CABA
Esto no es mala leche
Ciudad Futura, Rosario. Universitarios que se dedican a ordeñar vacas. Productores que cobran más y consumidores que pagan menos. Escuelas para aprender a hacer y gestionar los propios sueños. Un partido político que es movimiento y se mueve. Experiencias para conocer, debatir y pensar sobre este lugar llamado La Resistencia. ▶ SERGIO CIANCAGLINI
En La Resistencia mugen las vacas que aportan la leche mejor paga del mercado tambero. También conversan y ríen unas 1.200 personas que son consideradas “gente común haciendo cosas fuera de lo común”. Se escuchan cumbias, rancheras, chamamés y los solemnes acordes de La petisita culona.
Es un encuentro político-gastronómico del Frente Ciudad Futura, extraño partido de Rosario que nació, entre otras cosas, de un tambo en extinción, de movimientos sociales criados en paradójica oposición a los partidos políticos, y del conflicto por tierras en las periferias urbanas para evitar un destino de lápida: convertirse en barrios privados.
Nació también del tema narco en los barrios más pobres, intentando quebrar otro destino fluido para adolescentes y jóvenes: ser soldaditos del mercado transa-policial como principal pronóstico de vida. O de muerte.
Ese curioso partido debutó en 2013 con unos 20.000 votos, pero alcanzó 87.648 en 2015 (16%) sin hacer ni una promesa y sin aparecer en los medios comerciales. Fue tercero tras el Frente Progresista (23%), el PRO (20%), y le ganó al FpV kirchnerista, colocando un trío de concejales: por eso saludan con tres dedos de la mano izquierda, mientras miran hacia las elecciones 2019 para la intendencia, rumiando a su modo la frase “se puede”.
Movimiento, partido, quesos, polémicas, escuelas de gestión social, leche verdadera, cooperativas de producción y el dulce de leche cortazeano Tan violentamente dulce son algunos de sus modos actuales de imaginar una ciudad futura.
Y de paso lograron armar una plataforma colectiva frente a una de las tendencias psicóticas de estos tiempos: la inflación. Organizaron un sistema de compras que representa un ahorro de hasta el 40% para los consumidores.
Pero tal vez convenga ordenar y ordeñar esta historia.
El fin del country
La fiesta tiene como anfitriones a 100 militantes que visten remeras rojas con un lema: “Hacer”. La mayoría son estudiantes y profesionales. Mayoría también de mujeres. Reciben a vecinas y vecinos, y a quienes han venido desde el centro de Rosario para comer pollo, pasar el día al aire libre, y conocer el tambo ubicado en Nueva Alberdi, zona rural en la frontera con la ciudad.
“Hay una imagen: las ideas de izquierda son justas y nobles, pero para gobernar y gestionar la única efectiva es la derecha. Nosotros queremos cambiar esa lógica”, dice la concejala Caren Tepp. A su lado, su colega y pareja, Juan Monteverde, 31 años y altura como para jugar al básquet, recuerda que estudiaba Comunicación cuando fundó Giros: Grupo Independiente Rosarino Organizado Solidariamente.
Era 2005.
“Tenía 20 años y ganas de militar”, cuenta Juan en una especie de living rural al aire libre, con fardos como sillones. “Después de 2001, el kirchnerismo fue una recomposición de lo político, pero no nos veíamos representados por nadie. Éramos muchos en esa situación. Pensamos que había que ir a los barrios más castigados, a construir un proyecto político que tenía que nacer en la periferia. Nunca militamos en la universidad. Tampoco queríamos ser cuatro iluminados discutiendo abstracciones, sino ir a los problemas cotidianos y concretos”.
Se tomaron el 107 un sábado hasta Nueva Alberdi, conocieron a Luisa, una de las vecinas que organizaba una copa de leche. Volvieron al sábado siguiente y se quedaron. “Nuestra referencia eran los movimientos sociales como el zapatismo o los Sin Tierra de Brasil. Y experiencias de gobierno como Venezuela y Bolivia. Queríamos hacer algo político, pero sin buscar representar a nadie, sino ayudar a construir un sujeto político que se autorepresente”.
Las 250 hectáreas de Nueva Alberdi eran un dulce de leche para los negocios inmobiliarios. Comenzaron a aparecer juicios, órdenes de desalojo, presiones a unas 200 familias, avances municipales. El barrio organizó una asamblea vecinal de la que participó Giros. Hubo movilizaciones, acampes, caminatas, resistencia y el lanzamiento de la campaña ¡Ya Basta! contra la privatización de las tierras. Giros reunió cada vez más apoyo y se logró presentar un proyecto de ordenanza ante el Concejo Municipal. Uno de los actos de esa campaña se llamó El velorio de los barrios privados.
Juan: “En 2010 se aprobó el proyecto que prohibió la figura de nuevos barrios privados, algo sin antecedentes en el mundo. Ahí le dimos muerte a una forma de concebir la ciudad, que privatizaba la tierra a favor de los sectores más ricos”.
Política & leche
Recuerda Juan Monteverde: “Muchos nos entusiasmaban para presentarnos a elecciones, pero nosotros discutíamos otra cosa: si no hay barrio privado, ¿cuál es el modelo? Podríamos habernos metido en algún partido copado, pero insistimos en poner toda la fuerza en el territorio. Ahí empezamos a usar el concepto de Antonio Gramsci: la ciudad futura”.
Armaron la Escuela del Territorio Insurgente Camino Andado (ETICA), de gestión social, con títulos reconocidos tiempo después gracias a que movimiento y vecinos acamparon y tomaron el Ministerio de Educación provincial, lo cual solucionó cierta hipoacusia de las autoridades.
Juan: “La alegría nuestra es que hay unos 120 chicos, y además abrimos un jardín. El año pasado se recibieron unos 30 y, algo que es inédito en barrios como estos, 10 ya están cursando en distintas facultades: Economía, Derecho, Enfermería. Armamos incluso un equipo de acompañamiento, porque la universidad es totalmente expulsiva, ni hablar si es un pibe de barrio”.
Pese al ¡Ya Basta! continuaba el juicio de desalojo contra el pequeño tambero Oscar Liceri. Varios integrantes de Giros se mudaron al tambo como para anticiparse a un posible desalojo sin llorar sobre la leche derramada. A Caren y Juan -que ya eran pareja- se sumaron Tony y Manuel. Así lograron rechazar amenazas, intromisiones y hasta presencias parapoliciales mientras se hacía el juicio.
“Había que lograr que esto fuera políticamente indesalojable”. En uno de los momentos en que parecía que el fin era inminente, decidieron ocupar más notoriamente el lugar con alguna construcción. “Como íbamos a perder mucho tiempo levantando una casa, con uno de los programas de apoyo estatal que tenía el emprendimiento compramos un container y lo trajimos con una grúa. Un herrero del barrio le abrió ventanas y lo usamos como vivienda”. El container sigue en La Resistencia.
Instalaron y mejoraron, además, el propio tambo con máquinas ordeñadoras, exprimiendo todos los presupuestos. Aprendieron el trabajo con el tambero Oscar y comprendieron que si ese era el último tambo vivo que quedaba en Rosario, era porque todos los demás habían sucumbido ante el llamado mercado, en realidad monopolizado por empresas lácteas que pagaban cada vez menos por la leche.
Levantaron la fábrica con un subsidio de Desarrollo Social y otro de Agricultura Familiar, estirando cada peso a fuerza de trabajo autogestivo. Un quesero de Pergamino donó una máquina. Oscar puso toda la sapiencia del oficio y junto a siete integrantes de Giros armaron la Cooperativa de Trabajadores Rurales Unidos, más conocida como La Resistencia.
La clave: pagar la leche como corresponde.
Oscar: “Yo recibo 4,20 por litro, cuando afuera están pagando 2,80 ó 3, a lo sumo. Teníamos 20 vacas, ahora 60. Como la fábrica está acá mismo, no tenemos costos de transporte y así los quesos y el dulce se pueden vender a muy buen precio”.
Ana explica: “Somos ocho. Nos turnamos para ordeñar a las 5 de la mañana y a las 4 de la tarde. Yo estudiaba Trabajo Social, pero ahora me dedico a esto y estoy haciendo una tecnicatura en Alimentos. Ninguno de nosotros había visto una vaca, pero ya podemos procesar hasta 7.000 litros de leche semanales; en esta época un poco menos por el frío. Le pagamos a Oscar muy buen precio por la leche, pero el queso es más barato para el consumidor. Ni hablar de lo sano. La muzzarella la tenemos a 113 contra 150 del supermercado. El reggianito a 150 contra 200. Demostramos que podíamos hacer una unidad productiva sustentable, no hay explotación de los tamberos y te entusiasmás con la práctica, con construir cosas reales en lugar de andar divagando”.
¿Y la idea de convertirse en partido político?
Juan: “Lo primero fue consultarlo con el barrio. La gente nos decía: ‘Los respetamos, porque ustedes no vienen a buscar votos’. Entonces le preguntamos a cada vecino qué opinaba, y todos estuvieron de acuerdo. Claro: era resultado de haber estado siete años trabajando y viviendo allí”. Nació formalmente el Partido Ciudad Futura. Juan fue el candidato en 2013, sin llegar a ganar la banca.
Narcos
Otro movimiento, el 26 de Junio, andaba por Villa Moreno, allá por 2012, sufriendo las consecuencias del crimen de tres de los chicos del barrio: Mono, Patom y Jere. Uno de sus referentes, Pedro Salinas (Pitu), y los familiares de las víctimas, tuvieron la cabeza y el corazón suficientes como para mantener vivo ese caso, que implicaba a bandas narcos con protección policial. El movimiento 26 de Junio se sumó a Ciudad Futura. En 2014 hubo condenas a los cuatro autores materiales del crimen de los chicos, a un promedio de 30 años de prisión. Resta el juicio por el encubrimiento policial.
Razona Pitu Salinas: “No es casual que estemos en un tambo hablando de tres compañeros asesinados por bandas de economías narco criminales. Son los problemas estructurales más candentes de la ciudad y la provincia: el déficit habitacional, la tenencia de tierra y, del otro lado, el enquistamiento narco en las periferias y la ingobernabilidad de la seguridad pública. Esa fue la lucha de los movimientos sociales estos años: hacer eso visible no solo a la militancia sino a toda la ciudadanía. Y pensar, además, qué alternativas superadoras pueden darse para materializar una ciudad distinta”.
Ciudad Futura creó también el D7, bar y centro cultural ubicado en el centro de Rosario, que ayudó a financiar cuestiones partidarias, convertido en otra unidad de producción autogestiva. Allí venden, además, los productos del tambo.
Se organizó también un bachillerato popular en Tablada y, más recientemente, la Universidad del Hacer. Uno de los que se sumó es el psicólogo Franco Ingrassia, casi 40, con el linaje de mucho de lo que ocurrió y se pensó a partir de diciembre de 2001: “Somos 35 docentes ad honorem. Pensamos: así como hay modos estatales y modos mercantiles de gestionar, nosotros creemos que hay modos sociales de gestión que hay que promover. Empezamos este año con una Tecnicatura en Gestión Social para poder multiplicar lo que estamos haciendo en toda la ciudad. Ya hay 96 inscriptos, y funciona como una universidad pública no estatal, en edificios de la Universidad de Rosario”.
Anti inflación
Buscando vender quesos y dulce de leche como valor agregado del tambo, en Ciudad Futura conocieron el concepto de Consumo Colaborativo y, como suelen hacer, lo pusieron en práctica. Así nació la Misión Anti Inflación, descripta como “un bypass al mercado monopólico de los alimentos y su distribución a partir de organizar los dos extremos de la cadena productiva”. Traducción: productores y consumidores.
Describe Ana: “Se organizan 3 ó 4 familias con uno que coordina y hacen un pedido por Internet. Buscan los productos una vez por mes y los distribuyen entre ellos. Todos nos decían que eso no iba a caminar, que era mucho lío. Pero ya son 900 familias organizadas así. Y se ahorran del 30 al 40% de lo que gastan en supermercado”.
Hay pan, vino, verduras, pastas, azúcar, frutas, desodorantes, pescado, jugos, hamburguesas, champúes, libros, salchichas, discos, fiambres, cervezas, frutos secos, prepizzas, y todos los etcéteras supermercadísticos. Están creando además una federación de cooperativas (con fábricas recuperadas como Mil Hojas y La Cabaña) a la que suman pequeños productores locales. Emmanuel Rossi, cuya familia tiene la fábrica de pastas Tradición Italiana, calcula: “Entrar a la Misión significó aumentar la producción y la venta un 30 ó 35%”. Federico, en el tambo, plantea una clave: “Ser tan o más eficientes que los privados, pero con un producto social”.
Todos los productores cobran más que vendiendo al mercado convencional.
¿Cómo se logra entonces bajar los precios hasta en un 40% para los consumidores?
Pitu: “Evitamos a los intermediarios y a los supermercados. La manteca, por ejemplo, se hace con leche de Rosario, se lleva a Rafaela, vuelve para acá y el precio se va multiplicando en el ida y vuelta. Pagamos 15 pesos la leche en el súper, pero el productor cobra menos de 3. Entonces cambiamos el paradigma. Un amigo armó la plataforma web y el sistema enseguida se puso en marcha. Estás cambiando las relaciones de producción y entre las personas. A este tipo de proyectos los llamamos Prefiguración: mostrar ahora cómo podrían ser las cosas. Si nosotros pudimos armar esto, quiere decir que se puede plantear algo así en cada barrio y crear un mercado diferente de acceso a los bienes de consumo para toda la ciudad”.
Plata y amenazas
¿Cómo manejan lo económico? Los profesores en la Universidad del Hacer o en la ETICA, por ejemplo, no cobran. Lo hacen por entusiasmo, y tienen otros trabajos. Los concejales y sus 20 asesores igualaron sus ingresos en 13.400 pesos. “Los concejales cobran unos 50.000 y los asesores unos 25.000, pero donan la diferencia al partido”. Esa cifra, 13.400, es la que cobran también los 12 integrantes del D7.
El tambo viene atrasado. Ana: “Estamos en 8.500, pero esperamos ponernos a la par del resto”. ¿De qué modo? “Aumentando la producción. Están acercándose más tamberos que saben que se paga bien por la leche, y entonces con la estructura armada podemos incrementar lo que producimos sin sumar horas de trabajo”.
Pitu: “Al transparentar las cuentas se enojaron los concejales oficialistas y opositores, que no querían que dijésemos cuánto ganan”.
Sobre financiaciones externas, dice Pitu: “No es cierto que nos apoyó Venezuela. Tuvimos relación con organizaciones de ese país, pero no económicas. Del exterior sólo hicimos un convenio con la Universidad de Manchester (Inglaterra) para la instalación del tambo”.
Juan: “Los recursos se consiguieron por las buenas, con funcionarios que apoyaban el emprendimiento productivo, o por las malas, con acampes y movilizaciones para que nos escucharan. Y cada peso que se consiguió se multiplicó por 100 con el trabajo de militancia. Necesitás un bebedero: en lugar de pagarlo 3.000, comprás los materiales por 1.000 y lo armás vos. De todos modos, si hubiésemos imaginado un proyecto, jamás hubiera sido un tambo, que te obliga todos los días, todas las horas. La situación nos llevó. Era una realidad que estaba en el territorio amenazada por el modelo especulativo. Y mirá lo que es ahora”.
Pitu agrega: “No perdemos de vista el contexto, que explica muchas cosas. Estamos en una ciudad portuaria, que capta las divisas del agronegocio, el boom inmobiliario, la especulación financiera. Terminó siendo una plaza atractiva para el lavado de dinero y, por lo tanto, para el narcotráfico. Ese es el territorio”.
En ese territorio, el tambo fue invadido en abril por sujetos armados que le pegaron a uno de los integrantes de Ciudad Futura con el siguiente mensaje: “Ustedes de acá se tienen que ir. Si no, les vamos a meter una bomba. Vos sabés quién nos manda. Decile a Juan Monteverde que se vayan”.
La causa: el 7 de abril se comenzó a avanzar en el planeamiento de la urbanización de las 250 hectáreas de Nueva Alberdi. Se suspendió judicialmente la amenaza de desalojo y el poder político (intendenta Mónica Fein y el Concejo Municipal) se comprometieron a elaborar un plan integral para la zona.
Las 7 hectáreas del tambo parecen pocas, pero están en un lugar estratégico. “Por eso apareció la violencia de los especuladores inmobiliarios”, sostiene Juan: “Acá demostramos que se puede producir, que se pueden hacer viviendas populares, y hasta viviendas de alta gama. Hay que hacer un proyecto integral que dispute el concepto de que las mejores tierras tienen que ser para los ricos”.
Todo culminó con un gran festival de música y la adhesión de casi todo el ambiente político, el de derechos humanos, el universitario y el sindical.
Charlas políticas
Ciudad Futura se plantea como socialismo del siglo 21. Juan aclara: “Pero no nacimos para ser izquierda, sino para ser mayoría. Algunos se sienten de izquierda, otros nada, otros pobres, otros comunes. Hay que construir esa identidad común que nos reúne. Y para eso no podemos quedarnos hablando entre nosotros, si no salir a discutir afuera. Pero en lugar de hacer alianzas pensando en sacar más votos, apostamos por decir lo que queremos”. Por eso no hicieron promesas de campaña.
Pitu: “No prometemos sino que mostramos nuestro trabajo, cosas que creemos que hay que convertir en políticas de Estado. Y nos basamos en cuestiones concretas. Por ejemplo: impugnamos la forma de gestión educativa que tiene el oficialismo provincial, pero no en un comunicado de prensa, sino explicando que tenemos escuelas secundarias funcionando en los barrios más postergados de la ciudad. Cuestionamos y somos críticos de cómo se gestiona la producción, pero tenemos el último tambo que queda en la ciudad y una fábrica láctea. Discutimos la gestión de la cultura, y hacemos nuestro centro cultural. Impugnamos lo que pasa con la economía, y armamos la Misión Anti Inflación. Así con todo. Salimos del estereotipo del concejal simpático que denuncia todo sin construir nada”.
Sobre los liderazgos: “No creo que haya que evitar los liderazgos, sino reformularlos. Hablamos de liderazgos colectivos, que no representan, sino que son la expresión de todo un proyecto. Acá no estamos en la pata social de un partido, sino que los movimientos son la raíz de todo. Somos tres concejales, pero afuera hay 80 compañeras y compañeros más preparados que nosotros como para cambiar figuritas en cualquier momento”.
Juan: “Somos un partido de movimiento, que es totalmente distinto a un partido tradicional”.
Los han relacionado con el kirchnerismo. Pitu: “Lo que pasa es que identificamos en el kirchnerismo algunas políticas saludables en términos de lograr autonomía de la política con respecto a las corporaciones. Pero nunca estuvimos de acuerdo con su forma de construcción, con la relación con los movimientos sociales, con los movimientos K, y por eso nunca íbamos a participar ni militar con ellos. Han hecho organizaciones que nacen de arriba para abajo, desde los ministerios. Y lo que se construye así, cuando no está más ese gobierno, va todo para atrás. Lo que pasa hoy. Nosotros nacimos acá, en los barrios, y llegamos por las nuestras a las instituciones. Cobramos sueldos de gente común. Cuando hay un acto por Cristina, la política empieza y termina en colmarle ese acto. Con obediencia ciega. Y todo condicionado a la razón de Estado. Entonces no podés ni hablar de Lázaro Báez por la razón de Estado”. De todos modos en el balotaje del año pasado, se movilizaron: “No nos gustaba Scioli, pero claramente no queríamos que ganase Macri”.
Ante estos dilemas Caren, que estudia Ciencia Política, reconoce que la política no es una ciencia: “Para nosotros es un modo de vida, una forma de entender el mundo”.
Franco Ingrassia: “Venía de participar en 2001 de una militancia que se alejaba de los partidos políticos para construir movimientos. Y acá decían: ‘somos hijos del 2001’. Pero los dos movimientos sociales más desarrollados de la ciudad planteaban construir un partido diferente de aquellos de los que nos habíamos alejado. Pensar un partido desde el movimiento: ese fue el desafío, y creo que en ese sentido soy fiel al 2001. La hipótesis es: es posible poner al Estado en función del desarrollo de la autonomía de lo social. Si es así, tiene sentido dar esta pelea. Y ganar la intendencia para convertir en políticas de Estado todo lo que se está haciendo”.
Desde diciembre están en el Concejo Municipal: “Todavía no pudimos sacar ninguna ordenanza propia, como la de institucionalización de los clubes de barrio, o la de crear una Unidad de Empoderamiento de Víctimas, para acompañar y atender a víctimas y familiares de la violencia en una ciudad que triplica la media nacional de homicidios. Lo que sí pudimos apoyar es la ordenanza de descanso dominical obligatorio para los trabajadores de hipermercados (se acabaron los hiper domingueros en Rosario) y la del cupo laboral trans (cinco ingresos anuales obligatorios a la planta municipal). Esperemos hacer más, tenemos que aprender a manejarnos en medio de la rosca permanente de los legisladores, que parece universitaria, sin perder de vista nuestra raíz que es el trabajo territorial, con la gente”.
Pitu vuelve a otra idea: “Lo que transforma las cosas es el poder de la gente común. Es un poder que no es izquierdista. Aunque parezca raro, lo más progresista del mundo es cuando la gente común sale a interpelar a la gente común”.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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