 14 paros y no sólo no fueron escuchados por el gobierno nacional sino que la situación empeoró: el gobierno difundió el 2 de julio un reglamento que degrada las condiciones laborales de los residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”, detrimento a la formación a largo plazo. (https://lavaca.org/actualidad/otro-ataque-a-la-salud-publica-y-al-garrahan-las-movilizaciones-que-se-vienen/)

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

El símbolo de la crueldad

Eliana lleva un cartel que dice “la salud pública es salud socioambiental”.

Eliana trabaja como administrativa del hospital hace 12 años y en la actualidad está en el área de servicio social. Dice que hoy el Garrahan es un símbolo de lucha, compromiso, amor, de igualdad por atender a todo tipo de paciente, pero también de la crueldad: “Están poniendo en peligro la salud de los niños, niñas y adolescentes no solo de nuestro hospital sino de todo el país y de Latinoamérica. Los tratamientos están en peligro, las formas de atención, los médicos que se van imposible de recuperar en sus saberes”.

Eliana cuenta la supervivencia en números concretos: “La pérdida salarial es casi del 100% desde noviembre del 2023 a la actualidad. En este último año nuestro aumento fue menor al 3%. Yo cobro 800 mil pesos con más de 10 años de antigüedad. Hicimos una cuenta con otros trabajadores del Garrahan y descontando alquiler y el resto de los impuestos, nos quedan 4.415 pesos por día para vivir. Con eso tenemos que comer, comprar un remedio, sostener a tus hijos. O sea, vivir así es imposible”.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Si el Garrahan gana

La marcha ahora llega a Plaza de Mayo y un océano de gente inunda las calles porteñas. Adelante solo se ven miles de cuerpos. Atrás, también. Están todos los sectores de la salud pública a nivel nacional, además de varios gremios, un grupo de sindicatos de la CGT, las dos CTA, y muchísimas organizaciones barriales, estudiantiles, culturales y sociales: desde la actriz Mirta Busnelli, el dirigente Ricardo Alfonsín y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. No hay un policía y no hay disturbios, lo que evidencia un signo de estos tiempos: «Cuando la movilización es multitudinaria, no hay protocolo que valga», dicen desde la cabecera. Mientras la ciudad de Buenos Aires es el epicentro de esta movilización, profesionales de la salud realizan cortes, paros y marchas en todo el país en reclamo de los recortes presupuestarios en todos los hospitales de Argentina.

Desde la cabecera de la marcha –que lleva una bandera con el lema “Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas”, dicen: «Si el Garrahan gana, gana la clase trabajadora. Si el Garrahan gana, Milei tiene un problema».

Termina la marcha en Plaza de Mayo.

Mientras tanto, en el Hospital Garrahan una señora está siendo intervenida quirúrgicamente. Le está donando parte de su hígado a un bebé de 5 meses en el Hospital de Pediatría de mayor complejidad de Latinoamérica.

Garrahan: con el corazón en la calle y en la salud pública

Reproducimos el documento completo que se leyó en la marcha.

Compañeros y compañeras, familias, trabajadores, trabajadoras, estudiantes,

jubilados: “Gracias por estar hoy llenando esta plaza”, abrazando esta lucha que no es

sólo nuestra, sino de todo un país.

Esta enorme movilización llega a la Plaza de Mayo para decirle bien fuerte al gobierno

de Milei: ¡no al vaciamiento del Hospital Garrahan! ¡Basta de ajuste a la salud pública!

¡Recomposición salarial ya para sus trabajadores y trabajadoras!

Queremos destacar que esta tarde no estamos solos en Plaza de Mayo: se está

desarrollando una verdadera jornada nacional, con acciones en todos los rincones del

país.

La asamblea de trabajadoras y trabajadores del Garrahan, que agrupa a todas las

profesiones y oficios que sostienen el funcionamiento hospitalario, y es impulsada por

los sindicatos combativos de la institución (Junta Interna de ATE y la Asociación de

Profesionales y Técnicos) y el colectivo de trabajadores autoconvocados, resolvió esta

movilización como parte de su plan de lucha. Sin embargo, la jornada fue rápidamente

abrazada por un colectivo mucho más amplio que el interior del Garrahan: se hizo

bandera del pueblo argentino, empezando por las propias familias que atienden a sus

niños, niñas y adolescentes en el hospital. A la vez por diversas organizaciones

sindicales, sociales, políticas y de DDHH; también, por ciudadanos y ciudadanas de a

pie, que han venido a sumar su cuerpo y su voz, y poner un límite a la destrucción.

La pelea de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan es causa nacional por

muchos motivos. En primer lugar, porque plantean un reclamo elemental: que nadie en

el hospital debería ganar menos que el costo de la canasta familiar ($1.800.000).

¡Basta de trabajadores bajo la línea de pobreza!

Mediante la intervención institucional y el estrangulamiento financiero disfrazado de

austeridad, el gobierno ataca al hospital, vaciándose su recurso humano,

abandonando su infraestructura y generando condiciones laborales insostenibles para

sus trabajadores. Estamos atravesando una crisis grave, persistente y cada vez más

profunda que ha dañado y amenaza con destruir el rol del Hospital como centro de

referencia para la salud pública de alta complejidad. Hay que destacar que el

Garrahan es protagonista insustituible en la red pediátrica nacional.

Por eso, hoy decimos con fuerza en esta Plaza de Mayo: “El Hospital Garrahan no se

toca”

Ante este conflicto, la actitud destructiva del gobierno y sus tentáculos que infiltran la

cúpula directiva del hospital ha sido desinformar y mentir a la población. Al mismo

tiempo, difamar, agredir y amenazar a sus trabajadores. Nos han acusado de ñoquis;

mintieron sobre la composición de todo el plantel; engañaron sobre el presupuesto que

viene recortando al hospital; tildaron de “ideológicos” a comités de trabajo

interdisciplinarios y al conflicto de generado por intereses ajenos al hospital, cuando en

realidad está sostenido por asambleas abiertas y masivas de trabajadores.

¿Por qué mienten? Tal vez porque no soportan ver que una institución pública pueda

ser sinónimo de excelencia y humanidad. Porque les incomoda que exista un hospital

que demuestra todos los días con intervenciones quirúrgicas innovadoras,

tratamientos de vanguardia y un equipo de salud que está comprometido con la

institución que lo colectivo funciona y que el cuidado de las infancias y adolescencias

de la Argentina no se rige por las lógicas del mercado.

Ahora, Lugones y Milei redoblan la apuesta al nombrar un interventor como Director

Médico. Pirozzo no tiene antecedente alguno en pediatría, y sólo es designado por su

trayectoria como vaciador del Sommer y del Bonaparte, hospitales en los que ejecutó

despidos masivos.

Pero si el gobierno redobla la apuesta, nosotros aquí movilizados también lo hacemos.

Le recordamos al gobierno que en el Garrahan hay una larga historia de lucha por

salario, condiciones de trabajo y, en definitiva, su defensa, más allá del poder de turno.

Esta plaza colmada es un mensaje contundente al gobierno de Milei y al empresario

Lugones: este pueblo no va a permitir que se lleven puesto al principal hospital

pediátrico del país y a la salud pública sin pelear. Con los métodos que venimos

empleando -asambleas, paros, movilizaciones- insistiremos en que el gobierno dé

respuesta a nuestros reclamos y exigiremos la aprobación de cualquier ley que sea

favorable a ellos, como la ley de Emergencia Sanitaria Pediátrica, que ya ha obtenido

dictamen en comisiones para ser tratada y esperamos sea apoyada masivamente por

legisladores de todo el país.

Resulta claro que la agresión al Garrahan forma parte de un ataque a la salud pública.

El sistema de residencias se ha mostrado en el mundo y en la Argentina como la mejor

forma de capacitación de posgrado. Los residentes son parte esencial del sistema y

del equipo de salud y constituyen la garantía de su funcionamiento futuro. La reforma

intempestiva e inconsulta del empresario Lugones al sistema de residencias

nacionales expresada en la resolución 2109 debilita la formación, precariza

condiciones laborales y rompe un sistema probado, justo y eficaz. Expresamos nuestro

más enérgico rechazo a esta reforma y reivindicamos la organización y lucha de los

residentes que deben contar con salarios y condiciones laborales dignas en todas las

jurisdicciones del país. ¡Basta de precarización, pobreza y aprietes! ¡Sin residentes no

hay hospital!

El propósito de desmantelar toda responsabilidad del Estado nacional respecto de la

salud pública se completa con los despidos a mansalva en instituciones fundamentales

de nuestro sistema sanitario. Repudiamos los despidos en los hospitales Posadas,

Sommer y Bonaparte durante este 2025 y seguimos exigiendo la reincorporación de

todos. Repudiamos, también, la reciente creación de la ANES (Administración

Nacional de Establecimientos de Salud), cuyo único propósito es profundizar los

recortes. Antes, hubo despidos en el Ministerio y se desmantelaron las Coordinaciones

Nacionales de TBC, Lepra, Hepatitis y HIV. También se cerró el Instituto Nacional del

Cáncer y se desfinancian el Clínicas, el Roffo y en general los hospitales universitarios.

Estas políticas debilitan las posibilidades de diagnóstico, prevención y tratamiento. Así,

se dañan las vidas de nuestro pueblo. La reciente pérdida de Araceli Julio pone en el

centro de la escena el accionar irresponsable de este gobierno, pues ella fue una de

tantas personas que tuvo que luchar contra los recortes en el dispendio de medicación

oncológica por parte de la DADSE.

Trabajadores en distintas jurisdicciones, provincias y municipios del país, desde

Ushuaia a La Quiaca, enfrentan las medidas de ajuste en el Sistema Público de Salud.

Hoy mismo, junto a esta enorme marcha, hay movilización en Rosario, paro en

Chubut, paro y movilización en Neuquén y La Rioja, acto en el Hospital Central de

Mendoza y asambleas en Chaco y todos los hospitales de Río Negro.

Nos dicen que “no hay plata”, mientras el gobierno acaba de destinar 4200 millones de

dólares al pago de deuda externa. ¡La salud pública necesita recursos ya!

Como si todo esto fuera poco, tenemos el ajuste brutal en discapacidad, que afecta en

forma generalizada a las personas en esa condición y a los trabajadores de salud que

se desempeñan en el área. Exigimos la inmediata implementación de la ley

recientemente sancionada.

Desde esta plaza decimos: que se vaya el empresario Mario Lugones. Que renuncie

ya. ¡La salud y la vida no son mercancías!

Evidentemente, lo que ocurre con el Garrahan en particular y la salud pública en

general tiene el mismo origen que tantos otros padecimientos que está sufriendo

nuestro pueblo. El vaciamiento planificado también afecta a la educación y al sistema

científico-tecnológico. Lo mismo ocurre con el teatro independiente y la cultura en

general. La destrucción salarial corre a la par de la miseria jubilatoria. Los despidos en

el estado se emparentan con la desocupación creciente en el sector privado. La

crueldad contra usuarios del sistema de salud va de la mano con el recorte de

alimentos en los comedores populares. Por eso, no es casual que en esta plaza

estemos juntos trabajadores y trabajadoras del Garrahan y decenas de hospitales de

todas las jurisdicciones; residentes de la nación, la CABA y la Provincia de Buenos

Aires; trabajadores de organismos fundamentales del Estado afectados por fusiones y

cierres; trabajadores que enfrentan despidos en distintos sectores de la industria;

jubilados que se plantan todos los miércoles y nos convocan especialmente a movilizar

el próximo 23 de julio; docentes y estudiantes que pelean por la educación pública;

organizaciones sociales y piqueteras que resisten en los barrios.

Hoy 17 de julio y desde esta plaza, decimos con fuerza: el Garrahan nos necesita. Nos

necesita defendiendo cada puesto de trabajo, cada área, cada servicio. Porque

cuando atacan al equipo de salud, no atacan a individuos; atacan a un entramado que

recibe, cuida, diagnostica, cura y acompaña a quienes llegan desde todos los rincones

del país.

Hoy, la salud de nuestras infancias y adolescencias está en riesgo. Duele decirlo, pero

es urgente hacerlo. Lo que está pasando atenta directamente contra un sistema de

salud pública e integral que se está desmantelando frente a nuestros ojos. Es por todo

esto que no podemos naturalizar la indiferencia, aceptar la violencia como forma de

gobierno, ni permitir que nos arrebaten los derechos que nos pertenecen.

Necesitamos darle continuidad a esta potente convocatoria con un paro activo

nacional, una enorme y superior Marcha Federal y un verdadero plan de lucha. Las

centrales obreras -en especial la CGT- tienen esa responsabilidad. Sin embargo, no

nos vamos a quedar cruzados de brazos y así cómo construimos desde abajo, con

asambleas, Cabildo Abierto y articulaciones de distinto tipo esta Plaza por el Garrahan,

la salud pública y todas las luchas, vamos a estar poniendo lo mejor de nosotros para

garantizar la continuidad de este 17 de julio, más masivo, más contundente y con el

mismo compromiso.

Viva la lucha de los trabajadores y trabajadoras del Garrahan

Porque nuestras chicas y chicos no son un gasto, son el futuro.

Defendamos la salud pública.

Defendamos a las infancias.

La salud no se negocia.

La dignidad no se entrega

El Garrahan no se toca.

Por el Garrahan, la salud pública y todas las luchas

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Actualidad

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una especie de “Bailando bajo la lluvia” fue lo que hicieron jubiladas y jubilados este miércoles, llevando de acá para allá a policías, gendarmes y prefectos que no atinaban a aplicar el inútil protocolo oficial, salvo atacándolos con gas pimienta. Ni con esa violencia absurda y desproporcionada pudieron. Los + 70 bajaban a la calle, subían a la vereda, iban a contramano, cambiaban de dirección. El fondo de la cuestión sigue siendo el mismo: personas que reclaman porque trabajaron toda su vida y a las cuales el gobierno les licuó sus haberes. Lavaca conversó con quienes enfrentaron a la lluvia  y el frío, que parecen saber de sobra lo que significa resistir. Mensajes para las elecciones de octubre, la locura actual, las ollas en el país rico. ¿Cómo ir a una marcha con este clima meteorológico y político? La descripción de lo que viven, la alegría de moverse, y para colmo, la invitación a otra marcha para este jueves, por el Garrahan.   

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro

Un jubilado marcha y al mismo tiempo grita exaltado “contra viento y marea”. 

Lo dice al aire, una y otra vez. 

Contra viento y marea; contra viento y marea.

Segundos después Luis le dirá a lavaca, mientras las gotas de lluvia se le esparcen por la pelada, por la cara, por todo el cuerpo: “Cómo no voy a gritar contra viento y marea. Tengo 75 años y acá hay gente de 80 y pico bajo la lluvia. No tenemos nada que perder, a mí me da lo mismo estar muerto que vivo, te digo la verdad”. 

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Policía Aeroportuaria (?) movilizada contra la marcha de jubilados.

Luis, ¿por qué decís eso?

Vivo con 10 mil pesos por día, ¿cómo querés que haga? Laburé toda mi vida para estar a los  75 años vendiendo alfajores en la calle. ¿A vos te parece?

¿Qué pensás de la decisión del presidente Javier Milei, de querer vetar el aumento a las jubilaciones y el bono?

Es una locura. Por eso digo que no tenemos nada que perder. A mí lo único que me mantiene vivo es mi nieta y el venir acá todos los miércoles, pero ya no puedo más.  

A Luis cada miércoles se lo ve sosteniendo un cartel distinto en la puerta del Congreso, con un hilo conductor: la creatividad.

¿El de hoy? “26 de octubre, de 9 a 18, no te olvides de sacar la basura”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

El próximo 26 de octubre se realizan en Argentina las elecciones legislativas.

La olla en el país rico

Contra viento y marea, llueve o truene, con sol o ciclogénesis, la marcha de cada miércoles se hace igual. Manuel tiene 69, integra la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubiladxs y Pensionadxs, y celebra que, después de varios miércoles, volvieron a juntarse frente a la puerta del Anexo de la Cámara de Diputados. “Este tipo viene por todo –denuncia Manuel, en referencia al presidente Milei–. Quiere llegar a elecciones y lograr una minoría para privatizar el sistema previsional. Sólo busca un subsidio a la vejez”.

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Más PNA (?) detectando a quién tenían que reprimir.

Lo escuchan Susana (44 años, de Montegrande) y Alicia (71, de Parque Patricios), dos amigas que tienen campera, saco, guantes, gorrito y la boca tapada por bufandas enormes. No tienen paraguas y la lluvia obliga a sacarse los lentes para ver, al menos, algo. Pero aquí están, porque ya no pueden comprar carne, yogures y ni que hablar de darse un gustito afuera. “Día a día de lucha y resistencia hasta que se vaya este gobierno hambreador”, dice Susana. Alicia cuenta que vive a dos cuadras del Hospital Garrahan, institución por la que también marchará este jueves: “Hacemos olla todos los lunes y esta semana dimos 65 porciones. No damos abasto. Un país tan rico, y así estamos”. 

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Opiniones de San Martín acerca de la corrupción y el gobierno.

Lo escucha también Elvio, que es cura en Paso del Rey y la semana próxima cumplirá sus primeros 83 años. Lleva un paraguas que comparte con quien ve desguarnecido. Cuenta que en su barrio cada día hay más gente durmiendo en la calle, y cada día más gente sin llegar a fin de mes, y cada día más gente sin poder comer. Sintetiza: “Estamos viendo, en vivo, el desguace del país”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

La marcha que se hizo pese a todo.

Y entonces dice que no queda otra que moverse: “No cambia que llueva: mientras no nos escuchen, nos tendrán acá”.

Entre la pesca y el futuro

Quien no lo escucha es Julio César, que camina de una esquina a otra, sin parar (como la lluvia). Muestra un cartel a los peatones y a los autos que transitan por la zona, porque “hay que plantar semillas”. El pedazo de cartón –al que le trajo en una bolsa para resguardarlo del agua– dice: “No estamos por la plata, estamos por la patria”.

Julio César primero pide no hablar porque tiene mucha bronca. Luego se suelta, y se emociona. Cuenta por qué dijo presente pese al clima adverso: “Iría a pescar con lluvia, iría al médico con lluvia. Entonces, ¿cómo no voy a venir acá?”. Sobre la frase que comparte con orgullo: “No vengo por 20, 30 lucas que nos puedan aumentar, si es por eso me quedaría en mi casa. Vengo por tu futuro”.

Se lo dice al cronista. Se lo dice a la sociedad.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Una de las personas gaseadas este miércoles.

Pasame un piloto

El acto de cada miércoles con “radio abierta” se suspende por la lluvia. Alguien propone: “Compañeros, todavía quedan cinco por hablar, pero por la lluvia proponemos pasarlos para la semana que viene y poder marchar”.

El “sí” de esta vereda es unánime. La marcha comienza. La decisión parece sorprender a la propia policía. “¡Pasame un piloto!”, le grita un jubilado a un prefecto, que se alista sentado en su camión previo a salir a la calle. 

Verónica marcha. Confiesa que dudó en quedarse durmiendo la siesta, pero que una frase del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa la hizo levantarse de la cama y venir, como cada miércoles: “Donde hay una injusticia, ahí hay que estar”.

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

En la vereda con cartón manuscrito. La libertad de expresión siempre amenazada por el protocolo.

Y entonces vino: “Aunque caigan soretes de punta, había que estar porque no podemos confiar en lo que votó el Senado. Ya Milei dijo que vetará el aumento, así que le tiene que quedar claro que nos tendrá que seguir viendo todos los miércoles”. Hace una pausa, y subraya: “Tooooodos los miércoles, así que miren estas caritas que de acá no nos movemos”. 

Como si la masa estuviese escuchando a Verónica, se canta: “Si llueve, si llueve, los viejos no se mueven”.

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Desproporción y violencia estatal frente a un sector atacado de modo principal por el gobierno, que les licuó sus haberes.

Bailando bajo la lluvia

En parte es verdad, porque persisten a la lluvia torrencial bajo decenas de paraguas o a la pura intemperie; pero en parte es mentira, porque si hay algo que hacen hoy las y los jubilados es moverse. Como miércoles previos, repiten su coreografía, esa que inventaron para gambetear los gases federales. Una enumeración a modo de descripción:

  1. Dan vuelta al Congreso. 
  2. Bajan a Entre Ríos.
  3. La Federal se acerca y ellos se suben a la vereda.
  4. Marchan hacia Hipólito Yrigoyen y bajan a la calle.
  5. La Prefectura corre de atrás y busca posicionarse a la altura para cortarles el paso.
  6. Alguien grita: “¡Para el otro lado”, y la marcha lo sigue. Se suben a la Plaza en dirección a Rivadavia.
  7. Cuatro prefectos amagan cortar el paso, pero los jubilados los echan: “La plaza es nuestra”.
  8. La marcha llega a Rivadavia y cortan la esquina de Rodríguez Peña.
  9. Llega la Gendarmería corriendo, y alguien grita: “¡Para el otro lado!”. Y vuelven a cruzar la plaza hacia Yrigoyen. 

Mientras en la cara de los gendarmes, prefectos y federales hay bronca y desgano (lo demostraron gaseando, al menos, dos veces, y filmando ilegalmente a los manifestantes), en los rostros de los jubinautas (ver MU 204) hay una mezcla de picardía y desafío:  “Mirá cómo los estamos haciendo correr”, se ríe una integrante de Jubilados Insurgentes. 

Llueva o truene: otro miércoles de gases, coreografía y resistencia

Jubiladas improvisan un bailecito, empapadas y felices por otro día de resistencia.

La coreografía dura cuarenta minutos y no se detiene nunca. Sobre la vereda en la esquina de Rodríguez Peña, un jubilado saluda a quienes siguen fieles bajo la lluvia. “Ya los hicimos bailar –dice, en relación a los policías que parecen exhaustos–. Quedaron en ridículo. Mañana la seguimos en la calle, bancando a los compañeros del Garrahan”.

La marcha lo aplaude y despide: “Unidad de los trabajadores”.

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