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Ley Ómnibus: Camarazo contra la represión 

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Frente al Congreso se organizó un “Camarazo” como reclamo contra la violencia policial que vienen sufriendo no solo manifestantes, sino especialmente quienes realizan la cobertura periodística de lo que sucede. Las características del nuevo gas que utilizan las fuerzas de seguridad, detalles de lo que ha venido ocurriendo y lo que significa un nuevo atentado a la libertad de expresión.

Texto: Francisco Pandolfi

El fondo es el mismo: el Congreso de la Nación Argentina. 

Pero esta vez, una multitud de reporteras y reporteros gráficos no están con cascos que recubren sus cabezas; ni con antiparras o anteojos para soldar que les protejan sus ojos; ni pañuelos ni barbijos que resguarden sus bocas; ni máscaras de gas que atajen un químico tan desconocido como asfixiante. 

En el Camarazo convocado este mediodía desde la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGra), la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), las caras están descubiertas, las cámaras están alzadas y el grito es al unísono: basta de represión a las y los trabajadores de prensa. Basta de balas de goma, basta de gases. 

Y advierten: “Nuestros ojos miran”. 

“No estamos en guerra”

“Este protocolo no es para una ciudad como Buenos Aires, no estamos en guerra, no es Palestina, no es Ucrania ni Rusia. Como reporteros gráficos no debemos estar vestidos como soldados con chalecos, cascos de kevlar y máscaras de gases. Tampoco creo que las marchas deban tener esa vista de los reporteros gráficos, preparados para un enfrentamiento; estamos sentando un precedente de que ahora sí pueden disparar a mansalva porque estamos protegidos. Pareciera que quieren implantar lo mismo que sucedió en Chile, donde tiraron de todo y con todo”, define el fotógrafo Juan Pablo Barrientos.  

Entre las coberturas del miércoles, jueves y viernes por las manifestaciones contra la Ley Ómnibus que impulsa el Ejecutivo, hubo alrededor de 60 heridos, y más de la mitad fueron trabajadores de prensa, a manos de las distintas fuerzas federales que desplegó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich en la plaza del Congreso –Gendarmería, Prefectura, Policía Federal, Guardia de Infantería Aeroportuaria y Policía de seguridad Aeroportuaria–.

“No quieren que la sociedad se entere”

Susi Maresca, reportera gráfica y fotógrafa documentalista, recibió tres balazos de goma. Repudia: “Estamos acá para denunciar todas las violaciones a los derechos humanos. Estamos siendo objetivo de la violencia estatal y policial, porque no quieren que mostremos lo que vemos, que la sociedad se entere de lo que está pasando y de qué modo quieren aprobar esta ley, en detrimento de nuestros derechos humanos y naturales”.

Ley Ómnibus: Camarazo contra la represión 

Susi Maresca, una de las fotógrafas reprimidas.

Rodrigo Ruiz integra la revista Cítrica y es otro de los fotógrafos que fue reprimido con balas de goma. “De un momento a otro, sobre esta misma plaza donde estamos ahora parados, recibí tres disparos de la Policía Motorizada Federal, que me dejaron bastante shockeado. Fue la primera vez que me sucedió en todos estos años de laburo”. 

Ley Ómnibus: Camarazo contra la represión 

La represión a la prensa, en una foto.

El después, no fue menos traumático: “El caudal de sangre que corría sobre mi pierna era considerable. En una posta sanitaria me limpiaron la herida y un compañero me llevó al hospital Ramos Mejía, donde la guardia estaba sin atención administrativa y solo había un médico. Fui al hospital público de Wilde donde me hicieron unos Rayos X y se demostró que tenía alojado un perdigón. Cuando pedí que me lo sacaran, respondieron:
’Tu vida no está en riesgo y para retirarla necesitamos la orden de un juez’. Al día siguiente fui a la Procuraduría contra la Violencia Institucional a realizar la denuncia y me remitieron al cuerpo médico forense en el cual consta la sugerencia del fiscal de retirar el objeto.
Sin embargo, ahí tampoco me extrajeron la bala porque en ese lugar no había ‘herramientas para tratar a gente’, así que la bala me la terminó sacando una persona conocida”. 

Ley Ómnibus: Camarazo contra la represión 

Rodrigo Ruiz, reportero gráfico que sufrió tres balazos de goma.

Libertad de expresión

En el Camarazo, hay una canción que se repite en loop: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”. También se canta contra Patricia Bullrich, responsable política de la acción policial: “Este Camarazo tiene una razón muy puntual, que es el atentado a la libertad de prensa por parte de las Fuerzas de Seguridad que atacaron indiscriminadamente a un montón de colegas de diferentes formas, no solo con balazos de goma, sino también con gases lacrimógenos. Hay que visibilizar este avance ilegal”, expresa Gabriela Salomone, docente de ARGRA. Completa: “Hay una campaña de amedrentamiento y miedo. Nadie está buscando violencia, ni enfrentamiento, simplemente queremos registrar lo que está ocurriendo. Somos fotógrafas y fotógrafos trabajando, nada más”.

Analiza Mariana Nedelcu, fotógrafa freelance: “No podemos documentar con libertad, hay claramente un ataque dirigido hacia la prensa”.

¿Qué es lo que más te sorprendió de estos días de represión? 

–Varias cuestiones. Por un lado, esta especie de ensañamiento con nosotros; el hecho de no dejarnos mostrar lo que está pasando; por otro lado, el uso de este gas que no sé ni cómo llamarlo. Es muy fuerte y ha anulado a varios compañeros y compañeras, ya que te impide ver correctamente. Sin ir más lejos, en una de las jornadas de la semana pasada ligué gases sin haber estado de frente, sino de rebote. Durante toda la jornada no vi bien, hice fotos sin saber si estaba enfocando o no. Además de la vista, quema la piel, arde y dura muchísimas horas, algo que antes no era así. Realmente no te permite trabajar. Lo otro que me llamó la atención es la presencia ridícula, absurda y desmedida de la cantidad de Fuerzas de Seguridad alrededor del Congreso. No tiene explicación más que un show que están haciendo, en el que nos encierran con unas coreografías que antes no se veían.

Hablaste de ensañamiento. ¿La prensa fue un flanco a apuntar directamente? 

–Sí, porque si bien han reprimido a todo el mundo, no solo a los trabajadores de prensa, es un dato objetivo que hay un número muy grande que fue agredido y reprimido; los datos lo demuestran, hay un ataque directo que tiene que ver con no dejarnos documentar, que es lo que debemos hacer y vamos a seguir haciendo.

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Argentina 2024: ¿dónde está el 2001?

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El 2001 y las Madres. Servini, Wado y Kicillof. El 2024 con jubilados y jubiladas, que llegaron a Plaza de Mayo cuerpo a cuerpo con la policía. El recuerdo de Petete Almirón, Pocho Lepratti, Kosteki y Santillán. Imágenes de un 20 de diciembre de calor fastidioso en la ciudad de Buenos Aires, mientras en Salta exigen justicia por el asesinato del trabajador Fernando Gómez.

Por Claudia Acuña y Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

El 20 de diciembre de 2001 fue jueves y en Plaza de Mayo estaban las Madres. Fue justamente la imagen de la policía montada apaleando la espalda de Hebe lo que impulsó a la jueza Servini a ir personalmente hasta ahí para ordenarle al comisario a cargo del operativo el cese inmediato de la violencia. Luego, caminó hasta la comisaría a donde habían trasladado a la mayoría de los detenidos. Allí estaba Wado de Pedro, entre otros.

Aquel día, además y entre otros por supuesto, estaba Axel Kicillof al pie del camioncito del PO, desde donde –como es habitual– se desafinaban las consignas. Fue justamente ese desatino el que le permitió hacer las bromas con las que sedujo a su actual esposa.

Ya sabemos a dónde están Wado y Axel hoy: uno en el Senado, otro en la gobernación de la provincia de Buenos Aires; ambos coquetearon con la candidatura presidencial y uno pretende ahora casarse con ella.

En la Avenida de Mayo no había mucha gente, porque no se había convocado a ninguna marcha. Lo que sucedió fue espontáneo y fue intenso y por eso mismo fue decisivo.

Generalmente no es lo que elige recordarse de ese día, pero lo que esas postales enseñan es que en la política luchar siempre garpa.

Argentina 2024: ¿dónde está el 2001?

Encontrar un lugar

Este 20 de diciembre es viernes y están los jubilados y las jubiladas, que todo el año en todas las marchas estuvieron en primera fila, además de rondar todos los miércoles el Congreso de la Nación.  Pablo, 67 años, tiene un cartel con el título “Asesinatos” y algunas fechas:

  • 19 de diciembre de 2001: Pocho Leprati, militante social asesinado en Rosario.
  • 20 de diciembre de 2001: 39 muertos.
  • 26 de junio de 2002: Kosteki y Santillán, militantes piqueteros asesinados en Puente Pueyrredón.
  • Diciembre de 2024: asesinato de Fernando Gómez, el trabajador salteño asesinado por Gendarmería.

El cartel cierra: “Nos siguen matando. Basta”.

Argentina 2024: ¿dónde está el 2001?

En 2001, Pablo tenía 44 años, era electricista y vivía en Lanús, conurbano sur. “Recuerdo los vecinos en las esquinas armando fogatas como forma de autodefensa hostigados por servicios que pasaban en auto diciendo que pasaban las hordas del saqueo. Estaba en la casa de mi suegra y recuerdo sentir el dolor de madera quemada”. Después de eso se fue a España, en uno de los tristes destinos de fuga de aquel entonces, pero volvió en 2012. Ahora está por marchar a Plaza de Mayo con sus compañeros y compañeras de Jubilados Insurgentes, que se movilizaron todo el año: “Veo poca gente, pero no me sorprende. Hay un corte generacional en la transferencia de experiencias”, explica Pablo antes de que la marcha comience. Se recuesta en su grupo: “Encontré un lugar donde poder participar y luchar”.

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¿Quién es terrorista?

Enfrente, un grupo de movimientos piqueteros homenajea a Carlos “Petete” Almirón en Yrigoyen y 9 de Julio. Esos movimientos están rodeados por un cordón de la Prefectura Naval Argentina (PNA) mientras cuatro policías de la Ciudad filman la secuencia, justo al lado de la baldosa que recuerda al militante piquetero asesinado hace 23 años. Una de las que habla es Daniela Calarco Arredondo, militante del MTR Votemos Luchar, una de las presas durante la Ley Bases en junio, quien todavía afronta una causa impulsada por un gobierno que la acusó de “terrorista”, en días que agita decretos ampliando competencias de las Fuerzas Armadas ante supuestas amenazas terroristas: “Es un orgullo estar abrazando el movimiento piquetero que tanto sabe de lucha –homenajea Daniela–. Más de la mitad del país está debajo de la línea de pobreza. Para llegar al 2001 tuvimos una década menemista que se cansó de regalar los bienes comunes. No dejemos que estas políticas se den durante otra década”.

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Prefectura, jubilados y un espíritu

Lxs jubiladxs arrancan su marcha mientras un oficial de la PNA exhibe sus armas y les grita desesperado que suban a la vereda. No hacen caso, y continúan cuerpo a cuerpo por Avenida de Mayo, desde la 9 de Julio. Avanzan por un carril. Cantan tres de sus hits:

  • “Jubilados carajo”.
  • “Trabajador, te estamos avisando que tu jubilación te la están afanando”.
  • “Qué feo debe ser pegarle a los jubilados para poder comer”.

Llegando a Plaza de Mayo, los policías se ponen más bruscos. Uno de los jubilados muestra un moretón que le provocaron sobre su muñeca derecha. “Te están cagando a vos, boludo”, le gritan a los uniformados. No tienen miedo y están dispuestos a todo, simbolizando uno de los espíritus más dosmiluno que puede detectase en esta tarde de sol.

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Sobre la Plaza, hay algunos partidos y sindicatos de izquierda. También sobrevivientes de la dictadura y familiares de desaparecidos nucleados en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia.

Hay oradores, leen un documento.

El 20 de diciembre, en la ciudad de Buenos Aires, pasa como otro día más de calor fastidioso.

Mientras tanto, en Salta, están exigiendo justicia por el asesinato de un trabajador.

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Chau Bety

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Por Claudia Acuña.

Dejo tu obituario para los buitres, así que lo que voy a escribir acá son las postales de un camino que transitamos no juntas, pero sí contemporáneas. No habrá orden ni cronológico ni de importancia. Solo recuerdos que brotan, uno tras otro, y que al evocarlos se van poniendo de pie y formándose en hilera para despedirte con la pompa que merecen las mujeres guerreras. ¿Deberíamos luego revolear los corpiños sobre tu ataúd?

Nunca se me ocurrió preguntártelo.

Te pregunté, sí, qué eras.

Respondiste: “periodista”.

Repliqué: Me refiero a qué título tenés…

Respondiste: “Si te digo que soy periodista es porque no tengo ninguno”.

No sé si lo dijiste en serio, pero en ese momento no me importó porque la respuesta era demasiado ocurrente; un ace que paraliza y fascina. Aclaremos rápido: eras una buena jugadora de tenis.

Nunca se me ocurrió pedirte una nota sobre la relación tenis-feminismo.

Te pedí, sí, varias notas que aceptabas divertida porque implicaban moverte hacia territorios desconocidos. Recuerdo ahora que tomar el tren Sarmiento hasta Haedo para hacer una postal de la inauguración de Showcenter nos permitió que comiences esa crónica describiendo a la nena que repartía estampitas. O que la nota sobre el conflicto entre travas y vecinos de Palermo te permitiera conocer a Nadia Echazú y a una adolescente Marlene Wayar, a quienes entrevistaste a las cuatro de la mañana. La magistral tríada se completa con un testimonio que debería ser de lectura obligatoria en las Catedrales del Género: tu relato sobre los cinco abortos que te hiciste en clandestinidad y por convicción, algo que hoy no te perdona Clarín en la nota que informa tu muerte de “mujer sola porque no tenía hijos”. No estabas sola, obviamente, pero la verdad no es una virtud del machismo.

Chau Bety

Lo sabías.

Lo sufrías.

A continuación iba a escribir “sin embargo”, pero sería un error… Diré mejor:

También, como toda mujer de tu generación, preferías conversar/discutir con varones, quizá porque tus pares generacionales te resultaban aburridas y las que estábamos un escalón debajo, menos interesantes. Nunca lo tomé como un desprecio, sino como un desafío: capturar tu atención era lo que estimulaba mi imaginación para convocarte. Así, urdí Misiones Imposibles que siempre disfrutabas. Ir, por ejemplo, por primera vez (¿y única?) a la Casa Rosada para reunirnos con el secretario de Comercio del inefable Domingo Cavallo con el objetivo de exigir que no apliquen el IVA a las revistas culturales. “Vos andá a la red, yo atajo en el fondo”, te dije en un código en el que eras eximia. Logramos un honroso empate: la mitad de la alícuota.

Ya en tiempos de afilar las espadas por el aborto legal te encontré en el Congreso, sola, con la cartera cruzada al pecho y la mirada de quien desconfía de las kiosqueras de género: eso nos unía. Te dije “Es ahora: hay que hacer todo lo que podamos”. Respuesta Sarlo: “Y más”.

La última vez que hablamos fue para invitarte a firmar en la puerta del Cabildo el petitorio para que el Senado no apruebe la Ley Bases. Me contaste que tenías neumonía. Te noté frágil. Te halagué todo lo que te merecías, intuyendo que quizá era una despedida.

Hoy amanecí con dos noticias: la de tu muerte y la de la compra de Hugo Sigman de la editorial Siglo XXI, la casa editora de tus ensayos. Me enteré también de que el viernes pasado había organizado un besamanos para lucir su nuevo dominio, con la excusa de un cocktail de fin de año. Me resultó  oportuna tu partida.

Comprendí entonces que había llegado el día de definir quién era Beatriz Sarlo.

Diré entonces que eras una época.

Esa época en la que las mujeres se atrevieron a construir voz pública y propia con coraje, con argumentos, con injustas consecuencias y sin quejas.

Diré que eras la gorila que tomaba el subte y también la pequeña silueta que escribía como un gigante.

Diré que eras curiosa, inquieta, metódica, laburante.

Diré que la docencia fue tu arma de seducción masiva.

Diré que como toda esa época sos indefinible, por clara, por polémica, por profunda.

Diré que como todo recuerdo eso es algo que nunca perderemos.

Diré que te leeremos.

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Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?

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Esta vez no hubo dos sino tres rondas de diferentes grupos de Madres en Plaza de Mayo, con un punto de unión que solo pudo verse dos generaciones más abajo. Sindicatos, partidos y movimientos habían organizado otro acto, más temprano, que no enlazó con lo de Madres más allá de los discursos. La descripción de un jueves atípico y las preguntas que quedan flotando sobre la construcción, la movilización y la resistencia.   

Por Lucas Pedulla

Jueves 5 de diciembre, 13 horas

Sindicatos de la CTA, otros díscolos de la CGT, y algunos partidos políticos habían convocado a la Marcha Federal Argentina Sin Hambre en Plaza de Mayo. A la hora señalada siguen entrando banderas –MTR, MTE, UTE, CONADU, ATE, SUTEBA, y pasan y pasan– pero por la Plaza es posible caminar holgadamente: un primer indicio de la convocatoria. Desde el escenario el secretario general de la Central de Trabajadores y Trabajadores de la Argentina, y diputado nacional por el Frente de Todxs, Hugo Yasky, habla del 18 por ciento de indigencia, de la caída del consumo de la carne, el recorte de los medicamentos gratuitos a los jubilados y “la imagen bochornosa” del senador Edgardo Kueider al ser detenido traficando dólares.

Habla también de un nuevo sujeto entre gremios y movimientos sociales, mientras por otro sector de la plaza entran columnas de movimientos, partidos y gremios de izquierda que cantan “paro general” y un clásico de los últimos tiempos con un nuevo adjetivo: “A dónde está que no se ve esa cagona CGT”.

Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?

Rosi tiene 49 años, milita en el MTR de Lomas de Zamora, y escucha desde Diagonal Sur: “Es importante estar acá porque está todo mal. Milei no está haciendo nada bien. No hay trabajo. Falta agua, falta luz, falta todo. Soy del barrio Olimpo y no llego a fin de mes. Me la rebusco”. Encuesta de hogares: “Tengo cuatro hijos, dos que estudian y una nena discapacitada. Mis ingresos son changas, cuando tengo suerte”. Consultada sobre si conoce a vecinos que lo votaron y se arrepintieron dice que sí: “Pero ya es tarde. Hay que seguir hasta que se vaya”.

Las voces en el escenario siguen:

  • Alguien de UTEP: “Necesitamos a todos acá. En elecciones es obvio que nos van a buscar al territorio pero es ahora que el pueblo se está cagando de hambre. El 80 por ciento de la fila de nuestros comedores son jubilados”.
  • Alguien de CTA: “Hace 41 años se disolvía la junta militar y asumía un gobierno democrático. Esos fascistas decían que venían por 20 años. Fue gracias a las Madres, las Abuelas, pero también al movimiento obrero organizado. Estos tipos hoy con medios y redes quieren construir un escepticismo alimentando la angustia de no poder alimentar a nuestros hijos. Después del 17 de octubre, hubo un 20 de diciembre para saber qué camino transitar para sacarnos a los cipayos de encima”.
Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?
  • Alguien del Frente Barrial de Territorios en Lucha: “Nos hacemos presentes en este diciembre caliente porque la fuerza de los trabajadores no va a aflojar”.

Víctor escucha cerquita del escenario. Es uno de los ganadores de la jornada vendiendo aguas a 2.000 pesos. Es peruano y vive en la Villa 31: “La estoy pasando pésimo. Soy laburante de la calle, y lo que noto es que la gente no tiene para comer. Y el gobierno no hace nada por los pobres, sólo los está perjudicando”.

Sobre la reforma migratoria anunciada esta semana, donde el Gobierno quiere que los extranjeros paguen por atención en hospitales y estudiar en universidades, Víctor compara: “En Lima no es gratis, por eso en Sudamérica se piensa que Argentina es lo mejor. Este gobierno está haciendo todo al revés. No le interesa la gente pobre. Mire lo que hace con los jubilados. Y a los extranjeros nos tiene de lado”. 

Desde el escenario piden un aplauso porque está ingresando Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. También están las madres Vera Jarach y Carmen Vieyra de Lareu. “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”, corea la gente.

Las Madres Línea Fundadora convocaron a la Marcha de la Resistencia para este jueves a las 15, a la que adhirieron otros diez organismos. Desde el escenario piden que luego se acompañe a la marcha. La primera fue en 1981 en plena dictadura. Más allá de las habituales rondas de todos los jueves, la Marcha de la Resistencia implicaba una movilización de 24 horas alrededor de la Pirámide de Mayo. Las Madres la sostuvieron todos los años en fechas cercanas al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. 

En la Plaza le pasan el micrófono a Taty. Habla al borde del escenario, en su silla de ruedas: “Hay que seguir resistiendo a este gobierno inhumano, negacionista, que pretende borrar la memoria. No lo va a lograr. Mientras existan compañeres como todos ustedes, unidos, eso hay que lograr: la unidad. Tener todes claros quién es el enemigo. Y esa resistencia que estamos haciendo y demostrando de muchas maneras hoy la demostraremos en la Marcha de la Resistencia, porque queridos compañeres, no nos han vencido”.

Aplausos.

Taty: “No hay que bajar los brazos. Tienen que hacer como las Madres hacemos y decimos hace 46 años, que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Se lo decimos nosotras, las locas que a pesar de los bastones y las sillas de ruedas seguimos de pie”.

El acto termina. Yasky pide que no se vayan y se queden acompañando la marcha.

Por los parlantes suena Vencedores vencidos, de Los Redondos. 

Sin embargo, pasa algo: la gente se va.

Son las dos y media de la tarde y la Plaza queda casi vacía.

Jueves, 15 horas

De las columnas y las banderas no queda casi nadie. Logísticamente (y políticamente, y filosóficamente) hubiera sido importante empalmar el cierre de una con el inicio de otra, pero eso no sucede. 

Sobre el ombú de la calle Yrigoyen, de a poco se acomodan las personas que acompañan la histórica ronda de todos los jueves de Madres Línea Fundadora, que en el último tiempo tenía a Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen como sus tres estandartes. Este año, por las partidas de Nora y Mirta, solo quedó Elia. Como siempre, rondan y mencionan nombres y apellidos de desaparecides. A cada nombre mencionado responden a coro: “Presente”. Llevan pancartas con los rostros y nombres de las madres pioneras y fundadoras de aquella primera ronda del 30 de abril de 1977. Elia lleva la imagen de Azucena Villaflor de Devincenti, una de las tres madres (junto a Esther Careaga y Mary Bianco) secuestradas y desaparecidas por la dictadura, arrojadas al mar desde los aviones que efectuaban los vuelos de la muerte.

Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?

Del otro lado de la Plaza, sobre el gazebo que da a la avenida Rivadavia, de a poco se acomodan las personas que acompañan la histórica marcha de todos los jueves de Asociación Madres de Plaza de Mayo. Allí, entre otras y con los dedos en V, sonríe Josefa “Pina” De Fiore. “Milei, basura, vos sos la dictadura”, cantan señalando a la Casa Rosada.

Desde hace muchísimos años, las rondas son esas dos, por diferencias entre ambas organizaciones. Giran alrededor de la Pirámide a la misma velocidad y en el mismo sentido, cada una del lado opuesto a la otra.

Pero este jueves son tres, porque a las 15.30 se suman las madres de Línea Fundadora que convocaron a la Marcha de la Resistencia, con Taty Almeida, Vera Jarach y Carmen Lareu. “A donde vayan los iremos a buscar”, cantan. Atrás acompañan HIJOS Capital, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, entre otros organismos.

Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?

A la ronda habitual de Línea Fundadura, encabezada por Elia Espen, se suma esta vez Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz.

Las tres marchas sin embargo conforman una curiosa ligazón que, vista en perspectiva, hacen parecer que se trata de una sola (como quizás, en el fondo, lo sea siempre). Esta vez, en las tres rondas hay presencia de integrantes del organismo Nietes.

La circulación alrededor de la Pirámide dura media hora, como cada jueves.   

Jueves, 16 horas y después

Sobre Rivadavia, la Asociación hace su acto.  

Taty, Vera y Carmen se van. En general no participan, ni siquiera con sus compañeras de la Línea Fundadora que, sobre Yrigoyen también hace su acto, acompañada de las hermanas y sobrevivientes. Elia Espen, como cada jueves, pide que no aflojen, que luchemos y vengamos al siguiente.

Y pide que cantemos Como la cigarra, de María Elena Walsh: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí. Sin embargo, estoy aquí, resucitando”.

El canto emociona, como siempre.

Cura un poco las heridas de esta época, e incluso las de un jueves atípico.

¿Qué es resistir?

Quizá sea una pregunta que, mientras la Plaza se va vaciando otra vez, nos tengamos que seguir haciendo. 

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