CABA
La ley de la mesa
Salud y dieta: el diagnóstico del experto internacional Sebastián Laspiur. Claro y fuerte, un análisis del menú argentino actual: mercado sin regulación y enfermedades de alto costo para la salud pública. ¿Qué hacer? Por Soledad Barruti.
La realidad alimentaria no cambió, siguió la inercia lógica de un problema productivo, económico y social que se puede trazar de la mesa diaria al campo. Para una gran cantidad de argentinos intentar hacerse de alimentos frescos, saludables y adecuados sigue siendo lo que era: salir a cazar en un páramo. Digamos que no llegó lo que tampoco había: no se generó una sola política pública orientada a que las personas tuvieran acceso a comida saludable. Se les prometió el paraíso a las economías regionales, pero los únicos que recibieron beneficios fiscales fueron los que apostaron a la soja. Desesperados, los productores de peras y manzanas hicieron este año lo mismo que los que cultivan lechugas y tomates: reunieron sus camiones en la Plaza de Mayo para regalar sus cosechas. El verdurazo y el frutazo se volvieron otra instantánea que refleja que la apuesta al agronegocio no es sólo la apuesta a las regalías que prometen esos combos de semillas con agroquímicos y fertilizantes sintéticos: es también una apuesta a un único menú, representado por plato principal con azúcares, harinas refinadas y aceites baratos, revestidos de aditivos y envueltos en paquetes que prometen algo más: una especie de alegría.
Por lo demás, para el productor hay miseria y para el consumidor, en el mejor de los casos, un esfuerzo carísimo: 850% más por manzanas y 1000% más por peras es el promedio que se cargó en precio cuando la fruta fue del campo al supermercado. Tampoco es nuevo: comer alimentos en este país es un lujo cada vez más costoso. Según las Encuestas de Consumo de Hogares, entre 1997 y 2013, el consumo de frutas es la mitad de lo que era, pero el de gaseosas es el doble.
La publicidad oficial lo destacó: “Disfrutemos de la ciudad, vamos a morfar un sándwich con Coca”, invitaban los carteles que empapelaron Buenos Aires en octubre, pasando por alto, entre otras cosas, el problema para la salud pública que refleja esa dieta: el 40% del país tiene sobrepeso.
Los problemas comienzan en el mismo lugar que en 2015, 2010, 2008: en la infancia, donde los estragos de esta dieta son evidentes. Nuestros niños siguen siendo récord regional: tenemos de norte a sur, la mayor tasa de obesos menores de cinco años. Las empresas que ofrecen los productos lo saben y están ganando tiempo con campañas de responsabilidad social empresaria con las que se hacen querer. El programa de deportes en la escuela pública más importante del país es de Coca Cola: Dale juguemos. Se trata de una iniciativa federal que empezó en 2007. El mismo año que el Instituto de Ciencias de la Vida (ILSI)la oenegé que nuclea a empresas como Bayer, Monsanto y Coca, hizo su primera evaluación en escuelas públicas de Rosario.
En 2016 los equipos de ILSI fueron elegidos para hacer una evaluación del programa del Gobierno de la Ciudad –Mi escuela Saludable– pero la que cambió fue la sociedad, que se volvió más atenta. Una escuela –la N°26 del Distrito Sexto, del barrio de Boedo- y un grupo de padres bastaron para impedir que el acuerdo avanzara y sus hijos se convirtieran en conejillos de Indias de lo que parecía más un estudio de mercado que un trabajo científico. “¿Además cómo van a evaluar la alimentación saludable en las escuelas si la alimentación institucional es trágica?”, se preguntaba entonces un padre, y seguramente se lo podrá seguir preguntando el año próximo.
Por alimentación saludable lo que entendió el gobierno, hasta el momento, es lo que promueve Alberto Cormillot: lo puso a cargo de esa oficina que abrió el ministerio de Jorge Lemus. Hasta ahora, el médico mediático tuvo por gestión la incorporación de ciertos productos de la lista de Precios Cuidados y la modificación de otros ultraprocesados, que pasaron de ofrecer la línea regular a la light.
De Coca Cola a Coca Zero.
También intentó pasar del dulce de batata común al dulce de batata Alberto Cormillot. Entonces hubo un breve escándalo y se alzó una acusación que en nuestro país tiene mil ejemplos que nos tapan desde hace añares, pero nunca califican de delito: conflicto de interés.
El dulce de batata volvió a lo que era y aquí no ha pasado nada.
Pero Argentina, aunque nadie mire sus estadísticas, está en un tiempo de descuento inevitable y algo va a haber que empezar a hacer. No sólo porque los enfermos por este sistema alimentario son caros –en diabetes nomás se va el 10% del presupuesto en Salud- sino porque el país adhirió a un plan de acción para la prevención de la obesidad en la infancia y adolescencia, junto con los otros países miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y eso nos marca un rumbo claro: tenemos que avanzar, como está haciendo el resto del continente, en políticas alimentarias orientadas a desactivar la bomba que ya está semi estallada.
Palabra de experto
Colaborador técnico en este camino, Sebastián Laspiur mantiene cierto optimismo. Después de años de trabajar en el Ministerio de Salud, donde estuvo detrás de las leyes de eliminación de grasas trans y reducción de sodio, este médico especializado en Enfermedades No Transmisibles saltó a las oficinas del instituto internacional. Cauto, diplomático, pero también consciente de que el tiempo apremia se encontró con MU frente a una enorme mesa vacía en las oficias de OPS en Plaza San Martín y esto dijo: “La situación es grave. Es urgente para Argentina desarrollar políticas públicas orientadas a cambiar esta tendencia hacia la que nos conducimos si todo sigue igual: el aumento de enfermedades que viene de la mano del consumo de alimentos ultraprocesados”.
La OPS es un instituto que se caracteriza por generar investigaciones científicas, ¿hay evidencia que demuestre eso?
Sí. En las últimas publicaciones se estableció que aumenta el consumo de ese tipo de comestibles con exceso de azúcar, grasas y sal, y el de bebidas con azúcar, y aumentan los problemas de salud. No hay mucho que inventar ni que seguir investigando: tenemos la fortuna de estar en una región de la que podemos absorber distintas lecciones aprendidas, seguir caminos que inauguraron soluciones concretas de regulación en Chile, México, Brasil.
La gente suele decir que lo que falta es educación.
No. La educación es muy importante, pero la educación no es lo único que rige el comportamiento de las personas: si se nos somete a empujones de mercado para que uno emprenda una acción por sobre otra, es muy difícil contrarrestar eso con educación. Hace falta regulación.
¿Me podría dar un ejemplo?
Si estamos en un evento y lo único que tenemos en la mesa es gaseosa y panchos, lo que vamos a tomar y comer probablemente sea eso. La libertad individual está en no consumir eso, pero todo está orientado para que lo haga. Bueno: eso es lo que se repite en el escenario actual, donde la oferta de comestibles ultraprocesados es ilimitada, la de alimentos frescos escasa y la información para interpretar uno y otro es esquiva.
El empujón para comer es el libre mercado.
Es un sistema alimentario. Porque hay países mucho más liberales, como Chile, que no abandonó la libertad de mercado ni mucho menos, pero está volviendo esa libertad más honesta. Qué hizo: generó rótulos alimentarios frontales que indican qué excesos tienen los alimentos, y los productos excesivos no se pueden publicitar ni vender en escuelas. En Argentina los consumidores no eligen libremente porque la información no está, la oferta no tiende a lo saludable y desde el Estado se tiene que hacer mucho más para revertir la situación.
A falta de información acá lo que hay es publicidad.
Muchísima, sobre todo publicidad orientada a niños. Los entornos infantiles y escolares deberían estar protegidos.
El escenario de la libertad de oferta es, al final, un escenario muy injusto.
Sí, completamente, y desde el inicio del sistema productivo.
Desde el campo.
Desde el campo. Argentina, como productor de alimentos verdaderos y naturales, les plantea a esos productores una competencia desleal con respecto a los ultraprocesados. Las frutas y verduras no pueden estar meses en una góndola como los cereales o los snacks. La cadena de transporte, de frío, de reposición de un alimento fresco y uno que no, es incomparable. El costo de producción también: es mucho más rendidor hacer galletitas que manzanas. Luego salen al mercado y unos tienen publicidad y los otros no, y unos esconden la información o la revisten de otra cosa, como un paquete con personajes infantiles, y otros son lo que son: un brócoli o un pedazo de carne. Y, finalmente, cuando las personas los comen, unos son adictivos y generan que no puedas parar de comer, mientras los otros tienen la saciedad propia de los alimentos. Entonces, si naturalmente están en desventaja, no pueden tener el mismo tratamiento impositivo y de comercialización, porque es un modo de orientar el consumo hacia la parte problemática de la góndola. Una parte que también se vende y se paga caro porque funciona: tener los comestibles a la vista y las legumbres en el fondo. Y así consumimos mucho de ciertos alimentos y muy poco de otros y eso se ve reflejado en la realidad ventajosa de cierto sector de la industria alimentaria por sobre otros.
Lo que está en juego
Los gobiernos suelen no querer meterse con las grandes empresas fabricantes de alimentos porque las ven como generadoras de empleo y superadoras del trabajo de alimentos sin valor agregado como frutas, verduras, carnes.
Esa disyuntiva debe ser revisada. Las economías regionales son grandes generadoras de empleo. Y contribuyen al sostenimiento de un sistema más justo, donde no sólo haya movilidad social hacia las ciudades. En los últimos años se triplicó el consumo de gaseosas, aumentó el consumo de jarabe de maíz de alta fructosa, es cierto. Pero disminuyó la producción de jugos naturales, y las empresas locales de soda cerraron. Cambiaron los perfiles de consumo y se trasnacionalizaron las empresas alimentarias.
Cuando estuvo en el ministerio de Salud hizo un informe sobre las muertes que genera el consumo de ultraprocesados en Argentina, sobre todo de gaseosas, algo que no se suele contabilizar.
Sí: en Argentina por cada millón de personas mueren 74 por el consumo de bebidas azucaradas. Es la mayor mortalidad de la región por la ingesta de esas bebidas. La comparación entre quien consume un vaso al mes y quien consume dos vasos es que, con ese aumento, el riesgo de diabetes tipo 2 aumenta un 26 por ciento, el de síndrome metabólico, 20 por ciento, el de enfermedad coronaria, 35. En las oficinas de la OMS ya no se ofrecen bebidas azucaradas.
Sin embargo muy pocos lo ven: lo grave del asunto. ¿Falta comunicación?
Siempre es más difícil poner en la agenda a las enfermedades crónicas, como la diabetes, que a las infecciones, como la Gripe A ,o al dengue. Aparece un brote de algo y eso enseguida está en los medios como algo de lo que hay que protegerse. Las enfermedades crónicas, en cambio, son solapadas, lentas y tienen un mito: son problemas de responsabilidad individual que se revierten con educación, una educación que viene de la casa, que no tiene nada que ver con el Estado. Pero la evidencia indica que no es así: la población necesita que el Estado intervenga y regule sobre los factores de riesgo de esas enfermedades. Algo que, como vemos, no tiene que ver sólo con el sector salud. La intervención debe ser regulatoria. Ahora bien, ahí tenemos un segundo problema: mientras la sociedad no reclame, lo que avanza son las políticas de responsabilidad social empresaria y el lobby de la industria, que quiere posicionarse como parte de la solución del problema o que dice que puede autorregularse. Pero la autoregulación no demostró ser efectiva en materia de ultraprocesados , tabaco y consumo de alcohol.
El del tabaco es el ejemplo más claro.
Exactamente, esa es la primera experiencia en la que el Estado se comprometió y comprometió distintas áreas hacia la defensa de la salud como un bien común, luego de ver que las empresas no iban a contenerse solas. Fue una lucha mundial y resultó muy exitosa. Y se mostró todavía más exitosa en los países donde llegó más rápido: en Brasil, por ejemplo, se fuma menos que en Argentina porque se desarrollaron políticas públicas fuertes, muy temprano.
Sin embargo muchas personas creen que no fuman porque lo decidieron ellas, o porque se informaron mejor.
La cultura cambió, pero cambió porque surgió una fuerte regulación: durante 30 años en Argentina se buscó concientizar sólo a través de los médicos y las cifras de inicio y permanencia se mantuvieron igual. Hay que aprender de eso. El asunto recién se revirtió cuando se prohibió la publicidad y se prohibió fumar en ambientes cerrados, se estableció un etiquetado con advertencias y se incrementó el precio. Eso hizo que cambiara la percepción social sobre lo que es fumar: dejó de estar bien visto. Lo que puede ocurrir es que al haber habido un cambio cultural, las personas se lo hayan apropiado y no vean que todo lo otro tuvo que ver directamente con eso.
También hay a quienes les resulta imposible comparar el tabaco con los alimentos: las sociedades argentinas de nutrición y ciertos expertos mediáticos que hacen recomendaciones al gobierno dicen que es ofensivo compararlos.
Creo que no se puede comparar a los alimentos con el tabaco, pero sí se pueden comparar los comestibles ultraprocesados con el tabaco en algunos aspectos: las políticas de comercialización, componentes adictivos y consecuencias dañinas para la salud son comparables.
Verdad y consecuencia
Para distinguir un alimento de un comestible problemático, la OPS tiene un documento muy claro al respecto: el perfil de nutrientes. Establece, entre otras cosas, cantidades aceptables de ingredientes polémicos. Fue presentado en 2016 en nuestro país, pero no fue muy bien recibido: la industria alimentaria nucleada en la COPAL difundió una posición en contra y sus sociedades científicas asociadas dijeron que era anticientífico.
Cierta parte de la industria se manifestó en contra, es cierto, pero el perfil está siendo tomado por algunos legisladores para la elaboración de leyes y nosotros estamos muy satisfechos por eso.
¿No cree que en Argentina estamos quedando muy atrás?
Sí, comparado con algunas experiencias de la región, pero se están dando algunas iniciativas parlamentarias que van de la mano de los que se considera que es lo correcto: ir en contra de los conflictos de interés, avanzar hacia una regulación clara y proteger la salud de la población alimentaria. Pero creo que es cuestión de tiempo, que ingresar a esa tendencia va a ser inevitable.
¿Qué pasaría si no se hace nada? ¿Si pensamos que tenemos otros problemas que atender?
No es inocuo: los índices de prevalencia de obesidad van a seguir aumentando, la diabetes también, ciertos tipos de cáncer, también: 14 al menos. También enfermedades psiquiátricas, como la depresión. Existe una dificultad para dimensionar el problema: desde 2005 no se mide a nivel nacional la nutrición infantil a través de encuestas. Ahora se está preparando una encuesta que nos dará la dimensión exacta del problema, pero todo nos dice que el incremento de la obesidad infantil es muy preocupante. Entonces ciertas decisiones se van a tener que tomar más temprano que tarde.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
- Revista MuHace 3 semanas
Mu 207: Crear lo que viene
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Triple narcofemicidio: la respuesta al horror
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio
- NotaHace 1 semana
Entrevista a Celeste Fierro, tras ser detenida en la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Femicidios territoriales: las tramas de la violencia