CABA
Todos los fuegos: el Delta en llamas
El Delta del Paraná está ardiendo desde principios de año. Modelo extractivista, pampeanización y ecocidio sobre uno de los humedales más grandes del mundo. De la visión antropocéntrica a la ecocéntrica y la necesidad de reconocer a la naturaleza como sujeto de derecho. Activismo ambiental, Ley de Humedales, relación con la tierra y cómo accionan ante la Corte Suprema las generaciones futuras, que no tendrán un planeta B.

Por Tomás Viú / Enredando, desde Rosario.
En Rosario la caravana de bicicletas recorre los 12 kilómetros que hay desde el Monumento a la Bandera hasta el puente Rosario-Victoria. Las movilizaciones callejeras no abundan en una ciudad que, a pesar de estar en fase 5 de la cuarentena, tiene circulación comunitaria de Covid-19 y una curva de contagios en ascenso. Pero el ecocidio que pone en jaque a la salud no conoce de cuarentenas. Es el cuarto sábado consecutivo que la Multisectorial por una Ley de Humedales, que se formó al calor de las quemas, convoca a movilizar.
A la bicicleteada y al corte de ruta de los sábados anteriores se suma una marcha de 5 kilómetros en la que cinco mil personas caminan por el puente hasta el peaje, en una caravana histórica hacia un abrazo simbólico con el pueblo entrerriano movilizado. Justamente en Entre Ríos se concentra el ochenta por ciento de los humedales del Delta del Paraná que junto a las provincias de Santa Fe y Buenos Aires ocupan 1.750.000 hectáreas.
“Estamos en una crisis ecológica y climática, y los humedales son el riñón de nuestro mundo. Son un gran regulador de inundaciones y retienen mucho carbono”. Mayra, estudiante de Derecho, autoconvocada, dice que fue aprendiendo las funciones del humedal cuando se hizo eco de lo que estaba pasando. Estos ecosistemas –zonas de tierra inundadas de forma temporal o permanente– albergan el 40% de la biodiversidad mundial. A las funciones ecosistémicas que menciona Mayra se suman la retención y exportación de sedimentos y nutrientes; la depuración del agua y su almacenamiento; la vinculación con diversas culturas y tradiciones; la base de economías locales donde el acceso al agua dulce permite el desarrollo productivo, la recreación y el turismo. “Esta lucha tiene que ser colectiva. Necesitamos un planeta para vivir, y no tenemos otro”.

El cartel “Hay lombriz” es un indicio de que el río está cerca. La gente aplaude y grita debajo del tapaboca, que funciona como un reparo frente a algo más que el coronavirus: el 3 de agosto la calidad del aire en Rosario fue una de las peores a nivel mundial, por encima de Distrito Federal de México. “Es humo del bosque”, dice uno de los nenes. El otro le responde que es niebla. El cuadro de la discusión meteorológica se completa con la madre que lleva en brazos a su otro hijo dormido y el padre que marcha con los brazos en alto sosteniendo un cartel que dice “No a las quemas”.
El 21,5% de la superficie de Argentina –600. 000 km²– la constituyen humedales: lagunas altoandinas, mallines, turberas, pastizales inundables, esteros, bañados, albuferas, rías y marismas distribuidas en once regiones, en zonas urbanas y rurales.
Desde arriba del puente se pierde la ciudad, queda sugerida detrás de la niebla espesa que funde al río con el cielo. La bajante extraordinaria acerca las orillas que el sábado siguiente se verán unidas por una fila de kayaks que cortarán el río Paraná. A cada lado del puente se ven grandes zonas negras como manchones que interrumpen los tonos verdes. Los árboles pelados acusan recibo de un invierno con fuego y sequía.

Spoiler de las llamas
Aldana Sasia nació en Soledad, un pueblo del norte santafesino. Su papá era acopiador de granos y productor agropecuario. Ella conoció el trabajo que se hacía con la tierra cuando se rotaban los cultivos. Después la producción cambiaría de escala. Y Aldana cambiaría de ciudad, estudiaría abogacía y se especializaría en Derecho Ambiental. También se sumaría al Foro Ecologista de Paraná, una organización que nació hace más de veinte años para oponerse a la represa que se proyectaba en el río.
Según datos de la ONU, desde 1972 la cantidad de leyes proteccionistas del ambiente a nivel internacional se multiplicó por 38. La Ley de Ambiente Nº 25675 dio en 2002 un marco de protección general en la Nación y, sobre ese piso, las provincias fueron estableciendo sus legislaciones. Aldana dice que hay un sinnúmero de leyes que protegen al Delta, pactos internacionales, de biodiversidad, de cambio climático, de generaciones futuras. El Artículo 41 de la Constitución Nacional se refiere al derecho a un ambiente sano y equilibrado, y la constitución de Entre Ríos le dio especial protección a los humedales. Hay leyes que regulan las cuencas de agua y la Ley de Monte Nativo que colorea las áreas que se deben preservar: el Delta del Paraná, pintado de rojo, está ardiendo desde hace siete meses.
Doce años antes hubo un spoiler de esta película. En mayo de 2008, según estimaciones de la Dirección de Bosques de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la superficie quemada del Delta del Paraná alcanzó 206.955 hectáreas. “Después de aquella catastrófica quema se dictaron programas y el Banco Interamericano de Desarrollo financió planes para que no volviera a suceder lo de 2008”, dice Aldana.
En aquel momento se firmó un acuerdo interjurisdiccional entre las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, junto al gobierno nacional, para implementar el Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná (PIECAS). Entre 2010 y 2014 se elaboró el Plan y se publicó un documento con las acciones estipuladas, pero no se avanzó en la implementación. Las organizaciones ambientales vienen reclamando desde hace años la ejecución del PIECAS y su institucionalización, para que concretarlo no dependa de la voluntad de los gobiernos de turno. Los dos proyectos de ley que se presentaron en este sentido perdieron estado parlamentario. La provincia de Entre Ríos elaboró entre 2015 y 2016 un plan de ordenamiento para el delta entrerriano.
Una vez más, el final es crónica anunciada: el Plan Delta Sustentable de Entre Ríos nunca se implementó.
Foto: Eduardo Bodiño Foto: Eduardo Bodiño Foto: Eduardo Bodiño
Por qué se enciende
Cuando César Massi empezó a recorrer con su perro los espacios verdes de Rosario tuvo una revelación. El fruto caído del árbol fue la epifanía y esa semilla de timbó fue la primera especie que sembró. A partir de ahí la informática dejó de ocupar tantas horas de sus días. Se limitaría a cumplir su horario laboral como ingeniero en sistemas con el deseo puesto en volver a su casa y ver el estado de los germinadores. Algunas plantas las regalaba y otras las vendía. Después trabajó en algunos viveros hasta tener el propio.
Desde que empezaron los incendios en las islas César se dedica, entre otras cosas, a calcular la superficie quemada. El cálculo no es fácil de hacer: toma los datos mensuales de las imágenes satelitales y las va superponiendo manualmente punto por punto. César dice que aunque estos sistemas de información son públicos, los funcionarios no los usaron hasta julio. Hasta ese momento él era el único que publicaba los datos en Twitter. Del 15 de enero al 15 de julio se quemaron 60.000 hectáreas. Pero tomando únicamente la imagen del mes de julio completo son 100.000 las hectáreas quemadas, lo que indica que en la última quincena de ese mes el fuego fue muy arrasador. Incluso, la referencia de las 100.000 hectáreas quemadas –cuya superficie equivale a cinco ciudades de Buenos Aires– corresponde únicamente a los 150 km de costa que hay desde San Lorenzo hasta San Pedro, mientras que los incendios se dieron a lo largo de toda la costa que recorre el Delta que tiene más de 300 kilómetros.
El humedal de Jaaukanigás –la zona más biodiversa de todo el valle de inundación del Paraná que abarca 500.000 hectáreas desde Avellaneda hasta Las Toscas– se quemó en un ochenta por ciento.
Aldana vive en Paraná, a pocas cuadras del río. Al otro lado de la línea telefónica se nota que le cuesta respirar por la cantidad de humo. En Entre Ríos, la Ley de Manejo y Prevención del Fuego permite la quema con la autorización correspondiente. Pero la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario le ordenó a la provincia y a la Municipalidad de Victoria que suspendan por seis meses toda autorización administrativa de quema controlada de malezas en la zona. Al 14 de agosto hay siete propietarios de lotes que están siendo investigados por las quemas en la Justicia Federal. “Tenemos dos cautelares y pedidos de prisión para algunos productores pero las quemas siguen. Necesitamos un cambio de mentalidad”, dice Aldana.
Hasta el boom sojero –la soja transgénica entró en Argentina en 1996 de la mano del entonces secretario de Agricultura Felipe Solá– los productores llevaban sus vacas a la isla solamente para el período de engorde. Pero a medida que la soja fue copando el continente, la ganadería en islas pasó a ser de ciclo completo. Por eso las vacas están todo el año en la isla y se quema fuera de la temporada tradicional. “Hay un cambio en el sistema productivo. A partir del boom de la soja se da una reconfiguración territorial de la ganadería”, explica la antropóloga Laura Prol, integrante del Área Humedales del Taller Ecologista de Rosario.
Según la mirada de Aldana Sasia, lo que nunca se debió autorizar es la ganadería a gran escala de tipo feedlot. “Se podría autorizar en pequeña escala, con una ganadería de monte bajo, donde el ganado está disperso y no amontonado. Y al menos se debería saber quiénes llevan adelante esta práctica y en qué magnitud”.
La abogada describe la situación de irregularidad de la provincia de Entre Ríos que no tiene registro de la titularidad de las tierras, ordenamiento ni catastro. “Es todo tan ilegal, insostenible, insustentable, que esas tierras de bienes de dominio público natural fueron entregadas a algunos privados durante el gobierno de facto en 1977”.
Desde las organizaciones que conforman Humedales sin Fronteras –CAUCE, FARN, Casa Río, Taller Ecologista– hacen énfasis en la necesidad de trabajar en el terreno con los diversos actores involucrados. Para Laura Prol, es necesario reconocer que el fuego se utiliza y a partir de eso definir pautas de uso con quienes están en el territorio. Dice que la población isleña depende en gran medida del trabajo ganadero. Se calcula que actualmente hay un veinte por ciento menos de hacienda con respecto al momento de auge en 2009. Por eso las organizaciones sostienen que esta situación se podía prever y controlar. También prenden la alarma de lo que pueda pasar en primavera y verano porque las condiciones de sequía y bajante continuarán. Mientras tanto, el cordón de fuego se replica en el Pantanal y en la Chiquitanía.
La estrategia actual de Nación, en la reactivación del Comité Interjurisdiccional de Alto Nivel del PIECAS, es la Red de Faros de Conservación (RFC). Laura Prol explica que la propuesta oficial es establecer siete faros (zonas) en el Delta del Paraná, con un punto de anclaje en el territorio que funcione como base operativa. En lugar de que sean las provincias las que controlen el territorio como establecía el PIECAS, será Parques Nacionales quien ejerza el poder de policía. Puerto Gaboto ya se convirtió oficialmente en la sede del primer Faro de Conservación.
El 11 de agosto la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió favorablemente la medida cautelar solicitada en una acción de amparo colectivo ambiental promovida por Equística Defensa del Medio Ambiente contra el Estado Nacional, las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y las municipalidades de Rosario y Victoria. El fallo ordena la creación inmediata de un Comité de Emergencia Ambiental.
Foto: Eduardo Bodiño Foto: Eduardo Bodiño Foto: Eduardo Bodiño
Estrés hídrico y animal
Cuando la gente va a la isla a tomar sol, César está con las botas puestas estudiando las plantas nativas. Dice que nació en el medio del campo (Bigand) y que siempre estuvo en contacto con lo verde. De chiquito recorría arroyos y pastizales para ir a pescar. Pero un día dejó de llevar la caña y empezó a llevar la cámara. Como le gusta más recorrer que estar esperando el pique, ahora pasa el tiempo pescando imágenes.
La última vez que recorrió las islas fue a fines de enero, cuando la mayoría de las lagunas ya estaban secas y con mucho material combustible. En ese momento empezaron los primeros incendios y no pararon nunca. El único momento en que mermaron fue durante la fase 1 de la cuarentena. Dice que hoy prender un fósforo es como tirarlo en un mar de nafta.
Los reptiles están inactivos durante el invierno, esperando el calor para empezar a moverse. Las quemas los agarran desprevenidos y no tienen la velocidad para escapar del fuego. Esos animales, dice César, mueren o algo peor: “Las aves como la tijereta que llegan del norte en primavera se encuentran con su hábitat destruido y tienen que pasar hasta el próximo invierno en un lugar donde no hay alimento ni sitio de nidificación, con escasez de agua y compitiendo por el espacio”.
Las plantas tienen un estrés hídrico producto de cuatro o cinco meses en los que no llueve de manera intensa como para penetrar en el suelo. César ayuda a entender por qué los paisajes tienden a ser menos complejos: las especies características del humedal no están preparadas para el fuego y en general no sobreviven; las que sí logran rebrotar se reproducen mucho más frente a la falta de competencia. De esta manera, los pastos y espinillos van ganando terreno frente a la vegetación propia de la isla.
La infancia va a la Corte
Úrsula, Florentina, Gala, Augusto y Álvaro son los niños y niñas de entre 10 y 14 años que se presentaron ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación junto al Foro Ecologista de Paraná y la Asociación Civil por la Justicia Ambiental. Presentaron un Amparo Ambiental Colectivo solicitando medida cautelar y exigiendo la conformación urgente de un Comité Interjurisdiccional con la representación de las generaciones futuras y la firma de un Pacto Intergeneracional.
La generación del futuro ya tiene representación. Lxs niñxs son el presente y no quieren sufrir las consecuencias de las decisiones que no se tomen hoy. “Es la primera vez que niños y niñas les exigen a los estados que tomen medidas para que al momento en el que ellos mismos puedan ser decisores políticos, el Delta llegue en condiciones mínimas de sustentabilidad”, cuenta la abogada Sasia.
En la presentación judicial también pidieron la declaración del Delta como sujeto de derecho. La humana no es la única especie viva en el planeta. Se trata de pasar de la actual visión antropocéntrica que exige la preservación de la naturaleza para la sostenibilidad del hombre, hacia una visión ecocéntrica en la cual el cuidado de la naturaleza sea por el solo hecho de cuidarla. En Nueva Zelanda, Colombia y la India se reconoce a ríos y a páramos como sujetos de derecho.

Un balazo en el pie
En el Congreso Nacional se están debatiendo distintos proyectos de ley de presupuestos mínimos para la protección de los humedales. Hasta ahora hay siete proyectos en Diputados y tres en Senadores. Todos abordan una serie de puntos comunes, como el objeto de preservar estos ecosistemas manteniendo sus características y funciones, establecer una definición amplia de humedal y realizar un inventario . Las organizaciones que integran Fundación Humedales y Humedales sin Fronteras publicaron documentos con los contenidos que deberían incluirse en la ley, algunos de los cuales han sido incorporados en los proyectos.
En 2013 y 2016 la ley tuvo media sanción pero los lobbies sojero, minero e inmobiliario hicieron que terminara perdiendo estado parlamentario. Las organizaciones están pidiendo que las Cámaras se complementen y que tiendan a la unificación para que finalmente salga la ley.
Los terraplenes y endicamientos se construyen para evitar que el agua siga su curso natural e inunde las zonas que se usan productivamente. Se calcula que cerca del 13% de la superficie de la región está endicada. También es conocida la intención de habilitar los puertos y la infraestructura diseñada en la hidrovía Paraná-Paraguay. Aldana agrega la intención de algunos productores de dejar el suelo muerto. La doctrina del shock, dice, es cuando se deja algo en un estado de carencia absoluta. “La Carolina S.A. pide la autorización al municipio de Victoria para hacer un emprendimiento urbanístico justificando que esas tierras ya no le sirven para la actividad ganadera por su deterioro”. Acción y efecto de exprimir.
Los incendios prenden las luces de un modelo. El viento buchonea, llevando y trayendo la alarma en forma de humo que tardó en llegar a Buenos Aires. Se comprueba lo que las organizaciones venían avisando. La clase política despierta a destiempo. La discusión es mucho más grande que una quema bien grande. Para evitar que la mirada termine en el mes o el año que viene, Aldana propone hablar del desarrollo con una mirada geopolítica proyectada al futuro. “Hoy tenemos que importar fósforo (fertilizante) para seguir produciendo. Dentro de poco no vamos a poder plantar ni una cebolla”, dice.
La escena ocurre en el Senado de la Nación Argentina. Sobre un fondo de pared blanca, plano medio de César que mira a cámara. Habla de corrido, fuerte y claro, con dolor, con vehemencia, con hartazgo. Da argumentos, enumera especies de animales. Habla de flora y de fauna. Dice que de la ley mucho no va a hablar porque no es experto en el tema. Pero habla de la urgencia de la ley. Cuando termine de exponer estará contento, movilizado por haber sido convocado por el Senado para hablar en nombre de la Asociación Ecologistas de Santa Fe. Pero esa felicidad dura poco. Entra a Twitter y ve que retomaron los incendios. La noticia le arde en el cuerpo. Queda varias horas herido y unos días después dirá: “Cuidar el área natural es ponernos un chaleco antibalas. Cada metro de naturaleza que destruimos es tirarnos un balazo en el pie. Es un espiral autodestructivo al que vamos con la necesidad de generar dólares vía el extractivismo”.
¿Qué perdemos en el fuego?
Simón, violinista: “Perdemos ecosistema, fauna, salud, tierra, vida”.
Emiliano, ingeniero: “Perdemos lo que hace años venimos perdiendo. Se metieron con el aire. Si no podemos respirar, ¿qué sigue?”
Julieta, docente de inglés: “Perdemos agua potable, refugio, hábitat, alimento, animales, vegetales, salud pública, seguridad”.
Luis, empleado: “Creo que, al revés, ganamos mucho al poder impulsar todo lo que estamos haciendo”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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