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Rosario narco (2): discurso oficialista, home office delictivo, cuatro propuestas y la enseñanza de The Wire

Al menos cuatro crímenes a mansalva en las últimas semanas que no se sabe con certeza por quién fueron ordenados. Denuncias por violaciones a los derechos humanos en las cárceles. Letreros con amenazas al gobernador de Santa Fe y al intendente rosarino ampulosamente expuestos en una peatonal. La incertidumbre sobre lo que está ocurriendo. Y la sensación de triunfo de la confusión y la violencia, entre lo delictivo y los supuestos despliegues de seguridad. El contexto de las noticias cotidianas según el criminólogo y sociólogo Máximo Sozzo. Los efectos de la licuación económica y la exclusión social motorizadas por el gobierno nacional. El discurso de Milei y el combo explosivo. Y cuatro propuestas para cambiar el tipo de discusión sobre la seguridad en el país. Texto Sergio Ciancaglini
“Pullaro-Javkin, narcoprogresistas. Haganse los turros que van a ver plomo”.
“Pullaro-Javkin, tremendos vende humo. Con la mafia no se jode o llueve plomo”.
Esos mensajes manuscritos y altisonantes dirigidos a gobernador Maximiliano Pullaro y al intendente Pablo Javkin aparecieron en carteles pegados en la peatonal Córdoba de Rosario. En etapas tan confusas, es difícil determinar si son amenazas reales o fraguadas, y qué es lo que en realidad buscan como operación de comunicación. El término «narcoprogresistas» llama la atención, entre tantos discursos cruzados en muchos oficialismos de estos tiempos.
La noticia se agrega a las denuncias presentadas del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal de Santa Fe (SPPDP) sobre tormentos (picana eléctrica, submarino seco, golpes) aplicados a detenidos en los pabellones 7 y 8 de la cárcel de Piñero. Es la cárcel en la que se mostraron fotos de decenas de detenidos en el piso, rodeados de guardias camuflados, pertrechados y con el rostro oculto, copiando el estilo de imágenes que suele difundir el gobierno salvadoreño de Nayib Bukele. Esa publicación en redes fue acompañadas por un texto también ampuloso y altisonante del ministro de seguridad provincial Pablo Cococcioni, que podía interpretarse en clave de amenaza: “Cada vez la van a pasar peor”.
La ministra Patricia Bullrich ordenó el patrullaje a cargo de 450 efectivos en algunos barrios rosarinos, cifra 10 veces menor a anteriores despliegues de las fuerzas de seguridad.
La historia había comenzado con un colectivo penitenciario baleado, el asesinato de dos taxistas (Héctor Figueroa y Diego Celentano, en ambos casos utilizando balas policiales) y un colectivero (Marcos Daloia), más el crimen del trabajador de una estación de servicio, Bruno Bussanich.
Para intentar comprender el contexto de lo que está ocurriendo, lavaca entrevistó al criminólogo Máximo Sozzo, abogado, doctor en Derecho, profesor de Sociología y Criminología de la Universidad Nacional de Litoral, en la que además dirige la Maestrìa en Criminología y el Programa Delito y Sociedad. Es además profesor de la School of Justice de la Queensland University of Technology (Australia).

Biografía de lo narco
¿Cómo entender lo que está pasando en Rosario? “Lo primero que diría es que hay un fenómeno de larga duración que tiene más de una década, con la formación de grupos más o menos rústicos vinculados al mercado de las drogas ilegales en la ciudad de Rosario. En distintos momentos históricos estos grupos tuvieron diversas relaciones entre sí de competencia o de cooperación”.
Cuando no había cooperación, aparecía la violencia: “A veces en forma instrumental, ligada a la lógica del negocio ilegal y a veces buscando generar reafirmaciones de identidad, búsqueda de respeto, etcétera”.
Un síntoma de esa cuestión fue el aumento de la tasa de homicidios en Rosario: “Tasas altas para Argentina y a nivel regional. Pero este entramado, tiene otro costado que es el de los fuertes niveles de complicidad policial, penitenciaria, judicial, política. Eso se ha revelado y conocido incluso por investigaciones judiciales, con imputaciones y condenas al demostrarse la presencia activa de policías jugando roles en ese entramado ilegal y corrupto. En menor cantidad de casos aparecen actores del Servicio Penitenciario e incluso del mundo judicial”.
Follow the money
El motor de lo que describe Sozzo es un bien muy escaso para demasiada gente en estos tiempos crueles: el dinero. El criminólogo razona: “Todo lo que estamos mencionando combina con un nivel de rentabilidad extraordinariamente alto, con patrones de consumo de esas drogas ilegalizadas que son muy altos”.
Y se agrega una de las claves de la época: “La presencia de una extraordinaria capacidad de lavado de activos, de circulación de dinero entre la economía ilegal y la economía legal, de múltiples actores que funcionan en el mundo económico como una interfaz para que ese dinero circule, lo cual también hace florecer de algún modo ese mercado ilegal”. Interfaz significa la conexión física y funcional entre dos aparatos o sistemas independientes. Esa articulación de lo ilegal con lo legal es la pista en la cual encontrar el origen de muchos de los problemas actuales. Sozzo comenta: “Una alumna me dijo: tenés que ver The Wire. Es una serie norteamericana que me pareció excepcional. Y una frase me dejó marcado para siempre: follow the money (seguí el dinero). Me quedó siempre como una frase para pensar las dinámicas contemporáneas”.
Reacción y cárcel
“Las instituciones estatales y la política santafesina han venido reaccionando en general con la estrategia de generar una especie de imagen de ser duros con el delito” explica Sozzo. “Y que se ha traducido fundamentalmente en prácticas de control que se han revelado bastante poco efectivas en términos de reducción tanto del espacio de ese mercado ilegal como de los niveles de violencia, que se asocian directa o indirectamente al mismo”.
Ocurrió al revés: crece el mercado narco y crece la violencia.
“Esto genera efectos muy dramáticos, como por ejemplo en el encarcelamiento. La provincia de Santa Fe en los últimos 10 años entró en fase de encarcelamiento masivo: en 2013 había 135 presos cada 100.000 habitantes y ahora hay 290. Un incremento extraordinario, superior a la media nacional por mucho, traducido a situaciones de sobrepoblación, de hacinamiento, de condiciones de vida indignas, de niveles de conflictividad exacerbados dentro de la prisión. También impacta en las comunidades de donde proviene la mayor parte de las personas encarceladas, los sectores vulnerables económica y socialmente. Entonces hay una larga sombra de la prisión metida en la vida cotidiana de barrios enteros de ciudades como Rosario o Santa Fe”.
Versión paroxística
Pero todo eso es el pasado (tan presente). “Ahora hay que sumar que tenemos un nuevo gobierno provincial que lo que hace es construir una versión paroxística de cosas que ya estaban presentes anteriormente”.
Lo paroxístico significa lo exacerbado, ensañado, exaltado: “Y se refleja en el escenario de las prisiones. Lo primero que hace el gobierno es construir en tiempo récord una nueva Ley de Ejecución Penal y una nueva Ley Orgánica del Servicio Penitenciario. Dos reformas que uno podría acordar que era bueno hacer porque los instrumentos que teníamos eran anticuados. En el caso de la Ley Orgánica provenía de la dictadura, totalmente infectada por un legado autoritario extraordinario”.
Las reformas lanzadas por el Ejecutivo provincial se realizaron sin un debate serio en el parlamento, explica Sozzo. “Ni siquiera se debatió en comisiones. Y se generó también una extraña tendencia: diputados y senadores de la oposición también votaron esta reformas sin ningún tipo de consulta con ningún actor u organización que tenga algún tipo de saber o de experiencia vinculado al mundo penitenciario”.
Alto perfil
¿El resultado? “Una exacerbación de la tendencia punitivista” dice en referencia a lo que la calle llamaría rigor y mano dura. “Por ejemplo, se establece el rango de presos de alta peligrosidad. Esa condición ya existía, porque la había regulado administrativamente el propio Pullaro como ministro de seguridad del gobierno de Miguel Lifschitz entre 2015 y 2019. Pero ahora se convirtió en Ley, por lo cual se autorizan a fondo medidas restrictivas con respecto a su vida cotidiana”.
¿Cuál es el efecto? “La regulación es muy vaga y amplia, le da mucha discrecionalidad las autoridades penitenciarias y de hecho no se establece ningún mecanismo de revisión judicial. Entonces el Servicio Penitenciario decide quién es preso de alta peligrosidad o alto perfil como le llaman y quién no lo es, sin ningún tipo de control por parte de una autoridad externa al propio Servicio Penitenciario”.
Home office
El mensaje del gobierno es que se está reconstruyendo el control estatal en las prisiones, porque los presos de alto perfil hacían lo que querían. Informa Sozzo: “Organizaban actividades delictivas desde la prisión, el home office delictivo, como como le han llamado públicamente las autoridades gubernamentales. Y por lo tanto esos presos de alto perfil son los máximos responsables de buena parte de las actividades ilegales que suceden en la ciudad de Rosario. Es cierto que algunas investigaciones judiciales han mostrado órdenes que han partido de la prisión para producir actos extorsivos, actos violentos”.
Pero siempre hay un pero: “De ahí a decir que esa es la única fuente de desenvolvimiento de actividades delictivas en la ciudad de Rosario es como otro paso que suena a exageración, pero se generan restricciones muy fuertes para la vida de esas personas. Restricción de visitas, regímenes más estrictos de encierro en cada pabellón, y demás. Estos presos de alto perfil ya tenían dificultades para hacer cosas fuera del pabellón, incluso ir a clases escolares y universitarias, pero ahora las restricciones son mucho mayores e incluyen requisas permanentes”.
La amenaza y lo descabellado
En estos casos pronto se llega al ejemplo Bukele, en El Salvador: “Es que todo esto ha sido publicitado imitando el estilo Bukele, con cuerpos desnudos en posiciones de sumisión, arrodillados o sentados con la cabeza gacha, esposados uno al lado del otro, amontonados, rodeados de oficiales penitenciarios altamente armados con el rostro tapado y todo está acompañado por heavy metal. Se percibe un alto nivel de humillación y degradación, que a mi juicio muestra lo que te decía: la versión paroxística del punitivismo”.
Sozzo señala una frase. “Con la frase ‘cada vez la van a pasar peor’ el gobierno genera una dinámica de la amenaza. No era del todo descabellado pensar que estas organizaciones más o menos rústicas podían producir respuestas por supuesto crueles, que merecen una condena extrema, pero que están encadenadas con estas dinámicas”.
Torturas
“Es muy interesante ver cómo las autoridades gubernamentales todo el tiempo dicen ‘estamos haciendo cosas dentro de la ley’. En algunos casos esto podría ser discutido –postula Sozzo. Uno no puede generar tratos crueles inhumanos o degradantes dentro de una prisión porque está prohibido por convenciones internacionales. Todo esto en un contexto en el que no hay muchos mecanismos estatales de control de las prácticas penitenciarias. Santa Fe es una de las provincias que no tiene un comité local de prevención de las torturas. Ni siquiera se sancionó una ley para su creación porque siempre ha sido resistida fuertemente por los sectores de la política santafesina”.
Finalmente, en este punto, el Servicio Público Provincial de la Defensa Penal de Santa Fe (SPPDP) pudo investigar y recabar información para esas primeras denuncias por torturas en las cárceles presentadas el 7 y el 14 de marzo.
El campeón y la deriva autoritaria
¿Cómo empalma en todo esto el discurso tanto del Presidente como de la ministra Patricia Bullrich que, además, gozan de gran consenso mediático y en parte de la población? “Esos discursos del gobierno nacional juegan un rol muy importante, que a la vez expresan tendencias de un marco político y cultural. Bullrich venía elogiando a Bukele, con su experiencia de encarcelamiento ultramasivo. No tenemos siquiera categorías conceptuales para para definir lo que está pasando en El Salvador, que duplicó su tasa encarcelamiento en un par de años y que hoy es el país que más encarcela en todas las Américas en términos proporcionales, lo que es verdaderamente un récord nefasto” define Sozzo.
“La tasa de encarcelamiento hoy del Salvador está en niveles delirantes. Supera los 800 presos cada 100.000 habitantes. Triplica el escenario santafesino y supera a Estados Unidos que es el gran campeón del encarcelamiento a nivel global en los últimos 40 años, aunque en los últimos 10 años ha experimentado un pequeño descenso. Me parece que esto forma parte de este clima signado por lo que podríamos llamar una deriva autoritaria”.
Exterminio y consenso
Esa deriva tiene método: “Hay una búsqueda de construir un lenguaje además simple, fácil de transmitir, que conecta con un sentido común difundido que demoniza a un conjunto de actores y los transforman un enemigo. El único resultado que puede haber es el exterminio o la neutralización perpetua, a través de un contexto de encierro”.
Un síntoma de otro tenor que confirma esa fiebre de autoritarismo: “No es casual que las mismas autoridades se expresen a favor de romper uno de los consensos de la transición a la democracia en nuestro país, que es el consenso que se construyó a través de la legislación sobre Defensa y Seguridad Interior entre los años 80 y comienzos de los años 90: la no intervención de las fuerzas armadas en asuntos de seguridad interior” recuerda Sozzo.
Ineficacia del espantapájaros
“Tanto la ministra Bullrich como el presidente Milei, explícitamente anuncian la necesidad de reformar la Ley de Seguridad Interior para ampliar el uso de las Fuerzas Armadas para combatir el delito y el gobernador Pullaro en declaraciones públicas declaró su acuerdo con esa la idea. Es decir: a la militarización de nuestras policías militarizadas ahora le agregaríamos la militarización de la ciudad a través del despliegue efectivo de fuerzas armadas en el ámbito civil”.
“El resultado que esto puede traer aparejado no puede ser más dramático. Se ha visto un despliegue enorme en 2014, con Sergio Berni a la cabeza de fuerzas federales, que venían a resolver los problemas de Rosario. Diez años después ya vimos que su ineficacia fue extraordinaria. Hoy se está informando de 450 efectivos, un volumen tremendamente limitado”.
Pero advierte: “Mi problema es con la práctica en sí misma. Poniendo en marcha los operativos de saturación puede haber un resultado marginal en términos de reducción del delito”.
Sozzo describe a este tipo de operativos como espantapájaros: “Tal vez alguien no alguien no cometa un acto delictivo porque ve cerca fuerzas de seguridad. Pero es difícil pensar que ese es un remedio para la motivación de cometer esos actos delictivos y violentos. Los mismos actores encontrarán otros momentos y otros lugares donde delinquir”.
Vocación por lo ilegal
El problema de los patrullamientos perpetuos: “N son un remedio. El efecto va a ser siempre limitado. ¿Por qué? Porque no lidiás con las condiciones de fondo que hacen que exista gente dispuesta a disparar armas de fuego o traficar sustancias ilegalizadas”.
“Los operativos de saturación policial han sido siempre acompañados de un incremento de la vulneración de los derechos de los ciudadanos, especialmente los jóvenes varones de piel oscura que son pobres y habitan en barrios marginales de nuestras grandes ciudades. Este tipo de acción policial, en medio de esta situación económica, termina reforzando en todo caso la vocación por participar en la economía ilegal”. Nuevamente aparece aquí la tesis de The Wire: se investiga y ralea a los jóvenes, a la mano de obra de soldaditos, pero no se sigue la otra enseñanza: follow the money, que acaso permitiría descabezar el negocio, actividad que no parece generar demasiado entusiasmo en las autoridades.
Otra descripción de este criminólogo de la Universidad del Litoral es que la policía termina cumpliendo funciones de cordón sanitario entre los sectores vulnerables y el resto de la geografía urbana. “Pero además esa policía ha sido descubierta como cómplice activa de las actividades delictivas vinculadas al mercado de las drogas ilegales. El problema es que no hay en la agenda del gobierno provincial ningún discurso acerca de la necesidad de reformar esa policía y transformarla. ¿Se puede con esos mismos actores construir un resultado positivo? Se puede decir no todos los actores policiales están involucrados en el mercado de drogas ilegales y seguramente es el caso, pero ¿podemos construir una apuesta por la policíalización de la ciudad cuando no hicimos nada en términos de reforma y depuración de esa misma policía? De hecho en los eventos delictivos dramáticos que acontecieron en los últimos tiempos se han descubierto balas policiales. No es un elemento menor, claro”.
Cuatro propuestas
¿Qué ideas podrían plantearse hacia adelante, tratando de buscar otros horizontes? Plantea Máximo Sozzo:
- “Es indispensable para enfrentar este fenómeno abordar la dimensión económica de ese mercado de drogas ilegales. Eso implica generar investigaciones y sanciones de actores privilegiados del mundo económico rosarino, que trabajan activamente en la producción de ese lavado de dinero, que es lo que vuelve esa economía rentable”.
- “Es indispensable discutir qué estructura estatal puede hacerse cargo de investigar delitos relativamente complejos, cómo organizarla, quién lo tiene que organizar y quién lo tiene que llevar adelante, para lo cual hay todo un proceso de construcción de capacidad estatal que parece bastante ausente en estos últimos 10 años o con resultados extraordinariamente limitados”.
- “Es indispensable discutir la reforma estructural de la Policía de la Provincia de Santa Fe. No es no es posible promover una política que dice querer enfrentar ese fenómeno sin revisar el rol de las instituciones policiales”.
- “Es indispensable crear también un Servicio Penitenciario democrático, en el cual haya mecanismos de control. Hoy nuestras prisiones tienen muy débiles mecanismos de control sobre lo que el Estado hace con las personas privadas de la libertad”.
“Creo que ahí tenemos cuatro líneas de ataque entre muchas otras más que son tan relevantes como estas que planteo, que sería importantes tomar en consideración”.
¿Cree que los ataques y muertes de inocentes son una respuesta al endurecimiento de la vida carcelaria? “Es lo que se nos presena como información. Pero es difícil de determinar. Tal vez haya otras fuerzas en juego que no vemos. Puede haber disputas policiales involucradas en la producción de estos hechos: ya ha ocurrido el uso de la violencia para generar algún tipo de negociación o intercambio. Pero no sé si tenemos toda la información, y no quiero aparecer como alguien que dice ‘sé cómo son las cosas’. Está recién empezando a pasar”.
Sobre el discurso público y político desde que asumieron las nuevas autoridades nacionales y provinciales: “Los defectos y debilidades de las intervenciones sociales del Estado en los territorios de la vulnerabilidad y la exclusión social forman parte también del entramado que genera estos resultados”.
“Las políticas contra la inclusión social del gobierno de Milei el único efecto que pueden generar es acrecentar los niveles de vulnerabilidad y exclusión social. Y esa es una de las bases de la construcción de esta dinámica –en los sectores populares especialmente– que permite el reclutamiento constante de jóvenes dispuestos a participar de ese tipo de actividad. Esa es una condición de base, de fondo, un elemento macroscópico de este gobierno ultra neoliberal, y que toma decisiones cada vez más exacerbadas. Entonces, claramente, es esperable que el combo se vuelva explosivo. Tal vez haya alguien con un tono más optimista. A mí me está costando trabajo encontrarlo”.
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Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Otro miércoles novedoso, como siempre. Se realizó la marcha alrededor de la Plaza de los Dos Congresos, y además algunos grupos zarparon luego hacia el Obelisco, con la policía corriéndolos para evitar que bajaran de la vereda. En Diputados, mientras tanto, los papelones del oficialismo para impedir el debate sobre el financiamiento universitario, y el otro gran símbolo de estos días: el Garrahan. Las nuevas modalidades entre jubiladas y jubilados, los refuerzos de la prensa y del teatro, y la convocatoria para el miércoles 16 a una gran marcha unificada de Congreso a Plaza de Mayo.
Por Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro, Tadeo Bourbon y lavaca.org

Una vez culminada la marcha de este miércoles (en el que hubo más gente que el anterior, en el que hubo más gente que el que lo antecedió) uno de los grupos, Jubilados Insurgentes, siguió caminando –inesperadamente– por Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Allí, pese al bloqueo policial, fueron por la vereda para evitar el “protocolo” y llegaron hasta el Obelisco para hacer un acto complementario al habitual.
De ese modo lograron hacer visible el conflicto fuera del corralito (o “marchódromo”) que impuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para blindar el Congreso, incumpliendo su propio protocolo de no entorpecer las calles y fomentando caos de tránsito en esa zona del centro porteño.
Zulema, de Jubilados/as Insurgentes, cuenta a lavaca: “Cuando Bullrich cierra todo con vallas no tenemos quién nos vea y a quién hacerle el semaforazo que muestre cómo estamos viviendo. Hoy estuvimos en la radio abierta que siempre hacemos todos los grupos, marchamos con el resto de los sectores para sostener la unidad, y una vez terminado, decidimos venirnos vinimos al Obelisco donde hicimos el cierre de la jornada”.
No fue el único hecho creativo.
Tampoco el único hecho distinto o nuevo. La lógica de estos tiempos invita a enlazar, conectar, unir reclamos y luchas, crear lo diferente, inesperado y operativo.

El “hecho fortuito”
En el “palacio” legislativo la sesión para tratar el financiamiento universitario y la situación del Garrahan tuvo quórum pero finalmente cayó en medio de otro papelón generalizado, del que siempre suele resultar que las medidas que serían positivas para la sociedad, quedan relegadas.
En la calle, previo a la convocatoria de las organizaciones de jubilados, hubo dos movidas para seguir haciendo ruido: trabajadorxs de prensa, por un lado; y de las artes escénicas, por el otro; que luego se enlazaron dándole mayor músculo a la movilización tradicional de los miércoles.
“El momento es ahora”. Eso decía la convocatoria de trabajadorxs de prensa, fotógrafxs y comunicadorxs que realizaron en la Plaza Congreso una acción performática colectiva, autoconvocada y apartidaria para denunciar el cierre de la investigación interna de Gendarmería Nacional sobre el ataque al fotorreportero Pablo Grillo, herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado a su cabeza por el cabo Héctor Guerrero que lo dejó al borde de la muerte.

Gendarmería determinó que fue un «hecho fortuito» y responsabilizó al joven por estar parado en la línea de fuego. Según esta lógica, el responsable del casi homicidio de Pablo Grillo sería… Pablo Grillo.
«Basta de ataques a la prensa», fue el grito de una ronda gigante reunida alrededor de una pintada con la consigna «FUE BULLRICH», entre cámaras, cascos y máscaras desparramadas, para reflejar que la prensa está siendo silenciada a golpes. Tadeo tiene 32 años, es fotógrafo desde los 20 y fue uno de los que participó del encuentro. “Cerraron el caso sin investigar, cuando hay pruebas contundentes de que hubo alevosía y un intento de dañar de las fuerzas de Bullrich. Por eso entendimos que más allá de replicar en las redes, debíamos estar en la calle haciendo acciones concretas. Hay que unirnos, enlazarnos distintos actores sociales para construir una alternativa a la realidad actual”.

Entre la caca y el crimen
Emiliano es el hermano de Pablo Grillo y le dice a lavaca: “No sorprende para nada la decisión de Gendarmería, de hecho era algo que estaba esperando. Tuvo que haber un allanamiento en la GNA para incautar lo que el juzgado ya venía pidiendo hace rato, entonces si se tuvo que llegar a esa instancia es porque algo estaban encubriendo. Da muestra de que construyeron un relato, el mismo relato que dijo Bullrich, Adorni, que el cabo Guerrero actuó en forma a lo que le ordenaron y que Pablo estaba ahí porque tenía ganas. Obviamente que da bronca e impotencia, pero tengo la certeza de que más tarde o más temprano habrá justicia y la van a terminar pagando, aunque no creo que Bulrrich, porque es difícil que lleguemos tan alto y ella tiene varios cadáveres encima”.

Agrega: “Esta semana quedó clara la distinta vara de la Justicia. Mandan a la cárcel a una piba por una contravención municipal (en referencia a la concejala del kirchnerismo Eva Mieri, por participar en el ataque con caca a la casa del diputado libertario José Luis Espert), para eso la Justicia actúa rapidísimo pero al cabo Guerrero ni siquiera lo llamaron a indagatoria”.
Actor frustrado en presidencia
Trabajadorxs de las artes escénicas se juntaron en la puerta del cine Gaumont a las dos de la tarde para marchar hacia el Congreso, pedir que se trate la derogación del decreto 345/25 que le quita autarquía al Instituto Nacional del Teatro y provocaría su desmantelamiento si sigue vigente. “Es nuestra escena, es nacional, la defendemos porque es nuestra identidad”, cantaron mientras avanzaban a puro golpe de redoblante hacia un Congreso vallado en plena sesión. Al llegar el canto fue: “Qué vergüenza, qué vergüenza, ser un actor frustrado y ocupar la presidencia”.

Con el edificio legislativo de fondo y detrás de la bandera del Festival Teatral ENTRÁ —que se llevará a cabo del 3 al 9 de julio para visibilizar la crisis del sector de la cultura y defender al INT— leyeron al unísono un texto escrito por el dramaturgo Mauricio Kartun:
“Vení, mirá, discutí, escuchá. La Ley Nacional de Teatro le cambió la cara a la escena nacional, la hizo crecer. Se hizo escuchar. Asombrosa, preciosa Escena Nacional. Vení. Escuchá. Nuestra escena reclama la derogación ya. Somos muchos, somos miles que encontramos allí nuestra vocación, nuestra profesión, nuestro medio de expresión. Hoy, esta camándula siniestra que tenemos de gobierno lo desmantela. Son 70 años de lucha. Somos muchas generaciones solicitando, pensando, proponiendo, peleando. Del libre mercado no nos sorprende. De Sturzenegger tampoco; de Milei, menos. Es propio de su naturaleza fanática. Pero que haya allí gente de teatro que ponga la cara, que lo sostenga con su acción o con su falta de reacción, es deplorable. Leonardo Cifelli (secretario de Cultura) y cada uno de los funcionarios cómplices”.
Y termina con: “Te lo digo yo. La asombrosa y preciosa Escena Nacional”.
El grupo, unido y entusiasta, llegó frente al Congreso y una vez finalizada la acción, dijo en el altavoz: “Nos sumamos a lxs Jubiladxs, escuchemos la radio abierta”.
Lo mismo hicieron lxs trabajadores de prensa.
Y las luchas quedaron imbricadas.
Hasta ser solo una.

El poder a la imaginación
Lo creativo no estuvo solo en la acción colectiva, sino también en la imaginación individual.
Juan Manuel tiene 64 años y una inventiva sin techo. Cada miércoles camina solo, por toda la manifestación, mostrando carteles distintos, según los temas de cada semana. Esta vez redactó prolijamente:
“Tirarle soretes a Espert no es delito, sólo es redundante”.
E incluso una frase de Macbeth: “Te colocaremos, como a los monstruos raros, ante una barraca y debajo escribiremos, ¡aquí puede verse el tirano!”.
Sobre su proceso de creación, dirá: “El cerebro rumia aún dormido y así salen las frases”.
Otro ejemplo: “Estamos viviendo una distopía sin sentido, vivimos en un delirio con un presidente cómico; el problema es que no es chiste”.

¿Quién es responsable del casi asesinato de Pablo Grillo, fotógrafo que sigue recuperándose tras haber sido atacado por un proyectil de gas disparado a su cabeza? La respuesta desde el aire, en esta acción colectiva organizada para no olvidar.
Otro que trajo varios carteles es “El nono de Boedo”, como firma cada uno de las decenas que tiene. Algunos están colgados en su bicicleta:
–¿Sabés cómo se saca el óxido de la parrilla? No votando gobiernos de mierda.
–Que hoy no seas jubilado es cuestión de tiempo; que no me entiendas es cuestión de empatía.
–Cuando te digan que bajaron las ventas, no les creas. En menos de una semana se vendieron muchos diputados.
–Si el presidente que vos votaste te dice que el peso ($) es un excremento; tu salario es una cagada.
–Clarín hace más daño que el paco.
Jorge, el Nono de Boedo, cuenta que se despierta seguido a la madrugada con una idea para el cartel y no puede esperar a la mañana; se levanta, va a la cocina y escribe: “Es un estado de ánimo. A veces son carteles que muestran más bronca, otros de más esperanzas, aun en este momento donde gana la desilusión y en el que hay tanto odio. Por eso yo hice el cartel de Clarín, y se lo discuto a cualquiera. El paco hace mucho daño, incluso me toca familiarmente, pero con asistencia podés recuperarte; del odio no te recuperás más, el odio labura permanentemente, y entra a tu casa todos los días”.

Panorama junto al Obelisco, por la marcha de jubilados hacia allí.
Verónica como Tarzán
Acaba de empezar julio, y las jubiladas y jubilados fueron homenajeados con el aumento de 1,5% (menos de 5 mil pesos), que lleva el haber mínimo a $379.295. Verónica es pensionada y viene “del barrio más olvidado de la ciudad de Buenos Aires”; hace un respiro, y suelta: “De Constitución”. Explica que viene “a pata” y que está cansada, pero no de caminar.
Lleva un cartel: “El aumento es una burla; traidores”. Explica la bronca, y la burla: “No me alcanza ni para ir a comprar a la Salada. Cobro y a los pocos días me quedo como Tarzán, en bolas y a los gritos”, cuenta en criollo.
No llega a los 300 mil pesos, y una sola medicación para una afección a los pulmones le cuesta 120 mil. Se pregunta, nos pregunta, te pregunta: “¿Qué hago? Si me compro el remedio, me cago de hambre; y si compro comida, me agarra un ataque de asma que me manda al cementerio. No se puede concebir la vida así”.

Rubén conforma el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados, una de las 14 organizaciones que hoy integran la Mesa que lucha por un aumento en el haber mínimo, la suba del bono congelado de 70 mil pesos, el retorno de la moratoria previsional y la gratuidad de todos los remedios. Analiza los pro y los contra de haber ganado la plaza y marchar libremente ahí, pero al mismo tiempo estar vallados, sin que la gente los vea: “Nos encierran y nos impiden estar en la puerta del Anexo del Congreso, sobre Avenida Rivadavia. Pero no sólo podemos verlo de una forma negativa: nos dejan afuera porque tienen miedo de que sigamos haciendo lo mismo y saben que ya no nos pueden reprimir, porque aumentan nuestra capacidad de visibilización, transformando nuestro espacio en algo mucho más grande, y hoy se vio reflejado en muchos sectores que vinieron a acompañarnos”.
–¿Cómo sigue la historia?
–Hasta ahora, todas estas luchas están atomizadas, pero empiezan a darse cuenta de que no pueden resolver el problema por separado. Por eso, apuntamos a hacer una gran marcha el 16 de julio, de Congreso a Plaza de Mayo, entre todos los sectores en lucha. Las 14 organizaciones de jubilados aspiramos a constituir un organismo más dinámico, completo, con muchas más creatividades, que logre una verdadera marcha masiva y de unidad. Si lo logramos, siento que puede representar una bisagra”.
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Educación: ADN y velas para resistir en la calle

Por Francisco Pandolfi
Desde que empieza a hablar, Micaela tarda menos de un minuto en empezar a hacerlo a través de esos ojos oscuros que primero lloran por la universidad pública.
Que después pasarán a tener rabia, por el desguace de la universidad pública.
Y que luego contagiarán fuerza, por el futuro de la universidad pública.
Esos ojos simbolizan lo que está pasando con la educación superior, que este jueves y viernes continúa con su plan de lucha: paro de 48 horas y diferentes actividades; actos y movilizaciones en todas las ciudades del país donde funcionan universidades públicas.

¿Qué está en juego? La aprobación de la ley de financiamiento universitario que incluye “salarios dignos para todos los trabajadores del sistema”, la actualización de becas para estudiantes y la asignación de “recursos mínimos e indispensables” para garantizar el funcionamiento institucional”. La convocatoria fue impulsada en conjunto por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), los gremios del Frente Sindical de Universidades Nacionales y la Federación Universitaria Argentina (FUA).
En la ciudad de Buenos Aires, a la mañana se hizo un abrazo simbólico al Hospital de Clínicas para denunciar los bajos salarios y un presupuesto para el funcionamiento de los hospitales universitarios que no fue actualizado en los últimos 13 meses. Por la tarde, se realizó una marcha de antorchas con el lema “Prendete a defender la Universidad Pública”, desde la Plaza Houssay (ubicada entre las facultades de Economía, Medicina y Odontología de la Universidad de Buenos Aires) hacia el Palacio Pizzurno, donde se emplaza la actual Secretaría –ex ministerio– de Educación nacional.

Acá está Micaela Rueda, con una vela en la mano, con esos ojos que dicen tanto y sus 28 años. Es Licenciada en Relaciones de Trabajo de la UBA, donde se recibió en 2021. Continúa estudiando –ahora un curso, gratuito– en la misma facultad. “Me sigo forjando, me sigo especializando”, dice orgullosa. No se golpea el pecho con las manos pero sí con las palabras. Entra en un subibaja de emociones. “Me genera un dolor ver a la universidad así, con docentes que desde hace un año y medio tienen que buscar otros trabajos porque no les alcanza, ni aunque hagan un montón de horas. Se rompen el lomo e igual no llegan”. La contrapartida: “Me genera tanta emoción vernos de nuevo en las calles, contra un gobierno del que no podés esperar nada, si hasta se rió de chico autista”.

Plantea una duda y una certeza: “No sé a dónde vamos a parar, pero estoy segura que la única manera de frenarlo es acá”.
Pese al frío hay cuatro cuadras atiborradas de personas, banderas, sindicatos, centro de estudiantes, docentes, estudiantes, autoconvocadxs.
Se canta para amainar los 9 grados de sensación térmica que entre la masa se disimulan bien. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, pelea y pelea por la educación”.
Otro tema que suena en loop y al ritmo de “llegando está el carnaval”: “Si el presupuesto no está, qué quilombo que se va armar”, en referencia al reclamo sobre el proyecto de ley de financiamiento educativo universitario presentado el pasado 28 de mayo ante el Congreso de la Nación, y que busca garantizar los fondos necesarios para el funcionamiento del sistema universitario y científico con un aumento progresivo que alcance el 1.5% del PBI en 2031. Hoy, según denunció la comunidad educativa, lo destinado a inversión en educación superior es el 0,45 % del PBI.

Aunque aún no está confirmado, las autoridades universitarias esperan que el miércoles 2 de julio en Diputados se trate la iniciativa, que además plantea que los docentes y no-docentes recuperen el poder adquisitivo tomando como base la inflación acumulada desde diciembre de 2023. Cabe recordar que en septiembre de 2024 el Senado sancionó la Ley de Financiamiento Universitario, pero veinte días después fue vetada por el presidente de la Nación Javier Milei.
Entre velas en vasos de plásticos y botellas cortadas, se llega a la puerta de la secretaría de Educación, a cargo del poco conocido Carlos Torrendell (55 años, porteño, doctor en Ciencias de la Educación; egresado en la Universidad Católica de Chile). Se hace un acto breve y concreto. Hablan representantes de la Conadu, la Conadu Histórica y CTERA-UTE. Dicen: “Le decimos al secretario de Educación que estamos vivos, aunque nos quieran muertos. Y les exigimos a ustedes, funcionarios que no funcionan, paritarias ya, progresivas y con buena fe. Hace un año la ministra Pettovello nos dijo que si en una semana no obtenía la plata para empatar nuestros salarios con la inflación, que saliéramos a la calle. Hace un año perdíamos un 40% con la inflación, hoy hay salarios que pierden un 91%. A la crueldad de este gobierno y su ajuste salvaje, seguiremos respondiendo con la pedagogía de la ternura y del amor, y con nuestro ADN: estar en la calle, de pie, y luchando”.

Acá, el objeto que se repite es la vela, encendida, alumbrando el futuro. Y la palabra que se repite –arriba y debajo del escenario– y que ensombrece el presente es “deterioro”.
Mercedes y Martín son docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y hablan con lavaca.
Mercedes: “Estamos asistiendo a un deterioro permanente en todas las universidades y en todo sentido. En las condiciones en las que trabajamos docentes, en las condiciones en las que estudian las y los estudiantes, y también en las condiciones en las que se produce conocimiento e investigación”.
Martín: “No es solo un reclamo salarial, justo y necesario porque el deterioro es muy grande, sino que es imposible sostener lo cotidiano, repercute en el propio mantenimiento de los edificios, en los servicios de luz, de gas. La agresión y el deterioro es muy importante”.

¿En qué perciben ese deterioro en lo diario?
Mercedes: Las facultades necesitan un presupuesto para mantener los edificios, los salarios, la limpieza y el presupuesto no se actualiza desde hace un año y medio. Todo el sistema está sufriendo mucho, y cuando las universidades sufren en términos de su infraestructura y docentes, los pibes y las pibas también porque hay menos recursos para becas, para iniciación en las vocaciones científicas, para desarrollar actividades de extensión; la formación se resiente, es un círculo vicioso, lejos de ser virtuoso.
Martín: Las facultades tienen que estar limpias, los baños son algo elemental. Los artículos de limpieza aumentan y las empresas que limpian también, en un 50, 60%. Mientras que a las facultades se les asignó un 0% de incremento. Eso se refleja cuando los estudiantes van a los baños y no hay papel higiénico, lo que desalienta a estar en la facultad. Además, en verano debemos restringir el uso de ventiladores por el gasto, y ahora en invierno pasa lo mismo con las calderas.
Mercedes: Lo mismo ocurre con el mantenimiento de los ascensores, que necesitan un service mensual por seguridad. Para pagar eso debemos sacar plata de otro lado, que no hay. Tapamos un agujero y destapamos otro. En el medio, nuestro salario que cada vez representa menos. En este año y medio perdimos más el 50% de nuestro poder adquisitivo.
Martín: Perdimos la mitad del ingreso, o un poco más. En la docencia existen muchas categorías, pero por ejemplo los ayudantes, que muchos son doctorados y sostienen cada comisión de trabajos prácticos que es la base sobre la que se asientan las cátedras, no llegan a los 200 mil pesos.
Mercedes tiene 57 años y desde hace 36 da clases en la Universidad de Buenos Aires. Martín dice que tiene “algunos años más que ella” y que está en la docencia desde 1978. “La educación es nuestra vida, nuestra identidad, y estamos acá para defenderla”, dicen, con el acto terminado y una vela prendida llamada esperanza.

Actualidad
Los dueños de la plaza

La plaza de los Dos Congresos quedó a disposición del movimiento de jubiladas y jubilados. La policía valló el edificio y esta vez evitó provocar y gasear a la gente. Los manifestantes no tenían tránsito que cortar, ya que la propia policía lo había hecho en toda esa zona del centro porteño. Los debates, las movidas, y la vida real: las dificultades para vivir y alimentarse con precios de las cosas que subieron al infinito, mientras el aumento a los jubilados no superará los 5.000 pesos. La carne, el caviar y los alfajores. La motosierra sobre la vida. El recuerdo de ciertos crímenes, y algunas señales de luz en una época oscura.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El Congreso, como cada miércoles a las 15 horas, está vallado por todos lados, salvo por la calle Entre Ríos, por donde vienen autos, motos y colectivos que doblan por Hipólito Yrigoyen. Hacía allí se dirige entonces la columna de jubiladas y jubilados, acompañada por gremios de la CGT que no suelen estar (Dragado y Balizamiento, por ejemplo) con otros que están siempre (la UTEP, por ejemplo), que venían de una marcha en el Ministerio de Desregulación del Estado, la motosierra sin metáforas que conduce Federico Sturzenegger.

No se ve el despliegue policial habitual que se desplegaba hasta el miércoles anterior a la condena de Cristina Fernández. No hay Gendarmería (sólo detrás del perímetro vallado), ni PSA, ni Policía Federal, ni PFA a la vista. Sólo Policía de la Ciudad en las calles aledañas, como para prever que las cientos de personas –varias con bastones, andadores, carteles y banderas, todas +70– se mantengan en esa zona de tránsito cortada por la policía (a la que jamás se llamará piquete).

En la marcha alguien se queja, entonces, de que el Gobierno ya les sacó la ficha: con el tránsito cortado, los dejan bajar a la calle, los dejan subirse a la vereda, los dejan dar vueltas.
No hay represión, lo cual es un triunfo por parte de los jubilados.
Eso también implica que haya menos flashes fotográficos y cámaras de televisión, que no parecen muy interesadas en cubrir estas cuestiones si no hay movida represiva. Por ejemplo, la radio abierta por donde hablan –con mucha pasión y vehemencia– jubilados y jubiladas de todos los matices de rojo o clasismo que puedan existir. Esas voces amplificadas traen caras largas y alguna que otra interna para un público que, en realidad, terminan siendo los jubilados mismos y que dicen, encima, casi siempre lo mismo.

La cuestión, sin embargo, es que hay muchos mismos.
Algunos mismos son los de esta radio:
- Fuera Bullrich.
- Fuera el gobierno hambreador.
- Fuera el FMI.
- No al genocidio en Gaza.
Otros mismos son los de esta calle, como Alicia, de 80 años, que cobra la jubilación mínima ($304.723,90 más el bono de $70.000) y se ríe del aumento del 1,5% otorgado para julio porque dice que le significan sólo $5.000 más, “pero el kilo de la milanesas sale quince mil”.
Los mismos son estas historias, estos cuerpos, que ya garantizaron la sostenibilidad de todos los miércoles, convocando a nuevos sectores y nuevas luchas, y logrando también que, al menos en las últimas semanas, la plaza entera sea de ellos y ellas.
Una oportunidad para hacer lo quieran.
La clave, quizás, sea imaginar qué hay ganas de hacer.

Ricos y pobres
Eduardo ilumina con unos ojos tan celestes que impresionan. Es del sur bonaerense y tiene 79 años, 4 hijos y 3 nietos. “Que cada miércoles se sumen nuevos sindicatos u organizaciones por un lado es una alegría. Hace un año y medio atrás éramos 30, 40 personas, y de a poquito se empezaron a sumar más por nuestra continuidad y persistencia. Pero también da tristeza, porque esta gente no es que viene a apoyarnos, sino porque cada vez está peor, o porque se ha quedado sin trabajo o no les alcanza para vivir”.
Resume la batalla actual: “Lo que está en juego es quién se queda con la riqueza del país, el pueblo o el poder económico, que se está apropiando del país. Por eso les pido a los pibes que estudien para saber quién es quién en esta historia. Quiénes son los Sturzenegger, los Macri, las Bullrich”.
Sobre esa desigualdad a la que se refiere el jubilado, en estos días el CELAG, Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) difundió que el 10% más rico del país acumula el 59% de la riqueza argentina, y el 50% de la población apenas llega al 4% de la riqueza nacional, lo que explica la tendencia de los últimos años acrecentada por el actual gobierno.

La carne, el whisky y el caviar
Patricia Bullrich es la ministra de Seguridad y máxima responsable del operativo en el que la Gendarmería hirió al fotógrafo Pablo Grillo el miércoles 12 de marzo, en una de las marchas de jubiladas y jubilados. Es la misma que era ministra de la misma cartera en el gobierno de Mauricio Macri, cuando la Prefectura Naval asesinó a Rafael Nahuel en 2017. Esta semana, la Cámara Federal de Casación Penal ratificó la condena a cinco integrantes del Grupo Albatros (ninguna supera los 5 años y 8 meses). La sentencia no alcanzó a las autoridades políticas (autores intelectuales) en un molde que parece repetirse en la historia argentina: este jueves 26 de junio se cumplen 23 años del crimen de la Policía Bonaerense a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Dice Eduardo: “Los responsables políticos nunca van presos, y como lo saben, hacen lo que quieren”.
¿Qué representa el aumento del 1.5%? La info de Eduardo: “No sirve para nada. Sigo respirando porque todavía tengo nariz. Carne ya dejé de comer cuando asumió este hombre. El gobierno de Alberto Fernández no fue un buen gobierno, pero un kilo de carne costaba dos mil pesos, hoy vale doce mil. Hablan de una inflación ficticia, quizá miden cuánto aumentó el whisky o el caviar”.
Motosierra a enamorarse
Virginia tiene 70 junios y es de Carapachay, zona norte bonaerense. “Este gobierno habla y habla del dólar mientras nos sube la jubilación mínima cinco mil pesos, es vergonzoso. Cuando una se jubila la vida no termina. Nos jubilamos para hacer lo que cuando trabajábamos no podíamos. Este momento de nuestras vidas lo deberíamos usar para redescubrirnos, para hacer lo que queremos, estudiar, viajar, enamorarnos, cuidar a los nietos, pero el empobrecimiento nos quita calidad de vida, la posibilidad de hacer aquello que estuvimos esperando durante más de 30 años”.
Héctor tiene 74 años y un gorro tipo piluso, del que cuelga un cartel: “Genocidio jubilatorio”. Explica que ese genocidio que denuncia es lento pero permanente de parte del gobierno. “Ahora nos valló todo el Congreso, porque les molesta que marchemos alrededor, quieren alejarnos de la gente, por eso nos encierran en la Plaza. Saben que acá estamos y seguiremos estando, porque no hay cómo justificar que sigamos cobrando la miseria con que nos están matando. ¿Qué hago con la suba del 1.5%? Me compro un alfajor más”.

Se ríe para no llorar, y se corrige: “Bah, un alfajor no, mejor una fruta porque nos tenemos que cuidar la salud. Así que con la suba para julio, en vez de comer un durazno voy a comer dos”.
Una luz
Anduvo por la marcha también Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años a la que casi mata la policía el 12 de marzo tras empujarla haciéndole golpear la nuca contra el suelo. “Siempre voy a estar viniendo” dice con la sonrisa de quien vive para contarla.

Beatriz Blanco.
También estaba el padre Paco Olveira, mirándose a sí mismo en la tapa de la nueva edición de MU.

El sacerdote Francisco «Paco» Olveira.
Después de la marcha, Zulema y la caravana de Jubilados Insurgentes se fueron para Avellaneda a la vigilia homenaje por los asesinatos de Kosteki y Santillán. Los convocaron para hacerles, a su vez, un homenaje a ellos con una exposición fotográfica de la lucha de todas las semanas. Así se une aquel crimen con la represión de este Gobierno: “En lo de Pablo Grillo fue fundamental el rol de los fotoperiodistas, como en aquel momento con lo de Darío y Maxi”.
En aquel 2002 el trabajo de los fotógrafos desnudó el encubrimiento que intentó el gobierno de Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires. “Si no era por eso, le iban a cargar las muertes a las espaldas de los propios manifestantes”, dice Zulema. Por ese crimen fueron condenados a perpetua el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejando Acosta, quien goza hoy de libertad condicional. “Pero no condenaron a los responsables políticos”, dice Zulema.

En el caso de Grillo, el único responsable que ha sido señalado hasta ahora es el cabo Héctor Guerrero: el Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1, a cargo de la jueza María Servini, informó hace unas horas que secuestró la pistola lanza gases que utilizó el 12 de marzo, ya que las pruebas fotográficas y fílmicas lo apuntan como el autor material del disparo. En el caso de Fabrizia, la nena de 9 años gaseada en septiembre de 2024, el juez Sebastián Ramos procesó al policía federal Cristian Rivaldi. “Pero antes de eso le echaban la culpa a los rescatistas”, compara Zulema.
Si bien los responsables políticos –Duhalde y Solá entonces, Milei y Bullrich hoy– siguen impunes, a Zulema se le iluminan los ojos con la ratificación de la condena a los prefectos por el asesinato de Rafael Nahuel: “Cuando pensábamos que entrábamos en una época oscura por la complejidad de la justicia, por lo menos hubo una abertura de luz”.
Sobre la cadena de mandos, agrega: “No nos queda otra que seguir en la lucha hasta juzgarlos a todos” dice antes de rumbear hacia Avellaneda, a seguir abriendo luces en una época oscura.

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