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Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo

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Cuerpo, movimiento y coronavirus. Profesores de danza, directorxs de teatro, trabajadorxs del cuerpo, el baile y el movimiento. ¿Quiénes mejores que ellxs para pensar cómo nos impacta el aislamiento, y qué se puede hacer para escaparle a la parálisis del miedo? De la reflexión en la quietud a la revolución de los cuerpos, siempre. Por María del Carmen Varela.

Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.

¿Qué le pasa a un cuerpo que no puede moverse en libertad? ¿Qué registro queda impreso en esa piel? ¿Extraña el contacto físico? ¿Y qué hace con eso? ¿Qué siente un cuerpo encerrado? ¿Cómo le afecta? ¿Qué le pasa a un cuerpo en soledad, cantando o aplaudiendo en un balcón? 

Poner el cuerpo, sacar el cuerpo. En la calle, un metro y medio de distancia entre cuerpo y cuerpo. El cuerpo no se encuentra con otros cuerpos, no salta ni canta ni camina junto a otrxs.  ¿Sueña el cuerpo con besos y abrazos? “El cuerpo es poesía, el resto es verso”, dice una canción del cantante y compositor Gabo Ferro. ¿Cómo atravesar la incertidumbre, decolorar el miedo y enraizarse en lo genuino? ¿Dónde está la poesía en esto?  ¿Y el verso?

Para elaborar y jugar con posibles respuestas y tejer otros retazos de realidades y sentires charlamos con profesionales de la danza y el teatro. Nos comunicamos de manera virtual –sin cuerpo- entendiéndonos a través de los tonos e inflexiones de las voces, o mediante la palabra escrita. Les pedimos que nos manden sus fotos para publicarlas junto con la nota, por la imposibilidad de producir el encuentro presencial en tiempos de pandemia. Arriba se ven los resultados de esta auto-producción fotográfica.

El miedo, adentro y afuera

Lxs bailarinxs, directorxs, coreógrafxs y docentes Josefina Gorostiza, Laura Figueiras, Leticia Mazur y Juan Onofri Barbato; la bailarina y educadora somática Natalia Guilis; la bailarina, periodista y tallerista Lucía Herrera; y el director, dramaturgo y docente Juan Coulasso coinciden en que en este período de cuarentena obligatoria tuvieron que suspender funciones, clases y ensayos. “Aparece algo en el orden de lo imprescindible o prescindible que es cada trabajo, y ahí es donde unx empieza a pensar un montón de cosas, aunque quizás no es momento para debatir esto”, se anima Josefina. La facilidad e inmediatez de las redes permitieron que a poco de iniciada la cuarentena proliferaran transmisiones en vivo de actividades consideradas “prescindibles”: clases de danza de todos los ritmos, gimnasia, yoga, meditaciones, lecturas de poesía, recitales, cocina y mucho más… 

En diciembre Josefina estrenó una obra de danza –Precarizada– donde refiere a las deficientes condiciones laborales en la danza, territorio que le es propio, aunque su diagnóstico puede aplicarse sin error a muchas otras áreas de trabajo. “Pasaron tres días de cuarentena y había millones de vivos, miles de clases online gratis y me llamó mucho la atención cómo de golpe estaban todxs proponiendo espacios de laburo, de producción desenfrenada en un momento en el que aparentemente se supone que hay que frenar, hacer una pausa y ser un poco más desobedientes del sistema. Si querés, podés estar desde las once de la mañana hasta las diez de la noche tomando clases de danza online. Esto se vincula con el trabajo que yo venía haciendo en Precarizada, el modo en que nos relacionamos con el tiempo libre, cómo trabajamos, por qué hacemos trabajo no remunerado, para quiénes. No sé qué va a pasar cuando se levante la cuarentena; entiendo que para les artistas va a llevar un tiempo largo, primero porque no va a dar lo mismo, y además porque volver al encuentro de los cuerpos va a ser un tema”. 

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Josefina Gorostiza

Cuerpos aislados: afuera está el peligro y ni siquiera podemos verlo de tan diminuto. Juan Onofri razona: “Lo que está en juego es el miedo a morir, que a veces te motoriza y otras te bloquea, te inhibe, te congela y te aísla y eso es intrínseco al ser humano. Creo que vamos a vivir un retroceso importantísimo en las libertades del cuerpo, del contacto, del arrojo: no creo que esto nos haga avanzar en esa dirección del empoderamiento de los cuerpos”. 

 ¿Qué le pasa al cuerpo inyectado de miedo? Leticia: “El miedo llega al cuerpo, lo afecta y sobre todo, si no somos conscientes, queda atrapado; como todo lo que no hacemos consciente, todo lo que no llevamos  a la conciencia y procesamos de algún modo puede quedar ahí generando que nos angustiemos y nos enfermemos. Ya bastante quietos nos deja el tener que estar adentro de nuestras casas como para además sentir esa parálisis interna que genera el miedo”. 

El miedo paraliza y a la vez desencadena reacciones internas. Entonces, ¿qué le pasa a un cuerpo miedoso y quieto? Natalia: “Me parece interesante poder discriminar la quietud de la parálisis, porque cuando uno está quieto o en aparente quietud física hay un montón de movimientos que están sucediendo, quizás no tan visibles. Detenernos a escuchar esa quietud a veces nos resulta un poco incómodo. Cuando hablamos del miedo también estamos hablando de algo muy primario. Se me viene esta paradoja de mover el miedo: movernos es una forma de conectar con el afuera sin perdernos, y al mismo tiempo no quedar atrapadxs en ese afuera”. 

Tejer redes

Lucía Herrera es docente de Técnicas del Movimiento y está en contacto con personas en contexto de encierro: da talleres en el penal de Marcos Paz. Desde el arranque de la cuarentena no tiene contacto con sus alumnos del penal y no le fue posible comunicarse con ellos. “El cuerpo lleva toda su historia encima y en mis alumnos es muy notoria la historia de violencia y de abandono; eso está muy presente en los cuerpos y en la forma de relacionarse, en lo que necesitan. El encierro tiene consecuencias. Somos nuestro cuerpo. La relajación es un momento que casi no tienen en su vida cotidiana porque, salvo los que están en celda individual, los demás duermen con un ojo abierto. El momento de la relajación es de cinco minutos y muchos se duermen. En este momento de cuarentena  hay que transitar la angustia, la bronca, la desesperanza. Es necesario moverse, sacudirse, bailar, transpirar y encontrar las propias maneras de cargar energías”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Lucía Herrera

El peligro está afuera pero también puede estar adentro de casa. Un macho violento, la angustia del encierro. Este período puede tener condimentos de parate creativo, de posibilidad de conectar con el disfrute; para otros es la inquietud de no saber si habrá alimentos de acá a unos días. Natalia: “Sentirse privilegiadx porque tenés techo y comida viene a poner en evidencia estas carencias sociales. Lo básico en muchos lugares no está. El hashtag quedate en casa me parece una perversión del sistema que replicamos en una situación de cuidado, pero es un tema complejo. Yo necesité detenerme. Veía que al día dos todo el mundo estaba dando clases de manera virtual, y en lo personal me resistí a esa situación de hacer de cuenta que no pasa nada. No, acá está pasando algo y hay que detenerse a ver qué pasa y qué es lo que hace falta”.

¿Y qué pasa con el cuerpo controlado? Las situaciones de crisis profundas, ¿nos colocan en un estado de vulnerabilidad que el sistema aprovecha para someternos a mayor vigilancia y redireccionamiento de nuestras voluntades? ¿Cuáles son sus métodos y sofisticados artilugios para lograr sus intereses?  ¿Cuál es nuestra herramienta para contrarrestar el avance? Tal vez un cuerpo que se atreva a la desobediencia. Y otro. Y otros más. Josefina: “Me parece tremendo que las fuerzas de seguridad estén en la calle, que no pare de haber denuncias sobre lo que el otro hace o deja de hacer: ese es uno de los miedos que me produce esta situación y los medios masivos de desinformación son eso, generadores de paranoia. Si uno tiene la posibilidad de no engancharse con eso, mejor tejer redes por otro lado”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Natalia Guilis

¿Dónde y con quiénes tejer redes? Natalia: “Aislamiento físico no es lo mismo que aislamiento social,  y mucho menos es aislamiento emocional. Somos seres sociales, estamos con las pantallas viendo el afuera, saliendo al balcón, a la terraza, aplaudiendo, buscando encuentros. El ser humano tiene capacidad de adaptación,  pero nos adaptamos mucho a lo que nos imponen y eso es peligroso. No hay que naturalizar que la vida pase a través de una pantalla, sino cuando ya sea posible salir a la calle, encontrarse con otros cuerpos, con otras energías, abrazar, tocar, disfrutar de esa energía compartida”.

La danza cotidiana

¿Cómo nutrir al cuerpo en período de reclusión obligada? ¿Por qué moverse?  Laura: “El cuerpo es el sostén para la calma. Volver al cuerpo. Tal vez simplemente intentando percibir nuestra respiración o cantar. El cuerpo es lo concreto, es lo que nos da estructura cuando sentimos que todo pierde forma y sobreviene el caos. Como un templo íntimo. Siempre me vinculé con el movimiento desde el placer y el disfrute, desde una sensación de plenitud y conexión conmigo misma y con lxs otrxs. La rutina del hogar es una pequeña danza cotidiana.  La danza es y siempre ha sido para mí reparadora, como una manera de ver y entender el mundo y también como una manera de sanar”. Laura es bailarina, docente y coreógrafa y había estrenado Bajo el signo de Saturno en el Teatro San Martín, obra de danza codirigida con Carla Rímola, una dupla que viene trabajando desde hace tiempo uniendo entusiasmo y creatividad.

Natalia: “El movimiento está en relación directa con la vida, sabemos que la vida es movimiento y el movimiento es vida. Pienso que volver al cuerpo es volver a nuestra casa,  el tema es como está esa casa y qué le podemos dar. Cuando hablo de cuerpo no estoy hablando del cuerpo físico nada más, sino del cuerpo-mente, de lo emocional, de todo lo que somos. Conectarnos con nuestro cuerpo desde un lugar expresivo, bailar desde lo que siento, bailar desde lo que necesita gritar mi cuerpo. Es practicar esta conexión con unx mismx que también es conectarse con el todo y dejar aparecer la vibración del movimiento”.

Juan Onofri: “Creo que si logramos un movimiento saludable vamos a tener garantizada la primera  barrera para el virus que es  estar inmunológicamente fuertes y sanxs. Si estamos fuertes, estamos un paso adelante del virus. Y segundo porque aparecen otras informaciones cuando unx se mueve y el metabolismo se activa y entramos en otra frecuencia de pensamiento, intensidad y energía, aparece otra información que es la que no está apareciendo en los medios.  Tenemos que movernos para conectarnos con información más interna del cuerpo, las de los músculos, de los tejidos blandos del cuerpo, que circulan a otra velocidad y llevan otra calidad de información que es bien distinta de la información intelectual y de la rosca en la que estamos gran parte del día.  Ese es uno de los motivos para seguir generando instancia de movimiento y aprendizaje a través del cuerpo”.

Leticia: “Es importante promover no solo el movimiento sino el goce del movimiento. Hay un bienestar que nos podemos brindar cuando sentimos nuestra respiración, cuando sentimos nuestro cuerpo, o cuando ponemos una canción que nos encanta y bailamos. Ahí hay algo de las endorfinas que se libera y nos hace sentir vivxs, en contacto con nuestra potencia de vida”.

Teatro, danza y pandemia: Qué puede un cuerpo
Juan Onofri

¿Cuáles serán los desafíos de un cuerpo aún más disciplinado, una vez que retrocedan las restricciones? Natalia: “El mayor desafío nos va a aparecer cuando todo esto pase. Ahora estamos en modo supervivencia y vamos haciendo lo mejor que podemos con las herramientas que nos van dando, las internas, las redes que vamos tejiendo. Es una situación de encierro, de angustia, sabemos que es pasajera, y eso es un aliciente: tenemos que reflexionar, ver qué y cómo queremos vivir. En ese sentido es una oportunidad, más allá de que es algo que se nos impone del afuera. Es un momento de mucho estrés emocional y en relación a eso propongo volver a nuestra respiración, que también es nuestro movimiento primario, donde nos encontramos con este intercambio constante entre el medio interno y el medio externo: que la mente no monopolice nuestro estar en el mundo, sino que el cuerpo y la mente puedan sintonizar para estar más armoniosos”.

La lección de John y Yoko

La compañía La Mujer Mutante estrenó a fines del año pasado Una obra más real que la del mundo, que transcurre en el Sexto Panteón del cementerio de la Chacarita. Desde el jardín del cementerio unx de lxs personajes, interpretado por la actriz Victoria Roland, mira desde abajo y pregunta a lxs espectadores si tienen conocimiento acerca de las pestes que asolaron al mundo. Habla de la peste negra que aniquiló a casi el 40% de la población europea, y continúa: “Se los llevó puestos a todos. Ricos y pobres, reyes y campesinos, putas y princesas, brujas y verdugos, señores y mendigos. Entonces resultó que la familiaridad con la muerte destronó las jerarquías y reventó la disciplina social. Enfrentada a la muerte repentina la gente perdió la password; dejó de trabajar, dejó de acatar, dejó de seguir al pastor. Nunca la humanidad se sintió tan reseteada”.   

El director de la obra, Juan Coulasso acaba de publicar en las redes sociales un escrito a modo de “primer gesto teórico desesperado” titulado Teatro Pandémico en el que se propone repensar el rol del creador y creadora en la producción de lenguajes contemporáneos y en la medida de lo posible tratar de evitar “que las técnicas vengan a decirnos cuánto podemos o no leer, resignificar y transformar el mundo que vivimos. Ni las técnicas y, dicho sea de paso en este contexto tan peculiar, ni las tecnologías, deberían someter nuestro modo de percibir -y transformar- el mundo, aunque indudablemente lo hacen, y de un modo muy contundente”. Entre los interrogantes que plantea, Juan se pregunta: “¿Puedo usar hoy lo que el Teatro me ha dado para inventar otra cosa que me permita atravesar esta coyuntura? Si el Teatro se inventó, digo yo, para inventar mundos, ¿puede ahora el Teatro, puesto que cambió el mundo, dejar que el mundo lo re-invente?”. 

Hacia el final, extrae de su memoria y nos comparte la foto emblemática que John Lennon y Yoko Ono se sacaron en una cama, en un contexto de guerra, diciendo: “Hay una alternativa a la violencia: quedarse en la cama y dejarse crecer el pelo”.  Añade Juan: “En estos días, debo haber escuchado este disco (Plastic Ono Band, editado en 1970) unas cien veces. Como no sabemos qué va a suceder, quizás lo único importante ahora sea empezar por bailar algunas canciones”. 

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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