CABA
Comida sana vs. sobrepeso y enfermedad: El kioscazo
Desde el sur del país, un chef ideó recetas y propuestas prácticas para cambiar el kiosco de golosinas y gaseosas por alimentos saludables. La experiencia derivó en un libro que propone que los chicos elaboren alimentos como parte de su educación. Por Sergio Ciancaglini.
Distintas investigaciones que no suelen darse a conocer al gran público para evitar que cunda la alarma, plantean que el planeta Tierra ha sido invadido masivamente por los OCNIS: Objetos Comestibles No Identificados.
Así define la nutricionista Miryam Gorban (titular de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria, Facultad de Medicina, UBA) al cúmulo de productos y bebidas industriales que colman góndolas, kioscos y estómagos: “Los llamo comestibles porque son cualquier cosa menos alimentos”.
El chef Mariano Navarro -39 años- comprendió hace mucho esa diferencia: “No es lo mismo alimentar que rellenar barrigas”. Habitante de Choele Choel, Río Negro, fue y volvió varias veces, estudió gastronomía en Bahía Blanca y trabajó exitosamente en restaurantes, hoteles y casinos de diferentes provincias.
Pero algo seguía haciendo ruido en su cerebro y en sus tripas: “Me había tenido que operar de labio leporino, y eso me llevó a querer estar fuerte antes y después de la cirugía. Pero fuerte naturalmente, no con remedios. Me puse a investigar, y se me abrió todo el mundo de la alimentación para la salud”. La operación fue un éxito, y la apertura también.
Aquel hallazgo fue el comienzo de una serie de sorpresas que terminaron instalándolo como una especie de chef itinerante, llegando incluso a escuelas de toda su provincia. Impulsó una idea sencilla y compleja: crear kioscos saludables para salir del relleno habitual de golosinas y gaseosas, y pasar a una alimentación organizada por la comunidad educativa (padres, docentes y estudiantes). “Que además de sana tiene que ser riquísima para que los chicos no vuelvan a las golosinas”.
De esa experiencia aplicada a partir de 2009 en la Escuela Rural 215 de Fray Luis Beltrán, nació un libro con 50 recetas y muchas ideas para que niñas y niños puedan descubrir qué están comiendo, qué alimentos hacen bien, cuáles enferman, y qué es lo que ellos mismos pueden hacer al respecto. Las recetas incluyen por supuesto todos los ingredientes, consejos, trucos y tiempos para la elaboración de cada producto. El libro es claro y fluido: hasta los adultos pueden comprenderlo.
Los niños PAMI
Mariano y Pato, su compañera, tuvieron un hijo y todo lo que iban aprendiendo sobre alimentación saludable les produjo una gran movilización: interior y culinaria.
“Me fui alejando de la gastronomía tradicional, y empecé a dar talleres de cocina para adultos y jóvenes. Lo hacía de modo bastante lúdico, para que se tomara a la cocina como juego. En una de las escuelas se me quemó todo lo lúdico cuando descubrí que el 80% de los chicos era el encargado de cocinar en sus casas, porque los adultos trabajaban todo el día”. Menú familiar previsible: salchichas, papas, fideos, en el mejor de los casos. “No sabían lo que era una berenjena. Y otras veces vos veías que comían esas mismas cosas, pero 3 o 4 veces a la semana. El resto de los días, no comían”. Tal cosa ocurría mientras los panelistas de la televisión especulaban sobre los índices de pobreza.
Mariano iba masticando la experiencia, mientras dictaba también Talleres de Comida Saludable. A uno de ellos asistió un chico de 7º grado que volvió a la Escuela Rural 215, de Fray Luis Beltrán (Río Negro) proponiendo a sus maestros que llamaran a ese chef sin gorro para que diera cursos.
Las madres y padres de la escuela, para colmo, ya venían planteando su preocupación sobre lo que comían sus hijos, porque empezaban a manifestarse problemas raros de salud. Cuenta Mariano: “Tenías en pequeña escala los casos que surgen en las encuestas nacionales. Por ejemplo, el crecimiento de la obesidad por malnutrición al atiborrarte de alimentos ultraprocesados y gaseosas”. Argentina tiene el récord de 40% de niños en edad escolar con sobrepeso, y el mayor porcentaje regional de niños obesos, casi el 8%.
Agrega Mariano: “En la escuela había un programa de salud muy general, pero descubrieron que había, además del sobrepeso, un alto índice de enfermedades crónicas no transmisibles: respiratorias, diabetes, hipertensión, o varios casos con problemas cardíacos. Parecía un hospital de PAMI, con enfermedades de gente mayor, pero en chicos de 6 a 12 años”.
Mariano informa: “Cuando empecé el libro las encuestas daban que un 15% de los chicos del país tenían enfermedades crónicas no transmisibles. Hoy calculan que subió al 25%”.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la Organización Panamericana de la Salud plantean en su último informe la relación entre ese tipo de enfermedades y los alimentos.
Madres, padres, docentes y un chef, percibían en el aula lo mismo que describen los organismos internacionales de la salud: chicos enfermos, o en peligro.
La Municipalidad de Fray Luis Beltrán hizo un aporte económico para que el proyecto pudiera realizarse y todo derivó en talleres para las familias (adultos y niños) y los docentes, que se instalaron en aulas y cocinas y empezaron a preparar sus propias estrategias para reemplazar al kiosco de golosinas y gaseosas por uno saludable.
No fue sólo un tema de alimentación, sino también de educación. “Y el resultado fue increíble”, explica el chef kiosquero, que además trabaja con cooperativas de mujeres en situación de riesgo, adolescentes judicializados y armado de huertas escolares con el INTA.
Gaseosas y sapitos
Mariano cree que por primera vez en la historia de la humanidad se está envenenando a la gente desde el alimento (u OCNIS). Pero su estilo docente no es alarmista sino sereno y muy dialogado. Los chicos cuentan qué les gusta comer o beber, y a partir de eso se ponen a investigar a través de Internet. “A una de las chicas le gustaba el sapito pinta lenguas. Es una galleta de chocolate con una especie de goma adentro. Nos pusimos a ver cómo se hace, y descubrimos que usan goma laca que te deja la lengua violeta, que es lo que se aplica para el esmaltado de muebles. Se quedaron todos helados. Ahí les propuse hacer nosotros mismos unas galletas de chocolate, y rellenarlas con pasta de higo. Salieron buenísimas: los chicos aprendieron a hacerlas, y chau sapito”.
Descubrieron de paso la letra chica y las fórmulas incomprensibles de los ingredientes de lo que compraban en el kiosco. “Pero básicamente vemos lo que significan la grasa, el azúcar y la sal como productos de elaboración que se hacen adictivos, sin alimentar. O las harinas blancas. O los endulzantes como el aspartamo que ahora en la Unión Europea reconocen que es sumamente tóxico y lo reemplazan por el jarabe de maíz de alta fructuosa (JMAF) que también se usa en las gaseosas, y es de los productos con los que pronto va a pasar como con las grasas trans: los van a tener que reducir o prohibir porque no son alimentos y por los efectos que generan”.
La recorrida por los contenidos abarca conservantes, colorantes, saborizantes y todos los agregados imaginables. Mariano: “Todo eso está hecho para que comas sin poder parar, pero además tenés todo el aparato publicitario para metérselo en la cabeza a los chicos, y a nosotros. La transición no se logra de un día para el otro”.
La hipótesis es que los chicos están sometidos a sabores extremos, con el bombardeo de azúcar y sal que se percibe en cantidad de galletitas, papas fritas y todas las golosinas, que además tienen el efecto de no saciar el apetito: por eso la necesidad de seguir consumiéndolas.
¿Cómo se hace la transición? “Primero hay que hablar y lograr afinidad con los chicos. Con las gaseosas soy bastante drástico porque vemos lo del aspartamo, el JMAF, los colorantes y el alto grado de acidez que barre el jugo gástrico. ¿Qué hacemos? Jugos de frutas que les gusten a los chicos. Al principio les pongo bastante azúcar, pero vamos bajando eso hasta hacerlos totalmente naturales. Con las galletas y los alfajores lo mismo: empezamos con manteca pero lo cambiamos luego por aceite, y vamos bajando hasta un mínimo de aceite, azúcar, o cacao. Se recontra logra. Pero además, lo hacen ellos mismos. Es un chispazo mental cuando se llevan a la boca la torta, el bizcochuelo o la galleta que cocinaron ellos mismos. Ni te digo cuando eso se complementa con hacer la huerta agroecológica en la escuela”.
El chispazo mental no ocurre por alguna luz racionalista, sino por lo que siente el cuerpo: “Y no hay marcha atrás. En todos estos años no hubo un solo caso en el que no se pudiera revertir la situación y cambiar la alimentación”.
Chupate esa mandarina
Kiosco saludable plantea los aspectos legales de la experiencia, planifica las etapas de implementación, la articulación de contenidos con otras materias, propone una guía de actividades para ir desarrollando durante la transición, y un enorme recetario: panes integrales, bizcochuelos, tortas, budines, alfajores, galletitas, colaciones, postres, leches y licuados, dulces, y más. La próxima horneada de trabajo que imagina Mariano se refiere a los comedores escolares, lo cual promete otra película de suspenso.
Otro ingrediente: “Tampoco hay que pensar al kiosco saludable o a la alimentación de los chicos como un negocio que deje rédito. Con que permita lograr continuidad y acceder a los productos, ya es una ganancia enorme”.
Se trata de otro marketing, o de otra bolsa de valores: la ganancia es que los chicos transformen su alimentación, su comprensión, su capacidad de acción, y que crezcan sanos, temas que no se sabe a cuánto cotizan en la vida actual.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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