CABA
La Superministra: Perfil político de Carolina Stanley
Quedó al frente de un mega ministerio que incluye Desarrollo Social y Salud. De confianza de Macri y amiga del Papa, se ganó el respeto de los movimientos sociales. Misión: contener la crisis, mientras el PRO la tantea como vice en 2019. Por Lucas Pedulla y Ezequiel Scher.
En política los detalles suelen ser importantes: cuando los dirigentes de los movimientos sociales vieron que la mujer con quienes debían negociar preparaba el mate con sus propias manos y lo compartía, se sorprendieron. Sorbo tras sorbo fue quedando atrás la imagen de la niña de familia acomodada, hija de un banquero que hizo negocios con el menemismo. Carolina Stanley es la funcionaria a cargo de un mega Ministerio con una caja de más de 170 mil millones de pesos, una de las pocas áreas del Estado que no sufrió un recorte presupuestario.
Ella, envalentonada con su gestión durante estos dos años y medio, pidió que no se tocara a nadie de su cartera. Le dieron el okey.
Tras los cambios en el Gabinete, sumó dos cajas sensibles: Anses y Salud, convertido en una simple secretaría por tercera vez en la historia –las otras dos, durante dictaduras- bajo el ala de Desarrollo Social. Así, se convirtió en la ministra con mayor presupuesto, concentrando el 63,9 por ciento del gasto social, mientras la crisis de un país en negociación promiscua con el FMI agita distintos tipos de fantasmas sobre el delicado tablero social que Carolina Stanley intenta sostener todos los días.
Una buena alumna
En la sexta línea de la biografía de Guillermo ‘Willy’ Stanley que figura en la web de Inverlat, su compañía de inversión privada, se aclara sin tapujos: “Durante los 90’s, fue un activo participante de la reestructuración de la deuda externa y del proceso de privatización de las compañías estatales de la Argentina”. Cuando nació su hija Carolina, el 22 de noviembre de 1975, fruto de su matrimonio con la psicoanalista María Cristina Tate, Willy todavía no era una de las cabezas del Citibank, como lo fue durante el menemismo. Sus andanzas de entonces están perfectamente sintetizadas en el CV del fondo de inversión que maneja con otros empresarios y con el que adquirieron -previo desembolso de 500 millones de dólares- cadenas como Havanna, KFC y Wendy´s. Por entonces Willy Stanley también representaba al Banco Nación en Londres. “Ya fue eso de vincularla con el papá”, aclaran desde el equipo de la superministra, donde aseguran que la relación es buena, pero sin influencias paternas en lo político.
En definitiva, cuando tuvo que elegir qué hacer, salió del cascarón de la educación privada (había estudiado en el exclusivo Saint Catherine’s School, colegio laico que hasta el 1998 era exclusivo de mujeres y que se destaca en la enseñanza de hockey sobre césped). A diferencia de prototipo PRO, Stanley enfiló hacia la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió de abogada con un promedio de 9,45.
Su carrera política comenzó ahí: Stanley hija reveló que fue cursando la materia Derecho Penal Juvenil cuando descubrió su “inclinación hacia lo social”. Trabajó en Cancillería en tiempos de Guido Di Tella, en 1998, como consultora del Departamento de América del Norte . Pero su imán estaba en lo social. Visitó institutos de menores, y se capacitó en infancia. En ese área conoció a María Laura Leguizamón, diputada y senadora peronista, con quien en el 2000 entró como asesora de su equipo de trabajo en la Legislatura Porteña. Su madrina política había sido directora de Acción Social en el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Su experiencia en el Consejo Menor y la Familia atrajo a la joven Stanley en ese 2000 a seguirla. Allí trabajaba Federico Salvai, el hombre al que quince años después María Eugenia Vidal le daría las gracias más fundamentales, entre globos y canciones, el día en el que le ganó a Aníbal Fernández la gobernación. Ese chico salteño, hoy Jefe de Gabinete de Vidal en la provincia de Buenos Aires, se volvería el compañero de Stanley y el padre de sus dos hijos, a quienes lleva a los timbreos. Desde la gobernación lo caracterizan como “el Marcos Peña” de Vidal.
“Acababa de salir de la facultad. Nunca había caminado el territorio, pero no lo dudó y no le costó. En aquella época no había el desarrollo que hay ahora sobre políticas para personas en situación de calle. Eso necesita de compromiso y de ponerle el cuerpo. Yo te aseguro que ese sentimiento en ella es genuino”, asegura a MU Leguizamón, quien ya cumplió su mandato como senadora por el Frente para la Victoria y, a pesar de la grieta, recuerda a Stanley con mucha estima.
El camino de Dios
La política siempre es una ventana a más política. Atraída por las nuevas plataformas que surgían en el post-2001, los contactos la llevaron a la Fundación Sophia, centro ideológico conducido por Horacio Rodríguez Larreta. De ahí, pasó a Creer y Crecer, la usina de formación creada por Mauricio Macri y Francisco de Narváez. Stanley entró en el programa de generación de políticas sociales, específicamente en el área de personas en situación de calle. Como un dominó al revés, le cayó la última ficha que necesitaba: su jefa era Vidal.
Para el carnet definitivo del PRO le faltaba demostrar lo suyo en el terreno más preciado de Macri. Aunque ella es de River, tuvo que pasar por la Bombonera. En el 2005 Boca estaba en un año en que ganaba todo lo que disputaba. Sin embargo, al todavía presidente del club le fastidiaban los “curros” en el sector social del club. Stanley y Vidal llegaron para limpiar la supuesta corrupción y, sobre todo, fortalecer la relación con el sur de la Ciudad y con fundaciones asistencialistas. Así lo hicieron y, como una suerte de Copa Libertadores, Macri le entregó a la dupla Vidal-Stanley su primer Ministerio de Desarrollo Social en Ciudad, en 2008 (los primeros seis meses de gestión los había encabezado Esteban Bullrich).
Stanley empezó así a pisar fuerte en el terreno desde la Dirección General de Fortalecimiento de la Sociedad Civil. Pero su experiencia en el poder legislativo la llevó a cambiar de cancha: en 2009, fue una de las once nuevas caras del PRO en la Legislatura porteña, en la lista que encabezó Fernando de Andreis. Homenajeó fundaciones, legitimó proyectos de oenegés y siguió de cerca el trabajo del gobierno sobre su tema principal: personas en situación de calle.
En 2011, cuando Macri ganó la reelección en la Ciudad y Gabriela Michetti pasó a la Cámara de Diputados, Vidal se convirtió en la vicejefa de Gobierno y dejó su lugar de gestión a su mayor socia política. La relación que cultivaron es tan personal que este año viajaron juntas a visitar al Papa (también fue Salvai) cuando faltaba un mes para que el Senado discutiera la legalización del aborto. Cuentan que cuando Francisco quiere tener una reunión determinante, la organiza en su residencia, no permite fotos y pide especialmente que no trascienda lo que allí se dice. Así fueron los encuentros con la superministra, con quien Bergoglio mantiene un contacto más fluido que con Macri. “Yo me había manifestado en contra del aborto no sólo por motivos religiosos, sino de creer en la vida a partir de la concepción”, declaró Stanley más de una vez. Cuando le consultaron los temas tratados en el encuentro, negó que se hubiera hablado de la ley. Hasta sus cercanos asumen que esa es una respuesta protocolar. Pero según ella, no se movió de su agenda: “Hablamos de temas de adicciones y de las personas en situación de calle. Nosotros trabajamos con curas villeros que nos ayudan a resolver problemáticas”. Stanley tiene el área de Salud a su cargo, en la que el ahora secretario Adolfo Rubinstein defiende la legislación por un aborto seguro, legal y gratuito.
Increíblemente, o no, la amistad papal la acercó a uno de los referentes de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) con quien suele sentarse en las mesas de negociación: Juan Grabois.
Rumores y alfajores
Las organizaciones sociales de la Ciudad recuerdan su paso como una funcionaria efectiva. “No te boludea ni te chamuya: por sí o por no, es expeditiva”, coinciden. Otra imagen: puede atender el teléfono días de semana hasta muy tarde e incluso domingos. “Uno tiende a creer que estos son todos finoli y no te dan bola, pero ella te atiende, y puede estar a su vez preparando la comida o ayudando a sus hijos en la tarea del colegio. Se ocupa de la gestión, pero tiene una pata puesta en la familia”. Esa pata es la que influye -según su entorno- para descartar un rumor constante: la posibilidad de ser la compañera de fórmula de Macri en 2019. El tiempo, la coyuntura o Durán Barba lo dirán.
Un militante social de la Ciudad -tan sólo uno de los tantos a los que Stanley le convidaba alfajores Havanna en las reuniones que sacaba de las cajas que le regalaba su padre y guardaba en los estantes de su despacho- la recuerda así: “Es gente de guita, pero nunca la vi llena de joyas, anillos, collares. Siempre pulóver, blusa y saquito. Si no sabés que es ministra, pasa desapercibida”. Así también la vieron en la calle durante la época de campaña, volanteando y cortando cinta scotch para pegar los carteles en las mesitas que ella también armaba en cualquier barrio al que iban.
Otro militante define que la Ciudad fue un laboratorio de gestión: “El PRO tiene voto en las villas y todo un esquema de construcción territorial de delegados que era la base del PJ. El PRO lo fue construyendo. Es decir que Stanley llegó a Nación con un esquema ya probado en la Ciudad. Había una característica de gestión muy clara. No es ninguna improvisada”.
Emprendedores sin derechos
ras el triunfo de Cambiemos en 2015, y de cara a la conformación de un gabinete repleto de ceo´s y empresarios, su salto al ministerio nacional no estuvo exento de prejuicios. “La Evita cheta” fue uno de las primeras descripciones que golpearon los pasillos. Algunos de los movimientos esperaban encontrarse con esa caracterización, pero la política y la realidad suelen ser más complejas. “Debo reconocer que tiene un conocimiento cabal de lo social: no es sólo un rostro bonito detrás de un escritorio”, cuenta un dirigente social que se sienta con ella a pelear por mejorar las condiciones en los barrios. “Reconoce muchísimas de nuestras demandas, y dio un gran impulso para que la Ley de Emergencia Social pueda caminar y aprobarse en el Congreso. Pero también vemos que las decisiones políticas las tiene sólo el Presidente. Y esa ley es un ejemplo”.
Los dirigentes no descartan que parte del juego PRO sea tener a Stanley como la policía buena de las políticas de ajuste. Ella debió construir la afinidad con las organizaciones sociales y, a diferencia o para diferenciarse del kirchnerismo, eligió otros vínculos: si antes el Ministerio se sentaba con La Cámpora o Luis D’Elia, ella se volcó a otros sectores como la CTEP, Barrios de Pie o el Movimiento Evita. Desde esos lugares dicen: “Antes nos juntábamos con funcionarios de segunda línea, ahora es ella quien nos recibe y plantea discusiones cara a cara. Y sin ubicarse desde la caridad”.
Las organizaciones aportan un dato de contexto: esa actitud dialoguista ocurre también porque hay otro posicionamiento de los movimientos sociales como actores políticos de peso y con movilizaciones multitudinarias que reflejan sus construcciones en los barrios. El Gobierno también entendió ese escenario, como causa y efecto, siempre intentando que la cosa no explote.
Un dirigente social interpreta esa olla caldeada: “Es la base que implica que haya una concentración de fuerzas y presupuestos en Desarrollo, porque el universo que sufre esas políticas es cada vez más amplio. Claro que esto no es ningún mérito, porque lo ideal sería que esos fondos se destinen a un esquema de desarrollo social que procure una mejora en las distintas variables de la pobreza. Pero la realidad es que algo tenés que dar a los sectores a quienes no le das ninguna salida con este proyecto de país”.
Stanley sostuvo la política de planes y se ocupa de equilibrar con asistencia estatal la caída del poder adquisitivo. Con la crisis las prioridades de esas asistencias cambiaron: “Antes se activaban programas de emprendedurismo, que es la lógica que ellos manejan, y se podía viajar a los barrios y dar respuestas a los distintos lugares del país. Hoy casi todos los pedidos son chapa (para las casas) y comida”. Muchos de esos programas, hasta los de emprendedurismo, se cortaron. Y cuentan que en el edificio del rostro de Evita los teléfonos arden de llamadas de los punteros PRO de las provincias que reclaman soluciones.
Claro que su gestión no se privó de datos inquietantes, para decirlo con elegancia. Uno fue que su declaración jurada creció 345 por ciento. Otro: giró plata a la Fundación Grano de Mostaza, donde su hermana Brenda es directora de un programa. El caso más sensible fue el recorte de más de 120 mil pensiones pensiones por invalidez. Stanley se excusó en que se trató de un “error”, aunque dilató las restituciones mediante medidas judiciales, pero la Cámara Federal de la Seguridad Social ordenó al Ministerio todas las recomposiciones. Stanley mezcla algoritmo con cara social.
Otro titular ocurrió durante un timbreo en el conurbano: tuiteó una foto junto a un hombre: “Juan armó esta parrilla en la puerta de su casa para los obreros de la zona”, escribió Stanley. “Así ellos almuerzan y él se gana una changa”.
Además de las críticas virtuales, el propio Juan cruzó a la Ministra a través de un canal de una organización militante: “Qué me felicita usted si tengo una parrilla y estoy en negro. Yo necesito efectivo y trabajo”. Stanley borró el tweet.
Desde los pasillos del Ministerio circula con fuerza otro favor: la inminente mudanza del Instituto Nacional de Juventud, un organismo descentralizado que dirige Pedro Robledo, a la sede donde funcionaba la empresa Pepsico, según confían algunos trabajadores a MU. “Es una devolución de Pepsico después de que el Gobierno garantizara la represión a los despedidos”, interpretan, en otro capítulo de una realidad sin metáforas.
El mega Ministerio
«Stanley va a tener un mega ministerio”, sintetiza a MU Daniel Gollán, uno de los médicos sanitaristas más reconocidos del país y último ministro de Salud de la Nación de Cristina Fernández de Kirchner. “Hablamos de Desarrollo Social, de Salud y de la Anses como un organismo muy grande. Lo que va a generar es el conocido ‘efecto embudo’ en la administración pública: tantas áreas no pueden depender de la firma de una sola persona. No hay tiempo material ante tanta demanda”.
El ex-ministro es sintético: lo que se ve es un proceso de achicamiento en políticas de salud y un retiro del área de Salud de la coordinación y ejecución de todas las actividades que le son propias. Y aclara que no es un efecto de la absorción por Desarrollo Social, sino un proceso que lleva dos años y medio y se expresa en el desfinanciamiento de programas nacionales de salud. Algunos ejemplos: “El programa de HIV Sida no sólo hace prevención y promoción sino que entrega la medicación a 70 mil pacientes en todo el país que están bajo cobertura estatal. Lo mismo ocurre con la lepra, la hepatitis C, tuberculosis. O muchas otras enfermedades sexuales como sífilis, que está creciendo de forma alarmante. El Director del área de HIV ya renunció porque le comunicaron que la quita es del 50 por ciento: 65 mil pacientes se van a quedar sin tratamientos”.
Los anuncios, según Gollán, producen una aceleración de ese corrimiento del Estado en materia de salud, trasladando el peso a las provincias y a los municipios. “Todos saben qué significa que bajen Salud al rango de mera Secretaría: el ministro reclama y propone entre sus pares, reporta a la Jefatura de Gabinete y al Presidente, mientras que el secretario es uno más de una serie de secretarios que tiene que lograr que su ministro lleve adelante las cosas que se está proponiendo, y reclamar por las partidas presupuestarias que le faltan”.
Más allá del descalabro burocrático, todo parece apuntar al resquebrajamiento metódico del sistema sanitario, según una fórmula que lleva un sello de la época: la salud pública como asistencialismo, o como una limosna para los más necesitados.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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