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La libertad en juego: entre apelaciones y vidas encarceladas

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Las defensas de 16 personas que siguen detenidas tras la cacería policial el miércoles de la Ley Gases apelaron la denegación de excarcelación. También apeló el fiscal Carlos Stornelli, pero para volver a meter presas a las 17 liberadas. Ahora la jueza María Servini tiene 10 días hábiles para resolver si las procesa o no, y si lo hiciera, bajo qué cargos; eso también determinará si seguirán el proceso en libertad.

En tanto, hoy por primera vez las familias pudieron ver a las y los detenidos, luego de cinco días de desesperación. Este lunes a las 11 habrá una conferencia de prensa en el Serpaj donde se acordará el lugar donde se realizará una manifestación para exigir la libertad, que se realizará el martes a las 17 horas. Breve síntesis de algunas de las historias de vida que hay detrás de estas detenciones arbitrarias.

1. Maripaz

María de La Paz Cerrutti fue este miércoles a una consulta psicológica en la cual recibió el alta, luego de tres meses de licencia psiquiátrica en su trabajo en el Ministerio de Economía, donde trabaja desde hace quince años. Ella es contadora, además de profesora de Historia, fotógrafa, música y muchas otras cosas más, porque siempre se interesó por saber más y de todo. Estaba reponiéndose, entonces, de los ataques de pánico y angustia que sufrió desde la muerte de su madre, y decidió ir a comunicarle la buena noticia a su delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que estaba a pocas cuadras, participando de la movilización en el Congreso. Quería ponerlo al día, preocupada por la situación precaria que viven en estos días quienes trabajan en el Estado. Estuvo un rato en la plaza, pero decidió retirarse para preservarse. Todavía estaba frágil.

La libertad en juego: entre apelaciones y vidas encarceladas
La historia de Maripaz es paradigmática y su liberación, urgente: se encuentra bajo tratamiento.

Fue caminando hasta su casa, cerca de Constitución, pero nunca llegó. En Moreno y Bernardo de Irigoyen reprochó a los gritos la actitud de un grupo de policías que estaba amedrentando a manifestantes. Gritó también su nombre y DNI. En la filmación que registra lo que sucedió después, se escucha la orden policial: “Presa, presa”. Un enjambre de policías cae sobre ella, la sujeta del cuello, la tira al piso, se le sienta encima de la espalda, la sofoca. “No es algo que pueda soportar fácilmente una persona que sufre ataques de pánico”, sintetiza ahora Gabriel Becker, su abogado. Tampoco alguien que haya sufrido en su familia cinco secuestros y cuatro desapariciones.

Maripaz fue esposada y encerrada en un camión celular, en el cual la pasearon durante toda la noche. Recién a la mañana la dejaron en la Comisaría Nº 15, en el piso, sin agua ni comida, también esposada. Así hasta el viernes, cuando finalmente fue trasladada hasta los tribunales de Comodoro Py para ser indagada por una empleada del juzgado federal Nº 1, a cargo de la jueza María Servini. A ella María le contó su historia y le pidió su libertad, que le fue denegada. Su abogado no apeló esa decisión: confía en que las evidencias liberarán a María.

https://twitter.com/andreadatri/status/1801646925189374300?t=Asu7SFUT_SusvzP5Ybssuw&s=08
El momento en el que la policía de la ciudad detiene arbitrariamente a maripaz.

Hasta el mediodía del sábado sus hermanas no supieron a dónde habían trasladado a María. Luego de varios llamados desesperados la ubicaron: cárcel de mujeres de Ezeiza. Hasta allí fueron, pero sin saber qué trámites requiere la autorización de visitas -presentar partidas de nacimiento que acrediten el vínculo, por ejemplo. Lograron, sí, saber que el Comité contra la Tortura había recorrido los penales para comprobar la situación de las y los detenidos en la cacería policial del miércoles y, entre ellas, ver a María. “Estaba delicada, se trata de una persona vulnerable que necesita supervisión médica y psicológica, y todavía no había recibido ninguna de esas asistencias”, señala el abogado.

Maripaz es nieta de la madre de Plaza de Mayo Sara Derotier de Cobacho, que fue secuestrada por la última dictadura cívico militar el 23 de marzo de 1976 en Santa Fe y trasladada por distintos centros clandestinos hasta que legalizan su detención en Villa Devoto y, finalmente, la liberan. Un año después, secuestran y desaparecen a su hijo menor Enrique, el 31 de julio de 1977, cuando estaba viajando con su cuñado de Buenos Aires hacia Rosario. Se supo que tomaron el tren, pero patotas los bajaron y nunca llegaron a destino. Enrique en ese momento trabajaba en el ferrocarril General Belgrano y estudiaba Derecho. 

Tiempo después, Oscar Manuel, el hijo mayor de Sara, es secuestrado el 30 de noviembre de 1978 en Ramos Mejía. Lo detiene una patota en la estación de trenes y lo llevan al centro clandestino de detención “Olimpo”. Esa misma noche secuestran a su mujer, Elena Gómez, y a sus dos hijos, uno de dos años y otro, de meses. Todos fueron llevados al “Olimpo”. Debido a que el padre de Elena era un militar de la Aeronáutica, consiguió que devuelvan a los niños a su familia. Sara dedicó desde entonces su vida a los derechos humanos. Fue senadora por la provincia de Buenos Aires y durante el período 2007-2012 fue titular de la Secretaría de Derechos Humanos en la provincia de Buenos Aires. Murió ese mismo 2012 a los 81 años de edad.

Nahuel, el hermano de Maripaz, transmite todo lo que significa para su familia esta memoria y este presente: “Estamos destruidos, en shock y tratando de reponernos para ver cómo seguir, porque si bien toda la familia está siendo víctima, una vez más, de esta violencia de Estado, a ella le toca la peor parte. Hace poco perdimos a nuestra mamá, y eso impactó en María; su salud es delicada y esta situación representa un riesgo para ella. Nos enteramos por la radio que había sido detenida y, también por los medios, que le había sido negada la libertad. Lo vivimos como una pesadilla y lo que necesitamos es que se termina cuanto antes: por ella y por cada uno de nosotros”.

2. Camila

La libertad en juego: entre apelaciones y vidas encarceladas

La carta que escribió Néstor, la pareja de Camila Juárez Oliva, detenida en el penal de Ezeiza tras la represión frente al Congreso:

«Estoy haciendo el bolso con la muda de ropa para llevarte a la cárcel de Ezeiza. Acá, en este limbo en que nos dejaron los acontecimientos, donde sólo nos llegan sensaciones y ecos de la realidad, estamos desarraigados, tirados en la tierra, entumecidos por el dolor, alienados de angustia. Acá te estoy haciendo el bolsito, pensando qué te gustaría que lleve.
Salió en los medios, tu secuestro se volvió un gran tema nacional, y salen notas en los principales canales de noticias y portales periodísticos, me parece que puede ser bueno, porque así se visibiliza tu situación, pero al mismo tiempo percibo el estruendoso silencio que se va a producir cuando se termine la novedad, y me da miedo que te expongan los ilusos e interesados, que te ataquen los inmorales y los violentos.
Espero que entiendas por qué te mando el pantalón con felpudito, ya sé que no te gusta, pero quizás hace frío.
Comentábamos, entre las idas y venidas de todos los días, cómo estaba cambiando nuestro país, mientras llevábamos y traíamos a los chicos de la escuela, a inglés, fútbol, tela, o scout, mientras trabajábamos, o después de cenar, cómo el odio se vuelve con tanta facilidad ubicuo y contagioso, negro y pringoso como una mancha de petróleo en el mar.
Me embarga el terror de no verte, de que no te vean los chicos, les sonrío con una mueca falseada, les aseguro que venís en un rato. En el jardín de casa fructifican el limonero y el palto, se escuchan caer sobre el techo del quincho, imagino cómo te gustaría ir corriendo a juntar las paltas. Las dejé en el piso, para que cuando te suelten y se haga justicia las levantes todas juntas, recuperes aunque sea un cachito de todo lo que te están robando.
Lo que no va a tener arreglo es el dolor, eso va a quedar incrustado adentro, sin reparación posible, un hueco imposible de llenar, espacio muerto.
Esos nombres, rumores lejanos de sucesos altisonantes de tapa de diario: Stornelli, Servini de Cubría, Justicia Federal, cosas que leemos en los diarios, tan lejanas de nosotros, de pronto se nos insartan entre las costillas como un puñal helado e intento sacarlo con todas mis fuerza.
Primero tengo que elegir qué campera te llevo, no sé si preferís algo liviano o algo muy abrigado, me decido por llevarte las dos. Mientras pienso cómo escapar de la pausa en la que se encuentran nuestras vidas, recuerdo que te fuiste a una marcha con los chicos de la Unsam, por una ley que se iba a tratar en el Congreso, una ley que probablemente nos termine volviendo más dependientes, menos soberanos, y más vulnerables.
Y después todo fue miedo y terror, vigilia y encierro, sed, oscuridad, mentiras despiadadas, policías cínicos, tortura psicópata, un comisario sonriente y tranquilizador diciéndonos que no nos preocupáramos, que «estaban en un picnic», lo decían porque las tenían esposadas comiendo en el piso lo que nos dejaban pasarles y les daban a cuentagotas.
Me acabás de llamar y nos quebramos, tengo que ir a comprar ropa clara porque no te dejan vestirte con ropa oscura.Te toca a vos ser partícipe involuntaria del show esperpéntico de la política nacional, nos toca a nosotros el dolor y la injusticia, dicen que no gratuitamente, sino porque evidentemente somos terroristas sediciosos, violentos y extremistas. Te codicia un fiscal: presa fácil para exhibirte como muestra del horror, te imputan, te requisan, te trasladan, te incomunincan… te torturan. Te exhiben, te exponen, te hacen mierda gratuitamente. Y la desesperanza también es un virus, que nos copa el alma, nos empuja al abismo y nos hiela la sangre.
Ya tengo listo todo lo que te voy a llevar, te mando el libro de Bourdieu que nunca terminás de leer, lástima que no puedo guardarte nuestras voces en un frasquito, para que te arrullen cuando te sientas sola y no te puedas dormir. Y también me gustaría llevarte a vos y a los otros y otras que están con vos, el remedio que encontré acá afuera contra ese odio que nos quieren inocular y contra el virus de la desesperanza, que son las voces… de los demás. Voces solidarias que desde un primer momento estuvieron reclamando en la calle, difundiendo la locura, protegiendo la vida humana y ¡la democracia!, abrazándonos sin conocernos, mirándonos a los ojos con compasión, regalándonos su apoyo y su fuerza”.

3. Ramona

4. Lucía

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5. Sacha

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6. Juan

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Jubilados: el triunfo es seguir

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El Congreso de la Nación convirtió en ley el primer triunfo social que se logró al sostener en la calle, todos los miércoles y durante casi dos años, un reclamo que ni los gases ni los palos ni las detenciones arbitrarias pudieron desalentar.

Lo que deriva, ahora, es también el primer gran desafío político para un gobierno agobiado por la debilidad de su plan económico –debilidad que ahora quiere atribuir a esta decisión legislativa– y desgastado por una retórica abusiva que lo está dejando sin aliados y rodeado únicamente por aduladores, odiadores y especuladores.

La aprobación de un aumento de las jubilaciones del 7,2%, un incremento del bono de 70.000 a 110.000 y la extensión de la moratoria extinguida por decreto fue suficiente para que, además, comenzaran los reproches públicos de la interna oficialista, que tuvieron a la gran perdedora de esta pulseada –la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– como vocera.

La estrategia de la ministra de sofocar con palos y criminalización el reclamo social dejó ayer en evidencia su fracaso, tal como había sucedido en su anterior gestión al frente de esa cartera en tiempos de Mauricio Macri presidente.

Lejos de aprender la lección, la repitió cosechando idéntico resultado. Lo sintetiza Beatriz Blanco, 81 años, la jubilada golpeada, tumbada y gaseada durante una la jornada de protesta del 12 de marzo (en la que también fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo que continúa su arduo proceso de rehabilitación): “Si no aflojamos, lo logramos: esa es la lección de hoy”.

Beatriz no está confiada ni esperanzada: “Estoy decidida”, dice para definir qué espera en los próximos días, cuando se defina si el Congreso apoya o desactiva el anunciado veto del presidente Milei.

Esa decisión que define el estado de ánimo de Beatriz tiene un por qué: “ya no estamos tan solos y eso nos permite creer en nosotros. Nuestra fuerza es seguir”.

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La independencia de los jubilados

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Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?  

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: lavaca.org

“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

La independencia de los jubilados

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria». 

209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.

Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

La independencia de los jubilados

Un dolor en el pecho

Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”. 

Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

La independencia de los jubilados

Lo que quiere Milei

Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.

Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:

¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?

¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?

¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

La independencia de los jubilados

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

La independencia de los jubilados

Señalando la corrupción

Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,

“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:

A ver, señor diputado,

¿qué le ha pasado que se olvidó

del bendito pueblo obrero

que usted en campaña siempre nombró?

Tengo mis hijos pidiendo,

que por la calle siempre se ven

y usted se aumentó la dieta, 

y yo a la dieta la hago muy bien.

Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”. 

La independencia de los jubilados

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.

Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.

A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.

Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

La independencia de los jubilados

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.

Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.

El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

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No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.

Por Francisco Pandolfi

Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.

¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico. 

¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.

Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.

Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron: 

  1. Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
  2. Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
  3. Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200. 
  4. En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
  5. En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales. 
  6. En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización. 
  7. Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.

Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”. 

Abrazo y marcha federal 

Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.

Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…

¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:

  1. Una recomposición salarial del 100%.
  2. Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos. 
  3. El aumento del presupuesto del hospital.
  4. Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.

¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.

Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.

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