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Malcomidos: México y el coronavirus

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Desde Ciudad de México, algunas conclusiones que dejó el paso del virus en un país con alta letalidad. El rol de la comida industrial en los contagios y la principal causa que, según las investigaciones, explica las muertes: la mala alimentación. Por Eliana Gilet.

Malcomidos: México y el coronavirus
Foto: Ernesto Alvarez

La enfermedad producida por el nuevo coronavirus mató en sus primeros cuatro meses de actividad en México a más personas de las que murieron por homicidio (35.588 personas) y feminicidio (1.010 casos) durante todo el año anterior. Esta nueva ola de muertes en un país que vive una guerra no declarada contra su propia población tiene, sin embargo, un carácter distinto: fue causada por la comida.

Anticuerpos mestizos

Tanto México como buena parte de los países del sur global (América, África y algunos países asiáticos, como Irán) tuvieron un “comienzo lento” de la pandemia gracias, según el doctor y científico Julio Granados, a los obstáculos que tuvo el virus en la estructura genética mestiza de nuestras poblaciones. Así lo explica: “El mosaico de genes que somos provoca una dinámica de infección más atenuada del Covid-19”. Granados plantea que las poblaciones heterogéneas, genéticamente variadas (como son las de todos los países colonizados alguna vez por los europeos) ofrecieron una barrera de transmisión al virus, enlenteciendo su avance y conteniendo el desarrollo de las fases más graves de la enfermedad. 

Granados es uno de los principales expertos en inmuno-genética de México, activo en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán de la Ciudad de México, con más de cuatro décadas investigando el complejo principal de histocompatibilidad (MHC) que fue descubierto por su maestro, el colombiano Edmond Yunis. Así, el análisis de la estructura genética de la población mexicana revela que los ancestros sobrevivientes a las pestes europeas (12 millones de mexicanos murieron en 1545 a causa del cocoliztli, un tipo de fiebre hemorrágica) heredaron un conjunto de genes reguladores de la respuesta inmune “con un alto grado de eficiencia, que perdura hasta nuestros días”. Esta afirmación del doctor Granados abre una explicación de la pandemia en clave latinoamericana (no todos somos iguales ante el mismo virus) y abona la explicación del inicio lento de las pandemias en el sur global, mientras las curvas europeas se dispararon desde los primeros casos. 

Desde la llegada del virus Granados viene estudiando qué tanto incide el fortalecido mestizo en el desarrollo de la enfermedad, dividiendo al país por regiones según su estructura demográfica. Lo que busca saber ahora es cuánto pesa la variable de resistencia genética frente a otras (como el clima) para atenuar su desenlace en México. Para eso, se precisa la matemática. 

En el Instituto de Investigaciones en Matemática Aplicada y Sistemas de la Universidad Nacional nos recibe el doctor en matemática Gustavo Cruz Pacheco. Cruz Pacheco tiene vasta experiencia: fue uno de los científicos que participaron en la elaboración de la estrategia de contención de la antigua pandemia (la H1N1) que tuvo su epicentro en esta capital en 2009. Ahora comanda el equipo que tiene la capacidad de producir la información que Granados necesita. 

Cruz Pacheco analizó como científico independiente que las cifras oficiales –“las únicas que tenemos”– son consistentes y que efectivamente la política aplicada en México ha logrado bajar el ritmo de contagio en la capital mexicana. En otras palabras, México logró aplanar la curva. “Nuestras medidas del aplanamiento de la curva de contagios coinciden bastante con las que reporta la Secretaría de Salud”, asegura. Ahora, trabaja para saber qué tanto influyó el distanciamiento social en ello y qué tanto tuvieron que ver las otras variables que están en juego. 

Pero, si la curva se “aplanó” en la capital (principal epicentro de la pandemia en México) reduciendo la cantidad de gente infectada, entonces, ¿de dónde vino la alta letalidad que se cobró el virus?

Malcomidos: México y el coronavirus
Foto: Ernesto Alvarez

El virus chatarra

Si a los países europeos los complicó tener poblaciones longevas, en México la complicación causada por el nuevo coronavirus provino de la “epidemia silenciosa” de diabetes que vive desde hace tres décadas. Mientras por ejemplo en Italia, la mediana de edad de los fallecidos por Covid-19 ronda los 80 años, en México es de 57 años. Además, la pandemia ha registrado una sobrerrepresentación de muerte en personas entre 30 y 40 años. 

Según la “calculadora de riesgos” presentada a comienzos de mayo por el Instituto Mexicano del Seguro Social, la diabetes aumenta 2,18% la posibilidad de sufrir un cuadro grave al contagiarse con Covid-19. Desde hace años se sabe que la diabetes es la segunda causa de muerte en el país –motivó la declaración de “emergencia epidemiológica” en el año 2016– algo reciente en términos históricos, cuyo inicio está marcado por un cambio en las reglas comerciales del continente. 

En la década de 1980, antes de que el Tratado de Libre Comercio (Tlcan) entrara a destruir las barreras nacionales entre los países del norte de América, el “perfil epidemiológico” de los mexicanos (antes incluso de las miles de muertes violentas) estaba dominado por enfermedades infecciosas de corta duración. “Hoy tenemos un predominio de enfermedades crónicas que han causado en estos años la mitad de la mortalidad en México, vinculadas a una mala alimentación”. La cita está tomada de una de las conferencias que cada tarde encabeza Hugo López Gatell, el subsecretario de Salud mexicano. 

La afirmación se sustenta en la información generada en las encuestas nacionales de salud y nutrición, que han probado la relación entre el alto consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas con la enorme prevalencia de estas enfermedades. Lo mismo señaló la Organización Panamericana de la Salud en sus reportes de consumo de ultra-procesados y también del índice de masa corporal en la población, en los que México ostenta un peligroso primer lugar. 

Sigue López Gatell en misma conferencia del 5 de julio: “El proceso de alimentación no es solamente una responsabilidad individual. Es responsabilidad de este ambiente nutricional que ha sido desarrollado para favorecer los negocios de estos productos y no para favorecer la salud. El sobrepeso y la obesidad se deben a que durante los últimos 30 o 40 años usted ha tenido a disposición comida de mala calidad”.

Alejandro Calvillo es director de la organización civil El poder del consumidor, una de las principales denunciantes de esta situación, y abonó en el mismo sentido: “Lo que aumenta el riesgo en México y los daños del Covid-19 es la obesidad, así como la diabetes y la hipertensión asociadas a ella, que tiene que ver con un cambio brutal que se dio en los últimos treinta años de abandono de la dieta tradicional para incorporar alimentos y bebidas ultraprocesados. Sin duda, las corporaciones de comida chatarra tienen una alta responsabilidad en esta situación”. 

El consumo de maíz y frijol –pilares de la cocina mexicana tradicional– fue progresiva y exitosamente reemplazado por productos industrializados como, por ejemplo, los que se presentan como cereales (y no lo son) sino que son “harina con azúcar”. Los beneficiados de este cambio han sido “las grandes empresas trasnacionales que han hecho en México sus mayores negocios del mundo”, respondie Calvillo y aporta datos: Pepsi-Co tiene una de las mayores ventas de frituras en el país por habitante, lo mismo Coca-Cola que tiene en México “una de las mayores ventas de sus productos por persona del mundo”. Femsa es la empresa mexicana que la embotella en el país, dueña de la cadena de tiendas llamadas Oxxo, que Calvillo señaló como “un vector de enfermedad”. 

La segunda corporación mexicana que ha contribuido con este doloroso panorama es Bimbo, la del osito blanco: su CEO, Daniel Servitije, ocupa el puesto 36 en la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo. 

Calvillo señala que el poder de las corporaciones ha “topado con pared” ante los nuevos funcionarios de áreas claves del Gobierno Federal, que han conformado un espacio llamado Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio ambiente y Competitividad (Gisamac), que tampoco nació con la pandemia, pero cobró bríos con ella. Lo integran tanto López Gatell como el equipo del secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo, responsable de haber promovido la suspensión de importación de glifosato al país y anunciado un programa para su eliminación hacia 2024. 

Mientras este grupo gana respaldo para meter la nariz en la pospandemia, del otro lado, el Tmec (la renegociación del Tlcan) fortaleció el poder de las corporaciones frente al Estado, al eliminar el mecanismo de solución de controversias, que se resolverán en cortes de Estados Unidos. La reciente disposición de etiquetas frontales en los alimentos aparece en el horizonte como el primer round de esta pelea, en el novedoso campo de lucha que la pandemia nos abrió: la comida.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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