CABA
Sojalandia: cómo es el modelo del campo PRO
El gobierno profundiza el agronoegocio con nuevos nuevos transgénicos, más agrotóxicos, el impulso a la ley de semillas y despidos en Agroindustria que implican la desaparición de la Secretaría de Agricultura Familiar. Un panorama de especulación, juicios que no prosperan (gracias al nuevo presidente de la Corte, entre otros) y un modelo que viene tambaleando no sólo por las sequías. Por Darío Aranda.
La peor sequía en cincuenta años”, es uno de los motivos que argumenta el gobierno nacional para explicar la crisis económica-social (y política) que atraviesa el país. Y sí, hubo sequía. Pero claramente no sólo el clima tiene la culpa.
La cosecha de soja 2017/2018, estimada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en 52 millones de toneladas, esta vez fue de 47 millones. En tanto la de maíz fue de 35 millones, inicialmente estimada en 40 millones.
El cambio climático, uno de los factores determinantes de sequías e inundaciones, tiene entre sus factores fundamentales a la deforestación. En 2017 fueron arrasadas en el mundo 15,8 millones hectáreas de bosques, un promedio de 30 canchas de fútbol por minuto, según datos de la oenegé internacional Global Forest Watch (Observatorio Forestal Mundial).
En Argentina el seguimiento más completo de la deforestación es realizado por Greenpeace. En 2017 publicó un informe sobre el desmonte en el norte del país, en base a datos oficiales e imágenes satelitales. Denunció que en Argentina se produce el 4,3 por ciento de la deforestación mundial y precisó que el país es uno de los diez más que más desmontaron en los últimos 25 años: se arrasaron 7,6 millones de hectáreas de bosques nativos, lo que equivale a la superficie de Entre Ríos.
Desde la sanción de la Ley de Bosques en 2007, hasta 2014 se destruyeron 2,1 millones de hectáreas.
Entre las causas sobresale el avance de la frontera agropecuaria.
Esto también es parte de “la tormenta”.+
Puertas giratorias
Hoy en una empresa y mañana en el gobierno. Hoy en alguna función del Estado y mañana en una compañía. Puede ser en un Ministerio, una secretaría, el Congreso Nacional, en las legislaturas provinciales o en el Poder Judicial. “Puertas giratorias” se llama la práctica de “conflictos de intereses”, un eufemismo que roza la corrupción.
Ricardo Buryaile fue vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las entidades de la Mesa de Enlace; de hecho su figura se hizo conocida en el marco del conflicto por la resolución 125. También es estanciero de Formosa, con campos de soja y ganadería. Fue el primer ministro de Agroindustria de Macri.
La Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid) es uno de los mayores actores de lobby en favor del modelo transgénico, con alianza incondicional con las multinacionales de semillas y agrotóxicos. Ignacio Garciarena, de la regional 25 de Mayo (Buenos Aires), asumió como Secretario de Agricultura.
La presidenta de Aapresid, Beatriz “Pilu” Giraudo, asumió también en Agroindustria, pero con un cargo especial: “Coordinadora de Políticas para el Desarrollo Sustentable”. En noviembre de 2017, Buryaile fue reemplazado por Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), la entidad agropecuaria más antigua y conservadora del país, aliada de golpes militares y de gobiernos neoliberales.
A días de asumir, ratificó el rumbo del agronegocio e hizo una férrea defensa de los agrotóxicos: “El glifosato no causa ningún tipo de daño”. Y dejó una advertencia: “No pretendan frenar la producción en nombre de una imaginaria pureza ambiental”.
Una decena de organizaciones campesinas y de la agricultura familiar repudiaron el nombramiento: “Con Etchevehere como ministro de Agroindustria el Gobierno clarifica aún más el campo que desea el Gobierno, un campo despoblado en manos de grandes terratenientes que producen para exportación. Excluidos quedamos quienes vivimos y producimos alimentos sanos”. La circular era firmada por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), el Movimiento Campesino Liberación y la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA, entre otros.
Pro-Agronegocio
Entre las primeras medidas de Macri en relación al campo se destacó la de eliminar retenciones (impuesto a la exportación) a productos agropecuarios. También y en particular la baja gradual a la soja, en clara diferenciación con el kirchnerismo y su resolución 125 de impuestos a la soja. La medida fue celebrada por la Mesa de Enlace, comunicadores que publicitan la actividad del agronegocio (también llamados “periodistas agropecuarios”) y por las empresas de transgénicos y agrotóxicos.
Un medida de 10.000 millones de pesos, reconoció el gobierno. Desde el diario económico El Cronista estimaron, en base a la devaluación en 2016, una cifra distinta: 60.000 millones de pesos.
Por otro lado, desde que asumió el macrismo se aprobaron dieciséis transgénicos. Mucho tuvo que ver que se mantuvo en el cargo un funcionario clave del kirchnerismo: Martín Lema, director de biotecnología, espacio que da la aprobación “científica” a los transgénicos, generalmente en base a estudios de las mismas empresas. Las beneficiadas fueron Monsanto, Pioneer, Dow, Syngenta, Indear, Bayer y Tecnoplant.
Otro hecho inédito: se liberó para consumo la primera papa transgénica del continente, que no fue aprobada en ningún país de América Latina ni de Europa. Las mesas argentinas ya pueden tener papa transgénica sin que se haya informado nada a los consumidores.
En julio pasado, cuatro ministros dieron una conferencia de prensa para legitimar las fumigaciones con agrotóxicos. Sergio Bergman (Ambiente), Lino Barañao (Ciencia), Adolfo Rubinstein (Salud) y Luis Miguel Etchevehere (Agroindustria) avanzaron, en línea con los pedidos de las empresas, y propusieron que no haya distancias mínimas para fumigar con glifosato, 2-4D, atrazina y otros agrotóxicos. Presentaron un documento llamado “lineamientos para aplicación de fitosanitarios”, que cumple todos los pedidos de las empresas para “regular la aplicación de fitosanitarios”: no fija distancias mínimas para proteger a la población, no tiene en cuenta los efectos crónicos (largos periodos de tiempo) de los agroquímicos en las personas, no aborda el impacto tóxico de la mezcla de químicos e invisibiliza cientos de estudios científicos de universidades públicas que dan cuenta de las consecuencias del glifosato.
Los cuatro ministros, a través de doce principios y 23 recomendaciones, impulsan una ley nacional para facilitar aún más las fumigaciones y legislar con menos distancias en los municipios. “También los antibióticos, si no se aplican bien, pueden tener consecuencias fatales”, simplificó el ministro de Ciencia, Lino Barañao. Defensor del modelo transgénico, Barañao había dicho que el glifosato (herbicida pilar del modelo sojero) era como “agua con sal”. En conferencia de prensa volvió sobre un argumento similar: “Uno se puede morir hasta tomando agua en mucha cantidad”.
Desierto verde
Desde diciembre de 2015, al asumir la alianza Cambiemos, se profundizó el desfinancimiento de la Secretaría de Agricultura Familiar, área dedicada al trabajo con campesinos, indígenas y pequeños productores. Oscar Alloatti, con experiencia en gestión en Santa Fe, inició un proceso impiadoso de ajuste y despidos. En Jujuy avanzaron sobre los delegados sindicales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), en Chaco el nuevo delegado provincial, Gustavo Nuñez (protegido del ex gobernador y actual legislador radical, Angel Rozas) hizo lo propio, con despidos masivos y amenazas. Un caso insólito se vivió en Santiago del Estero, donde el referente provincial de la SAF, Carlos Cejas Lescano, está vinculado con inmobiliarias denunciadas de vender ilegalmente predios de familias campesinas.
El macrismo aprovechó la precarización laboral de los trabajadores y comenzó con los despidos. Entre diciembre de 2016 y septiembre de 2016 la dupla Buryaile-Alloatti dejó sin trabajo a 250 personas y cortaron los mínimos financiamientos que tenían para asistir a las familias campesinas.
Los despidos siguieron por tandas. Ya con Etchevehere al frente del Ministerio y Santiago Hardie en Agricultura Familiar, en enero y abril de 2018 echaron a un centenar de trabajadores de Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, La Pampa, Salta, Tucumán, Misiones y Río Negro. Y bajaron de rango la SAF, que pasó a ser subsecretaría. El 31 de agosto, Etchevehere despidió a 565 trabajadores, 447 del área de agricultura familiar. Ante la movilización a la sede principal del Ministerio, en la calle Paseo Colón, el Gobierno reprimió a los trabajadores.
También modificó el Monotributo Social Agropecuario, que permitía tener obra social y jubilación a las familias campesinas. El Ministerio de Agroindustria dejó de realizar aportes (cubría la mitad del cargo de la obra social) y perjudicó así a 50 mil familias rurales.
El desguace de la Subsecretaría de Agricultura Familiar es la mayor muestra, no la única, de la política del gobierno para debilitar la agricultura campesina. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), organismo que siempre apoyó al agronegocio, reconocen que la agricultura familiar produce el 80 por ciento de los alimentos del planeta. En Argentina, las organizaciones campesinas estiman en cambio que producen al menos el 60 por ciento de los alimentos que se consumen en el país.
Según datos oficiales de 2014, la agricultura familiar en Argentina representa el 20 por ciento de las tierras productivas, son casi el 80 por ciento del total de productores, abarca 250.000 establecimientos productivos e incluye a 2.000.000 de personas. Desde 2014 está vigente la Ley 27.118 (de “reparación histórica para la agricultura familiar”), que define la tierra como un bien social, promueve la creación de un banco de tierras y suspende los desalojos campesinos por tres años, entre otros puntos. Establecía un presupuesto de 1500 millones de pesos anuales que nunca fueron asignados. En tres años, el macrismo tampoco otorgó presupuesto para la ejecución y cumplimiento de una Ley nacional.
Mucho menos hubo políticas oficiales para regularizar las tierras en manos de campesinos y pueblos indígenas. Según datos oficiales de la misma SAF, de 2013, en Argentina existen al menos 9,3 millones de hectáreas de campesinos e indígenas que son pretendidas por el sector privado o estatal. La tierra en disputa equivale a 455 veces la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: son 857 casos que afectan a 63.843 familias. En la mitad de los casos, las familias campesinas e indígenas sufrieron violencia para que abandonen sus campos, y el 64 por ciento de los conflictos comenzó en las últimas dos décadas y tiene relación con el modelo agropecuario. “Sin dudas que (el inicio de las disputas) debe leerse a la luz del cambio e innovación tecnológica y el impacto de la expansión de la frontera agrícola sobre los agricultores familiares”, afirma el estudio publicado por el Ministerio de Agricultura de la Nación.
Semillas made in
«Quien controla las semillas controla la alimentación” es una consigna que ya es bandera de los movimientos campesinos y que hace eco del manejo estratégico del inicio de todo el proceso: tres compañías controlan en el mundo el 60 por ciento del mercado. Son Monsanto-Bayer (29,3 por ciento), Dow-Dupont (21,3) y Syngenta-ChemChina (9,2).
Las empresas exigen desde hace años una nueva Ley de semillas en Argentina, que contemple “regalías extendidas” (no quieren sólo cobrar al momento de la venta, sino también cada vez que se reutilicen las semillas). Esto implica limitar el “uso propio”, una práctica milenaria que implica sembrar, cosechar y con esas semillas obtenidas volver a sembrar.
Durante el kichnerismo hubo intentos por avanzar con la llamada “ley Monsanto”, pero fue frenada por la resistencia de organizaciones campesinas, académicos críticos y por sectores del mismo oficialismo. Desde que asumió, el macrismo se propuso volver a la cara con una nueva ley de semillas. Con la gestión Buryaile ingresaron proyectos a comisiones del Congreso pero este año (con fuerte lobby de las empresas) se intentó que pase las comisiones, con acuerdos para llegar al recinto.
“Se abrió un camino para reconocer las patentes de semillas”, tituló Clarín en junio de 2018, en un artículo que afirmaba que “las principales entidades de productores y de la industria acordaron discutir los disensos y luego presentarán un avance en el Congreso”. El “acuerdo” fue entre empresas, funcionarios y algunas de las organizaciones de la Mesa de Enlace. El Gobierno emitió un comunicado que empujaba: “El Ministerio de Agroindustria promueve el consenso para la actualización de la ley de semillas”.
Medio centenar de organizaciones sociales, campesinas, ambientales y sectores académicos conforman la Multisectorial contra “la Ley Monsanto de Semillas”, como la llaman. Denuncian allí que no se los escucha en el debate y rechazan los intentos de modificar la ley. “Las semillas agrícolas han sido y siguen siendo una creación colectiva de los pueblos. El material genético que contiene es preexistente, y no el resultado de un invento humano. Es por esto, por la historia del trabajo humano que contiene, que no puede ser patentado”, explicaron.
Impunidad doméstica
Monsanto (adquirida por la alemana Bayer) fue condenada en Estados Unidos por causarle cáncer a Dewayne Johnson, trabajador rural que manipuló durante años el herbicida Roundup (ver nota Monsanto Papers de este número). “Desde el anuncio de la sentencia a favor de Johnson, las acciones de Bayer han bajado más de 18 por ciento, lo cual se tradujo en una pérdida de cerca de 18 mil millones de dólares. Bayer teme que otra ola de juicios se desate pronto en Estados Unidos por el uso del agrotóxico Dicamba con la soja transgénica Xtend, también de Monsanto, que está dañando los cultivos de otros agricultores”, afirmó Silvia Ribeiro, una de las mayores especialistas en el accionar de las multinacionales transgénicas, integrante del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC).
Monsanto tiene más suerte en los tribunales de Argentina. En abril de 2009, la Asociación de Abogados Ambientalistas recurrió con un amparo a la Corte Suprema. En un hecho sin precedentes y que apuntó al emblema del modelo de agronegocios, la oenegé solicitó que el Gobierno determine en 180 días el efecto sanitario de los químicos agrarios, cargó responsabilidades sobre los estados provinciales de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y también apuntó a Monsanto. La presentación judicial citó media docena de estudios científicos que describen los males de los agrotóxicos y destacó la necesidad de priorizar la protección del ambiente y la salud de los pueblos por sobre una actividad económica.
“La Corte durmió la causa durante dos años y luego se declaró incompetente”, recordó Enrique Viale, impulsor del amparo. Fernando Cabaleiro, de la organización Naturaleza de Derechos, explica que aún hay cuatro causas que involucran a Monsanto, tres en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
La soja transgénica Intacta (que reemplaza a la aprobada en 1996) fue autorizada, según consta en la denuncia, de forma irregular. La aprobaron sólo siete de los 47 integrantes de la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia). En la demanda se plantea la ausencia de evaluación de impacto ambiental, la forma inadecuada en la evaluación de riesgo cancerígeno y se cuestiona cómo se aprueban los transgénicos en Argentina (en base a estudios de las empresas, con mayoría de integrantes de las compañías). En la denuncia se solicita la suspensión de la soja Intacta y la cancelación de la comercialización. La causa fue iniciada en el 213 y desde hace dos años se espera la decisión de la Corte Suprema.
Otra causa que involucra a Monsanto comenzó en 2007, cuando reclamó el derecho de cobrar canon extra por sus “desarrollos” transgénicos, buscando que se le reconociera el derecho de propiedad por toda una planta que lleva los transgenes que la hacen tolerante al herbicida glifosato. Pero la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, en noviembre de 2015, frenó la pretensión de Monsanto. “La molécula de ADN recombinante y las células modificadas no constituyen una invención (de Monsanto) porque son materia viva y preexistente en la naturaleza. Ese material genético tiene la aptitud de generar una planta completa y los países tienen la facultad de declarar no patentables a las plantas”, afirmó el fallo, firmado por los jueces Guillermo Alberto Antelo y Ricardo Gustavo Recondo. El fallo judicial determinó que las semillas no son una invención de la multinacional, sino de la naturaleza.
Monsanto recurrió a la Corte Suprema en mayo de 2016. Y aún no hubo sentencia. “El expediente estuvo diez meses en el despacho del juez Carlos Rosenkrantz (nuevo presidente del tribunal). Es curioso porque él fue rector de la Universidad de San Andrés, donde se promueven los posgrados del agronegocios, donde tiene fuerte incidencia Monsanto. Mientras que en cuatro meses pasó por los despachos de los otros cuatros integrantes supremos. Veremos cuándo y cómo falla el máximo tribunal, la sentencia de Cámara es una pieza jurídica magistral e inobjetable”, señaló Cabaleiro.
Más de 80 organizaciones socioambientales de Argentina y el mundo, con la reconocida activistas Vandana Shiva a la cabeza, se presentaron ante la Corte solicitando una instancia de “Amigos del Tribunal”, a fin de recomendar al tribunal supremo que confirme la sentencia de la Cámara.
Rosenkrantz reemplaza a Ricardo Luis Lorenzetti, quien presidió la Corte desde 2004. El currículum vitae de Lorenzetti tiene 52 páginas (en el sitio del máximo tribunal). Una veintena de veces aparece destacada su especialidad: el “derecho ambiental”. En catorce años como juez, nunca emitió sentencia contra el agronegocio de transgénicos y agrotóxicos, más bien al contrario.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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