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Cine y coronavirus: Cámara oculta

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9 directorxs piensan los impactos y desafíos que implica el aislamiento por la pandemia en el cine, desde la exhibición hasta la producción, pasando por el INCAA y Netflix. La idea del poscromañón de la pantalla, las deudas de los subsidios, el freelancismo, y la producción autogestiva como posible salida. Por Néstor Saracho.

Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.

Cine y coronavirus: Cámara oculta
Marilina Giménez

Marilina Giménez, directora de Una banda de chicas (UBDC): El post cromañón del cine

Tengo en mi memoria Cromañón como referente de lo que después hacen los gobiernos con las limitaciones. Que de repente ya no se podía tocar en ningún lado, y que no se hizo un análisis profundo de qué cosas sucedieron y por qué sucedieron. Que salga una ley que diga que “no puede haber más de 10 personas en no sé dónde”, que está prohibido bailar y que la sociedad acate eso, es lo que me da más miedo: lo que venga después de esto, y que eso desarticule todo lo que venimos haciendo los distintos movimientos feministas.

El momento más flojo, dentro de la tremenda situación que está atravesando la industria, es el de la exhibición. Y para las mujeres es peor. Por eso es que decidimos reunir fuerzas y plantear una estrategia de comunicación conjunta de nuestras proyecciones apostando a que les espectadorxs vayan a las salas a apoyar el cine hecho por feministas. Había una propuesta que habíamos hecho con la Cartelera Feminista de liberar todas las películas. El problema ya son las distribuidoras y las productoras: a mi película por ejemplo mi distribuidora no quiso liberarla. Cuando accedés a tener una distribuidora empieza a haber un ida y vuelta donde todo tiene que ser charlado. El sentido político de liberarla o no es particular de cada película, de por qué la suben o por qué no. Una cosa es Pampero Cine que está subiendo películas cuando ya las vendieron en ochenta mil lados, cuando ya tienen sus años; no los critico, trato de entender dónde está posicionado cada une…

Si el cine como lugar llega a desaparecer a mí me mata, no solamente como directora. Tengo como todo un folklore de una vez por semana ir al cine con amigues, con pareja, hablar de la película mientras comés una pizza: me gusta ser espectadora de cine. Me gusta ver las películas en pantalla grande, que se vean bien, que se escuche bien, que te sumerjas en la sensación de que estás en un recital. No para que la veas en una computadora… Y sobre todo: me gusta el diálogo que se genera después de ver la película.

Trato de no caer formateada en el consumo cultural propuesto por algunas plataformas. Yo no consumo series, detesto esa forma: me siento a merced de contenidos que no interesan. Más allá de que estén bien filmadas o que tengan bien el sonido o que las temáticas sean interesantes, después siempre me siento como embaucada. Prefiero siempre ver una película: una idea que empieza, se desarrolla y termina. 

Mi documental (UBDC) habla sobre lo bueno de unirse, de que la unión hace la fuerza, y la fuerza hace la visibilidad. En este aislamiento obligatorio donde las reuniones pasan a la virtualidad y las videollamadas, eso no corre. Quienes apoyamos este tipo de películas queremos encontrarnos en el cine: ese espacio de unión, que no es lo mismo que verlas en la casa. No hay que perder el cine como experiencia colectiva, con la oscuridad y la no interrupción que nos permite ese espacio. Que tengamos una experiencia transformadora, pausar nuestra vida cotidiana para pensar, encontrarnos con otres y que finalmente podamos reconocernos como público que elige. 

Ignacio Masllorens, codirector de El teorema de Santiago: incertidumbres del director freelancer

Lo que me está impactando de esta situación son los proyectos parados. Eso va a continuar una vez que todo se solucione, suponiendo que todo vuelva a una pseudo normalidad que nunca volverá a ser normal. Pero sé que voy a seguir por un buen rato sin trabajo, hasta que el mundo se recomponga: hay un montón de cosas más urgentes por resolver que los proyectos de cine. Serán, creo, las últimas cosas que la gente se va acordar.

Mi caso y el de muchos van tener un largo plazo medio duro. Pensamos: ¿de qué carajo vamos a vivir? Mi mujer y yo somos monotributistas freelancers y dependemos de que la gente nos llame para hacer cosas. Los últimos años me había pasado algo inusual en los proyectos por los que me convocaban: en su mayoría eran proyectos buenísimos que me permitían dirigir a mi antojo. Se había logrado una especie de momento idílico: me pagaban por dirigir lo que se me cantara, por poca guita, pero vivía de eso; y completaba haciendo el montaje para otros directores. Esas dos cosas dejaron de  existir de un día para otro. Cuando empezó la cuarentena tenía una reunión para empezar un proyecto para una posible película y no se volvió a hablar. Esa especie de estrés eterno del freelancer este año va a ser letal.

¿Cómo afectará a este arte colectivo que es el cine, que se consume en comunión? En la película Epidemia, sobre el ébola, en la que a un pueblito Estados Unidos un marinero lo trae en un barco… hay una escena donde muestran cómo el virus se esparce de manera masiva porque uno de los contagiados va al cine y estornuda. Allí muestran cómo un virus microscópico va posando en cada persona. El cine como lugar que está asociado a lo seguro, donde uno se sentía a salvo y contenido, de repente se transforma en un lugar sumamente peligroso y mortal por el mero hecho de que hay muchas personas juntas.

El cine como un hecho colectivo está en grave peligro, pero ya sobrevivió a todo. La televisión, que fue su primer gran enemigo, su  gran amenaza; después el videoclub, el cable y ahora el streaming. Ahora está el coronavirus. La gente seguirá yendo al cine, siguió yendo al teatro, que tiene dos mil años. 

Este ocio forzado al que hemos sido sometidos hace que la gente tenga más avidez que nunca por ver películas, series, libros… la mayoría de la gente, no toda tiene esta posibilidad. Lo bueno es que de repente noto que hay mucho interés por el cine independiente argentino, que es difícil de ver por falta de tiempo y por falta de pantallas.

Mariana Rojas, directora de La cura del espanto (cortometraje): El cine como resguardo

Esta situación me agarra escribiendo Cero cincuenta, que será mi primer largometraje, con mucha incertidumbre de cuándo y cómo la voy a filmar.

Nos llevará mucho tiempo adaptarnos a las nuevas formas de vivir. Formas en las que también entrará el cine, la cuestión sobre cómo ver películas. La forma de ver en cuarentena se transformó, la forma de exhibición también se va a transformar inevitablemente y la producción no queda exenta de estos cambios. Vamos a tener que repensar cómo hacer las películas porque muchos de nuestros hábitos cotidianos, laborales y la forma en la que nos vinculamos cambiarán.

Esto va a pasar y vamos a poder volver a filmar pero el cine está en un momento complicado y delicado en cuanto al fomento, en cuanto al laburo y eso es lo que va a transformar la forma de hacer películas. 

En estas situaciones de crisis es donde se pone en evidencia cuáles son los medios que elegimos para escaparnos o para transitarlos. Yo lo logro con el cine. Cuando no puedo escribir, miro una película y cuando no miro una película, estoy pensando en escribir… Siempre el cine es lo que me resguarda de mis monstruos personales y los de los temores que me genera esta situación. En el cine encuentro la escapatoria y el resguardo para sentirme mejor: ahora más que nunca.

Laura Casabe directora de Los que vuelven (LQV): Estrenar ideas

La cuarentena me agarró de cara al estreno comercial, que pensábamos hacer a fines de abril, y quedamos medio detenidos. Por otro lado, el recorrido de festivales europeos se suspendió, pero nos invitaron a Corea del Sur en julio y espero que podamos llegar, aunque lo veo complicado. Como mi película debe haber tantas más, y eso supone un problema para los meses por venir.; en el fondo quién sabe: se puede generar una superposición de estrenos de pelis nacionales y de fechas.

Por otro lado, para nosotres es muy importante estrenar porque es a partir de ahí cuando se puede hacer el cierre de la película, momento en el que solemos cobrar los directores y productores. Este retraso es problemático, sumado a que el INCAA se declaró en estado de emergencia, y quedamos flotando en la incertidumbre. Entonces aparece como opción la idea de hacer el estreno  online, a través de la plataforma CINE.AR y, si bien puedo ser quizá romántica o chapada a la antigua, esta forma de estreno implicaría abandonar la idea del cine y del encuentro con el público.

En mi caso consideré que, de hacer el estreno online, sería bueno tratarlo como un estreno y no simplemente liberar la peli; me refiero a un trabajo de prensa digital y una campaña previa, similar a un estreno en vivo: poner un día y horario y luego liberarla por CINE.AR. Pensé que la presentación podría reemplazarse por Instagram Live o Zoom, como ya está sucediendo con varios realizadores y realizadoras. Veremos… Por lo pronto, celebro la creatividad y a todos los que han decidido liberar sus películas. Con mi película vamos a usar este tiempo para pensar un poquito y ver cómo seguir.

Cine y coronavirus: Cámara oculta
Patricio Escobar

Patricio Escobar, director de Antón pirulero (AP): Asambleas virtuales, bufones y deudas

Esta circunstancia es un buen momento para editar algunas cosas pendientes, para investigar temas de futuros documentales. Lo que me parece imposible es la edición de una película a distancia. No sé cómo deben editar algunos, en mi caso una vez que tengo gran parte del material crudo filmado y avanzado el guión, edito un primer corte muy general, luego lo voy trabajando, pero el corte final lo hago mano a mano con Damián Finvarb. 

Eso me está pasando con Bufones, mi próximo documental. Después del documental sobre desapariciones en democracia quedé muy quemado, me desgastó emocionalmente esa peli. Necesitaba contar una historia más relajada, dentro del cine político, pero que no sea tan densa. Entonces aparecieron los bufones a contarme historias, algunas oscuras, me contaron quiénes eran y me ganaron la cabeza. En rasgos generales, el bufón es el payaso que desde su inteligencia y humor critica la sociedad que vivimos. El bufón viene a decirnos lo monstruosos que somos, vienen a trastocar lo establecido para que nos hagamos preguntas. Hay muchos tipos de bufones: el común de la gente tiene como figura el bufón con cascabeles, pero muchas veces nos hemos topado con algún bufón sin saber que lo era. 

Pensando en la necesidad de agitar ante el INCAA, quizá lo virtual pueda unir pareceres y propuestas, pero no lo sé: es muy reciente todo como para pensar cómo serían las asambleas virtuales, porque quienes participamos de esos espacios justamente no estamos acostumbrados a estar encerrados. Ya se venía con una larga agonía para cobrar las cuotas del subsidio del INCAA y ahora, con la cuarentena, se paró todo, no hay trabajo administrativo ni perspectiva de cobrar nada. Yo estoy endeudado, solo cobré la mitad del subsidio. El INCAA tiene que rever esta situación, debería liberar las cuotas cuanto antes. Gran parte del subsidio se lo come la inflación y, ahora, la cuarentena.

 José Campusano, Director de Hombres de piel dura: Sobre el monopolio de Netflix

La producción algorítmica –como Netflix– mide cuándo los espectadores abandonan la serie, cuándo la retoman, dónde la abandonan y no la retoman… Cuáles series ven más que otras… Y así van definiendo una lista de posibilidades de consumo que a la larga hace que todo se parezca a sí mismo y eso no es atractivo. Netflix es una plataforma muy aburrida, no tiende a sorprender y donde tiende a sorprender es porque abrieron un poco el juego, como ha pasado pero en definitiva con producciones de fuera de Estados Unidos.

Crear una plataforma que compita y demás no creo que sea viable. Básicamente porque Netflix no es un resultado azaroso. Hay que reconocer el mérito de que se ha invertido muchísimo dinero, se ha descubierto una forma de consumo que realmente es muy seductora. Dejar una película colgada y a los dos o tres días retomarla donde quedó; poder retroceder cada diez segundos para para ver lo que hace una rato ha olvidado o no ha podido percibir del todo. Hay una serie de méritos, como herramientas de propagación, que son efectivos. Competir de igual a igual cuando no se tiene ni el 1% de su fondo, no me parece que sea posible y tampoco hace falta. Hay que poner toda la fuerza, toda la intensidad en la propia producción. Nunca dejar de producir y encontrar otras instancias para generar contenidos y que estos sean remunerados y vivir del cine. No se trata de hacer una producción y esperar dos o tres años para que salga la próxima. Se trata de producir la mayor cantidad posible de contenidos y para ello hay que apelar a la solidaridad, el cooperativismo, a las vinculaciones con gente que uno no conoce, arriesgar, confiar, apostar y conseguir recursos como sea. Porque excusas hay siempre. Si alguien no tiene recursos para producir, que no produzca: la cuestión pasa siempre por el fuero íntimo y tiene que ver con no dejar de producir en ninguna circunstancia y con las herramientas que sean.

Las propuestas de las cadenas de exhibición como Disney y Netflix, al ser monopólicas, tienen su debilidad. El audiovisual está cambiando a la velocidad de la luz. Ya sabemos que los espectadores están en las redes, que el espectador es un ser bastante antojadizo y caprichoso, y menos mal que lo es. A lo largo de la historia ha pasado que cuando algo es de consumo masivo e indiscutible, tiene un tiempo de agotamiento y después todo vuelve a readecuarse. En un momento las grandes cadenas de alquiler de videocasete pululaban por el mundo, después también los canales de cable. Todo va mutando, todo eso implica que se diversifica el consumo. No tenemos tantas horas de vida como para estar ante una pantalla. Creo que muchos de los que vivimos del trabajo antes de los dispositivos, entonces no podemos darle demasiado tiempo ni a Netflix ni al que sea porque no corresponde y otra porque no tenemos tiempo y también porque no queremos. En la medida que empiecen a compartir el mercado -que va a pasar- el poder de estos monopolios se diluye, como ha pasado con las más millonarias empresas de cable en un momento o con las cadenas de alquiler de películas por videocasete.

Cine y coronavirus: Cámara oculta
Sabrina Blanco

Sabrina Blanco, directora de La botera: Momentos de contemplación

Es un bajón que nuestra actividad se pare y eso hace que haya que reconfigurar y pelear un montón de cosas más de las que ya se venían peleando. De todos modos, no te voy a mentir que en el contexto de todo lo que está pasando a mí me da un poco de pudor ponerme a hablar como directora de cine. Estamos atravesando un momento muy difícil para muchas personas.

Esta situación no hace más que pronunciar una desigualdad que ya era un problema antes de que esto suceda. La cuarentena no nos atraviesa a todxs de la misma manera. No es lo mismo tener una casa con espacio, a una vivienda en dónde se vive el hacinamiento de por sí. La gente en los barrios en general vive en las calles la mayor parte del día y entra a sus casas a dormir. Hay casas que son un cuarto, una tele, una garrafa y no mucho más. “Estar en casa” es un concepto muy diferente para cada estrato social y hay que ser muy cuidadosos con esto. Y ni hablar de lo que el encierro produce frente a situaciones de violencia de género. 

Lo interesante es que esta situación subraya una problemática, que excede el virus: la enorme desigualdad social en la que vivimos es una problemática de la que hay que ocuparse con o sin virus. Por otro lado, pienso que esta situación refuerza algunas cosas que ya sucedían, que tienen que ver con la idea de individualismo y el miedo al otro. Un confinamiento para el que la tecnología viene operando hace tiempo. Íbamos hacia allí casi por decisión y de repente es como una obligación. Me parece que es un momento para reflexionar sobre los mecanismos y sistemas del mundo y empezar a cuestionarlos un poco más.

También estos días me pasó que vi mucho cómo la gente necesitó utilizar las redes sociales como una forma de seguir,  de hacer que la máquina no pare, exponerse, contar todo el tiempo lo que hace y lo que no hace. Y particularmente pienso que hay una intimidad que pide replegarnos un poco y pensar. Creo en esto también como algo estético, y casi como un procedimiento narrativo, el de la contemplación. Todo está dado para acceder a esa contemplación en este momento. Me levanto a la mañana y el sonido de mi casa es otro y eso estéticamente construye mis días de otra manera. Hay cierta belleza en esa realidad, pero no desde un lugar superficial, sino también crítico. Creo que de algún modo – a los que podemos, y con esta aclaración vuelvo a la reflexión del inicio- este momento nos puede servir para aprender a habitar más los espacios, a escuchar, a existir en el tiempo muerto, aprender a aburrirnos.

De alguna manera creo que ya vivíamos en un contexto de “exceso” de información enorme que de por sí me parece problemático. Ahora de repente es como que ese acceso creció, liberándose un montón de cosas para ver, escuchar, leer, aprender por día. La gente está como medio bombardeada. A mí tanta información me atormenta y me confunde. No me estoy viendo siete películas por día porque están liberadas, veo una. Siento que hay una tendencia humana a llenar el vacío, a apagar el silencio con información. Puede ser una buena oportunidad para que aprendamos a elegir, ¿no?

Germán Fernández, programador del Espacio de Artes Visuales Kino Palais y codirector de Un relámpago en la oscuridad: la experiencia cine

No solamente la cuarentena del virus va a patear el tablero en muchos aspectos de la realización, distribución y exhibición. Cuando pase la cuarentena nada volverá a ser lo mismo, ni en el plano global ni económico. En lo que nos compete a nosotros, lo que es en los festivales de cine ya muchos los van a empezar a hacer online. Por lo menos algunos festivales ya lo hicieron y creo que el BAFICI ya suspendido está definiendo si lo van a hacer online también. Habrá que ver qué pasa con el importante: Cannes.

Cuando uno tiene la voluntad de salir de su casa y meterse en un lugar a ver una película con personas, es casi como un evento social. Ver una película en pantalla grande, con buen sonido, compartir la sala con los conocidos, te puede hacer emocionar, reír, asustar, hasta pelear con el de al lado. Uno puede estar en su casa mirando una película y vas a pasarla bien, pero la “experiencia cine” es otra cosa.

Paulatinamente volveremos a juntarnos, quedarán los más desconfiados y paranoicos de no querer estar con gente, pero lentamente vamos a volver a la normalidad, seguramente con algunos recaudos y algunos miedos. Las grandes cadenas de cine no creo que vayan a limitar la capacidad de tu sala porque si no pierden plata. Las salas chicas o alternativas vamos a salir bien.

A partir de la cuarentena salieron muchos directores y productoras y distintas agrupaciones a liberar sus películas. Los que creemos en la experiencia cine y luchamos contra el formato hogareño que establece la duración, el ritmo de las películas, el contenido, vamos a retroceder un poco. Habrá más material disponible pero en nuestra casa no nos disponemos a ver una película como al ir al cine. Aunque nos acostumbremos a pausar la película, a levantamos para ir a tomar algo, ir al baño… Eso se irá perdiendo, pero es una lucha que tenemos que volver a ganar.

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Gustavo Fontán

Gustavo Fontán, director de La deuda: El cambio sensible

Los reclamos que estaban hasta hace 15, 20 días hoy quedaron en otro lugar, como la exhibición. El INCAA empezó con estrenos a través de la plataforma CINE.AR y me parece que esto es una posibilidad. Es probable que pasen meses hasta que se pueda volver a ver películas en el cine en salas: no sabemos cuándo será factible una concentración de gente. Está bien la posibilidad de pensar alternativas que no son las clásicas que se pensaron para el cine. Hay que ir facilitando una salida y hoy tanto CINE.AR como las pantallas públicas o algún tipo de presión en los canales privados podrían ser posibilidades para que las películas tengan un estreno.

Los pensamientos y la sensibilidad no pueden continuar en las mismas líneas y direcciones en las que traíamos. ¿Qué sucede afectivamente? Estamos pensando de nuevo y en ese pensar de nuevo las personas sensibles corren riesgos. Hay una posibilidad de que el mundo pueda volver a pensar qué vamos a priorizar, qué vamos a apreciar, qué cosas serán importantes a partir de ahora y cómo serán los vínculos con los demás. En ese cambio de sensibilidad también habrá un cambio en la forma de hacer y de mirar cine.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Actualidad

Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
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El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

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Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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