Por Pablo Marchetti.

Desfile militar

Movimiento de tropas para exhibición pública. En épocas en que las fuerzas armadas eran un factor de poder político real en el país, los desfiles eran toda una demostración de ese poder y lograban concitar miedo entre quienes repudiaban a los militares y alegría entre quienes los querían. En la actualidad, el poder de los militares es ínfimo. Sin embargo, aún en esta decadencia casi absoluta, las fuerzas armadas suelen sorprender, cada tanto, con desfiles que incluyen la participación de represores, personal que se alzó contra la democracia, etc. E inclusive suelen sumarse, en algunos casos, tropas extranjeras, hecho que remueve aún más los antiguos temores. Para realizar un desfile militar es preciso cortar varias calles. Y si bien suelen hacerse en días feriados, no hay mayores quejas por el congestionamiento de tránsito. Y mucho menos se escuchan voces pidiendo a las fuerzas armadas que participan del desfile que “vayan a trabajar”, como sí ocurre con los trabajadores precarizados que reclaman aumento salarial, los trabajadores despedidos que reclaman la reincorporación, o los trabajadores desocupados que reclaman un empleo digno para poder alimentar a sus familias. Y eso que no queda muy en claro cuál vendría a ser el trabajo que realizan los integrantes de las fuerzas armadas, más allá del innegable esfuerzo que significa organizar un desfile como los que cada tanto se ven en las fiestas patrias.

Entrevista

Uno de los pilares del periodismo. Consiste en una serie de preguntas que un periodista le hace a algún personaje público: político, empresario, sindicalista, deportista, artista, etc. Es de notar que en los últimos tiempos se ha hecho descaradamente explícito un accionar que existe desde hace mucho tiempo: el hecho de disfrazar como “entrevista” algo que en realidad no es más que una campaña de prensa encubierta para promocionar a alguna figura, fundamentalmente de la política. Esto puede darse de distintas maneras: desde pagar a algún periodista que haga una “entrevista” afín, hasta elegir sólo entrevistadores afines para evitar así todo conflicto o repregunta. Como en todo en esta vida, suele haber excepciones. Aún en “entrevistas” pautadas para lavar la imagen de algún candidato, ese candidato puede derrapar merced a su propia torpeza. Y así terminar confesando cosas absurdas, como desmentir que tiene una amante. Inclusive cuando se hizo público que esa señorita con la que supuestamente tiene una relación le mandaba fotos desnudas. La respuesta del candidato fue: “Es una amiga y me mandaba esas fotos porque estaba lanzando una línea de lencería y quería saber mi opinión”. A veces, ni siquiera una “entrevista” arreglada es suficiente para lavar la imagen de un candidato.

Gato

Este término que refiere al único felino doméstico ha sufrido en los últimos tiempos un giro fundamental en su uso. Fundamentalmente en su uso insultante. Hasta no hace mucho tiempo “gato” era un término que se aplicaba a las mujeres y significaba “prostituta”. No en sentido figurado, sino literal. Obviamente, se trataba (o se trata, porque aún se utiliza de este modo) de un término signado por el machismo y el patriarcado, que se encarga de estigmatizar y condenar a las prostitutas. Pero desde hace algunos años, el término gato se aplica más a los hombres, con un sentido bien distinto: gato es un sinónimo de gil, de tipo servil y de pocas luces. Esta nueva acepción proviene del lenguaje carcelario o tumbero y tiene que ver con la acepción doméstica del gato. Más precisamente, de que va al pie cuando se le ofrece leche para tomar. Cosa que, en lenguaje tumbero, no está exento de un fuerte contenido de dominación sexual. El término tuvo un insólito viraje político cuando se instaló, a modo de consigna o hashtag, la palabra gato seguida del nombre de un presidente de la Nación. Por el momento no ha habido quejas al respecto por parte de ninguna asociación de protección animal, a pesar de la oprobiosa afrenta que esto representa para con los felinos. Aunque no se descarta que en un futuro no muy lejano sí haya quejas, sobre todo por las objeciones que han aparecido en varias redes sociales, fundamentalmente en Facebook, un lugar que parece haber sido diseñado para difundir fotos de gatitos.