Actualidad
Más Nunca Más que Nunca

Más de 500 mil personas volvieron a marchar en todo el país por Verdad, Memoria y Justicia en tiempos en los que el Estado es usado como herramienta negacionista, además de la miseria planificada, con represión. Como los miércoles con los jubilados y jubiladas, la calle demostró una vez más que es el escenario donde la sociedad se expresa por fuera de los moldes con alegría pero también con bronca, aunque sin violencia cuando la policía no aparece. ¿Casualidad? Las voces de jóvenes sub 20, niños, niñas y padres en otra jornada histórica de lucha en la que, después de 19 años, hubo acto unificado. ¿Qué es la unidad, más acá de lo electoral? ¿Cómo se está construyendo? ¿Se está construyendo? ¿Qué contenido tiene? La sociedad la llena, en esta crónica de lavaca.
Por Lucas Pedulla, Francisco Pandolfi y Sergio Ciancaglini. Fotos de Tadeo Bourbon para lavaca.
El primer 24 de marzo sin Norita Cortiñas, ni Mirta Baravalle, ni Laura Jordán, ni Otilia Acuña, ni Lita Boitano, ni tantas otras, se merecía un marco de unidad: más de 500 mil personas (400 que calcularon en CABA desde el escenario, más las que marcharon en todo el país), autoconvocadas, de asambleas, sindicatos, secundarios y organizaciones, llenaron la Plaza y la Avenida de Mayo y todos sus alrededores, como un aprendizaje y un mensaje pensando en el presente y también en el futuro.
Después de 19 años, organizaciones y partidos convocaron juntos, acaso como un reflejo de lo que representan las mayorías golpeadas desde abajo; y también, consensuaron un documento. Debajo del escenario, por las calles, miles de personas celebraron la decisión como un gesto ante estos tiempos oscuros. Un gesto de unidad que está siendo rellenado por la propia práctica de la sociedad movilizada.



La ley de la calle
Las expresiones culturales, de alegría, de dolor, de reclamo y de firmeza se ven y sienten en toda la marea que va y viene por Avenida de Mayo, las Diagonales Sur y Norte, y las calles aledañas. Se ve y se siente en el montón de infancias corriendo, saltando y jugando, junto a las Madres y Abuelas, y a las madres y abuelas sin mayúscula también, que siguen llegando a la Plaza, rodeadas de mensajes contundentes y hermosos, como estos:
- Militar la vida.
- El aislamiento y la desmemoria son armas del sistema.
- Que la calle no nos calle.
- Sembrar memoria, cosechar futuro.
- Solo el pueblo salvará al pueblo.
- Milei y Bullrich, hijos de Videla.
- 1976-2025: La casta fue, es y será económica.
Hay bombos, trompetas, cantos, bailes, y mucha gente con remeras de Norita Cortiñas, de Maradona, de Hebe Bonafini, de Spinetta, de Rodolfo Walsh. Está también presente en todos lados el fotógrafo de 35 años atacado por la policía el miércoles 12 de marzo, Pablo Grillo: en bombos, en fotos, en carteles, en banderas, en stickers, en canciones. Y en esta producción que llevamos desde lavaca, especialmente para enviarle en su recuperación en el hospital Ramos Mejía todas esas energías que circularon hoy.







Lo que no hay: policía. Ni uno. Y pasa nada. Ningún incidente. Ningún detenido. Ningún herido. Otra vez, al igual que en la Marcha del Orgullo Antifascista, la ausencia policial garantizó una marcha pacífica cargada de sentido, sin violencia, al revés de cuando las fuerzas de Bullrich provocan y generan los disturbios que intentan opacar los contenidos de la protesta.
Sobre Avenida de Mayo y Piedras, Marcelo, fletero de 55 años, es uno de los que acepta sacarse una foto con el cartel de “Fuera Bullrich”. Se le humedecen los ojos al decir que conoce a Pablo Grillo del barrio: es de Remedios de Escalada, sur del conurbano, el barrio de Pablo. “Ese miércoles Pablo cae a 15 metros mío —dice Marcelo, que tiene una remera de HIJOS—. Nunca vi una cosa igual. Mirá que tengo marchas, pero nunca vi tanto odio: simplemente por estar te pegaban. Ligué un palazo por estar con un abuelo arrodillado: esa saña no la recuerdo”.
¿Cómo salimos de eso? “Me cuesta establecer una ruta de por dónde salimos. Sí hay que tratar de cambiar la economía de la gente. Hoy la gente no puede comprar, el Gobierno eliminó cosas básicas como la carne. Para mí se sale con salud, educación y economía, pero con este gobierno, eso no va a ser posible”.
Qué significa este 24 de marzo: “Es un punto para curar heridas y recargar”.
Qué unidad
Son las 15 y desde 9 de Julio ya no se puede caminar más. La histórica y enorme bandera azul con la cara de los 30 mil cruza desde ahí hasta la Plaza de Mayo.

La gente, que antes del cruce de esta bandera estaba cantando “Patricia Bullrich, la puta que te parió”, se detiene. Hace silencio, no insulta más a Bullrich (por un rato…) y aplaude. Aplaude sin parar. Sin frenar. Aplaude a las y los desaparecidos. Pasan uno, dos, cinco, diez minutos y la bandera sigue su curso con dirección al escenario donde se leerá el documento. Una vez que entró en su totalidad, la masa otra vez canta. Esta vez:“Milei, basura, vos sos la dictadura”.
Justo ahí, empieza a llover.
Pero la gente no se mueve. O en realidad, todo lo que hace es moverse. Está donde quiere estar.
Y dice todo lo que siente decir.


Marilé Neumayer vive en el barrio porteño de Flores y es docente de la UBA, de la Universidad de Avellaneda y del Centro de Formación Profesional 24, una escuela pública de oficios. “Este gobierno retomó la represión, y Pablo Grillo es todo un emblema. Es terrible que a más de 40 años sigamos aguantando esta historia. Es muy triste”. Sobre la unidad de los organismos de Derechos Humanos en esta marcha: “A veces uno critica a su propia familia, pero cuando la vienen a joder de afuera, nos unimos todos porque es la única forma de defensa. Acá es lo mismo: no hay otra forma de vencer a esta gente, porque a esta gente hay que vencerla para siempre. Para eso debemos tener una ley contra el negacionismo”.
Recuerda: “A mi viejo, Carlos Eleuterio Neumayer, le pusieron una bomba porque pidió un habeas corpus por una persona desaparecida. Entonces, ¿vamos a seguir con esto?”.
¿De cara al futuro? “Me cuesta pensar con esta Justicia y este parlamento que son un chiste y no reflejan a la mayoría de los argentinos. En principio, debemos saber a quién estamos eligiendo y recuperar la confianza en la fuerza, porque nosotros somos muy fuertes, aunque nos hayan hecho creer que no”.
Marcos tiene 89 años. Camina despacio, con su bastón, pero con una firmeza admirable. Cruza la 9 de Julio y va hacia la Plaza de Mayo, contento. Una vez más. Integra la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la Argentina. Cuenta que marcha todos los miércoles al Congreso desde 1993. Y que esta semana será la movilización 1.782. Dice orgulloso: “Es muy importante la unidad que se logró hoy, que también logramos en nuestro sector, y la solidaridad que el pueblo está teniendo con los jubilados. Estamos marcando un camino de la unidad de acción. Y este es el único camino, creando una verdadera fuerza política alternativa, para enfrentar y derrotar a este gobierno”.

Iván tiene 39 y es vendedor. Natalia también tiene 39, es arquitecta, y lleva en la panza un futuro de siete meses, que posiblemente venga el próximo 24, en 2026, cuando se cumpla medio siglo del golpe. Son del conurbano de San Martín. Él piensa en la unidad que se refleja en las calles: “Un poco tarde. Pasaron cuatro años de un gobierno todos separados, muchos años que la izquierda no va junta, y hoy son los únicos que van también separados: seguimos divididos. Por eso nos gobierna esto que no se puede clasificar”.
Natalia ve el lado positivo: “Cada año hay más gente en la calle, y me siguen sorprendiendo los niños, la juventud, y eso también es recordar y tener memoria. No dejarse pasar por arriba. Todos los años hay que seguir luchando hasta que las cosas se acomoden, porque salir a la calle es más una alegría que una lucha”.
¿Nos une el espanto o algo más? Iván piensa: “Somos muchos hoy, y no es solo el espanto lo que une al argentino, tampoco solo el fútbol. Nos unen cosas lindas como la solidaridad, aun en este Estado que se retira de absolutamente todo. Creo que eso es algo que no nos pueden robar, y es lo que tenemos que mirar porque somos pueblo”.
Micaela tiene 42, una remera que dice “juicio y castigo”, y camina de la mano con Ezequiel, que tiene 45 y una camiseta de Lanús. Ambos son de ese municipio del sur del conurbano. Dudan un poco de la idea de unidad: “Lo veo difícil ahora, porque creo que sigue habiendo un núcleo que apoya este gobierno. Sí creo que tiene que haber más unidad, eso sí, y una fuerza política que vaya más adelante y nos represente un poco más”. Ezequiel: “Hay una legitimación del ajuste económico, y estas semanas también lo vimos con la represión. Creo que hay que prepararse porque se van a venir años difíciles”.
Micaela es empleada de PAMI: “Tengo varias caras de la moneda. Por un lado, los jubilados y un recorte no solo en lo económico, sino también en remedios, en subsidios sociales, en el aumento de la SUBE. Por otro, hay muchos empleados del Estado que siguen apoyando o no le dan bola a eso. ¿Por qué? Porque no hay conciencia de clase”.
Por eso Micaela pierde la paciencia: “Tenemos que fijar cosas en común entre muchos partidos. Dejarnos de joder con la interna, que el peronismo una cosa, que el kirchnerismo otra”. Iván observa: “El tema de la unidad es ¿qué se nos mete cuando abrimos la tranquera?”.
Micaela responde: “Todos para adelante, con educación y salud pública”.
Ambos vuelven a tomarse de la mano, y siguen marchando.

Todas las familias
Juliana tiene 37 años y conforma una de las postales más lindas de la jornada. Tiene en brazos a su beba recién nacida mientras a su lado salta su otra hija, unos pocos años más grande. Las tres sonríen. Es de Mar del Plata y vive en Buenos Aires. Dice Juliana: “Mostrar la unidad en la calle, ese es el futuro que necesitamos. Es la única manera que no se nos impregne el miedo que desde el gobierno nos quieren imponer. Por eso cada miércoles debemos ser más marchando con los jubilados. Sé que es difícil, pero hay que sostenerlo. Si estamos juntos, saldremos de esta”.
Beto llegó con su esposa Débora y sus mellizos: Juan y Ernestina. Él es diseñador, ella abogada, y Ernestina y Juan tienen 9 años, sin decisión sobre futuras profesiones.
“Venimos todos los años. Ellos nacieron un 16 de marzo y el 24 estábamos acá. Tenían ocho días, así que no entramos a la Plaza, pero estuvimos cerca viendo al grueso de la gente”, cuenta Beto. Tiene amigos que estuvieron desaparecidos en el centro clandestino El Vesubio.
Débora: “Vemos que vienen muchísimas familias y está bien. Tenemos que estar juntos”. Beto: “En este tipo de temas no tiene que haber diferencias. Y fijate. No hubo un solo policía, y a la vez no hubo ni un solo problema. La gente viene en paz a hacer una conmemoración y estamos todos bregando por lo mismo. Con la policía hay un tema de leyes físicas, de acción y reacción”.

Beto cree que para que se haya llegado a la actual situación política influyó decisivamente la última gestión “llamala kirchnerista, peronista, justicialista, frentista o como quieras, pero fue desastroso. Y a nivel de comunicación avanzaron con el odio inoculado todo el tiempo, las muletillas, las falsedades, metiéndole odio a la gente en la cabeza. Agregale el hartazgo, y tenés la situación definida, que ahora se traslada al Congreso”.
¿Por qué al Congreso? “Porque parecen todos panelistas de televisión, se putean, se cagan a palos, se tiran cosas”. Ernestina y Juan ríen, cuando les pregunto se ponen serios y dicen sobre esos panelistas: “Están locos”. Débora agrega: “Hay que hacer una autocrítica porque, si no, se van a repetir los mismos errores. Y a la vez hay que entender que lo de la ultraderecha es un fenómeno que está pasando en muchos países, no solo acá”.
Beto: “También es cierto que hay que hacer más. Yo veo lo de los jubilados y me emociona. Me da bronca, y también orgullo. Pero tiene que apoyarlos mucha más gente. Cuando fue la marcha universitaria salimos todos en defensa de que todos los pibes estudien. Pero los miércoles no veo ningún pibe estudiante de la universidad pública viniendo a defender a los jubilados. Lo mismo con los trabajadores, aunque ahora parece que va a venir la CGT, por fin.
¿Hacia adelante? «Yo soy de los que cree que cada gobierno tiene que terminar su mandato. Pero ojalá recapaciten en el destrozo que están haciendo”.
Débora, al contrario, no parece ilusionarse: “Yo creo que explota todo. La gente está muy tibia, pero creo que esto no se aguanta mucho más. Hay gente que vive en una burbuja, tiene plata, viaja al exterior, pero es un sector muy chiquito. Todavía no se está oyendo a los que no tienen voz”.


Lucas es de San Justo y tiene 36 años. Está parado junto a su compañera sobre Avenida de Mayo porque seguir caminando se les hace imposible con ese bebé hermoso que nació en septiembre de 2024 y que no para de sonreír a esa marea de pueblo que le pasa por el costado. Es el primer 24 de Lisandro y no podía faltar. Dice su viejo: “El compromiso con la consigna de Memoria, Verdad y Justicia es innegociable, más en este contexto oscuro que no sabemos qué va a pasar; todos los días quieren voltear el más mínimo pacto democrático que construimos desde hace tanto tiempo. No podemos tolerar que un diputado diga que hay que ‘pasar la página’ y que se debe ‘terminar como el feriado nacional’”. Frente a esto, Lucas realza la unidad de los organismos: “Es importantísimo este ejemplo para el resto de la sociedad civil en pos de un proyecto colectivo de país que nos lleve hacia adelante. Esto debe darse desde las bases, yendo a buscar a las personas que hoy están lejos de cualquier partido político y dejando de tener las máximas de siempre, para escuchar a esa masa hoy un poco alejada pero que también quiere construir en conjunto”.
Adriana es trabajadora social. Su hija Luana tiene 9 años y lleva un pañuelo con dos palabras impresas: Nunca Más.
“Es impresionante la gente que vino. Yo estaba con un poco de miedo. Pero Luana me dijo: ‘Mamá, tenemos que ir’. Ella es la valiente. Escribió ‘memoria, verdad y justicia’ en unos papeles y se los repartía a la gente. Estoy orgullosa de ella”. Luana sonríe, brillan sus ojos. Hizo además un dibujo con una idea vital, pero no muy frecuente: “Mi corazón tiene memoria”.
Adriana: “Lo que estamo viviendo es un horror total, una deshumanización. Venir aquí te da otro ánimo y si llorás no es de tristeza, sino de emoción. Pero después ves a la policía pegándole a personas ancianas y no se puede creer. Son ellos los que no quieren que la gente levante la voz”.
Luana da un respingo y dice algo sencillo y parecido a lo que nos decía Estela de Carlotto en la nueva MU: “Son malos”. Su mamá plantea: “Yo me acuerdo del 2001, ir a dormir con hambre en serio. Y ahora veo a los jubilados planteando que no tienen para comer y es increíble que no podamos ir hacia adelante, a mejorar. Igual para mí no es solo lo económico. Estamos con una bestia humana gobernando más allá de que pare la inflación, que encima no la para. Es todo una mentira grande como una casa y ahora terminaron con otro fracaso, con los payasos del FMI”.
Luana nos mira. Le pido que me diga tres palabras que para ella sinteticen la imagen de este acto. Piensa unos segundos, con esa seriedad que solo se tiene a los 9 años, y responde: “Alegría, furia y verdad”.

Dónde está la juventud
En la movilización también hay una cantidad de adolescentes y jóvenes que emociona.
Cleo tiene 20 y está en la orilla de la Plaza, a punto de entrar al máximo epicentro antiamnésico del país. “Es un día para mantener la memoria, para hacerlo desde la juventud, para demostrar que no nos olvidamos”. Ailén, también de 20: “Además del luchar por nuestro presente, no debemos olvidar a los desaparecidos”. Lauti, de 22: “Hay que recordar lo que pasó, porque el pueblo tiene que saber la verdad”. Y dicen los tres: “Ante este gobierno lo más importante es unirnos, la única manera de combatirlo es todos juntos. Si no nos subimos al mismo colectivo, no vamos a llegar a ningún lado. Uno por uno, nos van a ir destruyendo. Todos juntos o nada”.
Pilar, de 21, y Valentina, de 22, viajaron desde Quilmes. Una estudia en la UBA, la otra en la Facultad de La Plata. En tres minutos dan una clase de política, de sociología, de humanidad, de visión a futuro. “En los tiempos que estamos viviendo debemos hacer hincapié en la memoria, pero no solo recordar las atrocidades, sino qué condiciones hubo para que eso pasara. Por eso no podemos quedarnos callados cuando reprimen en una marcha de jubilados, porque ese silencio es el que permitió que después terminara pasando lo que pasó. No es solo recordar, sino recordar para no repetir”.
Intuyen una estrategia para lo que viene: “No tener miedo a pesar de todo lo que pasó y salir a la calle igual”.
¿Cómo se le llega a las y los jóvenes que no están acá? “Estaría bueno que los artistas se animen a hablar más, que no tengan miedo de perder cierta cantidad de seguidores por decir ‘che, esto no lo banco’, y no me refiero a posicionarse partidariamente, no pasa por ahí, sino en expresarse en cuestiones básicas para llegar al público más joven. Todo se fue corriendo más a la derecha. Antes, por ejemplo, los jugadores de la Selección tenían un cartel que decía ‘Nunca más’, ahora ya no lo hacen porque los etiquetan como kirchneristas. Eso hay que transformarlo, los derechos humanos no son partidarios”.
A su lado se está armando la columna de los centros de estudiantes. Mario y Sofía son dos estudiantes de quinto año de la escuela de Artes y Medios Osvaldo Pugliese, también conocido como el Padilla: así se referencian en la enorme bandera que llevan. “La mirada sobre este momento la aportamos desde la comunicación -apunta Mario-. Es muy triste la situación porque hay una retroversión: se pensaba una comunicación para todos, con Ley de Medios y televisión pública, pero hoy tenemos cada vez más monopolios”.


Sofía y un enfoque: “Pareciera que siempre volvemos a un estado anterior, como si estuviéramos en la aguja hipodérmica”. Según esta famosa teoría, que busca explicar la persuasión de los medios en las personas, que “inyecta” la información en un receptor sin posibilidad de repelerlo. Muchas de ellas nacieron en contextos de regímenes totalitarios: “Hoy sólo se trata de adoctrinar a las personas”, piensa Sofía.
Mario piensa en las redes sociales: “Son muy raras, ya no sé quién las domina. Todo el mundo habla por ahí pero nada tiene sentido. Se trastornó tanto que todos quieren tener la razón. Ya no importa la noticia sino la forma de comunicar y la búsqueda de adoctrinamiento”. Lo articula con la juventud y Milei: “Se está creando un sentido de una mente colmena: todos repiten lo mismo, responden igual, sin manera de razonar, con una sola figura que manda”.
Sofía sintetiza: “El razonamiento no es algo que está presente”.
¿Cómo salimos? Mario no duda: “Estando juntos, tratando de explicarle al otro, y pensando que yo no quiero que le pase al otro lo que me pasa a mí, y por eso hay que acompañar”.
Jóvenes sub 20 proponiendo que la salida no es en las redes, sino estar juntos.

Estar juntos: el acto
El acto llamado a las 16.30 arranca puntual. Hablan las madres Taty Almeida y Elia Espen, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Estela de Carlotto, de Abuelas; y el Premio Nobel de la Paz y presidente del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel.
Dos locutoras unen a cada emblema con las consignas consensuadas. La única persona que no forma parte de los organismos e invitan a subir es una de las voces que más quisimos escuchar desde el 12 de marzo, cuando un proyectil de gas lacrimógeno le rompió la cabeza a su hijo: Fabián Grillo, el papá de Pablo. Sus palabras son sintéticas y agradecidas: “Gracias a ustedes y a los profesionales del hospital público, Pablo está mejor. Y va a estar acá”.
Lo abraza una ovación.

Luego, las locutoras repasan consignas que recuerdan a Jorge Julio López, a Santiago Maldonado, Iván Torres, que subrayan que “no perdonamos, no olvidamos, no nos reconciliamos”, que libertad a Milagro Sala, que la búsqueda de la dictadura era un plan económico de miseria planificada, que abajo el DNU, la Ley Bases, que fuera el Fondo Monetario Internacional, que basta de discursos de odio.
Un estribillo fue uniendo algunas de las consignas: “Fuera Bullrich”.
Elia es la primera que habla: “Seguimos exigiendo justicia y castigo a todos los culpables. Cárcel común y perpetua. Apertura de todos los archivos de 1974 a 1983. El destino de todos los hijos apropiados durante el cautiverio y de las y los compañeros que nos faltan: ¿dónde están?”.
Sigue Estela: “Hace 48 años luchamos por restituir la identidad a cientos de bebés robados. Como siempre pedimos información, quienes tengan algún dato para aportar llamen a Abuelas, también quienes tengan dudas sobre su identidad. En esta lucha llevamos 139 casos resueltos. Necesitamos de toda la sociedad para encontrarlos”.
Sigue Adolfo, que canta un fragmento de La memoria, de Léon Gieco: “Derogación de la corrupta Ley Bases, del DNU, de las facultades delegadas. Denunciamos la situación social de pobreza en la que viven cada vez más familias. El cierre y vaciamiento de políticas y asistencia a los más vulnerados. El vaciamiento de hospitales y programas de salud. Defendamos la tierra y el agua contra el extractivismo”.
Taty Almeida cierra: “Tenemos la fuerza de la historia de nuestro pueblo, por eso pretenden negar el genocidio y hacen apologismo. Denunciamos el desmantelamiento de los sitios de la memoria, de la CONADI, del Banco Nacional de Datos Genéticos. Exigimos la preservación de los espacios para la memoria que funcionan donde hubo centros clandestinos de detención y exterminio. Esta marcha va a ser histórica porque después de mucho tiempo logramos la unidad. Estamos demostrando que un pueblo unido jamás será vencido. Terminemos gritando bien fuerte por los 30.000”.
La plaza le hace caso y grita bien fuerte, una vez más. Más que nunca:
-¡Treinta mil compañeros desaparecidos! ¡Presentes!
La multitud desconcentra la Plaza y sus alrededores de a poco (muy de a poco, como celebrando esta plaza entera toda para el pueblo), y que celebra que llegue, justo antes de cerrar esta crónica, un mensaje de la familia de Pablo Grillo: “Hoy estuvo sin fiebre, con la kinesióloga; lo sentaron y le dieron alimentación blanda por la boca, que toleró. La curva sigue siendo ascendente. Un peldaño más, o piano a piano, como diría el Tolo Gallego. Pablo lucha y lucha junto al cuerpo médico. Gracias totales”. Tal vez sea otro signo para el futuro.

Actualidad
La independencia de los jubilados

Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: lavaca.org
“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria».
209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.
Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

Un dolor en el pecho
Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”.
Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

Lo que quiere Milei
Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.
Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:
¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?
¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?
¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

Señalando la corrupción
Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,
“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:
A ver, señor diputado,
¿qué le ha pasado que se olvidó
del bendito pueblo obrero
que usted en campaña siempre nombró?
Tengo mis hijos pidiendo,
que por la calle siempre se ven
y usted se aumentó la dieta,
y yo a la dieta la hago muy bien.
Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”.

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.
Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.
A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.
Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.
Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.
El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

Actualidad
Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.
Por Francisco Pandolfi
Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.
¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico.
¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.
Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.
Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron:
- Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
- Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
- Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200.
- En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
- En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales.
- En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización.
- Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.
Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”.
Abrazo y marcha federal
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.
Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…
¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:
- Una recomposición salarial del 100%.
- Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos.
- El aumento del presupuesto del hospital.
- Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.
¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.
Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.
Actualidad
Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Otro miércoles novedoso, como siempre. Se realizó la marcha alrededor de la Plaza de los Dos Congresos, y además algunos grupos zarparon luego hacia el Obelisco, con la policía corriéndolos para evitar que bajaran de la vereda. En Diputados, mientras tanto, los papelones del oficialismo para impedir el debate sobre el financiamiento universitario, y el otro gran símbolo de estos días: el Garrahan. Las nuevas modalidades entre jubiladas y jubilados, los refuerzos de la prensa y del teatro, y la convocatoria para el miércoles 16 a una gran marcha unificada de Congreso a Plaza de Mayo.
Por Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro, Tadeo Bourbon y lavaca.org

Una vez culminada la marcha de este miércoles (en el que hubo más gente que el anterior, en el que hubo más gente que el que lo antecedió) uno de los grupos, Jubilados Insurgentes, siguió caminando –inesperadamente– por Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Allí, pese al bloqueo policial, fueron por la vereda para evitar el “protocolo” y llegaron hasta el Obelisco para hacer un acto complementario al habitual.
De ese modo lograron hacer visible el conflicto fuera del corralito (o “marchódromo”) que impuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para blindar el Congreso, incumpliendo su propio protocolo de no entorpecer las calles y fomentando caos de tránsito en esa zona del centro porteño.
Zulema, de Jubilados/as Insurgentes, cuenta a lavaca: “Cuando Bullrich cierra todo con vallas no tenemos quién nos vea y a quién hacerle el semaforazo que muestre cómo estamos viviendo. Hoy estuvimos en la radio abierta que siempre hacemos todos los grupos, marchamos con el resto de los sectores para sostener la unidad, y una vez terminado, decidimos venirnos vinimos al Obelisco donde hicimos el cierre de la jornada”.
No fue el único hecho creativo.
Tampoco el único hecho distinto o nuevo. La lógica de estos tiempos invita a enlazar, conectar, unir reclamos y luchas, crear lo diferente, inesperado y operativo.

El “hecho fortuito”
En el “palacio” legislativo la sesión para tratar el financiamiento universitario y la situación del Garrahan tuvo quórum pero finalmente cayó en medio de otro papelón generalizado, del que siempre suele resultar que las medidas que serían positivas para la sociedad, quedan relegadas.
En la calle, previo a la convocatoria de las organizaciones de jubilados, hubo dos movidas para seguir haciendo ruido: trabajadorxs de prensa, por un lado; y de las artes escénicas, por el otro; que luego se enlazaron dándole mayor músculo a la movilización tradicional de los miércoles.
“El momento es ahora”. Eso decía la convocatoria de trabajadorxs de prensa, fotógrafxs y comunicadorxs que realizaron en la Plaza Congreso una acción performática colectiva, autoconvocada y apartidaria para denunciar el cierre de la investigación interna de Gendarmería Nacional sobre el ataque al fotorreportero Pablo Grillo, herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado a su cabeza por el cabo Héctor Guerrero que lo dejó al borde de la muerte.

Gendarmería determinó que fue un «hecho fortuito» y responsabilizó al joven por estar parado en la línea de fuego. Según esta lógica, el responsable del casi homicidio de Pablo Grillo sería… Pablo Grillo.
«Basta de ataques a la prensa», fue el grito de una ronda gigante reunida alrededor de una pintada con la consigna «FUE BULLRICH», entre cámaras, cascos y máscaras desparramadas, para reflejar que la prensa está siendo silenciada a golpes. Tadeo tiene 32 años, es fotógrafo desde los 20 y fue uno de los que participó del encuentro. “Cerraron el caso sin investigar, cuando hay pruebas contundentes de que hubo alevosía y un intento de dañar de las fuerzas de Bullrich. Por eso entendimos que más allá de replicar en las redes, debíamos estar en la calle haciendo acciones concretas. Hay que unirnos, enlazarnos distintos actores sociales para construir una alternativa a la realidad actual”.

Entre la caca y el crimen
Emiliano es el hermano de Pablo Grillo y le dice a lavaca: “No sorprende para nada la decisión de Gendarmería, de hecho era algo que estaba esperando. Tuvo que haber un allanamiento en la GNA para incautar lo que el juzgado ya venía pidiendo hace rato, entonces si se tuvo que llegar a esa instancia es porque algo estaban encubriendo. Da muestra de que construyeron un relato, el mismo relato que dijo Bullrich, Adorni, que el cabo Guerrero actuó en forma a lo que le ordenaron y que Pablo estaba ahí porque tenía ganas. Obviamente que da bronca e impotencia, pero tengo la certeza de que más tarde o más temprano habrá justicia y la van a terminar pagando, aunque no creo que Bulrrich, porque es difícil que lleguemos tan alto y ella tiene varios cadáveres encima”.

Agrega: “Esta semana quedó clara la distinta vara de la Justicia. Mandan a la cárcel a una piba por una contravención municipal (en referencia a la concejala del kirchnerismo Eva Mieri, por participar en el ataque con caca a la casa del diputado libertario José Luis Espert), para eso la Justicia actúa rapidísimo pero al cabo Guerrero ni siquiera lo llamaron a indagatoria”.
Actor frustrado en presidencia
Trabajadorxs de las artes escénicas se juntaron en la puerta del cine Gaumont a las dos de la tarde para marchar hacia el Congreso, pedir que se trate la derogación del decreto 345/25 que le quita autarquía al Instituto Nacional del Teatro y provocaría su desmantelamiento si sigue vigente. “Es nuestra escena, es nacional, la defendemos porque es nuestra identidad”, cantaron mientras avanzaban a puro golpe de redoblante hacia un Congreso vallado en plena sesión. Al llegar el canto fue: “Qué vergüenza, qué vergüenza, ser un actor frustrado y ocupar la presidencia”.

Con el edificio legislativo de fondo y detrás de la bandera del Festival Teatral ENTRÁ —que se llevará a cabo del 3 al 9 de julio para visibilizar la crisis del sector de la cultura y defender al INT— leyeron al unísono un texto escrito por el dramaturgo Mauricio Kartun:
“Vení, mirá, discutí, escuchá. La Ley Nacional de Teatro le cambió la cara a la escena nacional, la hizo crecer. Se hizo escuchar. Asombrosa, preciosa Escena Nacional. Vení. Escuchá. Nuestra escena reclama la derogación ya. Somos muchos, somos miles que encontramos allí nuestra vocación, nuestra profesión, nuestro medio de expresión. Hoy, esta camándula siniestra que tenemos de gobierno lo desmantela. Son 70 años de lucha. Somos muchas generaciones solicitando, pensando, proponiendo, peleando. Del libre mercado no nos sorprende. De Sturzenegger tampoco; de Milei, menos. Es propio de su naturaleza fanática. Pero que haya allí gente de teatro que ponga la cara, que lo sostenga con su acción o con su falta de reacción, es deplorable. Leonardo Cifelli (secretario de Cultura) y cada uno de los funcionarios cómplices”.
Y termina con: “Te lo digo yo. La asombrosa y preciosa Escena Nacional”.
El grupo, unido y entusiasta, llegó frente al Congreso y una vez finalizada la acción, dijo en el altavoz: “Nos sumamos a lxs Jubiladxs, escuchemos la radio abierta”.
Lo mismo hicieron lxs trabajadores de prensa.
Y las luchas quedaron imbricadas.
Hasta ser solo una.

El poder a la imaginación
Lo creativo no estuvo solo en la acción colectiva, sino también en la imaginación individual.
Juan Manuel tiene 64 años y una inventiva sin techo. Cada miércoles camina solo, por toda la manifestación, mostrando carteles distintos, según los temas de cada semana. Esta vez redactó prolijamente:
“Tirarle soretes a Espert no es delito, sólo es redundante”.
E incluso una frase de Macbeth: “Te colocaremos, como a los monstruos raros, ante una barraca y debajo escribiremos, ¡aquí puede verse el tirano!”.
Sobre su proceso de creación, dirá: “El cerebro rumia aún dormido y así salen las frases”.
Otro ejemplo: “Estamos viviendo una distopía sin sentido, vivimos en un delirio con un presidente cómico; el problema es que no es chiste”.

¿Quién es responsable del casi asesinato de Pablo Grillo, fotógrafo que sigue recuperándose tras haber sido atacado por un proyectil de gas disparado a su cabeza? La respuesta desde el aire, en esta acción colectiva organizada para no olvidar.
Otro que trajo varios carteles es “El nono de Boedo”, como firma cada uno de las decenas que tiene. Algunos están colgados en su bicicleta:
–¿Sabés cómo se saca el óxido de la parrilla? No votando gobiernos de mierda.
–Que hoy no seas jubilado es cuestión de tiempo; que no me entiendas es cuestión de empatía.
–Cuando te digan que bajaron las ventas, no les creas. En menos de una semana se vendieron muchos diputados.
–Si el presidente que vos votaste te dice que el peso ($) es un excremento; tu salario es una cagada.
–Clarín hace más daño que el paco.
Jorge, el Nono de Boedo, cuenta que se despierta seguido a la madrugada con una idea para el cartel y no puede esperar a la mañana; se levanta, va a la cocina y escribe: “Es un estado de ánimo. A veces son carteles que muestran más bronca, otros de más esperanzas, aun en este momento donde gana la desilusión y en el que hay tanto odio. Por eso yo hice el cartel de Clarín, y se lo discuto a cualquiera. El paco hace mucho daño, incluso me toca familiarmente, pero con asistencia podés recuperarte; del odio no te recuperás más, el odio labura permanentemente, y entra a tu casa todos los días”.

Panorama junto al Obelisco, por la marcha de jubilados hacia allí.
Verónica como Tarzán
Acaba de empezar julio, y las jubiladas y jubilados fueron homenajeados con el aumento de 1,5% (menos de 5 mil pesos), que lleva el haber mínimo a $379.295. Verónica es pensionada y viene “del barrio más olvidado de la ciudad de Buenos Aires”; hace un respiro, y suelta: “De Constitución”. Explica que viene “a pata” y que está cansada, pero no de caminar.
Lleva un cartel: “El aumento es una burla; traidores”. Explica la bronca, y la burla: “No me alcanza ni para ir a comprar a la Salada. Cobro y a los pocos días me quedo como Tarzán, en bolas y a los gritos”, cuenta en criollo.
No llega a los 300 mil pesos, y una sola medicación para una afección a los pulmones le cuesta 120 mil. Se pregunta, nos pregunta, te pregunta: “¿Qué hago? Si me compro el remedio, me cago de hambre; y si compro comida, me agarra un ataque de asma que me manda al cementerio. No se puede concebir la vida así”.

Rubén conforma el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados, una de las 14 organizaciones que hoy integran la Mesa que lucha por un aumento en el haber mínimo, la suba del bono congelado de 70 mil pesos, el retorno de la moratoria previsional y la gratuidad de todos los remedios. Analiza los pro y los contra de haber ganado la plaza y marchar libremente ahí, pero al mismo tiempo estar vallados, sin que la gente los vea: “Nos encierran y nos impiden estar en la puerta del Anexo del Congreso, sobre Avenida Rivadavia. Pero no sólo podemos verlo de una forma negativa: nos dejan afuera porque tienen miedo de que sigamos haciendo lo mismo y saben que ya no nos pueden reprimir, porque aumentan nuestra capacidad de visibilización, transformando nuestro espacio en algo mucho más grande, y hoy se vio reflejado en muchos sectores que vinieron a acompañarnos”.
–¿Cómo sigue la historia?
–Hasta ahora, todas estas luchas están atomizadas, pero empiezan a darse cuenta de que no pueden resolver el problema por separado. Por eso, apuntamos a hacer una gran marcha el 16 de julio, de Congreso a Plaza de Mayo, entre todos los sectores en lucha. Las 14 organizaciones de jubilados aspiramos a constituir un organismo más dinámico, completo, con muchas más creatividades, que logre una verdadera marcha masiva y de unidad. Si lo logramos, siento que puede representar una bisagra”.
- Revista MuHace 3 semanas
Mu 204: Creer o reventar
- AmbienteHace 3 semanas
Contaminación: récord histórico de agrotóxicos en el Río Paraná
- ActualidadHace 3 semanas
Los vecinos de Cristina
- ArtesHace 6 días
Vieron eso!?: magia en podcast, en vivo, y la insolente frivolidad
- ActualidadHace 4 semanas
Universidad, ciencia y comunidades: encuentro en Rosario y debate frente a la policrisis